Partida Rol por web

Jidai no Henka

Prólogo: La Ruta Comercial

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13/12/2018, 09:18
Kisaragi Tensai

Mitsuhide, que había salido de nuevo al exterior de la cabaña para acompañar a Shun mientras éste tomaba la cabeza del líder de los bandidos, aún se demoró unos minutos en el exterior, incluso después de que el bushi Suneda hubiera regresado. La silueta del emisario alcanzaba a verse desde las pequeñas ventanas, recortándose frente a la intermitente luz de los relámpagos que aún sacudían el cielo. Inmóvil frente a la tormenta, parecía un silencioso guardián.

Pero, pasado un tiempo, regresó al interior de la cabaña. Con gran parte de su maquillaje borrado y el pelo negro brillando por el agua, parecía mucho más joven que unos minutos atrás. Pero la expresión de su rostro lo contradecía, un rostro que hablaba de esfuerzos y sufrimientos. Y que dejaba claro que, en esos momentos, Mitsuhide estaba muy lejos de estar de buen humor.

Se dirigía a cambiarse, cuando lo sorprendió el comentario del bushi recién despertado, y se giró hacia él.

-La duda es el primer paso hacia el fracaso, Miyagami-san. Y el arrepentimiento siempre lleva a la duda. –Contestó con severidad al comentario crítico del hombre con el parche. –Los Kisaragi no gustamos de nada de eso. He mostrado con los bandidos la misma decisión que mostré al ordenar a mis heimin que trataran vuestras heridas. Confío en que no os importune mi forma de actuar.

Se dirigió al reservado, donde dos de los sirvientes lo ayudaron a deshacerse de sus ropas empapadas y le trajeron nuevas desde su equipaje. La tela húmeda quedó colgada, secándose al calor del Irori. Afortunadamente, al diplomático no le escaseaba la ropa. Una vez acicalado de nuevo, se reunió con los demás y contestó a la pregunta de la peregrina.

-Al parecer hay rumores sobre los trabajadores. Algunos hablan de que han muerto, otros de que se han esfumado. Pero doy poco crédito a las palabras de estos bandidos. Mañana seguiremos el viaje hacia Matsumoto, cruzando las montañas. Allí, más cerca del río, podremos descubrir qué ha sucedido realmente.

Hizo una pausa. Incluso a través del humo, se percibía el olor de la sangre. E incluso, si uno aguzaba los sentidos, un extraño olor dulzón. Mitsuhide conocía ese olor… era el olor de la muerte. Estaba seguro de que no todas las almas que hoy llenaban la cabaña verían el siguiente amanecer.

-Mi escolta y yo, como he dicho, seguiremos viaje hacia Shinano. Vuestras espadas han demostrado su valía hoy… Creo que sería una decisión acertada que, si vuestros pasos van en la misma dirección que los nuestros, viajemos juntos. Quién sabe cuántos bandas como ésta deambulan por estas tierras.

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13/12/2018, 11:06
Yuriko

Sin dudarlo, Mitsuhide mandó ejecutar a los bandidos, a manos del Yari de su enfurecido ashigaru.
Mientras agonizaba, Azabu tuvo tiempo de dedicarle al emisario unas últimas palabras.
Estas... montañas... serán tu tumba... auguró, con una última sonrisa.

Mientras, en el interior de la cabaña, Chizuru, Yuudai y Makie conversaban con Yuriko.
Las palabras que le dedicó Yuudai hicieron que sonriera sin muchas ganas, y como mínimo dejara de llorar.

Primero respondió a la oferta de Makie, mirándola con admiración por aquella oferta.
Muchas gracias... pero no puedo aceptar vuestro oro... ya habéis hecho por mi más de lo que nadie ha hecho en mucho tiempo...
Pero si no es un problema, me gustaría acompañaros... hasta la próxima aldea quizás...
dijo tímidamente.

Luego Yuudai pidió saber sobre el Clan que mandaba en Yamanaka Mura, y Yuriko le respondió sin apenas mirarle.
Los Tokida... aunque rara vez vienen sus patrullas por allí, es una aldea muy pequeña, apenas un centenar largo de habitantes.
Pero desde que construyeron el Haru no Emi, vienen bastantes viajeros y gente de las aldeas cercanas.
Creo que últimamente algún Samurai de los Tokida también ha estado en el local...
explicó, mirando a Yuudai con miradas cortas y que trataban de evitar sus ojos.

Chizuru propuso que os acompañara, ante lo que Yuriko asintió como ya había dicho.
No quisiera entorpecer vuestro viaje... pero después de lo que ha pasado hoy, no creo que pueda volver a Haru no Emi... y era el único sitio a donde ir. Así que deberé empezar de nuevo en algún lugar... por lo que hasta entonces, sería de agradecer poder ir con vosotros... añadió la joven.

Finalmente, cuando Mitsuhide regresó a la cabaña y le habló, la chica se puso tensa, casi asustada. Yuudai podía Intimidar por su tamaño, pero Mitsuhide era a todas luces alguien importante y la joven sabía que ese tipo de personas debían tratarse con sumo cuidado.
Yo... os estoy enormemente agradecida... dijo, haciendo una reverencia profunda hasta el suelo.
Si pudiera acompañaros... es suficiente recompensa para mí...
Podría guiaros, conozco los caminos, pues yo vine desde Matsumoto.
dijo, esperanzada ante la nueva oportunidad.

En Yamanaka Mura había un trabajador de la obra del río Chikuma, Satoshi-sama... solía venir por las noches al Haru no Emi, pero hace ya tiempo que no viene. Supuse que estaría ocupado, pero algunas chicas rumoreaban que algo malo le sucedió... dijo esperando ser de utilidad.

Sea como fuera Yuriko se calló después y trasladó su atención al shamisen de Makie, tratando de relajarse.

