Partida Rol por web

Por mi parte, creo que todo ok.

Yo no he conseguido poner en roll20 el equipo de mi trasfondo, pero en principio, todo ok

¿Qué idea tenéis para el inicio, equipo?

Mara es semielfo exploradora. Tenía en mente que fuera una especie de paria, como corresponde a los de su raza, que siempre ha vivido en el norte rondando bosques y círculos druídicos. Una superviviente que se siente cómoda en el anonimato e independencia que sugiere el feroz entorno de campaña. No sé si puede tener algún lazo (o al menos conocimiento de su existencia) con respecto a Nyaro por afinidad racial.

¿Qué se os ocurre a vosotros?

Entiendo que deberíamos ir construyendo la historia juntos.

Por cierto, ¿en qué ciudad comenzamos, máster?

El Bosque Solitario. Hoy pongo algo de información aquí y en Discord para que podáis ambientar un poco más la historia inicial.

Equipo de Inicio

Todos los personajes comienzan la aventura con un conjunto gratuito de ropa para el clima frío además del equipo inicial que reciben por su clase y sus elecciones de antecedentes.

Ropa para clima frío

Este atuendo consiste en un abrigo de piel grueso o una capa sobre capas de lana, así como un sombrero o capucha forrados de piel, gafas protectoras y botas y guantes de cuero forrados de piel.

Mientras la ropa para climas fríos permanezca seca, quien la usa acierta automáticamente las tiradas de salvación contra los efectos del frío extremo.

¿Qué idea tenéis para el inicio, equipo?

Mara es semielfo exploradora. Tenía en mente que fuera una especie de paria, como corresponde a los de su raza, que siempre ha vivido en el norte rondando bosques y círculos druídicos. Una superviviente que se siente cómoda en el anonimato e independencia que sugiere el feroz entorno de campaña. No sé si puede tener algún lazo (o al menos conocimiento de su existencia) con respecto a Nyaro por afinidad racial.

¿Qué se os ocurre a vosotros?

Entiendo que deberíamos ir construyendo la historia juntos.

Alectus es un gnomo mago. Un gnomo crecido en el seno de una familia humilde y educado en los buenos valores que descubrió muy joven su talento para la magia. Talento natural heredado de un abuelo suyo, y que se dedicó a mejorar saliendo de su zona de confort yendo por medio mundo en busca de nuevos conjuros y libros mágicos de los que aprender. 

Pero, a Alectus, el mundo real le resultó cruel, injusto y despiadado. Así que, decidió utilizar algunos de sus hechizos para ir sobreviviendo y aprovecharse de la gente, en lugar de esperar a que se aprovechen de él. Durante años estuvo ejecutando un timo aquí, un engaño allá, otro pequeño fraude más allá, y así logró sobrevivir mientras aprendía nuevos trucos, hasta que desplumó a la persona equivocada. Esto le ha llevado a dirigirse al Norte e intentar pasar desapercibido por un tiempo, y a reflexionar sobre los buenos valores que le enseñaron sus padres e intentar recuperarlos.

Actualmente lleva poco más de un mes viviendo en la zona de las Diez Ciudades. Con algunos trucos intenta ganar el dinero suficiente para vivir el día a día, y poder continuar con sus investigaciones y estudios.

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Conozco a Nyaro por haberme ayudado varias veces, ya sea consiguiendo algún objeto o material necesario para mis trucos, así como, guiándome hacia la presa perfecta a la que timar. Pero nunca hace nada gratis.

Conozco a Mara por haberme ayudado, hace años, a llegar vivo hasta aquí, cuando me encontraba perdido entre las montañas y glaciares. Casi le debo la vida.

Conozco a Sotavento porque una parte de las "ganancias" que obtengo de mis tretas las dono al templo de su dios, si lo hay. Hago esto en forma de pequeña penitencia.

Conozco a Thar-Dor porque fue una de mis víctimas pasadas. Amenazó con despellejarme vivo si no le devolvía el dinero que le costó aquel ungüento "mágico" de sebo de ogrodragón. Siempre está cerca de mí recordándomelo. Además, siempre le viene bien a un pequeño gnomo como yo tener algo de fuerza bruta cerca.

Edito:

Conozco a Mara por haberme ayudado, hace unos meses, a llegar vivo hasta aquí, cuando me encontraba perdido entre las montañas y glaciares. Casi le debo la vida.

Se supone que llevo residiendo poco más de un mes en la zona de las Diez Ciudades. Lapsus mental.

Desde que nací me he dedicado a viajar con mi tribu sin tener un lugar al que llamar hogar. Viajando con mi tribu decidimos venir a estas tierras y debido a una tormenta me separé de ellos. Esto sucedió hace unos 5 años y desde entonces estoy buscando pistas para poder volver a reunirme con ellos.

