Partida Rol por web

Jürgand: El puño de Imperium

Un nuevo curso

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09/07/2013, 01:40
Nébula

El cubículo blanco de 6x6 metros permanecía en completo silencio, tras una bien merecida semana de descanso tras los exámenes de Tercero. Pruebas que habíais pasado con holgura, y esperabais ansiosos la holoproyección del próximo maestro para continuar con vuestros estudios. Habíais recibido un entrenamiento plural que fortalecía cuerpo y mente. Se notaba claramente que estaba especializado para el combate y, desde luego, había explotado todo vuestro potencial. Mejorabais rápidamente en los campos para los que teníais un talento innato, hasta ser capaces de llegar a realizar grandes proezas de las que no eráis conscientes, pues no teníais referencia con la que compararlo. Vuestro potencial tras los exámenes de tercero parecía no tener límites.

Sin embargo, ocurrió algo que nunca antes había pasado.

-Atención alumnos- dijo la voz robótica y profunda de Nébula, la IA de información de la Academia a la que ya habíais oído unas pocas veces antes- Sigan las luces azules indicativas del suelo y reúnanse en el salón principal para revisión de constantes vitales y registro.- Tras cortarse el canal de comunicaciones, una pared se abrió y una brillante luz añil en forma de triángulo apareció a un escaso centímetro del suelo.

El primer día de Cuarto había comenzado. 

Hasta ahora, sólo habíais tenido contacto con los diversos maestros holográficos que la academia había puesto a vuestra disposición. Nunca habíais visto a ningún otro ser humano en la academia que no fuera una imagen tridimensional. Por supuesto, sospechabais que había otros niños como vosotros, pero no fue hasta que la voz de Nébula usó el plural que lo terminasteis de confirmar. Parecía que 4º iba a ser el curso en el que trabajaríais la interacción social. 

Notas de juego

Este es un post de introducción, aprovechad para describir un poco a vuestro personaje, como va vestido, alguna manía rara que tenga etc...

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09/07/2013, 11:22
Leonardo

Leonardo empezó a seguir a paso ligero aquella luz. Al ver la escena desde fuera casi parecía algo profundo, un chico vestido con ropas sencillas, una túnica, que parecía de materíal orgánico, ceñida con cinto y unos pantalones acabados en unas botas altas. Todo ello cubierto por un guardapolvo de tono grisaceo con la capucha retirada. Si no fuera por la pulcra inmaculidad que presentaba parecería un viajero de los cuentos, ya que lo único que se veia era una cara amable, muy atractiva, de pelo rubio que empezaba a caerle sobre los ojos azules, sobresaliendo de unas ropas hechas para ser prácticas.

Toda esa seriedad y épica se iban al trate cuando se le miraba a los ojos, más que un viajero decidido parecía un gato, prestando atención a lo que le rodeaba y cambiando de objetivo constante y frenéticamente, era el perfecto cachorrito con ganas de aprender suelto en un patio de juego nuevo.

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09/07/2013, 11:50
Fenix

---¡Oh! ¿ Has oído Igneel? ¡Vamos a reunirnos con gente de verdad! Me pregunto que es eso de la revisión de constante vitales, espero que no duela, pero bueno, vamos hacia allí.- digo entusiasmado mientras dejo a Igneel unos pasos atrás.


Comienzo a caminar por el pasillo que se me acaba de abrir mientras camino trato de parecer algo decente, unos pantalones de color negro bastante ajustados y algo arrugados con unas botas altas de color metálico, como camisa llevo una camisa de tirantes del mismo color que los pantalones dejando a la vista los brazos; después de alisarme mas o menos la ropa procedo a "peinarme" el pelo de color rojo fuego quitándomelo de la cara dejando ver un rostro bastante atractivo, pero lo que mas destaca son los ojos que son de color rojo incandescente y rasgados, como los de un animal, sobre el pecho descansa un curioso collar hecho de plumas de distintas aves.


Cuando llego al final del pasillo me paro para observar la sala, al cabo de unos segundos una criatura hecha toda de llamas se posa sobre mi hombre, es parecida a un hada pero de genero masculino.

