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Juego de Tronos - Castillo de Aguasclaras.

Castillo de Aguasclaras: Todo el castillo.

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19/01/2014, 14:16
Clarissa, esposa de Ser Baltrigar Tormenta.

A pesar de la preocupación del momento, y de no haber visto de vuelta aún a su hijo Brandon, Clarissa obedece las palabras del septón y se sitúa junto a la Madre. Esboza una tenue sonrisa, algo nerviosa, que dedica a su marido, ser Baltrigar. A Brandon no le ocurriría nada. Había ido a curiosear, y al parecer nadie trataba de causar perjuicio alguno a los asistentes del festival. Había sido todo un malentendido. Tendría que recibir un justo castigo de su padre, pero sabía que su pequeño era recio y fuerte.

El hecho de que ella hubiese sido elegida para representar a la Madre no la tomó por sorpresa. Mientras Baltrigar no dejara de llenar su vientre con hijos, sería la más indicada para el papel, hasta que a Nana y a Vesania se las llevase el Desconocido y ella misma tuviese edad, arrugas y canas suficientes para representar a la Vieja.

No pudo evitar sentir cierto resquemor al escuchar a Vesania hablar de Nana de aquella manera tan poco respetuosa. Nana había ayudado a la mayoría de los niños que habían nacido en Aguasclaras a venir al mundo, y merecía el honor de representar a la Vieja tanto o más que Vesania.

Sin embargo, tuvo que coincidir con el Ama de llaves en que la elección de Soraya la Gata como Doncella, no había sido del todo acertada, y supo que la pobre mujer se sentía abochornada por ello dada su expresión. Lo comprendía. Quizá elegir a alguna de las hijas de Ser Hadder Tully habría sido más juicioso. Pero ella no era quien para contradecir al Septón, de manera que se limitó a dedicar a Soraya una sonrisa amable y tranquilizadora. Ya bastantes gestos hoscos tendría que recibir Soraya por parte de quienes gozaban de un apellido del que alardear. 

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19/01/2014, 14:58
Theresa Nieve, Primera Espada.

Relaja la postura al ver que todo ha sido una especie de malentendido entre los encargados de vigilar las inmediaciones del castillo y la ceremonia mientras todos están esperando a que el Septón comience con sus plegarias, himnos y esas cosas. Aunque lo que ella ve es una gran falta de disciplina e incapacidad de los hombres de aceptar y obedecer órdenes directas de su responsable.

Sin embargo, sospecha que esa noche algunos hombres dormirán con la espalda caliente, por mucho que sea en una fría y oscura mazmorra. Entiende que necesitan hombres para mantener vigilado el perímetro, pero dejar pasar algo así... no cuestiona las decisiones de Ser Otter, él más que ella sabe las necesidades de defensa del castillo y las necesidades de protección de las personas ahí reunidas, pero cree que no debe volver a pasar. Podrían poner en grave peligro a todo el castillo si cada uno actúa por su cuenta.

Al fin el Septón comienza con la ceremonia, aunque parece más una pantomima que una ceremonia seria y no parece agradar mucho a algunos de los presentes en ese momento. Ella no le da más importancia a lo que sucede y solo observa, sin mucho interés, la verdad.

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19/01/2014, 19:53
Ser Trycian de Dorne.

Las palabras de Ser Otter no me dan del todo buena espina, pues se me hace la idea de que es un líder blando con sus hombres, quienes son unos indisciplinados a quienes les hacen falta más cadenas y látigos para entender quienes son los que mandan y que las órdenes se obedecen a la primera, sin chistar y sin preguntar.

Asiento a su petición y le contesto:

 - "Será para mí un placer reforzar las líneas. Estos hombres necesitan disciplina y no me molestaría impartirla en nombre de nuestro Señor, especialmente ese."

Termino mis palabras indicando a Armase, quien me da la impresión de que es un combatiente capaz, pero demasiado individualista y con demasiada tendencia a creer que sabe más que sus superiores. Necesita una mano firme y una guía férrea, pues hay mucha diferencia entre saber luchar y ser un soldado. Un buen combatiente sin disciplina y oficio no es un soldado y por lo tanto, no sirve como uno.

Comienzo a moverme sobre el lomo de Nostalgia para vigilar la zona mientras lanzo miradas no tan disimuladas sobre el Dorniense debido a la terriblemente mala impresión que nos ha dejado a todos después del espectáculo que ha dado este amanecer.

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20/01/2014, 09:33
Escudero Beldyr "hijo del Traidor" Tormenta.

Una vez empieza la ceremonia el Septón nombra a varios de los asistentes a la misma para que suban junto a él.

