Partida Rol por web

Estoy a punto de huir, de salir corriendo. Necesito escapar de esto. Entonces el dr. me habla y le miro.

Ese es mi error. Una vez le miro, no puedo apartar la vista de él. Habla, como si estuviera charlando, pero de pronto me siento extrañamente tranquilo. Como si todo esto fuera lo más normal del mundo, como si realmente la esperanza de vida de una persona estuviera en más de 200 años y que él tuviera esa edad no fuera algo extraño.

No alejarme más de 100 pasos, ¿qué tontería es eso? Y, sin embargo, sé, siento, que no voy a poder desobedecer esa orden. Ni la de hablar de esto con alguien que no sea él. Simplemente no voy a poder, ni siquiera con Mary.

Me giro hacia la fiesta, y sonrío. Así lo haré, Sr. Pasteur digo, poniendo mi mano sobre la suya para a continuación dirigirme hacia la fiesta. Cojo algo de comida, bebo solamente refrescos o agua y charlo con algunas personas, especialmente mujeres. Es decir, intento cumplir lo que él me ha "recomendado". Sin embargo, internamente, mi corazón late desbocado y mi mente me pide a gritos que abandone esa fiesta. Pero simplemente no lo hago, y me divierto como si fuera lo más normal del mundo estar allí sabiendo que hay alguien que tiene más de 200 años y que me está esperando para cuando acabe la fiesta.

-Ajam- Afirmé.

Vale, no entendía nada de lo que me estaba diciendo. Seguramente se habría llevado muy bien con mi compañero de piso para hablar de cosas de ciencia. Pero yo era de otra rama universitaria. Y la verdad el tema de la pasteurización de la leche... o como se diga, no me interesaba mas que saber si la leche era Light.

Sin embargo, era mas de lo que esperaba en ese momento. Mi propia investigación de campo! Guau, eso estaba bien. Sobre todo por que lo que entresacaba de las palabras de Benko era buenas espectativas sobre mi carrera o futuro trabajo. Espero que no quiera una cita!

- Medicina, científicos, gente importante... lo tengo. - Dije como si apuntara todo mentalmente.- Básicamente hacer un articulo que pueda leer todo el mundo y entienda lo que ese hombre hizo. Genial. - Sonreí. Mi capacidad de síntesis esperaba que fuera mejor de lo que pensaba.

- Gracias, Jakob.- Recogí los papeles y los ojeé de pasada. Guau, tengo mucho que hacer.- No te defraudaré- Tampoco es que fuera algo tan importante pero para mi, esa oportunidad era todo.

Me retiré a mi cubículo, si se podía llamar así, para revisar los papeles, las citas, los horarios y esas cosas. Vaya, este tio es importante. Y eso que solo ha jugado con la leche! Mientras no me descentrara seguro que lo haría bien. Siempre y cuando no le diera mas vueltas a... vaya... esos tíos raros. Cada vez me parecía mas lejana la noche anterior y lo asustada que estaba. Esa tensión se iba disipando a lo largo del día.

Bah! Ya todo ha pasado.

Incluso cuando regresaba a mi casa para vestirme e ir a esa reunión de cerebritos ya apenas pensaba sobre colmillos y cosas así. Y aun así, en mi interior, algo me decía que, en cuanto dispusiera de tiempo para pensar, mi cabeza volvería de nuevo a donde lo dejé con Dieter.

El Miliner.

La jornada había acabado y la velada iba viento en popa, habías hablado con la mayoría de los presentes, habías escuchado algunas historias soporiferas sobre lo smucho sdescubrimientos de este hombre, de como enfrentó a los que le acusaron de mentiroso cuando comenzó a estudiar a los virus, y a hacer publicos su sestudios y de como de injusto lo había tratado al historia.
El decano estaba ancho como un pavo real paseando entre toda la comunidad de la universidad, al parecer Pasteur había sido miembro de la comunidad investigadora de la universidad de medicina de Berlin por aquel entonces, en pleno siglo XIX había sido un caballero de su época, aburguesado, cuyos experimentos a dia de hoy impactaban en la agricultura y la ganadería.
El ambiente no era de especial interes por el tema central de la velada, sino por la reunión de todos los presentes. Los camareros iban y venían con bandejas con bebidas y lo más llamativo era un frances de aspecto adusto que te había comentado un par de anecdotas que si podías corroborar serían divertidas, de como el doctor Pasteur en sus estudios sobre una enfermedad sobre las uvas había pillado tal cogorza que salio en los titulares de todas las gazetas de Lion a Paris, por aquel entonces aquello era medio mundo.
Pero en mitad de aquella fiesta viste algo que estaba fuera de Lugar, viste a Dietter, en un lado de la sala, enfundado en un traje impresionante que nunca le habías visto, brillante, gris oscuro. Con unos zapatos relucientes y una camisa blanca con una banda negra en la botonera.
¿Por que se habría arreglado tanto o como había entrado allí? Te preguntaste, él aún no había caído en tu presencia y estaba observando el ambiente como habías hecho tú anteriormente.

