Partida Rol por web

Horus - II

Encrucijada (Cap. IV)

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03/04/2016, 19:27
Mike Yaddow

Ante las palabras de Charlotte, Mike dejó de hablar en susurros y se le escapó una expresión en voz alta.

-¿Hay una mujer peligrosa aquí dentro y se supone que vais a ir a verla? ¿Estáis locos? ¿Y Mel está con ella? ¿Por eso está encerrada? -Mike estaba visiblemente nervioso, aquello no le gustaba un pelo.- Y no, no es nada fantástico este sitio.

Quizás lo hubiera sido si una antigua enemiga loca de sus padres no se ocultara allí y su hermana estuviera perdida en algún lugar desconocido. Mientras así fuera Mike solo veía problemas y dificultades.

-¡Oh mierda! ¡Otra vez! -La imagen de su hermana había vuelto a desaparecer mientras Sean intentaba ayudarla y distraerla un poco hasta que llegaran, no sabía si seguir el consejo del pelirrojo o seguir adelante.- Fadil ¿Falta mucho? Hemos vuelto a perder la conexión con Melissa. ¿Tu sabías que había una loca chiflada aquí abajo? Creo que es mejor que nos demos prisa, no puede estar lejos ya ¿Verdad?

Su comunicador funcionaba y parecía que los del resto también, quizás fuera un problema del de Mel en el momento más inoportuno, en cualquier caso necesitaba encontrarla ya.

-Mi padre nunca nos habló de ninguna mujer, ni de bandos, enemigos ni nada. Encontramos la noticia del ataque al autobús, pero eso fue un simple ataque terrorista, en estos países están siempre así intentando asesinar o secuestrar turistas y si son americanos mejor, lo único que buscan es publicidad.

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03/04/2016, 21:57
Samantha Johnson

La tranquilidad de Mike fue suficiente para calmarla y devolverle parte de su objetividad. Estaba claro que Ben no quiso contar lo que había pasado por un motivo, pero ahora esa protección se estaba convirtiendo en una desventaja expresada en enigmáticas palabras y miradas cómplices que los mantenían ignorantes. Estaban un poco fuera de sitio, y ella más que nadie. Como bien dijo la nativa: ¿qué estaba haciendo allí?

No pasó por alto el cuchicheo de la pelirroja, pero si era algo importante estaba bonita si pensaba que Mike se lo iba a ocultar. Dejaría correr el tema, era lo mejor de momento. Lo más probable que fuera una artimaña para hacerse la desvalida y que Mike la socorriera. '¡Francesita, te tengo calada!' Menos mal que prosiguieron el camino con un enigmático Fadil a la cabeza, siempre seguido por el enorme desconocido.

- ¡Wow! -La llegada a la gran caverna tras un serpenteante y tosco túnel produjo un asombro casi general, y no era para menos. Los numerosos túneles adyacentes hablaban de un peligro real si terminaban perdidos allí, aunque las misteriosas antorchas servirían de guía. Supuso que estaban por un motivo, y a menos que fueran puestos por una mente retorcida estaban donde deberían estar-. Este lugar es asombroso, aunque un poco espeluznante también -Se alejó unos pasos de Fadil y del otro para echar un vistazo a la enorme cavidad-. Sí... realmente espeluznante -Lo que vio era digno de hacerse llamar 'El Laberinto', pero otra vez ni la más remota idea de lo que estaban hablando, con o sin sensaciones extrañas de por medio. Retrocedió hacia Mike simplemente porque todo aquello le daba mala espina.

Más susurros entre ellos y al desaparecer la señal de su amiga, otra vez, la gota rebosó el vaso.

- Espera, Mike... -Agarró su brazo con firmeza para evitar que avanzara un paso más, y cuando su mirada se fijó en el egipcio y ajustó sus gafas su amigo imaginó lo que iba a suceder.

- ¡Maldito cabrón! Sí, tú, Fadil -Señaló acusadoramente al egipcio-. Aquí no está Mel. No vamos a encontrarla ahí abajo, y lo sabéis -Miro a sus inesperados compañeros de 'aventura'-. Los querías traer aquí, a todos ellos -Esta vez arqueó su brazo para abarcarlos a todos-. La has usado para traerlos aquí. ¿Ahora qué? ¿Bajamos mansamente? ¿Qué nos espera realmente ahí? -Apretó los puños ante la impotencia.

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04/04/2016, 13:00
Udjat

"Mike... - Susurró su nombre, como si de aquella manera, llenando ese silencio opresor con su voz, pudiera tenerlo más cerca. Pero su voz era débil, como una delicada flor ante el frío y cruel invierno. Temerosa de lo desconocido, del mal que había en aquel lugar. Aquella sensación cada vez se iba haciendo más y más fuerte y tenía miedo, mucho miedo y Mike no estaba allí. "

A medida que se aceleraba su pulso, la sensación parecía crecer. No. No lo parecía. Crecía, y con ella la presencia tomó forma. ¿Sentada, acuclillada?  Agazapada. Una fiera agazapada. Una... ¿anciana...?

Una mujer mucho más vieja que cualquiera que hubiera visto nunca, decrépita, con la piel del rostro tan arrugada y apergaminada que parecía que algún macabro taxidermista la hubiera disecado para algún tipo de morboso deleite. Las manos reposaban en el regazo de negra tela, agarrotadas, crispadas en lo que los años habían vuelto garras.

Y vio fulgurar su mirada.

Porque, ¡sus ojos! Eran los ojos de la fiera, del depredador astuto y vivaz, atento, inteligente. Paciente, que rondaba a su presa sin prisas, cauteloso, la estudiaba y la reconocía. Las pupilas de un azul gris tan claro que parecían trasparentes brillaban entre las rendijas de sus párpados, y el temor que despertaban era atávico, sí, algo que tañía una nota en las profundidades del alma, una nota de sonido ancestral, más antiguo que la conciencia.

Si esperaba obtener confianza de una anciana, la suficiente para mirarla con cierta tranquilidad, no la obtuvo.

Lo que sintió fue pavor, y premonición, destino e impotencia. Dolor y rabia. Mezcla de demasiadas sensaciones, incluso sentimientos, algunas y algunos opuestas y opuestos, una emoción complejamente facetada. Nueva, distinta. Y sin embargo, vieja, antigua, milenaria.

