Partida Rol por web

Si había algo que no le gustaba en su vida definitivamente era el drama, había vivido una vida tan ligada a la soledad que ya se había acostumbrado al silencio y la poca atención que procuraba ésta, aquello le gustaba pero todo lo que estaba sucediendo a su alrededor simplemente salía de su control, Jocelyne parecía enardecida en querer que todos fueran juntos o al menos se comportaran como un grupo y a pesar de que Kouhei quien era el más dramático hasta el momento deseaba ir por su propia cuenta, aquello lo entendía completamente y es precisamente por eso que el muchacho no decía nada en contra de ello, él mismo optaría por la opción de ir solo si su politicamente correcto actuar de caballero no se lo impidiera.

Cuando escucho el sonido de la cachetada, Leon aguanto una risa ante aquello, más aún cuando la situación pareciera llevar a una escena comica teniendo a tantas chicas, contando a los Stand, involucradas. Mantuvo la distancia con las manos en los bolsillos, su mirada se dirigía desde Jocelyne a su Stand y luego a Kouhei con la suya aunque algo extraño le pareció notar cuando su visión parecía hacerle pasar un mal rato. Tanto el Stand como sus usuarios por un momento parecieron verse como nada más que calaveras moviles que actuaban tal y como los tipos lo hacían, llevo sus manos hasta sus ojos y luego de una sacudida todo volvió a la normalidad. 

Dagon apareció de repente, justo cuando el muchacho iba a decir a Jocelyne sobre su cambio repentino de mantenerse juntos a separar el grupo, aunque quizás así hubiera sido mejor, Kouhei parecía estar bien controlado por la chica y al notar que no necesitaba ser defendida por los demás Leon ya no tenía esa presión personal. Dio un fuerte suspiro de relajo que hizo que su espalda dejara de tener cierto peso y podría actuar como le diera la gana, incluso sus ojos perdieron cierto brillo aunque una sonrisa comoda apareció en su reemplazo. -Quien iba a pensarlo, sigues vivo. -Pronunció con aquella sonrisa, aunque pareciera que poco le interesara aquello. Nos hubiera servido más de la otra forma. Se mantenía un tanto alejado. 

Entre tantas conversaciones Leon soltó un leve bostezo, era pasado el mediodía por lo cual no era el sueño, el grupo había crecido de un momento a otro y ya no había razones para mantenerse de tal manera, quería salir del lugar lo más pronto posible e irse a su vida, aunque claro, con esta nueva habilidad lo más seguro es que cambiase completamente. Miro de reojo a Jocelyne y le molesto en parte que fuera tan esquiva con la pregunta de Dagon para luego iniciar con las suyas propias, ya iban dos veces que decía una cosa y actuaba con la parte contraria. -Fue Jocelyne, quien al parecer es demasiado humilde como para aceptar el credito. -Sus palabras sonaron un poco más duras pero al ver su rostro se notaba que eran amables. -También encontramos a un tipo que tiene un Stand de monstruo de metal. -Añadió para girarse levemente y esperar que la conversación pudiera continuar mientras caminaban. -Ahora que no hay preguntas sin responder hacia ti puedes responder las de Jocelyne. -Volvió a dar un suspiro dejando salir la molestia que le causaban los rodeos. Sin mediar más palabras decidió liderar o más bien apresurar al grupo caminando al lugar que había indicado la chica. 

-Pues el cadáver es del otro compañero que faltaba... Un monstruo de...-

Fui interrumpido por Leon y suspiré un momento, cruzándome de brazos aunque la inquietante risa de Death Whispered se escuchaba todo el rato conforme andaba, apoyando el brazo del cuerpo en mi hombro.

-Nyehehe.... Nyeeeeehehehe.... Nye, nyehehe...-

Una vez este terminó de hablar miré a ambos unos segundos antes de dirigir mi mirada a Dagon.

