La puerta a la torre del Maestre está abierta. Te adentras en la primera estancia, un pequeño recibidor sin nada interesante. Unas escaleras descienden hacia la parte inferior de la torre donde se encuentra el almacén de suministros del Maestre. Frente a tí encuentras dos puertas. Una es la del dormitorio de Jarre, el aprendiz del Maestre Guillermo, y está cerrada ya que él no se encuentra allí. La segunda puerta, situada en un lateral opuesto a las escaleras que bajan, llevan a las escaleras que suben hasta los aposentos del Maestre y su laboratorio. Aunque normalmente está cerrada a cal y canot, ya que el Maestre es muy celoso con sus cosas y solo permite el accceso a la parte superior de la torre si él mismo esta presente, te la encuentras abierta, algo muy inusual ya que sabes que el Maestre no está en la torre sino atendiendo al herido.
Si solo te quedas en el recibidor no hace falta que hagas ninguna tirada.
Los ojos de Eleanor se abren con sorpresa por unos instantes. Que aquella puerta se encontrara abierta era casi demasiado conveniente. Dudaba sobre entrar o no, aunque finalmente se decantó por la primera opción. Cuanto más rápida fuera, menos probable sería que la descubrieran fisgando donde no debía.
Con mano decidida, apartó la puerta que llevaba hacia el laboratorio del maestre y asomó la cabeza -¿Jarre? -preguntó, susurrando. Si la encontraban allí, podría aparentar estar buscando al joven aprendiz.
La puerta hacia las escaleras superiores chirría un poco al abrirse, pero no parece haber nadie cerca de esa zona del castillo. Subiendo a los pisos superiores, llegas al laboratorio del Maestre, donde trabaja y estudia la mayor parte del tiempo. Esta lleno de libros variados, tanto que no hay dos que parezcan iguales. Tambíen hay un equipo de alquimia completo y estantes llenos de pociones, frascos y demás recipientes, unos llenos y otros vacíos, así como hierbas e ingredientes varios. No hay rastro alguno del Maestre o de Jarre.
Las escaleras siguen subiendo hasta los aposentos personales del Maestre, pero antes de llegar a estos encuentras otra puerta cerrada con llave.
La puerta abierta llama la atención de la joven, pero decide centrarse en lo que tiene entre manos. Se acerca al laboratorio del anciano maestre, mirando con curiosidad los frascos con sus polvos y líquidos de diferentes colores. -¿Qué es lo que necesito yo ahora? -se preguntó en voz baja, cogiendo algunos para observarlos, y volviéndolos a dejar en su sitio.
¿Puedo asumir que sé qué es lo que voy a coger o tengo que tirar o cómo? xD
Los frascos y viales tienen cada uno una etiqueta con varias lineas escritas, seguramente describiendo lo que contienen pero esta escrito en lenguaje científico en su mayoría y salvo las cosas más básicas como algunas hierbas e infusiones no sabes que hay guardado en qué recipiente.
Depende de lo que quieras, en teoría no tienes mucha idea de que es cada cosa... Pero prueba a hacer una tirada de Percepción.
Motivo: Venenito
Tirada: 1d10
Resultado: 4
Tiro para buscar un veneno.
A pesar de buscar con ahinco, no encuentras nada de lo que puedas estar segura que es un veneno, aunque varios frascos tienen un color o un olor que desde luego no auguran nada bueno.
Ye ha faltado sumar el +2 de tu habilidad a la tirada
Artai entra junto al joven y el maestre
Oyes ruidos en la planta inferior, señal de que alguien ha entrado. Puedes intentar esconderte con una tirada de Sigilo o afrontar las consecuencias.
El Maestre y su aprendiz entran en la torre seguidos de Artai, dispuestos a acabar el día de hoy y acostarse. Jarre quería pasar un rato contigo y charlar, pero todos los ánimos se evaporan cuando reparáis que la puerta que conduce a los pisos superiores está abierta, algo totalmente impensable ya que el Maestre es el único que tiene la llave y nunca permite el acceso si no está el presente.
Alguien se ha colado en la torre del Maestre.
Artai miró la puerta abierta, no era habitual que ese lugar estuviera así, pero él tampoco era quién para investigar sin el permiso del maestre. Lo señaló, y le interrumpió: ¿Quiere que vaya a echar un ojo? Preguntó. Creo que aquí no me necesitáis, os he acompañado porque mi señor me lo ha pedido, pero no estoy seguro de que os sea de mucha utilidad. Si consideráis que estoy mejor de vuestro lado, así lo haré, o si por el contrario creéis que es necesario que avise al capellán para que le de la extrema unción, dígamelo.