Supo al momento que ella, esa anciana, era la respuesta, que ella tenía el poder en sus manos, el tiempo, la verdad, su verdad, y que sabía, que la atañía hasta la médula.

Esa mujer, esa fiera agazapada, era su perdición, su condena. No es que lo fuera a ser, es que ya lo era.

Y ella, Melyssa, lo supo al instante, supo que se debía a su padre y a sus amigos, que estaba allí condenada por lo que había sucedido tanto tiempo atrás, y que algo poderoso y oscuro había decidido que ella, que ellos, debían pagar por ello...

La evidencia no llegó a sus oídos. Sino a su mente.

Y una avalancha de imágenes la asaltaron, incontinentes, desatadas. En ellas había una historia dibujada, una extraña.

Dioses Egipcios, sacerdotes de esos dioses, símbolos. El Udjat, el ankh, y rostros. Y alineaciones. De pronto vio a su padre, entre esos rostros, y otros, otros rostros que no conocía pero que supo sin lugar a dudas a quiénes pertenecían. Incluso, en ese momento, supo sus nombres, y caló en las almas y vio las facciones.

Dos, dos facciones enfrentadas, no bien y mal, era otra cosa, eran fuerzas, poderes, blanco y negro, sol y luna, pasado y futuro. Una guerra. A muerte, una batalla ciclópea, de dimensiones infinitas. Magia, y odio, y... muerte.

La vio, vio la muerte, la sintió. Vio luchar a su padre, vio morir a hombres y mujeres, eran momentos distintos, pero una misma razón. Lo comprendió. No supo cómo, pero comprendió.

Ante sí la forma negra de la mujer se contrajo, se enroscó sobre sí misma, y casi sin darle tiempo a reaccionar se encontró frente a una enorme cobra de Egipto.

La serpiente siseó, y ella vio... vio la trampa, vio a la terrible cobra anidar en el fondo del laberinto, y atraerles a todos hasta ella... hasta sus fauces de ponzoñosos colmillos, y allí, sin escapatoria, sin salida, pagar por aquello que decía que debía ser pagado.

Sintió caer sobre ella el odio, un odio mucho más corrosivo que el que había pensado nunca que podía llegar a sentirse. Se ahogó en una marea de maldad y negrura.

Odio, y venganza. Ellos serían el Sacrificio que la cobra negra exigía...

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04/04/2016, 16:52
Fadil Jannan

Las miradas de Fadil y Estel eran aceradas y cortantes como una lucha a espadas.

Y, casi al instante Mike había soltado a su vez su protesta.

"Fadil ¿Falta mucho? Hemos vuelto a perder la conexión con Melissa. ¿Tu sabías que había una loca chiflada aquí abajo? Creo que es mejor que nos demos prisa, no puede estar lejos ya ¿Verdad?"

Sin embargo, ambos siguieron ajenos, o por lo menos indiferentes, al hecho de que se hubiera cortado la comunicación con Mel. Quizá aquello que estaba entre ellos era, paradójicamente, mucho más decisivo que la simplicidad de un momento, del ahora.

"Mi padre nunca nos habló de ninguna mujer, ni de bandos, enemigos ni nada. Encontramos la noticia del ataque al autobús, pero eso fue un simple ataque terrorista, en estos países están siempre así intentando asesinar o secuestrar turistas y si son americanos mejor, lo único que buscan es publicidad."

Nada tampoco. Sólo los dos, enfrentados. Un gran vacío, un gran silencio.

Y entonces, Estel respondió algo al egipcio en voz baja cuando éste le mostró lo que fuera que estaba en su palma. 

Lo que siguió rompió el silencio, rompió la armonía. Fue Sam, con su acusación.

"¡Maldito cabrón! Sí, tú, Fadil. Aquí no está Mel. No vamos a encontrarla ahí abajo, y lo sabéis. Los querías traer aquí, a todos ellos. La has usado para traerlos aquí. ¿Ahora qué? ¿Bajamos mansamente? ¿Qué nos espera realmente ahí?"

Esto, sumado a lo que le dijera Estel a Fadil, produjo en éste una cascada de reacciones. Primero pasmo, desconcierto.

-¿Estás hablándome en serio? ¿...escarabajo?

Lo dijo sin dejar de mirar a la fotógrafa. Sorprendido como estaba no lo susurró, así que todos pudieron escucharlo. Pero, inmediatamente afinó los párpados, felino, y asintió lentamente. Había comprendido, y al pasmo y la comprensión le sucedió la ira. Y entonces espetó su rabia, gritando, destilando una hiel que sin duda llevaba mucho tiempo acumulando.

-¡Quieres reírte de mi! ¡Eres como ellos, eres mentirosa y retorcida! ¡Es la Cobra, y el Udjat, y lo sabes! ¿Lados opuestos...? ¡Es el símbolo de los Sacerdotes de Horus! ¡el de tus padres! ¡vuestro símbolo! ¡Los míos murieron por él!

Y luego, girándose como debía hacerlo esa cobra de la que hablaba, lanzó su veneno a Sam.

-¡Y tú! ¡Tenías que intervenir, oh, sí! ¿Verdad? ¡Pues aquí estás! No tendrías por qué estar aquí, pero tú misma te condenaste, al implicarte. ¡Ella no olvida! ¡Y menos perdona!

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04/04/2016, 19:07
Mike Yaddow

Estaba de acuerdo con Sam, aquel lugar era espeluznante, terrorífico y muchos más adjetivos que en aquel momento no le venían a la cabeza al americano, quizás en otras circunstancias pudiera apreciar alguna cualidad positiva de lo que veía, seguramente se habría lanzado a la aventura de conseguir encontrar el camino de salida, pues suponía que era una especie de atracción turística, pero ahora solo era un obstáculo grande hacia su hermana asustada, encerrada e incomunicada.
Se volvió hacia Sam cuando esta lo agarró por un brazo y vio la expresión que tenía, una pequeña tormenta estaba apunto de estallar, porque ninguno de los dos iba a permitir que les intentaran tomar el pelo jugando con Mel. Apretó un poco el brazo de Sam mientras asentía con la cabeza mostrando su acuerdo con las palabras y con las preguntas, pero aquel maldito embaucador no había soltado prenda en ningún momento y ya comenzaban a hartarse. A decir verdad si Fadil decía que debían cruzar todo aquello para llegar a Mel, Mike estaba dispuesto a lanzarse hacia allí, incluso si el egipcio no les acompañaba. Y de repente Fadil reaccionó, primero ante algo que debió decirle Estel pues se encontraba a su lado y se dirigió a ella de malas maneras, por fin parecía que el egipcio comenzaba a mostrar su verdadera cara, aunque no le quedó muy claro que narices le estaba gritando a Estel, algo de una cobra y unos sacerdotes. Cuando se volvió hacia Sam y comenzó a reprocharle también, Mike no aguantó más. Se adelantó hasta ponerse a medio metro del Egipcio.