-Como iba diciendo... El cadáver fue uno de los que salió de las habitaciones con nosotros y lo encontramos así. Death Whispered nos mostró como fue su muerte, algo cruenta, he de decir.-

-¡Nyehehehehehe! ¡Total! ¡Es comida y encima un cuerpo! ¡Mirad! ¡Tengo piernas!-

-Quita, de verdad que no me importa... no eres la primera persona que me cruza la cara y seguramente no seas la última, aunque si eres la primera que se disculpa- le dije con un tono muy neutro -Si... seguro que yo en un grupo facilito muchisimo las cosas- pensé con ironía Nunca he sido una persona que llevan bien trabajar juntos, no porque no pueda sino porque no estoy acostumbrado a que alguien quiera estar en el mismo grupo que yo. Luego me coloqué junto a León, Jocelyne y Joseph.

Entonces vimos a Dagon bajar por su propio pie y dirigirse hacia nosotros. Compartía la misma reacción de León, solo que sin sonréir como él -Vaya... has despertado- dije sin sobresalir mucho entre las demás voces.

Pregunto quien se había encargado de Aaron, el dueño del caballero ardiente. Fue Jocelyne, cosa que dejó claro Leon... ciertamente no me gustó como lo dijo, "demasiado humilde para aceptar el crédito"... no creo que a nadie le guste llevarse el mérito de un asesinato, y como estaba reaccionando Jocelyne, a ella le gustaba menos -Leon, creo que mejor deberías callarte la próxima vez... a nadie le gusta matar a otra persona- le aconsejé en voz baja. Ya Leon dijo lo del tio del montón de basura, no tenía mucho que añadir sobre eso. Me limité a esperar a que Dagon respondiera a la pregunta de Jocelyne sobre eso de la morada del pecador o lo que sea eso.

Al Gabriel soltar el asalto de fintas sobre el peculiar Arion, este ni siquiera se inmuto. Permanecía sonriente ante los dos ataques en carnada como si no los hubiese sentido. Al llegar el verdadero embate de dos puñetazos, precisos como una bala, atravesaron a una silueta de humo. El cuerpo de Arion se desvaneció como si fuera un ser etéreo huyendo del momento, dejando un velo de polvo que se esparcía por el aire mientras una potente carcajada rebotaba por entre las paredes. La risa burlona del singular joven se esparcía con potencia, aumentando su volumen al pasar el tiempo. Para aumentar la extrañeza de la escena, un profundo mareo asalto a Gabriel, desestabilizándole mientras las carcajadas seguían. Derrepente las paredes empezaron a temblar, los pilares del sitio se derretían como bloques de hielo frente al sol y los candelabros salían flotando desafiantes de la gravedad creando un amalgama catastrófico. Las paredes se empezaban a desmoronar ladrillo a ladrillo, revelando tras de si un infinito vacio galáctico de colores violetas. La parroquia se desmorono a tal punto, que solo quedaba una pequeña plataforma flotante entre el panorama violeta, donde Gabriel permanecía de pie.

En un instante de caos total, el vacio empezó a tomar forma, formando lentamente a un ser gigante que flotaba enfrente de la plataforma solitaria. El Stand de Arion era aquel ente, con sus gemas sin brillo como ojos y sus extremidades separadas. Del vacio volvía la psicótica risa de su usuario expandiéndose en el vacio mientras que el titán situaba sus manos a lado y lado  de la plataforma con la intención evidente de aplastar a Gabriel de un aplauso. Expandió en un arco de treinta grados sus tremendas manos, y de un plumazo las choco entre sí, estando en el medio Gabriel. Al llegar el impacto y las manos dejando pura oscuridad, la catástrofe deformada volvió a su punto original. La parroquia volvía a ser lo que era, sus paredes firmes y las columnas solidas. Enfrente de Gabriel yacía Arion con su siniestra sonrisa observando al apostador. Aclaro su garganta y de un potente grito pronuncio:

-¡Rhinestone Eyes!

