Partida Rol por web

Las órdenes de Sorek fueron respondidas con aceptación.

- Si señor - se repitió una y otra vez,

El dajir noto la carga correcta de líder entrenado en su tono de voz y por ello solo le toco decir:

- Hagan caso al humano, que un grupo de los más veloces lo sigan y se adelanten a los civiles, recorran los túneles y lleven un cuervo mensajero, si notan algo malo, manden al cuervo y esta será la señal para que retrocedamos…que Gaia ilumine tu camino - fue todo lo que dijo alzando la mano a modo de esperar que la estrechara el ex inquisidor -

Drakken tomo del brazo a Vaan y con un poco de esfuerzo lo llevo hasta sus navios.

Fragarot la orca y Liroy el gnomo, se encargaron de destruir nuevamente la puerta, para que la gente que esté dispuesta a viajar en los barcos, los tomen en el muelle, siendo guiados por Drakken.

Vulakar por su parte salió de la ciudad hacia la aeronave de Jo´kar, la cual rápidamente lo acogió para recibir sus órdenes y una vez explicada la situación, la aeronave se dispuso a bajar camillas para recoger a los enfermos y ancianos.

El éxodo inicio rápidamente, los vientos soplaban y del cielo surgieron luces de una tormenta no muy lejana, el rugido del dragón acelero el paso de aquellos que no deseaban abandonar sus tesoros y sus hogares, dispersando aun mas rápido a todos los que deseaban escapar.

Los barcos se atiborraron de syroluthas en un santiamén, dejando a varios en el muelle, personas que rápidamente corrieron de nuevo hacia los tuneles ubicados tras el palacio del dajir, tuneles cuyas entradas estaban resguardadas por varias antorchas, pero que a la larga se iban oscureciendo, por lo que las antorchas fueron tomadas y los magos capaces, lanzaron bolas de fuego y luz para iluminar el trecho cegador.

El palpitar de corazones desesperados por vivir se juntó al unísono en un conjunto de pasos y cuchicheos que rápidamente fueron acallados tras varias horas de caminata.

La catarsis había iniciado, la llama azul del gran dragón se podía observar a varios kilómetros, los tripulantes característicamente barullentos, se habían enmudecido tras observar como semejante poder era desatado por una tierra cuyo destino nunca se había imaginado de tal manera.

Vaan fue llevado al camarote del capitán, donde pudo reposar y recuperar fuerzas.

Los heridos sobre La Luz de Gaia eran atendidos con brebajes y conjuros, varios se iban recuperando con el pasar de las horas, las cuales fueron pocas las suficientes para que la aeronave llegara a la Ciudadela de Drakken, donde los mensajes ya habían sido recibidos y las puertas abiertas.

Un día después, los barcos llegaron al oscuro muelle, donde mercaderes, vagabundos, niños, ancianos y nobles se habían mezclado en un único grupo donde la clase social no era distintiva, puesto que había prevalecido las ganas de vivir antes que las ganas de dormir sobre buen colchón o respirar solo caros perfumes.

Tres días después y sin problemas algunos reportados por el impecable equipo de Sorek, de los tuneles surgieron miles y miles de habitantes de una ciudad destruida a varios kilómetros más al norte.

El sol abrumaba con su calor y fue Drakken el que fue a recibir a los civiles en las salidas arcaicas de aquellos pasadizos de roca roja y estalactitas.

Muchos guardias se encontraban exhaustos, varios no habían dormido en todo el trayecto, el dajir entre ellos, pero ahí estaban, en un nuevo e inverosímil hogar, probablemente un lugar temporal donde quedarse, pero un hogar al final y al cabo.

Anastasia junto a Jo´kar, quien formaba parte del grupo de recibimiento, se acerco a Sorek y con su dulce pero imponente voz comienza a hablarle.

- No soy quien para hablarte, apenas hemos cruzado un par de palabras… - su armadura opacaba cada palabra, pero su entonación y seguridad hacían que receptaras cada frase con claridad - …pero he de pedírtelo Sorek, quédate…te lo imploro, has demostrado ser un buen líder en la batalla y estos hombres ya confían en ti, necesitaremos de tu presencia para dar un buen seguimiento, la ciudadela está repleta de vampiros, tus antiguos enemigos, lo sé pero…somos la única esperanza de este pueblo y tu eres una gran esperanza para nosotros… -

- Así es buen señor… - era el dajir jadeante quien cae abatido y con la boca seca de tanta sed, Anastasia corre y lo recoje del suelo y el syrolutha tras haber bebido un poco de liquido vital solo dice - …Drakken debe comandar a su Legión, yo debo guiar a los civiles, y tu serias un buen adalid de Het´jala, mis últimos hombres estarán dispuestos a seguir tus disposiciones y yo me sentiré seguro de que están bajo el mando de un hombre como tu… - lanza un poco de tos seca mientras Anastasia le da de beber más agua de su talega de cuero -