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09/07/2013, 12:34
Eco Rider

Eco bostezó y giró sobre la cama cuando comenzó a oír la voz sintética de la IA. Aquel día se encontraba especialmente cansado, por lo que habría preferido remolonear. Pero la eficiencia militar de aquel duro entrenamiento lo hizo alzarse como un autómata y, sin rechistar, comenzar a seguir las luces. Aun así todavía tenía los ojos medio cerrados. 

Era un niño, en apariencia, común. Ni muy alto, ni muy bajo. No parecía destacar en nada especial. Su cabello azabache, pese a estar algo despeinado, no provocaba desperfecto alguno en su imagen general. Por alguna razón la tez pálida y las facciones aniñadas de Eco provocaban una ligera atracción. Quizá de ser más mayor y haber estado en un sitio diferente habría sido considerado una persona muy atractiva. Más allá de eso vestía ropajes sencillos. Unos pantalones negros y cómodos, una camiseta gris de manga corta, y unas botas militares.

Por alguna razón, el cadete se encontraba algo enfadado consigo mismo. Había aprovechado la semana libre para hacer las cosas que le gustaban, siempre encerrado en ese cubículo blanco e antiséptico. Leer, mirar algún holograma sobre temas de interés. Pero no había conseguido ganar a la IA del ajedrez. En su ansia por retos mayores, le había solicitado a la IA que se configurase en la dificultad máxima. Tras perder estrepitosamente varias veces seguidas, Eco llegó a la conclusión de que no podía competir contra esa máquina en todo su potencial, lo cual resultaba frustrante. Quizá existía alguna estrategia ganadora, quizá siempre cometía un error fatal en uno de sus movimientos más importantes... Pero nunca sabía cómo lo hacía la IA para ganarle. Era, cuanto menos, molesto. 

Por eso andaba como una especie de zombie erguido. Sumido en sus propios pensamientos, pero con el porte militar que había adoptado tras los años de entrenamiento. Durante el camino rehuyó el contacto visual con otros humanos, no le apetecía iniciar conversaciones con desconocidos.  

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09/07/2013, 13:38
Drax

A Drax le había costado levantarse, como casi todas las mañanas. Aunque esta era un poco más especial Hoy empezarían su 4º Curso.
Y la primera sorpresa había llegado ya. Podrían salir del cubiculo. Eso ya de por sí era de lo más emocionante. Quizás pudiera encotrar a otras personas reales con quien hablar. No estaba seguro de qué podría decirles, pero al menos era una posibilidad. Estaba entusiasmado.

En cuanto la puerta se abrió salió del cubiculo y empezó a mirar por todos lados. De vez en cuando miraba al suelo para seguir las luces y no perderse, pero trataba de verlo todo.

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09/07/2013, 14:22
Átropos

Por fin iba a empezar el siguiente paso en su adiestramiento. Hacía tiempo que suponía que iban a juntarla con otros cadetes para entrenar el tipo de combates que harían una vez fueran agentes; ya cuando terminó Segundo se preguntó si Tercero incluiría a otras personas pero no fue ese el caso. Sí que acertó en esta ocasión, aunque eso no impidió que diera un respingo cuando se abrió la puerta de manera inesperada.

Se levantó rápidamente de su asiento para ordenar y limpiar toda su habitación con pulcritud tal y como había hecho los años anteriores. A lo largo de su entrenamiento había desarrollado la costumbre o manía de la limpieza y el orden y, desde hacía un tiempo, el robot de limpieza tenía muy poco trabajo en su habitación. Tardó menos de un minuto en estar en la puerta de su cuarto y se detuvo un instante, antes de salir, para lanzar una última mirada hacia atrás; comprobó que todo estaba inmaculado y que no quedaba rastro de que había habido alguien viviendo allí hasta hacía unos instantes. Sonrió muy brevemente con satisfacción y salió con porte serio.

Era la primera vez desde que la trajeron que veía algo que no fuera su habitación, por lo que miró en todas direcciones tratando de memorizarlo todo y de hacerse una imagen mental de la distribución de la fortaleza. Tenía muchas ganas de que llegara ese día, pues eso significaba que por fin se mediría con otras personas; ¿serían como ella? ¿la pondrían en aprietos? esas preguntas pasaban por su cabeza, pero lo que con más ilusión aguardaba era el encontrarse con unos rivales con pensamiento propio, alguien cuyo cometido no fuera el de la enseñanza.