- Padre, ¿por qué el Septón ha elegido a esas personas? - le pregunto. Algunas elecciones no parecen agradar a la gente. - añado pensando en lo que se oye de Nana y Soraya aunque también veo muestras de poco agrado en la elección del Caballero aunque este haya ganado el reciente Torneo.

- ¿Donde se habrá metido Brandon? - me pregunto. Padre estará bastante enfadado con él por desobedecer y alejarse de nosotros en medio de todo este gentío.

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20/01/2014, 09:41
[OUT] Maestre Ammon.

     El Maestre se agita imperceptiblemente bajo la gruesa túnica de paño mientras permanece con la mirada fija sobre el escenario, mirando pero sin ver. Las elecciones del Septon han despertado una interesante controversia, unas reacciones cuya implicación agrada a Ammon por el dulce aroma que, de pronto, alcanza y sacude sus siempre despiertos sentidos. El aroma a vanidad.

     -Ah, la vanidad -murmura, chasqueando la lengua-. Mi pecado favorito.

     Logra contener el estremecimiento y prosigue con sus pensamientos, enriqueciendo su Palacio de la Memoria al mismo tiempo que lo visita por millonésima vez.

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20/01/2014, 10:08
Tarmall "Pocas Ganas".

Tarmall notó una mano sobre su hombro cuando ya estaba a punto de llegar a la altura de Bresa, se giró y se puso pálido.

Ya me cae otra reprimenda... Pensó haciendo un esfuerzo por mantener la mirada... Esa mirada que ya conocía...

Cualquier espectador desde una cierta distancia podría haber observado como Ser Otter, extremamente serio, pero guardando las formas por las circunstancias, daba alguna orden a Tarmall, que salía de manera apresurada de entre la gente...

La he cagado... La he cagado... Pero por lo menos no me llevo la bronca solo... Quiso consolarse mientras se iba hacia donde Ser Otter le había ordenado para vigilar.

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20/01/2014, 10:14
Ser Baltrigar "el Traidor".

Baltrigar miró a su primogénito, orgulloso de esa curiosidad insaciable que derrochaba el muchacho.

- El Septón es un hombre sabio. - replicó Baltrigar, en tono bajo para no interrumpir la ceremonia, como si con esas palabras se aclarara todo. - Sus motivos tendrá para haber elegido a esas personas, y aunque a algunos les moleste, no somos quién para discutir sus decisiones en cuanto a temas de Fe. -

Baltrigar miró al Septón y a las personas que habían subido para situarse en representación de los Siete. Contempló con orgullo a Clarissa y volvió a musitar a su hijo: 

- Cuando acabe la ceremonia podrás preguntarme todo lo que quieras y te explicaré lo que pueda. Ahora compórtate. - no era una reprimenda ni se lo dijo en tono admonitorio. Sólo trataba de indicar a su hijo que la ceremonia aún no había acabado, y hasta que no terminara debían permanecer en silencio como muestra de respeto.

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20/01/2014, 10:24
[RIP] Din el Forestal.

Din se había propuesto permanecer tranquilo el resto de la ceremonia. A pesar de la cagada de algunos hombres de armas, le alegró que los cazadores, Dregg y Pyke, hombres directamente bajo su mando, habían permanecido en sus puestos realizando su labor. Aquello acrecentó su confianza en ellos.

El joven Darién también se había comportado como debía, y Caster había sido el perfecto ejemplo de hombre de armas ejerciendo su labor y la de alguno de sus compañeros. Din negó con la cabeza. Una lástima lo de Armase. Y mira que no le recordaba tan indisciplinado de las veces que habían coincidido trabajando para Lord Hadder.

Definitivamente se llevaría un castigo. Sólo esperaba que no fuera demasiado severo, aunque sí lo suficiente para hacer entender a Armase que había cosas con las que era mejor no bromear.

Y luego estaba el tema de Dhur, su hijo. En cuanto la ceremonia acabara se pondría a buscarlo, y en cuanto diera con él: Ay del pobre chaval en cuanto Din diera con él. Mejor que apareciera con una buena excusa y una buena disculpa. Y mejor si se refugiaba tras las faldas de su madre antes de que Din le viera... Mucho mejor.

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20/01/2014, 10:28
Ser Orsey Crakehall.

Asentí a las palabras de Padre sin decir nada (no era yo hombre de muchas palabras) y volví con Horace y Madre para tranquilizarles. Por el camino crucé la mirada con algunos de los presentes, los que habían estado dando problemas y convertido aquella ceremonia sagrada en una pantomima. Padre sería quien tendría que asumir las consecuencias, y esperaba que al menos recibieran su merecido. Jodidos incompetentes.