- Esta muy deshidratado, lo llevare a que lo atiendan, tú solo piénsalo Sorek… -

Jo'kar comenzó a estudiar la forma de comunicarse con el rey de los elfos y con el dragón que sería su refuerzo. Pasó dos días de duro estudio y practica hasta que consiguió lo que se propuso. La primera sombra con la que contacto, la iba a dirigir al dragón. El mensaje era claro. - Rothgard, soy Jo'kar y estoy intentando contactar contigo mediante este ser sombra. Me encuentro en una ciudadela a tres días a pie de Het'jala. He conseguido información de donde está el hombre que controla a tus congéneres como marionetas y, en unos pocos días partiré a su encuentro. Sería un honor para mí si decidieses unirte a mí en ese viaje por la libertad de los dragones. Este ser sombra me trasmitirá vuestras palabras si así lo deseáis.- le dijo el joven a la sombra para que entregase el mensaje.  

Luego, una vez ese ser sombra hubo marchado a enviar el mensaje, Jo'kar convocó otro para que fuese a informar al rey de los elfos de todo lo que había tenido lugar en la toma de la ciudad, la información del pirata y para que le preguntase sobre el orco que tanto mal había hecho. El hechizo había funcionado, pero no fue tan brillante como el primero que hizo y eso decepcionó un poco al felino. 

Una vez hecho esto, Jo'kar salió de su barco para encontrarse con el vampiro. La idea de que el inquisidor entrase en aquel lugar era algo que Jo'kar no veía realista y el inquisidor había avisado de su intención de seguir su camino. Pero Jo'kar le había visto disparar y como había estado a punto de asesinar al rey de los elfo con un fantástico tiro. Ese era el tipo de habilidades que el felino necesitaría en su misión y le quería dentro. Por eso, cuando se reunió con el vampiro le propuso montar una carpa a las afueras de la ciudad para recibir al inquisidor y al Dajir y poder tratar ese asunto de máxima urgencia cuanto antes.

Estrecho la mano al Dajir totalmente sorprendido.-Que el Señor esté con usted.-Digo mecánicamente, sin ser consciente de mis palabras hasta que han sido pronunciadas.

Observo que los exploradores no son precisamente novatos, llevan raciones de comida ligera pero calórica, así como odres, su armadura es muy ligera y hay de todo tipo de armas. -Paso ligero, guiadme hasta los túneles.-

Marchamos en un trote ligero y cómodo, vamos a tener que llevarlo mucho tiempo.

Nos adentramos en los túneles, me pongo mi máscara y pongo la visión nocturna. Avanzamos todo lo veloces que nos permite la cautela de asegurarnos de que no pasamos de largo posibles fuerzas hostiles.

Apenas paramos, sólo pausas de breves minutos para comer y beber. Durante dos días marchamos sigilosos, atentos y poco a poco más exhasutos por la falta de sueño. Sin embargo apenas son necesario palabras de ánimo por mi parte, la mera mención de que están protegiendo a sus familias, a su pueblo, hacen que retornen a ellos las fuerzas.

Por fin salimos del túnel, y a lo lejos podemos ver el castillo, aun así calculo que faltarían varias horas de marcha. observo al grupo, que aunque sonríe esta sin fuerzas, todos están sin aliento e incluso alguno le están dando arcadas,  pues el esfuerzo a sido extremo. Yo tampoco estoy mucho mejor, la cabeza me da vueltas y noto los latidos del corazón que resuenan en mi cabeza a una velocidad de vértigo.

-Vale... *suspiro fuerte* Volvamos a adentrarnos unos metros en el túnel *suspiro fuerte* calculo que, les sacamos un día *suspiro fuerte* así que durmamos y luego exploramos esto *suspiro fuerte* ¿OK? Guardias de dos en dos claro *suspiro*.-

Una vez tods descansados exploramos despacio y con más cuidado los últimos km hasta el castillo, pues realmente no me fio y prefiero descartar posibles emboscadas por parte de tropas, ya sean del desierto o vampíricas.

Pero mis temores son infundados y cuando volvemos a la boca de los túneles ya empiezan a salir los primeros syroluthas.

Ya en las puertas me paro, y escucho al Dajir y Anastasia, cuando esta última habla, un pequeño gesto de irritación cruza mi rostro, aunque rápidamente desaparece. Para la mayoría de presentes, que me consideran un fanático quizás pueda ser entendido incluso como un gesto de asco por que me hable una vampiresa, pero la realidad es muy distinta, ella y yo sabemos que le debo la vida, y eso pesa mucho en mí.

Mientras esta coge al Dajir por un brazo para ayudarle a entrar hablo:

-Vale, lo pensaré, pero haré algo útil mientras. Los exploradores ya hemos descansado, así que vamos a volver un trecho sobre nuestros pasos, para ver que no nos siga el ejército enemigo. Volveremos en unas 10 horas. Si queréis nos vemos aquí mismo, hablaremos mas pausadamente entonces.-

Me vuelvo, hago un gesto con la cabeza los exploradores para que nos pongamos en marcha de nuevo.

