Partida Rol por web

El bandido se retorcía en el suelo llorando y sangrando por la nariz y la boca, viendo como una mancha húmeda apareció en su entrepierna, cuando su vejiga se aflojo presa del pánico... -¡NOOOO!... No quiero morir... ¡Malditos cerdos hipócritas!... Ahhhhh... El bandido gritaba con los ojos casi fuera de las órbitas siendo presa del pánico, mientras se arrastraba por el suelo intentando alejarse de Caerwyn

—¿Hipócritas? No utilices palabras que no sabes lo que significan —rió Caerwyn.

No podía hablar por sus compañeras, pero Caerwyn no era una persona que no dijera lo que pensaba. Más al contrario, tenía a veces una lengua bastante larga y completamente afeitada. Si veía un botón, lo pulsaba. Si veía una palanca, tiraba de ella.

Si decía que iba a manchar el suelo con su sangre, es que iba a hacerlo.

—Haz las paces con tus dioses, porque te voy a enviar con ellos —dijo La Hermosa antes de seccionarle el cuello de un tajo.

Se escuchó un sonido húmedo, antes de que la cabeza del bandido rodara por el suelo de tierra. Caerwyn se echó la espada al hombro.

—Bueno... ¿qué hay de desayunar?

Tras la ejecución del último bandido, ayudo a Oleg a recoger los cuerpos y colgarlos a la entrada con un cartel que indica claramente que los bandidos no son bienvenidos.

Una vez acabada la tarea, con las nuevas provisiones, equipo y algunas monedas en el bolsillo, nos sentamos nuevamente en el patio, agradeciendo los rayos de sol que calientan el día y disfrutando de una buena comida y bebida.

Mientras comía y bebía, estaba pletórica, con una sensación de paz interior que hacía mucho que no sentía. Sonreía y miraba al resto con un brillo especial en los ojos

- Antes de ir a por el resto de esa banda, podríamos ir barriendo la zona, explorándola y limpiándola de posibles enemigos y monstruos que las acechen. Había pensado en ir hacinado barridos, de este a oeste, y bajando al sur una vez exploranda cada franja de terreno comento moviendo un dedo sobre la mesa dibujando mi idea de exploración.

Mara al comprobar que nadie mas aparecía bajo de la torre para reunirse con sus compañeros tras haber presenciado el espectáculo. Observó el cadáver del bandido en el suelo, decapitado mientras la sangre regaba la tierra, era un triste final pero era la vida que había elegido, y así debía acabar.

No añadió nada sobre la discusión que había habido, solo recogió un trozo de lona y tapó la imagen mientras escuchaba las palabras de Shallana. - Tienes razón. Lo mejor será primero despejar la zona, puede que tengan trampas, puestos de observación para controlar los caminos y dar con las caravanas, avazadas... Todo aquello que nos quitemos de encima mejor. - comenté apoyándome contra un árbol.

- También habrá que mejorar la vigilancia del puesto. Si nos van a atacar habrá que estar alerta, reforzar las defensas y hacer guardias por las noches. Como bien han dicho cuando se enteren de que no han vuelto, vendrán a por nosotros. - Cogí una pala que había apoyada en una pared.

- Creo que lo mejor será enterrar los cadáveres. Yo no quiero dormir en un lugar que apesta a muerte. - dije avanzando hacia la salida, dispuesta a cavar una fosa a una distancia prudencial del puesto.

Oleg miro a Mara y negó con la cabeza... -No... Déjelos un par de días colgados para que sirva como aviso... Luego ya si que los enterraremos, pero por lo menos que sirva como aviso.

Oleg entro en la casa para avisar a su mujer, mientras que vosotras metíais los nuevos caballos en los establos y tomabais las cosas de valor de los cadáveres... Depositando todo sobre la mesa frente a la casa de Oleg. 

Al poco rato sale Oleg de nuevo y os ayuda con los cuerpos. -Mi mujer esta preparando algo para desayunar... ¿Que van a hacer ahora? ¿Van a salir a explorar, o van a quedarse por hoy aquí? Oleg señala las cosas de la mesa. -Respecto a las pertenencias de los bandidos y las cosas que vayan encontrando durante su exploración, pueden vendérmelas a mi. También puedo hacerles de intermediario con los mercaderes de Restov... Si hay algo que deseen, solo tienen que decírmelo y yo creo que en una semana podría conseguírselo... 

Al poco sale de la casa Svetlana cargando una bandeja con el desayuno que consistía en varios cuencos de gachas con miel, un plato con queso y varias piezas de frutas entre las cuales había manzanas, ciruelas y un par de melocotones.

Todos empezasteis a desayunar tranquilamente, mientras los Leveton escuchaban vuestras ideas acerca de explorar las cercanías. 

En un momento dado en el que Oleg entro en la casa para mirar sus suministros para hacer peticiones al carro de suministros y ya de paso para ver como iban de fondos, su mujer se giro hacia vosotros hablando en voz baja. 

