Partida Rol por web

Intento encontrar los restos de los cadáveres que se mueven, pero no hay nada que pueda llevar a Ravyn como muestra de la exitosa cacería, aunque al haber estado presente es probable que lo haya visto y sea recompensado de igual modo.

Al escuchar su voz llamándome me giro y avanzo con pasos ágiles hacia él, no sin girar el rostro hacia los dos lobos con los que me cruzo, no hago muestras amenazantes hacia ellos, mientras Ravyn no de la orden se tratan únicamente de animales que pasaban por aquí.

Cuando llego junto al humano y este mete la mano en la bolsa sé lo que va a ocurrir a continuación, por lo que me preparo para atrapar al vuelo la rata que me lanza y masticarla brevemente antes de tragarla, el sabor de la carne muerta desde hace poco y la sangre aún caliente me llena de gozo, pero no me pasa desapercibido el tono con el que la criatura verdosa se dirije a Ravyn, por lo que mis ojos quedan clavados en ella esperando que de la señal de ataque a pesar de que su respuesta parece amigable.

- Gente que como tú, atraídos por el mal que desprende este lugar, hemos venido para intentar limpiarlo. - dijo Igor tratando de quitar hierro a las palabras de Quenya. - Soy Igor Olivero, sacerdote de Osiris y al igual que tú, cazador de no muertos.- 

Luego tras sus palabras paseó su mirada por sus compañeros, reconociendo en Envy y Don Urik los evidentes efectos del toque de un no muerto. No tenía las habilidades sanadoras de Alese ni mucho menos, pero su dios le había otorgado un don para combatir contra aquello.

Se acercó primero a Envy y luego a Don Urik, y tocándoles en el hombro canalizando la energía de Osiris eliminó los efectos negativos del toque de los no muertos.

- Bueno, el día es largo y tenemos que dar tiempo a los compañeros para que se recuperen. Si alguno ve que no está en condiciones que vuelva a la posada. -

Tras ello y antes de marcharse por donde había venido junto con Ocaso, dijo - voy al campanario, si viera algo acercarse tocaré la campana, 1 vez si la amenaza es al norte, 2 al este, 3 al sur, 4 al oeste. Si hubiera una campaña más pequeña la tocaría para indicar un punto intermedio, es decir, 1 campanada grande y una pequeña indicaría noreste, 2 campanadas grandes y una pequeña sur este, tres grandes y una pequeña sur oeste y 4 campanadas grandes y una pequeña noroeste. -

Soy Fisteus ,un humilde  servidor de Pelor , gracias  por tu ayuda Ravyn  y se bienvenido .Respondo con una inclinación de cabeza .Me gustaría quedarme y presentarte al resto pero creo que será mejor que acompañe a mi compañero en su vigilancia.Me giro girandome hacia Igor .Vamos , si no te parece mal creo que sería mejor que no estuvieses sólo .

Asiento con la cabeza a los dos individuos que se presentan, un cazador de muertos y un seguidor de dios radiante, parecen afines a mis propias ideologías.

— Me alegra saber que sois más los que estáis aquí luchando contra esta plaga, pero parece que estáis defendiendo este lugar especialmente, ¿puedo saber por qué?— y antes de que los dos individuos recién presentados se marchen procedo a darles una información que quizás les pueda ser úti—. Y si queréis vigilar la llegada de más de esas aberraciones, quizás os interese saber que después de una vida entera cazando muertos vivientes, puedo sentir su presencia cuando se acercan. Jamás un muerto viviente se ha acercado a más de quince metros de mi sin que supiera exáctamente cuantos y por dónde lo hacían.

Envy acepto con gusto la ayuda de Igor quien cuasi literalmente le quito un peso de sus lobunos hombros inmediatamente, devolviendole algo de su calor.

Luego se adelanto aun sin apoyar mucho su pata delantera quebrada hasta al lado de Quenya para alzarse en segundos en su forma humana, desnuda como siempre, portando no mas sus bolsas de siempre al cuello. Ahora claro ella sostenia con un brazo su otro brazo herido, con lo cual se apoyaba levemente en la mujer verde.