Por el camino saludé a Ser Baltrigar, que estaba hablando con su hijo, con un leve asentimiento de cabeza.

Estaba deseando que el Septón diese al fin por terminado el ritual y esto acabase, al menos para que todo el mundo volviese a sus puestos.

-Horace, Madre. Todo va bien. Unos cuantos incompetentes han conseguido retrasar la ceremonia, eso es todo, pero Padre se encargará de ello. Tranquilizaos, estoy seguro de que el Septón continuará en breve y tendremos un año tan repleto de suerte como otro cualquiera.

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20/01/2014, 11:37
Ser Madrigal Oakenshaf-Casagrande.

Esto sí que es divertido. Vaya panorama.

Desde el estrado Madrigal observaba al gentío allí reunido. Los movimientos de los soldados, de sus compañeros y de las doncellas. Por fin había hecho contacto con la hija mayor de Ser Hadder. Así se forzaba a pensar, "la hija mayor de Ser Hadder", para tratar de olvidar que sólo tenía siete años. A él no le importaba esperar hasta que floreciera. Después de todo era un paleto sin apellidos que bien podría follarse a Soraya la Gata y otras como ella hasta que Lidya estuviese preparada. Afortunadamente los hombres no tenían que ser doncellas, pero sí demostrar su valía ante Ser Hadder, lo cual sólo había tenido oportunidad de hacerlo una vez.

Aún así se había propuesto aguantar y observaba con recelo la posición de Soraya en el estrado. No estaba hecho de fría piedra y a veces dudaba de su determinación. Lástima que no fuera Lidya la elegida como Doncella, entonces sí que estaría fuera del protector amparo de su madre y aquella mujer seca y amargada, el Ama de Llaves. ¿Conseguiría alguna vez dirigirle la palabra? ¿Cuanto tardaría en florecer? Tendría que preguntárselo a aquella vieja comadrona, Nana.

Observó entre el público a Theresa Nieve. ¿No sería más razonable buscarse una mujer más acorde a su humilde procedencia? Parecía un hueso duro de roer, aunque no había tenido mucho trato con ella. Serían una pareja algo cómica, donde el hombre sería ella, eso estaba claro. Su diferencia de tamaño y musculatura asustaba. Se imaginó estrangulado entre las piernas de ella, luchando por poder tomar una bocanada de aire y una sonrisa de bobalicón surgió en su rostro.

No hay que cerrar ninguna puerta... y menos piernas.

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20/01/2014, 17:37
[RIP] Septón Eulocis.

El Septón arqueó una ceja mientras paseaba una mirada desafiante sobre el gentío. Una mirada reprobadora, inteligente, y cargada de intención. Esperó a que los siete personajes hubieran subido a la tarima y se hubieran colocado frente a sus respectivos paneles antes de empezar a hablar. Eulocis era plenamente consciente de la irritación que su silencio y el retraso que este había supuesto había suscitado entre los presentes. Lo esperaba. Muchos de ellos pensarían que era un loco. Otros, un tonto. Ahora todos le miraban, expectantes. Ahora guardaban silencio. Ahora sí. Tras unos breves segundos más de estudiado silencio, la voz áspera pero potente del Septón rompió la quietud de la abarrotada explanada.

-Tal vez, ahora prestéis más atención a rendirle culto a los Siete. Tal vez, una superstición haga que, ahora sí, os unáis a mi en oración devota a Ellos. Tal vez, -repitió-  un año de mala suerte hiciera que el año que viene prestaseis más atención a ESTA tarima donde está el viejo Septón intentando comenzar una humilde oración, que a quién ha llegado tarde, si la dondella de turno me ha regalado una mirada, dónde está mi viejo amigo o lo que ocurre con los soldados en el lago.

El Septón dejó que sus palabras calaran en los fieles. Un incómodo silencio descenció sobre ellos. Eulocis se había dado cuenta de que un sector importante de los asitentes prestaban atención a cualquier cosa... menos a lo que habían venido. Tal vez en otra época hubiera seguido adelante con su rito, ignorando a los que le ignoraban a él, a su vez. Pero no el Eulocis de ahora. no el Eulocis que había pasado largos años arrastrando sus pies por el frío camino, recorriendo Poniente de extremo a extremo, de población en población, de sept en sept. A sus cincuenta y dos años, su vista era cada día más cansada e imprecisa, pero su visión era ahora más clara y cristalina que nunca.