-¡Eh! ¿Quieres callarte la boca? ¡Como les vuelvas a hablar así vas a desear entrar en el laberinto y no encontrar nunca la salida!
-Mike no era un tipo violento, incluso no podía recordar cuando había sido la última vez que se había peleado, si es que alguna vez lo había hecho, pero si era un tipo impulsivo a la hora de defender a los suyos.- ¡No te hagas el tonto! ¡Si estamos todos aquí es por tu culpa! ¡POR TU CULPA! ¿Me oyes? ¡Mira, me da igual la mujer, las serpientes, los sacerdotes, tu amigo el simpático, tu mierda de hotel, Egipto...! ¡TODO! ¡Solo quiero encontrar a mi hermana! ¡Y más te vale que lo hagamos rápido porque si no lo próximo que vas a dirigir será una celda!

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04/04/2016, 19:21
Omar Echenique

La capacidad para asombrarse ante la maravilla era algo que Omar nunca había perdido. Ni siquiera tras la guerra. O quizá precisamente por haber vivido una y ser consciente de que los milagros, lo imposible, la maravilla existían. De algún modo todo en aquel viaje respondía a aquel principio. Y tal vez por ello se había negado a vivirlo, a experimentarlo. Algo en lo más profundo de su ser, imbricado en sus genes, en un acerbo o memoria profundamente instalado en su psique le había advertido de que todo aquello ocurriría. No de aquel modo. Ni de otro. Simplemente que ocurriría.

No era como su padre; ni siquiera como su madre cuando vivieron su experiencia, aquella que ahora parecían condenados a rememorar, pagando así los pecados de sus progenitores. Su mente no era virgen como la de ellos. Sabía, estaba contaminado, había sido advertido. Y aun así, la maravilla perduraba y cuando el laberinto se mostró en su esplendor, simplemente se dejó llevar por las emociones. Apenas fue consciente de nada más que su ser en aquella telaraña de pasadizos hecha en piedra. Las voces, ora murmullos, ora gritos, le alcanzaron pero rebotaron sobre su piel hasta que poco a poco fueron permeando, molestos, reiterantes, enervantes como el sonido de un mosquito que enturbiara el sueño. Y en el umbral de su particular experiencia, llegó el sonido digital de su comunicador, vacío de todo contenido; y también llegó la voz de Lottie, una vez más reclamando algo a su hermano a quien parecía no querer dejar crecer; la de Sean, tratando de que alguien le tomara en serio; la de Mike, un incrédulo furioso ante el avance imposible de detener de la duda; la de Sam, salpicada por la agudez chirriante de las reclamaciones de todo turista yanqui fuera de su país; incluso el silencio de Estel era perceptible, un silencio observador y atronador. Y sobre todas ellas, la de Fadil que, como una ola, rompió contra ellos derramando su odio, su amor, su ignorancia, su conocimiento, emociones encontradas para las que no estaban preparados.

Y Omar, ante todo aquello, dejó que las emociones lo embargaran, que la racionalidad se mezclara con ellas y su cuerpo respondió. La mano se cerró, el brazo se flexionó para automáticamente distenderse, y aquel mazo de carne, piel, sangre y hueso que era su puño buscó y encontró la mandíbula de Fadil contra la que impactó con más efecto que dureza.

-¡Basta ya! -dijo sin dirigirse a nadie en especial, pero abarcando a todos con su mirada. Su voz levantó ecos entre las paredes de piedra-. Llévanos ante ella, Fadil.

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04/04/2016, 19:26
Fadil Jannan

Omar descargó su emoción. Pero antes, justo antes, Fadil había vaciado la suya:

-¿¿Que me calle la boca?? ¿¿QUE ME CALLE LA BOCA...??

La distancia entre Fadil y Mike se redujo aún mucho más. El que había parecido un buey ensimismado era ahora un toro embravecido, los rasgos crispados, los puños apretados hasta volver blanca la piel canela.

-¿Te da igual, eh? ¡TODO TE DA IGUAL! Eres un hipócrita, como ellos. ¡Ella me advirtió! ¡ASESINOS! ¡Hijos de vuestros padres! ¿¿Por MI culpa?? ¡¡Por VUESTRA culpa!!

Una lágrima apareció en la comisura de su párpado, una que bailó agitada por sus espasmos, un Fadil que se contenía y sin embargo no podía. Y la lágrima cayó, y de su mano una gota de sangre lloró también, hasta que la abrió, y lo que la había causado, al clavarse, cayó al suelo.

Un pequeño símbolo, un enigma. Y, para él, una causa...

Y, entonces, el puño  de Omar cayó sobre su mandíbula, como la lágrima, como la gota de sangre.

"¡Basta ya! Llévanos ante ella, Fadil".

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04/04/2016, 21:29
Sean Dunne

Sean se quedó patidifuso ante semejante muestra de violencia gratuita. Había tenido encontronazos en algunos partidos de baloncesto algo broncos, pero lo que le sobrecogió fue ver a Omar ponerse así. No recordaba haberle visto nunca usar su puño para resolver los problemas. También es cierto que Sean solo conocía el Omar de los momentos distendidos.

Trató de alejarse de la escena. Cogió a su hermana del codo y tiró de ella un par de metros hacia el túnel por el que habían venido. Le susurró, como si estuviera ante algo más importante que Mel, que Fadil y su fetiche, o que el puño de Omar. Marcaba distancias. Había ido al loquero durante varios años, y recordaba la técnica. Cuando una conversación te produce angustia, simplemente cambias de tema. Cuando lo que te angustia es tu entorno, cambias de entorno.

