Partida Rol por web

Jidai no Henka

Prólogo: La Ruta Comercial

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19/12/2018, 11:54
Rukawa Yuudai

Asiento una vez ante la información brindada por Yuriko-chan, y me mantengo en silencio, sopesando las opciones. No me hace ninguna gracia la idea de hacer un alto tan pronto, pero sería contraproducente exponerse a otro aguacero como ayer en la intemperie o a otro posible ataque de los bandidos. Solo puedo resignarme.

Según habla el cortesano, termino por mirarle con cierta suspicacia. Una duda me ronda la mente, pero quedan muchas horas por delante. Guardo silencio, no hay prisa. Primero conozcamos al soncho de este lugar, a ver qué más nos puede contar.

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19/12/2018, 12:24
Suneda Shun

Escuchó lo que decía Mitsuhido afirmando en silencio de tanto en cuanto, y moviendo su mirada de este a Yuriko cuando tomaba la palabra. No era momento de hablar o tomar más decisiones, a fin de cuentas ahora sólo estaba haciendo un favor al emisario.

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19/12/2018, 13:21
Makie

Cuando la roushi escuchó la voz del cortesano, no se demoró demasiado en desviar su mirada de la maiko hacia él, dando por finalizada la conversación, al menos por el momento. Las palabras de Mitsuhide no fueron del agrado de Makie, principalmente porque no le gustaba que le dieran lecciones, no cuando había aprendido que era mejor aplastar al mal de raíz. Lo había aprendido por las malas, y ahora sabía que no debía de permitir que la maldad de alguien llegara a tocar a sus seres queridos. Si no fuera porque el caso de la Okaasan no era algo que la involucrara demasiado, la habría abierto con su arma sin dudarlo.

- Lo comprendo más que bien. No es necesaria esa lección. Mi deber es protegeros, y eso haré. - Le aseguró en un tono neutral, dejando en claro que cumpliría con su misión, ya que había dado su palabra, y no había nada más importante para ella que el honor. Si debía de protegerle, lo haría, y no dudaría en matar a cualquier enemigo con sus armas. Sin embargo, no le gustaban esas palabras, no cuando ella seguía su propio camino, y creía en el camino que seguía por sí misma. - Puede tener efecto en los hombres, pero una vez muerta, no habrá efecto que valga. Mi alma aplastará cualquier mal que se atreva a enfrentarla... y no ignoraré una injusticia. - Se expresó de manera firme, con un tono que demostraba que no miraría hacia otra parte ante un actuar que consideraba incorrecto.

Tras decir eso, dio la conversación por la finalizada, tan sólo permaneciendo en silencio y mirando hacia el frente, dispuesta a seguir al emisario hacia el próximo destino en aquella aldea. Prefería pasar la noche en la residencia del Soncho, antes que hacerlo en el Haru no Emi. Por su parte, no tenía intención de continuar con el tema, aceptando la preocupación del cortesano pero prefiriendo seguir lo que su corazón le decía. De todas formas, no se enemistaría con la Okaasan del Haru no Emi, a menos que ésta no le dejara otra opción, si bien prefería evitar establecer cualquier tipo de relación con la misma, teniendo en cuenta que, de lo contrario, le dedicaría todo su desprecio, como la escoria que era para ella.

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19/12/2018, 21:48
Katarite

Yuriko respondió afirmativamente a Mitsuhide.
Sí. Hay un camino más o menos transitable a caballo que sale de esta aldea y va hacia el norte, a Fujimi, el fuerte de los Tokida.
Entre medio están Ina y la pequeña aldea de Iida.
explicó la Maiko.

Tras corroborar que la mejor opción era presentarse primero ante el alcalde, os dirigisteis hacia allí cruzando la aldea.
Algunos campesinos que afilaban herramientas, tendían ropa o barrían las calles se detuvieron para observaros.
Una comitiva con varios Samurai no pasaba todos los días, y dejaron sus quehaceres para inclinarse a modo de respeto.

Llegasteis a la casa del alcalde, donde había un tipo con una armadura Haramaki gastada y unas ropas remendadas que os observó desde su asiento en un tocón cercano a la puerta de entrada.
El tipo llevaba un Sodegarami que recogió a toda prisa del suelo cuando os vio llegar, alzándose todo lo rápido que su cuerpo le permitió. Pues podría tener perfectamente la edad de vuestro padre... o abuelo.
Sa...¡Samurai-sama! dijo con la mejor de sus sonrisas, revelando unos dientes amarillentos.

Yo... me llamo Takashi. ¿Puedo yo ser de ayuda en algo? dijo, señalándose como si le costara hablar. Y de hecho su acento era muy fuerte y no era fácil entenderle.

