Partida Rol por web

Tras darles comida y aceptar llevarlos con vosotros los niños aceptan guiaros, ellos conocen bien las alcantarillas y os conducen por ellas con seguridad.

En varios momentos escucháis sonidos inquietantes, inhumanos, aunque afortunadamente los niños os guían por los túneles adecuados y no llegáis a toparos con lo que sea que custodia las alcantarillas.

Llegáis a vuestro destino, pese a que algunos túneles están derrumbados, la primera salida de las alcantarillas que probáis tiene tatos escombros encima que se hace imposible levantar la tapa. Tras probar otras dos salidas con idéntico resultado finalmente conseguís encontrar una salida cuya tapa se levanta sin mucho esfuerzo. Os asomáis con precaución para comprobar que los alrededores están desiertos.

El edificio con la antena está a escasos metros de la salida de las alcantarillas, hay algunas naves recolectoras no muy lejos pero parecen absortas en sus tareas, nadie os mira ni vigila esa zona en particular.

A unos cien metros de vosotros hay una estructura de origen alienígena custodiada por un buen número de sectoides que pululan por la zona. Una nave halcón llega y aterriza no muy lejos del complejo. Veis a varias personas bajando de la nave, a empujones, guiados por los sectoides hacia el interior de la estructura.

De allí escapamos- Os explica el chico señalando el complejo. -Es mejor no acercarse mucho, está lleno de esos monstruos verdes y hay otro tipo aunque nunca se exponen al peligro. Son menos fuertes pero son los que mandan a los verdes.

Entre el grupo de humanos que acaban de bajar de la nave encontráis una cara conocida, al menos de vista. Si la memoria no os falla, esta chica iba en el otro grupo que partió de Scranton hacia las Apalaches.

Subo las escalerillas y miro hacia el edificio que tenemos que ir, luego hacia la cárcel que señalan los niños es entonces cuando veo una cara conocida.

Mirad esa chica- Digo señalando a susodicha al reconocerla. – ¿Ella no se iba con el grupo que se fue hacia las Apalaches?

No sé si podremos hacer algo por ella, pero creo que no hay tiempo para eso. Nadie está mirando ni vigilando el edificio de la antena. Mientras escoltan a esas personas están entretenidos, es ahora o nunca, tenemos que aprovechar la ocasión.

Chicos, será mejor que nos esperéis aquí.- Les digo a los niños- Vamos a subir, hacemos una llamada de teléfono y bajamos. No tardaremos.

Vamos- Les digo y tras mirar una última vez para asegurarme de que no hay peligro, salgo y avanzo agazapado hasta llegar al edificio de la antena.   

- O actuamos ahora o tal vez no tengamos otra oportunidad. - concluyó alentando a David a hacer exactamente lo que estaba haciendo. No obstante, el profesor había tenido tiempo para pensar mientras evitaban a los guardianes de la alcantarilla y la conclusión había estallado en su cerebro al oir de nuevo a los niños hablando de los aliens.

 Vincent tenía claro en su mente que dejar escaparse a los niños podía ser una treta, sobretodo si los alienígenas ya habían desarrollado alguna clase de patógeno. Volverían a la población y sería una forma sencilla de infección. No obstante, lo que había oído al respecto era más un asalto a escala global, básicamente alguna clase de dispersión por otro método mucho más tecnológico y avanzado. Pero Vincent no podía pensar como un alien, pensaba como un humano, y, como tal, la mejor forma para contagiar a un humano era como se contagiaban ya normalmente. ¿Qué sabían ellos de nosotros? ¿Y, nosotros de ellos?

 Ese era el problema que restaba.

 - Mary, Paul y Peter son un recurso valioso para la humanidad. - compartió con el resto - con un chequeo médico y lo que saben pueden dar mucha ventaja táctica y quien sabe si logística a cualquier fuerza militar. - no los convertiría en soldado ni en conejillos de indias, sólo valoraba que eran individuos excepcionales y, no solo eso, consideraba que alguno de ellos, de los adultos, no conseguirían salir de allí con vida. No era pesimista, era realista.

