Partida Rol por web

RESUMEN DE SUCESOS:

- En esta escena se irán listando cronológicamente los sucesos clave de la partida.

Hacia -100.

Tiene lugar la Caída de Valyria. La naturaleza del Cataclismo no está clara, salvo que hay una gran actividad volcánica. La Península de Valyria es destruida, y la ciudad de Valyria queda en ruinas, aunque no destruida completamente. Los dragones de Valyria desaparecen casi por completo. El Imperio Valyrio se divide. Las ciudades costeras se declaran independientes, pasando a llamarse las Ciudades Libres. Braavos también se rebela junto al resto de las ciudades, y con el tiempo se termina convirtiendo en la más poderosa de todas, gracias a su vasta flota y poder económico. Las ciudades de la Bahía de los Esclavos se independizan de nuevo, aunque el poder de Ghiscari se está reconstruyendo de nuevo en el sur. Los guerreros nómadas de los vastos llanos del este se vuelven más osados por la Caída de Valyria y su principal tribu, los Dothraki, empieza a saquear las tierras limítrofes. Los Targaryen permanecen a salvo en Rocadragón, como los guardianes de los que son posiblemente los tres últimos dragones en todo occidente.

Año 1 Tras el Desembarco - La Conquista.

Un siglo tras la Caída de Valyria, Aegon Targaryen invade, somete y unifica Poniente bajo su bandera y construye una nueva capital en el lugar donde desembarcó su ejército, llamándola Desembarco del Rey. No consigue conquistar Dorne y le permite permanecer independiente. Con la destrucción del Rey Tormenta, Argilac el Arrogante, y la muerte del último Rey del Dominio, el control de Bastión de Tormentas pasa al medio-hermano bastardo de Aegon, Orys Baratheon, y el de Altojardín a Lord Harlen Tyrell. Edmyn Tully de Aguasdulces es nombrado Señor del Tridente y Vickon Greyjoy de Pyke se convierte en el Señor de las Islas del Hierro.

AÑO 0 DE LA DINASTIA TARGARYEN:

EL TRIDENTE:

El Tridente es como se conoce a las fértiles tierras entre las bifurcaciones del río Forca. En el momento de la Conquista, el Tridente estaba gobernado por la Casa Hoare de las Islas del Hierro, y por lo tanto los Tully nunca fueron reyes del Tridente, pero eran señores del río rebeldes que abandonaron a Harren el Negro en favor de Aegon el Conquistador, que les recompensó otorgándoles el título de señores del Tridente. Las principales casas del Tridente son Piper, Vance, Frey, Bracken, Mallister, Blackwood, Mooton, Paege y Goodbrook. Los bastardos nacidos en el Tridente reciben el apellido Ríos.

LAS ISLAS DEL HIERRO:

Las Islas del Hierro son un grupo de siete islas en la bahía del Hierro (Pyke, Gran Wyk, Viejo Wyk, Harlaw, Orkmont, Acantilado de Sal y Marea Negra) a lo largo de la costa occidental del continente. Los habitantes de estas ásperas islas son conocidos como hombres del Hierro en el resto de Poniente, los 'Hijos del Hierro' entre ellos. Están gobernados por la Casa Hoaere, la línea hereditaria de Harren el Negro, que gobierna su amplio reino desde la inexpugnable fortaleza de Harrenhall, el mayor castillo de los Siete Reinos. Tras la destrucción de Harrenhall y la extinción de la línea Hoare, los Hombres del Hierro elegirán a la Casa Greyjoy como su nueva casa gobernante.

Antes de la llegada de Aegon el Conquistador, los Hijos del Hierro gobernaban sobre las islas, el Tridente y buena parte de la costa occidental de Poniente. Los hombres del Hierro son navegantes, y su supremacía naval una vez fue inalcanzable. Los Siete Dioses de los Ándalos no son muy bien recibidos por los hijos del Hierro, ya que su religión está basada en su Dios Ahogado nativo. Las casas de las islas son: Botley, Wynch, Drumm, Goodbrother, Farwynd, Merlyn, Orkwood, Harlaw, Codd y Volmark. Los hijos bastardos nacidos en las islas reciben el apellido Pyke.

