Partida Rol por web

Senju Sara, Yamanako Yuuto, y un joven alto y escuálido: Inuzuka Enzo, formais el grupo 2. Inuzuka Enzo es extraño, no su comportamiento o sus maneras, no por eso, es un tipo muy educado y discreto, respetuoso, tratando de pasar desapercibido... bueno sí, eso le hacen extraño sí, su comportamiento, ¿es paradójico verdad? Su normalidad le hace extraño, siendo el clan Inuzuka conocidos por su enorme vitalidad y escándalo, Enzo se mueve como si no deseara ser descubierto, incluso caminando por la calle apoya cuidadosamente la punta de sus pies procurando no hacer ruido, avanzando muy lentamente, aún cuando a su alrededor la gente va y viene despreocupada. Lleva el pelo corto y el flequillo extremadamente largo, procurando ocultar con él la totalidad de su rostro, viste una camiseta muy ceñida que marca unos músculos bien desarrollados, y es que, al fin y al cabo, es un Inuzuka, un clan que sigue un entrenamiento espartano para tener un clan fuerte, que, sin habilidad única aparente, consiguen estar entre las familias más reconocidas de Konoha.

Os encontrais en las montañas sobre Konoha, sobre las cabezas en homenaje a los grandes hokages, es vuestro primer día como gennins, pero vuestro maestro aún no ha llegado, por lo visto está en una misión y se está retrasando. El gran Hokage se ha encargado de asignaros faena. Os ha presentado entre vosotros, uniendoos y sellando vuestros expedientes como el Grupo 2, os ha indicado que vuestro sensei llegará al anochecer a Konoha, y será inmediatamente enviado a buscaros.

Por ahora, Naruto ha sido pillado infragannti sobre las cabezas de los Hokages, llevaba montones de cubos de pintura y cuerdas y aparejos, en su huida lo dejó todo tirado, y ahora lo que son las salidas superiores de las grutas de Konoha se encuentran embadurnadas de pinturas de diversos colores. Con cepillos y agua a secas, el Hokage os ha pedido personalmente que os encargueis de este problema, bajo la promesa de compensároslo personalmente.

Y ahí os encontrais, por la ciudad se escuchan las risas de los otros grupos de gennins que con sus maestros ya lo están pasando en grande. Un halcón sobrevuela Konoha a escasos metros de vuestra considerable altitud, ante vosotros la explanada de piedra que conforman la superficie de las montañas, la portilla abierta y las escaleras bajando a las grutas aseguran que se ventilen.

Inuzuka Enzo se ha descalzado, por un momento se ha quedado de pie, observandoos, dispuesto a... ¿Hablaros? ¿Presentarse? Mueve sus labios dubitativamente y finalmente con su cubo y su cepillo se dispone a sacar la pintura de la superficie de roca. Con el enorme escobón frota con fuerza, algo desganado, no era esto lo que esperaba de su primer día, pero omitir el trabajo no le compensará nada, por ahora, la mejor opción que encuentra es cumplir el recado, y esperar que el día pase cuanto antes. Vosotros os mirais, cepillo en la derecha y cubo en la izquierda, trae mucho trabajo sacar la pintura ¿Porqué demonios teneis que hacer esto vosotros? No habeis hecho nada aún, no habeis tenido oportunidad, ¿Será un castigo por adelantado, por lo que algún día hareis? ¿Realmente tendrá esto alguna recompensa... que compense?

Ahí fué cuando llegamos, llegamos entonces. Se hizo el momento en que nos hicimos presentes, haciéndonos presentes. Redundantemente existimos porque estabamos existiendo. Y no habia nada, ni el poder de cientos de miles de Dioses que pudiera negarlo. Ni la mente, tan privilegiada, podia dudar de nosotros. Un Genjutsu podria haber hecho parecer que no estabamos, pero estabamos. ¡Sí, así era! Y... Nos tocaba una cutrísima labor.

"Mendo kusai... Ne?" *

Me poso las manos tras la espalda a medida que contemplo la situación. Mis ojos miran vacilantes, dudosos, mientras mi gesto parece ser una mezcla de pasividad como aburrimiento notorio, pero sublimado, sinicamente ocultado. He aprendido a ser alguien adaptativo, moldeativo a las situaciones sociales, pero a su vez manifestativo demis emociones. Observo a Enzo. Inuzuka Enzo-san. ¿Quien es? ¿Que es? Me gustaría comprenderlo. Y como compañero que es, me dedicaré a hacerlo.

- Oi... *

Antes de proseguir, me detengo. Pienso que... Quizá no le gustará que le hablen. Mi ademán era de acercar la mano, pero se detuvo a medio camino. Miro de reojo a Sara-san. Una miembro del clan Senju. Famosos manejadores del Mokuton, si no me equivoco, y el clan al que nuestros dos Hokages, Shodaime y Nidaime pertenecen. No puedo evitar pensar que debe ser muy poderosa, o quizá no le guste serlo. Me gustaría comprenderla también. Y pretenderé hacerlo.

