Partida Rol por web

Candy seguía entrando y saliendo del probador, a veces tardaba más porque se miraba a conciencia o hacía una fotografía a su reflejo con la cámara del teléfono, así se acordaría de volver otro día con las prendas que estaba más indecisa, o usaba las imágenes para sus redes sociales si se veían bien. En una de las ocasiones que la chica volvía a mostrarse Roland le dió los bikinis que había encontrado para ella, ambos del mismo color- Ah, genial, ahora me los pruebo -se iba de nuevo al probador y justo al entrar el chico volvía a seguirle el flirteo, así que se sonrió coqueta- Creo que no necesito tu ayuda... para ponérmelos -añadió al final antes de volver a ocultarse tras la cortina.

De haber estado a solas con Roland tal vez lo habría invitado a ayudarla más, se trataba no sólo de un chico muy atractivo, también era probablemente el más popular que conocía, pero aquella era una tarde de chicas y no iba a dejar tirada a Holly, las amigas van antes que cualquier chico... la mayoría de veces, y si estaba sobria.

Cuando volvió a salir del probador llevaba uno de los bikinis rojos que escogió Roland, los tirantes y los laterales eran de un patrón de malla, sin embargo no era nada escandaloso- Me quedo este... ¿Os gusta? -el chico lo había escogido así que posó más para él, girando y mostrando como le quedaba por delante y por detrás- Ojala fuera la fiesta ahora mismo, me lo llevaría puesto.

Volvió al probador una última vez para vestirse con la ropa que había traido puesta y luego se fue al mostrador para pasar por caja y pagar las prendas que iba a llevarse, todas entraban en una única bolsa ya que eran ligeras o de tela escasa- ¿Tú que te llevas? -le preguntó a su amiga.

Los dos populares se marcharon de allí sin plantearse ni de lejos ofrecer una mano al muchacho para ayudarle a salir del container donde por otra parte se había metido él so lito. En cuanto cruzaron la puerta, la climatización y el hilo musical les dieron la bienvenida.

La luz artificial de los tubos fluorescentes le otorgaban a Juniper un aspecto casi fantasmagórico. Las ojeras y el insomnio enredado en las pestañas tampoco mejoraban el aspecto lánguido del muchacho, que se mantenía en todo momento al lado de su amiga. Kelly le había arrastrado a la tienda para asegurarse de que su amigo contase con todos los artículos escolares para el inicio de clases, porque Juniper era bastante etéreo, tanto que la cabeza se le iba por las nubes y se terminaba por olvidar de las cosas más mundanas.

— Bolígrafos, marcadores, cuadernos... — Enunció en voz alta, repasando la lista de cuidada caligrafía que había elaborado. — Creo que está todo. — Asintió con la cabeza y pronto quedaron de frente a la caja registradora, donde se encontró con sus antiguos colegas. Juniper había trabajado durante un verano en la tienda, pero el muchacho carecía de habilidad de para tratar a la gente de manera superflúa como los otros dos. Él insistía en hacer lecturas de las líneas de las palmas de las manos cuando le alcanzaban el dinero. Una señora que siempre llevaba pantalones de yoga se había quejado formalmente ante el encargado luego de que Juniper le vaticinara una vida de fracasos amorosos.

— Hey chicos, hola. — Les saludó con una sonrisa, su paso por el Supermercado Descuento había sido corta pero amena. Kelly S le había enseñado un par de cosas a cambio de que él le enseñase acerca de el rollito de las cartas, porque siempre había tiempo muerto que matar en el trabajo. — Así es, Kelly se está asegurando de que tenga todo para cuando las clases comiencen. — Respondió ante la pregunta de Arthur con un dejo de amargura en su voz. ¿En qué momento se había ido? El verano se extinguía a una velocidad insospechada y esa agonía le resultaba opresiva. Un recordatorio de que nada era para siempre. 