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13/12/2018, 12:28
Makie

No era como si Makie no había pensado en que la maiko les acompañara hasta el próximo poblado. Después de todo, no serviría de nada que le ofreciera oro, tan sólo para que luego la dejara a su suerte en medio de las montañas. La habían salvado, y, por ende, debían de aceptar la responsabilidad que conllevaba salvar a la muchacha. La ronin no era alguien tan fría como para abandonar a Yuriko, con tal de deshacerse de toda responsabilidad, menos cuando lo que deseaba era redimirse por su fracaso. Por ende, no hacían faltas las palabras de Chizuru para convencerla de que lo mejor era que la maiko les acompañara. Luego, le ofrecería su dinero para que se asentara como era de esperar, lo había decidido. De lo contrario, era posible que esa pobre chica no tuviera un buen destino, no cuando la habían abandonado de esa manera para que fuera el entretenimiento de los bandidos.

Una vez sus cuerdas cesaron de sonar, en el momento en el que los dedos de la joven se detuvieron, ésta sonrió complacida, ahora más relajada, al haber podido liberar todo aquello en su interior. Su mirada paseó por el interior de la cabaña, observando a cada uno de los presentes, como si hubiese despertado de un sueño. Parecía que Mitsuhide se había encargado de los bandidos, de la forma en la que ella había deseado, lo que hizo que se sintiera un poco aliviada ante la idea de que no tendrían que compartir el viaje con esa clase de escoria sin honor. Cualquier cosa podía ser mejor que eso, principalmente cuando se trataba de seres miserables que habían considerado la idea de mancillar el cuerpo de una joven delicada. Por un momento, mientras guardaba su instrumento en la larga caja de madera, volvió a mirar con cierta pena a la chica, aunque se alegró al ver que ésta parecía haber disfrutado de la melodía de su shamisen. Al parecer, no sólo le había sido de utilidad a ella.

- No creo que haya problema en que nos acompañes. - Afirmó de manera simple, dejando en claro que su honor no le permitiría abandonarla, no cuando la habían rescatado de los bandidos. Desde ese momento, se había convertido en la responsabilidad del grupo, e incluso si el resto no deseaba hacerse cargo de tal responsabilidad, ella lo haría. - Al contrario de lo que ella ha dicho... no voy a dejar a alguien a su suerte. Mi oro era sólo para que tuvieras una vida mejor, pero primero sería mejor dejarte en un lugar seguro. - Se explicó con cierta tranquilidad, mirando a Chizuru como si buscara expresar con su mirada que la había malinterpretado, e incluso ofendido, al asumir esa clase de pensamiento de su parte. Sin embargo, optó por no enojarse demasiado con ésta, ya que suponía que había sido sólo eso, una malinterpretación de sus intenciones, nada más. - Aún así... pienso ofrecerte algo de mi oro, cuando quieras seguir tu camino. No voy a aceptar un "no" como respuesta. Lo necesitaras si deseas una nueva vida. - Dijo de forma totalmente seria, dejando en claro que aquello era una decisión de su parte de la cual no pensaba retractarse. Un bushi no iba en contra de lo que afirmaba. Si decía algo, ya estaba hecho.

Tras ello, habiendo dicho lo que deseaba decir a la maiko, desvió su mirada al emisario, sabiendo que éste había sido criticado por uno de los bushi, debido a la muerte de los bandidos. - Creo que la decisión de mi empleador ha sido la más apropiada. No se puede confiar en la escoria. Como dijo Yuriko-san, ella podrá guiarnos. - Aseguró sin duda alguna en su voz, mostrando su apoyo tanto al cortesano por la decisión que éste había tomado, así como a la maiko para que ésta fuera aceptada por el resto del grupo, de modo que pudiera acompañarles sin problema. Si no era así, tendría que buscar una forma de cumplir con su palabra, ya que no permitiría que la pobre chica fuera abandonada a su suerte. Por otro lado, despreciaba la idea de que criticaran a Mitsuhide, cuando él había hecho justo lo que ella habría hecho también con los bandidos. Nada bueno podía salir de mantener con vida a esa clase de bastardos. La sola idea de soportar la compañía de estos... no habría sido de su agrado, para nada. Expresada su opinión, volvió a callarse, tan sólo apreciando el calor del irori mientras su uwagi se secaba lentamente. No tenía mucho más para decir en aquella situación. Además, era mejor que durmieran pronto para recuperar la energía suficiente para el camino que les esperaba.

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13/12/2018, 12:31
Suneda Shun

Shun entró solo unos instantes en la cabaña. El tiempo suficiente como para que el emisario se quedara a solas con la tormenta. Poco tiempo después, cuando este entró, Shun cogió su petate y salió al exterior; allí en el estrecho hueco que había entre la pared y el suelo empapado, se cambió de ropa. Cuando entró de nuevo a la cabaña, de su aspecto de guerrero sólo quedaba el daisho en su cintura; incluso su rostro se había suavizado con una sonrisa. Dejó sus ropas mojadas junto al fuego central y se sentó cerca de él, en el hueco que parecían guardarle su joto y su no-dachi. Escuchó las palabras del Kisaragi, de la joven plebeya y la ronin, y entonces se decidió a tomar la palabra.

-Parece ser que tengo que viajar en esa misma dirección hasta quedar liberado de mi propia palabra -comentó, a modo de chiste, riendo levemente- Os acompañaré gustoso, parecéis una compañía amena y, a todas luces, divertida -sus ojos y su sonrisa pasaron de uno en uno por todos de los allí presentes, obviando deliberadamente a la sombra y la ronin. Finalmente se pararon en Yuriko, y su sonrisa se amplió un poco más, de forma amable- Cuanta gente distinguida va al Haru no Emi, pareces ser una caja de secretos, de eso estoy seguro -sus ojos brillaron levemente- . Y es un alivio que puedas guiarnos por estas montañas, jamás pensé que una maiko fuera también una guía, pero supongo que lo mismo que un guerrero sabe luchar con distintas armas, una maiko sabe exactamente lo que uno quiere, ¿no sois acaso una suerte de kami? -rió levemente de nuevo, antes de tomar sus cosas y alejarse del centro de la cabaña para tomar un hueco en una de las esquinas. Sólo entonces su rostro volvió a ser serio, ya no iluminado por completo por el fuego, y sus pensamientos se perdieron mientras su mirada observaba a través de las llamas.