 - Si tienen jerarquías, no son tan diferentes a nosotros. - hablaba como si hubiese gritado ¡eureka! porque aquello era información muy útil. Vincent desconocía si muchos otros sabían de la existencia de esos seres, de varios tipos y su comportamiento, ahora mismo, los más sabios al respecto, a su modo de ver, eran esos niños. 

 - Alguien debería asegurarse de que llegan al campamento si nos pasa algo. - no podían confiar simplemente en que todo saldría bien. Aunque si confiaba en que podrían esconderse hasta que alguno de ellos volviera.

 A Vincent le fascinaba la idea de poder comprender la jerarquía alien, de descubrir sus motivos, de conocer la Verdad. Era curioso por naturaleza. No suficientemente temerario como para dejarse capturar, pero aquello, aquello era un comienzo.

 Asentí, mientras daba una palamada en el hombro de Peter y les sonreía.

 - Por lo demás.. - no quería molestarles si no tenían ganas de discutir aquello, hizo un gesto con la diestra para indicar que debían salir hacia su destino.

 Luego cayó en la cuenta de algo...buscó la esfera que portaba desde el altercado en el taller y se la mostró a los niños. - ¿Os suena de algo? - la observó intrigado.

 Si no sabían darle una explicación se la cedería para que la guardasen ellos. Explicándoles que era un botín de guerra y merecía la pena guardarlo pues podía ser útil para salvar a la humanidad.

 Miré de soslayo a Julia.

 - Tal vez deberíamos considerar que ella no tomase riesgos y se escondiese con nuestros nuevos amigos. - consideraba que podría enseñarles como dar el mensaje, aunque el tiempo, para eso, se escapaba como el humo se escapa entre los dedos.

 Suspiré frunciendo levemente el ceño.

 Tengo un mal presentimiento.

Miraría a los niños al escuchar las palabras de Vincent, no me pensaba quedar atrás en todo caso que lo hiciera alguno de los que estaba herido -Deberías de quedarte tu, no estas en condiciones de correr si es necesario que lo hagamos y necesitamos a Julia para el mensaje tienen que escucharla a ella hablar. Haré todo en mi poder para evitar que salga herida, Scranton es a donde deben ir si no volvemos, aunque lo haremos, volveremos -Pronunciaría las palabras con confianza, quizás si las decía con suficiente confianza sucederían.

Me asomaría brevemente para asegurarme que nada estuviera vigilando el camino a tomar antes de salir y cruzarlo agazapada 

Al ver a la chica que señala David me taparía la boca para ahogar la exclamación de sorpresa que se me escapa- Carmen- Digo al recordar su nombre. La chica se fue con el otro grupo ¿Qué hace aquí?  Me pregunto aunque al segundo sacudo la cabeza alejando el absurdo pensamiento, es obvio que la han capturado. La pregunta debería ser ¿Qué piensan hacer con ella? ¿Para qué la quieren? Todas las respuestas se me antojan horribles.

Me quedo mirándola hasta que las palabras de David, Cass y Vincent me sacan de mi mutismo. Tienen razón, no es momento para pensar en otra cosa. Quizás cuando volvamos con los militares podamos hacer algo por ella, aunque una vocecita me dice que posiblemente para entonces sea demasiado tarde. Como sea, hay que aprovechar el momento.

Perdónanos Carmen. No te olvidaremos.

Niños, vosotros esperad- Les digo a los críos. Estoy de acuerdo con Cass, Julia debería quedarse y quizás Vincent también, pero prefiero mantenerme callada. Si esto no funciona y Julia no llega a Alaska moriremos todos igual, poco importa entonces que venga con nosotras o no. Si quieren venir no pienso oponerme, ya son mayorcitos y saben que nos enfrentamos, que  cada uno escoja la forma de morir que prefiera.

