Partida Rol por web

Al escuchar las risas corro hacia el hall intentando descubrir las causas de las mismas.

Al terminar de comer levanta la vista y busca la melena colorina del petirrojo, tenía la idea de que era conveniente contarle lo que había pasado con Dana por si la chica luego le reclamaba algo, además... tenía ganas de hablar con él, por alguna razón que no quería cuestionarse en demasía. La rubia se puso de pie y sacó una naranja que guardó en sus bolsillos y empezó a atisbar dónde estaba Chris. 

Fruncí el ceño cuando Danielle dijo que ya se había ganado dos enemigos entre los Slytherin. No es como si los hermanos Crouch le cayeran bien a mucha gente, pero me preocupaba que la tomaran con ella por ser la nueva y quisieran aislarla para poder molestarla a gusto. Cuando comentó que la habían llamado gatita alcé una ceja, ciertamente se daba un aire, y ya que estaba riéndose no parecía que le hubiera molestado.

Seguimos comiendo en silencio, pero parecía que estaba hambrienta, puesto que terminó rápidamente su comida. Yo aún seguía con mi plato cuando ella se tumbó en el césped, pero fue un error mío pensar que podría comer tranquilamente.

Danielle se levantó rápidamente y empezó a quitarse las prendas que la cubrían. Abrí los ojos impresionado y aparté la vista, puesto que no sabía lo que pretendía. Cuando noté que se alejaba volví a mirar, solo para verla sentada en una piedra del lago.

-¿Qué hac...?- pero antes de poder terminar la pregunta, la morena me salpicó agua. Por suerte pude alzar el plato y evitar que cayera agua en él, pero varias gotas cayeron en mi cara y ropa. La miré frunciendo el ceño y, por un segundo, me entraron ganas de lanzarle un Aqua Eructo, pero sería excesivo empaparla así, y podría enfadarse.

-Sabes que puedo lanzarte al lago, ¿verdad?- amenacé dejando el plato a un lado y poniéndome en pie. Lentamente comencé a caminar hacia ella, cubriendo sus posibles vías de escape. Cuando la tuve frente a mí, aprovechando que estaba sentada, la tomé por los hombros desde atrás y la empujé un poco hacia delante, sin soltarla. No pretendía lanzarla, pero un buen susto le enseñaría a no lanzarme más agua.

Chris y Tara entraron en el Hall y vieron la cantidad de gente que se arremolinaba mirando a Kevin y Teo a los que no le iba nada bien pues les habían lanzado un buen regalo.

Entonces Chris vio a Simone salir del comedor y se acerco a ella:

-¡Simone!, te fuiste corriendo después de lo que paso en los baños, entiendo que igual el primer día esta siendo un poco caótico-digo y veo que Tara se acerca después de dispersar a la marabunta de gente, Teo se va hacia la salida del comedor y Kevin hacia las escaleras que llevan a su sala común.

-ella es Tara, es delegada igual que yo. Si necesitas algo puedes pedírselo a ella también-comento y pregunto-¿has comido? ¿Te gustaría acompañarnos?-

Cuando Iris sale a los terrenos casi se choca con Artemis que justamente iba a entrar.

Detrás de ella aparece Teo que según parece la va persiguiendo.

¿Qué son esas risas? - pregunto antes de arrugar la nariz y abrazar a Iris de forma protectora.

¡Crouch apestas! Literalmente apestas y ¿Qué buscas con mi novia? La profesora McGonagall dice que tienes prohibido acercarte a ella. ¿Acaso te estás buscando problemas? - digo señalando a toda la gavilla de testigos que lo han visto seguir a Iris.

Venga Crouch a las duchas que no creo que te acepten en la sala común apestando así. - agrego mientras atraígo a Iris lo más posible hacia mi.

no veía al petirrojo y decidió salir del comedor sin saber bien a dónde ir, pero se encontró casi boca de jarro a quien buscaba, ella sonrió y se les acercó mientras había una enorme controversia en el comedor, Simone levantó las cejas y observó a los chicos. También venía con una mujer rubia, no tanto como ella pero se alejaba para resolver lo que pasaba.

— [son muy movidos en esta escuela] — le responde en francés, mirando sobre su hombro al lugar donde iba Tara — [y no salí corriendo, simplemente me fui, tenías que ver a tu loca hermana, a todo esto ¿quedó bien?] — se le acerca un poco más — [¿que dijeron los profesores y el director del basilisco?... no es normal que una criatura mortal aparezca y todos actúen como si lloviera... ¿que carajos pasa en esta escuela?] — pone sus manos en su cintura y en eso aparece Tara, Simone la mira.