La velada iba viento en popa, habías hablado con la mayoría de los presentes, habías escuchado algunas historias soporiferas sobre los muchos descubrimientos de este hombre, de como enfrentó a los que le acusaron de mentiroso cuando comenzó a estudiar a los virus, y a hacer públicos sus estudios y de como de injusto lo había tratado la historia.
El decano estaba ancho como un pavo real paseando entre toda la comunidad de la universidad, al parecer Pasteur había sido miembro de la comunidad investigadora de la universidad de medicina de Berlin por aquel entonces, en pleno siglo XIX había sido un caballero de su época, aburguesado, cuyos experimentos a dia de hoy impactaban en la agricultura y la ganadería.
El ambiente no era de especial interés por el tema central de la velada, sino por la reunión de todos los presentes. Tu anfitrión iba de grupo en grupo hablando, debía ser un interlocutor de primera por que donde iba todo el mundo se reía.Y lamentaban que se fuera a por otro grupo.

Lo miro, observando su comportamiento. Mierda, no lo comprendo. ¿Nadie ve lo que yo veo? ¿O es que están ciegos o es que les importa una mierda? Joder... tengo que irme, pero lo he intentado un par de veces y nunca he dado más de un paso en dirección a la salida.

Buf, la velada ya me está aburriendo. Así pues, buscaré alguna chica de buen ver, a ver si hay alguna, con la que charlar un rato, reir, quizá hacernos confidencias... algo para no pensar lo que me espera después. No sé por qué me da que no va a ser encontrar la fuente de la eterna juventud. Y no consigo escapar, aunque mi corazón está a mil por hora, aunque todo mi cuerpo tira de mí para que escape, no lo consigo. Ni siquiera estoy nervioso, estoy extrañamente tranquilo, así que nadie se puede dar cuenta de la lucha que tengo en mi interior.

Pienso en Olga y casi lloro, pero ni eso puedo. La dejaré sola, a ella y a mi madre... porque imagino que no me va a dejar ir así por las buenas. ¿Será él el cazador amarillo ese? No lo sé, solo sé que no me veo un futuro muy prometedor ahora mismo. Mary... qué será de ti... suerte...

No encontraba en mi armario que fuera demasiado bueno para esa convención, así que decidí llevar algo arreglado, pero informal. Quizá un poco mas de arreglado. Típico modelo que una se pone para ir a la cena de empresa en Navidades, pero no para ir a recoger un Oscar.

Y tampoco me iba a comprar a última hora un modelito! Bastante gasto había tenido en comprarme una cámara nueva. Bueno, realmente era de la tienda de segunda mano de camino al trabajo. Una de esas de carrete rebobinable y sin pantalla digital. Si necesitaba grabar algo lo haría con el móvil. Era eso o una de esas desechables, y me negaba a aparecer allí, como representante del periódico con una de esas Kodadk guarrindongas.

- Oh! Es muy interesante!

- Jajajjaja..Claro! Que Divertido.

- Oh, por supuesto... hablamos de ciencia, al fin y al cabo.-

Las conversaciones que mantenía era todas iguales. Las personas variaban desde un científico viejo, contando sus viejas glorias.. hasta otro que se hacía pasar por un Tony Stark de 80 años. Muchos tenían lo mismo en común: Miraban mi acreditación del pase de prensa demasiado detenidamente. A veces... o casi todas... dudaba de si realmente esperaban encontrar una falta de ortografía en mi nombre escrito o miraban con sumo interés mis pechugas.

