Partida Rol por web

Knowhere (Sapiencial en España) es un remoto puesto criminal situado en algún punto del espacio, ubicado dentro de la cabeza cortada de un Celestial flotando por el Rasgón (el borde exterior extremo de todo el espacio-tiempo, sin ubicación física específica). No hay ningún tipo de reglas. Hace cientos de años el grupo Tivan envió trabajadores a extraer la materia orgánica del cráneo: hueso, tejido cerebral, líquido cefalorraquídeo... Todos recursos escasos, de gran valor en los mercados negros de la galaxia. Es un trabajo peligroso e ilegal, apropiado solo para forajidos. Y que, por supuesto, volvió a reconstruirse después de la destrucción de Thanos. 

Es aquí donde la Milano, nave de los Guardianes de la Galaxia, se ha acoplado. El precio del combustible está por las nubes, lo cual hace que pese los chanchullos y las oportunidades, la estación Knowhere no sea un lugar de paso, ni un destino de vacaciones y ni siquiera un lugar donde querer hacer negocios. 

Pero allí estaban los Guardianes, o al menos los casi guardianes, porque en realidad no habían hecho nada por ser considerados así... Únicamente ser los hijos de quiénes eran. Y eso podía ser un poco frustrante, sobre todo cuando se reían de ellos precisamente debido a eso.

Sea como sea, estaban allí por una misión muy concreta. Taneleer Tivan, que no murió como todos creyeron en el ataque de Thanos, había estado completando de nuevo su colección, y pagaba una generosa cantidad de dinero a cualquiera que le llevara objetos raros. Y Vance necesitaba dinero. Mucho dinero. Porque viajar a la Tierra era caro, e infiltrarse sin que nadie se percatara de él, todavía lo era más... Sobre todo con los rumores crecientes sobre lo que hacían con todo aquel que no era 100 % humano. Y Vance no lo era. 

Vance había conseguido el Martillo de Kuurth, un martillo hecho con material único para una única mano. Llevarla al Coleccionista no solo era porque era una pieza única, sino porque además él podría mantenerlo a salvo y escondido en aquel lugar. 

Sus compañeros habían decidido quedarse en el bar/casino Starlin's, después de semanas a bordo de la nave, siempre venía bien desinhibirse un poco. Y las ganas que tenía Tivan de meter la mano encima de Groot empezaban a ser enfermizas. En cuanto a él, solo debía esperar que el ayudante de Tivan, le permitiera pasar a su museo privado.

Justo después de conseguir el martillo de Kuurth los futuros guardianes de la galaxia salieron volando hacia Knowhere. Al aterrizar decidieron entre todos que sería Vance, el cabecilla quien entregaría el preciado objeto ya que así se asegurarían de no llamar mucho la atención, aún que todos sabían que la discreción no era parte del grupo y no formaba parte de ellos en ningún momento de la vida. Así que después de estirarse el joven capitán abrió la compuerta para salir de la nave.

Y ahí estaba yo, con una sonrisa de oreja a oreja escuchando la antigua lista de reproducción de mi abuelo que me daba unas buenas vibraciones tremendas. Equipado con una mochila lo suficientemente grande para guardar el Martillo y dejarlo protegido de mirones indiscretos. Sabía que iba a cobrar una importante suma de dinero por lo que estaba transportando y en Knowhere si no eras rápido podías acabar sin dinero, sin objeto y a veces sin vida.  

Por eso no dudaba en llevar bien cogida con una mano la funda de la pistola que estaba amarrada al pantalón. Si alguien decidía cobrarse mi recompensa robándome se llevaría un precioso agujero a la altura del pecho o si me sentía muy generoso a la altura de la cabeza. Así que mientras iba marcándome algunos increibles pasos de baile a ritmo de la música llegué hasta la entrada de la guarida del coleccionista. A lo que me retiré los cascos y me dispuse a hablar con ayudante que guardaba la puerta como si estuviera enamorado y alguien la intentara conquistar. - Buenos días guaperas .- dije mientras le tocaba el cuello de la chaqueta. - Te has puesto muy guapo para nuestra cita, pero con quien quiero hablar es con tu jefe, me vas a dejar pasar?

El guarda se quedó mirando a Quill, se miró la chaqueta cuando se la tocó y arrugó ligeramente el ceño. Luego, gruñó. Probablemente no era ni un idioma, solo un gruñido, pero Quill podría interpretarlo como un idioma de alguna especie intelectualmente inferior. 

Se apartó, dejando pasar a Quill al interior del museo. 

El Museo era un lugar increíble, las deliciosa de cualquier historiador, naturista, antropólogo, científico... Cualquiera que fuera tu campo, aquel era un lugar fantástico. Todos los artículos estaban en perfectas condiciones, tanto los vivos como los muertos, los restos de huesos o simples objetos. Aunque estaba claro la predilección de el Coleccionista por cosas vivas. Lo más impresionante era que Tivan hubiese conseguido recolectar de nuevo todo aquello después de la práctica destrucción e incluso su supuesta muerte.

Con miradas perdidas, los prisioneros veían pasar a Quill. Algunos sentados en el suelo de su jaula, otros apoyando la mano en el cristal. 

Tivan se encontraba en el centro del museo, comprobando un nuevo artículo. Alzó la mirada para observar a Quill, a la espera de que el objeto que traía fuera tan bueno como había asegurado.

Suspiré cuando me gruñó el segurata. - Parece que alguien necesita una noche en el burdel intergaláctico. Esa colita no ha recibido mucho amor últimamente para tratar así al tío que te va a invitar a un trago como esto salga bien eh? - Le volví a golpear el pecho suavemente cuando me dejó pasar. 

