Partida Rol por web

Dia 17 del mes de la Liebre. Amanece en Kuzume Mura, y la actividad mercantil de la villa transcurre con normalidad, como si los siniestros acontecimientos de la noche anterior no hubiesen tenido lugar. La posada de Los Tres Kokus sigue cerrada, y la razón oficial dada por la guardia del Gobernador es que sufrió el ataque de unos bandidos. Cualquier referencia a los ataques de zombis se han silenciado y los cuerpos han sido quemados, incluidos los cadáveres de las víctimas para evitar una posible transformación. 

El Gobernador, haciendo gala de la tradicional (aunque siempre extrañamente tensa) hospitalidad Escorpión, ha agasajado a sus "invitados" con un elaborado desayuno. Densishiro, asignado a "velar" por la seguridad de los huéspedes, no se ha separado de ellos desde el amanecer, y se ha anunciado que pueden seguir con sus actividades mercantiles en la villa con toda tranquilidad. Masanori-sama se ha marchado pronto con Utemaro como guardián, alegando que se encargaría de abrir la caravana.

En el momento de terminar el desayuno, aparecen en el comedor las dos magistradas de la noche anterior. Un guardia ha informado a los Cangrejo que la magistrada esmeralda tiene una petición para ellos.

La magistrada esmeralda parece considerablemente más relajada y menos hostil que la noche anterior; no lleva puesto el mempo, y a la luz del día se puede apreciar que es bastante bella, si bien su belleza tiene algo frío y duro que intimida más que seduce. Hace una reverencia al entrar en el comedor y se dirige a todos

- Honorables samas, solicito un momento de su tiempo para hablar con vos. Tengo una propuesta que hacerles.

Llego a la habitación que me ha sido asignada e intento dormir mientras mi cabeza va de aquí para allá pensando en los motivos que puede haber detrás del ataque a nuestra caravana.

- ¿Que puede haber en su interior de tal valor para los Portavoces como para atacarnos de esta manera? - pienso.

Al no hallar respuesta me sumerjo en un intranquilo descanso.

Tras maldescansar, debido a los sueños que me acosaron toda la noche un elaborado desayuno nos aguarda en el comedor.

- Por fin una buena noticia. - pienso. Ya era hora.

Además ahora la Caravana podía seguir comerciando "tranquilamente".

Apenas he acabado el desayuno cuando las Magistradas aparecen en escena.

- Vaya, ¿y ahora que? - pienso nada más verlas.

Al escuchar su peticion asiento con la cabeza aunque no digo nada pues no me corresponde a mi hablar en estos momentos dado que Yasuki Ashikako está entre nosotros.

Luego de despertarse, habia hecho sus ejercicios de calentamiento y de inmediato, regresado dentro de la armadura. Su sueño habia sido ligero e intranquilo, como cualquier soldado luego de una situacion tensa que no termina de gustarle. Tal disgusto no mermo durante el desayuno, el cual consumio con parquedad, siempre desconfiado de los anfitriones Escorpion.

Pero de momento se abstuvo de hablar, no mientras los patrones de la caravana estuvieran por alli. Y de igual manera obro con la llegada de las mujerzuelas que aqui tenian por magistradas. Su cara decia todo por el. Las despreciaba, asi de simple. Sin embargo miro de reojo a la Yasuki. Aun sin escucharle, ni a el ni a la propuesta, ya debian saber cual seria su postura. 

Ranmaru aparece justo detrás de Mikaya-sama y se pone cerca de la Magistrada, a una altura que si tiene que dirigirse a ella o Ranmaru tiene que hablar no le resulte incómodo, a la vez que puede controlar visualmente a todos los Cangrejo.