¿Qué más te da lo que yo haga, Charlotte? Siempre estás poniéndome en evidencia delante de los demás. Yo ya bebía alcohol cuando tú aún jugabas con las muñecas...

Sean se refería a los maniquíes con los que Lottie practicaba sus clases universitarias de biología, pero eso era lo de menos en este momento. Él lo que quería era discutir con su hermana de trivialidades, como siempre. Suplantar su recuerdo inmediato, en la que su héroe perdía los estribos, por cualquier otra cosa. La nuez afilada de su delgado cuello se movió al tragar saliva. Había empezado a temblar. Necesitaba cualquier cosa de su hermana: un tirón de orejas, una réplica aguda, un abrazo... cualquier cosa. Lo que fuese con tal de alejar aquella imagen de su cabeza.

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04/04/2016, 21:48
Charlotte Dunne

Primero fue Mike la que la sorprendió. Nunca se imaginó que se pondría así por lo que le había comentado. ¿Tampoco su padre le había hablado de esa parte?

-No es una loca chiflada, es....-quiso tranquilizarlo aún sabiendo que iba a ser dificil. Pero se detuvo cuando una mano agarró el brazo de Mike. Sam se había acercado a ellos y parecía querer tranquilizarlo.

Ella lo conoce mejor, lo conseguirá... y Lottie dio un paso atrás dejando a la americana que hiciera lo que tuviera que hacer. Pero no había pensado que en lugar de tranquilizar a Mike, se iba a revolver contra Fadil a voz en grito. Se quedó pasmada, sin saber como reaccionar, más aún cuando la expresión corporal de Mike le transmitió que este sabía lo que iba a suceder. Abrió los ojos como platos ante de la reacción de los dos americanos, pero se quedó inmóvil, solamente su mirada iba de uno a otra y después a Fadil, terminando de nuevo en Sam.

¡Ella sabe que él nos iba a traer aqui! ¿Quien es ella? ¿Qué hace aquí y por qué sabe lo que iba a suceder?

Se la quedó mirando de arriba a abajo, intentando definir y encontrar lo que no se habían parado a hacer hasta ahora. ¿Qué papel jugaba Sam en aquella historia?

Cuando esta terminó de increpar a Fadil, Lottie quedó a la espera de la reacción del egipcio. Nada bueno se esperaba después de su experiencia.

Y todo se complicó entonces. Las palabras de Fadil la traspasaron. Habia algo en ellas que no lograba entender... Ya no sabía que pensar. Se quedó en blanco intentando comprender la inmensidad de lo que acababa de escuchar.

Sam, Mike, Fadil.... y Omar. Lottie se llevó la mano a la boca para no soltar un grito cuando lo vio golpear a Fadil. Y de repente sintió la fuerza de una mano que la agarraba por el brazo y la alejaba de la escena. Perdió un momento el pie, pero se recuperó rápido y miró a quien había tirado de ella sin entender sus palabras...al principio. Se lo quedó mirando un instante. Aturdida por lo que acababa de ver. Incrédula ante lo que acababa de oir. Tragó saliva, mirando a Sean como si no lo conociera, pero conociéndolo desde antes de que él tuviera uso de razón. Se sumergió en sus ojos y entendió su sentimiento, sabía lo que necesitaba. Y comprendió que él nunca entendería por qué lo hacia, por qué lo protegía tanto. Todo lo que lo quería. No, todo lo que él percibia era que lo dejaba en evidencia. Sintió que la vista se le nublaba y que todo se derrumbaba a su alrededor. Nunca haría las cosas bien con él, era incapaz... nunca sabría ejercer como lo haría una hermana mayor en realidad.

¿Por qué habían elegido el mismo momento para desconcertarla dos de las personas a las que más quería?

No pudo contener dos lágrimas mientras miraba a Sean. Ese dolor ya venía de lejos. Se las limpió rápido, intentando destruir su evidencia ante su hermano, aunque estaba allí a escasos centímetros de ella, mirándose a los ojos mutuamente.

-Ayúdame, ¿vale? Solo esta vez... y después dejaré de dejarte en evidencia. Te prometo que lo intentaré. Pero necesito que vayas con...-¿quién podía ayudarla? No tuvo que pensar mucho-...con Estel. Evita que se mezcle en esto. Voy a intentar detener... detenerlos... Ve con Estel, Sean. Ve con ella.

Tal vez tendría que empezar ahora mismo a dejar la distancia que Sean quería... tal vez era lo mejor. Se dio media vuelta, huyendo de una historia más que yendo al encuentro de un enfrentamiento, y echó a correr hacia donde Mike, Omar y Fadil estaban a escasos centímetros unos de otros. Y se metió en medio, como un huracán. Levantó las manos, llevándolas al pecho de Omar y al de Fadil, mirando a los ojos a Mike.

-El siguiente que diga algo o levante una mano, me tendrá que pegar a mi. ¡Entendido! ¡No hemos venido aquí para esto!-miró a Omar y negó. Se arrepentía ahora de haberles contado a él y a Estel la contestación que Fadil le había dado antes. Miró a Mike y su mirada azul despidió un brillo que el americano nunca había visto en ellos desde que la conocía, él pudo ver lágrimas en los ojos de la parisina. Y por último miró a Fadil-Paz y tranquilidad, por favor.... somos adultos... todos... ¿vale? -Miró su mano sobre el pecho de Fadil y temió su reacción ante el contacto, pero no le importó. Quizás si la noqueaban le vendría bien- Necesitamos que nos lleves ante ella, sí. Pero por favor, explícanos tus palabras. No quiero más secretos. No quiero imaginarme nada más. Quiero saber qué ocurre exactamente antes de verla. Y quiero saber exactamente, Fadil, por favor, exactamente quien es ella-Lottie había reparado en una segunda posibilidad, posibilidad que habia comentado con Mike con escaso resultado. Y ahora quería saberlo, quería saber el nombre de Ella-Siempre he pensado que estabas de nuestra parte, como tu padre estuvo de parte de nuestros padres. Pero no entiendo que te ocurre, no entiendo tus palabras- Lottie estaba temblando, tenía frio, mucho frio. Su cuerpo quería ir con su hermano, pero su mente le gritaba que no lo hiciera. ¿Huía de su realidad? No quiso pensar en esa opción, solo seguir adelante, por el camino más fácil aunque no pareciera un camino de rosas. Prefería enfrentarse con Fadil que con los ojos azules de Sean. No quería volver a sentir ese dolor en su pecho y cualquier cosa que le dijera Fadil sería más fácil de comprender que lo que acababa de dejar atrás-No entiendo qué tienes contra nosotros... porque tus palabras me están trasmitiendo otra cosa... Fadil, ¿qué está ocurriendo? ¿qué te hemos hecho?

