Partida Rol por web

La voz cesó tras tu respuesta y solo escuchabas ruido de estática. Ellos son gente con experiencia en puestos a los que puedes aspirar. Tal vez hagas buenas migas con ellos. Toma, coge esta porra y prepárate, pronto empezarán los experimentos. Y si, pronto volverás a ver a algunos de esos sujetos estúpidos que han pasado las pruebas-dice la voz. Tras concluir en su mensaje se abre un agujero de una pared y por él cae una porra.

Entendido señor. Simplemente digo.

La voz cesó tras tu respuesta y solo escuchabas ruido de estática durante unos segundos. En una pared se abre un hueco y por el cae un cuchillo al suelo, un arma con la hoja afilada y brillante.

Carol, durante la vida te encontrarás con muchos problemas y obstáculos. Mucha gente gasta su tiempo en rodearlos, años buscando otra salida que, en muchos casos, no encuentran. Tu eres diferente, tu podrás acabar con los obstáculos directamente. Coge ese cuchillo, pequeña, y aprovecha la noche para acabar con la vida del resto de participantes. Si no lo haces tendrás que compartir el premio con ellos y sus vidas no valen nada comparado con la tuya. Piensa que cada persona que mates dará más tiempo y dinero a tu padre para estar contigo. Tendrás dos compañeros en esta misión, dos personas que valen mucho. Sus nombres son Noah y Keyla. Encuéntralos y mata a todos los sujetos que puedas. Hazlo y te prometo que tendrás todo lo que desees -concluye la voz revelándote parte de su plan.

El hombre no tiene tiempo para responderte pues la puerta de la habitación vuelve a abrirse y por ella entra el secretario, acompañado por tres guardias de seguridad.

Ambos habéis sido seleccionados. Tu irás conmigo Firior. Tu con ellos -dice el burócrata señalando al hombre y a dos de los guardias de seguridad.

Salís al pasillo y os alejáis del otro candidato, recorriendo nuevamente las instalaciones bajando más pisos. El camino acaba junto a una gran puerta que tu guía abre para que entres.

La habitación es amplia y sencilla, pintada entera de blanco. En ella solo hay una gran trono de hierro, justo en medio de la estancia.

Firior, siéntate. He oído hablar de ti, de tu nefasta suerte y tus problemas. De como has sobrevivido a ellos a golpe de martillo, encajando con coraje cada uno de los golpes que recibías y debías dar para seguir adelante. Has dejado detrás de ti gran parte de tu humanidad y de tu vida. Es hora de que la recuperes. Si sobrevives.  -te dice una voz que recorre la habitación. No sabes de donde sale -Ten esto, tal vez te ayude a sobrevivir allí donde vas. Si matas a al menos cuatro enemigos con el arma que te voy a dar podrás entregármela y yo misma la mejoraré.

Tras sus enigmáticas palabras escuchas como de una pared se abre un pequeño agujero y de él cae un martillo. Tu martillo.

Maldita sea, que se decidan ya... - musitó Conrad, cansado de esperar a que se volviera a abrir la puerta. Más o menos las otras veces, ya fuera para descartar a alguien, ya fuera para traerles comida, había sido más o menos en intervalos regulares. Lógicos entre si. Pero hacía tiempo, quizás horas, que todo patrón, toda lógica se había roto. Parecía que simplemente se habían ido a dormir y se habían olvidado de ellos dos.

Pasó hora más, antes que Conrad tuviera la certeza que si, que iban a dormir aquí y que ya mañana les darían una respuesta. No entendía porque esperar tanto cuando ya sólo quedaban 2 candidatos. Podía entender que era la decisión más difícil, pero también la más necesaria a no retrasar. Empezaba a fastidiarse de verdad, aunque se controlaba para que cuerpo diera el menor número de signos posibles hacia tal frustración.

Conrad intentó echar una cabezadita, intentando que para cuando despertase, la puerta se volviera a abrir. Aunque fuera para traerles una nueva comida. Quizás logró durante algunos momentos conciliar el sueño, pero por lo general estaba más despierto que otra cosa. Se fijó en el otro hombre que estaba allí. No parecía más dormido de lo que podía estarlo él mismo. Suspiró, se levantó de su litera decidió acercarse hasta el hombre y, tras agarrar una de las sillas, sentarse a su lado.

