Partida Rol por web

Al llegar al palacio terminamos por encontrarnos de nuevo con el sultan, pero no era el único en esa sala, había un sujeto que nos miraba con muy mala cara, como si hubiese estado aguantandose las ganas de ir al baño y tuviera que quedarse ahí postrado en su puesto, por lo visto era el encargado de abrir y cerrar las puertas, no era el trabajo mas glamoroso a realizar pero era algo necesario.

Busque saludarlo con un movimiento de cabeza y una sonrisa a ver si con eso se le quitaba un poco lo amargo, total en estas situaciones no tenía por que intervenir era mejor que las cosas siguiesen su curso como hasta ahora había pasado.

Como única respuesta a Noctis, Zayna niega con la cabeza. No sólo no le conocía, no sabía quién podía ser. Y eso no le gustaba nada. 

—Lo más seguro es que pertenezca a la corte —dice, pero no le gustaba nada tampoco tener razón al respecto. Ojalá se equivocara. 

Así que, visto lo visto, Zayna se quedó observando la escena, atenta por si había que intervenir. 

Tras aquel alago ante Aladdin este se mostró modesto para quitar importancia pero entonces el sultan respondió - Vaya así que además de simpatico y valiente, modesto. Seguro que a mi hija le encantaras - Entonces mientras estos se pusieron a hablar entre ellos, el viejo con la barba de chivo se acercó a vosotros y dijo - Dejad de cuchichear, es de mala educación, y para vuestra información, soy Jafar el visir real del sultan, el cual debería recordar que dijo que Jasmine se casaría conmigo.

El sultan oyó a Jafar - Cierto es Jafar, pero todavía queda un candidato al menos deberiais darle una oportunidad al chico. - Jafar se quedó mirando a Aladdin de manera extraña - ¿No te he visto antes por algún lugar?

Por tu sintonía con la luz notas como algo de oscuridad había en aquel lugar. Obviamente parecía de aquel visir siniestro.

Ante la interrupción del visir, me crucé de brazos con suficiencia y sonreí para mis adentros. Esperaba que fuera una u otra de mis suposiciones, pero resultaba que eran las dos juntas al mismo tiempo. Miembro de la Corte y pretendiente. Ese Jafar si que tenía aspiraciones. Su actitud se me hacía bastante llamativa. Por respeto, y para no seguir llamando la atención, decidí dejar de susurrarle cosas a mis amigos y me quedé con la mirada prendida a Jafar. 

- Tal parece que la princesa debe ser muy hermosa si hay cola de pretendientes haciendo fila para desposarla. Es una costumbre interesante...-dije meditando sobre la forma en que las princesas eran en mi mundo. Los héroes debían derrotar monstruos y atravesar duras pruebas para ganarse el afecto de una dama. ¿Qué clase de términos usarían en este mundo para resolver quién se quedaría con el afecto de la princesa?

Zayna se enervó involuntariamente al escuchar eso último. Especialmente, porque era consciente de lo que había sentido. Ese hombre alto... La oscuridad se arremolinaba tenuemente a su alrededor. Era un sumidero de malas vibraciones, y acababa de atribuirse a sí mismo la mano de la princesa. 

—Mi señor, ¿prometió la mano de su hija sin su consentimiento? —preguntó Zayna entonces que, sin haber querido juzgar, al darse las circunstancias de quién era ella y quién fue el bisabuelo de éste, de repente todo cobraba un sentido diferente, cosa que el hombre alto desconocía—. Además, ¿desde cuándo un visir tiene el derecho de desposar a una princesa?  

A penas hice un gesto con la mirada, escuchando el comentario de Zayna, mientras seguía cruzado de brazos viendo la escena. 

- Quizás era el único pretendiente que se animo a presentarse ante el sultán. Después de todo, parece que sólo los poderosos o ricos se animan a entrar a la competencia por la mano de la princesa- revoleé un poco los ojos mientras sopesaba mis ideas y continué- Y la gente de Agrabah no parece ser muy abundante en cuanto a riquezas. Fuera de los lujos del castillo, parece que la gente lo lleva difícil en general- dije siendo consciente de que mis palabras podrían ser interpretadas como un señalamiento de dedo hacia el Sultán. Después de todo, él era el responsable del cuidado de sus subditos- Por suerte, Aladdin se presentó. Le vendrá bien al futuro de Agrabah contar con una persona tan humilde y noble. Además de ser valiente guerrero...- dije esperando que mis palabras llegaran a los oídos del Sultán.