Átropos caminaba con paso ligero y sin hacer ruido por los pasillos de la fortaleza. Iba vestida con un mono grisáceo ceñido que cerraba en un cuello alto; su calzado consistía en unas cómodas botas de vestir negras y, destacando sobre el resto, una armadura la protegía aproximadamente de cintura para arriba. La armadura consistía en distintas capas de material cerámico levemente superpuestas que alcanzaban su máximo grosor en la zona pectoral. Los hombros los tenía protegidos por un diseño similar que descendía casi hasta el codo y, completando la protección, unos guanteletes del mismo material cubrían sus brazos hasta los dedos. La armadura era de color gris oscuro con surcos de un tono rojizo que formaban un diseño simétrico a lo largo de toda la armadura. La protección no tenía un aspecto aparatoso sino que se mantenía bastante ceñida al cuerpo de la niña; en particular, los guanteletes tenían un aspecto tan fino que casi podían pasar por una prenda de gala.

La niña tenía gesto serio, pero dificilmente podía disimular la emoción que sentía por lo que se avecinaba. Su rostro era agraciado y su altura un poco por encima de la media para sus seis años. Tenía un par de diminutos pendientes plateados en cada oreja, dándole algo de brillo a su aspecto que, en general, estaba constituido por colores no muy llamativos.

En el momento de encontrarse con otros seres humanos su mirada se tornaría de inmediato escrutadora y curiosa, tratando de averiguar todo lo posible sobre ellos antes incluso de decir una palabra.

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09/07/2013, 19:02
Ópalo

 Pummm, una explosión rompe el silencio más absoluto, en menos de lo que dura un segundo, el vacío infinito se torna en un sinfín de colores y luces viajando a gran velocidad y dando forma a lo que conocemos como espa...
-La grave voz del holoproyector se apaga de inmediato, en su lugar suena la voz de Nébula, como cada vez, informa del comienzo de las actividades de un nuevo curso; pero esta vez sería diferente, la puerta se abrirá y por fin comenzará el entrenamiento real.

 De piernas cruzadas en la cama, se impulsa con fuerza y da una voltereta lateral mientras se deshace del pijama, viste sus largas piernas con un pantalón de cuero ajustado y un cinto de metal oscuro, se pone una camisa de añil, ajusta sus mangas firmemente y con tanta velocidad como corrección se faja la camisa al cinturón, mientras se abrocha los botones piensa en lo mucho que ha cambiado y aprendido entre estas cuatro paredes, ya había crecido varias gavetas desde su primer día allí, aunque ni siquiera alcance a recordar ese día. Con fuerza se ajusta sus grebas, de metal negro oscuro y brillante, cubren desde los pies hasta la altura de la rodilla; sus piernas apenas se sostienen, tiemblan profusamente de la emoción que soportan, su deseo de que llegara este momento es fuerte, Ópalo respira profundamente hasta que consigue calmarse por completo. Cubre su pecho con una gruesa coraza del mismo metal oscuro y brillante, mientras piensa, en como serán el resto de cadetes, que habilidades tendrán, cuanto poder, lo que podrá aprender de ellos y viceversa; hallará quizás un alma gemela entre sus compañeros, con quien compartir sus metas y sus victorias, sus conocimiento y técnicas en el combate, o quizás un rival digno. Se amarraba con fuerza un par de contundentes guanteletes negros, con picos en los nudillos preparados para golpear con severidad, mientras pensaba en esto último, cuantos de sus compañeros resultarían ser rivales dignos, ¿todos?, ¿ninguno?, ansiaba con todo su empeño encontrar duros rivales, muros impenetrables de fuerza y poder con los que poder batirse para llegar a superarlos uno a uno, con el tiempo. Dio un par de golpes al aire, se acercó a la pared, para medirse como hacía al principio de cada curso, 151 cm, y se aproximó al espejo para comprobar que estaba perfectamente arreglada, se peleó inútilmente durante unos minutos con el mismo par de mechones rebeldes de siempre y finalmente sonrió, picó un ojo a su reflejo y le dijo con tono jocoso.- Adelante guapita de cara, a por ellos.- Se giró y antes de salir por la puerta se irguió totalmente, adoptando una pose militar, y su semblante se torno serio y orgulloso, marchó acelerada detrás de las marcas azules que la guiarían para encontrar las caras de sus nuevos compañeros.

