Partida Rol por web

Dando una zancada hacia el sur facilitando que sus compañeros pudieran atacar al troglodita que quedaba, Valk soltó su espada y lanzó 2 zarpazos a su rival dejándose llevar por la rabia de su compañero. Lanzando un primer zarpazo con la zurda para despistar a su objetivo, y una vez distraído lanzando un potente golpe con la diestra

Los trogloditas habían caído. Todos salvo uno. 

Pito tomó aliento y corrió la poca distancia que los separaba. En el último instante se abalanzó hacia el atontado ser con sus cuchillas en alto, directo a  su pecho. -Argt!!-

El elemental se unió a la paliza contra el troglodita que quedaba, ahora llega el momento de decidir, probablemente tenían hembras, ancianos o niños en aquel lugar, la fría logica le decía que debían acabar con ellos para evitar una posible revancha y quedarse sus suministros, pero aquello le daba una punzada en el corazón. Tal vez enviarlos fuera sin nada fuera más cruel que matarlos, pero así es tal y como estaban ellos, expulsados de su tierra y sin nada. Silenciosamente tomó la determinación de hacer lo que fuera necesario, aunque le doliera.

Una vez que estaba todo el pescado vendido, Xander, con la ballesta cargado, decidió que no era momento de ensañarse con aquel troglodita que quedaba. Bastante tunda de palos se estaba llevando de los grandullones del grupo.

- Vamos, vamos, camaradas. Creo que ya está fuera de combate, no hace falta que los espachurremos como bichejos que son, ja, ja ,ja. - Dijo sacando otro de sus puros.

Aprovechó para encenderse el puro y dar una calada suave, mientras dejaba escapar el humo lentamente.

- Aaaaahhhhh. Qué bien sabe el humo de la victoria. - Añadió. - Bueno, vamos. Veamos si estos tipejos tienen algo de valor.

Y el alquimista se dispuso a revisar en las pertenencias de todos los caídos en busca de algo que le fuera útil a el en particular o al grupo en general. Pero en ese órden.

El asalto final contra el troglodita derivó en su fulminante muerte. El combate contra la poderosa bárbaro había sido rápido, ahora varios cuerpos apestosos yacían en el suelo. Primero podía echarse un vistazo al cuerpo de la mujer caída, portaba unas pocas pociiones, una armadura de buena calidad, el martillo de guerra de piedra, que resultaba ser mágico. Se adornaba con un colgante de dientes de lobo alternadas con cuarzo, lo que le aportaba un cierto valor.

La adrenalina ya había bajado y con algo más de tiempo pudieron mirar las salas siguientes. A continuación había lo que parecía una sala de trofeos, donde numerosos cráneos blancos se exponían en las paredes. La macabra colección incluía también calaveras humanas lo que transmitía la fiel idea de que estas criaturas eran tendentes al mal.

Más al fondo, otra pequeña sala comenzaba a descender y terminaba en un pozo. El agujero se volvía oscuro, iluminándolo podía verse que bajaba y al fondo habían huesos.

Ghion, a pesar de la satisfacción del combate, siente como su magia protectora mengua y más cuando exploran un pasillo infructuosamente en términos de enemigos, aunque con algo de botín. Que para los desesperados exiliados, no es poco.

Volvamos atrás. Había un pasillo que no hemos explorado.

Los poderes de Xander, gracias al vial que se había tomado, se empezaron a disipar y el semiorco volvía a la normalidad, sin esos brazos tan largos.

- Pobrecillos, nada pudieron hacer esas lagartijas contra nosotros, je, je, je. - Dijo.

Después, viendo que aquellos enemigos tenían bastante equipo que podría venirles bien, el alquimista se fijó en la armadura con pinchos que portaba uno de ellos.

- Mmmm, veamos... ¡Si, es de mi talla! ¿Cómo creéis que me iría chicos? Se que mi tersa piel verde no es como las ásperas escamas de los reptiles pero a mi esos pinchos me gustan. - Añadió.

Si, creo que tal vez deberíamos expulsar también a los lagartos, hay gente  no combatiente entre los del pueblo a los que podría asustarles o algo peor.

Tras varios duros combates los miembros del grupo habían logrado vencer a varios poderosos enemigos. Pensando si convenía o no tomar las pociones recién encontradas, fueron hacia atrás, hasta llegar a la encrucijada de caminos. Quedaban pasillos por recorrer todavía, en los que sin duda habrían más enemigos. Las cuevas de los trogloditas mostraban cristales por doquier, fruto de su adoración por tales elementos. Sería un lugar bello de no ser por las apestosas marcas que dejaban, o por las colecciones de huesos como la recién encontrada en lo que parecía la guarida de una troglodita importante.