- Shi-goo-to shir-oo~! *

Digo cantarinamente, en voz media, sin ser demasiado efusivo, pero buscando animarme, para dirigirme hacia las piedras. Poco a poco bajo, y se me ocurre algo. Quizá un bulbito de luz, o una vela debería salir encima de mi cabeza. Miro hacia arriba de mi cabeza pensando en que podría pasar eso. Sería genial, aunque poco práctico. Luego de eso, me concentro en mi objetivo, los rayados de pintura, y trato de hacer real mi idea.

Usaré mi Control de Chakra para pararme verticalmente en las estatuas, de modo que pueda limpiar mas tranquilamente. Si es necesario buscaría concentrar chakra en mis manos para pararme completo, así como una araña, e ir limpiando, esto en pos de alcanzar los lugares mas recónditos. Primero hago intentos lentos, y luego, si sale, lo hago, para... No caer, obviamente.

Aqui estaba... en las grandes cabezas de Konoha una vez mas... Una senju, una guerrera de sangre, de los primeros de Konoha, aquel guerrero que había podido derrotar a grandes guerreros con sus poderes... el segundo, quien se sacrifico por su grupo al estar rodeado entre 20 personas. El gran Kage, con sus grandes habilidades, era el... kage...

¿Y YO AQUI LIMPIANDO LAS PORQUERIAS QUE NARUTO HIZO... TE ODIOOOO!!!??

Por suerte mi cabeza estaba estallando sola y nadie escuchaba mis pensamientos... Yo estaba allí, limpiando con un cepillito muy pequeño la cabeza del primer Hokage, mi idolo de toda la vida... Al lado de mis dos compañeros, no mal presentados... Em... bueno, no recuerdo sus nombres ahora. Pues que mas dá!... tampoco los necesito ahora.

Luego de ver que un simple cepillo no quitaba las grandes manchas que el inadaptado había hecho en todo el lugar, me dejé estar. Expandí mi cuerpo hasta quedar totalmente mirando al cielo... ese cielo que me traía tanta paz... con sus nubes que parecían pequeñas ovejas de algodón siendo azotadas con un latigo de hierro por el viento... Se lo merecían por interponerse entre el cielo y yo.

Pero que lindos pajaros-Decía en voz baja... de nuevo mi cabeza comenzaba a imaginarse cosas...

Mis manos, sacudiendo a esos pequeños pajaros, arrancandoles las plumas una por una azotandoles con un alfiler, grande... .... ... ... ... ... ... ... .... ....

Mi cabeza estaba aburrida, no podía negar que dentro de mi había una cierta maldad a pensar atrocidades para atormentar cosas... pero por fuera todo eso se purificaba. Era una chica normal, a que todos querian... inclusive mis compañeros debían de estar agradecidos por tenerme de compañera...

Creo que habrán pasado mas de un par de minutos, y algo dentro de mi comenzaba a explotar... comencé a sentir cosquilleo, como si algo comenzara a rugir... ¿Odiaba los pajaros quizas? Que vá!...

Comencé a pensar que era demasiado trabajo para una chica el limpiar cabezas, pintura... se me iba a arruinar el Make Up y la maniquiure. ¿Pero que podía hacer?

En ese instante, se me ocurrió algo... Mis compañeros...

Ningun ninja de la historia de Konoha, había de sucumbir ante los halagos de una Senju. Eramos irresistibles... podía lograr que alguno de ellos trabajase para mi. ¿Pero quien? Creía tener al indicado.

Me acerqué a Inuzuka... despacio, lentamente, de costado, tratando de limpiar con mis pies alguna que otra mancha en el suelo. Al llegar junto a él... le pregunto:

-Em hola, disculpa... sabes como se llama aquel chico...-Señala a Yamanaka-Es que... no recuerdo su nombre y... em... necesitaria que me ayude con... em... algo...

Sara se veía sexy pero timida preguntandole a Inuzuka.

El muchacho frota con brío, se ha bajado la camiseta para que los cálidos rayos del sol de la mañana calienten con cariño el interior de su cuerpo delgado y estirado, es  bastante alto para su edad, aunque no supondría rival para Senju-sama, al menos no con esos músculos. Al acercársele, te observa, su nariz se mueve curiosa... ¿Qué está....? ¿Te está oliendo? Es discreto y no se inclina, se mantiene erguido aún así inspira visiblemente y luego observa a vuestro rubio compañero.

En su rostro no parece haber nerviosismo ni parece afectarle en lo más mínimo su presencia, al fin y al cabo es normal, los chicos se desarrollan más tarde que las chicas, y a sus trece años es dificil que piense en Sara como mujer, viendo en ella, tan solo, una compañera de equipo, así que, contesta sin gesto alguno, con sequedad, sin levantar el dedo pero interrumpiendo su faena

Es Yamanaka Yuuto, una familia de buen nombre y con buenos amigos, se sentaba al frente de la clase, por la izquierda, diría que tú estabas justo detrás.

A continuación, viene lo obvio, interesarte por ti, que te pregunte cual es tu nombre, es lo normal, tal vez ya lo sabe, y por eso obvia las presentaciones, así que fuera de lo esperado, reaunda su labor silenciosamente, perseverante, vuelve a frotar una mancha de pintura verde que parece resistirse a salir, era del todo irritante.