El trapicheo de Kelly S no le fue indiferente, a lo que Juniper le agradeció con una confidencial sonrisa. Una vez realizadas las compras, giró en dirección a Arthur.

— ¿Qué vas a hacer ahora? ¿Quieres acompañarnos? — Era una propuesta a nada en específico, pues Kelly y él no tenían planes algunos, pero quería aprovechar para saber más de Arthur, que no le había visto en el verano. 

La pareja de ecologistas compuesta por Wyatt y Jesse estaban realizando su primera, probablemente la primera de muchas, al menos para Wyatt, acción frigana. Para los pijos de Daring posiblemente rebuscar en la basura les resultaría asqueroso, pero pronto los chicos habían descubierto que lo que habían leído era cierto.

La comida no se volvía toxica el mismo día de su caducidad, las empresas se daban un tiempo de margen para no pillarse los dedos. Pero una vez que la fecha era alcanzada, el alimento no podía venderse así que se iba a la basura directamente. Comida en buen estado y gratis para ellos y un pequeño acto contra el consumismo y el despilfarro.

Wyatt casi había llorado al ver tanta comida malgastada. El plástico de los embalajes también era grave, pero el chico estaba más obsesionado con la comida. "Todo el dinero que hemos pagado hasta ahora por comer, ha sido dinero tirado" había exclamado empezando a llenar su "cesta de la compra". Invadido por la avaricia, le había pedido a Jesse que le ayudase a meterse dentro del container para poder buscar si tenían sus cereales favoritos.

Mientras Wyatt se paseaba por los pasillos de su nueva tienda gratuita (Es decir, escarbaba en la basura), Jesse se había ido a sacar unas fotos con su móvil. Desde la zona podía verse gran parte de la ciudad ,que ahora era ya una colección de luces en la oscuridad. Tras conseguir alguna buena panorámica, regresó hacia su amigo. El viento, que había empezado hacia poco a soplar,  estaba empezando a ser un poco molesto. Aunque traía el olor del mar, limpio y fresco, era muy frío.

***

Al, diminutivo de un nombre que no quería oír ni en sueños y que consideraba fruto de una borrachera de sus padres, también se encontraba en la explanada del centro comercial. Acababa de llegar para intentar disfrutar de las ultimas horas de libertad del verano. Al menos este año no había llegado justo antes del comienzo del curso y había podido elegir todos sus créditos entre asignaturas  que no sonarían ridículas en su expediente. Cuando se acercaba a las puertas del acceso norte. Vio a Wyatt en el container de la basura, apoyado en el borde desde dentro y comiéndose un toblerone con cara de felicidad.

Mientras caminan ya dentro del supermercado Deveraux se para a mirar unas cosas cuando se gira hacia Danny - ¿Has pensado como vas a conseguir el alcohol? - le preguntó sin molestarse en mirar si alguien le escuchaba.

Apenas se habían visto Juni y ella desde que había regresado de Europa, aunque su mejor amigo ya se había acostumbrado a su nueva apariencia: las gafas había dejado de usarlos, el cabello estaba suelto y bien peinado, ligeramente maquillada e incluso había elegido un veraniego vestido. Las gafas de sol estaban entre sus dedos, mientras repasaba todo lo que habían comprado. En cuanto ella, lo tenía todo comprado desde antes de irse de vacaciones.

Típex, lápices, estuches... Sí. Está todo. 

No se esperaba encontrarse con un compañero de instituto ahora, ni antes de empezar las clases, en realidad. Tampoco era tan raro. No era como si fuera una ciudad muy grande, y en aquel centro comercial siempre trabajaban alumnos, en verano, así que no debería sorprenderle... solo que se había hecho a la idea de... bueno, no tener que ver a nadie hasta las clases. 

Hola -fue su gran saludo, mirando a Whitaker, con el que tenía escasa relación escolar, y la mujer, más famosa por todos los años que trabajaba en el supermercado que por otra cosa, pero su nombre realmente no lo conocía, así que se sorprendió un poco cuando Whitaker la llamó "Kelly", por un momento se sintió confusa, ¿por qué iba a querer ella que estuviera en el supermercado? O más bien, ¿por qué tendría que importarle? 

