Partida Rol por web

Árboles gigantescos, con sus copas ocultas entre la bruma gris, sólo dejan pasar tenues rayos de luz hasta el oscuro suelo florestal. Los troncos cubiertos de musgo forman un auténtico laberinto. El bosque está sumido en el silencio de una bruma olvidada, hasta que empiezan a aullar los lobos.

El bosque parece abrirse ligeramente a medida que avanzas entre los árboles. Una tenue luz grisácea se cuela entre sus ramas iluminando la espesa maleza del suelo. Una franja bastante ancha de tierra despejada forma algo parecido a una senda forestal, aunque no hay ninguna señal evidente de que haya sido utilizada.

- Era inevitable -murmuró la muchacha.

Avanzo lentamente en cuanto nos internamos en el bosque. A pesar de lo que puede parecer originalmente, no estoy muy familiarizado con este tipo de entornos, por lo que me giro a cada ruido que escuchamos intentando averiguar su procedencia.

Hago una señal a Dino que se acerca a mi para mantenerse alerta y listo para entrar en acción.

Siguiendo la indicación del humano, me acerco a él y agazapo levemente.

Quenya iba con la espada de Urik desenvainada. Algo en ella le hacía sentirse acompañada por el que había sido su amante. Quizá era una tontería, porque ella siempre había usado su espadón, que le había dado mucha ventaja y poder en los combates. Pero sabía que ahora tenía que usar esa vieja espada. Y no sólo porque fuera de plata, no. Si no porque era de él.

Y así, camino junto a los demás, hasta llegar al bosque. Pero no se detuvo, siguió caminando. Miró a un lado y miró al otro, para ver los compañeros que seguián allí, dispuesto a acabar con ese mal. Muchos habían huído, pero poco importaba. Podrían con los lobos.

Envy siguio con el grupo avanzando, ya para cuando estaban cercanos al bosque, ella se habia posicionado con Alese para cubrirla de algun ataque desde el flanco izquierdo. Pero fue cuando se habian empezado a meter en el bosque, que dijo. -Bien, chicos, aqui es el punto de no retorno, podemos anunciarnos ahora y proponer el combate, o seguir y cruzar los dedos- Dijo en voz baja, con su cimitarra ya en la mano obviamente. Mientras se lanzaba sobre si misma un conjuro de proteccion, el cual la recubrio con una armadura de fuerza invisible la cual no hacia ruido.

Echarían de menos el músculo de Thokk.

El veterano guerrero había descansado muy bien. Hacía mucho tiempo que su conciencia no le dejaba tranquilo de esa manera, que no se despertaba varias veces en medio de la noche gritando y empapado de sudor.

Quizás fuese una premonición de que aquel fuese su último día. Estaba feliz y contento ante tal expectativa.

Saludó a sus compañeros y desayunó fuerte y se dirigió al encuentro de su destino silbando una melodiosa canción de cuna. Su canción.

Desenvainó su espada cuando llegaron al bosque. Podría ser que muriera en ese día, pero se llevaría a cuantos más enemigos por delante.

Igor en su camino hacia el bosque, tenía la intención de poder dialogar con los hombres lobo sin necesidad de trabar combate, por ello, a medida que se acercaron a su área de influencia comenzó a buscar sus rastros, preparado no obstante para el combate, pues ya había tenido ocasión de enfrentarse contra ellos.

- Venimos a parlamentar. - decía de vez en cuando para dar a conocer sus intenciones.

A medida que os adentrais en el bosque los aullidos se vuelven más frecuentes e intensos. Varias zonas de vegetación espesa cubren buena parte del suelo, pero hay pequeños claros entre ellas. La clara huella de una zarpa en el barro señala la presencia de lobos en las cercanías.

De sobra era conocido para todos que aquellas bestias que se encontraban allí eran licántropos. A ninguno ya les cogerían por sorpresa, por lo que esta vez, venían ligeramente mejor preparados que al principio.

Entre los árboles y la vegetación, los hombre lobo estaban tratando de crear una emboscada, aunque por suerte los aventureros venían con los ojos bien abiertos, evitando que pudiera suceder eso. A pesar de que localizaron a todos sus rivales antes del ataque, éstos se les adelantaron y se repartieron en combate directo uno contra uno, esta vez ya no hubo oportunidad de hablar, no habría tiempo para el diálogo. Solo Ocaso se quedó libre de enemigo, así sería capaz de ayudar a cualquiera que lo necesitase.

Igor fue el primero en ser mordido por una de aquellas bestias, mientras que Quenya y Ravyn simplemente fueron heridos con los espadones que poseían.

Era hora de devolverles el golpe y de acabar con ellos antes de que fuera demasiado tarde para todos.

Como lo sospechaba, todo era silencio en un momento, y la tension de todo el grupo sabiendo que ocurriria, y de lo inevitable que era el ataque que se acercaba. Tambien lo sentia Envy, solo que por ella se contenian lagrimas, lagrimas de impotencia, dolor y enojo, mucho enojo.

-¿Por que insisten en peleaaar?-

Con lo cual, cuando ese lobo salio a un lado de ella, solo se lanzo hacia un lado esquivandolo, y descargando con ira su cimitarra, descargando al mismo tiempo toda una corriente electrica que recorrio a la hoja desde una de las gemas que se descargaba de su color.

Igor no pudo hacer nada contra la carga del lobo que se le echó encima propiciándole un mordisco cayendo derribado como consecuencia del lance. 