El susodicho Yuuto trabajaba bastante animado, lanzando miradas escurridizas a sus compañeros ponía todo su esfuerzo en las manchas de pintura que ahora os ocupaban, tarareando alguna cancioncilla ya se habia arremangado bien, conforme el calor de la mañana aumentaba, y el sol ascendía sobre vuestras cabezas

Habia pasado ya un buen rato desde que comenzarais, el sol ya estaba alto, y desde vuestra posición se escuchaba la algarabía de Konoha, sus habitantes despertaban, los otros grupos de gennins habians desaparecido de la vista con sus maestros, los futuros gennins iban a la academia, y los ninjas del pueblo retomaban sus quehaceres domésticos tal como poner el futoon a ventilar o abrir sus negocios y tenderetes. Hasta donde os encontrais os sube el olor de un puesto de comida rápida que hay justo bajo las grande estatuas. La verdad es que no habeis desayunado.... ¿Lo habrá tenido en cuenta hokage-sama ?

Sigo tarareando esa canción... ¿O era la otra? No sabría decirlo muy bien. Quizá me he inventado una canción producto aleatorio de la necesidad de emitir sonidos que aparenten la musicalidad, solo en pos de influir mi propio ánimo y por ende guiarme a hacer el trabajo, aún si este haya comenzado pésimamente.

"Joder... Sueno como Chichi-ue..."

Al pensar eso, noto que es cierto. Papá es todo un filósofo, y seguro que él me explicaría algo como lo que he meditado. No soy ni la sombra de él en cuanto a filosofía, pero si tengo el don de entender las cosas, lo cual es suficiente. Tal como él mismo diría: "Si todo aquel es capaz, que haga". Sinceramente nunca dejo de aprender.

- Turururun~!

Sigo tarareando aleatoriamente. Miro a mis compañeros súbitamente, y luego vuelvo a mi trabajo. Dejo pasar unos segundos, y paro. Me detengo, aún sujetándome de la pared cual araña. Tras la pausa, miro a mis compañeros de manera mas enfática. Hablan. ¿De que? No tengo idea, pero parecen mirarme. ¿Quizá soy su centro de atención? No, eso no tiene importancia, porque no soy mas que una mera herramienta de mi Camino Ninja. No debo pensar en mi mismo como centro del ego.

Me enfoco, concentro mis energías, mi mente. Prácticamente es como pedir, rogar, que el universo otorgue las situaciones exactas, el movimiento dominoico causal para que mi mano se mueva, el frotamiento ocurra, y la pintura, pegada malignamente por el travieso Naruto se salga. Todo en secuencia, uno dos y tres, consecuencialidad. Tras cerrar mis ojos... ¡Los abro súbitamente!

Y vuelvo a intentar limpiar la pintura. Mi olfato percibe la comida, y no, aún así, no intento tratar de pensar en algo más. Porque los pensamientos son la base de la acción. Porque si pienso en comida, en el delicioso ramen que podría haber, o los takoyakis crujientes, mi mente se revelará, y hará que mi cuerpo funcione mal, causando posteriormente el fracaso inevitable, y estúpido.

No quiero eso, así que sigo intentando, mientras tararéo.

A pesar de todo.

Mi rostro se iluminó al escuchar al joven Inuzuka hablar:

Gracias...-Dijo con gran paciencia, tramandose algo por detrás.

Cuando se dirigía hacia Yamanaka, notó que un breve aroma provenir de la nada lo cual arremetió contra la mujer...

Comida... comida...- Insinuó la mujer

Un rostro de baba salia de su boca como una gran catarata... Quiero... comer.

Su mente se había puesto en blanco, su principal objetivo había quedado nulo... ahora ella tenia una nueva misión importante... IR EN BUSCA DE LA COMIDA... Miró a sus compañeros y rió.

Estilo madera: Mokuzai Moku Bo- Sara crea un par de sellos rapidamente.

De sus manos sale una vara de madera muy larga muy dura. Sara sonríe hacia sus compañeros muy atrevida... diciendoles.

Inuzuka, sigue un momento... ya regresaremos.- Sara tomaba distancia, con su vara en la mano... parece que pretendía hacer un salto con garrocha desde donde estaban... mira a yuuto y grita... Yuuto vamonos!... tenemos una misión extra que cumplir. El tiempo corre, sígueme.

Sara comienza a correr y en el borde del precipicio salta hacia la nada... ubicandose cerca de las rocas de las grandes cabezas, y usando su palo lo estanca contra las piedras para usarlo como soporte para ir bajando de a poco todo el trayecto hacia el suelo y seguir el rastro del aroma de la comida.

Antitético el concepto de la situación aplicable. Todo era mínimamente lo que parecia, cuando en realidad era específicamente lo que parecía. Nada era ocultable a los ojos de quien observaba con calma, y con precisión. Nada podía ocultarse por mucho que otros quisieran ocultarlo. Porque todo existia. Y al existir, era sabible, sapienciable.

- Mmmmm... Usai na... *

Hago aquella mención en un pronunciado leve, y algo molesto, taimado. No me resulta de ninguna forma frotar y frotar. Al parecer Naruto-san es todo un maestro de los graffitis, o algo parecido. O quizá soy el peor limpiador de pinturas que el universo ninja haya conocido, o quizá el mismo universo completo está conspirando en mi contra.

