Partida Rol por web

El geólogo asiente, dirigiéndose a la puerta trasera izquierda del autocar y abriéndola para salir por ella. Pese a la lluvia, la deja abierta por si fuera necesario entrar precipitadamente. Tensa sus hombros, alzándolos contra su mentón, en un intento de pasar el menor frío posible, pero con aquella lluvia infernal su propósito sería casi imposible.

El americano entorna los ojos, intentando descifrar la vegetación más allá de la alambrada, fijándose en cualquier movimiento que no fuera debido a la lluvia o al viento.

No sé por qué me da que nos podemos ir olvidando del barco...

Alder sale agazapado y corre a gran velocidad  hasta el panel de control junto a su "ayudante" Jhon Walter.

Al llegar lo abre y vigila mientras espera que Jhon haga su tarea.

Vamos... te cubro. susurra mientras se coloca en cuclillas con la espalda pegada a la Gran Puerta.

Dave se ha quedado helado en uno de los asientos, parece más tranquilo, pero aún así no deja de mirar alrededor. Parece que quiere hablar con alguno de los demás, pero la vergüenza de haber embarrancado antes el autocar parece impedírselo.

Tom sale afuera, con el sombrero puesto, mirando todo alrededor, hacia la parte delantera izquierda del autocar, mirando la alambrada sur y hacia atrás contínuamente.

El Jeep sigue acercándose, y las luces traquetean entre los árboles y a través de la lluvia, parece que va rebotando bastante. Junto al ruido de su motor, se siente un leve temblor rápido y rítmico en el suelo, haciendo vibrar las suelas de vuestros zapatos y los asientos en que os sentáis.
Cuando aparece tras un recodo, el jeep parece darse cuenta de que se va a estrellar con vuestro autocar, y frena, quedando enfangado en la carretera secundaria. Una mujer -muy guapa todo sea dicho- vestida de fontanera lo conduce, y pega un grito al perder el control del jeep y cruzarlo en mitad del camino. El vehículo está de barro por los costados, y el toldo ha saltado, estando ahora colgado por la parte de atrás.

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Oís rugir y pisar el suelo a un formidable y enorme tiranosaurio, que persigue al Jeep, corriendo a toda velocidad tras él. Parece que la mujer le llevaba bastante ventaja, pero el encontronazo con vosotros ahora puede costarle la vida. El impresionante animal estará con vosotros en cuestión de segundos, pues corre tan rápido como puede en pos de su presa metálica

Al fin la gran puerta está cerca. Con un poco de suerte, estará abierta. Sales de un camino asfaltado para meterte en un tramo de tierra que te lleva mucho más rápido hacia allí. Evidentemente el terreno está empapado, así que sueltas mucho fango.

Cuando llegas a las puertas, están cerradas. Un autocar de personal está parado frente a la puerta, con alguna gente fuera. Consigues controlar el Jeep y frenar sin que vuelque, aunque queda enfangado y cruzado en medio del camino. De la guantera sale también un puñado de papeles y un tubo metálico de unos 30 centímetros, de color amarillo, que va a caer cerca de la pistola

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El rex está ahora muy, muy cerca. Esa gente lleva armas, con suerte te pueden ayudar. Es o eso o confiar a que, después de la carrera que se ha pegado detrás tuyo, el rex te deje en paz...

¡Mierda Mierda Mierda! dice Alder cuando escucha eso y activa la puerta rapidamente como loco. Esto no puede estar pasando... no puede estar pasando... ¡NO PUEDE!

Tras eso,sale corriendo para el autocar. ¡Corre por tu vida!

Mirando hacia los compañeros del Autocar les grita

¡¡TIRA LA BENGALA!! ¡Tirale la Bengala!

Don se asoma por la trasera del autocar al escuchar el estruendo y se queda completamente petrificado ante aquella cosa enorme que iba a una velocidad del demonio contra ellos.

Ahora, con los pies clavados en el barro, le recorre la duda de si entrar a toda velocidad y gritar al conductor que pise el acelerador a fondo o intentar que los demás entren, al menos los que habían estado hasta ahora allí...

Por lo pronto, el geólogo se mete a toda velocidad al autocar, acercándose a la puerta de Max, pero no demasiado para evitar estorbar cuando el resto entraran.

¡VAMOS, VAMOS, VAMOS!

