Partida Rol por web

Cae la noche y con ella una muerte más por sacrificio. El resto de supervivientes se mira con cara de preocupación preguntándose si habrán acertado esta vez.
El silencio se rompe cuando varias puertas se cierran violentamente en toda la casa. ¿Que habrá pasado?

Esperu estén contetnus, el Eustaquio marcha a su cuartu y a velar por su ompadre muertu. dice mientras se marcha.

- Uhhh, penita me da por el pobre Manuel... Un hombre bueno parecía, seguro que equivocarnos hemos hecho.... La tensión del momento, el terror, miedo y demás sensaciones se apoderan de Juanca...
- Cre,cre,cre,creo que a mis aposento marchar debo... las sabanas y mantas de coraza antivampiros servirán.... Abandono el calor humano y no tan humano del salón...

- Pues... yo ya lo dije, esta noche dormiré en el cementerio, no se si el elegido es el único asesino, pero, por si no lo es, no pienso estar en un sitio donde puedan matarme - comenta el ex-militar, no demasiado orgulloso de haber sido el que señaló con el dedo a la víctima Sin embargo, no había opciones... el pretendía culparme a mi de algo que no hice se planteo, intentando calmarse.

Espero que hayamos acertado, aunque no creo que sea el último, dice Norberto.

En fin, me iré a mi habitación a pasar la noche, no sé porque me da que últimamente algún vampiro se ha estado paseando por la noche en forma humana, para despistar.

De pronto y como una exhaltación, los presentes vieron pasar a Arantxa, que iba pálida y sudorosa. Por el aspecto que tenía daba la impresión de estar enferma, como si huibiera bebido o comido algo que le hizo mal.

-Buenas noches... -fue todo lo que dijo al pasar, ni siquiera se percató de la nueva habitante de la mansión, ya lo haría la día siguiente si es que conseguía sobrevivir.

Pálida y aterrada, Ainoha no es capaz de decir nada más.

Uno de los compañeros de casa decide ir al cementerio. Quizás sea una buena opción. Pero sin atreverse nada más que pensar, se dirige a su cuarto.

Buenas noches.

Desde mi habitación oigo las conversaciones cada vez más desanimada. Intento comer, pero mi estómago no acepta ningun alimento.

Por Dios, que acabe ya esta tortura.

La noche cae y poco a poco lo cubre todo con su oscuridad mientras afuera el temporal vuelve a azotar la casa con unas rachas de frío viento.