EL VALLE DE ARRYN:

El Valle está situado en la zona este de Poniente y está delimitado por las Montañas de la Luna y el Mar Angosto. El Valle está gobernado por la Casa Arryn, una de las líneas de sucesión Ándala más antigua y, antes de la conquista de Aegon, Reyes de la Montaña y el Valle. Su capital, el Nido de las Águilas, es un castillo ubicado en la cima de las montañas, pequeño pero inexpugnable. El único camino hasta la cima es un traicionero camino de cabras. Debido al duro invierno del Valle, las montañas solo se pueden cruzar en algunas épocas del año. Clanes de montañeses salvajes hacen el viaje aún más peligroso. Las casas más notables de esta región son Corbray, Redfort, Royce, Hunter, Sunderland, Borrel, Longthorp, Torrent, Waynwood, Lynderly, Waxley, Grafton y Belmore. Los bastardos nacidos en el valle reciben el apellido Piedra.

LAS TIERRAS DE OCCIDENTE:

Son las tierras al oeste del Forca Roja y al norte del Dominio. Es la tierra de Poniente más rica en oro y sus enclaves principales son Roca Casterly, lugar de asentamiento de la Casa Lannister, y Lannisport, una de las ciudades, y también puerto, más grande e importante de Poniente. Las casas más destacables de Occidente son: Crakehall, Marbrand, Brax, Banefort, Swift, Prester, Clegane, Westering y Payne. Los bastardos nacidos en el Occidente reciben el apellido Colina.

El Occidente está gobernado por la Casa Lannister, una de las Casas más poderosas de Poniente. Dicen descender del héroe Lann el Astuto, que consiguió arrebatar Roca Casterly a los Casterly sólo con su astucia. Durante siglos, estas tierras fueron gobernadas por los Reyes de la Roca, y los conflictos fronterizos con el Dominio eran habituales. Sin embargo, durante la Conquista de Aegon, el Rey de la Roca y el Rey del Dominio se aliaron y marcharon juntos contra Aegon, entablando combate en la Batalla del Campo de Fuego. El Rey del Dominio pereció, pero el de la Roca sobrevivió y juró fidelidad a Aegon, que le convirtió en Señor del Occidente y cabeza de la Casa Lannister.

EL DOMINIO:

El Dominio ocupa la zona suroeste de Poniente, desde las fértiles tierras regadas por el río Mander hasta la frontera natural de las Marcas de Dorne, donde las disputas entre ambos territorios eran frecuentes hasta la final anexión de Dorne al Reino. Tras la muerte del Rey Mern Manosverdes en el Campo de Fuego, estas tierras pasarán a ser gobernadas por la Casa Tyrell, asentada en Altojardín. La otra ciudad más destacada del Dominio es Antigua, dado que fue la antigua sede de la Fe y es donde se alza la Ciudadela, lugar donde tiene lugar el aprendizaje de los maestres. Las casas más grandes del Dominio son: Florent,Tarly, Redwyne, Oakhearth, Rowan, Hightower, Hewett, Serry, Grimm, Chester, Merryweather, Ambrose, Caswell y Fossoway. Los bastardos nacidos en el Dominio reciben el apellido Flores.

Los Tyrells fueron mayordomos de los Reyes Gardener del Dominio, antes de la conquista de Aegon. Después de la muerte del último Rey del Dominio en el Campo de Fuego, los Tyrells rindieron Altojardín a Aegon y fueron recompensados con el castillo y la posición de Señores del Dominio.

LA TIERRA DE LAS TORMENTAS:

La Tierra de Tormentas es el área comprendida entre la parte más oriental del Bosque Real y el mar de Dorne, incluyendo el Cabo de la Ira, la Selva, la Isla de Tarth y parte de las Marcas de Dorne. En la Bahía de los Naufragios se encuentra la poderosa fortaleza de Bastión de Tormentas.