— hola, Baudelaire, enchanté — le extiende su mano a Tara y es toda la atención que le da a la chica, sus ojos verdes estaban fijos en Chris — [ya comí, pero necesito hablar contigo, es algo breve, así que puedo acompañarte, pero si quieres comer con tu amiga delegada, podemos hablar después]— mueve su comisura derecha, sintió una pequeña puntada el hecho que estuviera acompañado de la rubia a la que miró por unos segundos antes de volver sus ojos a Chris. 

En cuanto escuchó a Arion amenazarla y lo vio caminar hacia ella lentamente Danielle se mordió el labio inferior mientras sonreía, aquello era justo lo que quería, que predecibles eran los chicos, por muy serios o tímidos que fuesen… la muchacha lo observó con la mirada sin moverse hasta que llegó donde ella estaba y la agarró por los hombros empujándola un poco ¿qué? ¡no!

-¡AHH! – Gritó y se agarró a la roca con ambas manos al no esperárselo, ¡pretendía tirarla al lago! y ¡ponerla chorreando!

Al notar como realmente Arion no la soltaba Danielle cogió aire para recuperar la compostura mientras una sonrisa maliciosa se dibujaba en su rostro. La francesa se dio la vuelta sin quitar las manos del chico de sus hombros y lo miró a los ojos con provocación para despistarlo mientras lo agarraba de la túnica con ambas manos y tiraba de él hacia ella mientras tomaba impulso para caer los dos dentro del lago cosa que el ravenclaw no podría evitar al perder el equilibrio.

Se escuchó un chapoteo y después los dos salieron a la superficie ella más tarde pues había caído debajo del muchacho. Danielle se aparta el pelo de la cara mientras ríe ruidosamente, después se acerca hasta donde esta Arion cual tiburón aproximándose a su presa.

- Vaya el pajarito se ha mojado…. ¿de verdad pensabas que iba a caer sola? – le dice en voz baja acercándosele con descaro a tan solo unos centímetros de su cara. Su rostro ahora presentaba una expresión seria y sus ojos estaban entrecerrados por el sol de mediodía confiriéndole un aspecto seductor mientras finas líneas de agua recorrían su rostro y cuello para terminar uniéndose al gran lago sobre su pecho. – Ni te imaginas lo impredecible que puedo llegar a ser Silverwind.

El maldito Flamel. Siempre tenía que estar en medio ese maldito y repeinado Gryffindor. Teo estaba hasta las narices de él, y lo que acababa de pasar no ayudaba ni lo más mínimo a que Teo controlase el asco que le tenía.

Sin pensarlo, reunió toda la mierda de halcón posible y se la lanzó a Flamel. Directamente a la cara.

-Cierra la boca ridículo Gryffindor.

Teo, conocido por su autocontrol, había sobrepasado a su límite.

No pude evitar sonreír satisfecho al escuchar el grito de Danielle cuando amague con lanzarla al agua. No pensaba tirarla, pero así aprendería a no salpicarme agua. Como futuro profesor suyo, debía enseñarle que si hacía travesuras tendrían consecuencias. Cuando se recuperó del susto inicial, la francesa se giró hacia mí sin apartar mis manos de sus hombros. Me di cuenta de que la posición en la que nos encontrábamos era bastante comprometedora, y la mirada de Danielle tenía algo que me hacía sentir nervioso. Me disponía a quitar las manos de sus hombros para volver al césped, pero sus manos apresaron el pecho de mi túnica, deteniéndome. La miré interrogante, sin saber lo que pretendía, hasta que tiró de mí hacia adelante y lo entendí.

Al ver cómo nos precipitamos hacia el agua, mi cuerpo se movió inconscientemente y rodeé a la morena con mis brazos, pegando su cabeza a mi pecho para amortiguar el impacto. Mis ojos se cerraron y lo siguiente que sentí fue el agua fría cubrirme. Salí a la superficie para coger aire y miré mal a Danielle por su acción, podríamos coger un resfriado por esto. Ella salió después de mí, y al verla reír  tan felizmente no pude evitar sonreír también, su felicidad era contagiosa.