"Oh no!"

Miro entonces, y me doy cuenta. Una conspiracion? No! Es Senju-san estando cerca mío. ¿Mh? ¿Qué quiere?

- A...a...ano... *

Antes de decir nada, la veo usar sus poderes de Madera. Notable habilidad que he leído en algunos de los libros de historias de mi familia y generales. No solo lo forja de manera excentricamente buena, sino que ademas delicada y precisa, demostrando su destacable habilidad.

Y luego, ella baja. Ha sido guiada por el... Ramen! Si, la fuerza protectora y destructora del Ramen. Quizá estoy divagando mucho, pero al menos noto que ella quiere bajar, y su metodo es efectivo. Pienso en actuar, y luego pienso en pensar, para después pensar, y luego, finalmente, actuar.

- Ok... Ikusou... *

Me dejo caer por la bara, no sin mantener el uso de Control de Chakra. Sólo por miedoso, y solo por no pensar que podría resfalarme, o algo parecido. Al final, me dejo caer, y miro a Inuzuka-kun antes de hacerlo.

- Si quieres... Podrías venir con nosotros... Inuzuka-san...

Hago un gesto con las cejas movidas hacia afuera, como en un sincero pedimiento de disculpas, pero a su vez de petición de comprensión. Por mi parte, lo que hago, tiene motivos, aunque no lo parezca.

Me dejo caer, y ahí me encuentro, con Senju-san.

Abajo, una tienda de Ramen gloriosa nos aguarda, tal como pensaba. Aunque... Parece tener mas cosas, como una multi-tienda-de-comida. Yo y mis términos terminamos quedando anonadados ante el agrado que emana odoríficamente este lugar. A un lado, Senju-san acaba de llegar, a lo que me le acerco.

- Ok... Supongo que podríamos comer, pero no deberíamos demorarnos, o quizá podríamos esperar a Inuzuka-kun... ¿No te parece?

Tratando de socializar amablemente con ella, miro de nuevo la tienda de comidas, a medida que reviso muy ocultamente el dinero que llevo conmigo.

Si, en realidad tengo hambre...

Inuzuka Enzo baja agil entra las piedras y peñascos, colgandoos llegais hasta la base del pueblo en una facil desescalada, y el prometedor puesto de ramen y otros platos igual de apetecibles os esperan. Algunos adultos parecen miraros con sorpresa y desagrado, no es ningún secreto que deberíais estar trabajando y sin embargo acudís al restaurante, por suerte, la gente es suficientemente discreta como para no llamaros la atención, aún.

Acudís al interior guiados por un sendero de cálidos y sabrosos olores, entre las mesas vacías llegais al mostrador al que impacta todo el calorcito de la cocina con los fogones a brasa encendida, una simpática chica, aproximadamente de vuestra edad tal vez menos, tremendamente enjuta y inquieta acude para colocar unos boles de Ramen listos para tomar. Es muy delgada, ni siquiera creeis que haya sido capaz de sostener el bol con unos dedos tan finos y delgados, no huesudos, apenas se notan las prominencias oseas de sus muñecas. Su sonrisa resulta exagerada y su largo pelo violáceo oscuro se mueve al compás de sus ininterrumpidos saltitos, tal como si fuera un pajarillo

¿ Tomareis Ramen verdad ? Aprovechad y tomad este, acabo de hacerlo, tres tazones, he hechado un poco de cebolla y nabo del huerto de Konoha, vereis que saben especialmente bien, yo misma fuí a recogerlos por la mañana temprano, me llamo Ikusa Yuna, ahora estoy al cargo del restaurante toda la mañana, el restaurante Ikusa, más avanzada la mañana vienen mis papás y nos encargamos juntos , yo hago las compras y recojo todos los dias los ingredientes frescos porque me gusta que mi ramen esté especialmente suculento, notareis también las especias aromáticas, espero que el simple y embriagador perfume os alimente también.

¿¿¿Qué coño os importaba todo esto??? La inconexa e inútil información que aquella molesta chica os estaba dando resultaba incluso incómoda. Os sentais a comer y realmente está tan delicioso como ella lo describe. A estas horas el restaurante está vacío y la chica junto a vosotros continúa hablando

Vaya, ninjas, ¿Gennins? pareceis pequeños, ¿Os acabais de graduar? En mi familia no hay grandes ninjas, pero servimos a Konoha como buenamente podemos, con gran respeto y devoción, ya que esta aldea oculta nos mantiene a salvo del complicado mundo exterior, esos señores feudales están locos. Mi familia llegó a la Aldea cuando el Sandaime ocupó su lugar, yo aún no habia nacido, pero ya me moría de ganas por salir y... oh... ¿Les estaré importunando?

Inuzuka Enzo baja la mirada atormentado y avergonzado y en silencio prueba las delicias del ramen cerrando los ojos para saborear cada bocado, tal vez él pensaba este fuera un buen momento para conocer a sus compañeros, tal vez también lo pensara así Sara, pero resulta dificil siquiera iniciar una conversación con la gentil camarera parloteando a un lado

Llegando al resto, pude encontrar que ambos de mis compañeros habían seguido mi estrepitoso viaje. Tomando la mision de alimentar nuestros delicados estomagos...