Le dijisteis que veníais a ver al alcalde, ante lo que asintió efusivamente, tan efusivamente que se tocó la parte baja de la espalda como si un repentino dolor lo atormentara.
Un momento por favor... yo le aviso de vuestra venida. dijo, adentrándose al edificio cabizbajo.

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19/12/2018, 21:52
Tadanobu

No tardó en salir acompañado de un hombre de unos cuarenta y tantos, de tez morena y poblada barba y bigote.
Vestía un kimono amarillo con un haori pardo, ambos gastados pero que parecía que en su tiempo habrían sido de cierta calidad.
El hombre se inclinó profundamente antes de hablar.
¡Bienvenidos seáis Samurai-sama! ¡Si hubiera sabido de vuestra llegada hubiera preparado algo! Bueno... yo soy Tadanobu, el alcalde de Yamanaka Mura.
Oh por favor, ¡Takashi! ¡ayúdales con su equipaje!
gritó casi enfurecido al anciano ashigaru, que obedeció dócilmente.

Pasad, pasad, por favor poneos cómodos. Enseguida avisaré a mi mujer para que prepare té para todos, ah, y ¿les apetece tomar castañas? Son recogidas a las afueras de la aldea... ¿o quizás unos dulces? el hombre se notaba algo nervioso por vuestra repentina visita.

Tras observar con toda la discreción que pudo los Kamon en vuestras ropas, formuló una pregunta.
Bueno y ¿a qué debo el honor de su visita? Diría que no son de por aquí... añadió mientras entrabais a la casa.

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19/12/2018, 23:39
Makie

Tras un momento de conversación, observando los sitios de interés de la aldea, el emisario se decidió por visitar la residencia del Soncho, por lo que no tardaron en comenzar a moverse nuevamente, ya que era importante encontrar un lugar donde pasar la noche, a menos que quisieran continuar viajando y descansar a la intemperie, teniendo en cuenta que la roushi dudaba que fueran a tener la suerte de encontrar otra cabaña en el camino, como lo habían logrado anteriormente. Por su parte, la joven esperaba que les aceptaran en el hogar del Soncho, principalmente porque no deseaba saber nada con el Haru no Emi, excepto para algo que había dicho Yuriko, si no fuera así, no pretendería pisar un lugar así, a cargo de una cobarde, algo que la roushi despreciaba por encima de muchas otras cosas.

De cualquier manera, en el camino, la joven aguerrida continuó conversando con la maiko, pareciendo disfrutar de aquel momento de paz y la actitud radiante de la chica en cuestión. Por otro lado, decidió que lo mejor era continuar montando su bella montura, para mantener cierta imagen, al ser parte de la escolta del cortesano. Si visitarían al Soncho, era importante que mantuvieran una apariencia imponente, demostrando su importancia, incluso en su caso, a pesar de que tan sólo fuera una ronin frente a los ojos del resto. Al llegar a la casa del alcalde, la joven observó en detalle su alrededor, atenta a cualquier cosa o persona que podría resultar una amenaza para su empleador. Sin embargo, frente a la comitiva, tan sólo había un sujeto de edad mayor, por lo que no parecía que fuera a ser una gran amenaza, a menos que sólo fuera apariencia, y en el fondo se tratara de un guerrero experimentado, aunque... por su armadura, no parecía que lo fuera. Aún así, la roushi se mantuvo atenta, su mirada fija en el individuo, quien no tardó en recibirles, demostrando tener cierta dificultad para hablar.

El sujeto, llamado Takashi, se mostró realmente respetuoso, ofreciéndose para ayudarles en lo que necesitaran. Aquello no fue algo que sorprendiera a Makie, teniendo en cuenta que era algo de esperar, en especial en una aldea de no mucha importancia, donde el estatus de un samurái era algo a considerar, y ciertamente temer entre los campesinos. Era por esto que, los campesinos de antes les habían dedicado una reverencia apropiada, a pesar de tener cosas que hacer. Por su parte, si se tenía en cuenta su origen, a la joven no le importaban mucho esas cosas, a menos que buscaran insultarla de alguna forma. Para ella, el samurái debía de servir al débil, al necesitado, ya que aquello era el verdadero camino del bien. Para eso se había entrenado durante esos años... para ser de ayuda, para ser quien llevara justicia a los que lo necesitaran y proteger a quienes amaba. Lamentablemente... había fracasado en lo último. La primera vez, había sido muy pequeña y no había podido hacer nada al respecto. En la segunda... había sido una ilusa, una ignorante.