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13/12/2018, 13:36

Ya me había cansado de todo el palabrerío, la única voz que me interesa escuchar en este momento es la Yutiko-chan, nos dió a todos los presentes una valiosa, aún que un poco breve, información, y aceptó venir con nosotros, tal vez malinterpreté lo que la ronin propuso, pero no quería crear conflictos de ninguna índole.

-Perdone mi mala interpretación, ojou-sama, solo qué no podemos dejarla en ningún pueblo de Shinano, si hay guerra en este país, ningún lugar es seguro-

Digo para despejar las dudas, es de sentido común, incluso en esta difícil situación, y no puedo evitar chasquear la lengua cuando cuenta sobre un samurai de los Tokida visitando el Haru no Emi, pero me mi rostro se mantiene impavido, tranquilo.

Malditos bastardos, no pueden enviar una patrulla, pero si van a buscar placer, me dan asco. 

En mi cabeza, me estaba jalando del cabello ante todo, pero cuando me cuenta de ese trabajador... Satoshi-san, la preocupación seanifiesta, y mis labios se tuercen un poco. 

Oculto mis ojos tras mi flequillo, mirando hacia arriba, ya me había lo que necesitaba, vuelvo mis ojos a ella, y le sonrio, me aparto un segundo, sentado e un espacio entre nosotras, y delicadamente, pongo su cabeza sobre mi regazo, acostandola, acariciando su cabeza en un gesto materno, cómo mi dra hacia conmigo cuando era más pequeña.

-Deberías dormir un poco, Yuriko-chan, mañana será un día largo-

Me perdía en mis pensamientos, y en cómo cumplir con mi trabajo, que informe le daría a Chichiue* cuando volviera, qué les diremos a los Nakai, solo espero que esto no sea el inicio de una guerra entre países 

Notas de juego

*padre 

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13/12/2018, 14:58
Rukawa Yuudai

Asiento una única vez a las palabras de Yuriko complacido con la respuesta. La muchacha sigue recelando de mí, por lo que creo que la dejaré tranquila... por ahora, bajo los cuidados de la otra mujer. Mi batalla personal contra la humedad parece haber llegado a un punto muerto, y termino por suspirar profundamente al asumir que no se van a secar las ropas así como así. Por primera vez alzo la mirada prestando atención a algo que no sea el fuego o a la maiko, cuando escucho el final de una melodía. ¿Desde cuándo lleva sonando música? De forma instintiva giro la cabeza hacia la ronin, y no puedo evitar alzar las cejas entre el escándalo y la sorpresa. "¿Qué haces vestida así? Pero tápate, mujer", pienso, retirando al momento la mirada al techo, a la pared, al suelo... hasta el tuerto y finalmente al fuego. Niego levemente con la cabeza tras llevarme una mano a las sienes, cubriéndome el rostro con la palma, y masajeándomelas levemente. "Agh".

Me tomo un rato para reubicarme, pues esa imagen me ha descolocado completamente. Mientras tanto, escucho de fondo las intervenciones de Mitsuhide, Yuriko, la ronin y el Suneda. Parece que vamos a compartir parte del trayecto sí o sí. Retirando la mano, me encuentro mirando al suelo, pudiendo observar detenidamente la sangre del individuo molesto partido en dos, esparcida por mis ropas - Oh, venga ya... - Se me escapa sin querer, luciendo visiblemente indignado y teniendo que morderme la lengua para no jurar. Tomando la nodachi por la vaina, me levanto con ligereza, y aprovecho la luz que brinda el fuego para mirarme bien de arriba a abajo. "Hijo de perra, sucio hasta para morir." La compañía de la humedad podía ser molesta, pero la de la sangre me resulta abiertamente desagradable.

De nuevo, absorto en mis pensamientos, me dirijo hacia mi petate y tras cogerlo me encamino hacia la salita de al lado, donde me deshago de las ropas ensangrentadas y húmedas, acabando solo con el fundoshi. Salgo envuelto/enrollado en una manta sujetada por las axilas, y habiendo colocado las ropas relativamente dobladas junto al inori, me vuelvo a la esquina con el petate. Pongo junto a la pared mi pequeño arsenal: nodachi y tachi, también la katana aunque bien próxima a mí, y escabullo entre la manta la wakizashi. Sentándome con las rodillas flexionadas prácticamente contra el pecho, "me hago bolita", buscando el abrigo de la manta, y dejo asomar la punta de la vaina de la espada corta entre las aperturas de la manta... antes de estirar uno de los pliegues y acabar cubriéndome la cabeza. Hago por tiritar voluntariamente, intentando entrar en calor con mayor rapidez.

Una vez las conversaciones parecen dar tregua, acabo preguntando en voz alta... - Umh... ¿Queda muy lejos la próxima ciudad de los Tokida? - ... sin ir dirigida a nadie en concreto. - No pretendo insultarles, pero tampoco veo inteligente andar desnudo por largos caminos donde sabemos que acechan los lobos. - Ladeo levemente la cabeza visulmbrando el petate sin llegar a verlo, en cuya apertura asoma una parte del frontal del kabuto gris y negro.

Notas de juego

Fundoshi = Calzón-tanga tradicional.
Kabuto = Casco de la armadura.

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15/12/2018, 15:51
Miyagami Genkei

Genkei miró a Mitsushide y negó con la cabeza, no le gustaba que alguien sin autoridad sobre él lo sermoneara de aquella manera, pero no dejo que aquella afrenta fuera más allá, no estaba en posición de iniciar una discusión, pero si que no pudo evitar contestarle, con respeto pero firme - En mis palabras no había duda ni arrepentimiento, no, unicamente hacía constar un hecho, criminal o no, podría habernos sido útil antes de recibir la justicia que se merecían. Pero cada palabra que se diga sobre este asunto no trascenderá nada ni cambiará nada. Dejemoslo - sentenció.