Estas tierras fueron gobernadas durante miles de años por los Reyes de la Tormenta, hasta la llegada de Aegon el Dragón y la muerte de su último rey, Argilac el Arrogante a manos de Orys Baratheon, supuestamente el hermano bastardo del rey Targaryen. Aegon I recompensó a su hermanastro con las tierras de la Casa Baratheon, de la que Orys tomó emblema y lema al casarse con la hija de Argilac. Las casas de las tierras de la Tormenta son: Caron, Dondarrion, Tarth, Estermont, Trant, Swann, Selmy, Errol, Grandison y Wylde.

Los bastardos nacidos en Tierra de Tormentas reciben el apellido Tormenta.

DORNE:

Dorne constituye la parte sur de Poniente. Se extiende desde las altas montañas de las Marcas de Dorne hasta la costa sur de Poniente. Su enclave más destacado es Lanza del Sol. Es el reino más cálido de los siete y contiene el único desierto del continente. Es debido a este relieve árido y accidentado que Dorne es el más deshabitado de los siete reinos. Los dornienses tienen también una mala reputación por su temperamento furioso. Difieren tanto cultural como étnicamente del resto de habitantes de Poniente, ya que descienden directamente de los Rhoynar, de los que tomaron muchas costumbres, como la igualdad de sexos en la sucesión de sus Casas. Su comida, rasgos y arquitectura recuerdan más a las culturas mediterráneas que a la Europa medieval.

Dorne fue el único reino que resistió la Conquista de Aegon. El lema de los Martell es "Nunca doblegado, nunca roto".

Los Señores de la Casa Martell, que gobierna Dorne, aún ostentan el título de "Príncipe" y "Princesa", a la manera de los Rhoynar. Las casas más fuertes de Dorne son: Yronwood, Uller, Allyrion, Manwoody, Blackmont, Toland, Qorgyle, Dalt, Fowler, Dayne, Santagar, Jordayne, Gargalen y Vaith. Los bastardos nacidos en Dorne reciben el apellido Arena.

AÑO 0 DE LA DINASTIA TARGARYEN: TIERRAS DE LOS RIOS: ANTEPASADA POR LINEA DIRECTA MATERNA DE MALCOM RIOS:

(Nombre desconocido)

Hacía poco que trabajaba con arreglos florales y en breve abriría una tienda. Había sido duro, pero había conseguido un grupo que les conseguiría las flores y entre todos habían buscado un sitio para llevarlas y arreglarlas, dándoles formas con gracia que alegrasen la vista. También tenía ya clientes que le habían pedido aquellas labores, entre ellos se encontraba incluso algún noble cercano que había escuchado de ella por increíble que fuera. 

Mañana era el primer día, estaba nerviosa, todavía no sabía afrontar el mayor problema... Cómo conservar las flores.

AÑO 0 DE LA DINASTIA TARGARYEN: TIERRAS DE LOS RIOS.

Frente al Foso Cailin. Linea paterna de Darién.

Selmer se encontraba encima de la torre de vigilancia que daba al norte. Desde ella vio cómo a su derecha aparecía el resplandor y el tibio calor desprendido por el amanecer. Había sido una noche fría como todas las demás que le había tocado guardia. Estaban en el campamento más al norte de los Reyes ándalos. Un ejercito posicionado en la entrada al Norte, inexpugnable hasta el momento y rodeado de humedad. Frente a él a lo lejos ahora divisaba las posiciones de los Norteños, el Foso Cailin se veía impresionante a tal distancia. Lo que por la noche sólo se entendía como puntos luminosos de antorchas, unas en movimiento otras estáticas donde los centinelas intentaban mantener el calor, ahora se veía el poder de la roca que forraba aquel castillo. Selmer se acercó por última vez a la fogata que tenía a su lado. Pronto le relevarían y podría irse a dormir. Sólo podía desear que los nobles decidieran hacer paz con el norte y poder volver al sur donde hiciera más calor.

Selmer aquel día sólo podía pensar en una cama caliente al lado de una chimenea en los barracones de su unidad.

Año 0 de la dinastía Targaryen. El norte. Antepasada materna de Jack "pequeño cuervo"

Le habían avisado, esa era la verdad. Era una zona demasiado cercana al muro, demasiado expuesta. Ella y su marido habían pensado que el Muro era invencible. ¿Como no pensarlo cuando uno lo veía enorme, imponente, majestuoso? 

