Partida Rol por web

Ante el desagradable panorama que hay ante los jóvenes héroes estos deciden adentrarse más en la oscura cueva valiéndose de sus capacidades en combate para sobrevivir a lo que sobrevenga. 
El grupo avanza hasta la curvatura, no es mucha la sorpresa al percibir que la cueva, otra vez, se extiende más de lo que sus sentidos alcanzan a detectar.

Shade: te cubrís con la esquina de la cueva, disminuís tu respiración y cerras los ojos para intentar escuchar algo ya que tu visión es prácticamente nula en la oscuridad. Logras escuchar voces muy a lo lejos y muy bajito, claramente es el idioma de alguna raza inteligente, pero no entendés nada, ni logras escuchar claramente lo que dicen como para repoducirlo.

Kosj: a lo lejos logras ver algunas figuras humanoides, dos, quizá tres, se encuentran en el límite de tu visión y se hace confuso.

Zenda otea la oscuridad con los ojos entrecerrados, tratando de ver algo más allá de la luz de la antorcha. No es hasta que se da cuenta de que Kosj, que obviamente es capaz de ver en la oscuridad sin necesidad de iluminación, tampoco parece ver nada más adelante, cuando decide dejar la protección de la curva y seguir adentrándose en la cueva.

—Sigamos —dice, apenas un susurro ahogado, antes de comenzar a caminar, apretando los dedos con fuerza alrededor de la madera de antorcha y ballesta.

- Ssshh!!- digo rápidamente alzando una mano, sin pensar que tal vez no puedan verla, - Hay alguien hay delante... a menos 3... es probable que nos hayan visto- digo en voz muy baja mientras me tiro al suelo en silencio y avanzando unos metros para intentar ver  que son esos individuos, y cuantos...

Entrecierro los ojos y arrastro mi escamoso cuerpo por la tierra de la fétida cueva, casi en silencio "por qué estoy haciendo yo esto?? Quien me mandará a mi... si esque esto no se le ocurre a nadie... nonono, esto no puede..." interrumpo mis pensamientos, absurdos en su mayoría para centrarme en lo que estoy haciendo y continuo reptando...

Zenda se queda quieta mientras Kosj se echa cuerpo a tierra y se desliza hacia delante como un lagarto. Si hay alguien delante, probablemente ya la ha visto, pero seguramente no al sigiloso kóbold, así que la mujer decide quedarse en el sitio, lanzando miradas confusas hacia el interior de la cueva.

Me mantengo cubierto por el recodo de la cueva mientras Kosj avanza como una serpiente arrastrándose por el suelo de la caverna, al escuchar a Zenda le hago un gesto con la mano para que permanezca quieta y susurro

- Escucho hablar a alguien allí adelante, parece que discuten, pero no logro diferenciar en que lengua hablan... Lo que es seguro es que parece una discusión de algún tipo de ser inteligente, no el de una bestia...- 

Entonces me mantengo a la expectativa, mientras observo nerviosamente como el pequeño Kobold parlanchin se desvanece en la caverna... - ¿Lo seguimos? ¿Le esperamos? - indago en voz baja a los 2 humanos. 

Comenzás a avanzar cuerpo a tierra. Tus escamas se sienten como en casa al rozar la fría roca, por un instante te sentís reconfortado para luego recordar la tontería que estás haciendo, adentrándote más de lo debido a una peligrosa cueva. Al acercarte más lográs ver mejor al grupo, hay dos humanoides del tamaño de un humano y otro más petacón, como un enano.  Al acercarte un poco más al ver que no se percatan de tu presencia logras escuchar algo que te paraliza por unos segundos: En la lengua "undercommon" escuchas el siguiente diálogo. Uno de ellos parece portar un arma MUY grande, los demás, de tener armas, son muy pequeñas como para que las llegues a distinguir.