La magia que había ayudado a Ghion durante esos momentos se había agotado ya. Tan sólo Alexander conservaba los efectos de su poción, de manera que seguía mostrándose alto y con alargados brazos, aproximándose al aspecto de un troll en lugar del de un semiorco.

Ender comprobó el estado de su ballesta y dejó a su escorpión en el suelo, escondido en uno de los rincones. Si viene algun enemigo avisame.

Después se colocó junto a sus compañeros y les hizo un comentario. Me quedan un par de conjuros, esperemos que esto no se alargue demasiado.

Agradeciendo la pocion, Valk se apresuró a tomarla con tan mala suerte que derramó casi todo en el intento... No estaba acostumbrado a tomar de recipientes tan pequeños...
Con un encogimiento de hombros le pidió a smiad que me diera fuerzas en el siguiente combate mientras se sacudiaa sangre seca que tenía por encima

Mientras el resto del grupo curaba sus heridas, los enormes brazos del semiorco le estaban ayudando a ponerse aquella armadura de pinchos, que parecía dejarle más libertad de movimientos que su armadura de cuero tachonada. Además, a Xander le gustaban aquellos pinchos, seguro que si un enemigo cargaba contra el se daría un buen pinchazo, era lo que pensaba el piel verde.

Una vez que acabó con los preparativos y vió que su ballesta seguía cargada, como la había dejado, miró a los dos pasadizos que quedaban por explorar y avisó a sus camaradas.

- Hey, gente. Yo voto por ir por aquí¹. - Añadió señalando la entrada a uno de los pasillos excavados en la roca.

Siguiendo esta vez las indicaciones de Alexander y tras haberse curado mínimamente, los exploradores avanzaron cautelosamente formando un bloque. Habían dado con una nueva sala, que destacaba por el fluir de agua. Una piscina oscura y ondulada cubría gran parte de esta caverna en pendiente. El agua goteaba de las estalactitas de arriba y caía de las fisuras en la pared de roca. Un jardín submarino de coloridas algas y peces blancos llenaba aquella piscina. Dada la ausencia de luz resultaba extraño encontrar algo como aquello. El gotear del agua producía un sonido rítmico que resonaba después gracias al eco.

Entraron en la sala al constatar que no había nada esperándole.

Sabedor de que estas criaturas podían esconderse en los alrededores, el paladín trató de detectar su innata maldad en la cueva frente a la que se encontraban preparado para defender a sus compañeros si alguien atacaba.

-Estas cuevas son más grandes de lo que parecían.- Las estancias se sucedían cada una más extraña que la anterior. Cristales, estanques y mugre cubrían por igual aquellas cavidades. 

-Terminemos con esto.- El bravo halfling avanzó por el pasillo del este mientras se recordaba que si tenían tiempo le gustaría rebuscar en el pozo que dejaron atrás.

La belleza de la sala no distrae a Ghion de la crudeza del lugar, una guarida de criaturas peligrosas que ya les han puesto en serios aprietos. Al no haber nadie, el oráculo tiene sus sospechas.

Espera Pitu. Deja que Valk se concentre, dice señalando al paladín, que ya parece estar en su leve trance para buscar focos de maldad, y yo mientras miro si nos han preparado alguna burda trampa.

Dando una vuelta por el lugar, Ghion busca algún hilo o cuerda que cruce cerca del suelo, alguna trampilla, o algo similar.

- Eso, eso... Id con cuidado. Recordad que tenemos que dejar esto lo más seguro posible para que pasen el resto de los que hemos dejado en el bosque. - Añadió el mestizo.

Al momento, se concentró en ayudar a buscar con su visión semiorca, pues era por todos sabido que veían mejor en la oscuridad que humanos y medianos.

Las aguas oscuras semejaban quietud, mas un examen cercano mostraba que algo ocurría con ellas. Bajo el líquido se veían los restos de varias criaturas. Estaban lo que parecían dos crustráceos de gran tamaño inmóviles, los huesos de lo que podían ser varios trogloditas. Incluso había huesos pertenecientes a otro cuerpo de pequeño tamaño, humanoide, que tenía consigo algún objeto brillante. Sus ropas estaban esparcidas y semejaban las de un aventurero. Todo indicaba que un cadáver de un halfling acompañaba a los otros restos, era difícil saber qué hacía uno de esos pequeños seres en semejante lugar.

Desde arriba y con la suficiente luz daba la impresión de que los crustáceos habían sido aplastados. Un examen mágico podía confirmar algo más, que aquello que brillaba abajo estaba provisto de un aura mágica. El paladín por su parte era incapaz de encontrar rastros malignos.