Sus pensamientos fueron interrumpidos con la llegada de otro sujeto, quien supuso que se trataba del alcalde, antes de que éste se presentara. Como bien había explicado Mitsuhide, Tadanobu no había dudado en darles la bienvenida, sin poder atreverse a rechazar la presencia de la comitiva, teniendo en cuenta la importancia de muchos, debido a los clanes a los cuales pertenecían. De cualquier manera, cuando el anciano se dispuso a hacerse cargo de los equipajes de todos, la joven rechazó de forma gentil la oferta, principalmente porque no deseaba que nadie tocara sus cosas, y, por otra parte, porque no le gustaba la idea de tener que depender de otros para algo que ella podía hacer sin problemas. Basta decir que, ante la mención de los dulces o las castañas, la joven estuvo tentada a expresarse pero... aquello no era apropiado, no cuando se suponía que tenía un trabajo que cumplir y no podía hacer quedar mal a su empleador con aquel deseo de su parte. Por eso mismo, tan sólo permaneció en silencio, escuchando las palabras de bienvenida del Soncho y esperando la explicación del emisario, de acuerdo a la pregunta que le habían hecho, a él y al resto de los samurái. Por su parte, prefería hablar con la maiko, quien había resultado ser una chica simpática, de actitud humilde y  gentil, con quien poder conversar.

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20/12/2018, 09:48
Kisaragi Tensai

Al llegar hasta la casa del alcalde, la delegación fue recibida por un avejentado pero servicial heimin vestido con una armadura de ashigaru que parecía casi tan vieja como él. A pesar de todo, el hombre resultó ser realmente servicial, y el diplomático no perdió la ocasión de tenerlo en cuenta. Instantes después, era el propio alcalde quien salía de la casa para ofrecerles sus saludos.

-Con mucho gusto aceptaríamos tomar un té en su compañía, alcalde Tadanobu. –Mitsuhide se adelantó para tratar directamente con el dirigente de la aldea. Frente a frente, la diferencia entre las impolutas ropas del diplomático Kisaragi y los gastados atavíos del heimin era aún más evidente. –Y después del viaje, dudo que ninguno de mis compañeros vea con malos ojos la comida que nos ofrecéis.

Tras una breve pausa, se llevó una mano al pecho, en el que se veía sobre sus ropajes el emblema de la torre de guardia que simbolizaba al clan Kisaragi.

-Mi nombre es Kisaragi Mitsuhide, y los hombres que veis son parte de mi escolta y compañeros de viaje. Como veis, acabamos de llegar a la aldea… y como bien sabrá, una casa de geishas como el Haru no Emi no es un alojamiento adecuado para un emisario de prestigio y su séquito. Confío en que podamos disponer de su hogar para el alojamiento de mis acompañantes, y del mío propio.

A pesar de que la forma en la que lo había planteado era una pregunta, nadie tuvo dudas de que lo que acababa de suceder era una orden implícita. Lo cierto es que en ningún momento se había planteado la mera posibilidad de recibir una negativa por respuesta… pero eso no significaba que debiera dejar de ser educado. Mientras aguardaba la respuesta, y al ver el intento del heimin por descifrar su procedencia, sonrió amablemente y ofreció las explicaciones que ya había preparado.

-Os preguntaréis, sin duda, qué motivos traen a una delegación tan diversa hasta vuestra tierra. Hacéis bien en preguntároslo, pues un alcalde debe ser precavido para con su responsabilidad. A pesar de que hablaremos más adelante, dejad que os adelante la razón de nuestra presencia aquí. El clan Kisaragi de Edo espera la llegada de las caravanas prometidas por los clanes de Shinano… pero la ruta aún no está lista. Eso resulta… -Hizo una pausa deliberada, dejando que un silencio pesado, ominoso se hiciera en la sala. Un silencio que hablaba de fracasos y repercusiones. -…difícilmente aceptable. Así que mi presencia aquí se ha hecho necesaria para devolver las cosas a su cauce. Supongo que lo comprendéis… y que sabréis emplear vuestros recursos e información en nuestra ayuda.

-Pero habrá tiempo de hablar de ello frente al té. –Añadió, tranquilizador, para dar algo de tiempo al hombre para asimilar toda la información que acababa de recibir.

Notas de juego

Sigo sin saber si a los heimins se les aplica el -san

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20/12/2018, 18:07
Miyagami Genkei

Agradeció llegar a un lugar civilizado donde poder descansar o al menos abrigar la posibilidad de ello. Siguió a la comitiva en silencio, observando cada esquina como temiendo un asalto o una emboscada. El bushi no estaba tranquilo, sino más bien en una tensa calma, esperando algo malo que, finalmente, no arribó.