Densishiro sentía su cuerpo algo entumecido, tras asegurarse de la comodidad de la comitiva decidió pasar la noche fuera, en vigilancia y meditación. Sabía que su clan haría por velar por las vidas de los cangrejo, ningún clan por infame que fuesen las cosas que hablaban de él, descuida la protección de sus invitados. El joven bushi, tampoco sabía aun que pensar de sus invitados. De todos el único que le causaba real simpatía era el kuni, y aún era pronto para descifrar que tipo de samurai era, solo deseaba no haber dado su palabra a pendencieros sin escrúpulos. El asunto era turbio, y poco sabía él de la mitad de las cosas que estaban desencadenando estos hechos, pero a una cosa estaba decidido, viviría para saber la verdad oculta tras el velo, y mantendría con vida a sus invitados tanto como le permitiesen sus modestas fuerzas. Y con estos pensamientos se durmió.

Con las primeras luces del alba se despertó, y se aseguro de estar frente al desayuno, tras realizar sus ejercicios matutinos y un rápido baño, para atender a los cangrejo por si necesitaban de él cuando estos despertasen. Fuer respetuoso con todos cuando fueron llegando y aguardo en silencio por si alguno deseaba comentar algo, o si la misma Mikaya-Dono decidía ser clara.

El empeño que mostraba el Escorpión por distraer a sus prisioneros era de admirable. Había recibido la visita del médico poco después de que Densishiro nos dejara en nuestras habitaciones y tras una reponedora noche de descanso, la herida había cicatrizado perfectamente. El esmerado desayuno de la mañana siguiente había sido el final de ensueño deseado de no habernos encontrado en una situación tan tensa.

Y es que todas éstas cortesías no conseguían empeañar el hecho de que Zaibakan nos había secuestrado. Eso, sumado a otros pequeños detalles de la noche anterior, consiguieron que la llegada de las magistradas fuera como el abrir una ventana en el pozo más profundo y asfixiante del mundo.

- Será un honor escucharla Mikaya-san.

Respondo a sus palabras quizás con demasiada confianza, aunque a nadie se le escapaba que todos los presentes sabíamos que la posición del gobernador estaba errada y, por lo tanto, todos estábamos del mismo bando.

- Se lo agradezco. Como ya sabrán, el gobernador me ha encargado la tarea de investigar los acontecimientos de ayer, pero lamentablemente mis conocimientos acerca de cultos heréticos y magia oscura son muy limitados. Soy consciente de que el gobernador los tiene aquí como "invitados" -pone un énfasis especial en esa palabra- y que no desean que dicha situación se prolongue demasiado. Me gustaría pedirles que pudiera disponer de su conocimiento y experiencia superior a la mia en estos temas; creo que si cooperamos, podríamos llegar a una pronta resolución a este caso que nos beneficiaria a todos.

Tras las palabras de la Magistrada miro a Yasuki Ashikako y asiento con la cabeza indicándole mi predisposición a colaborar.

- La verdad es que me llama la atención el porqué de los hechos acaecidos la pasada noche. - pienso.

Honestidad. Extraña cualidad en un Escorpión, pero necesaria en éstos momentos.

- Hotaru-san estará encantado de ayudar en todo lo que pueda y Daichi-san no tendrá problemas en volver a tumbar a todos los desgraciados que hayan sido resucitados.

Señalo a pesar de no haber recibido ninguna indicación del Hida, aunque obviamente no la necesitaba porque resolver éste conflicto era proteger la caravana.

- Yo misma podría seros de ayuda mientras no entremos en combate, pero quizás convendría vigilar que Bayushi-sama no continúe errando en sus actuaciones al tiempo que nos esforzamos por ser unos huéspedes adecuadamente agradecidos.

Añado declarando mis intenciones a la magistrada, aunque se podia entrever que era puro sarcasmo e intentaría darle el máximo de quebraderos de cabeza al gobernador para que al final acabara decidiendo que sería conveniente correr el riesgo de que escaparan los brujos con nuestra caravana.

- ¿Y que hay de usted Densishiro-san?

