Partida Rol por web

Increíble, fue saltar y elevarme sobre las nubes para acabar sentada en lo que parecía no, era un helicóptero versión Jumanji. Era autopropulsado por el viento, vamos que planeaba con él. O eso quería pensar. Estaba a los mandos de aquel helicóptero y ahora tenía que ir a buscar a mis amigos para ir hasta el oráculo. Así que, aproveché una nueva corriente de aire para dirigirme hasta ellos.

Por los gestos y los saltos, parecía que los dos hermanos estaban jugando con mímica tratando de revelarme alguna película. Ni idea. Sí que vi a Victor muy ágil para subirse a la camilla – ¿Camilla? ¿Llevamos una camilla? – era un helicóptero de rescate, de emergencias o una patrullera, no lo sabía.

Jacob me pedía un acercamiento rasante – voy a intentarlo – pero qué va, la corriente de aire me lanzó hacia abajo, intenté evitarlo y casi me voy hasta la Luna – qué delicado es el mando de este aparato. Ha sido darle un poco hacia arriba y fíjate, casi me salgo del planeta – era un jostick delicado, igual Jacob con su habilidad de gamer podría controlarlo muchísimo mejor, pero me había tocado lanzar los dados y era yo la que pilotaba.

- Víctor, agárrate, voy a intentar acercarme a ellos otra vez - esperaba que esta vez fuera distinto y no me los llevara por delante. No se me estaba dando muy allá el pilotaje.

– Turbulencias – había cogido una buena órbita para volver a la atmósfera jumanjera pero aún estaba lejos de poder acercarme a los hermanos – tranquilo, tranquilo. A la tercera va la vencida – crucé los dedos.

- Allá vamos.

Debería ser fácil. Descender, aterrizar, recoger el pasaje. Y ya está. ¡¡Nooooo!! El adjetivo fácil está proscrito en Jumanji. Es por eso que Kimy realiza pasada tras pasada, vuelo rasante o en picado desde la estratosfera. Con tanta fuerza que se queda en la mano con el mango del jostick, intenta recolocarlo malamente y allá que regresa a por los compis. *

Víctor lo consigue, Frances necesita más sentadillas para fortalecer su tren inferior, o el barro que no ha logrado quitarse de encima, está hecha una pupas, se libra de una luxación, una fractura o esquince de tobillo gracias al amor de su gemelo. De los brazos a los hombros y de ahí a las manos de Víctor, el colega siempre listo para echar un cable. El último en auparse es el abuelo Jacob agarrado en precaria situación de una toalla sujetada entre Frances y The_Professor. **

Allá vais, cabalgando los vientos

Una nueva experiencia, nuevas sensaciones, nueva perspectiva. Los animales abajo, una manada de búfalos, leones y tigres en persecución, elefantes saciando la sed en el serpenteante río, toneladas de árboles y vegetación variada, hipopótamos chapoteando igual que cerditos en sus fresquitas charcas. Picos nevados a la derecha, hacia el lejano este, al norte las nieblas de un sugerido mar. Un velero apenas se distingue en un recodo del río. Y centenares de pink flamencos que alzan el vuelo a vuestro silbante paso.

Para que luego digan que Jumanji no es hermoso. 

Kimy vira un poco a la derecha, en dirección noreste, lo indica el navegador de juguete de abordo. Fuertes vientos agitan y cimbrean al helicóptero igual que si estuviese en una coctelera. Se hace difícil de manejar. Abajo, en la litera camilla, azotados también por el soplido y rugido del viento, Frances, Víctor y Jacob, lucháis por no caer desde las alturas...

—Y esoo quee eel oráculoo parecíaa la opción seguraa —me toca gritar para que me oigan contra el viento que nos zarandea.  Por supuesto, todas las demás opciones implicaban viajar también en un helicóptero de juguete, pero es quejarme por quejarme. 

—Esperoo que noo duree muchoo el viajee.  Junto con las articulaciones algo rígidas, el envejecimiento sirenil me había otorgado como veinte kilos de grasa mágica.  