-Sí, me he mojado, y ha sido culpa tuya. Ni siquiera pensaba tirarte.- me defendí mientras bufaba fingiendo molestia. Se me olvidó mi actuación en el momento en el que la morena acercó su rostro hasta dejarlo a centímetros del mío. No pude evitar mirar sus ojos azules, por algún motivo que desconocía parecía que me llamaban. Aparté la mirada con cierto nerviosismo.

-Sí, creo que me estoy haciendo una idea.- dije sin mirarla, pasándome una malo por el pelo para quitar el exceso de agua, y de paso peinandolo hacia arriba de forma algo despreocupada -Me vengaré por esto.- la avisé mirándola serio, aunque al final sonreí levemente para que entendiese la broma, tampoco quería asustarla. Llevé ambas manos al borde de mi túnica y me la saqué por la cabeza, quedando en camiseta de manga corta, la cuál estaba pegada a mi cuerpo. Ese pensamiento me hizo darme cuenta de que Danielle estaría igual, lo que me puso algo nervioso. Para distraerme, aparte la vista hacia la orilla y lancé la túnica al césped.

Al ver la reacción de Crouch abrazo con fuerza a Iris y pivoteo para protegerla con mi cuerpo, con algo de suerte todo el pringonaso terminaría en la túnica, sino pues tocaría bañarse, lo importante era proteger a Iris.

Bueno si ya terminaste con tus niñerías, mi novia y yo nos vamos, nuestros amigos nos esperan para almorzar, por cierto te enviaré una lechuza con la cuenta de la tintorería. - digo mientras me dispongo a echar a andar sin mirar atrás.

Habiendo terminado la crisis; o eso suponía, pronto me fuí a comer al Gran Comedor, escuchando las diversas músicas, siendo algunas de curiosidad, otras divertidas como si estuvieran planeando algo divertido. Entonces vi a Alice buscando algo, y levanté la mano. - ¡Alice, estoy aquí! - Grité para hacerme oír, esperando que ella me viera y pudiéramos hablar para hacer algo juntos. ¿Quizás le interesaría ir a la biblioteca para aprender algún hechizo nuevo? ¿O explorar el castillo? Quizás hubiera algo más interesante que hacer...

Había visto la escena y por suerte me pude escabullir entre risas cuando me tope con Artemis en la puerta que daba a los terrenos.

-como si no lo supieras…-susurro a su pregunta antes de abrazarme a él, justo en ese momento me di la vuelta y vi que Crouch llegaba corriendo.

-enserio tu vida es tan aburrida como para perseguirme, Crouch-tercio y entrecierro los ojos a la vez que tuerzo el gesto pues realmente no es que fuera un olor a rosas, muy bien lo había dicho Artie pues no olía como un verdadero Slytherin, suponía que Kevin había ido directamente a la ducha como cualquier elegante miembro de la casa de la serpiente.

¿Qué hacia entonces Crouch ahí en medio? Buscarle las cosquillas a Artemis, desde luego.

No iba a dejar que se saliera con la suya por lo que antes de que la bola pringosa llegase a nosotros saque la varita:

-¡Depulso!- el pringue ni nos rozo pues volvió por donde había venido pringando de mas toda la túnica de Crouch y añadí

-creo que te has dejado una mancha….-

Y así dije a Artie:

-vamos, nos están esperando….-me separe de él para cogerle la mano y caminar a su lado, seguro que sabia mejor que yo donde se habían metido Danielle y Arion.

Danielle seguía observándolo sin poder evitar morderse el labio inferior al ver al muchacho sonreír con aquel pelo alborotado, ¡pero qué guapo! Entonces el ravenclaw se quita la túnica que le debía estar pesando horrores y la lanza al césped, ella automáticamente lo analiza sin cuidado de que él se dé cuenta y sonríe, en aquella zona el agua les llegaba a penas por la cintura por lo que pudo fijarse por completo en el torso marcado del chico; pero que buen ojo tenía…

Al notar como Arion mira hacia otro lado visiblemente incómodo Danielle pone su mano en la mejilla de él y le obliga a girar la cara hacia ella con suavidad.

-Puedes mirarme, si no quisiera que lo hicieras ya habría salido de aquí, aunque… - dice dando unos pasos hacia atrás y provocando que así él pueda verla mejor, - si te molesta me iré y te dejaré tranquilo, sólo tienes que pedírmelo.

Tras unos instantes de silencio Danielle comienza a reír de nuevo y le salpica agua a Arion desde su posición.