Le habían avisado.

Había sido un ataque más, uno de los intentos de invasión que de tanto en tanto se producían, y como todos, fue repelido. Sin embargo en esta ocasión algunos de los hombres del pueblo libre, aprovechando la ineptitud de uno de los líderes de la guardia de la noche, habían logrado pasar. No eran muchos, apenas un centenar. Dentro de cuatro horas, todos estarán muertos.

Pero ahora, pero ahora.... 

Hay una casa quemada. Al lado suyo hay un cadáver con el craneo partido. Ella intenta moverse pero es incapaz. Solloza. En su rostro hay una mezcla de lágrimas, saliva, sangre y semen. No recuerda cuantos han abusado de ella.

Le habían avisado. Pero no de esto 

Año 0 de la dinastía Targaryen. Tierra de los Ríos. Antepasada materna de  Gwraidd Tully.

No conocía a quien iba a ser su esposo. Pero se había preparado para ello concienzudamente. Sabía lo que una joven de buena familia, lo que una Tully por mucho que sólo fuera cuarta hija, debía saber. Sería una buena boda, estaba segura. Obedecería a su marido, y le daría hijos fuertes y sanos. Y él la trataría bien, seguro que sí. Sintió un estremecimiento y miró, por enésima vez esa mañana, los arreglos en el pelo que le preparaban, y el vestido que llevaría para el evento. Tenía miedo, miedo a que su padre quedara decepcionado. O su madre, o sus hermanos. O su... o su.... 

¿Como sería su prometido? No lo había visto. ¿Cómo se comportaría con ella? ¿Estaría también igual de nervioso? 

Alguien llamó a la puerta.

AÑO 0 DE LA DINASTIA TARGARYEN: TIERRAS DE LOS RÍOS: ANTEPASADO POR LINEA DIRECTA PATERNA DE DIN el Forestal:

Cadmus (8 años):

Cadmus miró a su padre… deseoso de aprender. El pequeño siempre había insistido en conocer el porqué de las cosas. Desde que tenía uso de razón su padre le había inculcado un amplio conocimiento sobre plantas y hierbas, así como a saber rastrear, tallar y alguna habilidad más que podía serle útil si se perdía en el bosque. Sabía dónde encontrar refugio y agua, qué frutos podía o no comer. Y ahora estaba emocionado porque por fin le tocaba aprender tiro con arco. Había practicado incontables veces disparando contra el viejo tocón de pino en la parte trasera de su casa… pero esto era distinto, esta vez el blanco estaría en movimiento. Vio asomar las orejas del conejo en la maleza y se quedó totalmente inmóvil, tal y como padre le había enseñado. Se había colocado en contra de la dirección del viento y creía estar bastante a cubierto. Respiró lentamente y colocó una flecha en el arco. Despacio, muy despacio, tensó la cuerda…

AÑO 0 DE LA DINASTIA TARGARYEN: BAHÍA DEL AGUASNEGRAS: ANTEPASADO POR LINEA DIRECTA PATERNA DE SER BALTRIGAR TORMENTA:

Orys Baratheon:

- Ya se ve la costa. – comentó Orys. Lanzó un vistazo por encima de su cabeza, en el aire, muy por encima de los barcos, podía divisar las tres siluetas de los enormes reptiles alados. A su lado Aegon contemplaba la bahía del Aguasnegras apoyado en la barandilla de madera.

Orys tenía ganas de pisar tierra firme. Sentía el deseo en su interior de desenvainar su arma y derramar la sangre de los enemigos. Apoyó la palma de su mano en el hombro de Aegon.

- Recuerda. Un enemigo sin cabeza ya no es un enemigo. – se dio media vuelta y regresó a buscar a su escudero. Tenía la armadura puesta a pesar de ir en barco y durante todo el viaje había rezado por no caer al mar y ahogarse con tanto metal. Ahora que ya casi habían llegado, ya sólo quedaban los últimos ajustes.

