Partida Rol por web

Apareció entonces de la nada o algo parecido y se posicionó para no dudar ni un poco. Al ver la expresión de Akemi sin embargo sus planes cambiaron un poco. No iba a contenerse. Sus emociones puras se mostrarían entonces con gran venganza y con gran odio. - ¡Ren! Tomó entonces lo que tenía tras, haber o no logrado lo que hizo y lo lanzó directamente a la mujer del gran rifle y rubio cabello, sin piedad. No sabía el nombre de "esa" otra técnica pero lo pensaría, imaginaría, como el aura tomaba forma y se traspasaba. ¿Quizá era un poder de Emisor y por eso él lo aprendió específicamente? No sabía, pero lanzó el primer dardo, no el que tenía en el bolsillo sin dudar.

-Que buena punterias tienes joven. Dijo a ver su rapida reaccion a la intervecion del aliado de mary. Todabia me encuetro en alerta por si tengo que intervenir

Esquive el primer ataque por parte de Ginnei, bastante poco labrado a decir verdad, casi expresaba con sus movimientos lo contrario que con sus palabras. Fue entonces cuando escuche a la niña su grito y desvié mi mirada durante un instante para ver el arma volar y como Nero la interceptaba.- ¡Que no se meta nadie, esto es entre el y yo! .- Grite a la sala intentando que nadie tomara parte de la contienda.

-El resto que tenga que solucionar cosas conmigo que espere, si no lo hacéis únicamente conseguiréis mas muertes y eso no lo quiere nadie.- Comente exasperada, porque todo el mundo creía tener que meterse en los asuntos del resto.- Y tu...- Dije refiriéndome a Nero.- Como toques a la niña lo lamentaras.-Dije mientras me volvía a colocar a la defensiva para esquivar a Ginnei si volvía a atacarme. Fuera la chiquilla cleptómana o lo que fuera la había visto llorar por su amiga.- ¿Bueno, seguimos con nuestro combate, Juez?.- Dije totalmente calmada mirando a Ginnei de nuevo seria y haciendo énfasis en el mote que le acababa de otorgar.

En ese mismo momento note como alguien mas se metía en la pelea y como un dardo se dirigía hacia mi y lo esquivo-.Bien lo que faltaba, el tipo que se pone en mitad de la trayectoria de las balas para inculparme de algo, ahora intenta matarme en mitad de un combate.- Dije con tono fastidiado mientras miraba a Nakamura. No me había caído bien desde que le había visto pero eso ya era el colmo.- Quizá harías bien en abrir los ojos, pero si tengo que enfrentaros a los dos no tengo problemas.-Increpe a Ginnei, esto ya empezaba a ser serio, contra dos personas estaba en un apuro, pero aun me quedaban fuerzas para mas cosas.

Miki observó a Mary con preocupación. Quería protegerla, le había caído bien... Le recordaba a la mujer que ella consideraba una madre, la que le enseñó a usar las armas.

-P-Pero...- Dijo como reproche ante la regañina de Mary.

No había nada que hacer, si ella lo ponía así es porque podía cuidarse sola...

-E-Está bien...- Dijo. Sin embargo no era verdad, si la veía en problemas actuaría, porque no le importaba mentir, era cleptómana, y estaba acostumbrada a mentir y ocultar la verdad, que aunque diferentes, eran similares

Nero por su parte exhaló el humo de sus pulmones y soltó un -Ouch! No me mires así bombón, creí que teníamos química!- Con una sonrisa. Si bien le molestaba un poco la actitud de la rubia, no perdía chances para coquetear y tratar de calmar los ánimos... Tanto ella como Ginnei eran iguales... no le dejarían meterse... No lo haría.

Nakamura llegó entonces para ayudar a Ginnei, seguido de Akemi y Sora, la hermana mayor de Miki. Sora observaba a Miki con sus manos en la espalda tomando su arma. Eso le dió a entender que posiblemente estaba involucrada en todo eso...

Corrió preocupada pasando entre Akemi y Nakamura para proteger a su hermanita, posicionándose entre ella y el combate. Akemi por su pado miraba con cara preocupada a Nakamura, no dejaba de observar su cuerpo, mientras cargaba con la mochila que el pelirrojo le había dado...

Al salir se encontraron con un paisaje hermoso. Era de día, los pájaros cantaban... Por como estaba el cielo debía ser medio día...

Estaban en lo que parecía ser la ladera de una montaña o algo así, el castillo estaba arriba, mientras que ustedes salieron por un hoyo en la zona baja. Esa zona daba a un puerto. Podía verse un barco anclado a lo lejos.

