Partida Rol por web

TAPON:

- Podrías usar una Imposición de Manos sobre Marronoso para que al menos sea capaz de sostenerse de pie y no haya que arrastrar todo el tiempo su monumental peso. Necesitará de todos modos toda vuestra ayuda para escapar del sótano, pero al menos sus posibilidades aumentarían bastante.

- ¿Alguien se acuerda de coger el Mangual de Marronoso?

MUÑÓN:

- Necesitas algo con lo que poder inscribir runas para usar tu magia. Entonces ves que el debilitado Petaculos sostiene una daga en su mano temblorosa. Si se la coges podrás inscribir los símbolos místicos en la madera de la escalera que aún no está ardiendo y apagar la mayor parte del fuego de la misma, lo que facilitaría enormemente que podáis salir al exterior sin quemaros.

 Lo que hubiera hecho, sin uda es después del combate por el Re de la Colina hubiera sido usar imposición de maos en Dora (Bizcochito).

 Si no es así evidentemente sano a Marronoso.

 En cualquier caso, yo no pienso en el mengual, tan solo en salvarle la vida.

Justo antes de comenzar a dibujar su mística runa, Muñón pidió ayuda al debilitado elfo:

Petaculos! Necesito tu daga! gritó para que se le escuchara bien por encima del ruido del crepitar de las llamas. En cuanto el elfo se la tendió, prosiguió con sus dibujos y marcas, luchando contra el fuego...

Bilis se había acostado furiosa después del día de la Sangre.  Otra derrota para los azules. No era que le importara el hecho en sí, sino más bien sus consecuencias. Si seguían perdiendo reputación, eso afectaría a sus futuros combates, al favor de la plebe. 

Se acostó enfurruñada. Y soñó con fuego.  O eso creía. Llevaba tantos días intentando dominar un nuevo conjuro de fuego que  no era extraño que sus pesadillas estuvieran repletas de llamas y calor ardiente y sofocante.  Y de humo….¿humo? Se despertó ante la incongruencia del olor a humo…¿humo en sus conjuros?  Y tardó unos segundos en tomar consciencia de que el fuego era real y no un sueño. Saltó de la paja mirando a su alrededor: un incendio. Escuchó la llamada de auxilio de Marronoso que la devolvió a la realidad ¿Qué podía hacer? No veía como salir de su celda…la única posibilidad fuera quizás un conjuro, el más potente ¿derribaría la reja?. Se preparó a lanzarlo reprimiendo la tos y conteniendo la respiración. Se detuvo al ver que el instructor está abriendo las celdas…. 

Todo era confusión, humo y calor. A pesar de de su resistencia al fuego, Bilis se encontró desorientada por un momento mientras salía de su celda, apenas oyó las palabras del instructor que vio pasar llevando a la mediana, mientras que Tapón arrastraba con dificultad al inmenso  dracónido ayudado por el enano. Se dirigían a las escaleras en llamas. Bilis los siguió, no sin antes recoger un par de dagas que afianzó en la cintura de su ropa y el mangual de Marronoso. Al llegar al pie de la escalera vio a Muñón realizar lo que parecía un encantamiento para abrir paso entre las llamas.

¿Qué puedo hacer? – pensó – piensa, Bilis, maldita sea, piensa. Ninguno de sus poderes era de utilidad alguna contra el fuego. Quizás su inquilino…descartó la idea como último recurso y esperó, arrodillada en el suelo,  a ver si lo que fuera que estuviera haciendo el enano daba resultado…

- Tapón usó anoche su uso diario de Imposición de Manos para mejorar ligeramente el estado de Bizcochito, quien todavía está herida (está Maltrecha) además de algo mareada por inhalación de humo.

- Sin saber si va a funcionar, intenta usar de nuevo su poder sobre Marronoso, y suspira aliviado al ver la cálida luz de Pelor curando lo peor de las heridas de Marronoso, quien ahora puede al menos tenerse en pie y caminar despacio (está Maltrecho).

- Muñón usa sus encantamientos rúnicos para apagar la mayor parte del fuego de la escalera, con lo que todos conseguís salir ilesos del sótano y llegar al exterior.