Pero no marques a todo el mundo, que estas solo en la torre y te has delatado xD
Mierda pensó la joven al escuchar los ruidos en la planta de abajo. La voz de Artai asomó por la planta de abajo. ¿Extrema unción? Deben estar hablando de Sir John. Rápidamente, cogió uno de los frascos que peor pinta le había parecido que tenían y lo escondió en el escote de su vestido carmesí. Alisó los pliegues de sus ropajes y suspiró un par de veces para tratar de recomponerse. Practicó un segundo su mejor cara de niña buena, y se acercó al arco de la escalera. Espero que esto salga bien...
-¿Maestre? ¿Artai? -llamó Eleanor desde la planta de arriba. -¿Estáis ahí?
-¿Maestre? ¿Artai? -la voz de Eleanor se escuchaba desde la planta de arriba. -¿Estáis ahí?
La muchacha bajó las escaleras a toda prisa. -Gracias a Dios que os encuentro, Maestre -continuó la joven, con una mano posada en su pecho debido a la carrera- aunque no esperaba veros en compañía -dirigió una mirada pícara hacia Artai, hasta que se dio cuenta del cuerpo inerte del valeroso y accidentado sir John Moore. -Oh, cielo santo -se santiguó- que el Señor lo tenga en su gloria.
El misterio de la puerta abierta se solucionó al ver a Eleanor bajar por las escaleras. No sabía que había ido allí, ni como habría abierto la puerta en caso de haber estado cerrada, pero esas dudas no eran trabajo de él preguntarlas, sino del maestre. Así que, simplemente le devolvió la sonrisa al ver a la joven bajar las escaleras. Aunque dada la situación tampoco podría decirse que se alegrase de verla. El hombre se estaba desangrando y era un momento tenso y de vital importancia para el herido.
El maestre parece tan sorprendido por el descubrimiento de la puerta abierta que se queda parado en el sitio y no oye las palabras de Artai. Por fin reacciona y da unos pasos hacia la puerta, cuando de repente sale Eleanor del piso superior. Entonces el venerable anciano se pone hecho una furia - ¿Se puede saber que hacéis en mi torre? ¿Como habéis accedido a la planta superior si la puerta siempre está cerrada y solo yo tengo la única llave? ¿Y qué demonios buscabais en mi laboratorio? - el viejo se tiene que tomar unos instantes para recuperar el aliento tras aquel gasto de energía al que no está acostumbrado, a la espera de las explicaciones de la dama.
Al haberos quedado mas tiempo que el resto en el salón principal os habéis perdido cosas. Os explico: el conde se encuentra en sus aposentos, ya ha sido tratado por el maestre y ahora descansa.
Artai también se quedó mirando a Eleanor, tenía curiosidad por escuchar su respuesta, pues él tenía las mismas dudas que el maestre le había planteado, así que se quedó expectante por saber qué estaba haciendo allí.
-Lamento haberos importunado -respondió Eleanor al Gran Maestre, bajando la mirada en gesto avergonzado. -Quería hablar con vos sobre cierto asunto, creo que sabéis a qué me refiero -la muchacha no quería revelar más. -Cuando entré, la puerta ya estaba abierta. Pensé que, quizá, estábais dentro y no me escuchásteis llamaros, por eso me aventuré más adentro -explicó.
Al ver la expresión de Eleanor, el Maestre se relaja un poco, pero sigue airado - ¿Como que la puerta ya estaba abierta? ¡La he dejado bien cerrada antes de dirigirme al banquete y no he vuelto desde entonces! ¿Insinuais que alguien se ha colado en mi torre? - el Maestre se dirige a las escaleras de inmediato y sube hasta el labortario, se lo oye buscar freneticamente entre sus cosas y entonces suelta una maldición antes de vovler a la planta baja y cerrar de nuevo con llave la puerta - Han robado uno de mis frascos - dice, sin revelar el contenido del mismo - Esto es muy grave, hay que avisar a la guardia y al Rey, debo hablar con él de inmediato. Jarre, quedáte aquí montando guardia. Lady Eleanor, estoy seguro de el Rey querrá preguntaros al respecto, ya que de momento sois sospechosa también. tendréis que acompañarme a verlo. Artai, vos tendréis que servir de testigo, acompañadme también.
Artai se quedó impresionado ante lo que acababa de escuchar sobre lo que acababa de ocurrir allí. Artai siempre estaba dispuesto a ayudar, así que asintió ante la petición del Gran Maestre. Claro que sí, mi señor. Dijo aún así mirando con sospecha a Eleanor. Estaba claro que ella no había sido, porque sería absurdo reconocerlo de aquella manera, pero eso no implicaba que fuera igualmente sospechosa.
Él al menos era testigo y también inocente, pues había permanecido en la sala del trono todo el tiempo hasta que había decidido acompañar al Gran Maestre hasta su despacho. No tendría ningún problema en ayudar en todo lo que estuviera en sus manos.