Una vez dentro, a resguardo, Genkei trató de secar sus ropas como muchos de aquellos desconocidos hicieron. Sacó una manta de entre sus pertenencias y se cubrió con ella, no quería tentar a la suerte y caer enfermo, dada su fea herida que sin duda, se terminará por sanar. Era consciente de haberse recuperado de peores heridas. Al calor del fuego, Genkei escuchó lo que la chica rescatada  tenía que decir, y Genkei se mostró igual que algunos, dispuesto a seguir ayudando. Por su parte no hizo mucho caso de como iban los demás, la ropa o falta de esta, no tenía la mente para centrarse en semejantes banalidades, el Miyagami solo tenía un objetivo claro, y era o morir, o volver con una misión cumplida para su honorable familia. 

- Seguiremos juntos - comentó mostrando su acuerdo con Mitsuhide, era la opción más lógica dadas las circunstancias y el peligro que entrañaban aquellas montañas. La amenaza del bandido no se le olvidó, y Genkei, sin temor alguno, le dio bastante credibilidad a sus palabras - y Yuriko-san podrá venir con nosotros todo lo que necesite, es lo menos que podemos hacer. Por cierto, soy Miyagami Genkei - se presentó finalmente.

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15/12/2018, 17:51
Kisaragi Tensai

-Queda decidido entonces. -Sentenció Mitsuhide, que parecía sentirse satisfecho por la aceptación general de su propuesta. El emisario parecía haber recuperado su actitud amable, o al menos la suficiente presencia de ánimo como para fingirla de forma admirable. -Acompañarás a nuestra expedición como guía, Yuriko, hasta la ciudad de Matsumoto. Allí, si el desempeño de tus funciones ha sido tan bueno como espero que sea, recibiréis una recompensa adecuada. Los Kisaragi saben recompensar los buenos servicios tanto como castigar los crímenes. -Añadió, con una significativa mirada a la oscuridad de la noche, en la que los cuerpos de los bandidos se hundían en el barro.

-Descansemos ahora. -Añadió, dirigiéndose hacia los samuráis reunidos. -Dudo que tengamos más sobresaltos hasta mañana, pero mis siervos se ocuparán de que siempre haya alguien despierto. Por supuesto, sois libres de acompañarlos en su vigilia si así lo deseáis. Mañana seguiremos hasta Yamanaka Mura. Mucho me interesan los rumores que por allí corren.

La brillante mirada del emisario recorrió lentamente a todos los presentes, observándolos como si de algún modo fuese capaz de ver en ellos algo que ninguno de los demás era capaz de ver. Sus ojos se detuvieron un segundo más en la sirvienta que sujetaba la cabeza de la maiko en su regazo, pero si pensó algo al respecto, se cuidó de exteriorizarlo.

-Os veré al amanecer. -Dijo, dedicándoles una sonrisa mientras se levantaba para retirarse al pequeño reservado que habían preparado para él. 

 

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15/12/2018, 23:26
Yuriko

Las firmes palabras de Makie hicieron que Yuriko sonriera ligeramente, como la Roushi sabía, en los modales de una buena dama mostrar en público sus dientes era grosero y la joven maiko había sido entrenada para ese tipo de detalles.
Muchas gracias de nuevo... yo... me gustaría algún día poder recompensar tanta amabilidad... dijo, observando a Makie con sus grandes ojos almendrados.

Los comentarios de Shun sobre su supuesta divinidad hicieron que se ruborizara.
Me... me halagáis con tales afirmaciones... sólo soy una chica normal... respondió con una voz que se le entrecortaba.

Luego Chizuru la recostó sobre su regazo, sorprendiendo a Yuriko ante tal gesto. Le gustara o no, se dejó hacer y se relajó lentamente, suspirando con calma.
Cuando escuchó que Yuudai preguntaba por la primera ciudad Tokida, respondió desde su acomodada posición.
Es precisamente Yamanaka Mura... aunque si os referís a una ciudad de verdad, la más grande de sus dominios creo que es Fujimi, recuerdo que vi allí un castillo...
Fue hace tiempo, pero creo que tardé un par de días desde Fujimi a Yamanaka Mura.
explicó la joven.

Tras aquello, acordasteis viajar juntos para ofreceros mutua protección.
Poco a poco el cansancio comenzó a hacer mella y en pocos minutos comenzasteis a descansar.

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16/12/2018, 00:36
Katarite

La noche pasó sin más sobresaltos, ante la atenta vigilancia de los sirvientes y el ashigaru que quedaba en pie.
Poco a poco la lluvia fue menguando y cuando despertasteis ya no había rastro de ella.
De hecho, un radiante sol comenzaba a alzarse entre las montañas augurando un buen día para proseguir el camino.
El olor del té recién preparado os reconfortó mientras os levantabais y pertrechabais, así como el dango* que los sirvientes asaban en el fuego para desayunar.

Sin embargo, no todo eran buenas noticias. Tres ashigaru habían perdido la vida en el combate contra los bandidos, y sus compañeros poco o mucho, estaban afectados por su pérdida.
Dadas las circunstancias, no había tiempo para ofrecerles un entierro digno, ni sabíais donde encontrar algún enterrador eta o monje que se ofreciera a transportar sus cuerpos.
Así que sus compañeros de armas los cubrieron con telas que encontraron en el interior de la cabaña y llevándose sus objetos más personales.
Los cuerpos sin vida de los bandidos, en cambio, estaban a la vista de todos, y pronto serían objetivo de los cuervos.

Tras recogerlo todo, proseguisteis el camino, siguiendo las indicaciones de Yuriko. Yamanaka Mura estaba a pocas horas de viaje, y aunque el terreno lleno de barro y charcos por la tormenta de la noche anterior dificultaba aún más el paso, era útil saber por donde ir y evitar dar pasos en falso en aquellos bosques.