-Perdonad... se que estáis bastante ocupados con todo esto, ¿Pero podría pediros un pequeño favor? Svetlana mira hacia la casa asegurándose de que Oleg no escuchara. -Es una tontería, pero con todo lo que esta pasando últimamente Oleg esta muy estresado, y yo quería poder hacerle su comida favorita, sopa de rábanos lunares... Se que al sur del puesto, a unos 25 kilómetros hay algunas zonas en donde son mas comunes... Si me trajeseis una cesta si pasáis por esa zona, podría ofreceros una pequeña recompensa... La mujer sonríe atenta a que no viniera Oleg. -Los rábanos son fáciles de identificar, ya que sus hojas son de un color blanquecino y el propio rábano es de un color azulado claro...

Iskal no le encontraba sentido a lo de colgar a los bandidos en la empalizada, es decir, a menos que la intención oculta fuera atraer a todas las aves carroñeras de la zona.

Para él era un acto vacío pero esa era su filosofía, y su filosofía normalmente no tenía nada que ver con muchos de los valores y comportamientos humanos. Así que no dijo nada y dejó que Oleg hiciese lo que quisiera.

—Supongo que podemos empezar a explorar un poco los alrededores, para saber qué tenemos cerca—propuso mirando a lod demás cuando el mercader les preguntó sobre qué iban a hacer—. ¿No?

Después se acercó Svetlana a pedirles un favor. Pues sí que habían explorado una distancia considerable por cuenta propia aquel par antes de su llegada. Continuaba indeciso: O eran increiblemente valientes o estaban locos de remate.

—Si fuese una tontería, no sería importante. Y si no fuera importante, no lo pedirías—respondió ladeando la cabeza—. Si pasamos por la zona te traeremos algunos. No nos cuesta recoger unas cuantas plantas.

-No es mala idea Iskal, yo ni siquiera he tenido que luchar así que no me importaría salir y aprovechar el día para reconocer la zona-dijo la semi elfa sin hacer mucho caso del tema de los rábanos. Lo que le faltaba era ponerse a recoger verduras por el campo- creo que si salimos en cuanto comamos algo podremos aprovechar el día y cubrir una parte de terreno antes de regresar- la muchacha se sacó la cota de escamas y la dejó colgada junto a uno de los asientos de la casa principal. Le molestaba haberse preparado para el combate para nada y no iba a desayunar con todo ese metal sobre los hombros pero ya tenía ganas de volverselo a poner y salir en busca de aventuras. Quien sabía que cosas descubrirían en aquel lugar, desde luego el recibimiento había sido caluroso.

—Exploremos primero los alrededores inmediatos al puesto —propuso Caerwyn—. Demos la vuelta por aquí y empecemos a barrer el terreno como dice Shalla. ¿Puedo llamarte Shalla?

Caerwyn dedicó a Shallana'ha una sonrisa que hizo su labio derretido doblarse en una mueca horrible.

—¡Estoy con Khastal! Partamos ahora, antes de que me lo piense mejor y vuelva a meterme en la cama calentita.

Mientras siguen perfilando la estrategia a seguir, aprovecho para comer algo del desayuno, mirando a una y a otra asintiendo.

Cuando Caerwym me pregunta sobre llamarme Shalla, asiento mientras muevo la mano que sujeta la cuchara en señal afirmativa, antes de hacer un último esfuerzo para tragarme el último bocado.

- Por supuesto, claro digo justo antes de coger un trozo de pan, arrancar un mendrugo, mojarlo y llevármelo a la boca. 

Una vez finalizado mi desayuno, lanzo un suspiro llevandome las manos a la barriga esto estaba delicioso. Ya podemos ponernos en marcha. Yo estoy lista 

Mara pese a que no estaba de acuerdo con Oleg, asintió. Al fin y al cabo era su puesto comercial. - Está bien. - dijo dejando la pala a un lado mientras se internaba hacia el puesto. La verdad es que después de lo que había ocurrido tenía un nudo en el estómago pero un desayuno le ayudaría a asentarlo.

Se sentó junto a sus compañeros, que ya estaban empezando tras escuchar la petición de la buena mujer. La verdad es que no sonaba difícil, en principio, pero aquel terreno virgen estaba lleno de peligros. - Como bien dice Iskal, si pasamos por la zona te los traeremos. - afirma la joven barda.

Al ver el ímpetu por explorar ella sonríe mientras termina su desayuno. - La verdad es que tenéis razón, la batalla no ha supuesto un desafío y la verdad es que preferiría poder salir a explorar después de lo que ha ocurrido así que yo voto sí. En cuanto acabe mi desayuno, claro, desperdiciar esto sería un pecado. -

Tras el agradable desayuno en compañía de los Leveton, ensillasteis los caballos con todo lo necesario para iniciar vuestro trabajo de exploración, e iniciasteis el viaje hacia las zonas inexploradas del cinturón Verde.