Quizás si se explicaba, si sus sospechas eran ciertas, todo el mundo se tranquilizaría.

Se dio cuenta de que estaba pisando algo y miró hacia abajo, sin pensar, solo fue una reacción refleja. Solo extrañada de que algo que no fuera la piedra lisa estuviera bajo sus pies....

 

 

 

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05/04/2016, 00:02
Omar Echenique

Cogió las manos de Lottie y las apartó de su pecho. Y luego la tomó de los hombros obligándola a moverse un tanto, lo suficiente como para que dejara de pisar lo que había caído de la mano de Fadil. Se agachó y tras mirar lo que era lo recogió y se puso una vez más en pie.

-Nadie va a pegar a nadie, Charlotte. Y nadie va a pegarte a ti. Hay un tiempo para la palabra. Otro para lo que es necesario cuando la palabra ya no sirve -miró a la chica de los lémures con una sonrisa que no asomaba en sus ojos. La mirada de Omar voló a Estel. Ella entendería perfectamente sus palabras, palabras de tiempos de guerra. De algún modo, nada había cambiado salvo el escenario-. Demoramos lo que es inevitable -una mano hurgó en el bolsillo y sacó un pañuelo de tela que tendió a Fadil-. Ten.

Y cuando este lo tomó, hizo algo tan sorprendente como su puñetazo anterior. Lo abrazó con suavidad, tratando de calmar sus espasmos, su histeria rota por el golpe.
 

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05/04/2016, 08:30
Estel Highwater

Estel esperaba muchas cosas. Algunas, porque sabía con enteros y decimales concretos de la probabilidad de lo inesperado. Otras, porque sabía lo que producía en la tela del universo el arrojar una piedra con toda la intensión y fuerza. O el arrojar una palabra. Estaba esperando desde el momento en que había decidido separar los labios, y se había asomado a aquel laberinto que era Fadil de la misma forma que se había asomado a la cornisa en la cual ahora estaba de pie. Sus ojos y su mente por delante. Sin darle la espalda, ni bajar ni por un instante la guardia. Sin quitarle los ojos de encima. Por ello, cuando Fadil comenzó a afilar los ojos y abrió la boca, toda Estel estaba preparada para recibir el impacto de la tempestad producida por su propia mano. La tormenta tenía que quebrar en algún momento, mostrando su verdadero rostro, y ya llevaban demasiado tiempo esperando que aconteciera.

Sin embargo, no esperaba en realidad el contenido de las palabras de Fadil.

¿Pero de qué coño está hablando? ¿Acaso está ciego o...?

Todo lo demás sucedió muy rápido. Estel fue consciente de que Mike estaba gritando, como lo había hecho antes y como también lo había hecho Sam. Primero, acusaciones sin sentido, demostrando una ignorancia que quizás el padre Yaddow hubiera considerado una bendición. Luego, preocupación y defensa, una en donde extrañamente ella estaba incluida, una reacción visceral proveniente del centro del cuerpo. Quizás igual que la anterior de Samantha, a quien Fadil se había girado a continuar gritando. Quizás igual que la de Fadil, que se había acercado a Mike y en la comisura de sus ojos comenzaba a mostrar un dolor que no era el que mostraban sus palabras. Quizás igual, en realidad, a la de Omar.

Estel vio volar el puño, esperable y no ajeno, como su propia reacción bajo otro rostro. Su único pensamiento, sin embargo, fue totalmente incongruente.

Es más hijo que yo de mi madre.

Fue vagamente consciente de que, en la periferia de sus ojos, Sean cogía del brazo a Charlotte y ella comenzaba a forcejear contra su voluntad. También más consciente que nunca de la inmovilidad de Oliver y Nathan. Sin embargo, el curso de acción para su mente y su cuerpo estaba claro. Dio un paso, antes que Charlotte siquiera pudiera comenzar a moverse, y su presencia se interpuso entre los cuerpos de los combatientes y el laberinto que se abría, inclemente, sólo un poco más allá. Su hombro rozó el de Omar, adoptando a su lado una posición muda de apoyo, dispuesta a intervenir si era necesario. Una que había adoptado ya demasiadas veces como para que fuera otra cosa que instintiva.

No intervino, finalmente, dado que así lo hizo Charlotte. Sin embargo, su mano encontró el antebrazo de Mike y lo apretó con fuerza, trasmitiéndole calma y apoyo, mientras la francesa hablaba y hablaba como un torbellino que no encontraba tierra. Sus pensamientos habían vagado una y otra vez sobre las palabras de Fadil y, cuando Omar encontró las suyas luego de todo, Estel no pudo más que adherir. Soltó a Mike con algo que extrañamente era muy cercano a una caricia, y asintió. Sus manos encontraron a Charlotte cuando los brazos de Omar encontraron a Fadil.

Tranquila, querida - murmuró mientras la abrazaba - Todo esto era necesario. Pero todo estará bien. 

Por encima del hombro de Charlotte miró a Sean, luego a Mike y a Samantha, y finalmente a Fadil. Oliver y Nathan estaban fuera de su campo visual, y le era imposible hacerlo con ellos.

Fadil - dijo, apretando por última vez a Lottie entre sus brazos - Claramente, tanto yo como tú hemos entendido mal, quizás yo peor, lo que nos ha sido presentado. Igual que tú, Mike. Pero Omar tiene razón, habrá tiempo para hablar. Ahora es tiempo de encontrar a Melyssa y a Ella, de una vez - agregó, soltando brevemente a Charlotte y señalando hacia el laberinto - Por favor, sigamos adelante.