Con las palabras de Arion, tremendamente irritantes y ruidosas, el caos volvió a reinar en la estancia. Las paredes se volvieron a destruir y el vacio galáctico volvió para invadir. El gigante Stand volvió a formarse de entre la nada mientras que Arion se desvanecía en un espejismo. Esta vez el gigante levanto su tremenda mano mucho más allá de su cabeza, separo sus dedos y abrió la palma y de un plumazo la aplasto contra Gabriel, mientras la incómoda risa volvía como ecos. Y tan rápido como el golpe, la parroquia se reformo y la realidad se mostraba como Arion dándole un empujón en el hombro al confundido Gabriel que lo tiro al suelo sin mucha fuerza empleada. Arion le miro de reojo con sus desorbitados ojos, abriendo la boca para volver a su molesta voz.

-¿Ahora, que sabes hacer tu?... ¡HAHAHAHA! 

Dagon, aun con su fatigada expresión, logró interceptar el pesado yelmo que dejaba una estela de ceniza en su trayectoria. Este se quedo perplejo al ver el remanente del Juez, más que por la noticia de su fallecimiento que tarde o temprano iría a suceder. Levanto la mirada mientras era asaltado con preguntas que, alfin y al cabo, eran la misma compuestas en un solo conjunto ¿Porque estaban aquí? Por supuesto Dagon lo sabía, ese conocimiento  había quedado grabado en su psique, en su cuerpo, en su misma alma... 

-¿Eliminaron a un miembro de la corte y sobrevivieron a otro más...? Creo que aún hay esperanza para escapar de aquí...-En su voz se notaba la melancolía de alguien que lo había perdido todo, todo excepto un pequeño remanente de vitalidad-¿Te apenas de haber asesinado a tan baja persona? Le hiciste un pequeño favor al mundo chica, y hay aun más por cobrar... ¡Muchos más por.. cobrar!-. Concluía mientras estrujado en sus manos al yelmo de acero, haciendo que chirreara el metal y sus articulaciones temblarán. 

-Ahora, ¿Quieren respuestas? Intentaré ser ordenado y concreto con lo que suelte. Primero... ¿La morada del pecador? Tss.. ¡Así se atreven a llamarla! No hay nada de lo que pueda apenarme, pues era mi escondrijo en esta cárcel, un sitio seguro para mi.... O almenos lo era, pero el pasado ya murió y cambie de guarida de libertad-Respondía mientras se rascaba el ojo, otro signo de estar molido, pero aún  con el poder de hablar sin perderse-Pero, dejando de lado algo que me llevo tiempo... Demasiado diría yo ¿Notaste una abertura con pinta de grieta natural? Pues la hice yo, con mis propias manos, o las de mi Stand, y fue lo más cerca que he estado de evitar la catástrofe que se planea en este sitio, aunque con  ustedes aquí puede que no sea el último intento. ¿Quieres ahora números exactos? Usuarios de Stand, almenos unos veinte psicópatas con fe ciega que, desafortumadamente, vienen a por nosotros... ¡Que digo! Seamos optimistas por un instante, quedan diecinueve si mi memoria no me falla, lo cual es lo más seguro que lo haga... 

La información que soltaba no era consisa, pero era un hilo por el cual seguir por más deprimente que sonase. 

-Ahora que veo a esa cosa... Necrofaga, lo mejor es que escondas su poder, no querrás que sepan como contrarrestarte antes de tiempo, y lo mismo va para todos ustedes. 

Aguce los ojos, aguijoneando con la mirada a quien me había dejado en evidencia con una simple frase envuelta en amabilidad escapando de sus labios. Aspire lento, sintiendo una punzada en la cabeza, lleve la mano a la frente frotando un poco la piel para luego deslizar los dedos al  margen  de mi rostro, terminando en el cuello y masajear un poco la nuca. No podía creer que traicionara un pedido tan simple como el que había realizado, mirándolo rememoré sus iniciales elocuencias vacías, mientras negué levemente. Por qué era tan difícil comprender que nunca había visto a nadie morir, y menos por mis propias manos, que nunca habían atentado contra mi vida y que jamás había sido secuestrada. Todo era demasiado espantoso y trataba de lidiar con las cartas que me ofrecían en este macabro juego.

Sin embargo Dagon encomendaba mis acciones.-Ohh.- concluí abatida figurando que finalmente encontraríamos al enemigo principal en la morada, y no su escondite predilecto.-Ya veo, bueno pues búsquenlos o esperen a que lleguen a cazarnos.