Una vez más se sorprendió cuando Jupiter invitó a Whitaker a ir con ellos. Espera, ¿eran amigos? ¿Por qué no sabía de eso? No es que le importara, el que se iba a quedar sin todos los detalles de su viaje por Europa, sería su mejor amigo... no ella. 

Antes del verano se habría retraído, habría puesto cara de estreñida, y por dentro se habría molestado por aquella repentina invitación. Pero estaba en proceso de transformación, así que tomó aire, y sonrió... no una gran sonrisa, más bien una sonrisa tímida. 

Podríamos ir a tomar un helado, así me contáis anécdotas del supermercado... -respondió en un tono no muy alto, pero que se hizo notar, sus mejillas se sonrosaron, como si aquello ya hubiese sido un gran esfuerzo para ella, y en realidad, así fue. Pero estaba orgullosa. 

-Cierto, no necesitas mi ayuda para ponértelos -Roland siguió el flirteo a Candy, encantado con aquel tira y afloja que se traían entre manos-, pero, ¿y para quitártelos? -añadió con tono pícaro, mientras observaba cómo la chica se ocultaba otra vez tras la cortina.

Roland sabía que aquello sólo era un jugueteo. Incluso si Candy se ponía picarona y le hubiera pedido entrar en un probador no lo habría hecho, no por Candy, que le encantaba, sino porque no quería incomodar a Holly. Al ver a Candy salir del probador con uno de los bikinis que él le había escogido, dejó escapar un silbido de admiración.

-Me encanta -le reconoció el muchacho, observando lo favorecedor que era el bikini. Cuando Candy pagó por las prendas que había comprado, se volvió hacia Holly-. Holly, ¿no quieres comprar nada? Me voy a quedar con las ganas de verte en bikini hasta la fiesta -bromeó, intentando animar a la deportista.

- ¡Te lo dije Wyatt! - Exclamó casi eufórico Jesse. 

Entonces sonó el "click" de la foto. Aquella era otra batalla ganada para Jesse Shepard. Otra batalla contra el capitalismo y el consumismo. Iría directa a su blog. Un blog en el que se denunciaban actos tan atroces como aquel, bajo el pseudónimo de "Happy". Tampoco iba a dar la cara como para que le abofetearan. Había sacado unas instantáneas perfectas de carne en buen estado, que acababan de tirar a la basura por el tema de su fecha de caducidad.

- ¿Te lo puedes creer? - Apretó el puño y frunció el ceño totalmente airado. - ¡Matan a estos pobre animales para...! - Resopló de rabia y pegó una patada contra el contenedor. - ¡Para acabar tirados envueltos en plásticos que acabaran en los océanos destruyendo el medio ambiente! ¡Es terrible, joder!

se rió al ver el flirteo entre los dos "que monos" pensó , miró como le quedaba el bikini a su amiga y alzó un pulgar como aprobación  Nice one girl dijo con voz "grave" imitando a algún tío que seguramente miraría a Candy entera en la fiesta de esta noche, riéndose de nuevo te queda de fábula créeme el jefe del instituto tiene ojo para esas cosas  Se levantó con algo de hambre y escuchó el comentario de Roland Te va a tocar esperar , una pena, pero vamos... miró a candy guiñandole un ojo como diciendo "tantea el terreno con este para la fiesta que yo vuelvo en 10 minutos ;) " bueno, voy a por algo de comer y ahora te llamo Candy, intentar no hacer mucho ruido en el cambiador y disfrutad vuelvo enseguida  salió de la tienda poniendose el otro casco a muy alto volumen incluso se llegaba a escuchar la música si te quedabas en suficiente silencio o estabas cerca de la pelirroja para dirigirse al supermercado Descuento

Arrugó la nariz sonriendo y le devolvió el guiño a su amiga como respondiendo "no hace falta, okay" y dándole una palmada en el trasero cuando se dió la vuelta- Vale, ya te diré donde andamos ¡Tráeme algo dulce! -luego miro atras, a la chica tras el mostrador, que probablemente había escuchado el comentario de Holly, así que a ella también le sonrió- Ah, no hagas caso, mi amiga dice tonterías. Sólo lo hacemos en parkings, baños públicos o los asientos al fondo del cine, pero los probadores los respetamos -bromeó con ella, dejando a la pobre dependienta algo confundida.