Me llamo Conrad. No sé si es la mejor forma esta para ascender, pero es un camino que pienso tomar, lo apruebe o no mi padre. Aunque entre esto o la alternativa que parezco tener, no sé cual está más influenciado por él. Me gustaría pensar que, al menos esta, no lo está. ¿Como te llamas tú? ¿Y cual es tu historia? Viendo tu mano y tu pierna, imagino que no muy agradable. Quizás no quieras hablar, pero tanto silencio me penetra el cerebelo y no me deja dormir. Y a falta de poder hacer ejercicio para cansarme, supongo que ejercitar un poco la boca y los oídos debería ser suficiente para entrar en sueño.

El hombre no tiene tiempo para responderte pues la puerta de la habitación vuelve a abrirse y por ella entra el secretario, acompañado por tres guardias de seguridad.

Ambos habéis sido seleccionados. Tu irás conmigo Joe. Tu con ellos -dice el burócrata señalando al hombre y a dos de los guardias de seguridad.

Salís al pasillo y os alejáis del otro candidato, recorriendo nuevamente las instalaciones bajando más pisos. El camino acaba junto a una gran puerta que tu guía abre para que entres.

La habitación es amplia y sencilla, pintada entera de blanco. En ella solo hay una gran trono de hierro, justo en medio de la estancia.

Tyler, siéntate. Se quién eres y lo que te ha ocurrido. No es justo lo que has tenido que pasar y como te han dejado de lado. Por lo que he leído sobre ti solo hacías tu trabajo y, además, de forma muy eficaz. Si sales de aquí con vida, pues muchos de vosotros no lo lograréis, recibirás tu recompensa, lo juro. Pero tal vez te interesa saber que entre los seleccionados se encuentran personas que podrán ayudarte de una forma u otra. Busca a Grar y John, tal vez te ayuden, tal vez no. Pero decídete rápido o puede que mueran antes de que los encuentres. Y toma esto, te hará falta para defenderte -concluye la extraña voz. En una pared se abre un hueco por el que desciende una porra al suelo.

Bostezo aburrida. ¿Esto iba a durar para siempre? ¿Ni siquiera nos iban a traer una cama decente? Como mínimo la comida había sido buena. Sólo había una forma de conseguir entrar, que el tipo esté se largase. 

- ¡Vaya día, eh! Nos tienen aquí encerrados y no nos dan ni las gracias.- me levanto de la silla y doy unos paseos mientras mantengo mi atención en él.- Se imagina que esto es el experimento y nos están observando, ya sabe viendo como nos comportamos hasta que se aburren y después nos dicen que nos larguemos. Así no tienen ni que pagarnos, porque no nos enteramos de que ya nos han elegido. ¡Menuda jugarreta, eh! Usted y yo aquí perdiendo el tiempo, cuando podríamos estar haciendo oposición para un puesto que merezca la pena, de esos con cobertura médica y todo. ¿Qué le pasó en las extremidades? La noche va a ser larga y si nos vamos a estar despiertos mejor contar alguna historia.- Me siento a su lado y apoyo la mano en el muslo de su pierna sana, mientras le dedico una encantadora sonrisa.

El hombre te mira sin hablar pero notas que te escucha con atención -Encantado de conocerte Conrad, aunque sea en estas circunstancias. Nunca rechazo una conversación, sobretodo si hay cerveza por medio. Mi nombres es Andrew, he trabajado durante veinte años en una fábrica del sector J. Hace menos de un año tuve un accidente y perdí, junto a parte de mi cuerpo, mi trabajo. Ahora mi familia no tiene para comer y no he encontrado otra salida que este absurdo experimento.

Antes de que puedas responder la puerta se abre y entra el secretario acompañado por tres guardias -Ambos habéis sido seleccionados. Tu irás conmigo Conrad. Tu con ellos -dice el burócrata señalando al hombre y a dos de los guardias de seguridad.

Salís al pasillo y os alejáis del otro candidato, recorriendo nuevamente las instalaciones bajando más pisos. El camino acaba junto a una gran puerta que tu guía abre para que entres.

La habitación es amplia y sencilla, pintada entera de blanco. En ella solo hay una gran trono de hierro, justo en medio de la estancia.