Como fuera, me parecían bastante graciosos. Viejos verdes... Hacía de tripas corazón cuando pensaba en el artículo que tenía que escribir, que menos mal ya tenía toda la información que necesitaba. Un científico estaba tremendamente emocionado con explicarme cosas sobre la desnuclearizacion de la lactosa en ambientes de baja gravedad. Interesantiiisimo.

En ese momento vi a Dieter justo al otro extremo y sonreí, mientras le miraba y escuchaba las palabras técnicas del científico.

 - Discúlpeme un momento. Tengo que ir a un sitio... ya sabe. Cosas de chicas.-

Con educación me volví hacia él y le toqué el antebrazo levemente, para parar su conversación. Eso creo que le causó una erección tan grande que simplemente me sonrió y me hizo prometer que volvería para terminar de contar su historia. Si hombre! Que aburrido!

Recogí una copa de una de las bandejas de la camarera y me puse justo detrás de Dietter.

-Vaya, Dieter! Si llego a saber que vienes me habría arreglado mas.- Dije pícaramente mientras llamaba su atención con la copa en la mano.

Me encontraba charlando con una de las pocas chicas jóvenes de la fiesta. Lo cierto es que ni siquiera sé quien era. Se había presentado, pero sencillamente no recuerdo como se llamaba. Hablaba y hablaba sobre los grandes descubrimientos del Sr. Pasteur, sobre que había sido un referente en su vida. En mi cara se leía un deje de aburrimiento, aunque intentaba no dejarlo traslucir.

De pronto, alguien habla a mi espalda, y mi cuerpo tiembla. Me giro, rezando porque solo sea una voz parecida, pero no. Es ella. Miro  hacia un punto concreto de la sala*, y luego a ella.

Ma... Mary... que... ¿qué haces aquí? Yo... pensé que ya habrías regresado a casa. Yo... no debe... no pensé que estarías aquí.

Pese a ese tartamudeo, quizá provocado por la impresión, se me nota extrañamente tranquilo. Sin embargo, de vez en cuando miro por encima del hombro de Mary. Sería mejor que te fueras a casa, no es bueno estar hasta tarde fuera y yo estoy trabajando ahora mismo.

-Oh! Venga!- Miro a su compañera, casi triunfal y divertida a la vez por captar la atención de mi compañero de piso, no como ella parecía.- Creía que me dirías algo como....Bonito vestido, Mary! O algo así.- Regañé negando la cabeza. Quizá la copa anterior se me había subido a la cabeza.

- Yo también estoy trabajando, Dieter.- Dije mientras cogía la acreditación y la movía traviésamente delante de sus narices.- Me han dado una oportunidad para escribir sobre el Señor Pasteur y.. bueno, aquí estoy. Tengo que reconocer que esto.. - bajé la voz.- ...esto es un muermo pero, es trabajo al fin y al cabo.

Cai en la cuenta que de no ser que fuera el chofer o viniera a reparar un coche Dieter estaba fuera de lugar allí. Por lo menos tan bien vestido.

- ¿Y... en que trabajas ahora, si puede saberse?- Pregunté, mordazmente, acercándome a él ofreciéndole un sorbito de mi copa.

La miro con una cara... rara, aunque no podría decirse por qué. Solo rara. Por supuesto que estás bien vestida, cualquier cosa que te pones te queda genial. Pero para eso no deberías necesitar que yo te lo diga, eso ya lo deberías saber tú, solo mira como te miran todos. Aunque bueno, con la cantidad de fósiles que hay aquí, jajaja.

Rio, sí, pero mi risa suena un poco forzada. Pues estoy haciendo de chófer de uno de los viejos fósiles de esta reunión, un cliente del taller de mi jefe que me pidió el favor. Pruebo de su copa y suspiro, un poco aliviado parece.

Sé que estás trabajando, pero no te quedes hasta muy tarde, ¿vale? Yo no puedo acompañarte a casa, tengo que llevar a mi cliente a la suya...