Sin contratiempos, y acompañados por el buen tiempo y el cantar de los colirrojos*, el camino se fue ensanchando hasta salir a una zona despejada donde no tardasteis en divisar una aldea.

Eran apenas unas veinte o treinta casas, concentradas alrededor de una avenida principal.
Las casas eran de madera y techos de paja la mayoría, aunque había un par de edificios que destacaban sobre el resto.
Uno era una casa de tamaño mayor, con el techo de madera, y el otro era un edificio que no parecía encajar con la humilde atmósfera de la aldea.

Era un edifico de dos plantas, largo y hecho con una sólida madera.
Por lo demás, se veían los campos a lo lejos, y más allá incluso de estos se adivinaba una fina columna de humo que desde vuestra posición era imposible discernir a qué se debía.
Habíais llegado a Yamanaka Mura, no hacían falta presentaciones.

Notas de juego

*Dango = bolas de pasta de arroz con salsa de soja dulce
*Colirrojo = pájaro típico de las montañas japonesas

Ya diréis qué hacéis, se supone que acabáis de llegar a la aldea. Saludos!

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16/12/2018, 01:27
Makie

Al escuchar las palabras de la maiko, la roushi negó con la cabeza, levemente, como negando lo que ésta parecía desear. No tardó mucho en dedicarle una sonrisa gentil, que parecía transmitir cierta calidez apreciable. - No es necesario recompensarme. Es la justicia que mereces. - Le aseguró con tranquilidad, dejando en claro que no requería de ella ningún favor, que tan sólo deseaba ayudarla. Por otro lado, tal vez, aquel gesto sería un pequeño paso hacia la redención. No estaba segura, pero tampoco podía darle la espalda a la pobre chica, que parecía requerir de cierta ayuda. Había escapado de los bandidos, pero eso no quería decir que fuera a tener un buen futuro si no le obsequiaba algo de su oro. Por eso mismo, era su responsabilidad ayudarla, luego de que hubiera sido participe de su rescate.

Tras decir aquello, dio por terminada la charla, al menos por el momento, viendo que la muchacha parecía necesitar descansar. La acción de Chizuru había tomado por sorpresa a la joven aguerrida, quien miró con desaprobación esa clase de accionar, teniendo en cuenta que ni siquiera le había pedido permiso a la maiko, y simplemente había optado por forzarla a descansar su cabeza sobre su regazo. Aquello era sin duda un gesto excesivo de su parte, y totalmente invasivo. Sin embargo, al ver que Yuriko no decía nada al respecto, prefirió dejarlo estar, al ver cómo ésta se relajaba. Si no estaba en contra de aquello, Makie no diría nada al respecto. No obstante, se aseguraría de no estar cerca de la otra mujer, ya que no deseaba que se le ocurriera hacer algo así con ella. Era una mujer atrevida, sin lugar a dudas, al punto de ignorar los deseos de las otras personas, teniendo en cuenta que prácticamente había forzado a la chica a esa situación.

Por lo demás, la ronin permaneció en silencio durante gran parte del resto de la conversación entre sus "compañeros" de viaje. No pudo evitar mostrarse complacida al escuchar al emisario asegurar que la maiko permanecería con el grupo, más cuando ésta podría guiarles a la próxima aldea, lo cual era algo de apreciar. De lo contrario, tendría que haber buscado alguna otra forma de lograr que la joven les acompañara, ya que no iría en contra de su palabra. Si había prometido que la acompañaría, eso era lo que haría, por lo que la decisión de Mitsuhide había sido una bastantea ideal para ella, en especial cuando había prometido que recompensaría a la chica por sus servicios. Una vez el resto se retiró a descansar, a Makie le tocó turnarse con el resto de la guardia personal del cortesano, para vigilar que nadie les atacara durante la noche. No obstante, tuvo su buen tiempo para dormir un poco y recuperar las energías necesarias para continuar con su misión a la mañana siguiente.

La noche había continuado sin problemas, ni el ataque de algún otro grupo de bandidos, excepto por una horrible pesadilla en la que había visto a Akiko. Aquello era algo de lo que no podía escapar, algunas veces. Al despertar, con las lágrimas en sus mejillas ya secas tras la pesadilla que había tenido, la roushi se preparó para continuar el viaje que la esperaba, notando que su uwagi se había secado gracias al calor del irori. Una vez se vistió y volvió a protegerse con su armadura, no dudó mucho en llevar sus cosas hasta su yegua, Senritsu, para que no se le dificultara cargar con su instrumento, así como su arco. El resto también se había preparado para el camino hasta la aldea más cercana, como bien había explicado Yuriko anteriormente. El desayuno también fue de ayuda para saciar el apetito de todos, en especial los deliciosos dango que les sirvieron, permitiendo que la roushi tuviera energías de sobra para luchar en el momento que fuera necesario. Una vez desayunados, no se demoraron en emprender el viaje hasta Yamanaka Mura, un lugar en el cual el cortesano parecía ciertamente interesado. Por su parte, Makie permaneció en silencio durante gran parte del viaje, excepto cuando alguien le hablaba, tan sólo respondiendo de manera breve.

Por fortuna, no tuvieron muchos problemas durante el recorrido, gracia a la guía de la maiko, quien fue de mucha utilidad para que no se perdieran o sufrieran alguna otra clase de percance en el viaje. Tras unas pocas horas, pudieron ver, a lo lejos, una aldea de no muchas casas que demostraba la clase de lugar al cual habían llegado, además de dos edificios que resaltaban del resto. Lo normal, al llegar a aquel sitio, sería presentarse ante la autoridad local de la aldea, aunque ello era algo que tendría que decidir el emisario. Estaba claro que Makie simplemente actuaría en base a las ordenes de su empleador, al menos hasta que llegaran a su verdadero destino: Matsumoto. Una vez llegaran a ese sitio, tendría que decidir qué haría en adelante. Por ahora, tenía una misión que cumplir, si es que no quería ganarse el desprecio del clan que estaba a cargo de Edo. La mirada de la roushi no tardó en centrarse en el cortesano, esperando las siguientes indicaciones por parte de éste.