Porque un gran ninja no se hace con el estomago vacío.

Al entrar, junto a Yuuto y el señor Inuzuka, habíamos sido servidos por una mujer muy confianzuda tres grandes platones de ramen

Mi estomago saboreaba los deliciosos fideos... mientras eran atormentados por el cántico sonido de la voz de una jovencita quien... engreida y aún tanto charlatana aportaba datos totalmente fuera de contexto...

No podía soportar imaginarme la situación... ella... sus padres... el restorán... ella, juntando margaritas y cultivos... sus padres... detrás... hablandole... mientras... sostenian un latigo enorme... mientras la azotaban... como si fuera esclavo.

Me producía alegría imaginarme azotandola con una gran vara de madera.

Pero ella seguía allí, charloteando como si nadie hiciera nada... Yuuto y inuzuka seguían lastrando* como si fueran animales que nunca comieron. Era mi turno como una Senju entrar en acción.

Sabes, Las plantas poseen un compuesto de color verde llamado clorofila que tiene la capacidad de absorber energía de la luz solar y cederla para la elaboración (síntesis) de hidratos de carbono (almidón) a partir de dos compuestos disponibles en el medio: agua y dióxido de carbono. Este proceso foto-químico produce además, oxígeno (02) que es liberado a la atmósfera y tiene fundamental importancia para la vida en general, ya que permite cumplir el proceso respiratorio.
El almidón producido representa una materia prima fundamental para la vida de los vegetales ya que, conjuntamente con los nutrientes obtenidos del suelo, permiten cumplir los complejos procesos químicos y biológicos que permiten su existencia.
Dado que los vegetales (productores) representan el primer eslabón de las cadenas alimentarías, los animales (consumidores) dependen inevitablemente de la fotosíntesis, de manera que prácticamente toda la energía que circula por los ecosistemas tiene su origen en la fotosíntesis. La cantidad de energía que de esta manera se acumula en forma de materia orgánica en la plantas verdes (productores)
El proceso fotosintético representa un punto critico de gran importancia dentro de los ciclos naturales del carbono y del oxígeno y en general dentro de la trama de los ciclos biogeoquímicos.
Muchos de los herbicidas empleados por el hombre para combatir malezas, y ciertos contaminantes, actúan inhibiendo la fotosíntesis y provocando con ello la muerte del vegetal. Se ha observado también, que un incremento de la radiación ultravioleta sobre los valores normales, ha provocado la inhibición de la fotosíntesis en los sistemas fitoplanctónicos disminuyendo su productividad y afectando seriamente el equilibrio de la red trófica. - Sara parecía entender a la perfección a las plantas- Y todo este proceso, que hacen las plantas para mantenerse vivas lo hacen en silencio... porque ellas no tienen voz. Y nosotros los Senju, adoramos hacer fotosintesis...

Sonríe mientras la mira y termina de comer su gran plato de fideos.

Deliciosamente delicioso. No se me ocurría una más redundante ni exageradamente poco elocuente forma de mencionar descriptivamente aquello que tenía a mi frente y a mi inferior, a poca distancia. Aquel humo caía por mi nariz como una catarata reversa de sensaciones deliciosas. Sentía como si no pudiese llegar a probar algo así de nuevo, como si por mucho que repitiera el mismo plato, no fuese a ser identico exactamente que este. Perdía mi tiempo pensando... Y no me molestaba hacerlo.

- Aiiitadakimasou!!! *

Pronuncio mal claramente, a medida que empiezo a comer el ramen. Mantengo todo modal necesario, pero sigo comiendo con ansia, con gusto, probando la sopa ocasionalmente, y comiendo cada parte del ramen. Durante algún momentum de descanso, no puedo evitar escuchar las palabras de la "Niña-Pajarillo" Ikusa, Yuna-san. Atento a lo que dice, voy respondiendo acordemente.

- Oh, aquel campo que está allá atrás? Sí, recuerdo haber ido cuando era niño una vez... Fué divertido. Aunque no sabia nada de vegetales, y terminé mordiendo uno, pero veo ahora como se le da un gran uso...

Al oir la mencion de los aromatizantes, hago un gesto visible de olfatéo, el cual tan solo me llena con deliciosez aún mayor.

- ¡Sí, puedo notarlo! Olores! Deliciosos!

Sonrío ante la situación, y sigo comiendo. Sinceramente todo lo que he dicho no ha sido solo "Para seguir la onda", sino que ha salido de mi interior. Antes de poder seguir hablandole, noto su pregunta, y sus referencias. Yo también nací mas o menos en aquella epoca, y pienso que Sarutobi-sama es un gran tipo. Antes de decirle que al menos a mi no me inoportuna, es cuando habla Senju-san, que ha pasado de largo a mi anterior pregunta.

Pongo atencion a lo que dice Senju... Sobretodo el final.

"Silen...cio..."