-Es un bueno conocer otra persona dispuesta a ayudar Ravyn... mi nombre es Envy Moralt, y el problema mas proximo de momento no son los no muertos, bueno no mas que de costumbre, sino los miembros de mi raza que viven en el bosque, al parecer estan tanteando continuamente el perimetro del pueblo...- Intento sonreirle, pero justo un mal movimiento suyo le provoco que cerrara los ojos y su expresion se mudara en dolor. -Quenya, no me acompañarias hasta la taverna, creo que ahora si necesitare ayuda de Alese-

El tío raro no guardaba su arco, algo que no me pasó desapercibido. Al igual que su bicho verde, que no me quitaba ojos. Seguramente el color de mi piel le resultara atractivo, como a todos los hombres el cuerpo que los dioses me concedieron.
Cuando todos empezaron a hablar y querer mostrarse interesantes, guardé el espadón con un movimiento rápido a mi espalda. Si estaban jugando a ser todos amiguitos, conmigo lo llevaban claro.
En ese momento, Envy se apoyó en mí. Estaba destrozada.
¿No sabes alejarte del combate ni cuando tu cabeza penda de un hilo, eh? la pregunté, observando el estado de su brazo.
¿Puedes caminar? No tardaría mucho llevándote en brazos

Envy sonrio y miro un poco hacia arriba a la cara de la semi dragona. -¿Tu te habrias ido aunque te faltara un brazo?- Le replica sonriente. -Si, solo me lastime la pata delantera izquierda- Dice alzando un poquitin el brazo y haciendo otra mueca. -Pero viendo a estos tipos que llegaron, no me sorprenderia que pudiera haber otro y no puedo ni sacar mi espada de mi bolsa-

Tras limpiar la sangre de su argéntea espada y envainándola en su funda, Don Urik se acercó al tumulto que se había formado con el recién llegado. Caminando hacia sus compañeros, vio (nuevamente), como la loba que era Envy se transformó en la mujer que también lo era.

Urik se quitó la capa mientras caminaba, y al llegar se la puso sobre los hombros a la muchacha y terminó por cubrirla con la misma.- Si me permitís, mi dama Envy- Comentó al ponérsela sobre los hombros.- Dama Quenya- saludó con una leve inclinación de la cabeza a la semidragona, como mandaba la cortesía.

Pero su contacto sobre los hombros de la muchacha no cedió. Concentrándose en el poder curativo de su Dios, Urik emitió una energía positiva desde sus manos hacia el cuerpo de la muchacha. Al terminar, el caballero se retiró unos pasos para acercarse al recién llegado. Le saludó marciálmente cuadrándose y poniendo una mano en el pecho.

- Soy Don Urik. Caballero del Cuervo. Agradezco vuestra ayuda. Será un gran aliado para nuestra causa- Dijo haciendo una reverencia.

- Ahora si me lo permitís debo ayudar a la dama Envy a llegar a la posada.

Tras decir esto hizo una leve reverencia y luego fue hasta la muchacha, la cogió en vilo entre sus fornidos brazos y comenzó a andar hacia la posada.

Arghhh esta maldita espalda me está matando.

El veterano se quitó el yelmo y se atusó la blanca cabellera. La incipiente barba delataba que llevaba días descuidando su afeitado, la verdad era que no esperaba sobrevivir otro día más, aunque así llevara ya unos cuantos.

El sudor perlaba su frente. Embutido en su armadura completa, cada vez llevaba peor moverse en el campo de batalla. La armadura cada día era más pesada y ese maldito dolor que le pinzaba la espalda, los dioses disfrutaban alargando su agonía.

Se apoyó en su espada y miró al recién llegado y a su bicho.

Joven, mi nombre es Wolkot y soldado mi profesión. Y será mejor que mantengas apartado de mí ese bicho no me vaya a pegar algo raro.

Sujetó el yelmo debajo del brazo y se dispuso a caminar... yo vuelvo a la posada también, necesito recupe... emmm estooo echar otro trago de cerveza.