Iniciasteis el camino explorando las zonas cercanas al puesto fronterizo, empezando por las zonas cercanas a los caminos que unían vuestro puesto de avanzada con el mundo civilizado... Había que asegurar que las caravanas que viajaban entre los dos puntos estuvieran seguras, y para ello había que despejar la zona de posibles bandidos o animales peligrosos... 

La zona que estabais explorando en este momento se trataba de una zona de extensa llanura abierta con tramos en los que la hierba alcanzaba hasta los 90 cm de altura.

El viaje estaba siendo tranquilo, cuando de repente no muy a lo lejos suena un fuerte bramido.

Al oír el bramido, me detengo mirando a mis compañeras. Ese ruido nunca lo había oído, y no sabia que animal podría hacer un ruido como ese.

Sin esperar demasiado, me bajo del caballo consciente de mi falta de pericia combatiendo desde una montura y que apenas me llega para mantenerme encima. Una vez en tierra, nota que la hierba me llega hasta la cintura con lo que desenfundo la espada, lanzó un par de tajos a los hierbajos y me mantengo en una posición defensiva 

¿Alguien sabe que coño es eso? Comento mirando a mi alrededor, intentando localizar la fuente del ruido.

Mara iba en la retaguardia del grupo. Había estado observando aquella zona con interés, guardándose los detalles mas importantes e intentando ver algo que llamase su atención mas allá del paisaje.

El rugido de una bestia llamó su atención hizo lo mismo que Shallana, bajarse de su caballo y desenfundar su arco. No se fiaba en absoluto de lo que podían encontrarse por esas zonas. - No, no tengo ni idea pero no me gusta. - le respondió intentando buscar con la mirada la procedencia de aquel sonido.

Khastal se encogió de hombros.

-Vamos no os asusteis por un simple ruidito-les dijo a sus compañeras- eso podria ser el aullido de algún perro vagabundo. No creo que haya muchas bestias tan cerca de la civilización... aunque bueno, civilización tampoco es la palabra-bromeó animada.

Iskal no comentó nada sobe bramidos o aullidos, estaba enfrascado dándole vueltas a la cabeza y revisando en su fuero interno si había escuchado eso alguna vez. Claro que a saber si en aquella tierra ignota podían toparse con bichos del montón o bichos que hasta ahora no había visto nadie.

Puestos a pedir, prefería lo primero.

Se bajó del caballo, preparó el arco y olfateó el aire por si captaba alguna esencia familiar.

Caerwyn no pudo evitar reprimir un escalofrío. Los aullidos de bestias no le traían buenos recuerdos, como podía atestiguar el zarpazo que le cruzaba el lado derecho de la cara. En aquella ocasión había sobrevivido al ataque del animal, ¿le sonreiría Desna también aquel día?

Lo cierto es que sus compañeras habían parecido muy hábiles matando bandidos aquella mañana. Tal vez no tuviera nada que temer, después de todo.

Caerwyn se mantuvo en la montura, con la postura erguida, y no desmontó hasta que no vio a Iskal hacerlo. El félido sabía moverse por la espesura como ella con tacones, así que confió en él y aguardó sus instrucciones. Viendo que Shallana'ha desenvainaba, sacó su propio filo de la funda para no parecer poco experimentada.

Tu por el bramido, reconoces que al parecer se debe tratar de alguna clase de alce, lo único extraño y que te hacia mantenerte alerta, es que el sonido era bastante mas grave de lo que conocías... Como si se tratase de una criatura mucho mas grande de lo normal...

Sabias reconocer perfectamente el sonido que producían los alces fluviales, la sub-especie mas grande de los alces, pero esta era lo bastante distinta, como para saber que no era un alce fluvial.

Todos permanecéis alerta y poco a poco empezáis a escuchar pasos de un pequeño grupo de criaturas de gran tamaño...

Tras una pequeña colina aparece un inmenso alce de casi tres metros de altura, el cual portaba unas enormes astas de casi cuatro metros.

El enorme animal os miraba con precaución, mientras que tras el aparecieron dos alces mas, siendo uno mas pequeño, apenas llegando a los dos metros, el cual no tenia una enorme cornamenta como el primero, ademas de tener una figura mucho mas estilizada y ágil. El tercer miembro de la manada se notaba que era bastante joven, pero aun así llegaba ya casi a los dos metros de altura y de su cabeza asomaba una joven cornamenta .

Los tres animales se quedaron quietos mirándoos en un intenso silencio, mientras que el alce adulto se mantenía delante de lo que suponíais que era su pareja y su cría.

Caerwyn bajó el arma lentamente y relajó el gesto, para que el macho no interpretara su ademán como un desafío a su dominancia.

—¡Son hermosos! ¡Fijaos qué cornamenta! —exclamó Caerwyn —. En Cauce Enroscado decían que encontrase a un alce es señal de buena suerte. ¿O eran los ciervos? Nunca me acuerdo. El caso es que mejor los dejamos en paz, ¿no?