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16/12/2018, 03:09

Siento una mirada, una que me perturba y molesta radicalmente, estaba inpavida ante la platica de los demás, pero comencé a sentir el mal estar en todo esto, cuando con el rabillo del ojo, veo a la ronin, su ojos me fastidian al punto de querer arrancarlos de sus cuencas, cómo si me reprochara algo que hice mal, tal vez sea el hecho de que obligué a Yuriko a acostarse sobre mi regazo, pero no es un crimen, tal vez fue algo que haría una chica que aveces se comporta cómo si aún estuviera en su casa, pero esta estúpida mujer cree que soy una bushi cómo ella, comienzo a imaginarme cómo matarla en silencio, en medio de la noche mientras todos duermen, pero sería un suicidio, mi objetivo no es esta deshonrosa samurai sin familia, sin clan, y sin un lugar al que volver, mi objetivo es encontrar a ese hombre y devolverlo a los Nakai.

Si estuvieras en Iga, tu cabeza ya estaría separada de tu cuerpo. 

Aun así, trato de relajarme, mantendré mi apariencia, al menos de momento. 

Cuando la chica se durmió finalmente,  dejo su cabeza con delicadeza, y a su lado a un par de centímetros, me acuesto yo, dejando que el calor de la irori la abrigue.

 A mi mente vienen los recuerdos de mi hogar, de la lluvia, de los juegos con mis hermanos, de los entrenamientos y las prácticas marciales, de mi vida en la aldea, con el resto de los miembros.

 

No me dejé caer en el su por del sueño, manteniendo e alerta ante cualquier cosa, ya que también podría ocurrir otra situación de emergencia.

Finalmente, la noche da paso al día, bebo el te, pero solo tomo uno de los dangos, ya que no me gustan demacrado. Finalmente la hora de salir llega, camino a Yamanaka mura, tras unas cuantas horas de caminata, puedo ver el pueblo, lo más importante destacar son las 2 construcciones que allí se encuentran, y destacan por ser más elaboradas que las chozas de los campesinos.

Guiados por Yuriko-chan, de alguna forma me siento tranquila, a pesar de sentirme ofuscada por esa infame mujer.

No dije nada en todo el camino hasta llegar, y ahora tendré que buscar pistas sobre el asunto de Utsuki-san. 

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16/12/2018, 22:46
Rukawa Yuudai

 - Asiento cuando la maiko me responde y suelto un sencillo - Entiendo... - mientras voy planeando los próximos pasos a seguir. Me paso parte de la noche cavilando, pues el cortesano marcha a dormir y deja montando guardia a su intento de guardaespaldas y a la ronin, no es algo con lo que me sienta especialmente cómodo. Aguanto algunas horas, descansando medio en trance sumido en mis pensamientos, antes de que decida dormir una vez se ha dado el relevo de la primera guardia.

(...)

Empiezo el día de buen humor cuando el agradable aroma del té me despierta, aunque un punto desubicado. El ser un animal de costumbres y amanecer en cualquier otro sitio que no sea el hogar se me sigue antojando extraño. Tras un largo bostezo, cojo mis armas y mis ropas ensangrentadas, al estar más o menos secas, y procedo a contemplar las agradables vistas del exterior mientras me cambio: Un escampado amanecer y un buen puñado de cadáveres frente a nuestro refugio. No puedo más que esbozar una media sonrisa. Me aproximo a los cadáveres del gordito y del molesto partido por la mitad, para contemplar sus rostros a la luz del día. - Par de idiotas... ¿cómo os atrevisteis a plantarle cara un samurái? - Niego lentamente con la cabeza mientras me ajusto el daisho y tachi en el obi, haciendo por quedarme con sus caras. - Tenéis lo que os merecéis, que las bestias den buena cuenta de vosotros. - Y me vuelvo al interior, tras dedicarles un gesto de desdén con la mano en plan de despedida.

Dentro de la cabaña hay cierto desánimo entre la plebe, parece que varios de sus compañeros han acabado muriendo durante la noche. Irrelevante. Desayuno ligero, pues no es inteligente marchar con la tripa llena, y me termino de preparar antes de pertrechar a Hihiin (el caballo). Y una vez está todo listo, nos ponemos en marcha.

(...)

Sin incidentes, la maiko parece que realmente sabía el camino. Nos encontramos en Yamanaka mura. Absorbiendo mi atención el edificio de dos plantas, no dudo en preguntar a nuestra recién rescatada guía. - Ey. - Reclamo la atención, pues voy cerrando la marcha. - Yuriko-chan. ¿Qué puedes contarnos del lugar? ¿Y qué es ese edificio grande de ahí? - Señalo con un ademán de cabeza.

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17/12/2018, 15:51
Kisaragi Tensai

La mañana siguiente sólo trajo malas noticias. La tormenta de la noche anterior se había disipado, dejando tras de sí un brillante sol, pero también se había llevado consigo la vida de tres de los ashigaru de la comitiva. Obligados por su misión a no retrasarse, y sin medios para poder dar a los combatientes un fin adecuado, se contentaron con evitar dejarlos a merced de los carroñeros y continuaron su camino.

La maiko cumplió correctamente con el papel de guía que se había ofrecido a ejercer, y el viaje hasta la aldea de Yamanaka Mura resultó ser mucho más tranquilo de lo que Mitsuhide había temido. Durante el camino, el emisario se mantuvo en un silencio denso, plagado de pensamientos, que nadie osó interrumpir. Sólo hubo un momento en el que ése silencio se rompió, y fue durante la comida, en el que Mitsuhide pidió a la peregrina el hablar unos momentos con ella en privado.