El señor pasteur de vez en cuand omiraba en tu dirección para controlar que todo fuera adecuadamente. En cada una de esas ocasiones te dirigía una sonrisa complacida y amable. La verdad es que de no ser por tus sospechas el viejo te podría caer realmente bien.
Pero además de tus sospechas estaba ese horrible hechizo que te había puesto encima y que habías puesto a prueba ya en dos cosaiones. La vez que más lejos llegaste fue a varios pasos de la salida. Pero de haber podido pasar tampoco podrías haberte ido, ese enorme perro estaba sentado fuera, delante de ti y te mirói con aquellos ojos negros sin rirs y en tu imaginación pudiste ver lo que podía llegar a. Hacer aquel perro conuna persona.

Miro de vez en cuando sobre el hombro, como si me estuviera fijando en alguien en particular, y en un momento dado me acerco a tu oído, como si te estuviera cuchicheando alguna cosa, casi como si estuviera ligando contigo, buscando que nadie más lo escuche.

Mira, Mary, te tienes que ir de aquí. No puedo explicarte por qué, pero no es seguro. Si recuerdas lo de ayer por la noche, tendrás una noción de a qué me refiero. Por favor, no te quedes, te lo ruego... y no me pidas que te acompañe. No podría aunque quisiera.

Nos vemos luego en casa, ¿vale? Ahora dame un beso y márchate, te aseguro que esto es más importante que un trabajo.

En el momento que se me acercó, casi...casi... puse morritos.

Jó, para una vez que una está mona y algo chispada por el champagne, la dan largas. Tampoco es que quisiera que pasara algo...o si. No se, pero seguramente habría sido como en La bella y la bestia: un baile, mucha bebida y luego.. al alcoba con la rosa y tal.

Creo que veo demasiado Disney Channel.

Sin embargo, él me dijo que me fuera. Casi había olvidado lo de ayer por la noche. Sentí un escalofrío entraño. Había estado en la biblioteca por la mañana buscando información de criatura mitológicas o..yo que se. Y lo máximo que había encontrado sobre ellos era a un tal Edward Cullen que brillaba bajo el sol y tal Lestat: Escritora Anne Rice. Nada útil.

- Dietter...- susurré.- ¿Si tan peligroso es crees que te voy a dejar solo?- Argumenté sin demasiada convicción. - Si me voy de aquí, será para ver a Milliner. Así que dime.. prefieres que me quede o que vaya a buscarlos yo sola.

Le cogí del brazo y la guié hasta la mesa de las copas. Recogí una y se la ofrecí mientras yo solicitaba una nueva. No es que fuera a beber, pero, disimulando, era la mejor opción. Sonrei y solté una carcajada como si hubiera dicho alguna cosa graciosa.

- Y ahora, o me explicas que ocurre...- sin dejar de sonreir.- ...o hablaré con todos los de la sala, buscando a don misterioso , con la excusa de saber mas de Pasteur.- Disimulando lo mejor  que podía, pese que por dentro estaba ahora mismo, bastante inquieta.

Sonrio, con una sonrisa que ilumina mi cara, agarrando la copa. Sin embargo, mis ojos realmente no muestran tal alegría. No lo entiendes, Mary... no sé qué me ha hecho que no me deja hablar de ello. Simplemente me dijo "no hables de mi" y me vi incapaz de hacerlo. Pero también me ha dicho que no me aleje de él, y tampoco soy capaz. Mary... tú eres muy importante para mi, lo sabes. Tan importante que no he sido capaz de avisar a nadie de la fiesta y solo he podido hablar contigo así. No lo hagas, Mary... no vayas sola al Milliner, te lo ruego, pero tampoco te quedes aquí.

En serio, me gustaría poderte decir... pero no puedo. Además digo, bajando un poco la voz, nada, te veré luego en casa y veremos que hacemos, ¿si? Pero hazme caso, aunque sea solo esta vez, y vete a casa.

Me conoces lo suficientemente bien para saber que dentro de mi hay una lucha, una lucha intensa... como si estuviera intentando negar algo, o mantener un control realmente débil. En ocasiones mi cara se muestra completamente relajada, pero en ocasiones mis ojos transmiten mi intranquilidad. Mi respiración es acelerada y mis ojos están considerablemente grandes, como si la pupila estuviera totalmente dilatada.