Actualmente llevo 6 meses en Bosque solitario descansando de mi viaje ganándome la vida ayudando a los habitantes del pueblo

Los enanos escudo y otros personajes que provienen del Valle de los Enanos al pie de la Cumbre de Kelvin sabrían que este valle contiene extensas minas de hierro y complejos de cuevas habitados por enanos escudo del clan Martillo de Batalla (Battlehammer) y sus aliados.

Tiempo atrás, una misteriosa barca sin tripulante llegó hasta los muelles de un pequeño pueblo pesquero. En la misma había depositados varios enseres, entre ellos un huevo de kenku. La mayoría de los lugareños pensaron que era un signo de mal agüero y tuvieron la intención de destruirlo, pero un sacerdote local lo impidió, decidiendo adoptarlo. Este sacerdote, devoto de la diosa Akadi (a veces también conocida como Akadia), solía hacer las funciones de curandero tanto en el pueblo como a bordo de un barco comercial (la mayor parte del año). Esas tareas fueron las que enseñó a su córvido pupilo, al que bautizó como Sotavento, además de inculcarle su fe.

Tras la muerte de su padre, el kenku ocupó su lugar hasta que una especie de sueño recurrente comenzó a asaltarle cada anochecer. En duermevela, podía escuchar un susurro entre vientos. Era una voz femenina que le apremiaba a partir hacia el norte. 

Después de varias noches así, Sotavento no lo dudó. Estaba convencido de que Akadi le había hablado, por lo que iba a actuar en consecuencia. ¿Quién era él, un simple mortal, para poner en cuestión la voluntad de la diosa del viento, inconstante y cambiante, pero sabia?

Así fue como llegó hasta Bosque Solitario. Lleva pocas semanas allí, pero ha sido tiempo suficiente para trabar amistad con unas cuantas personas, algunas de ellas espíritus errantes como él. El kenku ha estado trabajando como curandero e incluso como estibador en los muelles. Su familiaridad con las tareas y costumbres marítimas puede venirle bien para compensar su enrevesada manera de comunicarse.

Uno de los individuos que ha conocido es Alectus Nigel, un gnomo parlanchín usuario de la magia del que es mejor no fiarse demasiado, aunque en el fondo parece tener buen corazón. A Sotavento le complace que haya mostrado interés en Akadi y posibles templos de la diosa por aquí.

También tiene en buena estima a un semielfo llamado Nyaro, al que no conoció en las mejores circunstancias, pero a veces las situaciones peliagudas son el germen de buenas amistades*.

Los personajes que han pasado algún tiempo en Diez Ciudades conocen los nombres de residentes importantes, como el orador de cada ciudad, así como la información en la descripción de cada ciudad. También conocen los nombres de las cuatro tribus de nómadas Reghed.

Diez Ciudades… El rincón más alejado de todo, el lugar en el que los más pordioseros, los pobres más pobres y los que desean huir de la justicia llaman hogar. Si es que a este lugar con unas condiciones tan duras se puede llamar hogar. Hacía ya al menos 6 años que estaba asentado en Diez Ciudades y aunque Bryn Shander podría ser lo más próximo a lo que llamar "hogar". Pero no quería utilizar esa palabra, no. Había aparecido en la región por una serie de circunstancias y ahora no se sentía él. No podía llamar hogar a un lugar en el que lo había perdido todo. Tenía amigos, contactos y mercaderes a los que robar, pero... JAMÁS lo llamaría hogar.

Nyaro contemplaba la nieve caer en el resguardo de una pequeña casa. Una casa que no era suya. La mente viajó al pasado recordando momentos importantes en su vida…

Recordó cómo la exploradora Mara Naïlo lo encontró en la nieve, apenas con un hálito de vida y lo trajo a Bryn Shander, ciudad conocida como el centro de todo el comercio de la región de Diez Ciudades.

• A ella le debo la vida… - Hizo una mueca a modo de sonrisa – Apenas recuerdo nuestro encuentro, pues estaba más muerto que vivo, pero… No has dejado de visitarme y de hablarme de los susurros que salían inconscientemente de mis labios… ¿Te debo la vida… o tal vez eres parte de mi maldito sino? Sin llegar a dudas, eres la persona a quien más conozco en este asqueroso lugar y en la que más puedo confiar - Confiar, si es que se puede utilizar en este lugar esa palabra. Pensó.

Alejó esos primeros recuerdos, hacía ya por lo menos 6 años y se centró en algo más cálido, recordó cuando lo encontraron y le dieron un hogar. Dio la espalda a la ventana y sonrió, pero esta vez de manera cariñosa. Si no fuese por él…

• Tú sí que me salvaste – Habló más para sí mismo, pues nadie había con él – No quería ser salvado, pero tú… Me encontraste moribundo e intentaste curarme física, pero sobre todo mentalmente, aunque no sé si eso último lo conseguiste – Sonrió a carcajadas – Pero tú me enseñaste todo lo que ahora sé. Te estaré eternamente agradecido y no sé si alguna vez podré saldar mi deuda para contigo mi querido benefactor.