Recordó el mapa de los Siete Reinos que Aegon había pintado en una mesa… sin fronteras… simbolizando que serían uno sólo. Ése era su objetivo, una gran campaña por la que seguro serían recordados.

AÑO 0 DE LA DINASTIA TARGARYEN: ISLAS DEL HIERRO.

Gylian Farwynd- Tátara-tátara-tátara-tarabuelo de Ser Madrigal. Isla Luz Solitaria, a ocho días de navegación al noroeste del Viejo Vyk.

Cuando era niño a Gyl le gustaba sumergirse en el mar tempestuoso los días de tormenta. A más de cien metros de profundidad el mar permanecía en calma y el ruido quedaba relegado a ecos difuminados, al igual que para un feto aún en el vientre de su madre. Ya conseguía aguantar hasta dos horas debajo del agua, lo suficiente para que pasaran los coletazos de aquel vendaval, que tocaba ya a su fin. Cuando Luz Solitaria era azotada por las tormentas, el ruido en el castillo (si a aquella modesta estructura se le podía denominar así) era ensordecedor. Al menos eso le parecía al pequeño Gyl. El ulular del viento a través de los pequeños ventanucos era escalofriante, mucho peor que el aullido de los lobos que frecuentaban los bosques cercanos a la costa.

Continuó nadando, más y más profundo, mientras sus ojos se iban acostumbrando a la creciente oscuridad. Tenía hambre y le apetecía comerse un buen calamar, así que tendría que darse prisa. Aquellos deliciosos seres solían encontrarse a sus anchas en las profundidades más oscuras, e iba a tardar un buen rato en llegar. Lo bueno de la tormenta es que habría removido las aguas, por lo que podría encontrarlos en una zona más iluminada. 

Cuando divisó a uno lo persiguió, jugueteó con él, dejó que expulsara su negra tinta emborronándolo todo, para finalmente capturarlo en sus fauces. Era inevitable. Se movía como pez en el agua pero con la despierta mente de un humano. Era injusto para el pobre calamar quizás, pero así era la vida en las Islas del Hierro, según le había enseñado su padre. Cuando por fin estaba saboreando el exquisito manjar todo se volvió borroso.

-¡Gylian Farwynd!. Vuelve aquí. Sabes que no me gusta que hagas eso.

- Pero mamá,...- Quería seguir metido en el cuerpo de aquel majestuoso león marino, controlarlo y disfrutar de la carne del calamar. Sin embargo desistió de pelear con la pesada de su madre para saltar de la cama y sonreir picaronamente.-... ¿quedan calamares en las despensas?.

- Claro que  no hijo, llevamos días con esta tormenta. 

- Pues entonces para qué me traes de vuelta mujer, estaba feliz comiéndome uno.

- ¿Mujer? ¿Quién te ha enseñado a hablar así a tu madre?- Frunció el ceño tras lo cual continuó.-¿Y qué eras esta vez? ¿Una foca, un tiburón ballena, una morsa? Sabes que si sigues así acabará saliéndote un espeso bigote, olerás a pescado todo el día y te crecerán tanto los colmillos que no podrás ni caminar.

- Ay mamá no digas tonterías. Papá me deja meterme en los leones marinos pues son guerreros temibles y bravos como ninguno. No dejan la lucha hasta que mueren o ganan. Si se me pegara algo de eso no me importaría oler a pescado y tener un lustroso bigote.- Sería así como su tío,el hermano de su madre,  que era tan feo como un león marino y olía aún peor muchas veces.

- Claro hijo, y ese calamar...¿fue una dura batalla?.  - Cogió a su hijo de la patilla, pero suavemente, revolviéndole el pelo con la mano y dándole un cachete en el culo para que saliera disparado hacia las cocinas. Acabó gritándole al muchacho que había salido de sus entrañas.- ¡Ten cuidado un día no te cruces con un kraken!.