Finalmente invitaba a que fuera cada cual a donde quisiera, yo por mi parte volviendo en mis pasos para subir las escaleras del destartalado motel, jugueteaba en cada pisada con el polvo y la tierra; llevando los brazos detrás de mi cuerpo a la espalda, sujetando con una mano la muñeca de la contraria. Absorta, liquidando mis propias expectativas, las mismas tan tontas que me habían sumergido en una fantasía, donde con el poder en conjunto de un grupo luchando por el mismo propósito prontamente terminaríamos con esta pesadilla. Irónico, ahora era Dagon quien se alimentaba mis propias ideas y wow de pronto en su boca seguramente si cobrarían el efecto adecuado en los muchachos, pero yo estaba vacia.

Echaba de menos a mis padres, siendo lo único que me motivaba a salir con vida de aquel infierno, solemne promesa que debía ser fiel a mí misma, luchand, negando a perderme y dejar que toda esta perdición me corrompiera. La respiración entrecortada me delataba en ocasiones, aunque simulaba estar bien con una sonrisa falsa que no sentía en aquellos momentos.

Un poquito se iluminaron mis ojos, tornando la sonrisa un poco más verdadera cuando mi hombro colisiono con el de uno de mis acompañantes a modo de despedida después de la cachetada era lo menos que podía hacer antes de desaparecer dentro del motel, a sabiendas que irían a cazar al tipo del abrigo rojo.

-Gracias de todas formas Kouhei.

El muchacho mantenía dando la espalda al grupo, estaba más enfocado en observar cual sería el camino a seguir que en las cosas que pudieran suceder tras de sí, aun así podía escuchar perfectamente la conversación de todos los presentes y de vez en cuando miraba de reojo hacia atrás al notar como Dagon parecía estar aun más preocupado por haber eliminado a uno de los tipos a quien el llamaba "Juez", esto se hacía interesante. 

A la par que Dagon iniciaba con las respuestas y preguntas retoricas, Kouhei se adelanto para decir algo en voz baja a la cual respondió con una mirada fría y una mueca inexpresiva. Sus alturas eran parecidas pero la contextura física bastante diferente. -No eres el más indicado para hablar sobre trato con otras personas. -Pronuncio con una mirada afilada que apenas le ponía atención, había dicho la verdad y aunque fuera cruda era mejor que estar hablando de una posible muerte de la rubia. ¿Puedes hacerlo solo verdad? Yo se que sí...Todos los demás son inutiles...Muda Muda... Algo dentro de él podía sentir que quizás aquello fuera verdad en el punto de mantener su "humanidad" en tales circunstancias, Jocelyne había vivido algo que ninguno de ellos hasta ahora pero habían visto como uno de los tipos asesino a sangre fría al fumador, aquello sin duda era una demostración de lo que podían hacer. 

-¿Entonces solo debemos acabar con ellos verdad? -Pregunto en voz alta, firme como un comandante. -Si no desean hacer ese trabajo entonces yo lo haré. -Volvió a mirar de reojo a la par que giraba el cuerpo y aún mantenía las manos en los bolsillos. Hablaba en serio, el tono de broma y su rostro en sonrisa se habían apartado para dejar paso a una actitud con una confianza quizás demasiado alta. -No los culpo por no querer quitarle la vida a esas personas. Pero ellos tienen alguna razón para eliminarnos a nosotros. -Notó también como Jocelyne parecía estar completamente deprimida, algo dentro de él parecía molestarle tal actitud luego de tal reacción ante Kouhei quien quería ir por su cuenta. Las siguientes palabras fueron exclusivamente para ellas aunque todos estaban por en medio. -"No digas estupideces, deja de actuar como si estuvieras sola en esto, si no puedes soportar todo el peso de esto estamos nosotros para ayudarte, podemos cargar el peso contigo. Pero no se te ocurra rendirte y dejarte morir sin luchar." -Había tomado sus propias palabras y editado algunas cosas que le permitían adecuar un poco más las palabras para la situación de ella. Mantenía la actitud algo más sombría pero en su voz se notaba algo de interés en que superara aquello. -Si no puedes hacer eso entonces deja que otro lo haga, yo cargare con ese peso. -Se volvió a girar sin esperar respuesta iniciando nuevamente el camino, sin prisa y esperando a que al menos Joseph o Dagon le siguieran, necesitaba de su Stand y su información respectivamente para poder actuar más adelante. Mientras tanto dentro de la mente de Leon una conversación continuaba, una voz que escuchaba por segunda vez. 

