Partida Rol por web

Cojo con ambas manos la llave espada  mientras dejo que el poder fluya por mi cuerpo mientras observo al bicho, a continuación desaparezco para volver a aparecer a su lado.

---Desaparece- digo mientras los golpes se manifiestan en el monstruo levantandolo por los aires, no pierdo mucho el tiempo y aprovechando su inestabilidad le golpeo con la llave antes de que caiga al suelo.

El demonio recibe la multitud de espadazos sin tiempo a defenderse, quedando aturdido por la dureza de tus golpes, era el momento perfecto para acabar con él.

Quizas fuera por que  esperaba que se moviera o por el combate me habia desgastado muchisimo  la cuestión era que fallé los golpes destinados a acabar con él.

---&%$&/&%- digo mientras fallo los golpes, habia perdido la oportunidad para acabar con el enemigo.

El demonio, ya recuperado del aturdimiento, no duda en cargar hacia ti con toda su furia para destrozarte. Sus notables ansias por acabar contigo parecían abrumadoras, y estaba desesperado, pues sus alaridos y su saliveo denotaban una ferocidad propia de un animal desbocado. A pesar de todo, el demonio estaba tan cegado por sus instintos de destrucción y por el dolor de sus heridas, que arremete en contra de todo lo que tiene alrededor, destrozando los restos de los edificios y haciendo volar los escombros, pero sin acertarte por suerte.

---¡¡MUERE!!-grito mientras vuelvo a descargar un único golpe sobre el monstruo, lo cual era una suerte en parte ya que tenia que dedicarme a destruir los escombros que habia lanzado por los aires, esperaba que ese golpe fuera el último, no tenia fuerzas para seguir casi y lo mejor era encontrar un refugio cuanto antes....

Arrugo la frente al no obtener nada con ese intento de llegar a Rin sin poner en peligro lo que sea que ese portal nos va a quitar, pero también es cierto que en él Yume encontrará sus respuestas, y también, puede que encontremos aquello que Rin ha dejado atrás con su paso y se lo podamos devolver.

Suspiro apretando mis manos en la empuñadura de la Llama y después suelto una de mis manos para tendérsela a Yume como si fuera a sacarla a bailar.

Me encojo de hombros y le sonrío - ¿Vamos a por tus respuestas? - señalo el portal con la cabeza invitándola a cruzarlo conmigo - Juntas.

Al asestar el último golpe del combo de estocada, el demonio suelta un alarido antes de desvanecerse en unas extrañas llamas negras, que empezaban a envolverle como si quisieran devorarlo, lográndolo en el proceso. Parecía que el demonio había sido derrotado, más sería un problema enfrentarse a otro; lo cual te lleva a recordar a su compañero. Parecía que ese también se había desvanecido. Quizás el duro golpe que le había asestado el otro era lo bastante fuerte como para deshacerse de él. A fin de cuentas, en tu mundo solo sobreviven los más fuertes...

El demonio habia caido pero su aspecto era bastante peor de lo que esperaba, contemplo el lugar con cierto interes, debia buscar refugio y sanarme, mi casa...mi casa estaba cerca, era el lugar idoneo para refugiarse de momento, así que sin hacer desaparecer la llave espada avanzo hasta donde se ubicaba mi casa

-Juntas- Repito, como si acaso la palabra portara alguna magia que pudiera protegernos contra lo desconocido, y tomo la mano que me tiende. Sin embargo, mantengo la llave espada invocada, sin saber lo que puede esperarnos al otro lado de las sombras. Hasta ahora, el miedo no tenía sentido como tal, puesto que nada podían arrebatarme. Ahora, sí que tengo algo que perder, y pienso luchar por conservarlo.

Aquella casa no podía ser de nadie más que la tuya. Todo era igual a como lo recordabas, con la diferencia de que estaba en ruinas. Dificilmente alguien viviría allí ya, pero te da por explorar, por buscar entre aquellas ruinas algo que te ayudara o que te desvelara el porqué estabas allí. Si bien aquel extraño naipe te había abierto la puerta, desconocías las razones. ¿Sería un juego del encapuchado?

Mientras avanzabas, algunos recuerdos de tu niñez tratan de alcanzarte. Por cada paso que dabas, más te sentías de vuelta a aquellos tiempos. Tal es así que incluso llegas a detenerte justo en la entrada, abordado de recuerdos buebnos y malos, recuerdos que te forjaron tal y como eres. Pero aquello que parecía ser un retazo de alivio en una situación complicada estaba a punto de terminarse en cuanto escuchas una voz femenina que te desgarró.

-Cariño, no corras, te harás daño.