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05/04/2016, 10:15
Nathan Morrison

Nathan había cerrado los ojos. Su espalda se apoyaba contra la pared opuesta a la cornisa, empapada de sudor más aún que cuando estaba bajo el sol del desierto, un sudor pegajoso e insano que ni siquiera aquel frescor que la roca viva imprimía en el ambiente era capaz de disipar. Su mandíbula se cerraba en una febril mueca de ansiedad... de horror contenido y no gestionado. Aquella violencia en el ambiente. Aquella ira que escupía Fadil sobre ellos. La incapacidad de entender el quién o el porqué le obligaban a adoptar aquella pose. No lo había pensado. No había decidido quedarse allí... así. Pero su cuerpo y su mente habían buscado cobijo en aquel tormentoso clímax de emociones encontradas, tan poderosas que no se podían soportar. Sus manos palpaban la roca tratando de asirse a algo que no fuera susceptible de desmoronarse de un momento a otro. No como todo lo demás... todos parecían sucumbir a algo terrible y oscuro. Convertirse en una manada de fieras que estuviesen dispuestas a devorarse las unas a las otras sin reparar en la destrucción y el sinsentido de sus actos.

Pero, claro, ninguno de ellos era ya dueño de sus actos. No allí. Ni Estel, ni Charlotte, ni Mike, ni Omar... ni mucho menos Fadil. Todos ellos eran presa de la marea más imponente que se pudiera imaginar. Tratar de anclarse al suelo... a la realidad, resultaba cuanto menos ridículo.

- Oliver... por favor, sácame de aquí. Te lo suplico. - musitó completamente aterrorizado aún con los ojos cerrados con fuerza.

Si el destino de aquella excursión por lo que parecían ser las mismas entrañas de la Tierra, consistía en revelarse ante La responsable de todo aquello, Nathan no quería estar. Y sin embargo todos azuzaban al grupo a continuar. A huir hacia adelante... ¿a huir? Las palabras de Estel así rubricaron lo que parecía ser el sentimiento general del grupo... avanzar. Hasta llegar a Ella. La sola idea helaba el alma. Y Melyssa esperaba ser rescatada pero el canadiense no se sentía capaz de rescatar a nadie. Solo quería desaparecer de allí... aunque el precio fuese no volver a reaparecer en ningún otro lugar.

- No, por favor. No me obliguéis. - respondió a Estel con un hilo de voz.

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05/04/2016, 10:46
Oliver Booth

Observé toda la escena sin moverme, cómo si fuera una maldita estatua. Y es que era... acojononante, sí ¡Acojonante! lo que estaba viendo. No estaba siendo del todo consciente, pero un engranaje dentro de mi mente estaba comenzando a moverse y a mover otros que estaban conectados entre sí. Estaba empezado a... despertar. Había permanecido en un extraño letargo (nada que ver con las drogas, estoy limpio, lo juro) que me había impedido anticipar los acontecimientos, pero mientras la vida pasaba ante mis ojos, se sucedían los gritos, la violencia y los enigmas comenzaban a aflorar, me noté formar parte de aquello... al fin.

Aún así, creo que no hubiera hecho absolutamente nada de no ser por Nat. Por una vez en mi maldita vida él me pedía ayuda... me la imploraba. Esta asustado, al igual que yo, pero aquella era la hora de los valientes... mi hora de los valientes. Mi amigo me necesitaba y no podía dejarle tirado. En aquella situación no podía ser el cafre de siempre, ya no valían los chistes fáciles y el pasotismo. Teníamos mucho que decir Nat y yo, y yo iba a ser el portavoz.

- ¡A tomar por culo ya! - dije, sin levantar demasiado la voz, pero con el objetivo claro de captar la atención de los demás.- De eso nada, chata, de aquí no se mueve nadie - le respondí a Estel, que parecía que tenía prisa.- Me vais a escuchar queráis o no... Lo habéis conseguido, poneros una puta medalla por ello... Habéis conseguido que me lo crea todo. Hasta ahora pensaba que esto era de coña, que de un momento a otro iban a salir un par de tíos con cámaras de video y nos íbamos a echar unas risas y toda esa mierda - hice una pausa para tomar aire.- Yo nunca me creí toda esa mierda de nuestros padres... Joder, mi padre es un imbécil, no nos llevamos bien... No tenéis ni idea de lo duro que es para mí tener que reconocer que mi padre tenía razón, que toda aquella aventura no era una invención... Joder, mi puta vida se ha basado en eso, en oponerme a mi padre porque creía que era un maldito mentiroso... ¡Mierda! Si mi disco es una jodida parodia de esa historia - estuve a punto de derrumbarme en aquel momento, pero tenía que continuar.- Así que, si yo puedo reconocer que he vivido engañándome toda mi vida, vosotros podéis pararos un puto minuto y explicarnos todo lo que sabéis... ¡Oh! Y lo vais a hacer, ya lo creo... Porque ahora sé que nos necesitáis, a mi y a Nat - lo señalé, para que no se olvidaran de él.- Y estoy dispuesto a continuar, vaya que sí, pero no me moveré hasta que no haya una explicación... Y va a tener que ser buena, porque os advierto que nunca le presté mucha atención a mi padre.

Y allí me planté, con los brazos cruzados y dispuesto a quedarme allí si no se dignaban a darnos una explicación. Allí había quién parecía saber mucho y más les valía soltar prenda o la aventura terminaría antes de empezar.

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05/04/2016, 11:34
"Hermano"

Llevados por la vorágine de emociones encontradas, nadie pareció recordar ya más al nubio. El enorme hombretón se había quedado quieto, rezagado, dejando que todos le adelantasen para acercarse al abismo. El de sentimientos y el de vacío, acercarse al Laberinto.

Sólo cuando Sean se retrajo volviendo un poco hacia el pasadizo por el que habían llegado se movió, ocupando con su cuerpo el espacio entre la roca. Y allí se quedó, testigo mudo de lo que sucedía, las manos cruzadas sobre el pecho y las piernas algo separadas, como un Guardián a la expectativa.