Hahahahaha ¿Que mierda ha sido eso? Buena actuación Leon, sigues siendo el mismo de la infancia. Realmente no te interesa ¿verdad? Solo quieres sentir lo que ella sintió ¿verdad? Eres un puto sociopata encubierto. Hahaha Me agradas. Una leve sonrisa aparecía en los labios del joven, imperceptible al estar fuera de la vista de todos.

¿¡Habeis invocado A Xerses, Señor de todo?! 

Lo haré cuando todos decidan adonde ir ^_^

Hum... parece que... al final si vamos a tener que matar. Nos guste o no. Aparte de lo que dijo Dagon, también escuché la respuesta que me dio Leon. Simplemente le levanté los hombros como diciendo "Pues vale", y esa era toda la respuesta que iba a conseguir de mi. -Diecinueve personas vagan por estos edificios con el objetivo de liquidarnos a todos... matar o ser matado. No me gusta esa idea- pensé después de oír a todos, aunque luego me quedé mirando a Leon -Pero aquí hay uno al que si parece gustarle...- pensé al ver que no fue una, sino que fueron dos veces se había ofrecido a "cargar con ese peso".

Algo me sacó de mis pensamientos, fue un golpe en el hombro. Me giré y vi que era Jocelyne, que me dijo "Gracias de todos modos" con una sonrisa entre más falsa que una moneda de madera y real... ¿de verdad ahora la chica se había deprimido? ¿de verdad era ella ahora quien se quería alejar del grupo? ¿y para eso necesitaba darme una bofetada?. Luego, Leon también inició un camino en solitario esperando que Joseph le acompañara... en resumen, he pasado de irme yo por mi cuenta a que me dejen colgado todos... guau.

-Jocelyne... no te aconsejo ir por ese camino. Se perfectamente donde termina...- le dije serio mirandola a ella, entonces encogí los hombros -Pero es tu decisión y yo no puedo cambiarla... yo de momento me voy ha buscar una armería, o una comisaria, o algún lugar con armas; en resumen, un lugar donde buscar algo con lo que volarme los sesos y terminar rápido con esto- dije con toda la tranquilidad del mundo, luego le di la espalda y miré a la ciudad -Supongo que si has decidido seguir así... nos veremos pronto... adiós- y con eso último empecé a caminar despidiendome con la mano, el objetivo de perderme por la ciudad y ver que averiguo... aunque la idea de meterme una escopeta por el gaznate tampoco habría que rechazarla, todo dependía de que haría Jocelyne ahora.

-No pensaba suicidarme. Dije al voltearme, el viento agitando mis cabellos y ropa. Habíamos quedado rezagados ya Leon, Dagon y Joseph partían, alejándose hacia lo que había sido mi primer objetivo. Le conteste a Kouhei, a sabiendas perfectamente que nuestra conversación privada no sería escuchada por terceros.

-Cierto, no me agrada tener que ir matando gente, solo esperaba un poco de empatía con quienes compartía la situación.  Y me dolió, ¿sabes? Después de tanto esfuerzo para solidificarnos que vengan Leon y Dagon precisamente a poner en juego mi plan ignorando mis peticiones.

Apreté los labios, no estaba deprimida, dolida sí, pero nunca ni por un segundo había decidido rendirme en mí, simplemente los dejaba a ellos que conformaran sus propios caminos y los transitaran sin mi interferencia. Al final era lo que siempre quisieron ¿no?  

-En realidad esperaba que se fueran para ir a buscar a ese tipo del abrigo rojo. ¿Quieres venir conmigo?