La mujer parecía estar preocupandose por alguien, pero tu sabías de quien. Conocías esa voz y cuando entras corriendo al interior de la casa la ves, de pie frente a ti.

-Rin, cielo, deja de preocupar a mamá.

Ambas, cojidas de la mano, os adentrais en el portal. Esta todo oscuro, no os permite ver nada, salvo la luz blanca de la estancia al otro lado del portal, pero a medida que vais avanzando, contemplais como el portal se cierra poco a poco, hasta que aquella luz blanca desaparece para dar paso a una total oscuridad. No veis ni sientis nada, solamente notais como si estuvierais flotando. Habíais perdido la noción del espacio. La oscuridad era tan grande, que inconscientemente ambas cerrais los ojos...

cuando volveis a abrirlos, os encontrais en medio de una sala blanca, exactamente igual que de la que procedíais. Pero os percatais de que donde deberían estar las puertas, solo hay paredes. Es como si estuvierais en una habitación aislada completamente.

Os dais cuenta que hay dos extraños papeles con forma de carta o cromo tirados en el suelo, frente a vosotras. Destacaban a la vista porque su extraño color azul intenso resaltaba en aquella estancia tan blanquecina.

Una voz que ya empezaba a resultaros familiar se vuelve a oir en la estancia.

-Bien. Así que al final habéis aceptado el reto... Veamos pues que esconden vuestros corazones. Mostradnos a aquellos que no tenemos que es lo que predomina al tener corazón... Esos naipes reflejan vuestros recuerdos. Vuestros corazones. Lo que encontréis en ellos dependerá exclusivamente del naipe. Pero lo que se refleje en él dependerá de vosotras.

Siento como la sangre de mi rostro se escapa  rápidamente al escuchar la voz...esa voz que hacia mucho tiempo que no la escuchaba, hacerlo me recordaba a mi infancia cuando era tan solo un crio y temia a los monstruos de la oscuridad....solo que ahora la oscuridad era lo que me temia a mi....

---Ma.....¿mama?- es lo único que puedo decir, no tenia palabras para lo que veia....

Tu madre se encontraba frente a ti, con las manos en la cintura, algo refunfuñona, como de costumbre solía ponerse cuando hacías trastadas. Cuando te quieres dar cuenta, tu madre se acerca a ti, con paso firme. Se arrodilla frente a ti, y con una de sus manos, parecía como si quisiera cogerte. De repente su mano te traspasa. Era como si fuera un fantasma, pero a pesar de tu estupefacción y de esa extraña sensación que parecía agarrarte el estómago como si te hubieras mareado, lo único que percibes es que estaba tratando de tocar algo que estaba detrás de ti.

Te apartas algo asustado, como si estuvieras en medio de una escena que no te correspondiera, pero errabas. El niño que estaba enfrente de tu madre ahora, sonreía mientras recibía las caricias en el pelo de su madre.

-Mama, ha sido sin querer. No queria preocuparte...

Dice el niño mientras seguía sonriendo. No cabía duda de que eras tu unos años atrás, antes de todo lo que cambió tu mundo y tu modo de ver las cosas.

La escena era bastante tierna, aunque no estabas seguro de recordarla de esa manera. El trato con tu madre siempre fue bueno, pero estábais en una situación muy desfavorecedora, por lo que era extraño recibir cariño o caricias en momentos tan tensos. Sin embargo, aquella escena te demostraba justo lo contrario.

-Pronto vendrá tu padre a casa, ¿le damos una sorpresa?

Dice la mujer sonriendole al niño.

-¡Hagamos su comida favorita mama!

Responde el jovencito. Estabas bastante descolocado por lo que presenciabas. No era normal aquella escena. No era normal de por si lo que estabas viendo, y no estabas seguro de si era cierto o no, pero sin duda alguna lo estabas presenciando ahora mismo. Es entonces, cuando la voz del encapuchado suena en tu cabeza.

-¿Ves? Realmente esto es lo que alberga tu corazón... Esperanzas falsas sobre una vida que no pudiste vivir, sobre una situación que anhelas que la vida no te otorgó... No lo hace si no más patetico ver esto... Un amor falso, creado por tus recuerdos...

---Entonces por que me enseñas estas cosas? es vuestra maldita culpa que este en este lugar tdo el tema de la oscuridad y de buscar respuestas que lo único que hacen en generan decenas de preguntas más, es injusto y comienza a desquiciarme, así que dime como avanzar para salir de este maldito lugar- digo de mal humor, no solo por la escena aquella sino por que al parecer estaban hurgando en mi mente y corazón, algo que siempre habia mantenido cerrado bajo candado...

