Partida Rol por web

- Ei...- dice el pequeño kobold mientras se acerca a Zenda, aparentemente sin palabras desde... desde que lo conocéis al menos - Esstoo...- sigue balbuceando mientras con una de sus pequeñas garras rojas coje la mano de la humana - Piensa... que, que al menoss tú tienes la oportunidad de recuperarlos... - te dice con una de las frases en común más correcta que habeis oído decir al kobold, con las enormes pupilas rojas brillantes, es posible que si pudiese llorar lo estuviera haciendo... - Vamos a matarlosss a todos... sisisi - dice por último en voz baja, casi más para él que para el resto con su acento sibilino.

- Rescataremos a tu madre Zenda, la rescataremos - después calla, pues no sabe bien, bien que más decir, y tampoco tiene claro por cual de las direcciones planteadas empezar, a él todas le parecen igual. Salvo quizás Katapesh, allí le conocen.

El enano trae un vaso de agua para Marcus y le comenta:

- Mmm, para mí los elfos son todos iguales, pelo rubio y largo, orejas puntiagudas, ya sabés. Había algo que la distinguía de los demás elfos, un tatuaje de una mariposa dibujado en su omóplato, justo tras su corazón. Al pequeño lo vi recién nacido, ya debería ser un adulto.

Cuando Zenda le cuenta el tema de su madre Theradim se queda helado un segundo. 

- Me gustaría ayudar todo lo que pueda pero esa es la información que tengo. Te repito, son muy organizados y no permiten que nada se filtre en "el ganado". -se acaricia la barba- Si bien el esclavismo es legal por aquí, hay un mercado negro, dónde no se piden papeles, por lo que cualquier pobre alma puede ser vendida. Quizá en algún mercado negro puedan hallar más información. Debería haber uno en cada ciudad. Pero si tu madre está en Osirion, sin dudas ese debe ser su primer objetivo. El peligro de las montañas no será nada comparado al de enfrentarse a esta gente.

—Gracias —dice Zenda, tras ponerse en pie y sacudirse el polvo de las rodillas—. No había dicho nada porque no quiería que diecidierais ayudarme por compashión. Pero ahora que ya estamos todos diecididos, es husto que conozcáis mi motivación.

Theradim recomienda atravesar la cordillera de los Picos Brazen y buscar el rastro de los esclavistas en Osirion. Zenda no tiene claro que su madre se encuentre allí. El registro indica que fue capturada en Qadira y transportada a la central, y esa central puede estar en cualquier parte. Si al menos estuviera segura de que no le iba a pasar nada, que se habían limitado a usar su experiencia en gestionar la economía doméstica y algunos aspectos del negocio de la familia de padre. Pero madre es una luchadora experimentada, y aunque cuando se marchó de casa llevaba casi veinte años sin combatir, nunca ha dejado de practicar con la cimitarra. Podría estar matándose con otros esclavos para la diversión de quienquiera que la haya comprado.

Y recuerda los Picos Brazen. A madre y padre los dejó por voluntad propia, pero esas montañas le arrebataron a las dos personas más importantes de su nueva vida. El viejo y Kaede. El viejo, que fue más una figura paterna que un jefe durante esos dos años, y la dulce Kaede, que fue más que una amiga. Y lo hicieron cuando ya las habían dejado atrás y se creían seguros.

—Gracias a usted también, Thieradim —dice al enano—. Si vamos a atraviesar los Picos Brazen, será miejor que bushquiemos una caravana que vaya a intentar esa ruta, y un conductor de carro de vierdad. Eshas montañas son una trampa mortal. Lliegué a eshta tierra por ese camino, y perdí allí a dos piersonas mucho más experimentadas que noshotros.

—Por otro lado —continúa Zenda tras una larga pausa, al recordar cómo empezó la situación—, no hemos vuelto a hablar con los eshclavistas que capturamos. No cueshta nada comprobar si tienen la lengua más suelta que ayier, aunque es miehor que yo no vaya, no sé cómo reaccionaría al volvier a ver a esa escoria. Kosj y yo podiemos ir al mercado, viender el botín y prieguntar a los gnomos y los caravaneros sobre el eshtado de las dos rutas. Hashta puede alguien tenga información sobre nueshtros obhetivos.