Una vez en la casa del alcalde, Genkei dejó hablar al emisario, era quien llevaba la batuta en esas pesquisas, y lo agradeció, la labia de Genkei era legendaria en su inexistencia, así que, en primera fila, con su arma en reposo, escuchó y asintió quedamente en varias ocasiones hasta que vio la ocasión de presentarse - Miyagami Genkei - dijo adusto y serio.

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21/12/2018, 12:16
Rukawa Yuudai

Sigo cerrando la marcha a pie, observando cómo los lugareños hacen sus quehaceres antes de que se dispongan a saludarnos. Me llama la atención ver a alguno haciendo la colada, lo que me recuerda que llevo las ropas ensangrentadas. Tal vez luego importune a alguno de ellos, a ver si pueden quitarme las dichosas manchas de sangre.

Una vez llegamos frente a la casa del alcalde, no puedo mas que enarcar la ceja al ver al pánfilo ashigaru, llegando al punto de cabrearme. Decido callar, pues por suerte o desgracia para él no veo pertinente darle un correctivo al heimin de otro clan. ¿Qué formas son esas de montar guardia? Cuando desaparece y vuelve a aparecer junto al otro, mi atención sigue puesta en el hombrecillo, por lo que ni llego a prestar atención al nombre del alcalde.

Según interviene el cortesano, el ashigaru hace por ayudar con las pertenencias. Oigo algo de tomar un té, momentos antes de que se me acerque. De mi equipo me ocupo yo, así que cogiéndolo, me limito a mirarle fijamente por unos segundos antes de tenderle las riendas del caballo y espetar un escueto: - Toma. -, y tornar mi atención hacia el alcalde y la casa. La verdad es que me apetece un té.

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22/12/2018, 00:41

Ya en el pueblo, y gracias a la guía de Yurik-chan, llegamos finalmente al pueblo, la mañana es cálida, y los únicos vestigios de la lluvia son los charcos y el lodazal qué quedó atrás.

La aldea es de tamaño medio, y esas dos enormes construcciones son el "Haru no Emi" y la casa del alcalde del pueblo, Tadanobu, es cómo se presenta ante nosotros, mantengo la distancia con el frente de la comitiva, mi Kasa me protege del radiante sol, mientras veía a los aldeanos ocupados en sus tareas diarias, los gratos olores me recuerdan a mi hogar, pero los gritos del hombre a su anciano ashigaru me ponen tensa, dejo qué Kisaragi-sama se encargue de todo, pero no pienso alojarme en ese sitio de geishas, el por que es más qué claro, mataría a la okaasan por entregar a la niña a los bandidos, y no quiero transformar ese lugar en una carnicería, por lo que decido quedarme con ellos, a pesar de tener que tolerar a la ronin, es mejor a no tener un techo, ahora debo mantener a todos bajo vigilancia, y discernir las mentiras entre lo que sea que diga ese hombre. 

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22/12/2018, 22:27
Tadanobu

Entrasteis a un amplio comedor, con el Irori encendido, en el cual una mujer robusta y de aspecto anodino, hervía el agua para el té.
La mujer os saludó con una profunda reverencia.
Soy Michiko, la esposa del alcalde Tadanobu. dijo, con un tono servicial.

Fuisteis tomando asiento alrededor del fuego, y la mujer comenzó a preparar con seguridad el té delante vuestro.
El aroma de las hojas al entrar en contacto con el agua hirviendo llenó la estancia, y rápidamente la llamada Michiko llenó las tazas de todos los presentes.

El alcalde escuchó con un gran interés las palabras de Mitsuhide
¡Por supuesto! ¡Hay espacio aquí para todos! No... ese... local... no es digno de personalidades como vosotros. dijo, pronunciando con cierto resentimiento la palabra “local”.

Ya veo... por supuesto estoy al corriente de la ruta comercial Edo Michi (Camino a Edo)... vino hace unos meses un emisario de los Nikaidō. Me contó a grandes trazos que esa ruta traería grandes beneficios, y que pasaría por al lado de Yamanaka Mura.
También solicitó trabajadores, pero aquí todos hemos dedicado la vida al campo y sólo el carpintero de la aldea, Satoshi-san, decidió apuntarse.
Y bueno... no tenemos ningún tipo de noticias, pero está claro que algo ha debido de suceder. Ni la ruta ha llegado hasta aquí, ni hay noticias de Satoshi-san...
dijo, suspirando confuso.

