Partida Rol por web

Invierno Eterno

Falanda

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17/04/2019, 11:26
Director

Falanda, con sus treinta y dos mil habitantes, es la mayor ciudad portuaria de Goldar. Siglos atrás, fue un gran muelle de barcos de guerra desde el que los incursores de Haufmarsormen salían a la mar para lanzar sus ataques por toda la costa norte. El lugar aún conserva unos cuantos barcos militares, pero en la actualidad se usa mucho más como núcleo pesquero, a la vista de la gran riqueza de su reducida costa. Es una ciudad en auge, cuyo mercado es cada vez más provechoso, y atrae a muchos nómadas sin clan.

El gran puerto, además de para la pesca, se esta empezando a aprovechar para el comercio. Casi una decena de barcos mercantes atracan hoy en sus muelles trayendo y llevando bienes de todo tipo. Famosas son las pieles y aceros de los Yermos Gélidos en todo el Sacro Santo Imperio de Abel y muchos son los comerciantes que, tras negociar con los clanes, vienen a Falanda a obtener beneficio.

Hace ya mucho que los los clanes de los Yermos Gélidos se independizaron del Imperio. Esto no significa que exista una estructura gubernamental o una única soberanía en estos parajes, más bien todo lo contrario. Los diferentes clanes tienen cada uno un rey o caudillo y se peleen constantemente entre ellos. Pero esto no impide que se sientan parte de una misma nación, observados por los mismos Dioses que un día caminaron junto a ellos.

Así pues, Falanda también es la ciudad más grande en la frontera norte del Sacro Santo Imperio, donde sus leyes o la Inquisición no tienen ninguna jurisdicción. Muchos son los que acaban en esta ciudad habiendo escapado por razones más o menos justas. Y de entre ellos los más recios y desesperados acaban aquí, en la taberna El Galgo Jaktund, donde es sabido que mercaderes y viajantes de bolsillos hondos buscan carroña que añadir a sus filas de mercenarios.

La casualidad que rige el mundo o las Tejedoras del Destino han propiciado que hoy os encontréis todos sentados a la misma mesa, esperando una faena que os llene los estómagos y los bolsillos.

Notas de juego

Haced todos una descripción física de vuestros personajes, ya que estáis todos sentados a la misma mesa.

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23/04/2019, 00:44
Hari Pritcher

De entre todas las sillas que rodean la mesa, hay una en concreto cuyo respaldo se encuentra pegado a una de las columnas de la taberna. En ella descansa un hombre de apariencia joven, aunque curtida; cubierto por una indumentaria sencilla, mas, sin lugar a dudas, bien preparada para el gélido clima. De complexión media, algo delgado y desgarbado, de piel pálida, y cabello azabache, su rostro carente de rasgos llamativos transmite una concentración fuera de lo común. Su esmeralda mirada se concentra en la puerta de entrada al lugar y, mientras disimuladamente finge beber su hidromiel, observa con atención a cada individuo que franquea el umbral a El Galgo Jaktund.

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23/04/2019, 02:51
Fo Gao

  Había entre todas aquellas sillas, una silla la cual no dejaba de agitarse de un lado para el otro, sobre ella, un muchacho con apariencia oriental, tal vez el mas joven del grupo reunido quien no dejaba de murmurar los nombre de objetos y prendas, los cuales lo mas seguro, se encontrar dentro de su mochila dada las especificaciones y necesidades de la misión, mientras, su rostro reflejaba cierta ansiedad como la de quien es su primera vez viajando o realizando una tarea... o tal vez fuera por otra cosa.

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23/04/2019, 07:51
Tolomeo Tolomei

 

El tercero en sentarse en la única mesa desocupada del lugar fue un monje académico que seguramente había celebrado ya varios de sus treinta y tantos años.   Se sabía que era monje por su extraño corte de cabello, un rasurado de las orillas que sólo dejaba  un ancho mechón recorriendo del centro de su frente al centro de su nuca.  Eso era posible en esta zona tan fría solo porque la cabeza estaba siempre cubierta por la parka que era la indumentaria reglamentaria de los ermitaños de los observatorios monacales dispersos por los picos y mesetas de los Yermos Gélidos.  Claro que ahora al calor de la chimenea todos podían verla claramente.  La única parte expuesta por la parka era el rostro, el cual Tolomeo, que así se llamaba el astrónomo, portaba con un tupido bigote y barba que se fusionaban en un pelaje que parecía más animal que humano, aunque él era definitivamente lo segundo. 

Con las manos correosas, propias de un escalador, el Tolomei sostenía un vaso de leche caliente de yak, la bebida cuyo contenido grasoso era lo que mantenía a más de uno con temperaturas internas mínimas para aguantar las gélidas ventiscas de su lugar de trabajo.  La bebió profundamente, casi vaciando la mitad del tarro en un sólo empeñón.  Pediría otra pronto.