Conrad, siéntate. Se quién eres y la razón por la que estás aquí. Quieres alcanzar tu propia posición eligiendo por ti mismo, escapando de las manos de tu padre. Y quieres ayudar a la gente desde un puesto de político. Bien, si sobrevives a estas pruebas, cosa harto difícil, tal vez logres tu objetivo y te sirvan para madurar, conocer a gente que te puede ayudar y cosas que debas combatir. Pero nadie querrá a alguien que no parezca una persona normal, nadie lo votaría. Debes asumirlo y debes actuar con normalidad, eligiendo aquellas opciones que no provoquen rechazo en la población. Y ahora, coge ese cuchillo frente a ti y prepárate para tratar de superar la prueba más difícil de tu vida -concluye una voz que no sabes de donde sale. Frente a ti, por un agujero que se abre en la pared, surge un pequeño y afilado cuchillo.

Al escuchar ruido en la puerta me incorporé de inmediato, cuatro hombres entraron en la sala, el mismo funcionario de antes y tres agentes de seguridad. El corazón me latía desbocado, posiblemente era el momento de la verdad, dentro o fuera, podía sentir como comenzaba a sudar, reuní todo el autocontrol que me enseñaron en la academia y respiré hondo. Ambos habéis sido seleccionados, las palabras resonaron en mis oídos como si fueran los números ganadores de la lotería. Asentí con la cabeza tratando de mantener la compostura aunque por dentro pegaba saltos de alegría, por fin tenía la oportunidad de darle a mi madre lo que merecía.

Caminé junto al funcionario en silencio hasta que se paró frente a una puerta, ¿la primera prueba?, pensé mientras mi cabeza trataba de imaginar qué podría encontrar tras la puerta número uno. Entré en la sala observando todo lo que me rodeaba, no es que la decoración fuera escasa, es que era nula. Únicamente había una enorme silla de hierro en el medio, una voz me pidió que me sentara y me apresuré a obedecer, la voz me aconsejó que localizara a dos de los participantes en las pruebas, Grar y John. Tomé nota mental de ambos nombres, trataría de localizarlos y probar suerte, cuanto antes mejor, quizá colaborando con ellos superara las pruebas. Cuando la porra apareció me pregunté qué clase de pruebas nos esperaban para que fuera necesario entregarme una porra, sin embargo no dije nada, era mejor esperar a ver como se sucedían los acontecimientos. Siempre había considerado que hablar demasiado no se podía considerar una virtud, acababa de entrar y no quería meter la pata.

Recogí la porra del suelo y la sujeté por el mango, colocándola en paralelo al antebrazo y en dirección al codo, esa era sin duda una de las mejores maneras de sujetarla para poder cargar todo el peso del cuerpo en el golpe y cubrirme. -Estoy dispuesta, señor. ¿Cuáles son mis instrucciones?- me sorprendí a mí misma por lo rápido que había retomado el comportamiento de mis tiempos como inspectora. Se podía sacar al policía del cuerpo, pero nunca el dejaría de serlo.

No sabía si habían estado esperando que hablaran, o había sido pura casualidad. Pero lo que parecía que iba a ser una larga charla, se convirtió en una rápida antesala a la elección final. Afortunadamente, ambos fueron elegidos. Tras escuchar parte de su historia, Conrad también quería que Andrew lograse su objetivo, aunque para su propio bien, fue separado. Tendía a ayudar a los demás quizás más de lo debido, y estaba seguro que ahora más que nunca, debía ayudarse a si mismo.

Cuando la voz habló en la última sala, y le dejó sólo un cuchillo con lo que avanzar, lo tuvo claro. Iba a tener que sobrevivir, a madurar por su cuenta. No es que fuera un crio, alguien con su legado y con la presión que eso conllevaba le había dado poco margen para una juventud desinteresada. Pero por otro lado, y cada vez le parecía tenerlo más claro, haber vivido tan bien le había hecho perder quizás algo de perspectiva. Su padre había sido un genio, pero su abuelo y el padre de este no lo tuvieron tan fácil como Conrad para intentar escalar hasta lo más alto.