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09/07/2013, 19:49
Jake Shade

No era su mayor sueño la verdad, el pequeño se encontraba muy a gusto en su cubículo, haciendo lo que le ordenaban y pasando los días en soledad... Le encantaba estar solo, era algo a lo que se había acostumbrado a lo largo de toda una vida encerrado, y la compañía era algo a lo que le costaría adaptarse.

No recuerda cuando llegó a aquel sitio, ni recuerda su nombre, no recuerda nada excepto todos los conocimientos y técnicas que le han enseñado en este lugar, no sabe cuando llegó a aquel lugar ni le importa. No tenía necesidad de compañía pues nunca la había tenido, y la única compañía que existía eran máquinas que de lo único que se encargaban era de darle ordenes... claramente estaba mejor solo.

Los hologramas se dirigían a él por una serie de números, ni siquiera sabía cuál era su nombre, ni si tenía uno, así que cuando vió en todos aquellos documentales y archivos que cada persona tenía un nombre decidió buscarse uno. Buscando entre todos aquellos ficheros encontró el nombre de un famoso asesino en serie que había traído de cabeza a todas las fuerzas de seguridad de los lugares que visitaba, le gustó el nombre y así decidió llamarse, Jake Shade.

En general siempre fue un chico muy obediente y disciplinado, ordenado en cuanto a sus pocas cosas se refiere y limpio en su justa medida, no había nadie a quien desagradar, pero intentaba no desagradarse a si mismo. Siempre había pensado que era un chico de lo más normal, había visto muchas fotos en los hologramas y archivos, y siempre pensó que comparado con muchas de las personas que allí se veían era un chico que pasaría desapercibido, y así lo intentaba. A veces se trataba de esconder hasta de la IA, los hologramas y los escudriñamientos, a veces incluso llegaron a pensar lo imposible, que se había escapado de su cubículo, pero ¿para qué hacerlo?... Aquel cubículo era mucho más tranquilo y más confortable que el exterior. Según lo que había visto en sus pocos años de mirar hologramas, el mundo exterior no era lo que se dice seguro, era un lugar peligroso lleno de criaturas y seres que solo buscan su propia riqueza y lucro, y eso no iba con él.

Al oír lo que la voz de Nébula dictaminaba y al ver que la puerta se abría, el pequeño se asustó un poco, aunque probablemente nunca lo admitiría... tal vez fuera la hora de salir de allí, pero no era algo que le emocionara como probablemente le pasaría a muchísimos niños de su edad. Sin asomar la cabeza por la puerta ya podía vislumbrar la zona... un entorno completamente níveo, sin un mínimo matiz que desentonara en aquel blanco y pulcro entorno. El chico se giró y buscó en el lugar donde guardaba la ropa y buscó la ropa más blanca que pudiera encontrar, se la puso a toda prisa tapándose completamente y se aventuró a salir de aquel cubículo... Tan sigiloso como siempre, tan invisible como tenía acostumbradas a las IA de prácticas. Intentó no perder detalle de lo que pasaba a su alrededor mientras seguía las flechas que le indicarían su destino, debía seguir adelante y que nadie fuera capaz de verle, si era capaz de aquello, su entrenamiento había valido la pena.

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09/07/2013, 20:19
Lyonel Sting

Se habia acostumbrado a la vida en el cubiculo, hacia progresos rapidos, y estaba en un ambiente controlado. Ahora, de repente, le sacaban de ahí, un tanto molesto por el cambio en el programa y el horario salió de su cubiculo, solo para ver a un monton de niños y niñas como él.

No le gustó, siempre se habia sentido especial, y que hubiera tantos como el cerca le indicaba que no era así.

En silencio siguió las luces ignorando a los demas niños. Esperaba poder volver a la habitación pronto. En lo unico que se fijó fue en la diferencia de ropa que llevaban algunos, como a él le habian dejado elegir su vestimenta.

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09/07/2013, 21:57
Pan

Pan estaba sentado en el suelo contándose de nuevo los dedos del pie izquierdo... cinco... bien, no se ha escapado ninguno. Al abrirse la puerta da un respingo, se apresura a ponerse sus zapatos y mira desconfiado... nunca había visto una puerta... a Pan no le gustan las puertas... Pero la voz ha dicho que siga las luces azules indicativas del suelo así que no le queda más remedio que salir.