-Lo ÚNICO importante. -Bramó, con fuerza.- Son los Siete. Para ESO y SÓLO PARA ESO estamos aquí. No para uno de ellos, sino para todos. No para que los padres adoren al Padre, las madres a la Madre, los guerreros al Gerrero, las doncellas a la Doncella, los artesanos al Herrero, los ancianos a la Vieja, y nadie al Desconocido. Estamos aquí para honrar a los Siete, y para honrarlos a todos ellos.

Sabía que ahora tenía la atención de su público. Sabía que haber dejado pasar la primera hora del alba había hecho que todos pasaran de estar allí de pie OYENDO lo que decía, a ESCUCHARLE. En su soberbia, se habían girado hacia él con reproches por el año de mala suerte que los ignorantes -no Eulocis, desde luego- temían poder recibir, pero ahora el viejo Septón sabía que su incómoda regañina estaba siendo escuchada. Bajando un poco el tono iracundo de su discurso, y bajo la mirada atónita y algo temerosa de su sobrino Eremiel, el anciano se giró hacia los siete personajes que, algo incómodos, se encontraban a su alrededor, frente a unos paneles de madera pintada.

-Como véis, tenemos hoy aquí a siete seres, mortales e imperfectos, para que nos sirvan como representantes de los Siete, perfectos e inmortales. Y he hecho subir a estas siete personas, y no a otras. Y SÉ que hay entre vosotros muchos que dudan de mi capacidad, o que me creen sencillamente estúpido por algunas de las elecciones que he hecho. -El Septón sostuvo la mirada de muchos rostros, algunos de los cuales bajaban la cabeza cuando encontraban los ojos del orador.- Podría deciros que es una elección que queda entre los Siete y yo. Que sólo yo y ellos sabemos el por qué de esta elección. Pero voy a daros el gusto de explicaros el por qué -O gran parte del por qué- de mi decisión.

Dicho esto se acercó a su Señor, Ser Hadder Tully, que lo miraba con una expresión entre intrigada y divertida. Eulocis le hizo una pequeña reverencia y musitó un "Mi señor..." antes de señalarle con una mano y dirigirse a la audiencia una vez más:

-El Padre. Parece obvio, ¿no? Ya que nuestro Señor Ser Hadder Tully es padre de cuatro preciosos vástagos -Prefirió no hacer mención al bastardo, para no ofender a Lady Olenna-. Pero yo os digo, que si Ser Hadder Tully no tuviera hijos, o incluso no estuviera casado con nuestra Señora de Crakehall, seguiría estando exactamente donde está en este momento. -El Septón permitió que la sorpresa calara en las mentes de todos los presentes, incluyendo la de Lord Hadder.- Porque mi Señor de Tully no está aquí por tener descendencia. Está aquí por los valores que encarna. Él encarna al Padre, al serlo de cada uno de nosotros. Al intentar ser reflejo de justicia, y al darnos abrigo a tantos de nosotros aquí en su casa, que es ahora la nuestra.

A continuación, el Septón dió un par de pasos hasta situarse junto a una ruborizada Lady Clarissa.

-Por supuesto que milady está aquí por haber sido colmada con un sinfín de bendiciones en su vientre. Pero la razón no es tanto que SEA una madre. Sino que se comporta como tal. Está aquí por encarnar los valores de amorosidad, cariño y comprensión para con sus hijos, como hace la Madre con nosotros.

El anciano llegó hasta donde Ser Madrigal se erguía orgulloso y altivo. Apoyó una mano afectuosa en su hombro, que contrastó con la potencia de su voz, desafiante y afectiva al mismo tiempo.

-¿Quién puede dudar que este galante jóven, recién nombrado caballero, sea la misma imagen del Guerrero? Por supuesto, ha sido proclamado vencedor del torneo, hace no mucho. Pero yo os digo, que si el valiente Ser Otter Crakehall. -Hizo una pausa en la que se giró hacia el Castellano del castillo para hacer una breve inclinación de cabeza, que fue devuelta por este, aunque algo receloso.- Hubiera vencido en dicho torneo... seguiría siendo Ser Madrigal, quien estuviera aquí ahora. Y es que no es la virtud de VENCER la que representa al Guerrero. ¡Sino la virtud de LUCHAR! Luchar, aunque no sea con un arma en la mano, sino contra la adversidad, contra las vicisitudes que los Siete tengan a bien enviar a nuestro encuentro. Y cuando ví la armadura deslucida y mellada de nuestro buen Ser Madrigal en el torneo, y lo bien que supo superar una evidente desventaja en lo que a medios se refiere, para aun así proclamarse vencedor y lograr ser nombrado caballero... en ese momento, me dije ¡He ahí una digna encarnación del Guerrero! No por cómo luchó en el campo de batalla... sino por como HABÍA LUCHADO para llegar hasta él.