-¡No! ¡no te será tan fácil librarte de mi! Además – se deja caer hacia atrás de forma teatral quedando en posición boca arriba flotando, - aquí se está realmente bien ahora. ¡Oye! – dice de repente volviéndose a poner de pie y acercándose a él de nuevo, - ¡juguemos! Una carrera a nado, hasta allí, - señala unas rocas más allá junto a la orilla, tampoco quería adentrarse en aquel lago que no conocía, - si yo gano, tú me deberás algo y si ganas tú, yo te lo deberé a ti, ¿trato hecho? Vengaaaaaaa. – Le dice cogiéndolo del brazo con ambas manos mientras da saltitos.

Me encontraba pensando cómo girarme a mirar a Danielle sin ver nada indecente, cuando sentí una mano en mi mejilla que me hizo dar un pequeño sobresalto, ya que no me lo esperaba. Giré mi cabeza en la dirección en la que la mano ejercía fuerza y mi mirada fue a encontrarse con la de la morena.

Con sus siguientes palabras tuve que hacer un gran esfuerzo por lo apartar la vista avergonzado, pero logré mantenerme mirando sus ojos. ¿Quería que la mirara? ¿En aquella situación? Inconscientemente mis ojos bajaron a su cuerpo, pero enseguida parpadee y volví a mirar su rostro. Sin embargo, aquél instante fue suficiente para ver cómo su camisa se pegaba a su cuerpo y marcaba su figura estilizada. Cuando ella se dejó caer en el agua, flotando, aproveché para soltar el aire que estaba conteniendo debido a la situación anterior. Poco duro su estado apacible, pues enseguida se enganchó a mi brazo pidiendo echar una carrera a nado. Nervioso, asentí solo que me soltara, pues si seguía así de tenso empezaría a evaporar el agua del lago.

-Te aviso de que nadar no es lo mío.- admití mientras nos colocábamos en la línea de salida para la carrera. Era probable que perdiera, se notaba que ella también hacía ejercicio, se podía notar por su figura. Sacudí la cabeza, aquellos pensamientos me distraían -Bien. 3.. 2.. 1.. ¡Ya!- tras dar la cuenta atrás y la señal de salida, me lancé de cabeza hacia delante y empecé a nadar lo más rápido que pude.

Danielle no podía creer que el ravenclaw aceptara su proposición de competir en una carrera a nado, se le veía constantemente tenso y que accediera le hizo pensar que igual si que era más divertido de lo que parecía y que solo necesitaba un incentivo, una motivación, que alguien le animara a ello, y para eso estaba ella allí, eso lo tenía claro.

Cuando Arion dio el grito de salida ambos se lanzaron al agua y nadaron con rapidez, Danielle no miró al muchacho en ningún instante para no distraerse, solo fijó su atención en un punto: la meta, tenía que ganar como fuese y cuando se proponía algo era constante y cabezota como la que más, y se había propuesto algo, ganar esa carrera para que él le debiera algo, si y ella sabía muy bien lo que quería. Nadó y nadó hasta que llegó y tocó las rocas que había marcado como meta y se puso en pie mirando hacia los lados para encontrar a Arion que apenas tardó unos segundos en llegar… detrás de ella ¡siiiii! ¡había ganado!

-¡Sí! ¡Sí Sí Sí! – dijo saltando y dando vueltas en el sitio como podía sin caerse por la inestabilidad que le producía estar cubierta a medio cuerpo por el agua, - ¡ganeeeeeé! ¡te gané!

Después de festejar su victoria Danielle se volvió hacia él respirando con dificultad para recuperar el aliento mientras le sonreía ampliamente.

-Creo que alguien me debe algo…. – Danielle se acercó de nuevo a él invadiendo su espacio personal, si alguien les viera en aquellos momentos, así mojados y tan cerca…., - Dime pajarito, ¿qué puedes ofrecerme que me pueda interesar? – le dijo con una sonrisa burlona, realmente quería saber qué se le ocurriría a él, tan tímido y formal como parecía, antes de decirle lo que ella quería.

Estuve buscando un rato por el Gran Comedor, hasta que de repente oí que alguien me llamaba. Era Marcus, que al parecer acababa de llegar.

Me acerqué a él, sonriéndole. —Hola, Marcus, ¿qué tal? ¿Acabas de bajar? Yo ya he terminado de comer… —Después de que me contestara, cambié de tema—. ¿Tienes pensado hacer algo luego? Pendergast había comentado algo de ir al bosque a buscar animales mágicos, y de ir a ver las pruebas de quidditch. ¿Te apuntarías?