Y me quedo pensando en eso, con una mano en la barbilla, y otra tomando a menudo los últimos fideos, y luego el bowl completo, para beberme la sopa. Silencio... He ahí la clave, quizá algo que podría darme a entender muchas cosas, algo que al menos me queda grabado para futuros momentos filosoficos.

- Ok, Yuna-san, le agradecemos por su ramen de los Dioses! Ahora debemos volver a trabajar... Tenemos que limpiar el desastre dejó Uzumaki-kun...

Me levanto, y hago un gesto de revencia, inclinando bastante mi cuerpo, al menos unos 50 o 60 grados hacia Ikusa-san. Posteriormente, le hago un gesto a Inuzuka con la cara de que subamos. A Senju san tan solo se lo indico con la mirada, mas respetuosamente.

Si no me detienen, utilizo mi C.d.Chakra para escalar cual araña o lagartija las paredes hasta volver a donde estabamos en poco tiempo, y volver a intentar con el raspado de pintura.

Luego de terminar de comer, creo que mis compañeros notaron mi comentario... mas Yuuto me pareció.

Agradecí a la muchacha la comida y le dejé la cuenta a nombre de mi tutor.

Luego seguí en silencio a los demás escalando las rocas y saltandolas hasta llegar a la superficie. Mientras nuevamente, raramente en silencio, me puse a limpiar las cagadas del niño Uzumaki.

De nuevo los tres, compañeros silenciosos, apenas sabeis nada de ninguno de vosotros y sin embargo continuais, juntos, pero a la vez separados, distanciados por los quilómetros del desconocimiento, ¿Como de cerca puedes estar junto a alguien a quien no conoces?  ¿Os sentís cerca unos de otros? ¿Necesitais saber algo de vuestros compañeros? ¿Y como lo podeis averiguar? ¿Tal vez ése desconocimiento os impida conocer vuestras habilidades? ¿Tal vez es por eso que cada uno por su cuenta no es capaz de sacar siquiera un borrón de pintura? ¿Tal vez fuera esa la verdadera intención del Hokage encaramandoos aquí?

Tal vez, esta tormenta de pensamientos os encienda una luz, tal vez ahora tengais ganas de charlar, de hacer un alto y conocer más acerca de Sara, de Yuuto, o de Enzo. Tal vez incluso hubiera valido la pena conversar con Yuna-san y saber más de ella. Pero sois un grupo silencioso, muy silencioso, tan solo el tararear animado de Yuuto crea ambiente. ¿De verdad sois un grupo? ¿De veras sois el Grupo 2?

A un lado estaban las escaleras que descienden a los refugios de la montaña, una red de túneles y habitaciones austeras y sucias, a los que nadie ha entrado desde que el Kyubi atacó la aldea hace 11 años, un relato del que tan solo se hacen vagas menciones por la curiosidad de los más jóvenes, pues todo el mundo perdió algo entonces. Esas escaleras que descienden a las oscuras profundidades tan solo iluminadas por fluorescentes e intermitentes luces, pues es de ahí, como una enorme garganta, como la profunda cueva que es, de donde os llega un grito ahogado, agudo, seguramente de mujer. Un grito de agonía y dolor, desde las profundidades de la montaña alguien ha gritado, más allá de las redes de túneles alguien agoniza, parecía un grito desesperado, cuyo eco no ha nacido, un grito rápido y a la vez estremecedor.

¿Es de vuestra incumbencia? ¿Qué hareis? ¿Os podrá la curiosidad? ¿Alguno tiene algo de eso que se llama valor? ¿Temeridad tal vez? ¿Remordimiento de no acudir en auxilio de alguien que, por lo visto lo necesita? ¿Será el simple morbo de ver algo que con toda probabilidad promete ser horrible? ¿O el simple aburrimiento de que esta pintura no hay quien la quite? ¿O tal vez, cumplais con vuestro deber de gennins, con lo que es " correcto" y vayais a avisar a la "autoridad"? ¿Qué decisión tomará el grupo2 ?

Todos estabamos allí, limpiando cabezas sucias una vez mas... con nuestros estomagos vacíos... vacíos, lo siento, quise decir... llenos... al menos eso parecía en la pequeña Sara, quien con una gran sonrisa reversa de alegría mostraba un desalineado gesto de "Quisiera matar a alguien" dirigida hacia la nada.

Su cara larga mostraba el sintoma de mal humor... bajo el sol fregando mugre...

Una senju limpiando... esto... es... humillante...- pensaba.

Mantenia su gesto facial, mientras repetia una y otra vez el franeleo arrodillada para sacar las manchas de pintura; lo unico que se movió en ese entonces fueron sus ojos... apuntados hacia sus compañeros, quienes en silencio, seguían "trabajando" como si fueran esclavos...

Menuda suerte de tener compañeros tan divertidos. Son uno peor que el otro. Creo que el Hokage está castigandome por haber sido tan traviesa en todos estos años.

Por su cabeza solo entraba la idea de ver a sus compañeros... azotarse con varas de metal entre ellos... O.o ...

La niña parecía tener un complejo de "azotamiento" en su cabeza, le divertía pensar en la crueldad y el "morbo" que sentiria ser molida por un latigo en su espalda. (?)

Supongo que tendré que romper el silencio...