 Vaya que el supuesto visir era alguien de pocas pulgas al ver como reaccionaba ante nuestra platica, si bien tenía un grado de razón sobre que no era muy cortes el estar susurrandose ante una persona, su actitud y sus gestos no hacía que le viera como un buen sujeto, eso o había tenido un mal día a parte de ver como su deseo de desposar a la princesa aun no era concedido, la pregunta era si el merecía que se le cumpliese?.

 -No todos pueden vivir con comodidades kupo- Comente ante las ultimas palabras de Noctis, se ve que nunca estuvo en una posición como la de un humilde aldeano en su mundo como para entender que sus palabras podían ser muy peligrosas en una corte, sobre todo si teniamos que mantener un perfil alto en la misma. -Pero así es la vida kupo, yo por mi parte me interesa saber sus logros kupo...Gran Visir po, con gusto me gustaría escuchar sus historias para llevarlas a nuestra tierra kupop- Comentaba con sumo respeto mientras dedicaba una leve reverencia y me dejaba una de mis manos en el pecho para poder tocar el siemprejuntos y enviarle un mensaje a las mentes de mis compañeros "Sean mas sutiles, estan poniendo al fuego nuestra coartada kupopo, el sujeto parece que no ha ido al bañopo en todo el dia kupo, no lo provoquen kupopo".

 Quizas unos cuantos elogios y ver que alguien estaba interesado en su grandeza, podría hacer que no nos observase de forma tan inquisitiva, despues de todo teniamos que hacer que Al se viera bien.

Por desgracia... - comenzó a decir el sultan cuando el borde visir respondió - La princesa ha expulsado de mala forma a todos sus pretendientes, y en cuanto a lo de prometermela a mi, no ha sido por acto del sultan, sino de una ley máxima en Agrabah - Entonces era normal que todos mirarais al sultan en explicación de esa ley

El sultan simplemente explicó dicha ley - Si la princesa de Agrabah no encuentra esposo para su proximo cumpleaños, deberá casarse con el visir real. -  entonces saltó para dirigirse a Aladdin - Pero por suerte tenemos un pretendiente más, el principe Alí Ababua, así que tranquilo Jafar, no tendrás porque casarte con Jasmine. - dijo un tanto feliz el sultan aunque no se apreciaba lo mismo en la cara del visir.

Entonces el sultan resolvió más dudas planteadas - Es normal que no haya muchos pretendientes, Jasmine solo puede casarse con un principe, y al menos me alegra ver que el pequeño moguri entiende la situación de mi reino, no puedo hacerme cargo de todos al igual que no puedo hacer que todos tengan el mismo estatus. No solo depende de mi Noctis. Aunque si como bien dices el principe Alí será bueno para el futuro de Agrabah lo comprobaremos en la cena - dijo riendo - Seguro que no habrá problemas en que te desposes con Jasmine.

Lo unico que quedó en el aire fue la pregunta del moguri a Jafar, sus logros. Jafar seguía teniendo una cara de pocos amigos - Soy un visir, no tengo logros como tal, mi única azaña es ser el gran consejero real de su alteza, el sultan. Otro logro sería casarme con la princesa en el caso de que despache a este nuevo pretendiente... - al cual miraba con desprecio.

Aladdin entonces se apresuró a responder - Oh vamos gran visir, ni que hubieras perdido un trofeo, además según su alteza no es que la quisieras ¿No?

Para fallo de todos nadie se percató de quien entre las sombras estaba escuchando, la cual con cara de ira y enfado salió promulgando a los cuatro vientos un buen discurso que calló a todos.

Era Jasmine. Al oir como la trataban como a un vulgar objeto salió hecha una ira - ¿Y QUE PASA CON MI OPINIÓN? ¿Qué pasa si no quiero casarme? Además, la persona con la que pasaré el resto de mi vida no debería elegirse por pretendientes, mi padre, o una vulgar ley que me obliga a encontrar marido o me casaré con el visir. Sois todos unos estupidos egocentricos que no os preocupais por el corazon de los demás, ni el sultan, ni su visir, ni el principe que parecía altruista con el pueblo.

No me casaré con nadie quien no ame de verdad, pues no soy un trofeo que se pueda ganar - Tras lo dicho Jasmine se fue corriendo por el mismo pasillo que vino. Ni el sultan, ni Jafar, ni Aladdin supieron que hacer, se quedaron quietos en el lugar reconcomiendose de culpa.

Zayna en ese momento, alzó la ceja con desconcierto. 