Salís aprovechando la distracción de las criaturas, uno tras el otro salís de la alcantarilla y avanzáis rápidamente hacia el edificio. Las puertas del Empire State Building están rotas los cristales, basura y escombros reinan por doquier. En estas primeras plantas las paredes están intactas lo que os brinda cierta protección.    

Tras vosotros va Julia, la doctora no parece dispuesta a quedarse atrás, es mucho lo que hay en juego y prefiere supervisarlo todo personalmente. Amén de que su voz es lo único que puede convencer a los militares de que no sois un grupo de chiflados. Si la ven a ella puede y solo puede, que decidan venir a rescatarla. Es la única posibilidad.

Quien no se arriesga es Tuco, el hombre, sin que nadie repare en él, consigue quedarse atrás…  con los niños. Para cuando os dais cuenta es tarde, los aliens han entrado a todos los prisioneros y volver a cruzar la calle supone un riesgo innecesario de modo que resignados y apremiados por Julia iniciáis el ascenso de las ciento dos plantas del rascacielos.  

El ascenso os lleva más de una hora, teniendo que deteneros en algunas ocasiones. Las escaleras en las primeras plantas parecen estables pero a medida que ascendéis el edificio está más deteriorado, cada vez hay menos paredes y más zonas por la que podéis ver la altura a la que estáis. Es en una de estas ocasiones, viendo el suelo a más de doscientos metros de altura cuando Samantha llega a su límite. El vértigo que tiene le impide seguir, la mujer intenta hacerlo pero el pánico a las alturas es más fuerte, impidiéndo a la escritora continuar. 

Sam queda se atrás, vosotros debéis seguir. En las últimas plantas, a la dificultad del ascenso se una la del viento que sopla entre el esqueleto completamente desnudo del edificio. A más de cuatrocientos metros de altura estáis más cerca de la nave nodriza que del suelo. La antena mide unos veinte metros de altura, el cuadro eléctrico está completamente fundido, aunque repararlo y conectar radio con antena no debería ser difícil.

Algunas naves pasan cerca, demasiado cerca, de momento sois pulgas bajo un gigante, nadie repara en vuestra presencia pero estáis muy expuestos, si seguís mucho rato ahí es cuestión de tiempo que alguien repare en vosotros.

La doctora enciende el móvil cuya batería a media carga es un tesoro. La mujer pulsa el botón de grabar vídeo y se enfoca a la cara.

-Aquí Dama Juliet Eco. 74 1435 74. El pájaro sigue vivo, se ha perdido y necesita que el águila lo recoja y lo lleve al nido. Sierra, Charly, Romeo, Alfa, Nikolai, Tango, Oscar, November.

Naimina. -Dice antes de proceder a repetir el extraño mensaje.

Aquí Dama Juliet Eco. 74 1435 74. El pájaro sigue vivo, se ha perdido y necesita que el águila lo guíe hasta el nido. Sierra, Charly, Romeo, Alfa, Nikolai, Tango, Oscar, November.

Satisfecha con el mensaje grabado la mujer se gira hacia vosotros- Esto debería ser suficiente. Aunque los aliens reciban el mensaje no entenderán nada ¿Podréis preparar la radio?

Al despedir a Sam me quedo mirándola asombrado, la tenía en un pedestal, no pensaba que hubiera nada en este mundo capaz de asustar o intimidar a la pelirroja, pero parece que incluso ella tiene sus puntos débiles.

Por otra parte, saber que Sam estará con los niños me da la tranquilidad de saber que vamos a tener las espaldas cubiertas, ella hará lo que sea necesario. –No creo que Tuco les haga daño a los niños, pese a su condición no me parecía persona capaz de tales cosas. Lo único que espero es que el muy cobarde no haya escapado con nuestro coche, lo vamos a necesitar para escapar de aquí.

Al llegar a la cima tengo que hacer esfuerzos para no mirar hacia abajo, -Cass, acerca la radio a ver si podemos conectarla a la antena. -Le digo mientras abro el cuadro eléctrico de la antena. Previsiblemente los fusibles están todos fundidos.