Hacía mucho tiempo que combatía ya con Ocaso así que nada tuvo que decirle, este cargó sobre el lobo que le había atacado a la vez que Igor, mangual en mano, desde el suelo lanzaba su ataque empuñando el arma con las dos manos.

No sabía a ciencia cierta el resultado de su ataque aunque esperaba que el ataque combinado fuera suficiente para acabar con el lobo. De todos modos, independientemente del resultado estar en el suelo no era una buena opción, así que, tras lanzar su ataque se levantó.

El veterano estaba preparado cuando aquel híbrido de la naturaleza se le abalanzó.

Confiaba en que su dura armadura resistiera los afilados colmillos de hueso del licántropo, pero no se relajó demasiado. Nunca había que subestimar al enemigo y la prueba la tenía en el último encuentro.

Hizo un movimiento ascendente con la espada para herir al enemigo, para dejarle con la guardia baja y asestar un golpe descendente demoledor con todas sus fuerzas.

Después de recibir la carga de uno de esos licántropos, me veo en relativa tensión. Nunca me ha gustado combatir tan cerca, mis facultades salen a relucir cuando tengo distancia entre el enemigo y yo, y más aún cuando se trata de alguno de los enemigos que llevo cazando tanto tiempo.
Sin tener muchas opciones retrocedo un paso para alejarme de mi atacante y descargo una andanada de flechas sobre él.

Uma vez recivo el ataque, me vuelco contra mi agresor y ataco con toda mi fiereza. Puede que no sea carne muerta, pero pronto lo será.

Eso era, exactamente, lo que se había temido en todo momento. Meterse en una pelea con licántropos sin estar armados y estando debilitados.

Dando un paso atrás para librarse del ataque. Alese procedió a conjurar, había funcionado la última vez contra los licántropos y era lo mejor que podía ofrecer en el combate. El resto eran casi todos conjuros para tratar de evitar que sus compañeros contagiados fuesen afectados por la enfermedad.

Alese fue la más rápida en empezar a actuar, y conjuró una fuerte tormenta que ya había conjurado otras veces y cuyo poder era tan dañino como para ir menguando las fuerzas de todos los presentes. Gracias a la clériga podrían ir debilitándoles poco a poco.

Las garras del compañero animal de Ravyn no eran suficientemente poderosas para atravesar las férreas defensas de los elfos. De sobra era conocido que para debilitarles necesitarían armas de plata, o en su defecto luchar con magia. Si no lo hacían así, aquella batalla estaría destinada al fracaso.

La maza de Envy no logró atravesar las defensas de su enemigo, pero la descarga eléctrica que poseía sí, por lo que el licántropo se vio gravemente herido por su congénere.

Igor cayó al suelo y trató de enfrentarse a su rival desde allí, a pesar de la ayuda de su compañero, no hubo forma de que ninguno lograra dañarle, así que para cuando se quiso poner en pie, el lobo se le había vuelto a echar encima y le había encajado un buen mordisco.

Irina dio un paso para atrás y se bebió una poción que tenía preparada antes de la emboscada.

Por su parte Ravyn también dio un paso para retroceder y encajar una flecha en uno de los cuerpos, aunque tampoco tuvo mucho éxito. Todo lo contrario que Wolkot, que como buen veterano logró encajar un duro golpe a su rival.

Con un poco de suerte, Envy y Wolkot serían los primeros en eliminar a sus rivales y así pronto poder ayudar a los demás. O en su defecto, dejarles atrás y preocuparse en buscar el arma que tenían que encontrar.

El elfo que tenía como objetivo acabar con la clérigo, dio un paso hacia adelante y se dio de bruces contra el suelo, y el que trató de dañar a Dino también falló. Los lobos que se enfrentaban a Envy, Igor e Irina, lograron encajar un duro mordisco al pobre Igor, que empezaba a tener una gran cantidad de heridas abiertas. Los licántropos también lograron clavar sus espadones a Quenya y a Ravyn, provocándole un par de tajos con muy mala pinta. Debía andarse con cuidado, porque aunque les superaban en número, la batalla estaba bastante igualada, por no decir que estaba del lado de los licántropos.

El combate era una fuerte danza de gruñidos, dientes, hierro y dolor. Y su sangre se encendia como la de un lobo, dejando que el lamento por sus adversarios fuera reemplazado por el frenesi de la batalla. -¿QUIEREN MORIR? PUES MUERAN!!- Le grito enfurecida al licantropo que aun tenia el pelaje chamuscado por su corte y descarga electrica, que debia tener muchas quemaduras internas tambien. 

Ella solo dio un paso atras, y con gritando palabras arcanas salidas desde la pasion de su sangre, solo elevo su brazo con la palma en garra hacia arriba, mientras hacia surgir desde el suelo un fuego abrazador que atrapaba al lobo, y al compañero de el que pudiera.

Wolkot volvió a usar la misma estrategia. Le había asestado al licántropo un buen golpe y esperaba haberlo herido lo suficiente como para no viera venir de nuevo el movimiento de su espada.

La situación empieza a ser mala para mi. El maldito licántropo al que me enfrento es mejor que yo en el combate cuerpo a cuerpo, por lo que no me queda más opción que retroceder un par de pasos hasta alejarme del alcance del enemigo y así poder enfundar mi arco para sacar el kukri y el escudo.

Una vez equipado así,adopto una actitud defensiva, no creo que yo pueda abatir a un enemigo así, pero sí aguantar.

Pese a estar recibiendo heridas por parte de mi atacante, no me echo atrás y me lanzo con uñas, dientes y cola a responder a sus ataques.