Le pregunté, esta vez volvía la luz a mis ojos con una media sonrisa franca, tímida pero verdadera.

-Créeme... lo pensarás... te lo dice alguien con experiencia- le respondí rápidamente. Luego seguí escuchándola, a ver si se animaba. Extraño, parecía que el hecho de desahogarse conmigo le estaba sirviendo realmente... curioso.

Al final me propuso que la acompañara en busca del ciego ese. Nuevamente me encogí de hombros -No soy lo que se dice muy buena compañía, pero si aún quieres que te acompañe, por mi no hay problema- le dije con cierta apatía -Eso sí, quiero dejar una cosa clara si vamos ha ir juntos...- esto lo dije un poco más serio -Es obvio que va ha ver una confrontación, así que voy a poner una norma: A menos que tu estés en peligro de muerte, ninguno de los dos mataremos a ese chico... aunque no te lo creas, no eras la única persona del grupo a la que le desagrada la idea de arrebatarle la vida a alguien- le dije serio, clavando mi roja mirada en sus azules ojos -¿Lo has entendido?- le pregunté.

Esperé que hablara y finalmente sonreí, ampliamente, asintiendo.

-Vale. Tratemos de aprisionarlo y sacamos más información, otro punto de vista además del de Dagon nos vendría muy bien para comprender las dos caras de este juego, Dagon no me es de entera confianza tampoco. Aliados entonces.

Extendí la mano para estrechar la suya, mientras compartíamos la mirada, de azul a rojo y viceversa. De pronto recordé la primera vez que lo vi, las inevitables ojeras, el porte desaliñado y la misma sensación de simpatía y comprensión se anidaron dentro. Cierto, no habíamos tenido ni un segundo para conocernos. Mis ojos bajaron estudiando su pálida complexión, sus mejillas, allí donde de un lado una herida decoraba y del otro la marca de mis dedos poco a poco se borraba.

Levante la mano ahora, como cuando antaño lo abofeteara, a diferencia que ahora el toque muy sutil acariciaba ligeramente con las yemas donde la cachetada.

-Déjame formarme mi propia opinión sobre qué tipo de compañía eres, aunque estoy segura que te infravaloras demaciado tonto. Añadí, aunque la ofensa fue pronunciada en tono de broma y con una sonrisa conciliadora, refiriéndome a su  comentario inicial, aunque de inmediato separe la mano dando un paso atrás.

-Ejem. Tosí un poco arreglando de pronto la condenada coleta de mi larga cabellera que por alguna razón ahora se quería soltar, tal vez por el viento o por no haber parado a componerla en todo el día. -Bueno vamos entonces.

Vale... no se exactamente como lo he hecho, pero parece que se ha animado por completo. Quizás debería tomar notas de lo que he hecho y tratar de animarme a mi... nah, sigo prefiriendo una escopeta. Me extendió la mano para que se la diera como sellando un trato... me quedé unos segundos viendo la mano -Meh, porque no- pensé mientras extendía yo mi brazo y le tomaba la mano.

Luego después de quedarseme mirando un rato, volvío a alzar la mano como si me volviera a abofetear -Bueno... algo habré hecho mal para que me la merezca, o tal vez se quiera desahogar... meeeh- pensé con apatía ante otra posible torta. Pero cuando posó la mano sobre la mejilla, me la estaba acariciando... eeeeh, no... me esperaba eso desde luego. Un gesto cariñoso y palabras amables hacia mi... ¿quien se lo hubiera esperado? -¿Que haces...?- pregunté con apatía, aunque se notaba un pequeño rubor en mis mejillas que podía camuflarse a lo mejor con lo rojo que quedaba de la anterior bofetada. No se porqué, pero en ese breve momento que duró no pude apartar la mirada ni de ella ni de sus ojos azules. Me sentía incómodo, pero con un tipo de incomodidad distinta.

Luego ella se apartó un poco apartándose el pelo y dijo que nos fuéramos ya -Si... será lo mejor, no vaya ha ser que se recupere demasiado rápido de lo que pasó en el piso de arriba- le dije asintiendo levemente, indicando que ya podíamos irnos.