*Querría una pequeña escena para hablar con Mizato

Al llegar finalmente a la villa, el Kisaragi la observó con detenimiento, fijando su mirada en los puntos clave del lugar. Al escuchar la voz de Ryuudai a sus espaldas, aprovechó para corroborar las preguntas que el bushi había lanzado.

-Has hecho un buen trabajo trayéndonos hasta aquí, Yuriko. –Dijo desde su palanquín el diplomático. –Ahora, dinos, ¿qué son esos dos edificios de madera? Y… ¿Dónde podríamos alojarnos? Como mínimo pasaremos una noche aquí, y deberíamos informar a los Tokida de lo que ha sucedido.

Mientras esperaba la respuesta de la maiko, aprovechó para dirigirse a los demás.

-Como dije anoche, os ofrezco el viajar con nuestra comitiva hasta Matsumoto. –Recordó. –Para aquellos que acepten, extenderé mi hospitalidad hasta nuestra llegada. Me gustaría saber con quiénes de vosotros he de contar, para poder organizar nuestra estancia en la ciudad.

-Creo que lo prioritario será instalarnos. Después podremos acometer otras tareas. –Su atención regresó a la maiko. –Yuriko, os mantendréis a mi lado. No quiero que vuestra particular situación pueda ser objeto de malos entendidos con vuestra antigua Okaasan, así que os mantengo bajo mi protección personal. Y por cierto… ¿quién gobierna nominalmente esta aldea? ¿A quién debo dirigirme?

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17/12/2018, 17:04
Miyagami Genkei

Por fortuna la noche fue tranquila, sin más altercados y Genkei pudo descansar lo que las horas de oscuridad le permitieron. Dolorido por la herida, se despertó de los primeros y se preparó con lentitud. Le costaba hacer según que movimientos, sobre todo por evitar dañar el cataplasma que le hicieron. Se puso sus ropajes ignorando al resto y finalmente vistió la armadura, respiró con fuerza y se preparó para la jornada de viaje que se venía encima.

Genkei viajo en silencio, pero antes de partir, no pudo evitar observar con su único ojo la extraña actuación de Yuudai. Decidió que no le gustó, no le pareció decoroso reírse de esa manera de un muerto, por mucho que fuera un vil bandido, para Genkei, todo enemigo, sea de donde sea, debería merecer un cierto respeto en la derrota. Pero tampoco dijo nada, pues se encontró en la dicotomía de que el mismo estaba permitiendo que fueran dejados a la intemperie, pasto de las aves de carroña. Mejor callar y observar como bien le habían enseñado.

Cuando llegaron a la pequeña aldea, Genkei llegó algo fatigado por su estado, pero sin duda el bushi lo disimulaba a la perfección, con su rostro serio aunque algo sudoroso. Las preguntas fueron lanzadas a su inesperada guía, así que por lo pronto no se vio en la tesitura de repetir las cuestiones ya formuladas, en cambio, el emisario añadió otra serie de pesquisas. Genkei lo miró y asintió con lentitud - puede contar conmigo - e hizo una ligera reverencia hasta lo que su abdomen le permitió, mostrando respeto por Mitsuhide. Era la mejor baza que tenía, viajar en grupo siempre sería más seguro y compartían destino y ¿cometido? aún era pronto para saberlo. 

Notas de juego

Master, estaba a +20, cuanto recupero ahora?

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17/12/2018, 20:03
Suneda Shun

La noche transcurrió sin incidentes. De tanto en cuando Shun se desvelaba, observaba unos instantes la estancia y, poco después, volvía a conciliar el sueño. A la mañana siguiente, aquello era un hervidero de actividad. Cada cual preparaba su equipaje (el propio Shun recogió la ropa ya seca en su petate) y, tras desayunar, toda la comitiva se puso en marcha.

Al salir de la cabaña, al tiempo que Yuudai se reía y hacía comentarios jocosos de los bandidos, el propio Suneda tomaba la cabeza que había dejado en los maderos la noche anterior. Cuando los sirvientes del emisario le dieron un saco, la introdujo en el para llevarla todo el trayecto sin tener que llevarla agarrada por el pelo.

Toda la marcha sucedió sin incidentes, con Shun observando a sus nuevos compañeros de viaje, en concreto a los samurai y a la ronin. Se permitió bromear de tanto en cuanto con el más grande de ellos, pero no habló con el tuerto, puesto que no había llegado a descifrar su personalidad en el corto período que llevaban juntos. 

Al llegar a Yamanaka Mura, Mitsuhide trató de ordenar los pasos a seguir a continuación, y Shun le escuchó atentamente, aún con el saco en su mano izquierda.

-Mi intención es acompañaros también -secundó- Aunque bien es cierto que me gustaría deshacerme de Azabu tan pronto como fuera posible -comentó levantando unos instantes el saco, con una media sonrisa en su rostro. Que se hiciera cargo de ellos era, ni más ni menos, lo que debía hacerse. Shun sólo esperaba poder poner a prueba su filo en el trayecto hasta Matsumoto, momento en el que podría proseguir su viaje.

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18/12/2018, 12:24
Yuriko

Tras acordar seguir viajando juntos, preguntasteis a Yuriko sobre la aldea en la que había estado viviendo.
Primero se giró para responder a Yuudai.
Mmm... Es una aldea pequeña como podéis ver. Los campos son a lo que se dedica la mayoría, creo...
Aquel edificio de allí es el Haru no Emi... donde yo trabajaba...
dijo, algo incómoda.

Luego respondió a Mitsuhide.
El otro edificio es la casa del Soncho (alcalde). Supongo que se ofrecerá a acoger a Samurai en su casa... si no, el único lugar para hospedarse los viajeros es el Haru no Emi... explicó, señalando la casa de mayor tamaño y consistencia.

Muchas gracias por vuestra protección...
He oído que hay un Bugyo (Magistrado) al servicio de los Tokida en Ina, la aldea más concurrida de esta provincia... supongo que él es la máxima autoridad aquí...
Aunque Ina está a casi un día de camino... supongo que el alcalde puede hacer algo en su lugar...
explicó, algo confusa por el tema de autoridades y poder.