- Afuera, en la zona interior del recinto amurallado de la Escuela, todo es un caos. Todo está cubierto de espeso humo y todos los edificios están en llamas.

- En un momento dado se escucha un grito, algo amortiguado por el fragor general:

- "¡AZULES, PUTOS PERDEDORES! ¡ARDED COMO CERDOS DEMASIADO ASADOS! ¡CABRONES!" -

- El humo, las llamas, el ruido y confusión general, hacen imposible determinar exactamente de donde procede la voz. Todo es muy confuso y el humo os está comenzando a asfixiar...

- "¡Agacháos! ¡Procurad tener la cabeza cerca del fuego o el humo se os meterá en los pulmones y os ahogará! Seguidme, es por aquí..." -

El Instructor Azul comienza a andar hacia el Sur, aunque de vosotros, Petaculos es el único capaz de saber en estos momentos dónde está el Sur.

Fuera del edificio, Bilis respiró aliviada.  Pero el alivio duró poco. Todo estaba  ardiendo y el humo espeso amenazaba con asfixiarla. Hincó una rodilla en tierra, queriendo encontrar aire cerca del suelo e intentando orientarse en el caos y el humo que parecía cubrir todo.  El portón está al sur – pensó - justo enfrente del edificio principal al otro lado de la arena de entrenamiento. Le cruzó por la mente la posibilidad de escapar de allí. Bueno, antes tengo que salir viva de este infierno – pensó. Y agachada intentó avanzar arrastrando el mangual y siguiendo la espalda borrosa del instructor.

- ¿Podéis andar todos? – preguntó a sus compañeros – Vamos, adelante.

El colosal draconido no era mas que un peso muerto, hasta que el valeroso enano paladin pudo usar sus poderes curativos para restaurar algo de su vitalidad. Una vez siento que las fuerzas me acompañan trato de mantenerme en pie por mi mismo, pero sin dejar de tener un brazo de apoyo en el enano que me habia curado.

-Gracias compañero, lamento que tengas que cargar conmigo, por lo menos ahora podre aliviarte el peso.

Digo con dificultad una vez que recupero la consciencia. El grito ahogado por el fuego y el humo denota claramente los autores de aquella catastrofe, la plebe enfurecida es capaz de cualquier estupidez cuando llega a sus limites.

Maldita sea... si solo hubiese podido acabar con aquella bestia nada de esto hubiese pasado.

El instructor azul les da algunas indicaciones, yo trato de seguirlas y seguir el sonido de su voz para orientarme junto al resto de mis compañeros. Lo importante en estos momentos era salir de alli con vida.

Habiendo avanzado un trecho, Bilis no veía prácticamente nada entre tanto humo, ni sabía dónde estaban exactamente sus compañeros. La idea de fugarse seguía rondándole la cabeza…y otra idea más malévola e insidiosa se filtró en su mente. ¿Y si entre tanto caos aprovechara la oportunidad para satisfacer el requisito del demonio? ¿Una víctima entre tanta confusión? Intentó concentrar sus sentidos para ver qué y quién se encontraba a su alrededor…

Bilis vio entre el humo a cierta distancia una figura que se movía, un esclavo. Era su oportunidad. Dejando el mangual en el suelo, se movió hacia él en silencio y sin ruido, sintiendo una poderosa exaltación latir dentro de ella y el ansia de sangre despertarse. Sin pensarlo, dejándose llevar por los más salvajes instintos se lanzó sobre su presa...

Por fin salimos de la trampa mortal que era el sótano de la escuela. El humo y los edificios en llamas aún son peligrosos, porque es fácil desorientarse, pero todo parece apuntar a que sobreviviremos. Y entonces me sorprendo por mi optimismo.
De momento, voy detrás del Instructor, hacia el sur, y si no fuera hacia allí le corregiría.
- ¡Cuidado! No os separéis.
Con el brazo libre agarro a alguien sin verlo. "Al menos éste no se perderá".
Pero aunque avanzamos y el aire poco a poco está más limpio, no me quedo tranquilo.
- Muñon, cuida mi daga. - "Tengo un mal presentimiento..."