Saludó al resto de los comensales con una ligera inclinación de cabeza para luego colocarse en paralelo para mirar cortesmente hacia el frente, hacia el interior del lugar, y no hacia ellos, el nervioso oriental, y el misterioso bebedor de hidromiel.  En estos casos, el silencio es la mejor carta de presentación.

 

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23/04/2019, 09:22
Inomagata Ikegar

Una chica de rostro delicado y anchos hombros se sentaba contra la pared. Parecía dormida, pero realmente parecía estar recitando algo. ¿Una vieja tonadilla?¿Un rezo? No se le llegaba a escuchar, y entre las manos, colgando de su cuello un extraño objeto de metal brillaba con poco lustre y mucha fuerza. Fuerza que parecía provenir de algún tipo de creerncia, pero entre sus dedos era complicado ver que estaba marcado en él. Su claro cabello estaba algo descuidado, tal vez por largas jornadas de camino, las cuales parecían no haber terminado aún. Incluso su ropa así lo atestiguaba. Una resistente ropa y botas se enmarcaban bajo una humilde armadura y una espada que no le hacía justicia. Un arma y un escudo que tendría que ser blandidas por alguien de mucho más tamaño que ella. Tanto que incluso parecía que se la estaba guardando a alguien.

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23/04/2019, 09:44
Karsein

Sentado en la última silla libre posible de la mesa, residía un silencioso acompañante. Nadie le echaría un vistazo o dos si no fuera por su tremenda presencia en forma de un tamaño impresionante, sus músculos claramente visibles a pesar de que vestiera unos ropajes que podrían haber vivido días mejores. Su tez morena solo acrecentaba su aspecto, mas destacaba también la presencia de un par de cuernos en su cabeza, quizás destacando su naturaleza real. 

En sus manos estaba una cerveza, que había podido pedir señalando una de las bebidas que tenían otras personas sin emitir ningún sonido de su boca. Quizás muchos pensaran por qué no hablaba... Pero a él eso era algo totalmente acostumbrado que se pensara eso. Solo deseaba seguir vivo y sin tener que rendir cuentas a nadie que se considerara superior a él. Ya no era un esclavo, era alguien libre, y quien intentara negarle esa libertad, pasaría a usar el mandoble que reposaba en su espalda para aclarar bien ese punto.

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23/04/2019, 10:10
Director

Sin dar tiempo a que los integrantes de la mesa se lleguen incluso a presentar, un hombre bien vestido entra a la taberna. Para todos los presentes es evidente que alguien de este tipo no entra a este tugurio a buscar trabajo, sino a darlo. Los ropajes de tercipelo rojo y negro no dejan lugar a duda: quien bien viste bien paga.

Quien no tiene tan buen especto es el gigantónque entra trás él. Pese al frio de Goldar, el hombretón apenas lleva ropas de abrigo con los enormes brazos al aire, relucientes por la lumbre del local. Apoyada en el suelo ha dejado una enorme maza pero a los observadores más avispados no se les pasa que, pese a los ropajes parcos y rudos, lleva al cinto una daga rodela de hechura de buena artesanía, algo extraño en un matón de calleja oscura.

El burgués se detiene un momento mirando a los integrantes de cada mesa. Muchos de ellos se yerguen y se hichan aún sentados para parecer más grandes de lo que son, como si fueran sapos ante una serpiente. Otros incluso ponen sus aceros frente a ellos, para que quede claro de qué son capaces. Haciendo caso omiso a todos ellos, el hombre detiene la mirada en vuestra mesa y trás unos segundos se aproxima a ella.

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23/04/2019, 10:21
Jacques Renier

Buenos días señores... -hace una pequeña pausa al fijarse que también se encuentra una dama a la mesa- y señorita. No quiero parecer precipitado pero sin lugar a duda si se encuentran vuesas mercedes aquí es por que buscan trabajo ¿No es así? -dice mostrando una sonrisa de autosatisfacción- Suerte es para todos que yo ande buscando quien haga trabajo para mí y el arreglo que os propongo puede ser de beneficio mutuo.

Con un gesto de la mano pide a su acompañante que le traiga un taburete para sentarse a la mesa con vosotros, cosa que el gorila hace con presteza. Una vez sentado y arrimandose a la mesa y bajando el tono, como evitando que nadie más le escuche, continúa:

Mi nombre es Jacques Renier, regento una tienda de antigüedades y arte en esta misma ciudad. Sin duda, si preguntáis a los locales por "el Sol sin Luna" descubriréis lo conocido que es. Tengo un cliente en el Imperio que quiere recuperar los restos de un ascendiente lejano. Aquí viene lo complicado de la tarea: Estos huesos se encuentran en los Picos del Mundo, en un lugar llamado La Garganta de la Niebla. -se incorpora un poco en el taburete y ya sin bajar la voz- Estoy dispuesto a dar 50 piezas de oro, ¡Por cabeza! -dice al tiempo que levanta un dedo al aire para dar enfasis a la alta suma- a quienes sean capaces de traerme de vuelta los huesos de la tumba que en aquel lugar yacen. ¿Que os parece?