Sin embargo, en reacción al puñetazo de Omar a Fadil, avanzó arrasando con su paso, casi empujando al parisino, empujando a Mike, y llegó al núcleo en un latido. Haciendo caso omiso de Charlotte y de Estel, amazonas y valkirias a la vez, de Sam que seguía a un lado, de Oliver y de Nat, éste tan aferrado a la pared caliza que se confundía con ella. El nubio apartó con su sola presencia física a los dos protagonistas de la tormenta desencadenada.

Omar se había agachado y recogido algo del suelo, aquello que Charlotte estaba pisando y que había caído de la mano de Fadil segundos antes. Luego le había tendido un pañuelo a Fadil, y estaba haciendo amago de... abrazarle. Fadil, que aún temblaba a medias entre la ira y el dolor, no se movió, incapaz aún de gestionar su respuesta.

Entonces hablaron. Unos, otras, reclamando, suplicando, diciendo. Oliver saliendo de un ensueño, queriendo saber lo que nunca había querido. Explicaciones, suavidad, dureza, miedo.

Fadil no se había movido, pero sí lo hizo el nubio.

Murmurando entre dientes un insulto chirriante, agarró a Omar por el cuello con una sola mano, y lo levantó más de un palmo del suelo. Peligrosamente cerca de la caída a la que estaban asomados. Y se rió. Una risa áspera y contundente, que retumbó hasta el más lejano rincón de aquella maraña de claroscuros.

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05/04/2016, 11:35
Fadil Jannan

Y reaccionó, simplemente levantando la mano.

-No. Déjalo. Está bien... todo está bien.

Asintió, de un vehemente y resignado golpe de cabeza. Miró triste a Charlotte, sus pupilas grises aún veladas por mucho más que una lágrima, cargadas de sentimiento. Luego a Estel, y a su paradoja, ella que comprendía y sin embargo no lo hacía, osaba y temía. De ella a Oliver, y a Nat. Más unidos de lo que sabían, de lo que ni siquiera intuían. Unidos y, sin embargo, lejanos. Miró a Sam, y su mirada destiló lástima, ella que había tomado prestado un cruel destino que no le pertenecía. De ella pasó a Mike, pura pasión, pura llama. Mike, que sufría por su hermana, ya parte de la Venganza.

Y a Omar, a quien el nubio, aún con el rictus de la risa marcado en su rostro, estaba dejando en el suelo.

Se acercó y asió su muñeca, para recuperar el pequeño objeto. Lo alzó, lo enseñó, con devoción, como si fuera toda la explicación que necesitaban, como si fuese la clave del mundo, de la existencia, la clave de todo.

Era una pequeña joya, un símbolo, un Udjat precedido por la Cobra egipcia.

 

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05/04/2016, 14:05
Estel Highwater

Las manos de Estel aún estaban tocando a Charlotte, y ella estaba girando hacia Oliver y a Nathan. Los había escuchado, y pensaba responderles. Pensaba incluso quedarse atrás para hacerlo mientras los demás continuaban con Fadil hacia el centro del misterio, y con suerte hacia dónde estaba Melyssa. Si de alguien era esa responsabilidad, quizás, era de ella por ser hija de su padre. Si había alguien que debía hacer el esfuerzo de hablar, y de acompañar la misma reacción que habia tenido su madre en su momento, ella podía cubrir aquel lugar. Había comenzado a abrir la boca, de hecho, para decir algo, para aceptar las palabras de Oliver. Sin embargo, nada de eso sucedió ni llegó a ver la luz.

El nubio se movió, más rápido de lo que Estel pudo reaccionar. Sus manos dejaron inmediatamente a Charlotte, y dio un paso hacia Omar para interponerse entre ellos, pero no llegó a acercarse antes de que fuera levantado como una pluma por el cuello. Con ello, y con la risa, se acabó todo.

Estel apareció al lado del nubio más rápido de lo que su propia mente pudo dar cuenta. Omar ya estaba siendo bajado, la mano en su garganta volviéndose laxa, pero fue igualmente apartada de un golpe seco. El cuerpo de Estel se interpuso entre Omar y el nubio, apartando inmediatamente a Omar del borde del abismo, y su mano se cerró como un grillete sobre la muñeca aún extendida de aquella marioneta ridícula que no paraba de sonreír. Sus uñas se clavaron justo en el punto donde las venas yacían bajo la piel opaca y oscura, y se hundieron aún más cuando Estel habló.

- Aléjate – dijo, su voz firme y gélida que no parecía la suya, más afilada que sus ojos – Ahora mismo.

Lo que no dijeron sus palabras, ajenas a las acciones de Fadil cerca suyo, claramente lo dijo su mirada y su cuerpo.

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05/04/2016, 18:53
Omar Echenique

No era sino la reacción del perro ante el ataque a su amo. Así lo comprendió y así lo vivió. Suspendido como un pelele por su cuello y abocado al cercano abismo, Omar cerró los ojos sin miedo. El viejo fantasma, el oscuro y aterrador atractivo de la muerte, lo embargó y se abandonó a él. Su estómago se preparaba para experimentar la caída en el vacío, pero la magia fue conjurada por Fadil. Abrió los ojos cuando sus pies tocaron el suelo y vio el Ojo, otro viejo conocido. 

No hubo tiempo a palabras o reacciones especiales. Estel, erigida como baluarte, como madre, como elemento de la naturaleza, se interponía entre él y el perro. Tomó sus hombros entre sus manos.

-Todo está bien, Estel. Yo he provocado su reacción -dijo a Estel, su pecho apoyado sobre su espalda, la mirada fija en el ojo. En voz baja, susurró algo a su oído, buscando tranquilizarla.

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05/04/2016, 19:12
Omar Echenique

-Una cobra. ¿Ojo derecho o izquierdo? ¿Horus o Ra? -preguntó dubitativo.

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05/04/2016, 19:16
Mike Yaddow

Gritarle a Fadil era algo terapéutico, en cuanto se hubo desahogado se sintió bastante mejor, como liberado. Los problemas no habían desaparecido, pero si aquella presión que lo llevaba oprimiendo desde hacía un rato.

Deberían poner un Fadil en todas las casas, al menos para esto si que sirve.