Dio una leve palmada en la mejilla del joven, cuya sonrisa había deslucido un poco, incomodado un poco por las palabras del Septón. A continuación, Eulocis pasó frente a la joven y avergonzada Soraya, conscientemente evitándola, y se colocó junto a Jeremyed, el herrero.

-Me enorgullezco de encontrar en este mundo imágenes tan dignas de los Siete. Un herrero para el Herrero. Y no porque sea herrero. Ni siquiera porque sea artesano. Si no por su amor al trabajo bien hecho. Por su dedicación, su saber hacer, su pericia, entregada directamente de las expertas manos del Herrero. Buen trabajo. -Añadió en voz más baja.

El viejo Septón se colocó entonces junto a la vieja Comadrona.

"Vieja Bruja" Pensó.

-He aquí un ejemplo incontestable. Aunque había otros, que duda cabe. Nuestra Comadrona está aquí por ser la "abuela" de tantos niños enviados por los siete. Por la sabiduría, que es el rasgo que mejor define a la Vieja, y que le ayuda a seguir trayendo vástagos sanos hasta los brazos de sus madres.

Sin embargo, Eulocis sabía que eso no era cierto. La vieja Comadrona estaba allí por dos motivos en realidad. Primero, como un desafío. El Septón quería mandarle a la anciana un mensaje muy claro. Quería decirle "Tú y tus antiguos dioses podéis ser testarudos y rebeldes. Pero cuidado. Aquí honramos y adoramos a los Dioses auténticos. Aquí gobiernan los Siete, y si intentas desafiarlos, ten por seguro que te doblegarás a su voluntad. Y la prueba es que ahora mismo te encuentras donde te encuentras. Como protagonista de un rito para honrarles a Ellos".

La segunda razón eran ciertos rumores de que la vieja bruja practicaba artes oscuras, e incluso blasfemas. Eulocis era poco propenso a dejarse llevar por los rumores, pero sabía que hacer ver a la comadrona allí, ligada a los Dioses, alejaría tales rumores, y podría incluso percibirse como una prueba de poder de los Dioses contra aquella horrible magia negra. Cuando hubo terminado, el Septón se dirigió hacia Brosten, el leñador, sin obsequiar a la anciana con ninguna de las palabras amables que había tenido con los otros.

-Nuestro propio Desconocido. Estoy convencido de que Brosten será una valiosa adquisición para nuestra comunidad. Pero reflexionad en la cautela que lo desconocido debe suscitar en vosotros. Esa es la faceta muchas veces poco valorada del Desconocido. La cautela, permaneced en la luz, ¡Oh, hijos mios! Pues en la oscuridad sólo se encuentra la perdición. -Con estas palabras, lanzó una rápida y disimulada ojeada a la Comadrona. Lo justo como para que no se percibiera si la miraba a ella, o al gentío tras de ella. Luego se dirigió a Brosten con una sonrisa, poniendo una mano en su hombro.- Bienvenido, hijo mío. Espero que el año próximo te identifiquemos más con otra faceta de los Siete.

Por último, Eulocis clavó la mirada en Soraya, y se acercó a ella con paso lento, mientras volvía la mirada al público.

-¡Ah! Soraya, la costurera. ¿Cuántos de vosotros habéis pensado que he perdido el juicio, poniendo en el lugar de la Doncella a una madre? 

"A una meretriz."

-Pues espero que a estas alturas, hayáis entendido que poco importa si se trata de una doncella o no. Sin los valores que encarna. Valores en este caso de ilusión y de inocencia. Yo he mirado dentro de su corazón, como he mirado dentro de muchos de vuestros corazones. Y he visto más allá de las apariencias, como me ha ocurrido también con más de alguno aquí presente. Y he visto allí a la Doncella.

Pero esto tampoco era cierto. Eulocis había visto dentro del corazón de la muchacha, y no había encontrado allí nada de ilusión... y desde luego nada de inocencia. No había en aquella muchacha apenas rastro de la Doncella. y nunca lo había habido. Era por eso que la había hecho subir. Una pobre muchacha que antes de haber florecido siquiera, había sido arrancada del seno de su familia, y había sido entregada a un puñado de bestias, que habían extirpado su inocencia, que habían asesinado su ilusión a golpes, hasta convertirla en una cáscara hueca, que había dejado de representar a la Doncella incluso antes de haberse convertido en una. Por eso la había hecho subir allí aquel día. Por compensar, de alguna manera nimia y nada satisfactoria la tremenda injusticia que la vida le había infligido a aquella pobre niña desaparecida hacía tanto tiempo. Eulocis quería ponerla directamente bajo la mirada de la Doncella, para decirle "Oh, Señora, ya que permitiste una desgracia semejante... ¿puedes al menos traerle algo de felicidad en los días que le quedan? ¿Algo de felicidad que, de ningún modo, compensaría el daño sufrido, pero que al menos le haga conocer algo de dicha?"