No podía bloquearme ahora. Simplemente no podía, y aunque mis piernas no respondieron, si lo hizo mi mandibula. Apreté los dientes con fuerza, tanto que chirriaron mientras la lluvia golpeaba mi rostro y empapaba mi cabello. Mis ojos se abrieron con una fascinación que rozó el terror. Cualquiera se sentiría pequeño. Insignificante en una situación así. Mis piernas...no responden. No tan rápido como desearía. Algo tengo muy claro. Jamás he corrido tanto en mi vida. Dejo atrás a Don. No miro atrás. Ignoro las palabras de Alder. Interpreto lo que me dice. Lo traduzco...¡Corre! Mis manos se agarrán de la puerta, me dan impulso. ¡Vamos!

 Paso frente a Kenneth, a una velocidad endiablada, toda la que me permitirían las piernas, pero antes...pensaba, a un ritmo mucho mayor que el de mis piernas. Corre más. Corre más. Sólo...corre más.

 El aire embotado de la jungla entraba por mis fosas nasales y hacía que ardiesen mis pulmones, tragué una bocanada, como si hiciese minutos que no respiraba y me ardió el exófago. No hay tiempo para pensar en mi. No tengo valor. Tengo una responsabilidad. Mis ojos están tan sumamente congelados con la imagen de aquella criatura que no son capaces de mirar la bengala en mi mano. La aprieto con fuerza. La tengo. Yo. ¿Por qué yo...? La imagen de la mujer cayendo bajo la superioridad del proceratosaurio me golpea como un puñetazo en la cara. Mis encias se tiñen de rojo por el esfuerzo, la boca me sabe a sangre.

 - ¡Ayúdala!

Espoleado por alguna fuerza incomprensible sigo corriendo, ignoro si Brown me ha escuchado, casi no estoy seguro de que haya pronunciado algo. El aire húmedo golpea mi rostro con fuerza implacable, hago el amago de tropezar ante la tensión, mis manos se van a los oidos por instinto, su rugido hace que mi corazón se encoja. La taquicardía me produce un dolor intenso en el pecho. Pero corro. Debo correr. Una zancada. La puerta. Dos zancadas. El jeep y su conductora. Tres, cuatro, cinco zancadas. Corro como alma que lleva el mismísimo diablo. El camino hacia el puerto. Con su velocidad logrará alcanzarme. Puede que todo...acabe aquí...Me inclino hacia adelante, incremento el ritmo. Mis piernas no responden. No más. No puedo dar más.

 Supero la posición del autobus, no voy hacia el Jeep, voy hacia el sur, recorriendo el camino que habíamos seguido para llegar hasta la puerta con el autobus. Aún tengo al Tiranosaurio a la vista, y era obvio que no lo perdería. Era una ventaja y una desventaja. Lo segundo superaba con creces lo primero.

Recuerdo las palabras de Alder. Bueno...toda mi vida pasa delante de mis ojos al observar más nitidamente los colmillos del rex. Era una obra de ingeniería perfecta, sólo podía ser obra de Dios o del Demonio. Otra zancada más. Vamos...fijate en mi.

 A la carrera y sin pararme tomo la bengala con ambas manos, no pienso detenerme, no de momento. Separo la carcasa, prende fuego, la levanto con la zurda, el brazo más cercano al animal, la zarandeo. Fijate en mi...¡fijate en mi!

 - ¡¡EEEEeeEEEeHHHHHHHHHHH!!!! ¡¡EEEeeEEHHHH!! ¡AAAaAqQuíII!

Como si pudiese entenderme...Corre. Joder...Joder....¡Joder! Es interesante ver como reacciona la mente humana cuando sabe que todo está muy pronto a terminar. Pienso en esa chica del autocar. ¿Michelle? Puele ser. Hubiese querido conocerla mejor. Lucrecia. Ella necesita vivir. Sus hijos..Donald, el cheff, mi...amigo Alder, uno de los pocos Alemanes en Jurassic park, almenos...que yo conozca. El joven Jhon, y aquel talentoso conductor del vehículo. Kenneth, todo un héroe. Están en buenas manos. El señor Viktor, a pesar de su edad sigue aquí...no se rendirá facilmente. Simon y su metodología. Y aquel con acento francés, también Zack...genetista. Es importante. La genética....Seguro que todos eran personas maravillosas.

 Vuelves a hablar en pasado...Max. Hubiese preferido...

Pensaba y nisiquiera se daba cuenta de en que estaba pensado. Se estaba despidiendo mentalmente de todos. Si almenos tuviesen una oportunidad con esto..

 - ¡¡EEEEEEEeeeEEEEeEeeeHHHHH! ¡¡EEEEeeE!!....