Aunque lo duda. Duda que los esclavistas vayan a hablar, al menos no si son fanáticos, como cree Marcus. Y duda también que vayan a obtener información de la organización en el mercado. Quienquiera que los conozca, o bien tiene relaciones comerciales con ellos, o bien tiene razones para temerlos. Posiblemente sea mejor limitarse a describir su aspecto, confiando en que los que operaban en las cercanías de Yavipho son un buen ejemplo del aspecto del resto de miembros. Si tienen suerte, puede que algún caravanero recuerde haberse cruzado con ellos, y dónde lo hizo.

- Éxitos en su empresa, que la roca los proteja compañeros.

Pasado un rato disfrutando de la hospitalidad del enano deciden marchar dividiendo el recién consolidado grupo. Kosj y Zenda deciden pegarse una vuelta por el mercado, buscando información, quizá algo útil en su viaje y a alguien suficientemente loco como para subirse a su carruaje. Marcus y Shade se dirigen a la casa de Reginald a interrogar al esclavista.

Shade guía a Marcus en dirección a lo de Reginald, tarea que lleva sólo unos pocos minutos. La casa es fácilmente identificable, pues es más alta y grande que las demás, aunque de igual construcción. Al entrar los recibe Reginald, quien se encontraba leyendo.

- ¡Otra vez por acá! ¿Qué es lo que anda pasado?

Al comentarle su propósito el humano los lleva tras una puerta que estaba cerrada. Tras ella una habitación con una mesa y una celda. Allí yace el esclavista capturado junto a un plato de comida intacto, tiene una herida en labio sin curar o tratar, aún porta su túnica como ropa pero su armadura está contra la pared al lado de la mesa junto con sus armas.

- No quiso comer ni dejar que le trate las heridas, mucho menos hablar, a ver que sacan uds.

No tardan mucho en ubicarse y llegar al mercado, un conglomerado de carpas y toldos que cuelgan de las casa que rodean el mercado, aproximadamente unas 200 tiendas repartidas aleatoriamente, lo que dificultad un poco recorrer el lugar. Les llama la atención la cantidad de tiendas que venden frascos con lo que pareciera leche. También hay varias tiendas de ropas de todos los rincones de Golarion, elementos de cocina, artesanías para el hogar y algunas que otras cosas que no saben que son.

No pinta bien, no pinta nada bien. Marcus duda que pueda sacar algo del prisionero tras escuchar las palabras de Reginald, pero se ha de intentar.
- Así que aquí te tienen sirviente de Asmodeus, has caido en lucha contra un sirviente de Erastil. Me pregunto si es porque mi dios es más poderoso que el tuyo o porque mi fé es más fuerte. ¿Tu que crees? - sonrio, guardo un momento de silencio para que reflexione sobre la respuesta, aunque mis palabras solo tienen como objetivo rebajar su determinación a permanecer callado y poner en duda su fé.
- Nos topamos con unos drows y un duergar, parece que vuestro negocio marchaba bien si teníais contactos hasta entre sus razas... o a lo mejor no es así, tantos esclavos escapados - sacudo la cabeza - seguro que tus jefes no estarán impresionados por tu trabajo... si es que consigues sobrevivir a esto, no se yo si los gnomos dejarían vivir a alguien como tu, pero podría hablar en tu favor si nos dieras algo de información util.

Zenda camina hasta el mercado. A su vera, su altura apenas alcanzando la de las caderas de la mujer, Kosj. Ambos cargados con las armas y la armadura sustraídas a los habitantes de las Tierras Oscuras. La conversación con Theradim no ha resultado tan reveladora como esperaba, y los indicios conseguidos hasta el momento siguen apuntando a los mismos lugares que ella había supuesto. Reza porque consigan al menos una pequeña pista que acote sus posibilidades, y les evite perder el tiempo recorriendo tres naciones.