AÑO 0 DE LA DINASTIA TARGARYEN, ALREDEDORES DE ORILLA AZUL:

Vallis golpeaba la ropa contra la tabla. Era temprano. El calor del día todavía no había subido la temperatura del río, y las manos de la hermosa campesina se helaban por culpa del agua. Un silbido la llamó a lo lejos, y pudo ver a su esposo saludándola a lo lejos antes de ir al bosque a por leña. Devolvió el saludo con cara sonriente y siguió lavando la ropa.

Prometía ser un día normal más... y hay promesas que se rompen. Porque cuando Vallis subió la cuesta hasta la cabaña, tuvo panorámica del campo de cereal, viendo a un extraño corriendo entre las hierbas altas en dirección al río. Un mal presentimiento la embargó, y entró en la casa. Tirando la ropa a un lado, ordenó a su hija que se metiera debajo de la cama.

Sus sospechas se confirmaron. Aquel hombre, un proscrito, derribó la puerta y entró en la cabaña. La amenazó... la golpeó... y ante tal espectáculo la niña lloró. El bandido la hizo salir tirando de la melena y arrastrándola por el suelo. Llegó entonces el marido, que en el momento crítico había vuelto la vista atrás viendo al extraño irrumpir en su hogar.

La mujer abrazó a su hija. El allanador esquivó la trayectoria del hacha y placó al marido de Vallis en el umbral de la puerta. Ambos rodaron por la cuesta hasta la orilla del río. El hacha desapareció, oculta entre la hierba. Los dos hombres pelearon. Y aquella pelea la ganó el visitante, aplastando con una roca la cabeza del cabeza de familia. Arrojó el cadáver al río. La orilla azul tornó roja. El vencedor volvió a la cabaña a cobrarse su recompensa.

Vallis fue encerrada en la despensa. Del otro lado de la puerta, una mano ensangrentada acariciaba el pelo de su hija. Sería su niña la elegida para albergar la semilla de esa mala hierba. Escuchó los lloros. Los gritos. Y cuando las dos fueron mansas, él la dejó salir de nuevo. El proscrito ocupó la casa y dejó de huir. La pesadilla duró los últimos once años de Vallis, quince años menos que el tormento que sufriría su pequeña.

AÑO 0 DE LA DINASTIA TARGARYEN, ALREDEDORES DE ORILLA AZUL:

Las hermanas Brey vieron un cadáver en el río.

Pensaron que aquel cadáver flotante se ahogó.

Las hermanas Brey fueron y lo contaron a su tío,

pero al sacarle del agua no fue lo que se halló.

Tenía el rostro hundido por alguna contusión.

Sin cara los viejos dioses no lo han de reconocer.

El asesinado no tendrá descanso, ni comunión.

Su fantasma vagará eternamente por fenecer.

La familia se reúne en un árbol corazón y no un pino.

Allí entierran al desconocido y sellan la maldición:

que los viejos dioses maldigan la semilla del asesino.

Su prole la compondrá el bastardo y la deformación.

AÑO 0 DE LA DINASTIA TARGARYEN, CERCA DE HARRENHAL:

Segundo hijo de la Casa Tully, nuevos Señores del Tridente.

El hombre contempló, ante sí, las ruinas de lo que había sido la fortaleza más inexpugnable jamás construída... Con la posible excepción del Muro en el Norte. Con la diferencia de que él nunca había visto el Muro, pero sí conocía Harrenhal. Había estado en su interior antes de la llegada de los Targaryen. Aquella mole era el símbolo de la tiranía de los Hoare, de Harren el Negro y su maldita estirpe. 

Y ahora, había caído. 

Lo cierto es que no acababa de creérselo. Los invasores, a pesar de su condición de conquistadores, habían sido una bendición, dando la vuelta a las tornas. Ya que, además de sus costumbres y sus hombres, con ellos traían dragones. Bien podía jurar que nunca había visto criaturas como aquellas, y recordar como habían rendido y destrozado aquella fortaleza aún le daba escalofríos. Los gritos de la guarnición, el fuego, el humo, el olor de madera quemada... Y también carne. Una muerte horrible. Pero los perros de los Hoare y sus siervos no merecían menos. 

De hecho, mirando bien, las ruinas aún parecían humear...

