Partida Rol por web

Desde los ventanales de la enfermería habías visto que la lechucería estaba cerca y que de hecho podías cruzar por el patio interior para llegar más rápida. No había necesidad de salir por la puerta principal y rodear los jardines.

Al llegar allí ves decenas, tal vez un centenar o más de lechuzas dormitando. Después de entregar el correo mañanero habían venido a buscar un reparardor sueño. Al fin y al cabo eran animales nocturnos, aunque entrenadas como mensajeras podían perfectamente viajar durante el día.

Puag, la lechucería... Apestaba a excrementos de pájaro y estaba lleno de plumas viejas por todas partes. Sinceramente, ¿era necesario?, no es como si no existiesen hechizos para mantener limpia una simple torre... Puse ojos en blanco y cogí aire resignada, detestaba profundamente tener que rebajarme a hacer el trabajo del servicio, Dexter iba a deberme una y de las gordas...

Con cuidado escogí una de las lechuzas menos sucias y más amables que pude encontrar, o por decirlo de otra manera, una de las pocas que no rehuyó al verme entrar. 

-Esta bien ... pájaro. -no se me ocurría un nombre más apropiado que darle. -Tú no me gustas y se que yo a tí tampoco -Empecé con cautela enseñándole el sobre que debía entregar. - Pero si hay algo que sí se hacer son tratos, y este te gustará. -Añadí estudiando su reacción como si más que de una lechuza, se tratara de no se, un hipogrifo, pues para mí bien podría tratarse de uno, es decir, no es como si no transmitieran las mismas enfermedades o como si ambos no pudieran, no se, sacarte los ojos. 

Así que metí la mano que tenía libre en uno de los bolsillos de la túnica y saqué un par de galletas del desayuno. -¿Te gustan? -Pregunté antes de extender la mano para que pudiera cogerlas - No son las mejores galletas del mundo, pero son las que dan en este sitio, en cualquier caso, son mejores que el pienso. -comenté mientras el bicho se las zampaba ávidamente. - Supongo que eso a tí te da igual, aunque eso te obliga a cumplir tu parte. -Advertí devolviéndole una mirada severa. - Entregasela a mi padre, James Prince,  Mansión Prince, contado de Harlow. -Expliqué despacio, atándole el sobrecito a la pata. - y date prisa. -Concluí esperando que alzara el vuelo antes de largarme de aquel inmundo lugar, esta vez, de vuelta directa a la sala común. Ni loca pensaba ir a ningún otro sitio apestando a pájaro ratonero.

Rodeas el castillo y ves una especie de torre llena de ventanitas que sin duda debe se la lechucería. Subes las escaleritas que hay por uno de sus lados hasta dar con la puerta. En el interior ves decenas, tal vez un centenar o más de lechuzas dormitando. Después de entregar el correo mañanero habían venido a buscar un reparardor sueño. Al fin y al cabo eran animales nocturnos, aunque entrenadas como mensajeras podían perfectamente viajar durante el día. 

Los animales ocupaban la mayoría del espacio y la lechucería era más grande de lo que parecía, por eso en un primer momento no te das cuenta de que Charlotte está ahí. Tiene una lechuza en la mano con una carta atada y emprende el vuelo instantes después.

La lechuza parece comprenderte perfectamente (o tal vez las amenazas y desprecio no del todo) y emprende el vuelo segundos después. Cuándo te giras ves que Debbie acaba de entrar en la lechucería.

La lechuza alzo porfin el vuelo y con cuidado me sacudi las ultimas miguitas de galletas de las palmas, ahora solo tenia que esperar.

Recogi el maletin y satisfecha, di media vuelta para encaminarme hacia la sala comun cuando me encontre de frente con Deborah, tan silenciosa como siempre. 

- Oh, hola. -Salude esbozando una ligera sonrisa. -No te habia oido entrar. -Comente sacudiendo una mano para apartar algunas plumas que flotaban en el aire.

Y por fin llegué a la lechucería. El tiempo había avanzado demasiado rápido y no podía detenerme demasiado enviando la carta si quería llegar a tiempo para la hora de comer.