Claro que no podía decirle aquello a sus fieles. La marcaría frente a ellos, y conseguiría con ello renovar su dolor, su escarnio, su sufrimiento. Una mentira piadosa -y que a él le consideraran un poco incompetente- era preferible a todo aquello.

Cuando terminó de hablar, echó una rápida ojeada a su sobrino, que le contemplada embelesado y atónito.

"Ah, pobre e inocente Eremiel. Ya no soy el Septón necio que gobernaba Sept de la bahía hace unos años. No tan necio, al menos. He aprendido tantas cosas, muchas de ellas a disgusto... Las torturas de los hombres del Hierro no han sido nada en comparación a la miseria que he encontrado por los caminos. He tenido TANTO tiempo para pensar..."

-¿Por qué os cuento todo esto? -Dijo, ya inmóvil, con la mirada fija en una expectante audiencia.- Porque quiero que ENTENDÁIS. Quiero que veáis que no adoramos a siete dioses, ¡sino a Uno sólo, con siete rostros! No basta con que los padres adoren al Padre, los herreros al Herrero y las viejas a la Vieja. Debemos hacer lo posible por honrar a los Siete. Debemos hacer lo posible por EMULAR a los Siete. No "pertenecemos" a una de sus facetas por ser quiénes somos o como somos. Pertenecemos a todas ellas, y llevamos dentro todas y cada una de ellas. Los padres deben ser justos, sí. Pero también misericordiosos, valientes, inocentes, trabajadores, sabios y temerosos de los desconocido. Así como deben serlo, igualmente, las madres, los guerreros, las doncellas, los artesanos, los ancianos ¡e incluso aquellos que crean que deben adorar al Desconocido! Pensad que si un cristal de siete caras recibe un solo rayo de luz, reflejará esta luz en todas direcciones, no sólo en una. Este es mi mensaje hoy, hijos míos: Debéis honrar a los Siete. A todos ellos, pues todos ellos encarnan las virtudes que desean ver reflejadas en nosotros.

Tras su pausa, sólo se oían los relinchos de los caballos, el viento en las ramas, y el llanto de algún niño. El Septón se dirigió hacia uno de los candelabros que había traido para el ritual, y frunciendo el ceño de nuevo, espetó:

-Comencemos ahora el ritual, que ya es bien tarde.

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20/01/2014, 19:28
[RIP] Ama de Llaves Vesania Oakenshaf.

Vesania mantuvo desafiante la mirada del Septón Eulocis. Sus ojos ambarinos refulgían con una intensidad inusitada y, junto a sus cicatrices, hacían de su rostro el reflejo mismo de la Ira. Ella era testaruda y no era de las que bajaban la cabeza, sumisa. Permanecía erguida, como si fuera una estatua de mármol, con los puños apretados con tanta fuerza que se clavaba las uñas en las palmas de las manos. ¡Oh, sí! Ese viejo era más astuto de lo que había pensado en un principio, pero su opinión sobre él no había cambiado en absoluto tras escuchar su discurso. Podría convencer a aquellos palurdos, pero que la azotaran con la vara de roble de los Oakenshaf si Soraya, la falsa costurera, merecía estar allí.

¡Inocencia, dice!

Poco a poco se fue formando la idea en su cabeza. El Septón había llegado con Soraya y su hijo tras un largo viaje. ¿Quién le aseguraba que la mujer no había compartido cama con él? La carne de los hombres era débil y era fácil tentarlos. La mujeres al envejecer perdían el deseo sexual, siempre más atenuado, pero los hombres... ¡ay los hombres! Qué el Desconocido se los llevara a todos, siempre insaciables, incluso de viejos. Eso tenía que ser. No iba a descansar hasta saber la verdad. Calmó su ira hacia el "sexo fuerte" observando las reacciones de Probis. Era el único en el que podía confiar, pues su integridad había podido comprobarla a lo largo de los años.

Un único Dios con siete rostros. 