Atraviesa la puerta y mira más allá... la vista se le nubla, se marea... la pared está tan lejos... Pan nunca había visto una pared más alejada que las de su cubículo... a Pan no le gustan las distancias largas... Se concentra mucho y consigue estabilizarse... sería terrible caerse al suelo y golpearse en una situación como esta... Se ajusta su sombrero, se rasca el codo izquierdo, se estira los pantalones, coge aire... y lo suelta... -grrrrr- gruñe. Pan necesita más impulso... coge más aire y se pone a dar pasos hacia adelante... 

A Pan no le gusta caminar en línea recta...

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09/07/2013, 22:28
Dako

El aviso rompio su concentración informandole de las nueva asignación.

Lentamente dejo que el aire volviera a manar de él normalmente mientras se ponía en camino con tranquilidad. Sabía que algún día conseguiría eliminar todo indicio de que estaba allí, lo cuál sería una gran ayuda para sus funciones, pero todavía le faltaba mucho para ello.

Para lo que no faltaba era para conocer a los nuevos compañeros así que se puso la mascara y el shogi blancos.

De todos era sabido que ese atuendo era para llamar la atención y dirigirla hacia donde se quisiera pero en su caso era algo más. Era la única posibilidad de que los compañeros pudierán recordarle y así se lo habia explicado el holograma cuando le preparó para las situaciones en que tuviera que tratar con alguien.

Si incluso habia veces que los hologramas se olvidaban de su existencia. No digamos entonces un grupo de seres posiblemente indisciplinados.

Tambien era cierto que no habia visto a otro niño desde los dos años pero eso no le importaba.

Entrenar, meditar. Meditar, entrenar. La rutina tranquila que daba seguridad, que te decía que se acordaban de tí...

Recordando eso se concentro en sus poderes. Era necesario tenerlos a mano para tratar con los compañeros y con vistas a que fuera una prueba que hubiera que vigilar.

Siguio la puerta y vio un gran número de seres pequeñajos dirigiendose hacia un mismo sitio.

Era posible infiltrarse entre ellos, moverse en silencio y pasar desapercibido. Sin embargo iría contra las enseñanzas pues no había nada que llamase más la atención que intentar pasar desapercibido.

Así que camino tranquilamente dejandose absorver por la marea.

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09/07/2013, 23:07
Mike Hanger

Maldición.
Nada más oír la palabra "alumnos" comprendo que se acabó la vida tranquila que había llevado hasta ahora. Ya me costó en su momento acostumbrarme a los maestros, conocer a más gente era un problema que preferiría evitar. Pero lo bueno no dura para siempre.

Era evidente que tarde o temprano tendría que poner en práctica lo que mis maestros habían logrado y suponía que no era al único al que entrenaban aunque esperaba que así fuera. Había llegado el dia de mostrar mis habilidades me gustara o no, las palabras de Nébula son absolutas y no se deben contradecir.

Así que me pongo mi camisa oscura y el pantalón holgado para permitirme mover las piernas con soltura, sobre todo esto me pongo mi gabardina y me cubro con la capucha, tapando mi pelo rubio y desordenado, consiguiendo un poco de la necesaria calma que necesito. Me preparo mentalmente para salir y me pongo en marcha.
 

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10/07/2013, 00:00
C

El sonido sintético irrumpió de improviso en el habitáculo provocando la desatención repentina de aquella edificación hecha con piezas de juguete, provocando que la última ficha vacilara en su posición, precipitándose desde lo más alto para acabar golpeando el suelo en un dramático preludio de lo que le ocurriría al resto en un abrir y cerrar de ojos. Pero antes de que aquello ocurriese, el sujeto ya estaría visionando el desmoronamiento desde la seguridad de uno de los rincones del cubículo escondido bajo su sábana. No le gustaba que le interrumpieran mientras jugaba y Nébula había conseguido asustarle en un momento de crucial concentración.

Ante sus ojos, la estructura en la que había desarrollado sus escasos años de existencia se modificó repentinamente de una forma completamente inesperada, una gran boca rectangular se abrió de par en par en una de las paredes y unas luces azules parecieron dibujarse en el suelo del exterior de la habitación.

Las órdenes eran, cuanto menos, violentas. Abandonar el único lugar que conocía para exponerse a un medio completamente desconocido y lo peor de todo, enfrentar la existencia de otros reclutas.