Al entrar en la torre observé asombrada la cantidad de lechuzas que había. Aunque el olor no era agradable y se veía todo lleno de excrementos, el espectáculo era increíble., había lechuzas de todos los tamaños y colores, unas estaban despiertas comiendo y otras parecían dormitar. Me dispuse a llamar a Axe cuando me di cuenta que no estaba sola allí.

- Hola Charlotte. -Debido a la sorpresa no pude disimular mi tono de voz el cual sonó bastante seco.- ¿Ya te ibas? -Seguí mirando a mi alrededor intentando descubrir dónde estaba mi lechuza, pero era imposible distinguirla.- Voy a ver si encuentro a mi lechuza... ¡AXE! -Grité para que acudiera a mí mientras sacaba de mi bolsillo una chuchería para dársela.

- En realidad sí. - Repuse de forma escueta encogiendome de hombros mientras ella se disponía a llamar a su lechuza. -Nos vemos en la comida. -Añadí haciendo un pequeño gesto con la mano en señal de despedida antes de salir por la puerta y bajar la escalera rápidamente a pequeños saltitos.

Axe no tarda en bajar, majestuosamente, para colocarse con cuidado en tu brazo. Te mira inquisitiva esperando a que le acerques su "premio", aunque aún no haya hecho ningún recado.

Vi salir a Charlotte justo cuando Axe se acercaba a mí. Extendí el brazo para que se posara sobre él y le acaricié la cabeza.

- Hola preciosa... tengo que mandarte un recado y sé que lo vas a hacer muy bien. -Le di la golosina y Axe la picoteó con verdadero deleite. Cuando terminó me dio un suave picotazo en el dedo para avisarme momento que aproveché para atarle el pergamino a su pata.- Ahora llévale la carta a papá y espera respuesta ¿de acuerdo? -Le acaricié las suaves plumas negruzcas antes de dejarla volar hacia su destino.

Me quedé allí unos minutos más desde la partida de Axe, pero el olor no era demasiado agradable así que salí de nuevo al exterior para respirar aire fresco. Faltaba poco para la hora de la comida pero aún así prefería ir dando un tranquilo paseo y contemplar el paisaje que echar a correr y llegar atragantada a la mesa.

Salís a los jardines, casi vacíos en estos momentos y rodeais el castillo hasta ver una especie de torre llena de ventanitas. Sin duda debe se la lechucería. Subís las escaleritas que hay por uno de sus lados hasta dar con la puerta. En el interior veis decenas, tal vez un centenar o más de lechuzas dormitando. Después de entregar el correo mañanero habían venido a buscar un reparardor sueño. Al fin y al cabo eran animales nocturnos, aunque entrenadas como mensajeras podían perfectamente viajar durante el día.

Los animales ocupaban la mayoría del espacio y la lechucería era más grande de lo que parecía. Puede ser misión imposible encontrar a las vuestras sin revolotear a todo el resto.

Al entrar a la lechucería, mi boca se abre ante la cantidad de animales.

Madre mía, cuantas lechuzas diferentes. ¿Cómo vamos a encontrar a la lechuza? Me gustaría llamarla pero sin despertar al resto.

Empiezo en voz baja a decir.

Cliodne, Cliodne, ¿Estás aquí?

Me quedo fascinada al ver los jardines y exteriores del castillo... ¡Es todo tan verde! Y hace un sol precioso y brillante, seguro que tiene que ser genial pasear por aquí, después iré a correr por aquí y así podré verlo todo. 

Miro desde abajo la alta torre que es la lechucería y como muchas de las lechuzas salen y entran volando. ¿Mi hermano habría mandado ya la carta y el paquete para Charlie? Esperaba que sí, si no le echaré la bronca en la cena. 

¿Cuántos escalones habrá?-pienso justo antes de comenzar a subir:-1, 2, 3, 4...