Michiko llegó entonces con una bandeja llena de pequeños platos que había servido a toda prisa. En ellos habían castañas con un jarabe dulce, que algunos jamás habíais probado.

La mujer os fue sirviendo con cuidado uno a uno, y luego se retiró para dejaros seguir charlando.
Para mí también sería de gran interés saber qué ha sucedido, pues nadie se ha molestado en informarme...
En todo caso, creo que poco más puedo ofreceros que mi hospitalidad...
dijo Tadanobu, esperando dejar claro que él también era un damnificado por la dejadez de la construcción de la ruta.

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23/12/2018, 01:28
Makie

Tras dejar su yegua a cargo del ashigaru de la residencia, la roushi no tardó mucho en seguir al resto de la comitiva, manteniendo su silencio como siempre solía hacer, teniendo en cuenta que no era necesario que se expresara en ese momento, ya que aquello era tarea del emisario. Por su parte, optó por dejar su arco con su yegua, tan sólo llevando con ella su Daisho, jamás separándose de ella, así como su nodachi y su shamisen, ya que no podría dormir a la noche si no tocaba su instrumento como siempre solía hacer. Era una de las pocas cosas que podían asegurarle algo de paz, la suficiente como para lograr descansar por la noche. De cualquier manera, una vez dentro de la residencia, en el amplio comedor de la misma, la joven observó atención a la mujer de apariencia robusta, quien se presentó como la esposa del Soncho. No parecía peligrosa, aunque, no por ello, significó que bajaría su guardia, teniendo en cuenta que lo mismo había pensado en su momento de aquella persona... y había pagado el precio de la confianza bastante caro.

Una vez que todos tomaron asiento en el comedor de la residencia, la joven aguerrida tan sólo se dedicó a observar a la mujer, prestando atención a la preparación del té en cuestión, ya que no deseaba que agregara... ningún aditivo "especial", incluso si la idea de envenenar a toda la comitiva podía ser un poco extrema. No deseaba confiarse, había aprendido de aquel error, y no pensaba repetirlo, si es que podía evitarlo. Por eso mismo, se mantuvo atenta, en silencio, tan sólo observando, hasta que estuvo segura que no había peligro en aquella acción por parte de la esposa del Soncho. No parecía que la mujer tuviera malas intenciones, así como tampoco se podía decir lo mismo del alcalde. Por el momento, estaba claro que éste estaba dispuesto a ser hospitalarios con ellos, incluso si era un grupo bastante numeroso. No había duda de que no deseaba insultar a otros clanes poderosos que podrían optar por actuar de mala manera ante una clara ofensa.

No obstante, a la roushi no se le pasó por alto la forma en la que el alcalde había hablado del Haru no Emi. Parecía que no estaba de acuerdo con la presencia de aquel establecimiento en su aldea, aunque estaba claro que no había mucho que pudiera hacer al respecto. Habría deseado preguntarle por qué sentía esa clase de resentimiento por aquel sitio, si bien no había duda de que no podía realizar una pregunta así, mucho menos al ser sólo la guardaespaldas del cortesano, por lo que simplemente continuó escuchando, un tanto interesada en lo que el hombre tenía para decir, incluso si no podía hacer muchas preguntas al respecto. Mientras escuchaba, dio un pequeño sorbo a su té, disfrutando de la calidez del mismo, y sintiendo cómo éste le ayudaba a relajarse un poco. Basta decir que la aparición de las castañas... la tentó demasiado, provocando que la joven se mordiera el labio inferior, no sabiendo si era apropiado que la guardaespaldas se sirviera de las mismas. Sin embargo, al final, no había podido resistirse, no cuando siempre había sido una chica que le daba mucha importancia a la comida y a los dulces, teniendo en cuenta el hambre que había sufrido cuando era pequeña.

Al no poder resistir la tentación, no se demoró mucho en llevarse una de las castañas a la boca, deleitándose con la dulzura de aquel jarabe que cubría a las mismas, cerrando los ojos, por un momento, ante lo mucho que había disfrutado aquello. Aún así, continuó escuchando, prestando atención, en particular, al relato de lo que había sucedido con uno de los carpinteros de la aldea, preguntándose si la desaparición del mismo podría estar relacionada con algún grupo de bandidos, como el que se habían encontrado en las montañas, o algo más. No había duda de que había algo raro en toda aquella situación, si bien era difícil saber el motivo por el cual el proyecto estaba fracasando de esa manera. ¿Acaso había una facción que estaba en contra del desarrollo de aquella ruta? No había una buena razón para estar en contra de algo así, o al menos no una que se le pudiera ocurrir a la roushi. Sin embargo, era obvio que había alguien o algo que estaba causando ciertos problemas para la finalización del proyecto en cuestión. Bueno, aquello era algo que el emisario tendría que descubrir. Ella sólo estaba allí para acabar con cualquier amenaza que pudiera meterse en el camino hasta Matsumoto. Por el momento... las castañas estaban deliciosas, por lo que no dudó mucho en continuar comiendo algunas más hasta que estuviera satisfecha, con una clara expresión de alegría, algo que era difícil de ver en la joven.