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23/04/2019, 11:07
Inomagata Ikegar

Sin cambiar de posición oratoria ni abrir los ojos, directamente le contesta: - Poco.

No ofrece casi nada. Ni nada más. Si esto es el inicio de las negociaciones, podría ser un principio, pero claro … era poco.

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23/04/2019, 12:54
Hari Pritcher

Impasible a las palabras del hombre de boina aterciopelada, Hari se permite un sorbo de su hidromiel, sus ojos examinando minuciosamente al nuevo sujeto. Tras reposar de nuevo la bebida en la mesa, y cruzando los brazos, dice:

- Temo coincidir con nuestra acorazada comensal: tal cantidad no da ni para ponernos en marcha.

A continuación, continúa mirando al resto de parroquianos.

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23/04/2019, 13:33
Tolomeo Tolomei

 

Encantado de conocerle Sr. Reinier. -si, había visto su tienda de "antigüedades".  

Los huesos estos de los que habla, ¿no son para algo de necromancia, verdad?  -Sería un disgusto que así lo fuera. 

Sus ojos escudriñaron al hombre, inentando descubrir intenciones ocultas, del lado del causar daño a otros, no a ellos, sino generar un mal mayor. 

Cuando vio a sus compañeros como avezados negociadores, intentó abrir otras opciones. 

¿Tal vez también sumarle algo de su propia tienda que sirviera mejor a nuestros fines?  Algo de equipo que, de tener éxito, nos podríamos quedar.  Y de fracasar, llevar con nosotros a una tumba de hielo. -decía implícitamente. 

Como puede ver, pocos aquí podrían siquiera llegar a esos picos.  -sabía porque los había elegido.  Pocos eran tan buenos montañistas como la gente de su orden.

 

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23/04/2019, 13:58
Karsein

Miré fijamente al hombre que nos estaba ofreciendo un trabajo... Escalar un monte en busca de unos huesos, y a cambio nos daba cincuenta monedas de oro... Para mí podría ser una buena oferta, pero estaba claro que resultaba algo difícil... No tenía el equipamiento ni nada para poder escalar algo así. Mis compañeros de mesa estaban pasando a dar sus dudas al respecto, algo que yo no tenía precisamente la facultad para hacer. 

Crucé mis brazos, enarcando una ceja, antes de señalar a los que habían hablado, indicando que esperaba que respondiera las preguntas. También veía al hombre que parecía ser el sirviente o guardaespaldas de aquel mercader... Esperaba que fuera un empleado, y no un esclavo... Pero eso no iba a decirlo ahora mismo, intentando pensar que más podría necesitar saber. Estaba claro que la pregunta sobre la nigromancia era bastante importante, no quería acabar teniendo que servir a un supuesto nigromante ni nada por el estilo.

Acto seguido, di un trago a la bebida que tenía en mis manos, pensando bien en que mis compañeros de mesa tuvieran alguna idea mejor o algo parecido. 

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23/04/2019, 15:41
Jacques Renier

El mercader manda una mirada inquisitiva en dirección a Tolomeo. Incluso fuera del Imperio la nigromancia es una magia impía, que se alimenta del flujo de las almas y profana los espíritus de los muertos. Oir hablar a alguien tan abiertamente de tales artes es sin duda muy extraño y bien podría llevarlo a la hoguera si se menciona en presencia de la persona equivocada. Tras una pausa de ceño fruncido añade:

Como iba diciendo, los restos fúnebres son para un cliente de la corte Imperial, para el mausoleo familiar entiendo pero no me ha dado tantos detalles. Lo único que a mi y a vosotros os concierne es que es buena oportunidad de negocio y de beneficiarnos mutuamente de quien quiere poner oro en nuestros bolsillos. -dicho esto de entre los ropajes pone sobre la mesa una saca con dinero- A de más de la recompensa citada, estoy dispuesto a poner otras 60 piezas de oro ¡Y por adelantado! -dice elevando el dedo una vez más para añadir efecto al peso del oro sobre la mesa- para que podáis realizar las compras necesarias en preparación al viaje. Pero esta es mi última oferta -dice mirando con los ojos entrecerrados a aquellos que habían cuestionado el precio- si no os place me puedo mover a otra mesa.