- Podríamos haber ido con ella -se arrimó a un costado de Roland y se agarró a su brazo- Pero parece que cree que queremos estar a solas ¿Porque será? -preguntó sonriendo, mirando hacia otro lado fingiendo ser una ingenua. Luego avanzó y contoneó los hombros indicándole con la mirada que lo siguiera- ¿Que te apetece que hagamos ahora? -le preguntó al salir de la tienda- Holly ha dicho que diez minutos, así que no me propongas nada que sabes que llevaría más que eso -volvió a reir y se detuvo observando el entorno, decidiendo a donde ir- Oye, lo del eclipse que habrá ¿Piensas hacer algo especial? Aparte de ir a la fiesta, claro. Yo creo que me llevaré la cámara, aunque no se si hacer un video o tirar algunas fotos ¿Tú que crees?

- ¿Ahora además de comer flores coméis basura?

No sabía bien si reírse o sentir lástima por aquellos dos que rebuscaban un mísero toblerone, lo que estaba claro es que con el verano en el tiempo de descuento no le apetecía ni siquiera hacer más leña del árbol caído. Sacudió la cabeza para intentar quitarse una imagen que probablemente le acompañaría en su mente mucho más tiempo del que le gustaría. Sacó su móvil para comprobar algo, pero no, no habían mensajes.

Por un lado aquello no sonaba tan divertido como le gustaría, por el otro al fin algo de paz.

Ni se molestó en despedirse de aquellos, sencillamente siguió su camino hacia el interior, buscando qué peli podría ver.

- Menudo capullo... - Dijo entonces Jesse cuando Al estaba lo suficientemente lejos como para que no le oyera. - Lleva metiéndose conmigo desde... - Se paró a pensar. - ¿Desde siempre? - Sonrió. - ¡Venga, mete eso en las bolsas!

Se trataba de bolsas de esparto cien por cien reutilizable y reciclable. Nunca usaba otras que no tuvieran esas características. Una pequeña acción no cambiaría el mundo, pero la suma de muchas pequeñas acciones podía hacerlo.

- ¿Seguimos? - Preguntó cuando estaba todo el material a buen recaudo. - Todavía quedan otros contendores que saquear y tenemos que repartir todo eso... 

Roland hizo un ligero mohín con el labio al ver a Holly marcharse. Realmente aquella chica les había malinterpretado. Él hubiera preferido que se quedara, e incluso había bromeado acerca de los bikinis para que Holly se sintiera más integrada con ellos dos y también se divirtiera.

-Habría preferido que se quedara. ¿Qué hombre no querría estar con dos bellas pelirrojas? -aseguró, con una sonrisa-. Parece que le cuesta un poco socializar con los chicos... O eso o ha pensado que queríamos que se fuera para darnos el lote. -Fuera cual fuera el caso, el muchacho sintió un mal sabor de boca al ver marchar a la deportista-. Los probadores son sagrados -le aseguró a la dependienta para seguir con la broma de la chica.