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23/12/2018, 11:48
Rukawa Yuudai

Dejando el equipo tras de mí, tomo asiento mientras la mujer termina de preparar y servir el té. Tadanobu parece ignorante en los asuntos concernientes al paro de la Ruta Comercial. Cogiendo mi taza y acercándomela algo más a la nariz, huelo más detenidamente el té mientras reflexiono en voz alta. - Entonces... no sabe nada de las extorsiones al Haru no Emi, ni de la desaparición de los leñadores de la cabaña a unas horas al sureste llegar aquí, ni de los bandidos que dimos muerte esta pasada noche... - Le doy un sorbo al té, y lanzo una mirada completamente neutra al soncho. - Entiendo que su aldea está bajo protección de los Tokida. ¿Qué otras facciones se ven beneficiadas por la ruta Edo Michi? - Ladeo levemente la cabeza y miro de soslayo al cortesano.

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24/12/2018, 05:46

Este es un momento indicado para mi, siempre eh sido buena identificando las mentiras de la gente, sabiendo qué ante el menor indicio de traición o de trampa, sería una de las primeras en darme cuenta de ello. 

Ya adentro, y mientras todos beben el te que la dama excedía de peso prepara para la comitiva, me quedo cerca de Kisaragi-sama, por si el alcalde trata de engañarle, por su puesto, guardando la apariencia de ser del clan Nakai. 

Rechace los dulces por que no son lo mío, prefiero la comida picante antes que algo dulce, me mantengo alerta ante cada palabra, incluso cuando habla idioteces del "ese lugar".

Me mantengo tranquila y en silencio mientras todos hablan, estudiando las reacciones del soncho 

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24/12/2018, 11:23
Miyagami Genkei

Genkei agradeció a la esposa con un asentimiento de cabeza el refrigerio después de sentarse con cierta dificultad, aunque conocedor de su cuerpo, sabía que estaba mucho mejor, y que sanaría antes de lo normal. Escuchó en silencio comiendo con lentitud hasta que vio el momento de poder hablar o intervenir - la ruta no existe, quien debería restablecer el orden no lo hace y yo he sido enviado para ver que ocurre y darle solución a esta debacle - dijo sentencioso - así que necesitaré que responda a lo que le acaban de preguntar y diga todo lo que sepa, rumores, pistas... todo - el ojo de Genkei lo miró con gravedad y firmeza.

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24/12/2018, 16:44
Kisaragi Tensai

-Entonces, Miyagami-san, tenemos el mismo objetivo. -Contestó Mitsuhide después de escuchar las palabras del tuerto, sin poder evitar preguntarse el motivo por el que había tardado tanto en decirlo. Sin embargo, si en efecto los propios Miyagami se habían decidido a intervenir es que la situación en la región debía ser más compleja aún de lo que esperaba. Una noticia que resultaba a medias tranquilizadora y preocupante.

-En cuanto a la situación, alcalde Tadanobu... -Añadió, dirigiéndose de nuevo al alcalde. Su voz, aunque aún tranquila, llevaba un eco algo menos amable que unos instantes atrás. -Comprendo que también vos y vuestro pueblo perdéis con el retraso de la ruta. Sin embargo, aunque sé bien que no habéis hecho nada para crear el problema, odiaría pensar que no habéis hecho todo lo posible por solucionarlo. 

Lentamente, se llevó una castaña a la boca, y la paladeó con deliberada tranquilidad unos segundos antes de continuar.

-Necesitamos información. No hay noticias de Satoshi, decís. No hay forma de que eso sea posible. Incluso el viento deja rastros al pasar entre las hojas, más aún un hombre en las montañas. En toda vuestra aldea, habrá quién sepa algo acerca de qué ha sucedido. Nosotros investigaremos por nuestra cuenta... pero sería todo un gesto que seáis vos quien nos ayude a acelerar el proceso.

-Además, os solicito que enviéis un emisario a los Tokida informando de que la banda de bandidos de Azabu ha sido derrotada y que un emisario Kisaragi está en la aldea. Tal vez consideren adecuado presentarse aquí, y nos resultaría más cómodo que acudir a sus puertas.