Primero busco papel de aluminio entre los escombros y la basura, por suerte es fácil de encontrar. Tras eso busco un interruptor de la luz, para extraer el cable de cobre de las paredes. Con todos los materiales que necesito me acerco a la antena, corto los fusibles quemados y los empalmo usando el cobre y enrollándolos con papel de plata. No tengo un voltímetro a mano, pero el apaño debería funcionar. Cruzo los dedos mientras conecto radio y antena rezando para que funcione, por suerte los improvisados “fusibles” aguantan y no se queman.

Lo tengo- Respondo sonriendo a Julia -A darle caña. ¿Estás segura que entenderán ese mensaje? -Digo dudando sobre el galimatías de números y palabras inconexas. Deberíamos ir preparándonos.    

Acercaría la radio cuando David me la pidió y luego me mantendría mirando las naves, y cualquier cosa que no perteneciera a nuestro planeta, contando los segundos en que harían movimientos buscando patrones, si lograba descubrir su sistema seria mas fácil derrotarlos cuando nos enfrentáramos a ellos, al escuchar la pregunta de David sonreiría un poco, por fin las horas mirando películas no parecían tan inútiles -Si son militares deberían de entenderlo, uso lenguaje militar, son palabras para que no se confundan las letras a la hora de pasarlos, las películas lo hicieron un poco mas.. conocido, aunque se que también se puede usar en otros aspectos, en nuestro caso es clave porque contamos con que ellos- Señalaría al cielo donde estaba la nave nodriza- No lo sepan, puede cambiar según región, país o quien sabe cuanto mas, pero aunque sepa que uso no entendí todo el mensaje...- Me sonrojaría un poco al darme cuenta de todo lo que había dicho en voz alta- Lo siento puedo estar equivocada pasaba muchas horas en el taller mirando películas con los muchachos y bueno, los muchachos no miraban comedias románticas por elección propia, aprendi un poco viendo películas que pensaba que eran un desperdicio de tiempo, aunque después de todo, no eran tiempo desperdiciado-

Perfecto- Dice examinando el trabajo de David- Siempre está el riesgo de que algo salga mal; los improvisados fusibles podrían quemarse en cualquier momento, la batería de mi móvil podría agotarse, podría ponerse a llover y cortocircuitarlo todo…  hay mil cosas que podrían ir mal.

Cuanto más retrasemos la emisión más posibilidades hay de que algo salga mal. Por el contrario, cuanto más adelantemos la emisión más posibilidades hay de que salga bien, pero más cerca de aquí estaremos cuando los aliens vengan. -Os explica.  

Tres horas deberían de darnos el tiempo justo para bajar, escapar por las alcantarillas y llegar hasta el coche. Todo ello contando que no haya ningún imprevisto con ese Tuco o el loco ese que nos perseguía. ¿Que hacemos? ¿Para cuando programar la emisión?

 Vincent se mantuvo a cargo de la vigilancia de su retaguardia. Observaba nervioso el lugar por el que habían ascendido sin poder evitar imaginarse uno de esos monstruos ascendiendo por por el edificio dispuesto a saltar sobre él y arrancarle la cabeza junto con la columna con sus propias garras. Los soldados de aquellos que mandaban en lo que ahora eran las sombras se mostraban implacables. ¿Cómo de implacables serían entonces ellos?

 No podía negar que tenía miedo, ni que aquella situación le estaba obligando a sudar. Un sudor frio que se representó únicamente por una gota que descendió por su sien para suicidarse en su mejilla.

 Tendrán sus propios descodificadores, sus propios expertos. No son simples guerreros en busca de botín. Sólo habrá esperanza si simplemente no les importa lo que hagamos porque piensan que ganarán...no, mejor dicho, que han ganado.

 Negué para mi mismo.