—¿Ley máxima de Agrabah? En mis 10.000 años escuché algo como eso. ¿Puede decirme cuál es esa ley? Hasta donde yo sé, la única ley máxima es la de desposarla con un príncipe. No dice nada del visir. Aun así, mi señor, debo añadir que no estoy de acuerdo con ella tampoco. 

Y en ese momento en el que la conversación se tornó en tratar a la princesa como un trofeo, un fuerte viento sacudió la sala de forma brusca e hizo volar varios turbantes. No hacía falta mirar a Zayna para saber que su aura se había enfurecido de forma brusca y agresiva. Por suerte, la princesa Jasmine estaba ahí para defender su postura. Así que eso hizo que el viento amainase. 

Una vez se fue, Zayna se encogió de hombros. 

—Yo estoy de acuerdo con ella. Y en cuanto a lo de casarse con ella, revise las leyes, mi señor. No hay nada de visires en la ley máxima. Créame, he visto mucho de éste país. 

Dicho esto, observó hacia dónde se fue la princesa. 

—Si me disculpan, iré a hablar con ella. 

"kuuu, vaya que esta difícil las cosas aqui kupo" Meditaba para mis adentros al escuchar las respuestas que daban el visir y el sultan respecto a desposar a la hija de este ultimo, por lo visto ese tipo de leyes no dejaría de verlas no importaba en que mundo me encontrase o tiempo, siempre la realeza priorizaba el deber o las posesiones antes que lo que dicta el corazón, aunque podía entender en parte el por que de tradiciones así no podía evitar sentirme mal por la princesa. Y al ver su repentina aparición y escuchar sus rabiosas palabras de protesta ahí comprendí que si nuestra misión era que ella y Al se conocieran, había sido un muy mal primer paso ese encuentro tan forzado.

Peor fue escuchar a Zayna decir que en sus 10000 años no había oído de semejante regla como la que había mencionado el visir, no me asombraba su memoria, me asombraba el que no tuviera reparo en decir eso ante todos, aun no sabiamos si el visir sabía de la verdadera identidad de ella, aunque a estas alturas ya parecía importar poco al menos así era si la persona mas importante de la sala lo sabía y la apañaba.

No dije nada ni fui tras la princesa, ella debía pensar bien las cosas si quería que su anhelo se volviese mas que eso. Y mas importante Al tenía que ser creativo si quería tener una oportunidad con ella en esta situación. En eso mi mente se vio iluminada por una repentina idea y mi rostro por la marca de la travesura en la que estaba pensando.

Manteniendo mi mano cerca de mi siemprejuntos mandaría un mensaje oculto a mis compañeros.

"Hora de poner el plan *De Mendigo a marido* en acción kupo....Noctis trata de alejar a Al del palacio y que se mueva por las calles de forma menos ostentosa; Zayna, si puedes trata de convencer a la princesa de huir por una noche del castillo e ir a divertirse a la ciudad kupopo...Es hora del cupidopo"

Las cosas se habían puesto bastante calientes, después de la llegada de la princesa de forma repentina y su declaración. Sus palabras eran justas y respetables. Después de todo, tras pensarlo bien, una subasta no era una forma digna de ganarse el corazón de una princesa. Rescatarla de un gran villano, una torre custodiada por un dragón, o atravesar un infierno de monstruos y pruebas eran formas más aceptables, sin duda alguna. Pero el más posible candidato a villano era el visir, y no parecía ser del tipo que secuestraban a las princesas. Estaba exigiendo una oportunidad como todos los demás, aunque personalmente apoyaba a Aladdin. El visir incluso estaba algo pasado de años incluso.

Zayna fue tras la Princesa, así que aproveché a acercarme a los caballeros, quienes se miraban con cara de culpa y remordimientos por sus acciones. Lo mejor era calmar el ambiente, dando oportunidad a mis compañeros a solucionar las cosas. Escuché las ideas de Kosmog en mi cabeza y procedí a acercarme, poniendo una mano sobre el hombro de Al.