TIERRAS DE LOS RIOS. AÑO 0 DE LA DINASTIA TARGARYEN:

Año 0 nace mi tátara-tátara-tátara-tatarabuelo en las Tierras de los Ríos. Mi tátara-tátara-tatarabuelo por parte de mi padre siempre recordó que nuestra familia había nacido en este lugar, no habíamos emigrado de occidente como otros. Nuestra tierra había sido siempre ésta, y se nos enseñó a reverenciar nuestra tierra de ahí que toda mi familia fueran campesinos, llevándolo con honor el haber nacido en su tierra y haber conseguido sacar de ellas el sustento.

Mi bisabuelo le contó a mi abuelo, que cuando los cazadores pasaban por la tierra de los ríos algunos de los más ágiles acompañaban a la caza intentando traer carne para la familia, mi bisabuelo fue uno de ellos su habilidad con el arco largo como su sigilo le hicieron famoso entre los cazadores. Conseguía matar de un sólo flechazo a los especímenes más grandes de caza, se rumorea que fue enseñado por diestros cazadores cuando era pequeño para que su familia pudiera subsistir ya que su padre murió cuando todavía mi antepasado era muy joven, algo pasó que captó su lado más humano de uno de ellos, pero éstos sólo son rumores...

Otro rumor es que mi antepasado murió a manos de un cazador que se había enamorado de su mujer, y cuando en las temporadas de caza de la zona vino y vio que estaba embarazada, le enseñó a este hijo que podía ser suyo o no el arte de la caza, dejándole como legado un arco largo. Cuando el niño se fue haciendo grande y ganando en proezas el cazador por mandato de la mujer los dejó para que pudieran vivir con honor. Este rumor es muy peligroso pues puede cobrar venganza por parte de mi familia por faltar al honor.

El arco ha pasado de generación en generación, y sólo dentro de mi familia se reverencia más a los fabricantes de arcos y flechas que a los campesinos, viendo otros oficios como algo que va en contra de nuestros antepasados. 

ORILLA AZUL, ZONA DE AGUASTURBIAS:

- Fundación: En tiempos inmemoriales (poco antes de la Conquista Targaryen) por un señor Tully.

ALDEA DE AGUASTURBIAS:

- Fundador desconocido, es confuso el momento en que se produjo. Algunos hablan de unas hermanas brujas que guiaron a pastores ándalos hasta este lugar.

OTROS LUGARES DE ESTA ZONA:

- No existen todavía.

AÑO 0 DE LA DINASTIA TARGARYEN: TIERRAS DE LOS RÍOS: ANTEPASADO POR LINEA DIRECTA PATERNA DE JEREMYED:

Dalia ( 59 )

Desde la ventana podia ver a sus nietos jugando con las cabras, entre los pastizales. El contorno de sus siluetas brillaba con la luz del atardecer, como si la bendición de los Siete se posara sobre ellos. ¿Cuántos de esos chiquillos llegarían a la edad que ella tenía? Pocos sin duda, si es que alguno lo lograba. Con dificultad movió sus brazos hasta alcanzar el bastón y después de varios intentos logro ponerse de pie. Camino con insoportable lentitud hasta la mesa donde habia dejado la masa levando para preparar el pan, como lo venía haciendo cada tarde desde que él partió. Los rumores de una guerra en el sur habían hecho que se uniera a esa milicia rural dejando a sus hijos a su cuidado... insensato!, penso para sí, mientras una lagrima recorria su reseca mejilla. Sus piernas le flaqueaban y sentía que no tenía más motivo para respirar que esas tres pobres criaturitas huérfanas.

Año 0 de la dinastía Targaryen. Algún lugar en las Tierras de los Ríos.

- ¡Nosotros cavamos ese pozo! - Gritaba Royron, caminando puño en alto delante de un grupo de campesinos cada vez más enfervorecido por sus palabras - ¡Somos nosotros los que plantamos el campo! ¡Nosotros los que quitamos las malas hierbas! ¡Nosotros los que trabajamos de sol a sol! 