Mi garganta estallaba, casi hasta dejarme afónico, aquellos gritos trataban de sobreponerse a los rugidos, al motor del autocar, al del jeep. A la lluvia, al viento. Zarandeo con fuerza la bengala prendida, una y otra vez, sin detenerme. Sólo lo haré si no se fija en mi. ¿Pero quién no lo haría? Si saliese corriendo por Berlín así...Rozaba la demencia.

 Estaría preparado. Vendría con bastante velocidad. Tiraría la bengala cuando estuviese lo suficientemente cerca como para verle la profundidad de sus pupilas redondeadas y lanzaría la bengala al lado izquierdo, con todas las fuerzas que me quedaban. Después sería yo el que saltase, arrojandome al suelo hacia el otro lado. Jugandomelo al cara o cruz.

 ¡Son animales! dijo Alder. La bengala lo atraíra. Se buen chico Rex...se buen chico. Su visión se basa en el movimiento. Su visión.

Me dejaría toda voluntad en llevar aquello a buen puerto. A buen puerto...je..je...Una sola lágrima recorre mi mejilla, mezclandose con las gotas de sudor y lluvia. Por favor...por favor...clamo a nadie en concreto. Yo..no quiero morir.

Observando la acción del joven que intenta distraer la atención del tiranosaurio, no puedo más que pensar en que sus posibilidades de salir de esta son ínfimas... pero al menos incrementará las nuestras al alejar el reptil de nosotros.

Me acerco a la delantera del autobus, manteniéndome cerca de la puerta y espectante por lo que pudiera pasar, pues no acaba de parecerme una buena opción el estar quieto en el autobus, ya que puede convertirse en una trampa mortal si alguno de los grandes depredadores nos pilla dentro de él y no nos da opción a que nos escapemos.

Desde este momento quiero estar preparado para cualquier cosa... Y correré y lucharé si es necesario cómo en mis tiempos de atleta...

Oh dios mío...

Ahora era la cabeza de Don la que empezaba a reaccionar con la suicida maniobra del alemán. Estaba corriendo como un poseso atrayendo al Rex, y tenía pocas, casi nulas posibilidades. Sin embargo, le había dicho a Kenneth que fuera a ayudar a la joven del jeep... Pero he ahí el problema. Si iba Kenneth y le pasaba algo, perdían un brazo armado. Y no estaban en situación de perderlo, menos todavía con semejante abominación a unos metros de ellos.

Bueno, qué importaba, el Rex estaba siendo entretenido y si le pillaban, pues le pillaría uno de los mayores depredadores de la historia y el mayor del reino de los dinosaurios. No era muy patético.

Las piernas del geólogo bajan por las escaleras de la puerta rápidamente y empiezan a bombear, corriendo con todas sus fuerzas hacia el jeep que casi había volcado al norte de su posición. Su cabeza solo pensaba: Que tenga un arma, que tenga un arma, que tenga un arma... Quizás era su naturaleza americana lo que le llevaba a pensar que con un arma todo sería más fácil, olvidando por un momento que Max estaba haciendo una acción mucho más arriesgada... sin más arma que una bengala.

Ahora solo tiene en el linde de su vista el vehículo de la chica. Querría gritar solo para sentirse mejor y liberar adrenalina (más de la que ya estaba liberando, la cual recorría su torrente sanguíneo como un tren) pero no quería arriesgarse a alarmar al Rex, olvidando de nuevo que aquel depredador cazaba a sus presas por el movimiento.

Observo con aprensión la majestuosa figura del Tiranosaurio a lo lejos, pegándome al cristal trasero, avanzando hasta la parte trasera del autobús, congelado, pero a la misma vez, estupefacto ante el magnífico ejemplar que se halla ante nosotros. Terroríficamente bello. Inhnalo un poco de aire, mientras observo al joven que se acerca con la bengala, intentando llamar su atención...ese chico estaba arriesgando la vida por todos nosotros...desde luego, iría al cielo. Y digo que se iba, porque salvarse era poco más que un puto milagro.

Pero no podía quedar en manos de nadie. Reaccionando con rapidez, comienzo a dirigirme hacia la parte delantera a zancadas, la lluvia azotando continuamente los cristales. Miro al conductor...¡¡Oh, vamos, prepare questa máquina!!! La porta se abrirá en breve, y nosotros tenemos que estare preparados, listos, para marcharnos de aquí...¿vio usted la cosa que tenemos atrare? Mas que increible, moriremos todos,...