¡Ja! Falacias. ¿Qué tengo yo que ver con el Guerrero? Mis hermanos murieron todos en su honor. El Desconocido se llevó a mi padre sumido en la ingnominia. Yo misma he negado a la Madre secando mi vientre. Sólo la Vieja me guía con su Luz, y ahora la mancillas así, con esa Bruja que adora a un árbol.

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20/01/2014, 22:14
[RIP] Nana la Comadrona.

Los ojos de Nana miraron al cielo.

Viejo chocho...

Una ya va vieja, y cuando se conocen bien los dioses de uno se tiene tiempo a aprender la ideosincrasia de las falsas religiones. Aunque solo sea por conocer al enemigo. Había un fallo imperdonable en esta ceremonia, mayor aún que la desfachatez de que Nana encarnase a la Vieja. El Desconocido es la Muerte. Es el Segador de Almas. Lo más apropiado hubiese sido que subiesen seis a la tarima y quedase la efigie del Desconocido vacía.

Mucho hay que chochear, o muy mala baba hay que tener, para señalar a Brosten como asesino. Como el Emisario de la Muerte. Y es mayor el mal augurio de tener a un psicópata viviendo entre los mismos muros que el patético combate de Armase y Bethan con una barca arrastrada por la brisa. Pero míralos ahí. La gente. Ignorantes de su propia religión y del significado de sus símbolos. Fiel reflejo de la necedad del Septón Eulocis. Qué triste... Cascarones vacíos. Ovejas perdidas.

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20/01/2014, 22:44
Aisa, mujer del herrero.

Si no fuera por Jeremyed, Clarissa y Ser Hadder Tully, este sería sin lugar a dudas el grupo más disparatado que se hubiera armado en todo Poniente. Pobre nana, me prometo a mi misma tratar de hacerle algún favor o regalo para compensarle semejante disgusto.

Aun así, observo a mi esposo con orgullo, a la vez que alzo a Aaron con un brazo para que lo vea y con la otra mano sostengo la de Jodd.

Un pensamiento me nubla el hasta entonces sonriente rostro: Habría dado mi propia vida porque fueran tres.

Las mujeres nobles tienen por lo regular la sangre tan diluida que ni siquiera pueden criar a sus propios hijos solas, pero las plebeyas estamos más curtidas y somos más fuertes: en eso tengo mucho orgullo. No tendremos vestidos con qué presumir o rezaltar nuestra belleza, que vista de cerca no es tan desigual, pero si tenemos manos trabajadoras: sabemos lo que es sufrir y luchar. Sabemos trabajar y lograr nuestra propia riqueza, aunque sea tan desigual a la de las damas. Nunca he sido de lamentarme y llorar. Cuando tuve hambre busqué que comer, cuando tuve frío aguanté hasta la noche. No soy de llorar por lo que hubiera sido y no fue. Nunca encendí una sola vela a la doncella, en cambio le hablaba al guerrero: le pedía me hiciera fuerte para resistir el otro invierno llamado vida. Y pese a ser una mujer me ayudo tan bien que me hizo una sobreviviente.

Sonrío de nuevo. Estamos aqui. Ahora la vida es mejor. Y ya no es solo el guerrero, es el herrero quien está conmigo. O mejor dicho, los dos herreros.

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20/01/2014, 23:09
[OUT] Lady Olenna Crakehall, viuda de Ser Hadder Tully.

Lady Olenna había tratado de mantener la compostura, siempre guardando las apariencias por el bien de su marido y de la familia, pero aquello había llegado a un punto inimaginable minutos atrás. Aquel viejo, Septón, había traspasado todas las líneas de la cordura menospreciando a Lady Olenna. No sólo no fue elegida para honrar a la madre, no sólo fue la elección de esa... Clarissa... sino que además se había atrevido a pregonar unas supuestas virtudes y valores como madre, despreciando así las propias cualidades como madre de Lady Olenna y dejandola en un segundo plano.

Miró a su lado y observó como Vesania también se había percatado del suceso. Apretó fuerte los labios tratando de contener toda la rabia y toda la ira contra ese hombre.

-Vesania -dijo con la voz entrecortada. - esto es excesivo. - dijo haciendo intención de irse del lugar. Por fortuna o por desgracia Lady Olenna tenia demasiada fe en aquella ceremonia, y por otra parte no podía fallar a su marido. Cogió a su pequeña Arianna en brazos y la abrazó fuerte junto a su pecho. - hija mía, mira y aprende los sacrificios de una buena esposa por el bien de su familia. -dijo mientras permanecía en aquel lugar en contra de lo que hubiese deseado.