Sara se levanta y se dirige caminando como toda una señorita de encantos femeninos con curvas pronunciadas y un bello gesto manipulador de tirano dictador hacia Yuuto... escucha aquella voz.

Pero que...- Se gira para escuchar - ¿De donde proviene esto?

Movía su cabeza de un lado a otro buscando el sonido de aquella voz. Parece una mujer... una mujer en... problemas. Ese sollozo... ese timbre de voz... esa agonía....- Sara sonrie- SIII, AZOTEEEE...

La niña salió corriendo hacia los tuneles como un gran correcaminos en busca de alpiste. Dejando atrás a sus compañeros.

Se notaba que Sara no tenía alma de grupo... era una niña, una niña enfermiza por el morbo del dolor y la lujuria de imaginar verlo algun dia. Pero aún seguía siendo... SARA

Suspiro, viendo como míseramente hemos fallado en quitar la pintura. Luego de eso, vuelvo a ver a Senju-san en su... Ummm... Unicidad. No puedo evitar pensar en que todo está saliendo inevitablemente... Mal. Quizá es necesario que ocurra? Quizá tiene que ser así? A Inuzuka-san no parece molestarle. Su estoicismo digno de su clan es notorio, absoluto. Por otra parte, yo mismo... Mantengo un nivel propio de estoicismo.

Hasta que escucho esa voz. Oh no. Algo ocurre. No puedo evitarlo. Yo, como Yuuto... No, como un miembro de los Yamanaka, portador de su legado, debo actuar, debo hacer algo. Si algún momento tengo para seguir la Voluntad de Fuego, es ahora, y definitivamente ahora. Al oir una voz de auxilio, no puedo evitar prepararme. Arremangándome, sujetando mi desordenado y abundante pelo, y levantándome, rindiéndome de lleno, al menos de momento, con la pintura.

- Ikô... *

Pronuncio en voz baja, y ronca, mirando hacia abajo, a lo que luego miro hacia Inuzuka-kun, indicándole gestualmente que su ayuda vendría de lujo, pero que, obviamente, es voluntaria. Senju-san ya entró... ¿Que hacer?. Decido al final dirigirme hacia las catacumbas, buscando la voz de la mujer, preparándome, tensándome, dejando de estar tan poco despabilado, en posición de pensar que deberé usar mi cuerpo, mi ser, para poder ayudar en esta situación, y sobretodo...

Mi mente.

Enzo queda atrás, Sara y Yuuto tras ella se adentran en el interior de las cabezas de los hokages, las manchas de pintura habian resbalado por la escalera pintandolas de un amarillo chillón feísimo, mucho lamentais que también vais a tener que limpiar eso. Bajais por tres niveles de escaleras hasta un único pasillo oscuro, habitaciones sin puerta a los lados, despensas para casos de hambruna ahora vacías ante la falta de amenazas a Konoha.

Recorreis el pasillo inspeccionando cada habitación y de nuevo el grito desgarrador más agudo, parece congestionarse. Definitivamente alguien ha muerto, en la otra punta del pasillo bajais más escaleras, descendeis otros cuatro terraplenes hasta encontrar un nuevo pasillo, casi a oscuras, los fluorescentes que cuelgan de los cables del techo se mueven mecidos por las corrientes de aire caliente acumulado que busca una salida recorriendo los techos de este subterráneo. Un fluorescente lejano brilla intermitentemente proporcionandoos halos temporales de luz.

De nuevo una serie de habitaciones, esta vez con puertas, y la tercera de ellas se encuentra totalmente empapada en sangre, abrís entre temor y temeridad, palabros parecidos, pero no son iguales, sus significados pueden tal vez cruzarse en varios aspectos, y sin embargo, son tan diferentes. El interior de la habitación está totalmente a oscuras, en esta habitación es ya imposible ver nada, os encontrais absolutamente sumidos en la oscuridad sin embargo, el olor ha sangre es tremendo, y pisar en el interior de la habitación os dará un sonido líquido y una sensación pegajosa de vuestro calzado.

¿Qué....?  ¿Qué preguntas hay en vuestras mentes? ¿Qué pensais hacer? ¿Inquietos? ¿Nerviosos? ¿Confiados?

Mis palpitaciones se sumergian cada vez mas al escuchar mis propios pasos hacer eco en la cueva. Tras corridas junto a Yuuto que seguia mi ritmo... ¿algo emocionado quizas? No me importaba. Mi corazón palpitaba a mil por hora de emoción, aquellos gritos no me paralizaban la sangre, sino que hacían hervirla... de emoción.

Tras varias habitaciones vacías comencé a desesperarme. Diantres... ¿Donde mierda está? A Sara se le notaba la rebeldia albergada en alguien que ha tenido demasiada atención toda su vida.

Tras no encontrar nada seguí bajando, ignorando cualquier comentario que pudiera hacer Yuuto. Los ruidos han cesado. Alguien... quien fuera azotado ha dejado de sufrir. MIERDA, yo quiero... golpear algo.

QUIERO GOLPEAR ALGO...- La niña salió mas enervecida hacia los pisos mas bajos, encegandose por su delirio claramente que no tenia control sobre él.