Aprieto la mano de Yume cuando la oscuridad cierra la luz en la que nos habíamos adentrado, no por miedo, ni desconfianza, sino para que puede sentirme aun cuando no podamos vernos. Es un modo de decirle que sigo con ella, juntas, y que pase lo que pase, no voy a soltarla.

Me preocupa Rin, y me entristece que haya avanzado solo, no me sorprende, pero me hubiese gustado saberle conmigo, con nosotras en ese momento tan etéreo. Floto, o tal vez me he unido con el aire o la nada, siento como el control se escapa por mis dedos, y, en ese instante, no me importa, todo es neutro, todo parece inocuo y mi promesa debe flotar con nosotros, consintiéndome ese momento de ¿paz? ¿sueño? ¿necedad?

Abro los ojos y entonces caigo en la cuenta de que los había cerrado, y esa oscuridad se me antoja más peligrosa ahora que cuando me dejé mecer por ella. Mis ojos corren a besar a Yume, con disculpa y felicidad de que esté bien, y mis dedos caminan por su mano hasta encontrar un sitio entre los suyos para entrelazarse como si nos ataran con hilos mágicos.

Luego, observo la sala y me espalda se tensa a la vez que mi mano izquierda se cierra con más fuerza sobre la empuñadura de mi Llama. — No hay puertas — anoto mentalmente poniéndome sobre aviso — ¡¿Riiiin?! —grito mientras esa voz nos habla escuchando desde detrás de mi angustia — ¡Rin! —vuelvo a gritar mientras habla de esos napies que ya han atrapado mis ojos un par de veces—.

Y cuando la voz termina, doy un paso hacia las cartas tirando de Yume con naturalidad, como si fuera una extensión de mi misma y alzo el mentón para hablar a la sala en general, a cualquier punto dónde esté ese encapuchado — ¿Dónde está Rin? ¿Le has visto? ¿Está bien?

La oscuridad es agradable. No hay nada que hacer. Nada que pensar. Nada que esperar. Existir, como consciencia, es suficiente. Hay una suave melancolía en la sombra que no posee la luz, demasiado cruel al mostrar la realidad en toda su crudeza, y más hermosa que el vacío, que carece de auténtica entidad. Si no hubiera sentido los dedos de Kora reclamando mi atención, podría haber permanecido con los ojos cerrados durante un tiempo infinito.

Y, sin embargo, levanto mis párpados, solo para volver a encontrarme en la misma estancia inmaculada que acabo de abandonar... salvo por la ausencia de puertas y la presencia de los naipes. El grito de mi amiga es el único sonido que rompe el silencio, pero resulta obvio que el chico de los ojos azules, para bien o para mal, no se encuentra allí. Si realmente nunca llegó a cruzar el portal, o si simplemente ha avanzado más que nosotras por esa ruta es algo que permanece en una conocida incertidumbre.

Oigo la voz, sin escucharla realmente, dejando que sea mi compañera quién me conduzca hacia delante. Mis ojos se han clavado en las cartas, preguntándome si acaso solo me devolverán la nada que inunda mi mente, o si, por el contrario, me devolverán lo que he perdido. Aun así, permanezco en silencio, sin necesidad de apresurarme, esperando las respuestas de ese fantasma sin cuerpo. Únicamente hago una leve presión sobre la mano de Kora, tratando de ofrecerle apoyo sea cuál sea la información que vayan a ofrecerle.

-Te equivocas en una cosa. Yo no soy quien te muestra estas escenas... Como bien decia, son los reflejos de tu corazón. Aquello que más anhela o lo que te ha faltado por ver. No me culpes de tus debilidades...

Dice la voz con un tono neutro mientras notabas como te estaba observando desde algún lugar.

-¿Quieres avanzar? ¿Acaso se avanza en los recuerdos subyacentes del ser? Me complacerá descubrirlo...

Tras eso último la voz se apaga lentamente hasta desaparecer por completo.

El joven Rin y su supuesta madre se adentran en la casa, desvaneciendose al hacerlo. Algo te impulsa a seguirles, aún y a sabiendas de que podría ser una trampa. Aún y así, a pesar de tus dudas y tus fustraciones ante la situacion en la que te encontrabas, algo te insta a seguir adelante. No sabias que era, quizás un estímulo de tu ser por saber la verdad oculta tras esas imagenes, o simplemente curiosidad por descubrirte a ti mismo, o incluso  quizás solo lo hacias por salir de ese lugar y darle una paliza al encapuchado, pero... ¿Seguirias tu instinto, o desandarias lo andado, quizás para encontrarte de nuevo con la esencia de tus recuerdos?

La voz se limita a contestar:

-Puede ser. Todo está en las cartas...

Los naipes volvían a relucir en el suelo, como señal de que ansiaban ser cogidos por alguien.