Partida Rol por web

Norm miró friamente al Brinchie —Es la primera vez que te escucho hacer un chiste bueno.

Grendalin... si no hay otra opción, toma mi sangre, luego nos puede curar Abot, espero. No es nada permanente, es lo que ocurriría en un combate. 

Grendalin negó con la cabeza al Capitán Alman.

Capitán. No es cuestión de la herida, que hasta donde entiendo podría recuperarse con tiempo o magia. Es cuestión del ritual en sí. Estoy hablando de ensuciar mi alma con esa magia maldita. Quiero acabar con ella, no caer en sus garras.
Lo siento.

Volvió a mirar el portal y las runas tratando de buscar una solución a aquel obstaculo moral que les había surgido.

La magia puede hacer muchas cosas, pero no todo. Aún así puede haber otra solución, déjeme pensarlo un poco más. A lo mejor hay algo que no vemos.

¿Sería posible que enseñaras a otro a realizar el ritual? - preguntó Bastia. - Yo estaría dispuesta a sacrificarme, si hiciera falta, a ser la ejectura del mismo.

Ensuciar el alma, pffff. - pensó la brinchie. - Estos tipos se pasan tanto tiempo estudiando y no viviendo la vida que se piensan que luego su alma va a tener algo que hacer una vez se vayan al hoyo como todos...

Quizá podrías canalizar el ritual a través de mí, haciendo de filtro y soportando yo esa mancha.

Bastia era una personificación del sacrificio desinteresado, pensó Varag. Sólo los Ascendidos sabían como podía seguir con vida después de tantos años. Le dió una palmada en el hombro y confirmó mentalmente cuando cruzó la vista con la brinchie

Si, es un cagao.

El escriba le habia sorprendido, tenia que decir. Acabar con la Sombra? No caer en ella? Le habrían asustado con la Caida de Vainar cuando era muy crio? O quizás había hecho sus pinitos necromanticos cuando era más joven y sabía que era adictiva o algo así? En fin, daba igual. Era el único que sabía que hacer ahí, asi que habría que hacerlo a su manera.

Cómo te podemos ayudar, escriba? Entonamos alguna canción? Damos vueltas alrededor del portal? - los conocimientos del guerrero sobre rituales mágicos venían básicamente de historias que contaban a los crios junto al fuego.

Grendalin suspiró. No entendían lo que representaba para él la necromancia, tampoco podían claro. Quizás el único que podría comprenderlo era Abot, ya que también usaba magia. No era cuestión de que no fuera su sangre la del ritual, era él quién lo realizaba. Esa era la mancha en realidad.

Dejadme probar una cosa antes. Si no funciona...tendremos que hacerlo como es.

Cómo te podemos ayudar, escriba? Entonamos alguna canción? Damos vueltas alrededor del portal?

Pues procurando no hacer mucho ruido. Lo que voy a intentar requiere mucha concentración, y no es fácil.

El eldakar se sentó enfrente del portal y empezó a murmurar, de vez en cuando realizaba un gesto que parecía aleatorio, pero Abot podía darse cuenta que eran parte del ritual que estaba preparando. Cuando llevaba unos 20 minutos así la cadencia empezó a ir más rápida, y los murmullos eran ya entonaciones en voz alta. En un momento dado abrió los ojos, aunque estaban en blanco, y tocó una de las runas del portal. Hubo un destello muy leve, luego otro intenso, y finalmente uno ligero. Después del último Grendelin gritó y cayó al suelo.

Flogdegnurt se alejó un poco de la zona del ritual. Observaba con desconfianza mientras aferraba con fuerte su arco y permanecía en silencio para no estorbar al erudito. 

Miró a Norm y a Varag con preocupación. 

[PNJotizado] Abot entonaba la misma cadencia, u otra muy similar en un tono de voz mucho mas grave. De alguna forma, el baritono del druida que a intervalos regulares rociaba el portal con agua de su odre, daba la impresión de ofrecer un soporte sobre el que apoyar el tremendo esfuerzo del escriba.

Despues del segundo y gran destello, el agua empezó a sisear al tocar el portal evaporandose en pequeños remolinos negros. Abot levantó la voz, intentando mantener la cadencia, pero a pesar del esfuerzo evidente de ambos, no parecía funcionar.

