–Ah, Edder –dice Ammon, saludando al guerrero–. ¿Aún despierto?
-Disculpe Maestre, siento molestarle pero me preguntaba si volvería a necesitar de mis servicios hoy -dice Edder cuando llega cerca de Ammon-. Si aun no ha acabado con ese asunto sobre el fuego de ayer querría ahorrarle el problema de buscar a alguien mas.
–No, podéis retiraros a descansar. Hablaré con Ser Otter esta mañana, agradeciéndole tus servicios, aunque antes te los agradezco a ti. –Ammon prosigue camino–. En cualquier caso, cuando tengas un rato libre busca a mi ayudante y pídele audiencia conmigo: te has ganado una pinta de un brebaje delicioso que destilo yo mismo que... Receta de las ciudades libres –puntualiza con una carcajada cuando descubre la mirada de Edder clavada en los eslabones de acero Valyrio de su vieja cadena que refulgen bajo los rayos del alba–, nada de hechicerías, descuida.
- Plumby, Brosten y el Ama de Llaves Vesania Oakenshaf llegan al Patio de Armas procedentes de la Casa Señorial.
// Entran en escena: Plumby, Brosten, Vesania. - Proceden de: Casa Señorial.
-Le agradezco mucho su generosidad Maestre, le tomo la palabra y recuerde, si necesita a alguien ya sabe donde estoy -responde Edder un poco defraudado pero agradecido no obstante-. Y ahora con su permiso me voy a dormir unas horas, la noche ha sido larga.
Din ardía en deseos de salir al bosque. De estar alejado por un rato de la civilización y poder escuchar el silencio de la naturaleza. Pero debía esperar. No podía marcharse hasta haber hablado con Ser Hadder, y ya había sido avisado de que su Señor quería hablar con él. Ahora debía esperar su turno.
Observó desde una esquina del patio cómo el Maestre Ammon salía de sus aposentos, y cómo repentinamente, como si de un enjambre de abejas se tratara, Eremiel y Edder se apresuraron a seguir a la abeja reina. No alcanzó a distinguir las conversaciones aunque podía intuir el tema principal de las mismas.
Sacudió la cabeza y suspiró resignado. Debería hablar con el Maestre más tarde, en presencia de Ser Hadder. Era mejor no hacerle perder el tiempo con conversaciones insustanciales cuando ya lo estaban haciendo otros.
Din se agachó y agarró una rama del suelo. Sacó una de sus dagas y se entretuvo dando cortes en la rama para poco a poco ir perfilando la forma de una estaca. Quizá podría usarlo luego para una de sus trampas.
- Lady Patricya sale de la Casa del Castellano.
// Entra en escena: Lady Patricya. - Procede de: Casa del Castellano.
// Salgo de escena. Voy hacia donde sea que estoy convocado para la reunión con el Ser.
Ser Otter tenía una cita importante a primera hora de la mañana, y debía acudir sin llegar tarde. Al fin y al cabo, no era lo mas conveniente hacer esperar a su señor.
En el patio había ya movimiento. Entre ellos el maestre, con el cual esperaba hablar mas adelante sobre los sucesos de ayer. Estaba seguro que habría averiguado algo importante, de lo contrario no se hubiera pasado toda la noche investigando. También vio a Clavopie, que se dirigía rumbo a su barracón.
Le hizo un gesto para que se acercase- Edder, dile a Caster que organice el turno de guardia para hoy. Y que recuerde a los hombres el castigo de hoy.
Tras dar aquellas órdenes, se encamina a ver a su señor.
A la sala de ceremonias -donde hay que reunirse con Ser Hadder-
Con la boca entreabierta y los ojos como platos contemplo cómo el maestre rechaza mi invitación para discutir los asuntos de fe en privado.
Y van dos personalidades distintas en dos días consecutivos.
Está claro que la salvación de nuestras almas no es lo que preocupa en el Castillo de Aguasclaras. De nuevo malhumorado, movido por el temperamento enérgico e impulsivo de la juventud, me encamino a grandes zancadas hacia el Septo.
- Si nadie reza por su alma a los Siete, tendré que hacerlo yo por todos ellos - mascullo conforme me acerco a la solemne estructura.
// Al Septo del Castillo
-Como usted ordene Sir Crakehall -respondio Edder antes de darse la vuelta y dirigirse hacia donde se encontraba Caracortada, soltando un suspiro cuando se ha alejado lo suficiente del castellano. A este paso parece que nunca voy a poder descansar.
-Caster, Sir Crakehall me ha ordenado decirte que organices el turno de guardia para hoy -dice Edder cuando llega al lugar donde estaba Caster, antes de pararse por un momento no queriendo continuar, pero sabiendo que era algo inevitable-. Ademas ha mencionado algo de un castigo que tienes que recordarnos.
- El Maestre Ammon y Ser Otter se dirigen a la Torre del Homenaje, en la parte Norte del Gran Salón de la Casa Señorial.
- El Acólito Eremiel se dirige al Septo del Castillo.
- Llegan al Patio Probis y Haudrey, procedentes de la Casa Señorial.