Jo'kar caminó hasta el inquisidor con paso calmado antes de que se pusiese de nuevo en marcha. - Tengo que hablar contigo. A solas. - dijo el felino mirando  a los exploradores para que comenzasen el camino mientras el hablaba con su nuevo jefe. 

El felino esperó paciente a que los exploradores se alejasen y no hubiese nadie a su alrededor. - Señor inquisidor, he encontrado el origen de los ataques de los dragones. Hay un hombre que, con su magia, es capaz de controlar a semejantes seres y ese hombre es quien está dirigiendo los ataques de los dragones contra todo el mundo. Creo que si eliminamos a ese mago los dragones dejarían de atacar a los humanos y la paz se restauraría. -  dijo el felino. - En uno de los libros que rescaté de la biblioteca del Dajir debería estar su ubicación, me quedan un par de días de lectura pero una vez tenga su ubicación me gustaría contar con tu habilidad para dar caza a ese monstruo. Esta misma petición se la haré al capitán Noah, a ese hombre al que llaman Lobo y a Draken, confío que podamos volver a ponernos todos en el mismo lado aunque solo sea hasta que esa amenaza haya sido eliminada. - siguió explicando. - Pero no me respondas ahora, ve con los exploradores y medita sobre como actuarás. Si a la vuelta decides unirte y no te sientes cómodo en la ciudad en mi nave podremos hacerte un hueco. - añadió antes de sonreír al inquisidor.

Hago un gesto a los exploradores para que se adelanten.

-¿De verás crees que se queda en un sitio fijo? Si es así y sale hasta en un libro, es que es un sitio extraordinariamente bien protegido, y más por alguien tan poderoso como para controlar dragones, o incluso podría ser una trampa... pero también es cierto que es lo único que tenemos, así que no estaría de mas investigarlo, quizás yendo allá saquemos algo en claro... Visto lo visto no me alejaré mucho de este sitio, pero ni estaré dentro ni me quedaré en la nave, aunque se agradece el ofrecimiento. No, estaré vigilando este lugar, cuando termineis con el libro avisad a un explorador, ellos sabrán donde encontrarme, suerte con el libro.- Digo a modo de despedida, me doy media vuelta y corro para alcanzar a los exploradores.

El hablar sobre control de otros seres, me recuerda la posesión del hombre de las arenas y me pongo a pensar de nuevo, sobre el tema.

El syrolutha contempla la partida del grupo de exploradores durante un instante antes de volver a su nave y caminar hasta su camarote para sumergirse en la lectura del libro en busca de aquel tipo tan difícil de encontrar. 

Jo'kar habló con uno de los miembros de la nave y pidió que mandasen un mensajero a avisar a Noah, al Lobo y a Drakken de que en dos días los invitaba a reunirse en terreno neutral para todos y hablar allí de todo lo que tenía que contarles. Dejó a Vulakar al cargo de la organización de esa reunión, la ubicación, algunos víveres, mesas, sillas... 

Mientras tanto, él se enfrascó en la lectura del libro, sabía que tardaría menos tiempo en leerlo pero así tenía un día completo para descansar y preparar cosas para la cacería. 

Entre la visión de una tormenta que apresuró el paso del capitán, y el rugido del dragón que aceleró el pulso de cada habitante de aquel pueblo maldito, la evacuación fue cuando menos desordenada. A pesar de que instruyó a sus tripulantes para cargar las cosas de la gente y guiarlos al barco, confiando en que sabrían que ningún intento de robo durante catástrofe pasaría impune, la prisa por irse de allí era tal que el caos fue inevitable.

Y aunque lograron subir a una gran cantidad de syroluthas, lamentó tener que dejar a algunos abajo, condenándolos a seguir el camino inestable de los túneles. Esperaba que llegaran sanos y salvos y que el francotirador cumpliera su palabra de llevarlos a resguardo, pero en realidad eso no dependía de él.

Observó la llama azul amenazar desde lejos mientras un silencio que creía imposible se apoderaba de cubierta, reemplazando a las usuales bromas, insultos y apuestas que se acompañaban de brindis y música improvisada en violines de tres cuerdas. Ahora, siguiendo los navíos de Drakken, se dirigían hacia una ciudadela nueva dónde creían podrían encontrar esperanza y refugio para los inocentes.

Por supuesto, incluso tras su llegada al muelle, Noah permitió que los que necesitaran donde quedarse durmieran sobre cubierta del barco o se tomaran turno en las hamacas, sin saber si la ciudadela sería capaz de soportar una invasión de tal tamaño sin repletar sus calles. Si podía ayudar, aunque fuera un poco, a mantener un orden sano que evitara saqueos o peleas por territorio propias del atochamiento o la catástrofe, lo haría sin dudarlo. Y aunque no llegó demasiada gente a dormir al barco hasta la llegada de Sorek, se alegró de haber tomado esa medida.

Viendo que llegaban y el vampiro iba a recibirlos, Noah buscó al Lobo y le indició que lo acompañara. Tenían una nueva reunión a la que asistir.