Nadé lo más rápido que pude, que tampoco era demasiado. La ropa me molestaba, y la natación nunca había sido lo mío. Eso pareció quedar reflejado en el resultado de la carrera. Tras alcanzar la pared de roca que habíamos puesto como meta, salí a la superficie y miré a mi lado. Allí se encontraba ya Danielle, que al parecer me estaba esperando. Supe por su sonrisa lo que venía a continuación. La morena empezó a dar saltos y vueltas de alegría, mientras intentaba a su vez no perder el equilibrio y caer al agua. Yo me mantuve esperando con los brazos cruzados y expresión resignada, aunque no podía evitar sonreír levemente por su contagiosa felicidad. También aproveché el momento para normalizar mi respiración del esfuerzo realizado.

-Así es, has ganado, ¿qué quieres pedirme?- pregunté una vez que terminó de saltar. No debí hacer tal pregunta, pues la sonrisa traviesa en su rostro parecía no estar pensando en nada bueno. De nuevo, se acercó a mí, tanto, que de no ser por mis brazos cruzados, no sé si habría cerrado la distancia aún más. Aquella actitud me ponía nervioso, aunque no es que me molestase. Por unos instantes, pensé si sólo estaría jugando conmigo, y aquél pensamiento me resultó amargo, pero la pregunta que me hizo me sacó de mis pensamientos y me trajo a la realidad.

-¿Yo? Pues...- miré dubitativo hacia un lado, intentando pensar en algo. Lo primero que se me ocurrió fue algún regalo material, como un peluche o algo así, pero no parecía que ella fuera de las que pediría algo así. La segunda opción era algún tipo de favor o beneficio que pudiera darle, pero a él lo único que se le daba realmente bien era estudiar -Quizá... ¿puedo ser tu profesor particular este curso?- tras decir aquello, se me ocurrió otra cosa -También podría ofrecerte mi amistad, aunque eso es algo que podrías tener sin necesidad de recurrir a ese favor.- comenté pensativo. La idea me vino por la situación en la que ella se encuentra, casi sola y sin apenas conocidos en este lugar, además de la amenaza de Teo y otros Slytherin que la rechazaran.

La miré a sus ojos azules, esperando una respuesta por su parte. Era probable que ninguna de aquellas cosas le llamara la atención y quisiera que la acompañara en alguna aventura que acabaría metiéndonos en un lío. Esperaba que no, ya tenía bastante con que Dana lo arrastrara a sus locas aventuras.

Con forme Arion iba hablando la expresión burlona de Danielle se iba transformando en una sonrisa dulce y su mirada se tornó dócil. Le ofrecía su amistad aunque apenas se conocían, y las cosas que le dijo le hicieron sentir una oleada de ternura hacia el muchacho.

Danielle extendió su mano para rozar el rostro el muchacho con suavidad.

-Eres tan bueno… Gracias por ofrecerme tu amistad Arion, y seré tu alumna no te quepa duda, ¿o a caso olvidas lo que me prometiste esta mañana? Que me ayudarías si lo necesitaba con alguna asignatura ¿recuerdas? No, eso no me vale para saldar tu deuda. – Dijo mientras deslizaba sus dedos por la cara de él hasta terminar en su boca que apenas rozó unos instantes apartó su mano. –Estaba más bien pensando en otra cosa… -Danielle lo miró unos instantes pensando si decir lo que quería o no, temía que él se largara sin querer volver a acercarse a ella, pero, la realidad era que lo deseaba y sabía que lo conseguiría, si no hoy, mañana, y sino otro día, pero lo conseguiría, claro que sí, porque no pararía hasta tenerlo. La muchacha miró intensamente al ravenclaw con sus magnéticos ojos azules,- te quiero a ti, quiero que me beses. – Danielle levantó una de sus manos en actitud de calma. – Vale, puedes estar tranquilo de que no voy a obligarte a eso, pero es lo que quiero, y si no puedes dármelo hoy lo entiendo, pero estaré esperando ese momento Arion, el momento en el que tú lo desees.

Bien, ya lo había dicho, Danielle se mordió el labio inferior inconscientemente debido a la presión del momento pero no desvió su mirada de los ojos de él.

Teo ni siquiera contestó. Dejó que se marcharan observándoles, en silencio, con el semblante más serio y peligroso que se le había llegado a ver.

Se dió media vuelta en dirección a la sala común, ignorando los comentarios de quienes se cruzaba por su camino.