Me quedé maravillado ante la inmensa colección que tenía delante. Si era verdad que los objetos y los restos de seres vivos eran impresionantes no podía si no sentir lástima por aquellos que eran formas vivientes y estaban solos. No podía evitar recordar la insistencia de Tivan de venderle a Groot. La pena recorrió mi rostro durante unos segundos, seguramente ninguno de ellos tenía la culpa de ser una especie en peligro de extinción y no merecían ser tratados de aquella manera. 

Si Tivan moría volvería a aquel lugar a liberarlos a todos, la soledad no estaba pensada para los seres vivos y menos para los que ya lo habían perdido todo. Me mordí la mejilla por dentro y continué caminando hasta llegar a aquel que me iba a proveer del dinero suficiente como para viajar a mi destino. 

Taneleer Tivan, tengo lo tuyo si tu tienes lo mío. - Abrí la bolsa desde la distancia mientras me acercaba para que pudiera verla mejor. - Donde está mi dinerito? - Dejé la bolsa encima de la mesa mas cercana para que pudiera contemplar la mercancía, fue entonces cuando acaricié el pomo de la pistola con mis dedos, si intentaba jugarmela, jugaríamos los dos.

-Primero quiero verlo.

Lo cierto es que aunque Tivan podía aparentar ser excéntrico y bastante loco, nunca había fallado a su palabra. Y eso significaba que siempre que había dicho "Haré cualquier cosa para conseguir X", también era cierto. Por eso tenía tantos enemigos por la galaxia. Sus no escrúpulos no tenían límites. 

Cuando Vance Quill le mostrara el martillo de Kurrth, Tivan sonrió. Pero aun quedaba una cosa por hacer: Negociar. 

-¿Cuánto pides por él? -alzó la mirada hasta los ojos de Vance, sin pretender coger el martillo. 

Aquello no era más que una simple formalidad, si Vance se pasaba, el Coleccionista intentaría matarlo y quedarse con el martillo. De hecho si no lo hacía era porque mantenía cierto respeto por él y sus antecesores, porque no era la primera reliquia que le llevaba, y porque llevaba un negocio importante: si se ponía a matar clientes nadie le querría vender extraños y valiosos objetos. 

Es muy sencillo. - Dije rascándome la nariz. -Quiero el dinero suficiente para hacer una excursión a la tierra y una vez aterrice allí volver a ponerme en órbita otra vez. Supongo que no te saldrá barato y que ahora mismo me estarás odiando por dentro y incluso planteandote el hecho de pegarme un tiro y quedarte con mi martillo. - Sonreí socarronamente.- Bien, tengo a mis compañeros no muy lejos de aquí y si en una hora no he vuelto con ellos no creo que quede mucho de este lugar cuando acaben con él. Has conocido al nieto de Draxx? Creéme no tiene nada que envidiarle a su abuelo. 

Carraspeé mientras acomodaba aún mas la mano en el pomo del arma dispuesto a desenfundar rápidamente si se daba la ocasión. - Pero en el caso de que me des lo que te pido, si encuentro algo interesante en la tierra creéme que me te lo traeré. No pienses en esto como en una compraventa, si no mas como en una inversión. Lógicamente no sabrás de mi en mucho tiempo, pero eres mi fuente mas fiable de ingresos y eso ya es mucho decir. Si volviese a operar tu serías el primero en saberlo, sabes que los rumores sobre mi vuelan.

Acabé por acercarme mas a Tivan y casi susurrando en su oreja comenté.- Que harás? Me ayudarás a viajar a la tierra y te traigo un regalito que puedas exponer aquí y ser la envidia de todos? 

El Coleccionista se llevó las manos a la sien. 

-Cállate, Quill. Cada vez que vienes me pones la cabeza como un tambor. 

Negó con la cabeza y fue a buscar, en una mesa lo más parecida a un despacho posible, una especie de tablet para poder hacer la transferencia. 

-Te daré cinco millones de unidades, deberías tener suficiente... Aunque ignoro cómo funciona el cambio de moneda e la Tierra. ¿Para qué quieres ir a la Tierra? Un lugar tan sucio, lleno de seres cavernícolas, y... -miró a Quill, y pareció entenderlo todo él mismo. 

Pero antes que la transferencia pudiera hacerse, las puertas del museo se abrieron de par en par y el hombre que había estado reteniendo el paso a Quill cayó de espaldas. Muerto. Tres hombres pasaron por encima de él, con pistolas en sus manos. Uno de ellos soltó un par de disparos. 

-¡Ladrones! ¡Mátalos a todos, Quill! ¡Y te daré dos millones por cabeza! -Tivan buscó esconderse a toda velocidad, como el valiente que era.

Ni un segundo tardé en reaccionar a los disparos posicionandome en alguna cobertura rápida y sacando el arma para devolver los disparos en fuego de contención. En lo que tardaron en reaccionar me había colocado detrás de una columna. - De acuerdo! Pero sumados a los Cinco millones de la transferencia. -  Grité al aire, para que pudiera escucharme Tivan. 

Estaba en un tiroteo en desventaja tres contra uno. Suspiré y no dejé que la presión se apoderada de mi, iba a acabar con esos cabrones rápidamente para poder salir de allí con mi dinero. Presté atención en las vibraciones gracias a mis Super-sentidos para poder localizarlos y me asomé por el lado en el que mas cerca tenía a un enemigo, mirando por el filo de la columna con la pistola en la mano esperando para disparar en cuanto se asomara alguien.