Sales con los exploradores, en total eran seis jóvenes syroluthas, cuatro machos, dos hembras, todos con sus chalecos de cuero humedecido por el sudor y sus pelajes variopintos.

Ninguno superaba la treintena de edad, eran niños bajo los ojos de los felinos y bajo los ojos de un humano, y sin embargo ahí estaban, dispuestos a matar a cualquier tipo de amenaza, como costumbre y pan suyo de cada día.

Reflexionas sobre ello, hace no mucho estaban en su ciudad, resguardándola orgullosos y protegiéndola como buenos guerreros que demostraban ser tras cada partícula de arena que se levantaba ante sus pisadas firmes y aceleradas de exploradores agiles y ahora estaban ahí, en medio del desierto, buscando señales de enemigos en una cueva cuyo antigua entrada estaba sellada ahora por los escombros de la ciudad que había caído ante la fuerza del dragón.

Rememoras en los efluvios del ayer y recuerdas la lectura de libros sobre exorcismos, así como tus propias experiencias en el ámbito, sin embargo, ninguna de las señales demostradas por aquel ser parecían indicar una posesión demoniaca o similar, fijas tus recuerdos en la imagen del extraño siendo levantado y emanando sombras lúgubres en su posición, hablando en una tonalidad tan potente que de provenir de un humano, mínimamente destruiría sus cuerdas vocales.

Un leve escalofrío recorrió tu cuerpo y uno de los exploradores te interrumpe en tu análisis.

- Señor…la antigua entrada está sellada, ¿volvemos? - dijo con antorcha en mano, aguardando tus órdenes que no debían ser otras más que volver, en esos túneles no había nada y por ende ya nada se podía hacer -

La molesta espina de un temor y cierta repulsión, se clava en tu pecho y analizas la posibilidad de unir fuerzas con La Legión, hacerlo implicaría una traición tan grave que de enterarse algún inquisidor, el castigo que te proporcionaría era apenas estimable como infernal o enloquecedor, sin mencionar  el castigo espiritual, recordaste cada enseñanza al respecto, los vampiros se alimentan y matan a humanos y ahora fuiste tú uno de los que los guiaste hacia la mayor ciudad conocida de vampiros en toda Karjian, tuviste miedo, un miedo que no se había materializado durante el caos del éxodo de hace unos pocos días, pero que ahora se hizo presente, ¿Quién dice que el Dragón no es compañero de Drakken y que este aprovecho la confusión para llevarse nuevo ganado a sus dominios? Ya habías visto a un dragón salvando a un elfo, ¿Por qué no un ser tan demoniaco como lo eran los draconidos podría hacer lo mismo con un vampiro?

La paranoia se había servido en plato impecable y tú la devoraste en grandes bocanadas, era menester vigilar la Ciudadela, ese era tu principal objetivo en ese preciso momento.

Tengo que recurrir a todo mi autocontrol para dejar mi mente en blanco, los syloruthas ya están allá y preocuparme aquí y ahora no tiene sentido...

Miro al joven que me ha hablado, que me mira algo extrañado, porque aún no le he respondido.

-Si, al menos por este camino nos nos podrán atacar en mucho tiempo.-

Retrocedemos por los túneles y volvemos a la ciudad, mientras pienso en mis posibilidades... 

El momento de la reunión había llegado, sin embargo Drakken se encargó de repartir una nota entre todos los citados para que cada uno pudiera percibir la situación por la que pasaban en esos precisos momentos.

“Muy buenas estimados, me temo que Garal me ha pedido que aplacemos la reunión hasta nuevo aviso, he tratado de convencerlo de hacerla lo más antes posible, pero me temo que la delicada situación por la que su ciudad está pasando le está impidiendo poder concretar cualquier tipo de reunión o decisión sobre su pueblo, puesto que el asesinato de un mandatario trae consigo muchos problemas, inclusive se han especulado posibles complots maquinados por el mismo Garal, lo que todos sabemos que no es así.

Sin embargo aún hay cosas por hacer el cómo gobernador y su gente como seres pensantes, por ello, pido paciencia y tiempo, mientras aguardamos, sean bienvenidos a explorar mi ciudadela, existen bibliotecas, zonas de entrenamiento y entretenimiento, si están interesados en el comercio, siéntanse bienvenidos en tomar nuestros libros mercantiles para asegurar sus negocios.

Por otra parte, Vaan Kasbeel, nuestro amigo el extraño que ha aparecido frente a la puerta de la ciudadela, aún se encuentra descansando y recuperándose, espero que para cuando todo este asunto termine, podamos charlar con él y ver que tiene por aportarnos

Sin nada más que añadir, me despido cordialmente.

Drakken Rash'Al Nassark, líder de la Legión

Pdta: he dejado abierto el pergamino de la Legión para que le echen un vistazo en caso de que quieran saber más sobre mi pequeño reino” 

La noche se presentaba fría en el desierto, muchos de los habitantes de He´jala titiritaban de frio ante la implacable fuerza de los vientos nocturnos, era curioso ver una cantidad tal de seres de tu misma especie conglomerados en varios grupos, ninguno era idéntico a ti, pero varios seres de otras razas fácilmente te confundían con uno.