Muchas personas habían terminado el examen, pero una de esas sobraba, quizás era el siguiente examinador??

Llevaba un look de pirata y un pájaro al hombro, con un parche un un ojo y una prominente cicatriz en toda la cara...

Seguro el barco en el puerto era suyo... Quizás sea el siguiente examinador o el que los lleve a la siguiente fase del examen... a saber...

¿Quien se cree este que es? ¿La reina? 

-Puedes ir a darle unos besos, si gustas. La salida está por acá, aparentemente, no me devolveré. 

El trato es no matarnos, aun... No ayudarnos. O tambien podria...

-Me torci un tobillo cuando caí, me muevo lento, lo has visto. Si piensas ir a buscarlo te esperare aqui. 

¿Cuanto tiempo habrá pasado desde que caimos? Naturalmente, no pienso esperar, aunque contar con ayuda seria bueno. 

-Oye, chico, no. No vayas a ir, de peores cosas ha salido ese. Y posiblemente no esté por ahi. No perdamos tiempo. Vamos a la otra sala. Me informaron que la salida estaba en esta direccion, deberiamos encontrar una puerta que baje. Tengo entendido que son tres niveles. Estamos en el segundo. 

Ahora soy el hada madrina de los extraños. ¡Bien hecho yo! Tener aliados nunca está demás. Aunque quien sabe, en la siguiente fase tenga que clavarle un flecha en la nuca.

Comprobé los cuchillos una vez más, el de la mano lo habia guardado en mi cintura de nuevo, tenia uno bajo la manga y si movia el pie en el zapato sentia el de la bota. 

-Andando. 

Por razones de confianza deje que avanzara primero. No pensaba darle la espalda cuando estaba tan cerca. 

Me giro al ver que la violencia se desata entre Ginnei y Mary. Me pongo de pie de un salto pero no me acerco al combate al ver que ambos decidan que sea un asunto solo entre ellos.

Me acerco a Nero y me quedo a su lado, viendo como ambos pelean y discuten a la vez. Miro al joven y le pregunto, aún con la duda por lo que Ginnei le respondió a Mary:

 - "¿Entonces era mentira lo que dijo Mary? Yo le creí."

Me quedo ahí, viendo lo que sucede mientras intento escuchar más. Creo lo que me dijo Mary de por qué hizo las cosas pero sé que engañarme no tiene nada de complicado, por lo que permanezco al margen hasta que resuelvan sus asuntos.

Finalmente Mugen y yo somos los únicos en adentrarnos en el túnel, Nero se queda fuera, allá él. Gracias a la luz de la antorcha que ha cogido mi salido amigo se puede ver la mirada de desaprobación que le dedico. –Tengo un móvil, no hacía falta la antorcha, podríamos haber explotado o algo del estilo si esto llega a ser una trampa...– me doy cuenta de que ahora quizás no es el momento de discutir. –Bueno, da igual, no hemos estallado, está bien supongo– rectifico encogiéndome de hombros y camino junto a él.

No pasamos mucho rato andando cuando damos con una luz. Nos acercamos a ella y resulta ser la salida, al final esto no ha sido tan difícil. Dibujo una sonrisa en mi rostro, una de gran satisfacción, pensaba que esta prueba se me iba a atragantar, pero no, la he pasado, una menos, ya debe quedar poco.

Me encuentro observando el paisaje y a sus extraños pobladores cuando Mugen habla. –Estoy de acuerdo, sigamos siendo aliados– alzo mi puño para que Muguen choque. Quizás es un gesto algo tonto, pero he visto apropiado hacerlo.

El crío siniestro se nos acerca para contestar a la pregunta de Muguen. –Pues toca esperar– una vez más, me encojo de hombros. –Hay bichos más rápidos que tú eh– comento tras una breve carcajada al ver como el cuervo le roba su caramelo al niño.

No tenemos mucho más tiempo para disfrutar de la casi total tranquilidad que ofrece el valle pues el lugar se va llenando con bastante rapidez.

Sentado en la hierba observo con el ceño fruncido como de todos los que llegan unos cuantos son más críos, entre ellos varios de los inútiles. ¿Es que no se mueren de una jodida vez? Sí que tienen aguante, eso o alguien muy tonto les protege. Sea lo que sea voy a pasar de ellos, no quiero que me mareen ahora que puedo descansar un poco.