Yavipho, como descubrieron la primera mañana que pasaron en “El Gnomo Ahorcado”, es un lugar de paso de alguna ruta comercial. Las caravanas no son infrecuentes, y el mercado es extraordinariamente concurrido para un asentamiento de ese tamaño. Katapesh es conocida como la nación del comercio. Si existe, se puede comprar en algún lugar de su territorio, y probablemente en alguno de los mercados de su capital. Quizás por encontrarse bajo la influencia de esta tierra de mercaderes, el mercado del pueblo es un abigarrado laberinto de tenderetes, toldos, mesas, carros y carretas, donde los gnomos compiten por promocionar su mercancía. Les llama la atención que muchos de los puestos dediquen un importante espacio en sus expositores a un líquido blanco, similar a la leche. Pero no es eso a lo que han venido.

Mientras mercadean con el armamento, aprovechan para preguntar a mercaderes y compradores por los esclavistas. “¿Han visto a un grupo de hombres vestidos con túnicas blancas? Bien armados, cabezas afeitadas. Nos han dicho que pasan por el pueblo ocasionalmente.” Zenda no está acostumbrada a buscar información de esa forma, y confía en que preguntando a suficiente gente, mejorará sus posibilidades. Es posible que llamen la atención de elementos peligrosos, pero es un riesgo que, de realizarse, debería pagar dividendos. Si alguien se acerca a ellos con intenciones hostiles, bien en el mercado, en la posada o fuera de la ciudad, será alguien que posee información potencialmente valiosa.

Además de lo que puedan descubrir de los esclavistas, necesitan obtener información sobre las dos posibles rutas. La de la costa hasta la capital, y la que atraviesa los peligrosos Picos Brazen. “¿Alguno de ustedes ha seguido las rutas de Katapesh o los Picos Brazen? Nos dirigiremos próximamente a Sothis, y nos vendría bien conocer experiencias de primera mano de ambas antes de decidirnos.”

El tipo sigue inexpresivo mientras haces tus comentarios poniendo en duda el poder de ambos dioses. Sin embargo, te presta atención cuando hablas de negocios y te responde con aires de superioridad luego de acomodarse y sentarse contra una pared opuesta a las rejas. 

- ¿De verdad creés que son muchos los que escapan? Sólo viste registros de los que escapan y algunas ventas, imaginate que de cada mil hormigas en el mundo una es especial, en su totalidad sí, son muchas hormigas especiales, pero, comparadas con la totalidad de hormigas en el mundo no son nada más que un juguete para entretenernos. Vos tranquilo, que de mis jefes me preocupo yo.

Ahora continua con una actitud menos desafiante y con mucha curisidad. 
- ¿Información útil? ¡JA! ¿Tienen pensado hacer alguna estupidez? No me interesan los gnomos, no pueden hacerme nada, pero me da curiosidad saber que mierda van a intentar hacer con esa "información" que intentarán sacarme.

- Bueno, eso dependerá de la información que nos facilites, quizás podamos sacar algo interesante del montón de patrañas que surgen de tu boca. Mucho dartelas de importante, pero pienso que el miedo atenaza tu garganta, lo único que he oído son bravatas y chulerias. Pero - hago un gesto con la mano señalando la sala - hete aquí, prisionero, sin compañeros a los que pedir ayuda, o acaso esperas que unos socios despreciables como los tuyos se preocupen de ti aunque no estén muertos.

- Querías hablar de negocios, bien hablemos. ¿En cuanto valoras tu vida? Porque eso es de lo que estamos hablando, si no saco algo útil de tu chachara no creo que me sienta muy inclinado a hablar en tu favor... Me interesa saber de Katapesh y otros lugares donde tengáis tratos de compra venta y almacenaje de esclavos, quienes son tus amos, que ruta habéis seguido...