Archanon, - pensó el orco mirando al cielo, una mano en el pomo de su nueva espada - Si realmente usar el Menalpour te afecta tanto, bien podrías echar una ayudita.

El cielo, claro de nubes, no ofreció ninguna respuesta.

Bastia se encogió de hombros, dejando al chupatintas seguir rechazando opciones.

Para ella, una daga podía matar igual que una flecha o servir ambas para defender, el problema estaba en quien las esgrimía; no entendía que esos arcanistas se hubieran segregado hasta tal punto que antagonizaban la magia que no dominaban.

Mantuvo el silencio, como a ella le gustaría que ocurriera durante una incursión nocturna, pero se quedó cerca de Grendalin por si algo salía mal.

El ritual no le sale a Grendalin como esperaba, el poder de la piedra es mayor al esperado y enseguida siente como la nigromancia le empieza a succionar la vida. En ese momento oye como Abbot se une al ritual y su poder ayuda a contener la piedra. Entre ambos logran frenar la oscuridad, pero a un gran coste pare el elfo que acaba vomitando en la tierra destrozado.

Al mismo tiempo la piedra parece arder en un llama de más de dos metros de altura de color rojo intenso. En su interior puede verse una pequeña colina en cuya cumbre se alza una torre de seis pisos. El paisaje en el interior de la llama parece estar bañado por un rojo surrealista.

Varag miró preocupado al escriba y después al druida. Éste negó con la cabeza. El daño del portal no se podía curar con magia. Sin embargo, sacó un frasquito con un liquido verde y se lo puso al elfo en los labios. Al poco tiempo, las arcadas remitieron.

Vamos - dijo el guerrero mientras ayudaba al elfo a andar. - Cuánto antes pasemos, menos tiempo para prepararse les damos

Grendalin había notado como la magia negra le había llegado a alcanzar pese a las precauciones que tomo, el conjuro de apertura era demasiado poderoso. De hecho si no hubiese sido por la ayuda de Abot habría sido pero, mucho peor para él.
La herida acabaría sanando, pero la mancha ya nunca se le marcharía. Y eso le preocupaba hasta casi desquiciarlo.
Estaba encerrado en sus pensamientos desalentadores cuando notó como Varag le ayudaba a levantarse y le obligaba a ponerse en marcha.

Sí. Sí. Pasemos, no sé cuanto durará pero no creo que sea demasiado.

Lagrimas surcaban su rostro, tanto de rabia como de dolor. Pero ya nada podía hacer por ello. Tan solo acabar aceptandolo, aunque no sería pronto. De momento se dejó llevar para atravesar el portal.

—Que lugar más extraño. Vamos, bien hecho, escriba, debemos seguir. 

Ellos eran prescindibles... pero tenían una oportunidad de acabar con la filactelia y aquel ser maléfico, una amenaza para todo Shaintar y especialmente para la nación élfica, una baza de la Oscuridad. 

Bastia se quedó mirando al escriba mientras atravesaba el portal.

Si estaba tan preocupado sobre la corrupción que podía provocarle activar el ritual, tendría que mantener un ojo sobre él, no fuese a terminar como le nigromante. Si era cierto, mejor poner remedio antes de dejar al mundo con otro problema como ese.

Cerraré la marcha. - dijo a Varag, colocándose junto al portal y con las armas desenfundadas.

Ragnar observa todo el proceso con cara de no comprender nada, pero tampoco le importaba demasiado ..., si el escriba se convertia en algo peligroso lo destriparia y asi acabaria todo, sin embargo parecio que aguanto, y abrio el portal hacia ... algun sitio ...

- Bien ... perfecto, seguimos en la brecha, jejeje, - entro detras del escriba ... seguro que habia muchas cosas que destrozar

El grupo atraviesa el portal encontrándose en un lugar con un calor asfixiante, el camino hasta los pies de la torre, alta y delgada que recuerda a un dedo apuntando al cielo, se hace terriblemente pesada, especialmente para aquellos que llevan armaduras metálicas (1).

El grupo tarda unos 15 minutos en llegar a los pies de la torre, que no parece tener puertas ni ventanas. Tras caminar alrededor de ella no logran encontrar ninguna forma de acceder al interior.