Partida Rol por web

- Estoy aquí Orsey. - Dije acercándome con un suave trote desde los restos del altar. - ¿Has visto la hoguera? ¿Qué ha pasado? Parece que ha empezado a arder solo. - No había visto nada en absoluto, pero las llamas habían llegado bien alto, desde luego. Obviamente no había podido evitar curiosear, estaba mirando más de cerca todo, ahora que las llamas estaban extinguidas y ya no había peligro. - Aaah, está bien, vayamos a casa. Pero podríamos hacer algo divertido por una vez. - Contesté, ya que nuevamente me apartaban de los lugares divertidos y me devolvían al castillo.

Mientras esta esperando a que todos se fueran del lago para entrar al castillo Edder decide hacerse útil y, a falta de ordenes directas, se acerca a una distancia prudencial de los restos de la plataforma quemada.

-¿Necesitara alguna ayuda con eso Maestre, o que me quede por aquí hasta que acabe? -pregunta Edder cuando esta lo suficiente cerca- ¿O prefiere que le dejemos solo?

Royne mantiene su lugar mientras observa como se abandona el lugar esperando que todo se tranquilice para al fin descansar del largo día que llevan.

-Mañana habrá tiempo de divertirse, Horace. Ahora debemos dejar que Padre solucione este asunto -mi mirada se dirigió a Caratorcida-... y otros que aún tiene pendientes. Venga, vamos.

Con la mano sobre el hombro de mi hermano, nos pusimos en camino.

-Gracias, Edder -dice el Maestre, volviéndose apenas-. Procúrame unas telas limpias y un saco. Con la mayor rapidez posible.

Después hace un gesto hacia el Castellano, reclamando su atención.

-Estoy listo, Ser Otter, podemos regresar al castillo. -Ammon señala con la cabeza los restos humeantes-. Aquí ya no hay nada que hacer. Mañana, durante nuestra reunión con Ser Hadder, hablaremos de este incendio. De por qué fue provocado y de cómo lo hicieron. En cuanto al quién... -el Maestre sonríe-, es algo que todavía no puedo establecer con precisión. Pero dedicaré unas horas más a analizar ciertos restos... ¿podría disponer durante estas últimas horas de oscuridad de uno de vuestros hombres para que hiciera guardia ante la puerta de mi laboratorio? Necesitaré tranquilidad, y cualquier intromisión puede ser peligrosa. Además, presumo que el autor del incendio preferirá que su identidad permanezca en el anonimato. 

-En seguida vuelvo Maestre- contesta Edder antes de ir a la búsqueda de los objetos a paso ligero.

Ah... Debí encorvarme para hacer mejor la imitación. Al niño repelente parece que no le hizo gracia.

Ser Otter...-se despidió-¡Esperad, cachorros Crakehall!

Bethan se había escaqueado de la vigilancia, aunque no parecía que le quedase mucho más al resto de guardias. Estaba deseando volver al castillo porque se había pasado todo el día en pie y sin comer nada.

Din escuchó las palabras del Maestre, hizo sus propias cavilaciones, y luego se alejó unos pasos hasta situarse de nuevo junto a Dregg y Pik. Sacó la botella de vino que había guardado y se la entregó a sus hombres.

- Parece que los problemas han acabado por hoy. - Dijo mirándoles seriamente. - Disfrutad del vino, os lo habéis ganado. -

Sacudió su capa para quitarse algo de polvo y echó a andar alejándose de ellos. - Yo debo descansar, mañana me espera una reunión interesante. -

En la mente del forestal había dos claros sospechosos del incendio, pero quería tener unas palabras con el Maestre antes de acusar a nadie.

Dinn se acerca para darnos las buenas nuevas de que por fin terminó la vigilancia. Con buen tino, esperé a que nos diera lo que prometi´ó, aunque una muesca de disconformidad se alzó en mi rostro al ver que debería compartir mi botin con mi compañero de caza. No es que me importara en lo sumo, pero pretendía trincarme la botella en mi hogar acompañlado del crepitar de la leña. Bueno, mi hogar que es la casa donde todos los "ayudantes" vivimos.