Camino hacia el mercado con Zenda, pero lo que debería ser un apacible paseo con la señorita y una berborrea incontrolable por mi parte se ve truncado enormemente por todo el equipo que debemos de transportar, por cada paso de la Kalesita tengo que dar al menos tres, y a pesar de que los calambres atentan a cada paso del camino con acechar mis pequeñas manos sigo tirando del botín con férrea voluntad a veces cargado a la espalda y otras arrastrando la pesada bolsa - Vamos! Va va va va!! ¿Que eres un incubador? - se oye imprecar a si mismo de vez en cuando cuando parece que la bolsa a penas si arrastra - Sisisisi, ya veo que sí que lo eres... - tras lo cual comienza a tirar con renovadas fuerzas - Y este maldito sol... ¿no lo van a apagar hoy en todo el día?-  mientras no para de murmurar por lo bajini en su idioma natal, lleno de siseos y chasquidos extraños y algunos escalofriantes, aunque al ver al pequeño Kobold tirar de la bolsa se denota que para nada hay algo que temer, parece que solo sigue "bendiciendo" el momento en que se le ocurrió prestarle ayuda a la guerrera a portar el equipo.

Cuando por fin llegamos al mercado, con un rostro exento de sudor aunque solo por la única peculiaridad de que los seres de sangre fría son incapaces de sudar, Kosj parece aún más rojo que al iniciar la marcha, probablemente por esfuerzo. Aunque al llegar ahí parece recuperar fuerzas y en más de una ocasión al mirar hacia atrás puedes ver la bolsa tendida en el suelo durante unos instantes solo para ver como la pequeña criatura está en un puesto toquiteando todas las cosas - ¿Y esto que es?, ¿seguro que esto vale para algo? Nonono, no lo creo, ¿no estarás intentado engañarme no? - le pregunto al mercader acerca de esos cacharros que están rellenos de un líquido blanco que parece leche y que parecen hinundar el mercado, luego como si algo punzase mi cabeza, miro hacia atrás, para ver que solo era la mirada severa de Zenda - Siii, si... ya voy ya voy, estaba... estaba buscando información ¿sabes? ¿Sí, verdad que sí amigo? - le pregunto al mercader con gesto alegre - Sisisi, bueno como te iba diciendo, no abrás visto a unos hombres... - le describo al pobre desgraciado al tipo de personas que busco - si así, altos, guapetones, bueno no mucho realmente nonono, pero altos, esclavista, serios, ordenados sisisi, muy ordenados, tanto que nos querian poner en distintos departamentos siso, bueno que te estaba diciendo aaahh!! sisisi, sobre los amigos que estoy buscando, claro claro claro... ya va ya va!!! - sigo con mi berborrea por todo el mercado, desquiciando a unos y callendo bien a otros, bajo la atenta mirada de la Kalesita, que parece que se ha comido un estofado de gachas por lo que parece denotarse de su gesto serio y adusto desde que llegamos al mercado. 

El mercado es algo alborotado, pero logran encontrar un comerciante de armas y armaduras rápido, liberarse de los trastos pesados los deja más cómodos para seguir investigando.

Encuentran un carpintero gnomo en una de las casas con toldos en su frente, de las que rodean al mercado, es una casa un tanto más grande, quizá por el tamaño de sus productos, mesas, sillas, muebles, etc. El gnomo dice llamarse Sfiltherin y dice que puede agregar lo que necesiten en el carro pero debería verlo. Y que por una semana de trabajo, que es lo que calcula le llevará según las descripciones que le dan, les cobraría 75GP.

En cuanto a los esclavistas, no consiguen más información de la que ya tienen, casi ninguno los reconoce por la descripción, mucha gente pasa por allí y los gnomos rara vez se concentran en el rostro de alguien si no van a aprender nada de él. Sólo un par de gnomos los recuerdan, era tipos muy reservados, compraban comida para sus viajes, venían a caballo del noreste y se volvían en esa dirección, nadie se preguntó nunca por qué. Ahora uds saben que allí dejaban su carro.

De los caminos, bueno saben que para el norte se van a cruzar con gnolls, eso seguro, se habla de arpías también, y otras criaturas que parecen salidas de las alucinaciones de los gnomos u algún loco, la gente siempre exagera todo. Pero descubren que hay un paso, abandonado y sin guardia por supuesto, pero está y se puede ir con el carro. No es difícil de encontrar, el camino que va al oeste de aquí se abre un par de kilómetros luego de dejar el pueblo y va a ese sendero. Si van por la ciudad, bueno, en Katapesh está lleno de esclavistas mundanos y no tanto, pero es la cuna del comercio de esclavistas, seguro se encuentran de nuevo con los tipos en túnicas. Además les recomiendan no meterse con esclavistas en Katapesh, pues allí el esclavismo es legal, y podrían convertirse en criminales, aunque si no van a hacer lío es la opción segura, aunque se tarda muchísimo más, la ruta al este es tranquila, igual que el viaje por el Inner Sea (Mar Interior).