Por puro milagro he conseguido controlar el jeep y no volcar. A través de la lluvia consigo distinguir un autocar cruzado delante de la puerta, un hombre sale corriendo llevando una vengala, parece que busca llamar la atención del monstruo que va detrás mío. Está loco!!... Asustada, miro en su dirección, siento un escalofrío que recorre mi espalda al ver como va acortando la distancia. Si me quedo en el jeep estoy muerta... Abro rápidamente la puerta cuando me doy cuenta de que de la guantera ha caído una pistola y una especie de tubo. Los cojo y salgo del jeep. Me quedo agazapada, intentando apartarme de la vista del dinosaurio, sin atreverme a salir a campo descubierto y acercarme al autocar. Siento el gusto salado de las lágrimas mezclado con el frío de la lluvia. Antes de echar a correr a la desesperada levanto un poco la cabeza, comprobando la reacción de esa especie de monstruo...

 Lucrecia que estaba apoyada en los cristales atenta a lo que sucedía en la parte posterior del autobus queda paralizada cuando aparece el jeep, perseguido por una enorme bestia, terrible, estruendosa y feroz. Cuando logra apartar la mirada de la bestia se percata de que la conductora es una mujer, aterrorizada.

 Con la boca abierta, horrorizada, Lucrecia se aparta del cristal, poniendose en el pasillo, medio agazapada... paralizada de miedo.

Todo parecia ir bien: Un grupo se acerco a la gran puerta, y la estaba abriendo..  Bien... todo marcha bien...

Solo habia una cosa que me incomodaba....El Jeep... Parecia acercarse a toda velocidad.... Que carajo sera eso?.. o sabia que habia otros vehiculos aparte de los autocar dando vueltas por aqui...

De repente el Jeep es perfectamente visible, por una calle tierra, aledaña a la ruta que nosotros estabamos siguiendo... Pero no veni solo... El rugido del imponente animal que seguia al Jeep, me deja helado por un momento.... Algo jamas visto por el hombre, un monstruo extinto hace millones de años estaba frente a nosotros... Y tenia un solo objetivo: Matar...

Salgo de mi shock... No debo perder la calma ahora.. Debe haber alguna forma de escapar de este bicho... De escapar todos...

El grito del aleman interrumpe mis pensamientos...

Cita :

La palabra que me grito resono por encima de la tormenta, y el eco se fue tras el mientras emprendia una furiosa carrera a traves de la lluvia... Corria, pero no en direccion al autocar, o hacia el porton, ni siquiera hacia el Jeep... Corria en direccion hacia donde vinimos... Que carajo!!!

Que haces, insensato!!!!!! No hace caso a las palabras... Esta determinado a crear una distraccion para que podamos rescatar a la mujer del Jeep.... Carajo..... Levanto el arma apuntando al Tiranosaurio... Pero abandono la idea... Mi arma no sera mas que una gota mas de lluvia sobre la gruesa piel de la bestia....

Solo me quedaba esperar que la maniobra distractoria de Max funcionara para ayudar a la mujer... Pero al parecer Max no era el unico con arrjo en aquel grupo...Otro americano , el tal Donald, salio corriendo, pero en direccion al Jeep.... Al parecer queria ayudar a la mujer... Rayos... Que puedo hacer? Me alejo un poco del Autocar.... Buscando un puinto desde el que pudera tener en la mira el tanque de combustible del Jeep.... Quizas... Si lograba hacer estallar el tanque de combustible, podria distraer al Dinosaruio el tiempo suficiente para que  Max Volviese al Autocar....

Me doy media vuelta, mientras pienso todo esto, para ver si la puerta se abrio, aunque sea lo sufciente para que pase el autocar.... Vamos... Al menos danos una....

Me giro nuevamente hacia el Jeep, y sigo buscando un punto desde el que pueda apuntar al tanque de combustible... Pero no puedo disparar, no aun.... Ellos deben estar mas alejados, para que no les pase nada....

Cuando ya todos están listos y preparados para llevar a cabo la apertura de la puerta lo más rápido y eficazmente posible, todo el pequeño plan se desmorona ante la presencia de un jeep seguido de un enorme dinosaurio imposible de detener por muchas balas que le metieran.
Algunos de los integrantes del autobús se encogen y esconden mientras otros, valientes o suicidad, intentan atraer y alejar al animal del vehículo.

Michelle se levanta de su asiento dejando a Lucrecia agazapada en el pasillo para acercarse al conductor, observando la situación con ojos desorbitados.
-Abre todas las puertas... pero no arranques todavía, llamaríamos demasiado su atención- está claro que un vehículo como ése no podría llegar muy lejos a menos que consigan despistar y alejar al gran tyrannosaurus de la zona.