Me quedo mirando a Dregg con resignación, mientras alzo los hombros con rostro de no saber que hacer, hasta que cojo la botella y sin pensarlo dos veces empiezo a beber hasta que él diga lo contrario. Si tarda mucho, se quedará sin vino. Pienso sonriente intentando coger alguna bocanada de aire ante la ansiedad que tengo bebiendo.

Contento de acabar su ronda por hoy, despidió a Din lamentando que se retirara, pues habría disfrutado de su compañía junto al vino.

-Cualquiera diría que lleváis días muerto de sed, Pik. ¡Déjame algo, viejo zorro! -intentó animarse con la compañía de su compañero cazador y el calor del vino antes de retirarse. Había sido un día duro moralmente para él, y necesitaba algo de conversación distendida y charla vanal para distraer su atribulada mente.

Ahhh mi querido compañero. Digo mientras le paso la botella de vino, que ya iba casi por la mitad. El vino es un buen visionario del futuro, y nos dará la astucia necesaria para entender los entresijos del sueño.

Dudo mucho que entienda que carajo he dicho, y esa es la cuestión. Soy un loco que pasa demasiado tiempo en los bosques solo, y me dedico a hablar conmigo mismo sobre temas vanales.

Bien maestre, mañana en la reunión hablaremos con mas calma de los sucedido- hace un gesto a Clavopié- Edder se quedará contigo y te dará la protección que necesites- tras dar aquella última orden, se dirige al castillo.

- Todos se dirigen al Castillo.

- Tras pasar por la barbacana exterior, Dregg y Pik salen del Castillo Aguasclaras y llegan al lago.

Traspaso la barbacana exterior hacia las afueras del castillo. Me dirijo hacia donde se produjo la fogata, que si mal no recuerdo estaba al lado del lago. Lo hago con disimulo, sin denotar, o al menos intentando no hacerlo, mis intenciones.

Al llegar a la posición de la fogata, hago hincapié gestualmente en mirar hacia el lago. ¿Cómo crees que estará la pesca hoy? Le digo a Dregg, señalando una zona que aleje la mirada periférica del cazador de las cenizas que puedan quedar. Mientras él busca y rebusca el nerviosismo entre los peces que denote si merece la pena coger el bote, *yo me ocuparé de coger alguna idea de cómo pudo producirse el incendio.

En cuanto consiga una ligera idea, o Dregg se vuelva de nuevo hacia mi, interpretaré de nuevo mi papel de pirado. ¿Has visto algún pulpo de 15 metros?

No es que desconfíe de mi compañero, pero la vida me ha enseñado a ser precavido. No le conozco mucho y su repentino acercamiento no tiene porque ser sospechoso, pero la brecha de verdad que separa la locura de la realidad siempre es muy fina.

-No soy hombre de mucha pesca, ya lo sabes, Pik -dijo Dregg, algo extrañado por la pregunta-. No, no he visto ningún pulpo de quince metros, pero lo que sí he visto es un extraño incendio que juraría que no ha sido casual. Conoces estos bosques tan bien como yo y sabes que  el responsable del incendio podría haberse escondido en la maleza, aprovechando que estábamos distraídos recogiendo el banquete. ¿Crees que estamos en peligro? ¿Que es un ataque Lannister o de alguna otra casa que quiera arrebatar a Lord Huster el castillo?

Esperó su respuesta mientras seguían caminando, antes de contarle sus sospechas.

¿Los Lannister? quedo murmurando entre dientes. Según he escuchado lo único que hacen es lamerse el trasero unos a otros mientras con la mano mala, cortan testículos a los mismos que les estan lamiendo.

Hago un leve rodeo con la mirada a la zona donde tengo pensado rastrear antes de empezar a tomar el papel de un bardo poeta.

Frustrados y preocupados, tus flechas localizarán a los bastardos.

Los pulpos volarán sin escrúpulos frente a nuestros ojos.

Con saña y artimaña, para esconder a la araña

De una muerte segura procurada por mi hacha.

Hago otro parón, no soy muy ducho en la poesía pues mi maestría está en la caza.

Ciervos, jabalís, conejos y perdices, todos en el caldo serán felices.

Mi rostro no expresa emoción alguna, tan solo concentración, vigilancia y rastreo. Tenemos que cazar para que Din no se moleste. Ojalá la caza pueda servir como escultura humana.