Un nuevo zarandeo del viento. Mas fuerte, justo cuando empezaba a fiarme un poco.  

—Que me caigo, jodeeeeeer

Caigo al vacío, la palmo fijo, un ostión contra el suelo, mi cuerpo serrano devorado por hipopótamos o flamencos.  Pero, de alguna manera harto improbable, la capucha de mi sudadera se engancha en un extremo de la camilla voladora.  Y me quedo colgando, milagrosamente, toda mi barriga sexagenaria al aire. 

Para que luego digan pestes de la ropa de marca.

—Gracias hermanito. ¿Te dije que te quiero mucho?—dijo agradecida. 

¿Que haría sin su hermano? Absolutamente nada, le estaba salvando una tras otra, la verdad es que para Fran es lo mejor del mundo mundial. Sin más estaba allí agarrada a las manos de Víctor y con las piernas sostenía a su hermano mientras se sobrevolaba. 

No supe cuánto se podía aguantar así, pero poco de sudor y se irían muy lejos. Quizás ya había unos cocodrilos abriendo sus fauces con la saliva al costado, esperando el momento oportuno para degustar a dos mellizos. 

—¡Vic! ¡Intentaré no soltarme! 

Agarro a Frances cuando Jacob me la pasa y sujeto sus muñecas con fuerza para ayudarla a subir mientras echamos a volar. Joder, qué peligroso se ha puesto esto de repente. 

—¡Jacob! —exclamo, al verlo caer.

Pero qué potra tiene el colega, que se queda enganchado por la capucha. Resoplo de alivio, por un segundo pensé que se caería a la jungla o a la charca con los hipopótamos, no sé qué sería peor. Kim conduce el helicóptero como una loca, y entre tanto bandazo y turbulencia el riesgo de salir volando es grande. 

—¡Agarraos bien! —le grito a los dos para que me oigan por encima del viento mientras yo trato de hacer eso mismo y no caerme.

íbamos directos al oráculo hasta que me fijé por los espejos que los pasajeros no estaban precisamente bien agarrados, o eso o que les gustaba la temeridad. Decidí realizar una maniobra envolvente, yendo hacia abajo para luego ascender y volverlos a recolocar y que pudieran agarrarse mejor, pero no me salió tal y como había planeado. La culpa era del jostick, seguro que si fuera una gamer no tendría estos problemas. Total que subí pero luego giré porque se me fue la mano, volví para subir y otra vez para un lado. Total que al final no hubo maniobra envolvente sino un poco de tobogán y montaña rusa, un viaje un poco movido, pero Jumanji era así.

– ¿Vais bien?

– ¿Vais bien?

La "pregunta" de la guasona piloto se queda enroscada en los brazos del viento que zarandea la pequeña nave y a los pobres "rescatados" en la litera. Jacob es un suertudo, y su buena fortuna se demuestra una vez más cuando se queda agarrado de su capucha. 

Hay hombres con mucha suerte. 

Suerte de tener a su hermana y a Víctor, amigos que le quieren y le sostienen como pueden mientras luchan por no caerse. 

El helicóptero continua su vuelo desenfrenado, Kim se desespera con el mando, en cualquier momento se va a quedar con él en la mano y la cosa se pondrá fea. Eso sí, está pasándolo bomba como una mona. 

La selva va desapareciendo y el terreno cambia sobrevolando una zona entre riscos desérticos

Aguantáis como podéis. El aire aúlla a vuestro alrededor, amenaza con golpear de forma violenta vuestro transporte y enviaros a todos hacia la nada.

Solo se escuchan los rotores.

Y algún grito. Tal vez de Jacob. O de Verdimusgo.

El navegador señala a Kimy que vuestro destino está al otro lado de ese obstáculo. 

El cielo es la nada. La Nada absoluta, No hay paso por encima ni al lado de ese promontorio. La única entrada es el hueco en el centro.

caben dos helicópteros de alto y uno y medio de ancho. Justito. 

—Si, enana, me lo dices toodo el rato —finjo estar harto de tanto cariño fraternal.  En realidad aprecio mucho a mi melliza, claro.  No hay persona en el mundo que me aguante tanto como ella.  Ni siquiera Ñam-ñam me soporta en mis días malos.