Tenía que luchar. Tendría, posiblemente, que bajar más abajo de lo que jamás ha estado para ascender hasta lo más alto. Estaba preparado. Iba a tener que hacer sacrificios, pero si de verdad quería que con su posición en el estrato más alto usarla para ayudar a los demás, primero tendría que saber ayudarse a si mismo. - Estoy preparado. - Dijo, tanto para los que estaban llevando a cabo este experimento, como para si mismo. Si, Conrad iba a salir de allí como el hombre que siempre había soñado ser, el hombre que siempre había estado destinado a convertirse, como lo fueron sus antecesores.

-Aitzbier -respondo a la anciana antes de que nos separen. Sin querer me quedo mirando cómo se aleja. ¿Las dos hemos sido seleccionadas? ¿Por qué? ¿Y por qué a mí me acompaña un estirado burócrata y a ella dos guardias? ¿De verdad la han seleccionado?

Pero conforme recorremos nuevos pasillos y nuevas plantas me voy olvidando de esas preguntas. Al fin y al cabo quien me preocupa soy yo, y no una vieja desconocida. Todo esto comienza a olerme raro, y cuando se abre la última puerta y me planto ante esa especie de trono la extrañeza me embarga por completo. Cuando escuché acerca de estas pruebas pensaba en lo de siempre: inyecciones, vacunas, algún experimento... ¿Pero qué es esto?

No obstante obedezco a la voz y tomo asiento, aunque estoy empezando a pensar que anoche me pasé bebiendo y esto es sólo un sueño extraño.

La voz me habla y no sé si responder o no. Me muerdo la lengua, pues no me gusta lo que dice. Excepto eso último: la verdad sobre mis padres... No quiero engañarme a mí misma, siempre he deseado conocerla. Pero, ¿un cuchillo? ¿Qué tipo de experimento es éste?

Me levanto y me acerco hasta la hoja para cogerla y guardarla bajo la manga. ¿Vale la pena hacer preguntas?

-¿De qué va esto? -digo mirando a las paredes blancas.

Me quedé petrificada al escuchar lo que me decía aquella voz. Abrí los ojos como platos y el corazón se me comenzó a acelerar. Miraba a aquel cuchillo que había caído y no me atrevía ni siquiera a acercarme a él -¿cómo iba a ser capaz de hacer eso? ¿matar a alguien? Era cierto que quería volver a estar con papá, pero... matar estaba mal.

Recorrí de nuevo el techo con la mirada intentando entender los motivos para que me pidiesen que hiciese semejante cosa. Dudé antes de hablar y cuando intenté emitir sonidos las palabras se trastabillaban en mi boca -Pero... matar no es bueno... ¿Atlas quiere que nos matemos? Siempre me han enseñado que si provocamos daño, dolor o destrucción a cualquier persona, ser vivo o cosa solo nos estaremos dañando a nosotros mismos. No lo entiendo.

Tienes razón pequeña, matar no es bueno, nunca es bueno. Pero, a veces, no hay otra solución. Atlas sabe que entre los elegidos hay agentes enemigos, personas que quieren hacer daño a los ciudadanos, a gente como tu papá ¿dejarías que hicieran daño a tu papa? ¿dejarías que te hicieran daño a ti? -te responde la voz tratando de ser algo más dulce pero la estática le da un toque siniestro a sus palabras -No pequeña, debes aprender a ser más fuerte que los demás, a sobrevivir, cueste lo que cueste. ¿Lo entiendes Carol? Imagínate que uno de esos hombres malos pasan los experimentos y, un día, matan a tu papá ¿podrías vivir con eso? No, tu vida y la de tu padre valen más que las de cientos personas, tenlo claro. Si no me crees piensa ¿cambiaría en algo tu vida si murieran mil personas en una ciudad vecina? ¿y si muriera tu madre? ¿o alguna de tus amigas? ¿o tu profesora?

Noah miró al chico alzando lentamente una ceja inquisitiva mas la abrupta entrada del secretario y su escolta cesaron la infructuosa conversación mantenida por los dos durante escasos segundos.-Señor.-Recogió su pequeña pelota y la devolvió al bolsillo, realizó un suave gesto de la mano para despedirse del chico adicto y siguió al enchaquetado allá donde fuese.