Voy subiendo los escalones de uno en uno pero con paso alegre, a saltitos. Mientras, voy canturreando una cancioncilla que improviso. Como voy trotando, voy por delante de mis compañeros, así que me detengo en un escalón y digo:

-¡Venga, chicos!-les apremio. Después me vuelvo a girar para seguir subiendo y contando... Pero no recuerdo por cual número me quedé.-¡Jolines! ¡He perdido la cuenta!-digo algo frustrada. Suspiro resignada y espero a que mis compañeros suban. Una vez estamos todos juntos, sigo subiendo, esta vez sin contar... Después lo haría. 

Al llegar allí, me quedo boquiabierta al ver tantísimas lechuzas dentro. Me entran ganas de acariciarlas, pero no me atrevo por si alguna era como la lechuza de Donnie y me pican. Después escucho a Dean llamando a la suya y yo también comienzo a llamarla:

-Cliodneeee... Cliodneee... es así, ¿no? Cliodneeee...

Una lechuza en los nidos superiores reacciona y se desespereza con calma antes de bajar majestuosamente y colocarse en el brazo de Dean. Cuándo se posa le mira con ojos inteligentes, cómo esperando lo que ya sabe que va a entregarle.

Me quedé sorprendida por la cantidad de lechuzas que había. 
Busqué con la mirada a mi Slyghtly pero no la encontraba, habían demasiadas parecidas a la mía. 
Vi a una que se le parecía más a mi izquierda, de modo que me acerqué a ella mientras Cliodne se posaba sobre el brazo de Dean. 

- Hola lechuza parecida a la mia, sabes donde está Slyghtly?- Le pregunto acercando mi mano para acariciarla.

La lechuza a la que Irina se dirige se despereza y estira la pata. No parece haber entendido la pregunta de la niña, pero le han enseñado a ser mensajera y se muestra servicial. Tal vez no es la mejor de las ideas preguntar a las lechuzas, sobretodo teniendo en cuenta que no hablan, y simplemente llamar a tu lechuza es más simple. A Dean le ha funcionado. 

Cliodne sigue esperando impaciente el recado de Dean.

Tras la llegada de Cliodne, espero que Irina consiga encontrar a la suya.

Son muy listas, ¿Verdad? - le digo al resto.

No sabía si había llegado a Hogwarts ya que mi madre me la envió desde casa. Estaba un poco preocupado, no quería que le pasara nada a mi lechuza - digo acariciándole la cabeza.

Saco la carta.

Cliodne, te dejo este mensaje para Mamá, llévalo lo antes posible, siempre que te encuentres bien - digo pensando en que a lo mejor había llegado hace poco.

La lechuza me estira la pata como para que le ate la carta. Me hace mucha ilusión. 

- Oooh, que educada y bonita eres, gracias. Pero tengo que encontrar a mi lechuza. ¿!Slyghtly!? ¿Dónde estás? Me pregunto si sabrá su nombre... ¡Slyghtly!- Alzo más la voz y espero.

- Sí, la verdad que son muy listas, yo me perdería seguro si tengo que ir entregando cartas a distintos sitios... ¿Cómo lo harán?-Contesto mientras acaricio a la otra lechuza. 

Cliodne se sacude y le estira la pata a Dean en señal de asentimiento. 

La lechuza de Irina no tarda en bajar y colocarse junto a su dueña, aunque ulula enfadada al verla acariciando a otra lechuza.

- No seas celosa, sabes que te quiero más a ti.- Le digo acariciándola. - ¿Estás preparada para llevarle está carta a mi padre?- Saco la carta y se la enseño. - Cuando vuelvas te daré una recompensa... Síí!- 

Sonrío cuando veo que Dean encontró a su lechuza... o ella le encontró a él, no estoy segura del todo. Mientras tanto, miro por si está Snow, la lechuza de mi hermano... Espero que no esté, porque si no, eso significa que mi hermano no ha mandado la carta ni el paquetito como me prometió. 

Me acerco a Dean y a Irina, les sonrío y digo:

-¡Qué bonitas son vuestras lechuzas!-no me atrevo a acariciarlas por si son como la de Donnie y me pican, aunque no creo, no tienen pinta de ser lechuzas que piquen. Snow no pica.-Mi hermano tiene una, pero ya la mandó esta mañana para que entregase una carta. Se llama Snow, es muy bonita también.