Bilis sintió como una de las dagas que había cogido se hundía en la garganta del humano.  Aquí tienes tu sacrificio, engendro – pensó. El cuerpo cayó al suelo y Bilis se quedó unos segundos jadeando. Empujó el cuerpo hacia las llamas más cercanas. La sensación de exaltación se apagó cubierta por el sabor de la derrota : había cedido al demonio. Y sabía que era el primer paso hacia….no era momento de recriminarse sus acciones, aún tenía que salvar la vida. Tan sigilosamente como pudo volvió sobre sus pasos hasta que tropezó con el mangual. ¿Hacia donde habían ido sus compañeros? Oyó cerca la voz del elfo, y se dirigió hacia ella, agachada y empuñando nuevamente el mangual del dracónido.

- Lográis llegar todos a la calle que da a la parte Sur de la Escuela. ¿Todos? Parece que Bilis no lo ha conseguido... No está con vosotros.

- Llegáis medio asfixiados y veis un montón de gente trayendo agua y echándola a las llamas que lamen todas las superficies de la Escuela. Os derrumbáis, a salvo, cerca de un carro de los bomberos. Parece que ya lo han vaciado de agua. Es un poco futil luchar contra tamaño incendio con una simple cadena de cubos de agua...

- ¡Eh! ¿Y Bilis? ¡Bilis no está! ¡Tenemos que volver a por ella!

Cojeando, vuelvo a mojar mis ropas para volver a entrar. Con mis sentidos puedo encontrarla, y no perderme entre el humo...

Pero después... dudo.

"¿Estará intentando escapar? ¡Ella puede resistir el fuego mejor que ninguno de nosotros! Quizá la mejor forma de ayudarla sea... no buscarla..."

Voy hasta la puerta... miro una vez más todo el fuego y el humo... "Pero puede estar en peligro..."

Empiezo a adentrarme, lentamente, otra vez en el recinto de la Escuela, buscando a nuestra compañera.

- ¡Bilis! ¡Bilis!

- Veis que algunos guardias de la Escuela están entre los primeros que acarrean cubos de agua y los lanzan hacia el fuego. Os miran preocupados, pero no interrumpen su trabajo.

- El Instructor Azul pone a Bizcochito en los brazos de Tapón. Y observa, desolado, el panorama de su Escuela incendiada.

- El cielo se ha puesto gris y de repente comienza a nevar. Lo más crudo del invierno está llegando ya, el mes de Bane.

- Escucháis un griterío inconexo e incomprensible y gente que señala con el dedo al Instructor, justo cuando llega una patrulla armada de la Legión XIII.

- Entre la confusión, reinante, Bilis sale de entre el humo y llega a donde estáis vosotros. Porta consigo el mangual de Marronoso y dos dagas (Si alguien quiere observarla con detenimiento que tire Percepción o Perspicacia).

- "¡Instructor Azul! ¡En nombre del Gobernador del Escoriae, quedáis bajo arresto! ¡Rendíos sin oponed resistencia y acompañadnos a las celdas bajo los Juzgados, donde seréis puesto a disposición de la Justicia de Detritus, a la espera de juicio.

Se os acusa de provocar este incendio y de un número todavía indeterminado de muertes causadas por el mismo." -

El Instructor Azul está tan anonadado que ni siquiera reacciona cuando los legionarios le cargan de cadenas.

El líder de la patrulla de legionarios se vuelve hacia Herreforo.

- "¿Tú eres Herreforo, verdad? De momento no has sido formalmente acusado como cómplice de esto, pero no salgas de la ciudad. El Juez Adolfus ordena que los luchadores supervivientes sean trasladados de momento a la Escuela Amarilla. ¿Te encargarás tú?" -

- "Cuida de ellos, Herreforo. - Dice, refiriéndose a vosotros. - Y no te preocupes por mí, todo esto tiene que ser un malentendido que se aclarará tan pronto hable con el Juez." -

Tras decir, ésto, la patrulla de legionarios se lo llevan arrestado.

- Comienza a hacer bastante frío en la calle, pese al cercano fuego de la Escuela Azul en llamas.

- Mucha gente ha salido a ayudar a apagar el incendio, y muchos os miran raro, como si fueseis culpables de algo...

- Poco a poco, la calle se va volviendo blanca con la nieve que cae.