// Salen de escena: Maestre Ammon, Ser Otter. - Siguen en: Casa Señorial.
// Sale de escena: Acólito Eremiel. - Sigue en: Septo del Castillo.
// Entran en escena: Probis, Haudrey. - Proceden de: Casa Señorial.
PRIMERA MADRE, PRIMERA LUNA, AÑO 140 D.A.
MEDIA MAÑANA.
- Darién "Piel de Lobo" se encuentra practicando en el Patio de Armas desde hace un rato.
// Entra en escena: Darién "Piel de Lobo". - Procede de: Todo el Castillo.
Darién que había estado durante mucha tarde en el exterior por fin recibió la orden de volver al interior. Durante un buen rato se pasó junto con algunos de los jinetes libres rapiñando la comida que aquellos nobles y sirvientes se habían metido en el buche. Los muy desgraciados habían dejado manjares que normalmente no podía meterse casi nadie en la boca, así que Darién se dijo que aquello no se iba a desperdiciar. Comió y bebió hasta que no pudo más. Tras tumbarse a charlar con soldados y jinetes para poder bajar la comida cogió la espada y decidió sudar el vino. Su cuerpo joven y bien cuidado no le costó volver a moverse aun con el buche y la cabeza adormilada.
Tras unas cuantas estocadas la cabeza se le había despejado y pronto pudo volver a sus movimientos normales. Por desgracia al rato se empezó a hacer de noche y las antorchas comenzaron a hacer su aparición.
Sentí el calor del verano en mi cuerpo hecho que me hacía estar contento, mientras que veo el ajetreo de compañeros cada uno yéndose a sus quehaceres, me incorporo dirigiéndome a mi lugar de trabajo, sin lugar a dudas no había mucho que hacer así que mi pensamiento era empezar a fabricar unas cuantas flechas para la caza.
Durante el trayecto saludo con respeto a mis superiores si cruzan por mi lado y a mis compañeros pero con un saludo menos formal.
/A la Herrería.
Din se fijó en aquel momento en que Russ se encontraba también en el patio. Según tenía entendido, él y Tobías habían sido convocados junto al propio Din a la presencia de Ser Hadder.
Dejó su trabajo manual, se guardó lo que ya parecía una estaca en uno de los bolsillos de la capa y se encaminó hacia el fortachón.
- Buenos días, Russ. - Saludó con la mano. - ¿Puedo acompañarte? - Preguntó por si molestaba, aunque esperaba que no fuera el caso.
- Me preguntaba si sabías de qué quiere hablar Ser Hadder. - A lo mejor "el Matatoros" había sido mejor informado por el mayordomo Probis.
- Ser Baltrigar llega al Patio de Armas, procedente de la Casa de los Abanderados.
- Plumby se marcha a la Herrería.
// Entra en escena: Ser Baltrigar. - Procede de: Casa de los Abanderados.
// Sale de escena: Plumby. - Sigue en: Herrería.
- Blantel y su hijo y ayudante Dod pasan por el Patio y salen por la Barbacana de camino al Lago. Proceden de los talleres.
- Ser Madrigal sale de los Establos llevando a sus dos caballos de las riendas.
// Pasan por la escena: Blantel, Dod. - Proceden de: Talleres. - Siguen en: Lago Aguasclaras.
// Entra en escena: Ser Madrigal. - Procede de: Establos.
Lady Olenna se paseó por el patio observándolo todo y a todos con la mirada altiva hasta colocarse junto a su cuñada Lady Patricya.
-¿Que tal has pasado la noche querida?
Esperó a la respuesta de su cuñada mientras miraba lo que hacían sus hijos por el patio. Faltaban las dos chicas y también uno de los hijos de su hermano. En cualquier momento aparecerían por allí. El que si que había aparecido era el pequeño bastardo de Haudrey, su verguenza constante en aquel castillo. No pudo evitar endurecer su mirada al verlo, sabía que el niño no tenía la culpa pero no podía evitar sentir desprecio por su presencia. Si tan solo pudiera deshacerse de él...
-No veo a Orsey, espero que no esté enfermo. Dijo interesándose por su sobrino. Me pregunto donde estarán estas niñas, espero que no estén holgazaneando...
A Soraya le dolía aún la cabeza, la noche anterior se había pasado con el alcohol, como otras tantas veces, pero sabía que la resaca no le duraría mucho tiempo. Recordó las preguntas de su hijo la noche anterior que había ignorado con evasivas, el licor no le había quitado aquel recuerdo. Se acercó al pequeño Jack y se agachó frente a él mientras le arreglaba un poco las ropas.
-Jack cariño. ¿Has desayunado algo?
Brosten se afanaba en hacer leña de unos viejos bancos de la capilla que el Septon le había hecho llegar, desde un lateral del patio podía ver el movimiento de las gentes del castillo, sirvientes, caballeros, nobles... un desfile acompañado del seco sonido de su hacha al partir los bancos con golpes certeros y profundos.
Poco a poco los viejos bancos fueron perdiendo su forma para convertirse en una pequeña montaña de pequeños pedazos de madera dispuestos a avivar las negras chimeneas.