Estuvo en la esquina durante minutos observando sin descanso aquel agujero que había destruido la seguridad de su espacio, las luces parpadeaban de forma llamativa siguiendo un patrón que resultaba casi hipnótico, pero no consiguieron que abandonase la seguridad de su escondite hasta varios minutos más tarde, cuando consideró la posibilidad de obtener tiempo extra para jugar si hacía lo que se le decía.

La habitación era un desastre, las paredes rayadas con multitud de colores, la cama desprovista de toda su ropa que parecía estar amontonada en la esquina en la que se refugiaba, almohada incluida, juguetes educativos repartidos por doquier y una torre desmoronada de pequeñas piezas que ahora estaban por absolutamente todas partes. Eso era el resultado de su tiempo libre, la inteligencia artificial que regentaba las instalaciones aún no había activado su protocolo de limpieza, por norma general lo hacía cuando el sujeto descansaba.

En su determinación por obedecer a cambio de posible beneficio personal, tomó consigo lo esencial de su armario particular, la parte baja de la cama. A gatas, se desplazó rápidamente y en silencio pegado a una de las paredes hasta alcanzar el borde del camastro, deslizó uno de sus brazos bajo éste y sacó una prenda grande de color gris claro que se tiró por encima de la cabeza, ocultándose por un momento. Desde otro punto de vista, una figura se contorsionaba bajo lo que parecía una manta hasta que consiguió vestirse, parecía una sudadera de un tamaño superior a la talla que debiera vestir. Disponía de una cremallera ancha, un bolsillo a cada lado y una capucha cuanto menos curiosa, parecía haber sido confeccionada de manera que emulase la forma que describiría el dibujo de un animal, en los bordes de lo que vendría a ser su boca, unos dientes blancos cubrían toda la circunferencia de la caperuza y en la parte superior, unos ojos de vivos colores y dos orejas cosidas; los brazos no alcanzaban a encontrar el final de las mangas y la parte baja llegaba hasta las rodillas, dejando ver el pantalón blanco de lo que parecía un pijamas y unos diminutos pies descalzos.

Antes de salir, volvió al rincón donde se encontraba hacía unos segundos para recoger su almohada y al que sería su único amigo, un oso de peluche.

Tras de sí arrastró las sábanas que quedaron abandonadas a mitad del pasillo, donde la pequeña figura la había olvidado. Aquella situación estaba poniendo a prueba sus nervios y multitud de otras constantes que probablemente estuvieran siendo evaluadas, sin embargo, no podía hacer nada por evitar su nerviosismo, el miedo podía describirse en cada movimiento que realizaba. Se desplazaba con el pecho pegado a una de las paredes del pasillo, sosteniendo en una mano al oso y con la otra apoyándose en la misma superficie de forma que pudiera sentirse mínimamente protegido, a su manera.

Esperaba no encontrarse con nada más que luces, paredes, suelo y techo de las mismas características en un pasillo cerrado con un final igual de blanco y vacío que su cubículo, si algo más allá de su imaginación se le aparecía por el camino no sabría cómo actuar en consecuencia y eso le aterraba.

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10/07/2013, 02:02
Scheherezade

Los alumnos se van reuniendo en un gran salón luminoso de color blanco con quince asientos de forma ovoide, completamente lisos y con unos grandes cojines para acomodarse. Todos los asientos parecían alineados hacia una pared sin ninguna marca evidente.

Cuando todos estáis sentados, la pared desciende creando una alta tarima que forma un esbelto rectángulo horizontal. La fuerte iluminación posterior solo os permite vislumbrar tres siluetas, dos masculinas y una femenina. Todas ellas rezuman un poder tan puro y primordial que os apabulla inmediatamente. La silueta femenina camina en vuestra dirección deformando la tarima a su paso de manera que esta acaba convertida en una especie de "T"