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23/04/2019, 17:03
Hari Pritcher

No mires la bolsa, no mires la bolsa... - Se concentra en pensar Hari. Sin mirar la bolsa - no sin dificultad - Hari dedica una intensa y lúgubre mirada al presunto anticuario. Y repone:

- Grato sin duda sería que colaboráramos en beneficio mutuo, elegante señor. Y date por afortunado, Jacques Renier, ya que, por gracia divina, has ido a dar con uno de los más experimentados y unidos equipos de exploradores y aventureros que puedan hallarse. Lejos ah, sí, quedan las lejanas tierras a las que muchos de nosotros pertenecemos; mas, la fortuna nos unió, y la fortuna ha propiciado que tú puedas encontrarnos y, ¿quién sabe lo que la fortuna podrá depararnos?

- Si hay algo de lo que no hay duda es lo siguiente: las tierras de las que nos hablas no están carentes de siniestra fama y, ah, la fortuna caprichosa ha dispuesto que hoy nuestros bolsillos se encuentren vacíos y, seguro como que esta ha sido una fría mañana, los tuyos llenos. Te propongo algo: - dice, mientras se inclina suavemente hacia el mercader, y baja la voz, no tanto como para que el resto de convidados a la mesa no pueda escucharle, y, haciendo un gesto con la cabeza hacia sus alrededores, continúa - Puedes, si quieres, contratar a cualquiera de esos otros grupos de patanes incompetentes y traicioneros que nos rodean - que alegremente agarrarán tu adelanto en oro para no volver por estos lares - o bien puedes invertir una cantidad un tanto más generosa y abundante, merecedora de nuestras capacidades - y garantías - en nosotros.

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24/04/2019, 04:27
Fo Gao

   La verdad Gao tenia mucha idea de cual era el pago normal en este tipo de situaciones, así que no tenia mucho que opinar mas que solo callar y dejar que el resto discutiera como profesionales ... a mi solo me interesa no pasar frío allí arriba... eso es todo lo que pido ..

   - Una duda señor Renier...- mientras tomaba su jarra con leche corriente y la empezaba a agitarla de manera lenta, mientras dejaba la silla quieta - ¿ Tiene una idea de como cuantos días viajando nos puede tomar llegar hasta la sima...? digo, no quisiera quedarme escaso de provisiones a mitad del camino y a ninguna de las dos partes nos conviene que caigamos por algo tan mundano como la hambruna - terminaba de decir a la vez por fin le daba el sorbo a la jarra, mientras el joven se quedaba mirando al grupo que parecía ser quienes estarían con el realizando tal tarea ... ¿ habrá entre ellos... alguien de quien pueda aprender algo ?...  

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24/04/2019, 09:03
Jacques Renier

El mercader tuerce el gesto, hastiado de tanta reticencia en querer tomar un trabajo. "¡La juventud de hoy en día se piensa que el dinero crece en los arboles!" piensa para si mismo mientras se dispone a levantar la mirada y realizar una última oferta:

60 piezas de oro por cabeza en lugar de 50 a la entrega de los restos del difunto y las 60 piezas que hay sobre la mesa para que podáis comprar todo lo necesario para el viaje -dice ya con tono más grave, cansado de tanta discusión- hasta ahí puedo llegar. Y si no os gusta la oferta... -dice cogiendo la saca del dinero, haciendo ademán de marcharse- encontraré a quien le guste.

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24/04/2019, 12:17
Inomagata Ikegar

Le contradijo: - Se contradice caballero. Acaba de decir que pagaría por adelantado. Sin abrir los ojos en ningún momento, mientras seguía rezando. Su voz, más parca que antes, era recriminadora. Como si le dijera "Nos estás intentado timar y te hemos pillado".

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24/04/2019, 13:13
Hari Pritcher

Con cortesía, Hari se dirige al grupo, mientras mira a Jacques:

- Creo que podemos llegar a un buen acuerdo. Ahora que hemos hablado y escuchado tu oferta, te agradeceríamos si nos permitieras deliberar unos segundos en privado. Como comprenderás, no todos los días se embarca uno en tamaña empresa. 

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24/04/2019, 14:31
Jacques Renier

El comerciante mira con ojos de extrañeza hacia la extranjera que sin duda no entiende nada:

Si dejará la señorita de ensoñar y estuviera a la conversación entendería que lo que pongo por adelantado son las 60 monedas para su equipo ¿No pensaría usted que voy a pagar la recompensa por adelantado? ¡Ja! -dice sonoramente- Está bien, deliberad. Pero no os toméis demasiado tiempo, empiezan a cansarme las impertinencias -tras lo cuál vuelve a guardarse la saca de monedas y se aparta de la mesa hacia su acompañante, que está tomando una jarra de hidromiel en un taburete cerca de la entrada.

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24/04/2019, 14:44
Inomagata Ikegar

Una espada, más grande que ella, y aguantada con una mano se alza, apuntando hacia la cara del comprador de servicios. - ¿Me está llamando mentirosa?

Sólo la mando derecha aguantaba el arma, mientras con la otra, seguía con su "juguetito" rezando, y por supuesto sin abrir los ojos.