-Oh, y... mis felicidades por las castañas. -Añadió, sonriendo, como si nunca se hubiera hablado de otra cosa. -Realmente están deliciosas.

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24/12/2018, 18:27
Tadanobu

El alcalde comenzó a bajar la mirada cuando comenzaron a lloverle las preguntas. Trataba de mantener la compostura, pero posiblemente no estaba acostumbrado a tratar con muchos Samurai.
Primero miró a Yuudai, como avergonzado.
Bueno... sí... esos bandidos estuvieron aquí ayer... robaron algunos alimentos y sake... yo advertí a la gente del pueblo que nadie intentara nada. Llevo ya tiempo en el puesto y no es la primera vez que vienen bandidos por desgracia.
Si se les da lo que piden, suelen marcharse sin necesidad de que muera nadie... y así fue, puedo asegurar que no murió nadie ayer.
Lo que hicieran luego en ese... local... no es de mi incumbencia.
dijo, volviendo a pronunciar “local” con cierto resentimiento.

En Shinano hay tres Clanes, los Nikaidō de Matsumoto, los Takashige de Azumi y los Tokida de Fujimi. La ruta va desde Matsumoto hasta Edo, así que los tres deberían verse beneficiados por ella. De hecho, los Tokida nos dijeron que en la construcción colaboraban los tres Clanes. explicó el alcalde, más relajado.

Luego la mirada severa de Genkei y sus palabras, hicieron que bajara de nuevo la mirada, inquieto.
No... no me gustaría poner a sus ilustres señorías tras falsas pistas... los rumores suelen llevar a malentendidos... pero si lo deseáis...
He oído que hubo algún accidente mientras se construía el puente sobre el río Chikuma. Algunos hablan incluso de una explosión... aunque la versión que más he oído es que unos bandidos atacaron a los trabajadores...
No se más que eso... los Tokida han de saber más supongo, pues deberían haber estado supervisando las obras, pues el río de algún modo divide sus tierras con la de los Takashige...
Pero no se han moles... perdón, quiero decir que deben andar demasiado ocupados para poder informarme...
dijo ante la dura mirada del Miyagami.

Luego Mitsuhide vino a sugerir que no estaba haciendo lo suficiente por esclarecer los hechos, ante lo que Tadanobu se inclinó hasta tocar el suelo con su frente.
Lo siento mucho. Quizás he sido un negligente al no poder obtener más información. Os ruego que me perdonéis. dijo, como esperando a que el emisario le diera permiso para alzar la cabeza de nuevo.

Satoshi-san... se que no se llevaba muy bien con su mujer, aunque quizás sepa algo... podéis encontrarla en su casa, yo mismo os guiaré si deseáis visitarla.
Y... bueno desde que comenzó a trabajar en la obra de la ruta, parece que comenzó a frecuentar el Haru no Emi. Ninguno de nuestros habitantes puede costearse a esas... señoritas... así que debe de ser el único de los habitantes de Yamanaka Mura que pasaba por allí.
Al principio hacía trabajos de talado de árboles al norte de Yamanaka Mura y podía volver a la noche.
Luego, cuando la construcción del puente comenzó, teniendo en cuenta la distancia que hay entre la aldea y el río no podía volver por las noches, pero ya han pasado demasiados días sin noticias suyas como para pensar que no le ha sucedido nada...
Mis obligaciones para con mi aldea no me han permitido saber mucho más, lo lamento.
dijo, excusándose de nuevo.

Enviaré a un mensajero a informar a los Tokida. y hizo un gesto a su mujer, que se había quedado en el umbral de la puerta para rellenar las tazas, para que se pusiera en movimiento.
La mujer se excusó con una profunda reverencia y se marchó, dejando al alcalde la tarea de rellenar las tazas.

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24/12/2018, 18:59
Makie

Ante la presión por parte del emisario, así como del resto de los samurái, el Soncho no tardó mucho en comenzar a soltar su lengua, dando a conocer nueva información que parecía que se había reservado al principio, no sin antes expresar su claro desagrado por la casa de las geishas. No había duda de que había algo especial respecto al Haru no Emi, aunque la roushi aún no sabían muy bien a qué se debía esa clase de desprecio. Aún así, suponía que tendría algo que ver con la Okaasan, ya que, en base a lo que había dicho Yuriko, estaba claro que la mujer era una persona despreciable, o al menos así lo veía la joven aguerrida. - "No murió nadie". - Murmuró bastante enojada con aquel comentario, al saber lo que había sucedido con la maiko. El alcalde era otro cobarde. Habían secuestrado a una pobre chica frente a sus narices, y no había hecho nada para evitarlo. Sin embargo, no podía esperar demasiado de alguien así, mucho menos de alguien que no era un samurái.