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20/01/2014, 23:50
Lady Arianna Tully, esposa de Ser Trycian de Dorne

Había pasado toda la ceremonia meneando las piernas de atrás hacia adelante, de forma infantil en su asiento. La verdad es que no entendía nada de lo que estaba pasando, ni el porque de que esa gente estuviera allí. Sabía solamente que estaban adorando a los Dioses, una especie de fiesta a la que ella tenía que asistir. Miraba a su madre, mientras que inflaba los mofletes, estaba aburrida y quería irse ya de allí. 

 

Cuando su madre, Lady Olenna, la cogió en brazos la niña le dedico una agradable sonrisa pensando que por fin la llevaría de aquel lugar tan aburrido, pero no fue así. Su madre dijo algo de una buena esposa y la estrujo contra su pecho. 

- Madre... ¿Cuando nos podremos ir de aquí? Esto es muy aburrido. -

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21/01/2014, 00:26
Haudrey Ríos, el Bastardo Rencoroso.

Haudrey prestó toda su atención a la ceremonia, que por fin se desarrollaba. Aunque al principio aquello le pareció bastante entretenido y bien hilado, pronto la mención del septón a Ser Hadder hizo que su mirada se ensombreciera un poco, al ser consciente de la mención a los cuatro hijos de padre.

"Cuatro legítimos, eso desde luego..." pensó con amargura, mientras el resto de aquel rito se desarrollaba. Tampoco podía culparle, al fin y al cabo, no sería el único que le veía como un bastardo y nada más. Aunque aquello enturbió la ceremonia para el chico, debía reconocer el mérito del septón, y que ésta se había desarrollado con no poca atención por parte de los presentes. 

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21/01/2014, 08:34
[OUT] Lady Olenna Crakehall, viuda de Ser Hadder Tully.

-Paciencia hija mía, paciencia. Hoy es un dia muy importante, y la familia debe permanecer unida - susurró Lady Olenna a su hija.-Mira a tu alrededor, observa a la gente y sus reacciones, pero sobretodo mantente serena. Una dama como tú no debe dar signos de desprecio hacia una celebración tan esperada.

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21/01/2014, 08:51
[RIP] Brandon, 2º hijo de Ser Baltrigar.

Después de alejarme de mi padre y de mis hermanos, comencé a deambular por entre la gente reunida para la ceremonia. Mientras caminaba entre ellos, todo el mundo hablaba sin parar: criticando a unos, hablando mal de otros... Cada vez que oía un nombre conocido me paraba durante unos segundos para escuchar qué era lo que iban a decir de esa persona.

En eso estaba concentrado cuando pude oír como el Septón nombraba a los elegidos para representar a los Siete. ¡Había elegido a mi madre para representar el papel de la Madre!

Muy contento y lleno de orgullo por esta elección, empecé a caminar nuevamente por entre la gente llegando intentando ponerme en primera fila para poder ver a bien a madre...

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21/01/2014, 10:01
Ser Baltrigar "el Traidor".

Baltrigar escuchó casi ensimismado el discurso del Septón. Aquel viejo hombre había llegado a embaucar a toda la concurrencia. Bien por él. Había logrado algo que el propio Baltrigar habría dado por imposible hacía unos minutos, había dado la vuelta a la ceremonia, y en lugar de un desastre parecía encaminarse a convertirse en una buena celebración.

Asintió al escuchar las palabras del Septón, cargadas de sabiduría, aunque frunció el ceño ante la mención de los hijos de Ser Hadder. La mirada del Caballero se dirigió hacia Haudrey, el hijo bastardo de Ser Hadder, y ahogó un bufido de consternación. Así que los prejuicios en contra de los bastardos también abundaban en Aguasclaras. Parecían perseguirle allá donde fuera.

Había abandonado Bastión de las Tormentas por culpa de esos prejuicios, y no esperaba encontrárselos de nuevo al servicio de Lord Hadder. De hecho llevaba varios años sin encontrárselos, y esta nueva bofetada de la realidad no agradó a Ser Baltrigar.

La gente no entendía que los bastardos no tenían la culpa de nada. Tenían el mismo derecho que el resto, y el único culpable era siempre y en todo caso, el padre. Robert Baratheon en Bastión de las Tormentas, y Ser Hadder aquí.

Baltrigar recordaba cómo había venido con toda su familia, cómo había jurado fidelidad a Ser Hadder cuando parecía que a éste no le importaba el linaje de un hombre. Para ahora darse cuenta, tarde quizá, de que Ser Hadder era como el resto, y un bastardo era y siempre sería un bastardo. Nunca tendría los mismos derechos que el resto de sus hermanos.

Así, sumido en sus pensamientos, pasó Baltrigar el resto de la ceremonia.