La aeronave no había presentado falla alguna desde que abandono puerto y los cristales eléctricos donados por Drakken, mantenían aun en funcionamiento a sus motores, por lo que la bestial maquinaria se mantenía a flote no muy lejos de la ciudad, con sus velas expandidas y repentinas descargas chispeantes de su bestial maquinaria escapándose por ambos lados de la aeronave.

Subes a ella mediante una arcaica escalera de soga y enseguida el enano ingeniero, Bargo Dienterruidoso te saluda dándote el informe de funcionamiento, donde todo se indicaba que marchaba correctamente, por lo que pudiste ingresar a tu camarote privado, donde Vulakar estaba sentado, leyendo y quien no se inmuto ante tu presencia, solo siguió con su lectura y sin levantar la cabeza dijo:

- Es curioso Jo´kar que tras la figura de felino asesino, eres un excelente taumaturgo y más aun de la magia oscura…no soy quien para exigirte nada, pero sería bueno que me platiques de vez en cuando sobre tus progresos como hechicero, sin confianza esta alianza no funcionara y menos si manejas hechizos de tan doble filo como lo es contactar con una sombra…ten cuidado amigo…las sombras son seres de armas tomar, peligrosos en la lucha, pero aun mas en su etérea lengua, quien sepa contactar con uno, es quien puede adquirir información de ti y de tus compañeros, la escuela Gnu se caracteriza por eso, cada hechizo tiene su efecto bífido… - calla,  cierra el libro y se encamina hacia la cubierta - …la sombra ha estado aquí desde hace rato, creo que solo quiere hablar contigo - cierra la puerta y desaparece tras ella  -

- Muy buenas mi señor Jo´kar Zarpamullida…tengo noticias para usted - la sombra se materializo, como ese espectro amorfo, de contornos oscuros y ondulantes, cuyo único aspecto variable de esa lóbrega mancha que conformaba su etéreo cuerpo, era la de sus ojos blancos y brillantes - el mago Vulakar se percato de mi presencia, es un humano muy diestro, es comprensible el puesto que el señor Akenathor Leröiner le ha dado… - sus pequeñas y cadavéricas manos negras, se entrelazan y comienza a hablar - …el gran dragón Rotgran es un ser fascinante, y aunque su carácter es duro, tras mucha insistencia me ha dado información valiosa para usted…Rotgran es apenas una cría de tres dragones que son inmunes a los efectos del Canto del Príncipe sin Rostro…existen dos dragones milenarios mas, escondidos en Karjian, uno en el Bosque de las Luces y otro en la Isla Negra, he de advertir que estos dos dragones son terriblemente poderosos, pero que su lealtad no ha sido establecida aun, por lo que contactar con ellos puede terminar más que mal en caso de que ambos dragones deseen destruir Karjian…aunque también pueden ser poderosos aliados en la gran guerra que se avecina…la Guerra de los Dioses, el final de la segunda vida… - hace una pausa, se mueve un poco, continua hablando con su bifurcada voz - …Rotgran sabe de la inminente guerra que se avecina mi señor, la guerra entre las fuerzas de la Muerte contra las fuerzas de la Vida. Caronte y el Príncipe sin Rostro se han aliado en busca de la destrucción total de Karjian, Caronte busca contar con más y mas tropas en su lucha en el Inframundo, el Príncipe sin Rostro está confundido, solo busca la verdad tras su existencia, pero sigue a este dios ante la posibilidad de formar parte de algo, de servir a una causa y ante la posibilidad de contar bajo su comando a los Roan, los dragones magos, cuyas almas merodean en el Ja-valga, el panteón de los dragones...Rotgran también desea avisarte que estará muy cerca de ti, que puedes contar con él para la guerra y que de ser necesario, te puede guiar a los demás dragones -

La Sombra sale del rincón donde estaba, apareciendo ahora en el otro extremo.

- También tengo noticias de Akenathor, quien te dice que todo esto se veía venir, que Amúr es apenas un niño que se ha topado con un poder que creía controlar y ahora se ha desatado una guerra de proporciones divinas por su causa…Orr aun no ha sido contactado, el sabe que Davy Jones esta tras él, pero poco a poco el principal Demonio Maritimo se comienza a rendir ante la aparentemente imposible tarea de atrapar a Orr y saber cuál será su postura ante todo esto, que acciones tomara contra su vástago, pero la actitud de un pirata es difícil de encuadrar, puesto que su moral solo los encamina a alejarse de los problemas de la manera más ruidosa posible…también te manda sus felicitaciones por la batalla en Het´jala y que comenzara a rastrear el paradero de Kyara la Vohnia…Amúr se ha mantenido como Consejero y se sabe que entre los cuatro, han logrado reclutar mas mercenarios y soldados para la defensa de la Ciudadela -

Un largo silencio se hace presente, la sombra ya no tiene más nada que agregar y te lo hace saber con un ademan cordial, esperando tus nuevas órdenes o su momentánea liberación.