Frente a él había un trono metálico y rodeado por cuatro paredes niveas y aún mayor fue su sorpresa al escuchar una voz que le daba instrucciones.-Claro.-Respondió educado a la solicitud de sentarse mientras recorría el espacio que lo separaba del trono.-Bueno, tanto como muerto....no.-Aclaró con un gesto giratorio de la mano en la que llevaba la bola.-Me agrada saber que está bien informado de mi, señor y mas aún saber que no seré ejecutado o arrestado.-Lanzo la bola al aire y la recogió nuevamente entre sus manos.-Hablamos de unos términos de contrato envidiables.-Guardó la pelota y dió una palmada lenta y ceremoniosa.-Acepto trabajar con usted, señor.-Lo dijo sin pensarlo, sabía que si aquello era una farsa estaba jodido de todas formas en el mejor de los casos

Las palabras de esa voz me sorprendían cada vez más -Entre los elegido había espías ¿cómo era posible que eso se le escapase a Atlas? -sentí cierta tristeza al escucharlo pero rápidamente reaccioné ante una de sus preguntas -¡No, no dejaría que le hiciesen daño a papá! ¡Y tampoco quiero que me lo hagan a mí, claro que no! -respondí de forma enérgica.

La voz seguía hablando -debes ser más fuerte que los demás -resonaba en mi cabeza mientras seguía aturdiendome con preguntas, hasta que una de ellas me hirió profundamente -Mi mamá ya está muerta, por eso estoy aquí, por eso me alejaron de papá -repliqué con tristeza volviendo la vista al suelo.

Rodrik se quedó extrañado al ver que ambos habían sido seleccionados, esperaba algo del tipo solo pasará el mejor, pero lo que más le extrañó fue el hecho de que les llevasen a cada uno a un sitió. Al llegar a la habitación y oir aquella voz todo pareció alclararse para Rodrik. Debería haber sido obvio para mí, tu destino depende de tus habilidades. Lentamente se acercó al trono, sin sentarse y lo observó cuidadosamente. Mientras analizaba su función contestó a la voz tranquilamente. Si es la voluntad del Demiurgo que viva, así será. 

El científico fue rodeando lentamente el trono hasta recorrerlo entero con la vista. No es que me emocione ser una rata de laboratorio, pero si esto beneficia a nuestro mundo así será. Y con un ataque de ego miró hacia arriba. Tengo curiosidad por ver que tipo de experimento merece el nombre de verdadera ciencia. Después se alejó tranquilamente del trono. No me interesan los tronos.

La mujer te mira sonriendo, mostrándote los lugares donde debían estar sus dientes -Si parece que la noche será larga. Mi nombre es Claire ¿y el tuyo?- te pregunta justo cuando la puerta de la habitación vuelve a abrirse y por ella entra el secretario, acompañado por tres guardias de seguridad. 

El hombre te mira sin hablar pero notas que has llamado su atención - Mi nombre es Carson, he trabajado durante veinte años en una fábrica del sector J. Hace menos de un año tuve un accidente y perdí, junto a parte de mi cuerpo, mi trabajo. Ahora mi familia no tiene para comer y no he encontrado otra salida que este absurdo experimento.

Antes de que puedas responder la puerta se abre y entra el secretario acompañado por tres guardias -Ambos habéis sido seleccionados. Tu irás conmigo Elijah. Tu con ellos -dice el burócrata señalando al hombre y a dos de los guardias de seguridad.

Salís al pasillo y os alejáis del otro candidato, recorriendo nuevamente las instalaciones bajando más pisos. El camino acaba junto a una gran puerta que tu guía abre para que entres.

La habitación es amplia y sencilla, pintada entera de blanco. En ella solo hay una gran trono de hierro, justo en medio de la estancia.

Elijah, siéntate. Eres un muñeco roto, inválido, débil. Pero todo en esta vida tiene arreglo. Tu, de entre todos los participantes, tienes mucho más que ganar. No solo podrás obtener dinero y un mejor estatus si no que, tal vez, consigas recuperar la integridad física. Si sobrevives claro, pues no lo tendrás fácil. Un hombre llamado Grar y otro llamado Endor tal vez quieran ayudarte. O tal vez quieran matarte. Será mejor que cojas esta arma. Suerte -concluye una voz que no sabes de donde sale. Frente a ti, por un agujero que se abre en la pared, surge un pequeño y afilado cuchillo.

La mujer te mira asqueada y escupe al suelo, frente a ti-Maldito bastardo malnacido- te increpa la mujer justo cuando la puerta de la habitación vuelve a abrirse y por ella entra el secretario, acompañado por tres guardias de seguridad.