- ¿Ahora que mierda hacemos?
- Los vendedores de la superficie son idiotas ¿Cómo se les van a escapar cuatro gnolls de mierda? Encima los tuvimos que matar, que cagada....
- Bueno, callensé los dos. Salgamos a buscarlos afuera a ver que carajo les paso.

Luego parece que cargan algunas cosas en sus bolsas y se preparan para algo.

- Mejor seguirle, a saber en que lios se puede meter el pequeñajo - hace un gesto con las manos como para que se den prisa

- No si si esa gente está relacionada con los seguidores de Asmodeus, pero creo que merece la pena investigarlo, igual tenian por aquí un lugar donde almacenar prisioneros, si fuera así sería un duro golpe para ellos y una gran victoria para nosotros - sonrie.

Sus manos se tensan en el arco, las cuevas son tan oscuras y la luz de la antorcha tan poca que no puede evitar pensar que de un momento a otro pueda salir un atacante amparandose en la oscuridad. Gotas de sudor se acumulan en su frente hasta que se las limpia con un gesto distraido del dorso de su mano.

El kóbold parece lo bastante sigiloso como para comprobarlo que acontece más adelante y regresar sin ser visto, pero si quienesquiera que estén más adelante lo detectan, ninguno de los tres podrían ver lo que ocurre. Así que, pese a su reticencia, deberían seguir avanzando.

—Vamos, entonces —opina Zenda—, pero con cuidado.

"Esto no está bien, nonono, nada bien nada bien, nono, quien me mandará a mí meterme en estos fregaos... nonono", si pudiera sudar este sería un bueno momento para hacerlo a chorros. Vuelvo arrastrandome sigilosamente, intentado llegar a mis compañeros lo más rápidamente posible, "no hagas ruido nonono, *Kosj* no hace ruido nonono, vamos un poco más un poco más...". Ois un pequeño ruido, y aparezco arrastrandome desde la oscuridad de la cueva. 

Al llegar al grupo les cuento rápidamente y en voz baja la situación - Hay tres tipos enormes allí, bueno en realiad no son tan grandes, dos humanos, y uno... no sé, un enano puede ser, no me di cuenta muy bien, parece que mataron a los gnolls y que van a buscar a los esclavistas... muy mal muy mal, vamonos, nos van a matar uno lleva un arma enorme, sisisi, un arma de matar Kobolds seguro que es eso sisisi- digo apresurado, considerablemente nervioso. - Debemos darnos prisa que hacemos??, tendemos una emboscada... sisisi, o salimos corriendo, sisisi eso está aun mejor sisisi!!- mientras intento buscar una sombra en la que refugiarme.

—Hemos entrado precisamente por una oportuniad como esta —susurra Zenda, acercando la boca a donde cree que debe estar el oído de Kosj—, quédate escondido, por si tratan de atacarnos.

Dos hombres, y lo que quizás es un enano, al menos uno de ellos armado. Tres contra cuatro, si son hostiles. Aunque Zenda no está todavía segura de sus habilidades. Ha conocido a varias personas que probablemente serían capaces de acabar con los cuatro por sí solos. Incluso madre, piensa, con una punzada de dolor.

—¿Intentamos hablar con ellos? —pregunta al resto del grupo.

Después de que Zenda y Marcus comienzan a adentrarse en la caverna, los sigo desde una prudencial distancia, dejándome cubrir por las penumbras que provocaban la tenue luz de la antorcha, avanzando sigiloso como siempre, esperando ver con que nos encontraríamos. 

Asiento a las palabras de la guerrera. - hay que darles la oportunidad de explicarse, pero estad preparados para una pelea. Tomad posiciones

Están detrás del "codo" de la cueva y, según lo que Kosj dijo tienen unos instantes para decidir qué hacer. A consciencia sobre el tiempo que les llevaría describan qué hacen antes de que los sujetos lleguen.