Al salir de la tienda, Candy le preguntó acerca de qué hacer durante esos diez minutos. La verdad es que era poco tiempo, pero una sonrisa traviesa se dibujó en los labios del chico mientras se le ocurría una posibilidad:

-Es muy poco tiempo pero... Oye, ¿qué te parece si nos metemos en uno de esos? -señaló uno de los fotomatones que había en el centro comercial mientras se mordía un labio, observando a Candy-. Puede ser divertido. Yo no tengo pensado nada especial para lo del eclipse, la verdad. Sabes que siempre me gusta improvisar -Acercándose a Candy, el muchacho posó sus manos en las caderas de la joven para, acto seguido, besarla levemente en el cuello, justo tras la oreja. No le importaba mucho que quienes le vieran hablaran de ello. Que pudieran pensar que tenía algo más que un rollo con la chica más simpática y juerguista de Daring no le molesta. Aprovechó aquella cercanía para susurrar a su oído, con dulzura-: Aunque estando tú, algo especial seguro que hacemos...

Al escuchar al chico Candy pensó que tampoco a ella le importaría estar con dos bellas pelirrojas, aunque en realidad le atraían más las morenas, viniendo a su mente por un instante la imagen de Vanesa- Holly es muy sociable cuando ya te tiene confianza, o si la retas a algo que tenga que ver... con el deporte por ejemplo, entonces es muy competitiva y se ve más como es ella misma -le explicó a Roland antes de sonreir al ver que le seguía el chiste con la dependienta.

Al salir él le indicó un fotomatón, ya los había usado antes y le pareció un sitio ideal, incluso para sacarse fotos- Se lo que pretendes... -y no tenía objeción, sonaba divertido, aunque antes de poder irse en esa dirección el chico la tomó por las caderas y la beso de forma bastante íntimida. Ella se mordió el labio y desvió la mirada con una sonrisa.

Candy volvió a ocultarse tras una cortina, esta vez acompañada. En el interior del fotomatón puso su mano sobre el pecho de Roland y lo presionó con suavidad para que ocupase el asiento- Siéntate -dejó la bolsa con lo que había comprado en el suelo y luego ella misma se sentó, y aunque había espacio para ambos, lo hizo sobre una de las piernas del chico. Sacó su teléfono movil y lo alzó sobre ambos- ¿Te importa que haga una para el instagram? -Candy quería subirlo a las redes sociales, creía que a la gente le gustaría verla divirtiéndose, aunque no insistiría si al chico no le apetecía.

Luego de guardar el teléfono, se inclinó hacia la pantalla para pulsar las opciones y metió las monedas, no le importaba invitar- ¿Listo? -pulsó el okey y se arrimó a Roland, recostándose en su pecho, alzando los brazos para echarlos hacia atras y juntando sus manos tras la nuca del chico. Saltó la primera fotografía y ella no podía evitar sonreirse, claramente le encantaba posar así con él.

Para la siguiente se giró a medias, seguía sentada en la pierna de Roland pero ahora además cruzó las suyas sobre la otra del chico. Se apegó más a él, abrazándose a su cuello con un brazo- Espera... -y con la otra mano, si el chico se lo permitía, le agarraría del bajo de la camiseta y se la levantaría hasta prácticamente la axila- Así, mira que porno, se te ve un pezón -comentó riendo mientras saltaba la segunda fotografía, y aún les quedaban otras dos o tres más para seguir divirtiéndose.

Tras un buen rato de posar, no en busca de la foto perfecta, sino del rozamiento y el erotismo propio de una edad en la que las hormonas están revolucionadas. La pareja terminó de hacerse las cuatro fotos que la maquina ofrecía y una más que les pillo por sorpresa.

Candy, promotora y financiadora de la operación golpeteo con las uñas el costado del fotomatón al ritmo de una canción popular que le rondaba por la cabeza mientras la maquina imprimía las fotografías.

Cuando la maquina terminó y pudieron mirar el resultado,... se les heló la sangre. El pezón de Roland estaba tan fotogénico como el muchacho solía serlo siempre. Pero no es eso lo que llamó su atención. Lo que les horrorizo fue que la ultima foto, la que les había pillado por sorpresa pues pensaban que eran 4 y no 5, había tres personas en la imagen. Una mujer muy hermosa vestida con un traje blanco abrazaba a Candy desde atrás de la muchacha.