- ¡Sí! ¡Nosotros! - Los campesinos gritaban, los más jóvenes con ahínco y los más ancianos algo más cautos. Royron señaló al hombre a caballo que estaba a su espalda,  y con el brazo extendido y su dedo índice apuntando acusador, giró su cara hacia los campesinos - ¿Y ahora quiere más? ¿Que le demos AÚN MÁS de nuestras exiguas cosechas? ¿Para que sus hijos engorden como cerdos mientras los nuestros mueren en invierno? ¡No! Yo digo: ¡NO! ¡Ya basta!

-¡NO! ¡NO! - Corearon el resto de campesinos. El hombre a caballo, tranquilo y silencioso, se mantenía imperturbable tras Royron, con dos guardaespaldas armados a una distancia prudencial. Con la misma tranquilidad con la que había asistido a la protesta y ni una ligera expresión en su cara, espoleó ligeramente a su caballo para que se acercase dos pasos tras el agitador. Sin dejar de mirar a los campesinos, sacó su espada y con un rápido giro de su mano sesgó la cabeza de Royron. Su cuerpo aún se mantuvo de pie unos segundos, su brazo acusador extendido hacia atrás apuntando a quien acababa de convertirse en su asesino.

Los gritos cesaron al instante, y el silencio hizo presa en las bocas de los campesinos - ¿Alguien tiene algún problema con el nuevo diezmo sobre el trigo? - dijo el hombre a caballo. Nadie habló, ni siquiera levantaron la mirada. Algunos miraban al suelo, otros miraban de reojo lo que quedaba del pobre Royron. Una mujer con un bebé en sus brazos sollozaba mientras dos campesinas la sujetaban. 

Tras unos instantes de silencio, durante los que el hombre recorrió con su mirada a todos los campesinos, hizo girar su caballo y empezó a alejarse - Eso imaginaba. - dijo mientras se marchaba.

Año 0 de la dinastía Targaryen. Costa de Dorne.

Deber. Sabía lo que es el deber. Lo había aprendido desde pequeña. Deber era todo lo que tenía que hacer, y nada de lo que recibía. La mujer era joven, y bella. No tan bella como sus hermanas. No la mayor, ni la segunda. No un hombre ni un heredero. Nadie especial. Solo la cuarta hija de un banderizo pobre, que había rogado a todos los dioses que conocía por otro varón.

Cuando floreció hace dos años, pensó que se había convertido en mujer. Pero estaba equivocada: se había convertido en mercancía. No esperaba casarse por amor, sino por deber, y lo aceptaba. Pero esperaba un buen matrimonio. Un buen matrimonio para ella. Tal vez no un hombre demasiado joven, ni demasiado rico, ni demasiado guapo. Pero un buen hombre. En cambio, el elegido fue un hombre joven, rico, guapo y heredero de una familia importante. Y tan cruel que nadie estaba dispuesto a entregarle una hija, por gran partido que fuera. 

Rogó a sus padres. Lloró. Se puso de rodillas. Corrió al templo de los Siete y pidió la protección de la Madre. Sabía que su marido la mataría, pero no quería morir sufriendo tortura. Eso es lo que le dijo a su padre mientras éste la arrastraba fuera del templo, bajo la mirada cómplice del septón. Pues asegúrate de que te meta un crío pronto en la barriga - dijo su padre sin mirarla - Y que sea varón.

Un mes después fue la boda. Eso fue hace dos meses. No estaba embarazada. Y casi lo deseaba, pues eso no salvó a una de sus amantes: le sacó el bebé del vientre y se lo enseñó. Después lanzó a la joven moribunda y al feto a los perros. No quería bastardos.

Ella había tenido suerte, por ahora. Su marido estaba ocupado en los sótanos con dos criadas, y aún no había comenzado a cuidar de ella, como él decía. Pero ya solo oía lamentarse a una mujer, y los gritos cada vez se apagaban más. Le quedaba poco. Pronto sería su turno.

Morir sería una liberación, pero sufrir no. Extendió los brazos y sintió la brisa del mar en la cara por última vez. Después, simplemente, se dejó caer por el barranco. Justo antes de caer a las rocas vio algo por el rabillo del ojo.

Venian barcos. Muchos barcos.