 Decir aquello en voz alta hubiese sido contraproducente. Debían mantener el ánimo alto y aferrarse a la idea de que hacían aquello por un motivo de fuerza mayor y que saldría bien. Lo cierto es que Vincent empezaba a dudar de nuevo, a dudar de todo. Por una parte seguir con Julia parecía la prioridad, por otro, si llegaban a estar cerca de los militares, estarían en peligro. Los militares solían llamar la atención. Su punto a favor era que sabían como actuar, tenían protocolos, bases, recursos...

 - Si lo tenemos deberíamos irnos.

 Dije en voz alta lo que todos debían de estar pensando. No estaba agusto con la idea de haber dejado atrás a Sam, y menos haber pasado por alto a Tuco. En aquella situación de extrema supervivencia, estar pendiente de otros era una tortura o un sacrificio demasiado alto. Tuco debía espabilar por su cuenta, el profesor sólo esperaba que todo lo que estaba viviendo le sirviese para integrarse en la sociedad.

 O en lo que conseguiremos rescatar de ella...

 Las ideas ilustradas de su cabeza, como un código interno, no se iban de su cabeza. No podía ignorar a la sociedad, aunque no existiese. Se exigía conformar una si era así. Pero estaba allí, ganando tiempo para los humanos o perdiendo el poco tiempo que le quedaba de vida.

 - Buen trabajo David. - se permitió, admirando su capacidad mecánica y lógica.

 Miré a Julia a los ojos y respondí sin pensar demasiado.

 - Con estar en las alcantarillas sería suficiente.

 ¿no?

 miré de soslayo a Cass y a David, preguntandose si sería lo correcto.

 - Me quedaría atrás para daros un poco de tiempo - dijo, con cierto malestar - pero no puedo asegurar que llegue abajo a tiempo.

 no lo haría. No se haría el héroe. Pero era una posibilidad que le tentaba.

-Con las alcantarillas creo que nos basta, son un laberinto y si tenemos un poco de suerte no pensaran en buscarnos bajo tierra-Miraría fijamente a Vincent-No te dejaremos atrás- No creía realmente que la suerte fuera a estar de nuestro lado, pero teníamos que hacerlo cuanto antes de manera segura, lo mas seguro y rápido eran las alcantarillas- Vamos a lograrlo... Pero Julia, pase lo que pase, tu debes sobrevivir, prefiero ser dejada atrás, y cree cuando te digo que no quiero morir, pero.. Prefiero ser dejada atrás y que muchos tengan una posibilidad de recuperar nuestro hogar- Decirlo en voz alta había resultado doloroso, y aunque esperaba que lo lográramos era algo que sentía que tenía que decirlo

Asiento a la explicación de Cass en silencio. Abro los ojos al caer en la cuenta de lo absurdamente simple que es el mensaje.

Sierra, Charly, Romeo, Alfa, Nikolai, Tango, Oscar, November.....  no me jodas.  ¡¡¡SCRANTON!!! . Les está dando la dirección de nuestro refugio.

Está claro que carecemos de los medios para codificarlo adecuadamente y aunque puediéramos codificarlo quizás un código alfanumérico basado en las matemáticas fuese más fácil para los aliens pues las matemáticas son un idioma universal pero esto...  Me froto la cabeza, es complicado no tener certezas. Con un poco de suerte quizás a los aliens les pase cómo a mí, es algo tan simple que quizás no lo pillen, pero desde luego, si lo interpretan el riesgo que corremos, ya no nosostros, si no para el centenar de personas que hay en Scranton es enorme.

No podemos dar la ubicación de nuestro refugio. -Protesto.- ¿Nos hemos vuelto locos? Hay que quedar en otra parte, en algún lugar desolado, donde si interceptan el mensaje no pongamos en riesgo a cientos de personas.

