Partida Rol por web

Akito no durmió bien esa noche.

Alrededor de las 5 de la mañana, despertó, porque se sentía bastante incómodo. Al intentar recolocarse la almohada, notó algo debajo.

Al cogerlo y mirarlo bajo la luz de su mesita de noche, vió una carta del Tarot: La fuerza.

Sin duda sería algo importante, aunque debía dormir.

Intentó durante rato dormir sin mucho éxito, hasta la hora de levantarse para ir al instituto. Finalmente no tuvo otro remedio que levantarse para empezar sus quehaceres, mientras aún pensaba en la carta.

Tras el proceso de siempre: vestirse, desayunar, blablabla, sale a la calle y va a encontrarse con Kyoya, no sin escuchar esos golpecitos en la casa de su derecha, como era costumbre.

Finalmente, ve a Kyoya esperando fuera de su casa.

Le miro y dudo de si contarle o no lo de la carta. Pero probablemente sea lo mejor...

- Tio... - saco la carta de la mochila - mira.

Kyoya la coge y la mira por delante y por detrás.

- Tío... ¿de dónde la has sacado? Esto era de lo que hablaba Mei, ¿cierto? Es extraña...

Ciertamente, era extraña. Cuando Akito la tomó entre sus manos por primera vez la tomó. Pese a ser física (podía palparla, ponerla en superficies...) carecía de masa. Tenerla en las manos y no tenerla era exactamente lo mismo. Como si no siguiera las leyes habituales de la física.

- La fuerza... ¿has mirado ya lo que significa?

- No, no tenía tiempo de encender el PC, y no me los sé de memoria...- hago una pausa y miro en la dirección del templo - tal vez... tal vez ella podría aclarar más cosas? Tú ¿no tienes nada parecido?

Kyoya levanta las manos, con las palmas abiertas. Vacías.

- Nada de nada tío. Mi espada es demasiado gruñona para darme nada.

Mira hacia arriba, esperando que reaccione, pero no hace nada. Vuelve a mirar a Akito.

- Supongo que esta carta no se da en cualquier momento. Quizá haya pasado algo especial. ¿Cuando te la dio? Es más... ¿CÓMO TE LA DIO?

Akito podía suponer lo que estaba imaginando Kyoya. Era fácil, aunque divertido, imaginarse a Ayoik con la carta en la boca empujando a Akito para que la cogiera.

- No podía dormir, y cuando recoloqué la almohada la encontré. Supongo que tiene la colaboración del Ratoncito Perez, porque si no me imagino como puede un jabalí más grande que mi cuarto meter algo bajo la almohada...

Habláis algo más del tema mientras camináis a la estación.

Como es habitual, conseguís los mejores sitios, cerca de Lylia. Pero cuando os sentáis, os sorprende muchísimo ver al ser que está junto a Lylia. Era como un ente hecho de... ¿humo? ¿Podría ser el Arcano de Lylia? Pese a no parecer que fuera del total agrado de Lylia, al menos no parecía causar ningún mal. Aunque su presencia intimidaba. Menos mal que no era Ayoik...

Dudo de si saludarla o no, tecnicamente estábamos un poco peleados. Finalmente me decido y le digo

- ¿Qué tal?

No tengo para nada buena cara, parece que haya pasado la noche con pesadillas. 

Contesto a Akito sin estar muy convencida. - Creo que no me puedo quejar. Ayer fue un día bastante peculiar. - 

- ¿Cómo vais tu y Kyoya? - Respondo como si la semana anterior no hubiera pasado nada. 

Kyoya se encoje de hombros.

- Vamos haciendo.

Una respuesta corta, pero que decía mucho.

En este momento, Satoshi (el tipo del maletín), que estuvo en el asiento de enfrente todo el rato, parecía algo nervioso. Miraba alternativamente a Lylia, a los chicos, y a la niebla.

¿¿Estaba viendo a la niebla??

- ¿Crees que puede verte? - Digo en voz baja a la niebla. 

Lo digo mientras señalo con la cabeza a Akito y Kyoya que nos movamos un poco hacía un lado. 

- ¿Por qué no lo comprobamos?

La niebla dice eso y Lylia no tiene tiempo a reaccionar. La niebla se gira hacia Satoshi y dice:

- Puedes verme, ¿cierto? Si es así asiente.

Satoshi asiente. Pese a que siempre tenía los ojos entrecerrados del sueño, ahora Satoshi tenía los ojos abiertos como platos.

Miro a Satoshi de forma sospechosa, por un momento me planteo que el ataque del samurai fuera él. 

Rápidamente descarto el pensamiento y aparto con la mano la niebla para colocarme delante de Satoshi para que me vea a mi en vez de la niebla. 

Me siento a su lado para decirle en voz baja. - Tranquilo. Yo también puedo ver la niebla. - Después de decir esto me doy cuenta que realmente podría estar completamente loca y mis palabras cambiarían poco...

Satoshi, que ahora parecía despierto, acerca la cara a Lylia y le dice al oído:

- Sabes que esa niebla es un... ¿un Arcano? O así los llaman según sé. Aunque no estoy seguro de por qué ese nombre.

Respondo a Satoshi.- Sí, Lo sé.- 

Señalo la cabeza de Kyoya y añado. - Si te fijas en la cabeza de ese chico ¿Qué puedes ver? 

Puedes ver como Satoshi se lleva la mano a la cara, tal vez de la sorpresa tras ver a Klanedet.

- No me digas que vosotros tres...

- Sí. Desde la semana pasada que aparecieron los arcanos. - 

- La sacerdotisa local nos está ayudando a nosotros y otros como nosotros. - 

Antes de continuar doy unos momentos a Satoshi para procesar la información y prosigo. 

- Si puedes ver nuestros arcanos es que tu tienes uno propio. ¿Me equivoco? 

- A mi también me está ayudando Mei.

!!!

- Pero hace algo más de tiempo que tengo a mi Arcano. Hará alrededor de un par de meses. Pero uno se acostumbra con el tiempo.

- Oh... - Cuando me dice que ha pasado un par de meses, el corazon se me para y me imagino meses o años viviendo con la niebla que es la muestra de mi terror a mi madre... 

- Entiendo... - Intento recuperar la compostura y pregunto. - ¿Cómo es tu arcano? 

- Nunca se me muestra de la misma forma. A veces ni se muestra, solo actúa. Es mi Arcano el que me hace tener sueño día tras día. Hasta ahora, ese es el único efecto que conozco que produzca. Además del estrés en que deriva.

Era algo diferente de lo que conocían hasta el momento, pero aún así parecía duro. Quizá de forma diferente, pero duro a su manera.