Pero para mi sorpresa, delante de mi... tras haber hecho mucho esfuerzo en buscar... pude encontrar aquella salida... Al encontrarme con aquella puerta, llena de sangre sentí paz... algo de temor, temor a la incertidumbre. Miré a Yuuto y le dije:

Los dos al mismo tiempo.- Ambos abrimos la puerta y nos adentramos en ella.

Para mi sorpresa la oscuridad estaba por todo el lugar. Dentro de mí reconocía aquel olor... era sangre... mis pies estaban tocando algo... pegajoso... caminé dos o tres pasos inmersa en lo oscuro sin saber donde caminaba...

¿Donde esta, donde esta, donde esta... sangre... aqui... alguien ha sido... azotado... jeje... me siento extraña... Sara sentía una especie de temblor dentro de ella. Entre la elocuencia de la oscuridad... rompe el silencio.

¿Alguna idea Yamanaka?

Fuí corriendo. Corriendo fuí. Temor. Temeridad. No solo no eran iguales, eran jodidos opuestos. Pensar que las palabras definen cosas de manera absoluta, pero pudiendo equivocarse. Yo no puedo pensar en eso, en equivocarme, no debería, no podría, no...

¡No!

Ha... Ha muerto. Hemos llegado demasiado tarde. O al menos eso percibimos. O al menos eso es real. O al menos eso creemos que es real. O al menos... ¡No lo sé! No puedo desesperarme, lo intento, pero mi cuerpo se contempla, se contrae, se retrae, aún corriendo y entonces...

Oigo su voz. Y me detengo. Segundos, o menos, fragmentos de dichos acumulados. Algo así como 1,6 segundos en total. Durante ese tiempo, pienso.

"No... No podía ser... Distinto"

Y rápidamente vuelvo a la caminata. Al llegar, al llegar, al llegar, seguir y seguir, y avanzar. Una puerta, una puerta metálica... Cubierta en sangre. Y finalmente... La entrada, junto a Senju. Senju, Senju...

Adentro, oscuridad.

"Tinieblas..."

Miro hacia cada lado.

Y entonces, decido.

Mis movimientos se hacen rápidos. Hacer ruido en el piso, con la sangre, será un detectorio fácil para... Nuestro oponente. 

"Sea cual sea..."

Me pego en la pared, usando el Control de Chakra, cual hombre araña, hasta poder ir "Caminando" por las paredes, a medida que intento adaptar lentamente mi vista, utilizando mis sentidos, entrenados con el tiempo, levemente mejores que el promedio carente de beneficios.

"Ojalá que salga bien..."

Dejo todo lo demás que haya que pensar, para después.

- Hacer poco ruido al pisar la sangre. Mirar hacia los lados y adelante.

Pronuncié mecánica, y precisamente. No pensaba que Senju pudiese trabajar en equipo, pero si lo hacía... Sería conveniente.

Lo sería.

Tanteais el cuarto y no encontrais absolutamente nada, tan solo la mancha de sangre de la entrada, sin embargo vuestra cautelosa entrada os otorga el don del silencio, y con él, la virtud de escuchar, y apenas audible lograis distinguir una sucesión de crugiditos y lo que parece ser un llanto plañidero, siguiendo vuestro oido, a una esquina del enorme cuarto vacío, llegais a tantear una enorme baldosa móbil, primeramente procedeis a moverla, apenas un dedo, apenas unos milímetros, suficiente para recibir una revelación.

A través de las finísimas hendiduras del encaje con el suelo, surge un frágil resplandor de alguna tenue luz de un piso oculto e inferior, moverla más es dificil, se necesita fuerza, y es requerida vuestra colaboración para levantar la losa y mucha fuerza para evitar que caiga al piso de abajo. Con el menor ruido posible, con el mayor sigilo posible, con la mayor precaución posible, descendeis, os asomais, echais un vistazo, y podeis ver, efectivamente, unas grutas, túneles en la roca, muy pequeños apenas un par de personas podrían pasar, a un lado del túnel, un candil señala un camino del que podeis oir ahora más claro el ahogado llanto. Y en efecto, un rastro de sangre, tal como si hubiera sido arrastrado un cuerpo gravemente magullado, se revela por el seco suelo terroso.

¿Teneis miedo? O solo quereis.... ¿Azotar?

Entre la inmensa oscuridad que acechaba el lugar... varios calosfrios lograban pasar por mi cuerpo... ya no me divertia la idea de azotar, pero era algo mas arraigado a mi cabeza que sonaba y sonaba como un gran cascabel dentro de ella.

Creo que es mejor ir despacio. -Decia Ella susurrandole.

Entre las desalineadas rocas que emergían un olor a puchedumbre horrible que hacian que se aguantaran la respiracion por momentos... entre los ruidos de avance hacia aquella luz de fondo que proporcionaba la cueva, aquella ruta, aquel escape que tenia Konoha en casos de emergencia, eran tuneles escalofriantes. Los escasos ruidos darian que la persona que estaria causando esos gritos estaria mas adelante, y estaria siendo... arrastrada por algo o alguien... ya que no sabia con exactitud.

Fui por delante agarrandome por las paredes caminando de costado, siendo precabida y alertuosa para cualquier ataque repentino.