- Caballeros, Su Majestad. Si desea que la princesa no se enfurezca nuevamente, lo mejor será que revise la forma en la que los pretendientes se postulan. Si usted ama a su hija, lo mejor será que le dé un poco de voz en éste asunto y ella pueda elegir de entre los candidatos. Después de todo, el amor ha de ser ganado con esfuerzo, no comprado o pactado ¿No lo creen? -dije mirando a Al y a Jafar- Si me permiten, recomiendo dejar el asunto por el momento. Quizás planificar una reunión un poco más informal para tratar el tema de forma más relajada- argumenté tan respetuosamente como pude, esperando ganarme la comprensión de aquellos hombres. Por último, hice girar a Al y avanzar un poco hacia un costado para aconsejarle de forma discreta- Deja las joyas y a tus súbditos atrás. Nos encontraremos afuera y empezaremos de nuevo para mejorar tu imagen ante la princesa. Tenemos un plan para que puedas acercarte a ella de una mejor manera- asentí con confianza ante mi amigo y le dejé libre. Hice una reverencia hacia el Sultán y el visir, en señal de despedida.

- Espero que tengas un buen plan, colega- dije pasando cerca de Kosmog para que me siguiera hacia la salida.

Tras la discusión en el hall principal y aclarar el sultan que el principe Ali era el unico pretendiente que quedaba por el momento y que Jasmine era la que decidía, excepto por la ley la cual, gracias a Zayna, hizo que dudara un poco de ella, obligaba a Jasmine a casarse al ser mayor de edad con su Visir, la djinn se fue a buscar a Jasmine, y mientras los otros dos heroes se fueron fuera del palacio, por desgracia aún dentro de este, en los jardines a esperar a Al, a fin de cuentas la nobleza no estaba bien vista que se juntara con el pueblo llano.

Tras mucho correr, o más bien sin darte cuenta, levitar, al final acabas llegando a los aposentos de la joven princesa, la cual, un tanto deprimida estaba echada sobre un monton de cojines y junto a ella se encontraba un tigre al cual trataba como mascota. Desde luego perseguirla no fue tarea facil debido a la grandeza de aquel palacio, pero finalmente se detuvo allí. Al entrar tu, no pudo evitarse darse cuenta de que estabas allí, y se giró para mirarte - ¿Quién eres tu? - no te hablaba con inquina, pues te había escuchado antes y en parte, aunque estuviera cabreada, no podía mostrar ese enfado reprimido hacia ti - ¿Y por qué me defiendes? No quiero decir que no esté agradecida pero... es confuso. - El tigre te miraba con desprecio, pero no lo hacia adrede, se veía que solo estaba defendiendo a Jasmine - Ya, Rajah, tranquilo, a ella no hay que asustarla. - E inmediatamente te miró de otra forma y se echó junto a la princesa

Tras esperar varios minutos en los jardines esperando a que Al saliera y os viera, finalmente allí estaba - Perdonad chicos, las charlas con el sultan no son muy amenas, y esto de hacerse pasar por principe es duro... aunque creo que la primera impresión... no ha sido del todo buena. - Se quitó el gorro del atuendo, donde llevaba la lampara. - ¿Vosotros que opinais? - Instantaneamente el genio salió de la lampara cual arbitro de boxeo con una pizarra y una tiza donde ponía "Jasmine | Aladdin" y puso un uno en Jasmine.

Genio: Obviamente no todo puede ser, un poco de magia por aquí, algo de buena entrada por allá e instantaneamente besar el santo Al, pero tranquilo, remontarás - decia como si fuera un partido de futbol. - ¿Verdad chicos?

Zayna tardó unos segundos en reaccionar. La razón fue por el shock que le produjo entrar en ese cuarto. Había estado allí antes, pero la princesa no se llamaba Jazmine, sino Sadya. Después, volvió a la realidad bruscamente, y clavó los ojos en el tigre, ante lo cual sonrió al ver cómo protegía a la princesa. Después, volvió a centrarse en esta última. 

—Disculpe mis modales, princesa. No me he presentado ante vos. Mi nombre es Zayna, y serví a uno de sus antepasados antes de que me liberara. A pesar de ser djinn, me temo que ya no puedo conceder ese deseo de libertad que anhelas. Pero vengo a ayudar en lo que pueda, ahora que al fin puedo escoger en qué lugar puedo estar... 

Después, volvió a mirar de reojo el cuarto. 

—Es... como si no hubiera pasado el tiempo. Y aún así sé que han sido 100 años de golpe... —murmuró ligeramente abstraída. 

Después, de un ligero, flotó hasta el posarse, liviana, cerca de la balconada. 

—¿Sabe cómo conocido su tatarabuelo a la princesa Sadya? Tu carácter y fuerza hacen que me recuerden mucho a ella. Tampoco quería aceptar pretendientes. No me estaba permitido opinar, pero sentí... me sentí identificada. Yo tampoco podía escoger, sólo conceder. Hasta que conocí al que, poco después, se convertiría en su marido, Altair. Mi último amo.