Luego de un viaje en barco que preferiría olvidar finalmente llegaron hasta la fortaleza de la legión,fiel a la imagen que se podía esperar de un señor vampiro la ciudadela se veía ominosa con altos techos en punta y angulares minaretes con gárgolas posadas en los alfeizares-vaya lugar más acogedor solo falta la turba iracunda con antorchas y azadones y casi me sentiría como en casa-dijo en un tono cínico mientras los barcos finalmente amarraban en el puerto. Como era de esperarse luego de una travesía de aquella naturaleza llevaría un tiempo hasta que todos estuvieran en condiciones de tener una reunión; lo cual con como habían resultado las últimas en que había estado no podía decir que estaba ansioso de celebrar una más si acababa en un desastre similar a la anterior -bueno parece que tenemos algo de tiempo libre capitán y sugiero que lo pongamos a buen uso,solo los dioses saben que desgracia nos caerá encima con esta reunión-dijo en un tono un tanto lúgubre mientras tomaba el mapa y ponía rumbo a buscar al tal Lyd Ras'al para afilar sus habilidades antes de buscar algún lugar donde pudiera encontrar algunos libros de magia para añadir a su repertorio. 

Los días pasaron, noches oscuras en medio de una antigua ciudadela repleta de seres tan tenebrosos en aspecto, pero loables en su andanza del día a día.

Al principio los syroluthas temían a los seres pálidos y de ojos casi fluorescentes, pero a la larga, pudieron entremezclarse entre ellos, con sus costumbre y ayudando en el comercio de la ciudadela para otras ciudades.

No había señal alguna de Garal, quien se había mantenido casi todo ese tiempo encerrado frente a los Tres Antiguos, es decir, los syroluthas más ancianos de Het´jala encargados de impartir juicios y designar a los nuevos dajires.

Llego un dia, donde el cielo se presento nublado, varios syroluthas miraban nerviosos a los cielos, algunos niños hasta comenzaron a huir en brazos de sus madres quienes tampoco podían ofrecerles una total seguridad, guardias de Het´jala y de la Sombra Eterna, se unieron en puestos variados para luchar contra algo invisible, algo imaginario, algo que no estaba ahí, simplemente un miedo marcado ante una amenaza que quedo marcada en su memoria.

Tras treinta días de convivir en la Sombra Eterna, en un día seco y de calor intenso, una nota de Drakken llego a cada uno con quienes solía contactarse mediante ese medio:

“Me temo que los que hasta ahora fueron rumores, hoy se materializaron en una realidad que me gustaría que no fuera así.

Los Tres Antiguos enjuiciaran a Garal por regicidio, quien sabemos perfectamente que es inocente de todo aquel incidente.

Les ruego que vengan a la plaza central, donde será la sede de dicho acontecimiento y den cada uno su respectivo testimonio, como líder de la Legión y Regente de la Sombra Eterna, me han pedido ser juez y he aceptado a sabiendas de que ayudare en lo que pueda contra un posible veredicto injusto.

Sin nada más que añadir, me despido esperando verlos allá durante la noche.

Drakken Rash'Al Nassark, Líder de la Legión”

La tarde comenzó a ser ocaso y en el horizonte se podía notar las figuras de varios extranjeros quienes comenzaron a llegar, hombres montados en las más variopintas de las monturas, cada uno venía acompañado por dos o tres seres más de su misma raza.

Cualquier enciclopedista del Consejo se sentiría maravillado ante tantas razas no reconocidas en el Libro de los Registros de Karjian.

Habían seres de fuego, sus cuerpos eran completamente escarlatas, solo habían extraños símbolos oscuros que variaban en aquella gran epidermis roja, contaban con cuernos que sobresalían de sus agudos cráneos cuyo cabello era en realidad pequeñas llamas de tinte principalmente carmesí. Iban montados en grandes pumas, de colmillos sobresalientes y naturaleza salvaje, pero quienes se acicalaban con sus amos una vez que los desmontaban.

Tras estos seres de fuego llegaron otros humanoides, unos más pequeños, de facciones asemejadas a los zorros, con pelajes variados y de estatura pequeña, no mayor a la de un goblin, es decir, no mayor a los 130 cm. Estos seres, de ojos vivarachos y pequeños colmillos, iban montados en criaturas semejantes a aves incapaces de tomar vuelo, de largo pico y porte levemente levantado, con pequeños brazos en vez de alas y el cuello repleto de plumas finas que se asemejaban bastante a la melena de los leones.

Tras estos seres, surgieron los más grandes, la ultima raza de criaturas semejantes a los dragones, creídos extintos hace siglos, pero al parecer era errónea la información, el mundo de Karjian era un lugar repleto de secretos que ni los más antiguos enciclopedistas manejaban. Eran tres seres, de escamas cuyo color variaba, siendo el más grande el de albina apariencia, con grandes colmillos y terribles garras. Iban montados en verdaderas bestias gigantes y  extrañas, de porte semejante a un gran equino, de crin abundante y de níveo colores, estaban protegidos por terribles armaduras pesadas que les proporcionaban una defensa extra a sus ya de por si grandes musculaturas.