Lanzo un primer ataque a Mary, muy débil, esperando su contraataque, pero no se produce. Se nota el enfado en mi rostro, se nota que me había sentado fatal su traición, y todo por poder, poder para lograr una venganza contra alguien que no era el asesino que buscaba. Su cabeza de turco estaba en esta habitación. Coloco la espada recta con el mango a un lateral de la cabeza, empuñándola con ambas manos, en una postura que era más clásica dentro de la esgrima normal que con una espada-látigo como al mía, colocándome frente a Mary, mirándola con ojos evidentemente enojados, aunque quizás no tanto como cabía esperar.

No era ansia por combatir, no era simple furia, era que consideraba que de verdad no merecía conservar su vida. Irónicamente, en parte era por ella, aunque fuese una parte minúscula: había mentido, había disparado como una vulgar asesina, había traicionado a quien le había dado su confianza... Su alma se estaba ganando el Tártaro por su puta venganza.

Déjame... mostrarle...

Una vez más, el canto maldito resonó entre mis labios, mientras el tiempo parecía congelarse en un recuerdo del último minuto antes del amanecer. El minuto en el que los moribundo expiraban.

<Yo, quien hoy cierra los ojos a la vida>

Las sombras de la sala se volvieron locas, como ya había pasado en la sala contigua. Al abrirse la puerta de aquel extraño poder, las sombras ya fuesen de objetos animados o inanimados parecían danzar, convertidas en siluetas de almas en pena.

Vida y muerte... Tu otra máscara...

<Soy el recipiente y la guadaña del Dios de la Muerte>

El collar al cuello de Ginnei se hundió en su carne, dejando lo que parecían heridas abiertas, carne, sangre, músculo y hueso al descubierto en ese tétrico efecto que se desvaneció poco a poco. La luz pareció decrecer en la zona como si no pudiese abatir la terrible oscuridad que se avecinaba. La puerta se abría, pero aún no había que contenerla. No, aún no.

Trae el Tártaro... Te enseñaré...

<Mi luz y mi mente son mis monedas de plata>

Las monedas de plata que antes estaban en el collar ahora surgen frente a mis ojos. Mi pelo se torna oscuro como la capucha de la muerte, y parece que algo más quiere surgir de mi frente. Es el momento de contener la fuerza que me invade, no quería llegar hasta ese punto. Aún no. Mi rostro aún así se vuelve cadavérico por un momento, perdiendo color, con los mofletes y los ojos hundidos, aunque este detalle es menos apreciable.

Entenderás el poder... Aprécialo...

<¡Acude a mi llamada, Hades, y reclama las almas de los impuros!>

Es el momento final. Un escalofrío recorre la espalda de todos, la sensación de muerte inminente, pero sólo dura un mínimo instante, igual que los cambios que se revierten por velocidad. El cabello recupera su color castaño y el rostro vuelve a parecer normal, vivo. Las sombras vuelven a estar quietas, el mundo vuelve a verse como se veía. El único cambio, dos monedas de plata ante mis ojos.

<kishi>

Una sonrisa irónica recorre mi rostro. Dejo que Hades de su saludo, me da igual. Mary lo conocerá muy pronto.

- Hola, preciosa... -la voz de ultratumba se dirije a Mary- Parece que te has portado bastante mal según con quien... -lanzo una mirada apenas girando la cabeza hacia donde están Sora y Miki- Me pregunto qué pensarán tus amigas... El chico bueno que sanaba a su amiga ahora se convierte en un monstruo para castigar lo que considera una injusticia jijiji -el rostro repentinamente se vuelve serio, y cambia a la voz de Ginnei- Basta de cháchara. Te he llamado por algo. Tienes un trabajo. -repongo con seriedad. Una vez más, la voz "maligna" toma el control de los labios- "Yes my master". -replica burlón, aunque al contrario de lo que parecía que podía pasar, baja la espada y alza la mano, proyectando el aura hacia Mary en un movimiento que sólo unos pocos verían.

El "proyectil" parecía inofensivo, aunque se arromolinaba como una galaxia, con amplios brazos que recorren la sala. Algo preparaba...

Seguí en mi posición defensiva mientras Ginnei recitaba las palabras, otro religioso, lo que me faltaba... y aun me preguntaba porque había rehuido de el.- Ey.- respondí a aquella criatura que había aparecido ante mi.- Se te ve con mejor cara que cuando te mordieron los lobos.- Dije aun sin moverme.

Mi rostro no pudo siquiera contener una sonrisa acabada en risa cuando su voz se torno por la Ginnei.- Oh juez, ¿Dictaminas sentencia pero no tienes los huevos de empuñar tu la espada? Aun me pregunto el motivo que tuve de salvar a alguien tan cobarde...