—Kimyyy. Deja de dar vueltas, joder.  El tejido de la sudadera cruje un par de veces, haciéndome sentir terror del bueno, al final ni la potra me iba a salvar.

Frente a nosotros, un túnel en la roca.  Estábamos jodidos  —En línea recta, en línea recta, por favor.  Firme. Justo así, no muevas la palanca.  Yo te indico. Alguna hora del Helicopter simulator tengo encima, espero que mis indicaciones tranquilicen a Kimy, le hagan mantenerse tranquila  confiada.

—Agarremonos a los patines del helicóptero. —Les digo a mis compis colganderos  La camilla puede que no pase.

No se me daban bien los helicópteros aunque también era la primera vez que dirigía uno. Por el momento molaba un montón - me estoy dando cuenta que ya podía tener uno de estos en el trabajo, va super rápido, nada de atascos ni colas - lo único que el mando parecía de porcelana, igual si conseguía hacer unas cuantas horas de vuelo, le cogía el truco a esto de pilotar. No parecía difícil, aunque también es verdad que el helicóptero en el que estaba viajando no tenía tantos controles ni indicadores como los de verdad y aún así...

- Estamos llegando, es atravesando "eso" - había que pasar por el aro. La verdad que según nos íbamos acercando parecía complicado pasar sin dejarnos algo (la camilla) por el camino, aunque igual del golpe nos llevábamos la camilla y un bloque de piedra por la onda expansiva. 

- Vamos allá - mantuve el jostick recto pero ya vi que por la cola se iba inclinando, quizás por el peso - creo que lo vamos a pasar en modo "rasante" - igual si subía la camilla podíamos encoger el tamaño del helicóptero y evitar el riesgo del impacto. Aunque esperaba que por un roce tampoco fuera mucha la tragedia. A una mala, siempre se podía aterrizar antes de aquella estrechez y pasar andando, aunque vete a saber lo que faltaba de viaje al otro lado - sujetaros...

Lo veo chungo chungo, chunguísimo. En teoría creo que el helicóptero debería caber por ese hueco, pero en la práctica… ah, con los bandazos que vamos dando si logramos pasar por ahí será de casualidad. 

Así que en cuanto oigo el grito de Jacob, me pongo manos a la obra para hacerle caso y me encaramo en el patín. Por los pelos, resbala un montón, pero una vez que estoy bien asegurado me agarro fuerte. 

—¡Venga! ¡Subid! Pffff, madre mía, creo que Kim se va a comer la pared.

Víctor y Frances se agarran con manos y dientes y lo que haga falta a los patines del helicóptero. Jacob the gamer tiene razón, la camilla puede que se quede en el camino. Allá que va toda decidida Kimy, recta, firme, justo así, palanca en su lugar...las directrices de Jacob no parecen llegarle al oído debido al rugiente viento...

Rasante. Debe de ser debido a la maldita palanca, no responde bien a los dedos de Kimy. La camilla barre el polvoriento suelo color ocre, se parte, se queda atrás junto con Jacob que no ha logrado afianzarse a las patas del transporte de rescate, su capucha se rompe del todo y él, al menos, se mantiene en el interior de la litera. Una litera que da vueltas y volteretas y más vueltas y giros con el pobre sexagenario dentro. Y el parasitomontes, que no es forma de tratar a animalejos ni aunque sean bichos parásitos.

El pequeño playmóvil pasa de milagro a través de la estrecha oquedad, sus aspas rozan las paredes de roca, saltan chispas y trocitos de piedras, pero continua el vuelo. Algunas piedrecitas acarician la cara de Frances y Víctor, rasguños y poco más. 

Sobrevuelan de nuevo el paisaje desolado, entretanto ven allá abajo a Jacob, como surfeando las arenas encima de la camilla impulsado por la velocidad del helicóptero y del impacto. Claro, que se ha quedado sin calzado y con los pantalones muy muy rotos. Conserva unas bonitas nalgas a pesar de la edad, quien tuvo retuvo.