La palabra deudas le hizo volar a otro importante momento…

• Qué extrañas son las criaturas no humanas… Alectus Ningel es un peculiar gnomo, pero… Gracias a él, tengo un sustento importante de monedas – Se echó las manos a los bolsillos y apenas encontró unas pocas de esas monedas y algunas duras migajas de pan – Debería ir a visitarlo esta noche, quizá podamos contarnos alguna batallita. Aunque apenas lo conozco unas semanas siempre me ha asombrado con su magia y me encanta escucharle hablar… O intentarlo… - Volvió a sonreír a carcajadas - ¡¡Qué velocidad al hablar!! ¡¡Apenas conseguía entenderte en nuestros primeros encuentros!! ¡¡Pero bebes como el que más!! - Siguió riendo a carcajadas unos segundos más al gritar eso último.

Este último recuerdo le trajo calidez en un lugar realmente helado. Volvió a mirar al frío y extremo exterior. Recordó las cálidas borracheras con el gnomo.

• Es extraña la amistad – Guardó silencio unos segundos, cavilando – No pensé que fuese a llamar amigo a alguien después de… - Guardó silencio y rápidamente intentó olvidar sus últimos pensamientos - ¿Podré llamar así alguna vez al brutal Thar-dor el bárbaro? Sin duda alguna su raza es leal y fiel hasta la muerte y es importante tener a alguien como él con sus puños a tu lado – Sonrió al recordar las apuestas que había hecho con su amigo gnomo al respecto del brutal enano – Te he visto actuar Thar-dor y no me gustaría estar al otro lado del filo de tu arma. Debería acercarme más a ti…

Se golpeó su sien con un dedo de su mano derecha.

• ¿Qué estás haciendo maldita rata de alcantarilla? ¿Planeando aventuras en una desoladora tierra con un variopinto grupo de personas? – Quizá sí, pensó - ¿Es hora de partir? ¿Se me ha quedado pequeño esta lejana tierra? ¿O quiero salir ahí afuera y morir acompañado?

Intentó no pensar demasiado en sus últimas dudas y voló más próximo en el tiempo. Los últimos meses.

• Extrañas criaturas los no humanos – volvió a repetir – Kenku u hombre cuervo. Había oído historias de esa raza, pero nunca había visto a uno con sus propios ojos. Al menos no tan lejos. La curiosidad me venció está… Y todas las veces – Sonrió levemente al recordar uno de sus mayores defectos – Te conocí en las peores condiciones – Recordó – Fue no hace muchas semanas… Mi último trabajo no salió bien y acabé muy malherido… ¿Un clérigo recién llegado y que no pertenece a ningún templo? Demasiado tentador para perder la ocasión. Fue fácil dar contigo… Eres como un faro en la más absoluta oscuridad y estás en boca de todos. Eso es peligroso, pero también muy atrayente… - ¿Cuántas ocasiones le surgirían si se quedaba cerca de esa extraña criatura? Quizá en algún lugar plantearía dificultades, pero… muchas oportunidades. Pensó – Los Reinos son un lugar plagado de xenófobos, pero… Hay que saber ver oportunidades donde otros sólo ven problemas…

Sea como fuere… Se avecinan cambios. Pensó. O quizá sea el estúpido frío que te penetra hasta el alma. Sonrió y se aproximó al hogar.

Oriunda de la tundra ártica que conforma el Valle del Viento Helado, Mara siempre ha vivido en el gélido norte rondando bosques y círculos druídicos. Una paria desde su mismo nacimiento por mestiza, esta exploradora semielfo es una superviviente que se siente ciertamente cómoda en el anonimato, neutralidad e independencia que le brindan las Diez Ciudades. Siempre anda deambulando de aquí para allá, cazando bestias, guiando caravanas o ayudando a insensatos que deciden hacer una excursión por la zona sin el equipo adecuado. A menudo suele vérsele por Bosque Solitario, donde parece haber hecho migas con varios sujetos de la más baja alcurnia, a saber:

* Alectus, un mago gnomo que trató de estafarla en una ocasión y al que casi arranca una oreja como represalia;
* Nyaro, un gruñón pícaro semielfo al que rescató de una fuerte ventisca;
* Sotavento, un curioso clérigo Kenku por el que siente cierta afinidad, pues le resulta aún más incómodo de ver que ella misma; y
* Thar-dor, un aguerrido bárbaro enano con cuya tribu nómada se ha topado en varias ocasiones por las llanuras de hielo.

Tiro dado de golpe... Jajajaja. La media va a ser.

Puntos vida: 4 + 1(CON)= 5

Yo tiré en la subida de Roll20. Me salió un 3 y cogí la media. 

Me cojo la media [4]

Puntos Vida: 4 + 1 (CON)=5