-David tiene razón no podemos guiarlos a donde hay refugiados, heridos que no serian capaz de luchar, y un montón de militares que con gusto me gustaría ver como comen polvo... -Sonreiría ante la imagen de los militares que básicamente no nos dieron otra opción que salir a morir sorprendidos por un montón de militares en busca de Julia-Pero a donde mas, y quizás en vez del nombre de la ciudad podríamos pasar el código de área, no es como si los aliens nos llamaran por teléfono para saberlos... Esperen.. -Casi soltaría una carcajada ante mi reciente idea-Area... ¿Les gustan las ironías? -"Cuanto demoraríamos en llegar... son como 2 días de viaje" No, esta muy lejos nos tomaría días llegar y no sabemos las condiciones de Las Vegas-Algo frustrada llevaría las manos a mi cabeza pensando "Deberías haber prestado atención en geografía"- Delawere esta cerca ¿no? Puedo manejar hasta allí, la programamos para dentro de unas horas mas y rezamos porque nada pase, podemos llegar a Delawere y no pondríamos en riesgo tantas personas.. Creo.. Ademas todavía tenemos que conseguir un par de cosas antes de volver a nuestro refugio y están por darnos por muertos-

Si. Lo siento. Son los nervios.- Dice aceptando el razonamiento de David. -Emmm... -Dice pensando rápidamente.

Viniendo hacia aquí antes de cruzar el río Delaware pasamos por un pueblo en ruinas, ¿Os acordáis? Port Jervis creo que se llamaba. Está a mitad camino entre NY y Scranton, creo que es el sitio adecuado. No pondremos en peligro a nadie, podemos observar desde lejos y si vemos aliens largarnos.

La mujer edita el mensaje, indicando esta vez la nueva ubicación.

-Dos horas entonces ¿Okey? -Dice programando el móvil- Mejor que vayáis bajando, sobre todo tú Vincent. Os pillaré enseguida.

Dos horas... estaremos aún en las alcantarillas. - Siento un escalofrío al recordar a esos perros alienígenas que mataron a JP. Nosé porque asocio una cosa con la otra. 

Sin embargo debemos conformarnos con eso, alargar más la transmisión sería contraproducente, aunque eso suponga ponernos en peligro. -Dos horas estarán bien. Espero que sea suficiente.
 

- No te entretengas.

 que no era sino una forma de preocuparse por su seguridad. No quería que por tener más tiempo con lo herido que estaba le restase demasiado a Julia. Sinceramente, no se fiaba de ella. No le había parecido coherente con el resto de conversaciones que se colocase en esa posición de pedida de disculpas y rectificación. No quería tener prejuicios, y por eso, lo dejó correr.

 Él no la conocía tanto como sus acompañantes. Supuse que cabría la posibilidad de que uno de ellos se asegurase de que enviaba el mensaje correcto. Él tenía claro que no era su tutor, y no había visto a los supervivientes. Era lógico rectificar únicamente si atendían a una lógica en la dinámica de aquellos grupos, pero no en la individual. El teléfono era una reliquia de una época...¿mejor? Vincent echó de menos por un segundo el suyo y la sensación de dependencia que había olvidado de repente al tener que consultar cada día el correo electrónico en busca de excusas del departamento, del rector o de los alumnos.

 Sonreí de soslayo valorando lo poco importante que parecía ahora copiar en un examen o entregar un día tarde un ensayo importante.

 - No es bueno que nos separemos. - y la coherencia de eso era que si se separaba de nuevo era para reencontrarse con Sam. No podía evitar un sentimiento casi patriarcal de que aquello saldría mal por alguna parte y las personas que estaban allí lo pagarían. No quería que estuviese sola con los niños, ni con Tuco. Eso no significaba que no confiase en sus capacidades, pero en la realidad, estaba claro que había muchas cosas que les superaban con creces.

 Todo aquello chocaba en la mente de Vincent contra su propio código. Y se sentía mal consigo mismo. Aquellas situaciones no estaban hechas para contemplarse con normas sencillas, la complejidad de cada decisión rozaba lo divino. allí jugaban con demasiadas variables como para no equivocarse por la fuerza.

 Utilicé mi intranquilidad para comenzar a descender con cierta premura.