Y a ti.- Dije refiriéndome ahora a Hades y con la mirada aun seria.- Si realmente eres Hades, el que recibe a los muertos... Espero que la tratases bien cuando llegó... pero aun tengo motivos para permanecer aquí, lamento que aun no vaya a hacerla compañía.- Digo con los ojos turbios, sabia que aquello iba a ocurrir y al verle recitar aquellas palabras en el bosque me había preguntado sobre ello.

Ginnei estiró entonces su mano. Para el común de los mortales, más del 90% de los que estaban en la sala, no hacía nada... Pero para Akemi, Utau, Nakamura y la misma Mary, algo estaba pasando. Una extraña concentración de energía comenzaba a emanar de Ginnei.

Nada pasaba entonces... Hades solo sonreía... Si bien era el momento indicado para atacar, no se desarrolló ningún ataque.

Ni por parte de Ginnei, ni por parte de Mary... Ambos se mantenían espectantes...

Nero por su parte observó a Hiro hacia arriba, estaba en cuclillas con su arma en una mano y el cigarrillo en la otra, mientras mantenía a sus pies, el arma de Mary que Ginnei le dio

-Pues... Las mujeres son peligrosas mocoso... lo entenderás cuando seas grande...- Dijo en un tono algo melancólico mientras se llevaba el cigarrillo a la boca y tocaba su parche... Una mujer le quitó su ojo... Otra le quitó su lobo... Y aún así, le parecían infaltables en su vida.... Bellas y encantadoras, las necesitaba...

se saca uno de los audífonos su hermano y su amigo estaban haciendo lo que mejor saben hacer que era meterse en problemas, tal como ella, que hacía exactamente lo mismo y de eso hablaba ciertos documentos que estaban con ciertas personas importantes, nada muy grave, solo que era sujeto de interés de muchos grupos lo que era muy curioso, ella misma no se sentía tan especial, sin embargo otras personas tienen un concepto distinto. 

La chica rubia y bastante curvilínea, de esas que le encantaban a su hermano, se pone a la defensiva y su amigo también, ahora que no tiene los audífonos puestos, se da cuenta de lo que hablan y simplemente rueda los ojos, ¿es que esos dos no pueden hacer algo que nos sea creerse héroes sin capa?, eran estresantes aunque muy divertidos cuando no tenían sus pescuezos en riesgo, claro, porque esa mujer se veía peligrosa, y demasiado. 

Dio unos pasos cuando comienza a ver como su amigo no puede dejar de ser Ginnei y ahí parece, Hades, siente un escalofrío en su nuca, no es que detestara ese lado b, solo que sentía una natural reticencia a todo lo que parecía ser mortal, y Hades podía serlo, obvio, apreciaba su vida, y aun no tenía claro la razón de su existencia, pero ya estaba más o menos acostumbrada y cuando lograba superar su  instinto tan básico como es el de salir corriendo cuando aparece el coco, siguió caminando, ya no importaba si la veían, le importaba más que sus seres queridos no hicieran algo estúpido y que esa chica hiciera algo aun más estúpido, juntándose un grupito de idiotas que deseaban darse una paliza gitana. 

— ey, vamos, ¿por qué no se besan de una vez y rompen la tensión? — chasqueo la lengua, y se descubrió la capucha, la chica levantó su rojiza mirada hacia Ginnei y luego a la rubia, sonriendo con un poco de descaro, cerrando los ojos y levantó el rostro — ¿no puedes dejar de meterte en problemas? ufff... y tú, rubia te...— se mordió la lengua para no decirle tetona, pero estuvo apunto de hacerlo y si bien pronunció la primera sílaba, su sonrisa floreció, era una sonrisa extraña, linda, pero al mismo tiempo dejaba una sensación de haber más, o que deseaba expresar otra cosa— tienes una enorme facilidad para ser amigos, ¿no?, los debes hacer desde tiempos inmemorables, vaya, eres mi heroína ahora, — algo había captado de la discusión, y obviamente no tenía mucho interés en vengar a una persona que asumía que podría hacerlo o que no se lo merecía, y suaviza su voz, dándole toques de real emoción al hablar de ella, ¿era sincera?, quizás. —  bueno, si dejaron de intentar montar juicios sumarios y esas cosas, ¿podemos ir por la última prueba? — volvió a ponerse el audífono, y levantó las cejas mirando. su hermano, aunque por dentro ya veía que la agarraba de la oreja para sacarla de ahí. Qué se atreviera, le haría un cascanueces que lo dejaría hablando como chica de burdel.