Quenya, Envy, Don Urik y Wolkot regresaban a la posada escoltando a la licántropo. Había sido herida, aunque no de gravedad y la llevaban para que Alese la echara un vistazo. El resto estaban descansando cómodamente en sus habitaciones, mientras que Alese de cuando en cuando los iba echando un vistazo para ver cómo se encontraban.

Ya había anochecido, y faltaba poco para que pasara otro día más en Barovia y todos estuvieran más descansados.

A excepción del continuo aullido de los lobos que había a las afueras del pueblo, no parecía que nada más peligrase el pueblo. No había más peligros y los canes que estaban rondando no parecía que fueran a entrar. Al menos no durante esa tarde noche. Lo mejor sería retirarse a descansar. Ya había pasado tiempo suficiente y la noche había cubierto el pueblo.

La oscuridad se había adueñado del pueblo, y apenas si percibía ya las siluetas de los edificios, por lo que de poco utilidad les era ya estar allí arriba y así lo comentó a aquellos que habían decidido compartir guardia con él.

- Poco sentido tiene para mi el quedarme aquí arriba. Oscuro como esta el pueblo no veo nada, así que me vuelvo a la posada. Nuestros compañeros todavía necesitan reposar esta noche, así que lo mejor será montar guardia junto a ellos, bajo la protección de los muros. -

Tienes razon , ya no se ve a 2 metros y no hay interes en seguir aqui.Empiezo a bajar para dirigirme a la taberna con una sonrisa en los labios ya que  la posible noche al raso se convertía en algo mas llevadero.

Viendo que las dos personas que aún había en la zona también se marchan y que por tanto me he quedado solo comienzo a pensar en que debería haber apresurado la marcha para haber llegado a tiempo de cazar más muertos vivientes.

— Yo voy a continuar con la cacería — digo sin ningún motivo para ir a la taberna por ahora, no sé a quién dicen que habría que defender en la posada, pero me parece más importante defender un pueblo que un establecimiento, además de que a mi no me cogerán desprevenido.

¿Alese? Te traemos más trabajo. ¿Estás muy cansada? pregunté cuando la encontramos al llegar. La muchacha tenía que estar hasta el moño de curar de un lado para otro. Creo que yo ya les hubiera mandado a freír hojas de elfo

Parece ser que hemos encontrado un nuevo aliado. Se ha quedado con los otros para vigilar la presencia de intrusos. Igor ha inventado un sistema absurdo de campanas para avisarnos

- Dioses, espero que sean heridas físicas, cortes, mazaduras, y cosas así... 

Envy a pesar de no tener pudor ante su desnudez y muchas otras cosas, no puede evitar ponerse algo roja al llegar junto a Alese sobre los brazos de Don Urik y solo atina a sonreir un poco ante Alese mientras dice. -Alese, creo que me lastime un poco la pata- Dice moviendo apenas el brazo aun muy lastimado y volviendo a dejar escapar una mueca por el dolor.

-Esos vampiros nos hubieran tomado peor si no fuera por la rapida reaccion del viejo Wolkot-

Alese emitió una vez más su típico halo de luz anaranjada, como la de un amanecer, y todos pudieron sentir el familiar cosquilleo. Los heridos notaron, además, como las heridas se cerraban.

Cuando entran en la posada y ver a Alese, Don Urik se acerca a una mesa despejada cercana a Alese y deja con cuidado a la joven Envy. Sin mirar a la muchacha cuando la posa sobre la mesa, se gira raudamente para mirar a otro lado ante la desnudez de la mujer-loba, encontrándose con la mirada de Alese.

- Fue mí culpa- Se recriminó el caballero-. Se acercaron lo que parecían cuatro oriundos. Y al decirles que se resguardaran en sus casas, se transformaron en lo que realmente eran, muertos vivientes.

Urik agacha la cabeza dolido no por sus heridas si no por que por su despiste habían herido a sus compañeros-. Lo lamento muchísimo. Espero no volver a equivocarme- se disculpó