-Bienvenidos, alumnos. Mi nombre es Scheherezade, Matriarca de Cralegya- dice la mujer ahora visible tras alejarse de la fuerte iluminación de la pared. Ahora que podéis discernir sus rasgos, os dais cuenta de lo increíblemente hermosos que son. Sus finas y delicadas manos; su largo y sedoso cabello negro como las plumas de cuervo; sus elegantes y perfectos pómulos; incluso la heterocromía de sus ojos (uno rojo como el fuego y otro dorado como el sol) os parecen que encajan tan bien como si hubieran sido diseñadas por una forma de vida superior. Abrumados por su belleza apenas alcanzáis a oír su discurso de introducción-...Habéis alcanzado el Cuarto curso- dice con su melódica y suave, aunque perfectamente audible, voz- Por tanto es hora de que se os asigne a un Patriarcado y a una escuadra. Vuestros compañeros serán vuestra familia y vuestro destino quedará ligado al de ellos. Pero antes, es hora de la comprobación de constantes vitales- Durante un segundo una luz azul hace un barrido para analizaros meticulosamente a todos a la vez- Bien, una vez confirmado que vuestro estado de salud se mantiene dentro de los limites aceptables, procederé a nombrar las escuadras y a sus integrantes.

En ese momento, los dos hombres que habían permanecido ocultos por la fuerte luz avanzan hacia vosotros deformando nuevamente la tarima hasta que esta queda hecha una "E". 

 

 

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10/07/2013, 03:05
Nazarus

Uno de los hombres se mueve con gracia felina, moviendo su cuerpo en tensión relajada y cómoda. Sus fibrosos músculos se mueven rítmicamente bajo su morena piel color caramelo. En su corto pelo se puede ver un mechón canoso y en sus ojos, una letalidad precisa.

-Soy Nazarus, patriarca de Rossencraft- Dice con una voz firme y elegante- En mi Patriarcado estarán los cadetes: Pan, Jake, C, Eco y Leonardo. Por favor, reuníos bajo mi tarima. 

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10/07/2013, 03:13
Scheherezade

Scheherezade vuelve a hablar.

-Bajo el estandarte de Cralegya se reunirán las promesas: Drax, Fénix, Mike, Tieria y Ariadnne- Llamó a sus alumnos.

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10/07/2013, 03:20
Dédalo

El último hombre no parecía especialmente fuerte, musculoso o gracil, pero su forma de andar rezumaba Poder en toda la extensión de su palabra.

-Soy Dédalo, Patriarca de Vandercräum- dijo con una voz tan poderosa que habría podido ordenarle a una montaña que bailase y no cabría duda de que esta obedecería- Ópalo, Átropos, Dako, Lyonel y Hiei. A mí- Clamó

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10/07/2013, 03:25
Scheherezade

-Antes de enseñaros la Academia, presentaros a vuestros Maestros y llevaros a los salones de la Disputa, os daremos unos instantes para que os conozcáis y presentéis- Dijo la voz amable de Scheherezade.- Aprovechad ahora, pues Cuarto es un curso muy exigente.

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10/07/2013, 11:16
Fenix

Al oir mi nombre me levanto tan rapidamente que el pequeño hada que estaba en mi hombro cae al sillón, sin darme cuenta de lo sucedido avanzo hasta quedarme frente a Scheherezade y la miro a los ojos.

---¡ Yo soy Fenix!-digo mirando luego al resto y luego a mi compañero- ¡Oh! Y él es Igneel ¿ Has visto igneel? Tiene un ojo como el mio.

Al oir ese comentario Igneel hace un facepalm y luego revoloteo hasta situarse en mi hombro. 

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10/07/2013, 11:29
Leonardo

Más niños se unieron a su marcha, la mayoría con gestos de incomprensión o firmeza, a ninguno parecía agradarle aquello, él en cambio estaba encantado de ampliar su espacio, nunca le había terminado de convencer el estar encerrado. Tras sentarse aparecieron los patriarcas y se hizo el silencio después de que aquellas figuras, que irradiaban poder, les hablaran y los seleccionaran. La mayoría de los presentes no tenía siquiera recuerdos de la última vez que le habló otra persona. Lejos de tener miedo Leonardo estaba en un estado de excitación superior, casi se podía ver un rabo detrás de el meneándose de un lado a otro alegremente. Decidió romper el silencio. Se puso en pié, para verlos a todos, se le ocurrió que podía saber ya quienes eran sus compañeros, de los cuales solo sabía el nombre. Pero se le adelantaron, mientras el empezaba a incorporarse lentamente un chico se levantó de un salto, y gritó que era Fenix, presentando también una extraña criatura en su hombro.
Leonardo terminó de ponerse en pie-Yo....soy Leonardo- dijo, esperando a ver las reacciones antes de volver a abrir la boca.