Notas de juego

La escala de poder administrativo/judicial es Shugo (manda en toda la nación), Bugyo (toda la provincia o provincias), Yoriki (en caso de haberlo, quizás al ser una zona con poca población no los hay, tampoco lo sabéis), Doshin (la poli, que no parece haberlos aquí tampoco) y luego ya los alcaldes aunque estos no tienen poderes judiciales, sólo administrativos en cuanto a su aldea. Eso más o menos lo sabéis todos.
Lo dejo aquí y ya especificaréis qué hacéis. Saludos!

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18/12/2018, 12:30
Director

Notas de juego

Puntualizar que el Shugo suele ser el Shukun (“Daimyo”) o algún miembro poderoso del Clan con más poder en la nación o región (pues hay Clanes como el de Yuudai que controlan más de una nación). En teoría el Clan que manda en cada nación es el que distribuye a sus funcionarios (Bugyo, Yoriki, etc.) pero alguno de vosotros sabe que las relaciones entre este (Nikaidō) y el resto no son muy buenas y no sabéis cómo está el tema. Saludos!

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18/12/2018, 13:47
Makie

Aún montando su yegua, Senritsu, la roushi observó con detenimiento los lugares que mencionaba la maiko, mostrándose interesada en la información que ésta les proveía, luego de que el resto hubiera hecho las preguntas correspondientes. Por su parte, no hizo falta que Makie afirmara que permanecería al lado del emisario, teniendo en cuenta que esa era su misión, por lo que simplemente se mantuvo en silencio, sin necesidad alguna de expresar algo que estaba más que claro. No obstante, se mostró a favor del ofrecimiento del cortesano, cuando éste dijo que mantendría a Yuriko bajo su protección personal, de modo que no tuviera problemas con la Okaasan que la había abandonado a su suerte. Si bien, incluso si no le hubiera dado su protección, la ronin no habría dudado en rebanar la carne de dicha mujer, si se atreviera a demandar algo de la maiko. Una cobarde así no merecía miramiento alguno.

La mirada de la joven aguerrida se centró en la primer construcción que la maiko había mencionado. El Haru no Emi, el lugar donde previamente había servido la pobre muchacha. No pudo evita mirar con desprecio aquel sitio, si bien aquel sentimiento era más para la mujer a cargo del establecimiento, más que al lugar en sí. - Ya no tienes que trabajar en ese lugar. Ahora estás con nosotros, y luego tendrás el oro necesario para hacer lo que quieras con tu vida. - Aseguró de manera gentil a la joven, dejando en claro que no debía de continuar pensando sobre aquel lugar. Sentía pena por la chica, si bien había sido mejor que se enterara de la clase de mujer que era la Okaasan. - No le debes nada a esa mujer. - Afirmó de manera fría al pensar en la cobardía de dicha persona. Entregar a una de las chicas que trabajaban, sólo porque no era una geisha. Era absolutamente despreciable de acuerdo a la mentalidad de la roushi.

Parecía que no tendrían muchas opciones en cuanto al lugar donde podrían pasar la noche, si bien la expresión de Makie se endureció al escuchar que era posible que pudieran dormir en el Haru no Emi. Aquello no le había gustado nada, no sólo porque podría causarle problemas a la maiko, y amargar su humor más de lo necesario, sino también porque la roushi no deseaba dormir en ese lugar, por una razón más que clara para ella. - No sería bueno dormir en un lugar regentado por una cobarde... - Expresó su opinión con desagrado por la Okaasan del Haru no Emi. Su mirada se concentró en el cortesano, esperando su decisión. Incluso si no le gustaba la idea, no tendría otra opción más que aceptar la decisión del emisario, teniendo en cuenta que debía de protegerle hasta llegar a su destino. Sin embargo, esperaba que considerara la posibilidad de buscar alojamiento en el hogar del Soncho. Sea lo que fuese que su empleador eligiera, por su parte, la roushi acercó su yegua a la maiko, antes de buscar algo entre sus ropajes, sacando un ryo de entre los mismos, para luego entregárselo a la joven, a la vez que decía algo en un tono de voz bajo y le dedicaba una sonrisa gentil.  

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18/12/2018, 18:10
Kisaragi Tensai

Mitsuhide asintió, satisfecho con las respuestas de la maiko y de los demás samuráis del grupo. Cuando la joven pareció turbarse ante la complejidad de la burocracia, el emisario se permitió esbozar una tenue sonrisa condescendiente.

-Dentro de poco, las caravanas que unirán Edo con Shinano atravesarán esta aldea bajo el auspicio del clan Kisaragi. –Comentó con cierta picaresca. –Me sorprendería que el Soncho de esta aldea se atreviera a faltar al respecto a un delegado de ese clan que solicite alojamiento. Nos dirigiremos allí en primer lugar. Una vez instalados, podremos distribuirnos y disfrutar de algo de tiempo de descanso.

-Dime, Yuriko. –Añadió, volviéndose de nuevo hacia la maiko. – ¿El camino que nos lleva hasta Matsumoto atraviesa la aldea de Ina? ¿O deberíamos desviarnos para llegar hasta ella? Como bien ha dicho Suneda-san, Azabu es un incómodo compañero de viaje, y haremos bien en desembarazarnos de él.

-Pero habrá tiempo de hablar de ello después de instalarnos. En marcha. –Sentenció finalmente, haciendo un gesto a su escolta para continuar la marcha.

Unos pasos más adelante, y de forma más discreta, el diplomático hizo un pequeño gesto a Makie para que se acercara.

-Un guerrero nunca ha de tener tiene miedo a hablar. –Dijo en voz más baja, para que sólo la roushi pudiera escucharlo. –Pero aquel que se granjea enemigos sin motivo sólo atrae la desgracia hacia sí mismo y los suyos. No subestiméis el poder que una Okaasan puede tener en el corazón de los hombres.