En cuánto al líquido blanco les comentan que es Pho Pesh, una versión más potente que el pesh tradicional y que sólo los gnomos de Yavipho saben producir. 

El tipo te mira con intriga y responde:

- Mi único amo es Asmodeus. Y obra y actúa a su antojo. Katapesh es un nido de ra... 

En el momento que el esclavista comienza a hablar el símbolo de Asmodeus, la estrella inscripta en el circulo aparece en la frente del desdichado hombre, luego de brillar tenuemente por un instante le comienza a quemar y finalmente se apaga, todo esto en un lapso de tiempo muy corto, para cuándo se dan cuenta el sujeto tiene los ojos completamente blancos y una pequeña cantidad de sangre chorrea por su nariz goteando en su túnica. La situación los deja perplejos completamente, el tipo acaba de morir sin más enfrente de uds.

- Bueno, creo que eso acaba el interrogatorio definitivamente - compruebo el estado del prisionero para verificar que está muerto, incluso detecto magia por si es algún plan rebuscado de simular su muerte, pero dentro de mi se que su muerte se debe a que iba a hablar demasiado o algo así. - Erastil dame fuerzas y guiamé por el sendero recto - dice murmurando la plegaria para si.

- Shade, creo que deberíamos encontrarnos con el resto y comentarles lo sucedido, quizás tu tengas una idea más precisa de lo que ha pasado, pero esto escapa a mi comprensión. A parte del evidente uso de magia no se determinar nada más.

El precio de Sfiltherin le parece alto, probablemente más de lo que cuesta el vagón, pero le encantaría volver a contar con un hogar móvil durante las próximas semanas. Sin embargo, una semana es demasiado tiempo. Al día siguiente, o en dos días como mucho, deberían estar listos para comenzar el viaje, fuera cual fuese la ruta elegida.

La búsqueda de información sobre los esclavistas resulta infructuosa. Los seguidores de Asmodeus han sido lo bastante cautos como para no llamar demasiado la atención de los gnomos. Sí consigue, afortunadamente, un chivatazo respecto a un paso relativamente seguro por los Picos Brazen. Con esa información en la mano, Zenda considera que es el momento de regresar con los demás.

—¿Quieres hacer algo másh —pregunta a su pequeño compañero—, o viamos a buscar a los demásh?

Shade no pudo evitar sentirse sorprendido ante aquel extraño suceso... Durante el interrogatorio se la paso en la puerta mirando con desprecio a aquel esclavista, pero eso que acababa de pasar le obligo a preguntarse ¿Que demonios fue eso?, intentó relacionar aquello con algo de lo que habia estudiado antes, quizas algun ritual arcano o religioso.

Asintiendo a las palabras de Marcus, el mágico Gnomo abandonó la habitación mientras seguía pensativo.

Marcus sigue a Shade con la intención de reunirse con el resto del grupo, quizás ellos saquen más en claro de las últimas palabras del prisionero antes de morir, porque Marcus no les encuentra mucho sentido aún.

Luego del interrogatorio Shade y Marcus deciden buscar a sus compañeros que se suponía iban al mercado a ver que encontraban.

Luego de un rato dando vueltas entre baratijas y frascos de Pesh ven a unos cuantos metros a Zenda hablando con un mercader gnomo, ambos ignoran que Kosj está jugando con alguna clase de instrumento astronómico que gira mientras el pequeño kobold mira absorto y intenta tocar las "cositas" que dan vuelta con sus dedos. Antes de que Kosj pueda hacer algún destrozo por su curiosidad es alcanzado por Marcus, que le saca la mano antes de que alcance a romper nada y tengan que pagar.

Aparentemente pudieron vender los trastos de los drows y consiguieron algo de dinero seguramente, queda ver qué información obtuvo cada grupo.