Una voz resuena en tu cabeza. Y cuando buscas con la mirada al doctor no consigues encontrarlo.
Debo felicitarte, no esperaba que fueras capaz de llevarme la contraria, mon ami. Y que seas tan caballeroso me ha impresionado. resono ese comentario en tu cabeza tan alto y claro como la voz de Mary, que estaba a tu lado. Debo decir, para mi grata sorpresa, que te he subestimado. Pero ahora necesito que vuelvas a pensar en “lo que paso anoche” lo formulo con educación pero no pudiste evitar que los hechos te volvieran a la cabeza como si los estuvieras reviviendo. El nerviosismos se te disparo nuevamente e incluso volviste a sentir el mismo frío que la noche anterior, el mismo miedo, la misma desazón.
Cuando volvIste a ser tú apenas había pasado una fracción de segundo, fue como un tiro de farlopa, un subidón instantaneo. Notaste que el hechizo se había roto.
Vuelve mañana a este lugar, a medio día, o volveré a considerar que la interesante de la familia es tu hermana. Quedate el traje, te queda bien y un caballero como tú debe vestir siempre bien. Disfruta de la noche.
A tu espalda lso focos de un coche alumbraron la fachada. El rols royce se iba, en el viajaba el viejo y alguien más, además del perro.
Trae a tu amiga si te sientes más seguro.

Mire a Dieter a los ojos y con solo una mirada quise entender lo que me pedía.

No pude hacerlo. Era terca como una mula. Aquellas palabras, de que le importaba, me hicieron sonreir levemente, aunque en mi interior mi corazón saltaba como un periquito en su jaula. - ¿No puedes o no quieres?- Quise decir algo mas pero tampoco sabía el qué. Estaba firmemente convencido de ello!

-Vale.- Dije suavemente sin perder la sonrisa, dándome por vencida. Quizá algo molesta para que me echara de allí.- No quiero ponerte en un aprieto.- ¿Será que le avergüenzo? No había bebido tanto como para hacerlo.

Suspiré mientras le dedicaba una cálida sonrisa malamente camuflada como decepción. Puede que no fuera lo suficientemente... glamurosa para él. Curioso siendo un mecánico. A lo mejore estaba ligando con esa petarda de antes y yo se la estaba espantando. Puede. Al final solo eramos amigos...

Miré mi libreta apartando la vista de él y me encontré con mi invitación, el pase de prensa. Entonces comprendí algo. Claro! Por eso me trataba así era un .- Scort Boy- tio de esos de compañía con final feliz. Asentí dando un par de pasos para atrás mientras le miraba apenada. Saqué el bolígrafo y comencé a tamborilear sobre la libreta.

-Tienes razón. Debería irme. Además, tengo que escribir el artículo.- Eso era cierto.- Puede que llame a Norb. - Eso también. -O que de una vuelta por el parque.- ¿Sola? Con lo que había pasado en el Milliner...

ME di la vuelta para marcharme de la fiesta. Justo al final de la sala miré, en general, a la fiesta. Era de viejos, prácticamente. No se con quien habría venido. Esperaba que al menos lo disfrutara.

- Chao- Dijeron mis labios desde el otro extremo de la sala, sin pronunciar palabra, mientras mi mano se despedía a la par de Dieter. Me giré y desaparecí de la fiesta.

No quería molestar mas.

Las palabras resuenan en mi mente. Mierda, igual sería mejor que la dejara irse así... pero no puedo, no puedo dejar que se vaya.

¡Espera! digo, al ver que se aleja, alcanzándola. Entonces me pongo intensamente pálido, casi como si  hubiera recibido un golpe o me hubiera dado algo. La miro, con los ojos extremadamente abiertos y la respiración agitada. Por un momento, incluso estoy a punto de caerme, pero me recupero enseguida.

Se ha ido... digo, casi en un susurro, mezcla de susurro y mi voz normal. Pero lo que me ha dicho sigue resonando en mi mente. ¡Vamonos! exclamo, sujetando la mano de Mary y tirando de ella fuera de la fiesta.

Una vez fuera, llamaré a un taxi para volver a casa. Por hoy ha sido suficiente, y necesito pensar, pero no quiero que Mary vaya a ningún sitio sola. No hoy. No con lo que me ha pasado... simplemente no puedo dejarla así.

Escribe el artículo en casa, será lo mejor. Fuera no es seguro. Demasiados monstruos.