- No murió nadie... pero secuestraron a una pobre chica. - Volvió a murmurar, intentando controlar su ira ante lo que había oído. Estaba realmente cabreada, teniendo en cuenta su ideal, su visión justiciera respecto a esa clase de cosas. No podía tolerar demasiado el hecho de que alguien mirara hacia otra parte cuando sucedía una clara injusticia, mucho menos cuando permitía que un montón de bandidos les pisotearan de esa forma. ¿Dónde estaba el honor en ello? ¿Acaso no poseía una pizca de orgullo? Incluso sus padres se habían resistido al ataque de los bandidos... aunque era verdad que habían pagado el precio en sangre. Aquel pensamiento no hizo más que amargar su humor, así como el sabor de la siguiente castaña que llevó a su boca. Había perdido el apetito, no tenía deseos de continuar comiendo aquellos dulces, no cuando aquellas palabras la habían molestado en demasía. Por un momento, su mirada se mostró afilada, al centrarse en el Soncho, si bien no tardó en desviarla, sabiendo que no le correspondía juzgar a aquel cobarde, no cuando quién tenía la palabra estaba intentando obtener toda la información que pudiera conseguir.

Por eso mismo, tan sólo optó por cerrar sus manos con fuerza, conteniendo la ira y tratando de pensar en algo más alegre, o al menos algo que no despertara el deseo de recriminar al maldito alcalde que se había permitido aquel acto de cobardía. Al menos, la presión ejercida por el resto le había servido para satisfacer su ira, disfrutando de la posición en la que se encontraba el alcalde, pensando que aquello era algo que se merecía, como mínimo, por lo que había dejado que sucediera por parte de los bandidos. Por otro lado, había dicho algo de interés, respecto al carpintero en cuestión. Parecía que podía haber cierta relación entre lo que estaba sucediendo y el Haru no Emi, o al menos era posible que pudieran obtener algo de información de las geishas, si es que el carpintero había sido un cliente habitual. No así, en el caso de la mujer de éste, ya que dudaba que ésta estuviera dispuesta a hablar sobre su pareja, si es que realmente no se llevaban muy bien. De cualquier manera, estaba claro que podrían obtener información si trataban con las geishas, o al menos con la Okaasan, si bien aquello no era algo que Makie deseara hacer. No obstante... le había hecho una promesa a la maiko, por lo que no iría en contra de su palabra.

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24/12/2018, 20:00

Al fin, este hombre tan imbecil soltó la lengua, y por lo que puedo escuchar, no miente al hablar, y pensar qué un hombre tan despreciable es el alcalde de este pueblo. 

Pero no por ello me siento mal, incluso cuando habla de la situación del camino, estos temas no son mi asunto, sigo enfrazcada en conseguir mi objetivo, pero no soy la indicada para hablar, le dejo esa tarea a Kisaragi-Sama que tiene mayor poder de persuasión, el puede averiguar cualquier cosa, sin embargo no me fio de lo que puede ocurrir aquí  mantengo mi guardia alta, incluso en el número no hay seguridad.

Tal vez corramos peligro, mi intuición me avisa de eso. 

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25/12/2018, 16:53
Rukawa Yuudai

Tras atender a las observaciones del cortesano y las palabras del soncho, reflexiono, pensativo, repitiéndome premisas como un mantra dentro de mi cabeza a las que se van añadiendo algunas nuevas que parecen tener cierta relación. Voy asintiendo lentamente en el proceso una y otra vez, dando una vaga forma poco a poco según lo que me va viniendo a la mente. Tras ver de reojo cómo se marcha la mujer, me surgen nuevas inquietudes. Me dirijo de nuevo al soncho, hablando con completa naturalidad.

- Según comentas habéis tenido visitas de bandidos últimamente. Entre la escoria que matamos a noche había un bobalicón gordo y grande, y un tipo con pintas extrañas. Necesito saber desde hace cuánto sufrís por el bandidaje, si siempre son los mismos o son diferentes grupos, dónde podrían esconderse... - Tomo una breve pausa, mirando a los ojos del alcalde. - y si algún aldeano se ha unido a ellos.

Antes de mirar al cortesano, hago una prolongada pausa tanteando a medio largo plazo. - De todas formas luego me pasaré a hablar con "la vieja". Si alguien posee información sobre el carpintero serán ellas. Y si ha habido previos intentos de extorsiones, puede que se le fuera la lengua con las mujeres. - Sentencio.