Los sentimientos que acudieron a Candy fueron mucho más intensos. Para Roland era su primera experiencia sobrenatural, el encuentro con un fantasma. Candy reconoció en aquella mujer a su madre, y su actitud en la foto no era la propia de un fantasma en una película de terror, el abrazo era afectuoso y la mirada que lanzaba a su hija era pura dulzura.

La tira de fotos cayó de su mano al suelo. Cuando alguien volviese a recogerla, sería solo una colección de cuatro fotos de una pareja de jóvenes pasándoselo bien (O condenando su alma al infierno por lujuriosos, según a quien le preguntases)

En aquel momento el viejo ciclo se acabó...

En el momento en el que faltaban 24 horas para el eclipse, el viejo ciclo terminó. Todos los que sabían de que iba el asunto ya estaban ya en sus casas encerrados tras todos los poderes y rituales de protección que hubiesen podido crear. O, por el contrarío, salían de sus refugios dispuestos a defender a los inocentes hasta que el nuevo ciclo comenzase.Pero la mayoría de la gente, muchos sobrenaturales incluidos, no tenían la más absoluta idea de que iba todo aquello. Eso incluía a los compradores que se paseaban por el centro comercial.

La percepción del ser humano funciona por filtros, como el photoshop. Alguien que mirase el centro comercial podría ver familias que se afanaban en comprar para toda la semana y algún adolescente aquí y allá. Pero para nuestros protagonistas era todo lo contrario: el centro comercial estaba lleno de gente de su edad que se preparaba logística y/o animicamente para el comienzo de las clases y algún adulto aquí y allá haciendo cosas de viejos.Así que les resultaba natural identificar a otros de su edad, especialmente compañeros de clase. Estaban todos en el Hall:

Por las puertas de cristal que daban al parking principal habían entrado hacia unos minutos dos grandes estrellas de la vida social: Dannielle y Dorian, tan estupendas y fantásticas como siempre. Miraban con todo el interés que su pedestal de elegante indiferencia permitía algo en un escaparate.

En este mismo momento cruzaba las puertas Al, negando con la cabeza en gesto divertido, como si hubiese visto algo gracioso en el Parking. Sus caminares de aparta o te arrollo y su mirada de no os necesito a ninguno de vosotros  derritieron a varias jovenzuelas (y a algún jovenzuelo).

La señora de la limpieza que pasaba el mocho en piloto automatico y podía permitirse centrarse en mirar (y juzgar) a la gente pensó que a los dos primeros les hacia falta una postguerra y no poder comer más que garbanzos una vez al día. Y del segundo que como su hija se liase con alguien así, le quitaba el enamoramiento a collejas. "Ya te llegara la edad y te pondrás calvo y gordo" pensó. La mujer estaba haciendo doble turno y no podía pensar nada bueno, solo en rezar porque los minutos pasasen rápido y poder irse a su casa a meter los pies un balde con agua y sal.

Del supermercado Descuento, salían Arthur, Kelly y Juniper, con intención de dirigirse a una heladería como Kelly había propuesto. Los dos chicos escoltaban a la chica animadamente, que estaba descubriendo que interactuar con otros seres humanos no era tan difícil ni terrible como había imaginado. También estaba descubriendo todo el ecosistema que resulta ser un supermercado (Recepción de mercancías, reponer las estanterías, inventariar,...) puede que el tema no fuese apasionante para alguien tan inteligente como ella, pero estar en un grupo de tres personas era suficiente recompensa. aunque no se hablase de los últimos avances en inteligencia artificial, sino que Arthur estaba poniendo al día a Juniper de los cambios acontecidos desde que él no trabajaba allí.