- Ei ei eieieieiei, Zenda nonono, hablar?? Nonono, dije que hablaban en infracomún?? Y que parecen ssser los que compraron los gnolssss??!!! Van a buscar a los exclavistar por no cumplir su palabra, no para librar al mundo de nada nonono!!!!- digo en voz baja y demasiado rápido para estar seguro de que me están entendiendo, aunque sin importarme demasiado si me han entendido o no busco un lugar oscuro, un recoveco suficientemente grande como para ocultarme

—Tenías que haber empezado por ahí —dice Zenda.

La mujer se saca de entre los pliegues de la ropa el pergamino de sueño, y uno de los de luz, y los engancha en el cinturón. Se agacha y apaga la antorcha, enterrando el extremo ardiente en el suelo.

—Quizás deberíamos esperarlos fuera —susurra a sus compañeros—. Si viven bajo tierra, probablemente pueden ver mejor que nosotros aquí dentro.

Cita:

- ¿Y que te hace suponer que saldrán? Igual ya han discutido lo que tenían de discutir con el cadaver de arriba. Quizás se han llevado ya los esclavos si es que tenian tratos con los seguidores de Asmodeus.

Se queda un rato pensandolo. - Seguramente verán mejor que nosotros aquí abajo, si son habitantes de la infraoscuridad podemos contar con eso, pero si no hacemos nada hay tantas posibilidades de que salgan como de que no. Yo creo que si les queremos parar los pies ahora es el momento. Aún no nos han oido llegar y Kos podría aprovechar eso. O vosotros podriais usar vuestra magia antes de que se percaten de que estamos aquí.

- Si podemos capturar a alguno vivo e interrogarlo, igual sabe donde estan el resto de esclavos que debian trasladar los tipos que nos atacaron en la taberna.

Mientras el grupo discute yo me arrebujo junto a un pequeño hueco de la caverna que hace un maravilloso escondite para mi pequeña figura, mientras una pequeña daga se desliza ágilmente hacia mi otra mano, quedando armado y listo para la acción. - Ssss- siseo suavemente pasando mi lengua por los escamosos labios. 

-Pe...Pero, que debemos hacer?-  Me preguntaba mientras avanzaba silencioso y pegado a la cavernosa pared, palpando cada paso me acerco hacia el ultimo vestigio de luz que dio la antorcha antes de que Zenda la apagara, entonces al sentir a los demás cerca, hablé en apenas un susrro...

- Sin luz no podremos combatir, sin embargo puedo camuflar nuestro avance hasta ellos... hasta que estemos lo suficientemente cerca para iluminarnos a todos, mientras tanto Kosj puede decirnos cuanto avanzar y en que momento debemos actuar....- Me quedé pensando por unos momentos mientras di un par de pasos más hasta sentir el cuerpo de Zenda a mi lado e intentaba tomar su mano o su brazo... - Mi especialidad es la ilusión, así que les haré creer que no hay nadie en la caverna, siempre y cuando nos acerquemos con cautela y avancemos pegados a esta pared - Dije mientras metía la mano en mi bolsa y sacaba un trozo de lana, a la vez que comenzaba a gesticular y susurrar palabras en un extraño idioma*

Zenda asiente en silencio. Es una buena idea, pero nunca ha contemplado con sus propios ojos los efectos de un conjuro como aquel. El viejo no era partidario de los conjuros de ilusionismo, salvo cuando tuvieran un uso práctico obvio, como proveer de luz, y no le había enseñado ninguno. El de rociada de color, que tan útil había resultado en la batalla de esa mañana, lo había copiado de un pergamino que le regaló un mago viajero que se encontraron en el camino, y que viajó con ellos un par de jornadas.

Aplastándose contra la pared, observa las manipulaciones del gnomo, y durante unos instantes, antes de que su subconsicente detecte el efecto como una ilusión, ve aparecer el contorno de una pared igual a las de la cueva junto a ella. Fabuloso, parece real. Apretando la ballesta cargada en una mano y el pergamino de luz en la otra, contiene la respiración y se interna en la ilusión.