Por último y sin monturas aparentes, del cielo surgieron seres voladores con cuerpos semejantes a los insectos, de cuatro brazos cada ser y de tamaño bastante parejos con los de un humano medio.

Cada raza pertenecía a una tribu de los desiertos, cada quien con sus estandartes quienes portaban orgullosos, todos eran emisarios de sus líderes o en su único caso, el de los seres draconidos, era el mismo patriarca el que se había presentado para el juico contra Garal Varr que se debía celebrar en la plaza central de la ciudadela.

La plaza era circular, estaba rodeada por los lúgubres edificios de oscuros matices donde la gran mayoría de los ciudadanos se fueron apilando para observar más concretamente hacia donde se había montado un pequeño escenario donde los cuatro jueces verían desde arriba al acusado.

Drakken como lo había previsto, contaba con un asiento de entre los tres antiguos, viejos syroluthas con los pelajes blancuzcos y algunos apoyados de cayados para poder sostenerse.

Garal no iba encadenado, pero era escoltado por un grupo de guardias quienes a su vez no se notaban entusiasmados con la idea de llevárselo hacia una posible muerte que no merecía.

Los emisarios estaban muy al frente, con sus ropajes sobresalientes de entre la gran muchedumbre compuesta por humildes syroluthas y helados vampiros.

Los cuchicheos eran miles, el murmullo se compuso en un solo sonido monótono que fue acallado por el golpeteo de una pequeña roca triangular, que resonó en aquella plazoleta repleta de gente y de antorchas que iluminaban el lugar.

- El Juicio ha comenzado - dijo el más anciano de los antiguos, con su voz bastante debilitada - pero antes de iniciarlo como el protocolo antiguo lo dicta, he de agradecer infinitamente a Drakken Rash'Al Nassark, el señor ophir quien nos ha acogido en su ciudadela, brindándonos un lugar para comenzar de nuevo y al syrolutha que ven frente a nosotros, Garal Varr, por demostrar su fiereza y sabiduría en una batalla cuyas posibilidades de ganar eran casi nulas contra un enemigo cuya naturaleza y objetivo se nos es desconocido…sin embargo, he de decir que mi imparcialidad no será afectada por mi agradecimiento y como el Código de las Voces me lo dicta, asi que continuemos… - aclara su voz, su dedo cuya garra se presentaba gastada y alargada, pero débil y quebradiza, apunta a Garal - este syrolutha ha sido acusado del delito de regicidio, cuya pena máxima es la de la muerte inducida por tortura… - varios murmullos se acrecentaron, Drakken pido orden, nuevamente fueron silenciados - …¿Cómo se considera el acusado? -

- Como comandante de mi rey, siempre me preste fiel a mi código de honor y moral, siempre he sido un soldado a los ojos de mis hombres y siempre lo seré a los ojos de la gente, nunca aspire el trono y hoy en día si lo tengo, es porque las líneas del destino se han unido para que yo sea el nuevo dajir de un maravilloso pueblo como lo es Het´jala y me presentaría orgulloso de serlo si así los Antiguos decidieran de proclamarme…pero sé que las cosas no son sencillas y por ello me presento a pesar de ser inocente, voluntariamente ante estos ancianos quienes alguna vez también derramaron sudor y sangre para defender a su pueblo - dijo Garal sin titubeo alguno, lo que genero más murmullos, esta vez más sonoros que los anteriores, pero de igual manera fueron acallados al rato -

Los jueces observaban analizadores a Garal y tras un corto periodo de silencio, uno de los ancianos se levanta.

- Tenemos la presencia de cuatro tribus nómadas que han aceptado la invitación de formar parte de este juicio, ruego que se presenten y hablen sobre sus proyecciones ante esta situación -

Largo silencio, varios de los seres extrañados se miraron los unos a los otros, ninguno parecía querer ser el primero en levantarse y hablar, pero fue el ser de fuego quien con su voz bifurcada hablo:

- Sergen dar-Valekin, emisario de la tribu de los Gromhral, vengo representando a Gorian dar-Rehsu el Eterno y llego en busca de la verdad, de saber que ha pasado, de analizar nuestra situación como antiguos aliados y si dicha alianza sigue siendo conveniente para nuestra gente, los nómadas de fuego -

- Rit Whan, emisario de la tribu de los Azazi, vengo representando a Asdari Valgh, llegamos buscando lo mismo que la antorcha rara esa - dijo el pequeño hombre zorro, cuya broma fue respondida con algunas risas nerviosas -

- Gcristil Zarkoiev, emisario de la tribu de los Skeqsid, vengo representado a la emperatriz y hermana mía Nigcriak Zarkoiev, llegamos buscando la verdad y nada más que eso - era como escuchar muchas voces siseantes al mismo tiempo y una vez terminado su motivo, el gran dracónido se levanto e imponiendo un temor generalizado, con su voz retumbante vocifera en una lengua extraña, traducida por uno de sus acompañantes, un dracónido de escamas cerúleas quien hablaba de manera acelerada, clara señal del temor que tenia hacia su líder -