Después todo sucedió muy rápido. Ni siquiera vio venir el puñetazo de Omar, lo pilló tan por sorpresa como al propio Fadil. Mike se encontró preguntándose a si mismo si lo hubiera detenido de haberlo visto a tiempo, ya no importaba, estaba hecho. Y con el puñetazo siguió saliendo lo que Fadil llevaba en su interior: rabia, rencor, ira. Focalizado hacia ellos, hacia los que había convencido para ir allí a pesar de que algunos no tenían la más mínima intención, pero ahora se lo reprochaba, estaba fuera de sus cabales, incluso los llamaba asesinos.

Otra vez ella... Pero ¿Asesinos? ¿De que va este tío? Omar debió darle demasiado fuerte, o quizás no lo suficiente y ya estaba así de loco...

Charlotte y Sean desaparecieron de su vista, aunque estaba tan centrado en Fadil que apenas se dio cuenta, tan solo cuando la pelirroja apareció y se puso entre Omar y Fadil volvió a notar su presencia.

La buena de Charlotte... Esta chica no tiene ninguna malicia, después de todo lo que está pasando y aún intenta razonar con él.

Y entonces ocurrió algo aún más inverosímil. Omar apartó a Charlotte y cuando Mike se disponía a detenerlo para que no le diera otro puñetazo se encontró con un Omar conciliador que le devolvía algo a Fadil y terminaba abrazándolo. Miró a Sam con cara de no comprender nada de lo que pasaba.

Esta gente está muy mal. ¿Primero le pega un puñetazo y justo después lo abraza? Este es bipolar como mínimo.

Entonces lo sitió, alguien lo estaba cogiendo del antebrazo, primero con fuerza y después soltándolo con suavidad. Se volvió y vio a Estel. Hizo un ligero asentimiento con la cabeza y después levantó suavemente sus brazos con las palmas extendidas indicándole que estaba calmado.
Nathan no parecía estar muy bien y eso hizo que Oliver estallara pidiendo explicaciones. Mike no tenía ninguna para él pues nada sabía de todo aquello así que se limitó a acercarse al bailarín y puso una mano sobre su hombro intentando tranquilizarlo.

-Eh, tranquilo Nathan. No tienes que venir, puedes subir con Oliver y esperar arriba. A mi tampoco me gusta esto, en cuanto encontremos a Mel subimos, no tengo interés en ver a nadie más. Y no te sientas mal, te agradezco que hayas venido hasta aquí, pero nadie va a obligarte a seguir si no quieres.

Sonrió amablemente a Nathan durante un instante, el mismo instante durante el cual volvió a desatarse una tormenta a sus espaldas. Cuando se volvió vio a Omar colgando de las manos del negro que los acompañaba.

-¡Pero que cojo...!

Unas palabras de Fadil bastaron para que lo soltara y luego Estel se encargó de sacar a su amigo del peligro inmediato que suponía aquel enorme hombre, que había resultado ser un guardaespaldas de Fadil o algo así. Le daba igual, aquello había ido demasiado lejos, no le interesaba saber que pasaba, ni quien era la mujer, ni que mierda era aquello que Fadil enseñaba como si tuviera que significar algo. Se acercó nuevamente al egipcio sin hacer mucho caso del símbolo.

-¡Eh tranquilo amigo! -Dijo haciendo un gesto de calma con las manos hacia el armario humano.- Solo voy a hablar. Mira Fadil, escúchame. Todas estas historias egipcias no me interesan, ni la mujer esa ni lo que narices sostienes ahí. Solo quiero encontrar a mi hermana. Bien, está claro que no puedes atendernos a todos y otros tienen sus propios intereses. Dime donde está Mel y yo iré a buscarla, quédate con el resto e iros a ver a esa mujer de una maldita vez y dejarnos en paz. -Mike paró de hablar intentando controlarse. Desde su punto de vista estaba intentando ser razonable.- Creo que es razonable ¿No? Los que quieran ir a ver a la mujer que vayan sin problema y los que quieran buscar a Mel que vengan conmigo a donde nos diga Fadil. Así todos contentos. Y no me vengas con más rodeos, dime ahora mismo donde está o lleno el hotel de policía, y creeme que lo haré, si me dices donde está nos iremos y nos olvidamos de todo esto, sin rencores, tienes mi palabra.

No estaba dispuesto a seguir perdiendo tiempo cuando su hermana estaba encerrada en algún sitio y había tantos intereses contrapuestos que no paraban de entorpecer su búsqueda. Y si el egipcio no accedía llamaría a la policía, a la embajada y a quien hiciera falta y como regalo se aseguraría de hacerle la vida imposible a Fadil hasta que se cansara, empezando por hablar con el jefe de Sam para que lo echara y nunca más volvieran a contratarlo en ningún hotel.

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05/04/2016, 19:21
"Hermano"

"Aléjate. Ahora mismo."

Si antes se había reído ásperamente, cuando fue increpado por Estel el nubio soltó una risotada amplia, satisfecha, la que soltaría un dios al que una hormiga desafía.

Divertido miró la mano de la mujer, que apenas podía llegar a abarcar la mitad de su muñeca, y las uñas que se clavaban en la piel. O que lo intentaban. De golpe la risotada se detuvo, y sus ojos se achicaron. Y otra mano enorme, una mano como dos cabezas de la mujer se alzó, llana, plana, por encima de Estel.

Si caía, si el bofetón llegaba a la cara de la fotógrafa, la aplastaría como ese dios a la hormiga.

De nuevo fue Fadil el que detuvo al gigante. Con un simple movimiento de cabeza. "No."

El nubio bajó la mano, lentamente, sin dejar de sonreír, malévolo, sin dejar de clavar su mirada burlona en el rostro de Estel.

الكلبة الصغيرة

Escupió entre dientes.

Omar apareció entonces por detrás de Estel, calmándola, las manos en sus hombros, el pecho en su espalda.

"Todo está bien, Estel. Yo he provocado su reacción"

Y tras él, llegó Mike. Hablando, derramando palabras y más palabras que cubrieran su ansiedad, su nerviosismo. Proponiendo, planeando, organizando. Incluso, amenazando.

El nubio seguía luciendo esa gran sonrisa socarrona, sarcástica. Y luego, al instante, su sonrisa se congeló. Sus ojos se abrieron, su mirada se cargó de algo que trascendía lo que le rodeaba.

انها هنا. الأم هي هنا ...