En su camino se encontraron de frente con Holly, la capitana del equipo de fútbol americano femenino del instituto. La joven meditaba que capricho rico en carbohidratos, grasas trans, colesterol y colorantes se permitiría comer ahora que su padre no estaba a la vista

En la galería del primer piso, junto al fotomatón. Rolland y Candy miraban algo que la chica tenia en la mano, se miraban entre ellos y volvían a mirar aquello. Sea lo que fuese aquello, a Candy se le cayó al suelo.

"Como no lo recojas y me toque barrerlo, te asfixio con una bolsa de basu..." pensó la señora del mocho, aunque como madre experimentada identificó que algo no iba bien. Aunque no iba a acercarse a preguntar. Las dos ultimas veces que trato con humanidad a un cliente recibió un "apártate zorra" y un "a usted que coño le importa si me he hecho daño". Así que hizo un giro a la izquierda y se fue por un pasillo lateral.

No estaban todos en el Hall, faltaba Jesse. Pero Jesse siempre estaba haciendo gilipolleces como soltar a las vacas del camión que se dirigía al matadero para ver como las muy idiotas se dejaban capturar de nuevo o agitar pancartas delante del ayuntamiento.

En aquel momento las luces de todo el centro comercial se apagaron durante unos segundos. Solo quedaron aquí y allá las luces que no dependían del circuito eléctrico principal (cosas con baterías, luces de emergencia,...) Al apagarse la musica de la megafonía llegó un incomodo silencio, ese zumbido que uno siente cuando ha estado en un sitio donde el sonido era demasiado estruendoso y por fin se vuelve a la normalidad, como al salir de una discoteca.

Con la oscuridad llego también la verdad: Los amos del planeta, los conquistadores y los exploradores eran, sin sus juguetes tecnológicos, seres indefensos. Como una tortuga sin su caparazón. Eran animales asustadizos encerrados en sus cuevas, temerosos de la oscuridad y los peligros que acechaban afuera. Todos racionalizaron: es solo un apagón, no para nada. Pero en el fondo de su estomago sintieron lo que sus antecesores evolutivos sentían cuando se les apagaba el fuego y se afanaban en avivarlo mientras  fuera de la cueva se escuchaban los sonidos de animales y de la selva.

Diez eternos segundos despues, las luces volvieron.

- ¿Te lo puedes creer? (...) ¡Es terrible, joder!

-Desde luego.¿Cómo pueden tirar esto a la basura?- El chico sacó una caja de sus cereales favoritos con evidente y exagerada alegría y la metió en la bolsa de Jesse. Luego sacó también unas costillas de cerdo en su bandeja de plástico -Pobres cerdos, morir para terminar descuartizados en pequeños ataúdes de poliestileno. Tanto sufrimiento y muerte para nada. ¿Deberíamos llevarnos también la carne? Quiero decir, no es vegano, pero es evitar el despilfarro.- Wyatt era un gran defensor del medioambiente, pero tenia serias dificultades para mantenerse vegano y todos en el mundillo sabían que alguna vez, caía en la tentación. Aunque como era un amor de chico y se apuntaba a todo (Y luego se quedaba a limpiar) nadie se lo recriminaba.

 Todavía quedan otros contendores que saquear y tenemos que repartir todo eso...

El viento creció repentinamente en intensidad. Y algo, no sabrían decir el que, no iba bien. El cielo había oscurecido muy rápidamente y desde el interior del container Wyatt olisqueaba el viento que ya no traia el olor del mar sino solo sensación de frío.

-Ayudame a salir, por favor.- pidió con cierta urgencia y tendiéndole la mano. -Creo que deberiamos entrar. Al menos hasta que pase la tormenta.

En aquel momento cayó el primer "copo". Pese a ser solo un puntito negro en la oscuridad, para jesse fue evidente. Lo vio caer desde que se formó en el cielo. Era un minúsculo puntito negro, muy negro, antinaturalmente oscuro.

Descendió hacia la tierra no mecido por el viento sino en linea recta. Cayó en el asfalto del parking. Cuando ya no pudo descender más se quedo en el suelo, como un agujero al infinito. De alguna manera mirarlo era aterrador.