- ¡¿Acaso nadie se percata de la situación en la que estamos?! ¡¿Nadie siquiera recuerda al gran dajir Aragrokk Ventosh y su eterna lucha por proteger a los míos?! Mi nombre es Vorgkan, líder de la manada los Drakei, descendientes de los dragones y soldados orgullosos que habían jurado ayudar a Aragrokk ante cualquier guerra que se desate en su ciudad… -

- Y de ser así… ¿Donde estuviste tú cuando lo asesinaron y durante la batalla que uno de tus ancestros desato sobre su ciudad? - una poderosa voz se escucho tras la muchedumbre, era el capitán Alharan en cuyo hombro descansaban los cráneos de sus enemigos recientes, sumaban tres en total y con todo su esplendor tremebundo, avanza hasta adelante y al colocarse cara a cara ante el drakei líder, se denota que ambos eran igual de altos, de unos dos metros y medio cada uno, con sus aspectos, a más de uno se le arrinconaría el corazón de temor y sus miradas lanzaban señales de desafío - Alharan Hoja de Azrael, capitán del Caleuche, el último lupino, principal aliado de la Legión, hermano de Drakken y líder de los Sangre Purpura…vengo en defensa de Garal Varr, quien como única esperanza, salvo a su pueblo de una inminente destrucción, del ataque de un dragón, un ancestro de los drakei… ¿o me equivoco? - su mirada de ojos lechosos no se apartaba de las del drakei, quien no decía nada, ni siquiera se inmuto en responderle, solo sentarse nuevamente y dejar correr el juicio -

El lupino se sienta a su vez frente a la muchedumbre, no estaba acompañado al parecer y cruzando ambos brazos tan anchos como troncos, espera a que el primer anciano hable.

- Cualquiera que desee prestar testimonio, lo invito a que suba al pulpito - dijo Drakken con su rostro pálido y su expresión seria -

Bueno ahora que entendi te repito la tirada

Durante estos últimos días, he vigilado las inmediaciones de la fortaleza de los vampiros a la espera de un posible ataque, recibo mensajes del interior de los exploradores, incluso unos de drakken diciendo que me podían enseñar sus capitanes... esa carta fue muy útil para encender una hoguera esa noche, aparte de eso parecía que todo iba bastante bien... y a la vez bastante mal, parece que el Dajir está desaparecido, a priori pensaba que el dichoso vampiro lo tendría recluido e intentaría usarlo de marioneta para manejar su pueblo, ya estaba pensando incluso en entrar a reunirme con él por cualquier medio, cuando recibo una carta que dice que va a ser acusado de regicidio... lamentable.

En el momento señalado entro por primera vez en la dichosa fortaleza y me acerco a la plaza, guiado por un más que nervioso explorador.

Observo el principio del juicio con evidente desprecio. Lamentable espectáculo.

Por fin dan paso a los que podían dar testimonio. Con los brazos cruzadoes en el pecho, cara de palo total, mi francotirador a la espalda y mi bayoneta de reluciente plata colocada al final del mismo, avanzo hasta el centro de la plaza. Paso a escasos centímetros del lupino y el drakei dedicándole una dura mirada al primero, sin dejarme intimidar por su altura y bárbaro aspecto comento. -Creo que a menos que Vorkan sea adivino, no se le puede echar en cara que no estuviese en la muerte y posterior batalla en Het´jala.- Sin decir nada más continúo avanzando, hasta colocarme en el centro de la plaza. Obvio a Drakken y miro solo a los tres ancianos. Con voz potente pero empiezo ha hablar

-Mi nombre es Sorek Hunjan, antiguo miembro del Santo Oficio. Soy testigo del asesinato del antiguo Dajir Aragrokk. Y NADA tuvo que ver el actual dajir, Garal. Fue asesinado a manos de una general del pirata Davy Jones, que le disparó sin previo aviso con un lanzagranadas. A nadie le dio tiempo a reaccionar, y Aragrokk murió al instante. Además en esa sala había concubinas, guardias y más testigos por lo que este juico no solo me parece una farsa, sino también la mayor estupidez que he visto desde que salimos de Het´jala. El pueblo sylorutha no solo se encuentra en guerra, sin cuidad, sin apenas provisiones, !Que además se encuentra sin lider! !Estais para aconsejar o para empeorar las cosas! !¿Convocais a gente a un jucio en vez de convocarla para ver como reconquistar la ciudad, o saber quienes son esos seres de las arenas y como derrotarlos?! Esto es una vergüenza.- Y visiblemente enfadado me doy la vuelta y me aparto para dejar paso por si quieren venir más personas a dar testimonio. Me situo todo lo cerca del Dajir que me dejen mientras le miro interrogante, como preguntando de que demonios va esto.