"¿Mikaya-dono sin mascara?". Medito un segundo el joven bushi escorpión. Hay pocos motivos para que un escorpión , y Mikaya era una mujer inteligente, sabia que podía conseguir más con la sinceridad y con la humildad que con mentiras y soberbias,o al menos eso el gustaría pensar a Densishiro, pero si algo había aprendido en sus años como bushi escorpión, era a no fiarse de ninguno de los suyos, usaban miles de trucos, eran esquivos , y anteponían, bajo innumerables excusas, cualquier causa al honor o la decencia, y aun así le gustaría pensar que tras tanto años que se equivocaba, que podía haber más como él, y que no estaba solo. Pero igualmente no podía fiarse de la magistrada, era escorpión, y con gran frecuencia portaba una mascara."Jamas des tu confianza a una mascara pequeña grulla", le solía aleccionar su sensei de forma despectiva mientras gustaba de acompañar sus palabras con dolor, ni si quiera se le permitio la ilusion de sentirse querido por sus compañeros. Lo más probable es que esa mujer, solo quisiera usar a los recién llegados cangrejo contra el gobernador, y usarlos de escudo si algo no salia a su gusto.

La pregunta de Ashikako le sorprendió aun más que el comportamiento de la magistrada.-¿Que hay de mi?.- Repitió el joven un instante en voz alta.- Como le dije a Hotaru-sama, podéis contar con mi brazo, e incluso mi vida si esto fuera necesario.- Puede que no meditase mucho sus palabras pero las pronunciaba con total sinceridad, llevaba toda su vida buscando una causa justa y quizás aquella fuese la única oportunidad que pensaba ofrecerle el destino, o tal vez fuese todo lo contrario, aun estaba por verse.-No se nada sobre el terrible mal que investiga Mikaya-dono, pero conozco bien esta ciudad, y pueden contar con mi total sinceridad ,siempre.- Densishiro se inclino haciendo una reverencia tan correcta como era capaz.- Se que es poco, pero no tengo mas con lo que poder ayudarles, de tenerlo, también se los ofrecería.- No levantaría la cabeza hasta no convencerse de que alguno creía sus palabras. Pudiera ser que su comportamiento pareciese exagerado, pero todo aquel asunto, a parte de la obvia amenaza que representaba, también significaba para él la oportunidad de hacer algo útil, de alejarse de los suyos,  lo necesitaba.

Agradecemos su colaboración - dijo Ranmaru - Incluso su ayuda será inestimable, Densishiro-san - añadió. Y era en parte verdad, Ranmaru no llevaba suficiente tiempo para que, con su trabajo, pudiera conocer toda la ciudad con el requerimiento que una operación así requería, y aunque sus rango de magistradas deberían poder abrir cualquier puerta y boca, sutileza era lo que necesitarían contra unos enemigos tan peligrosos.

No se molesta en contestar ni protestar, aunque por dentro siente la necesidad de darle unas nalgadas a la Yasuki... Colaborar con los Escorpiones!? Como se le ocurre... Pero aprieta sus labios para sellarlos. Si ella y el Kuni van, el estara alli para protegerlos, eso por descontado. No podria faltar a su deber, cosa que ella evidentemente sabe. En cuanto a los Escorpion, esos sin duda tendran que arreglarse por su cuenta. 

Un pensamiento se le cruza por la mirada. El combate siempre es impredecible... Quien sabe que incidentes puedan ocurrir mañana. Y si por las Fortunas, alguna de esas alimañas rojas se cruza demasiado en su camino... los golpes de un martillo no difieren tanto de los puños de un zombie. Casi sonrie al pensar en las posibilidades. Pero por ahora se contenta con guardar todo eso para si y escuchar, aparentando impasibilidad. 

La magistrada inclina la cabeza en señal de agradecimiento, pero no se le escapa el gesto hosco del Hida

- Les agradezco su buena disposición. Reunanse conmigo en mi despacho cuando terminen. Se encuentra en las mazmorras de palacio; Densishiro-san puede guiarles.

Sin añadir nada más, se marchó del comedor

Ya en el despacho, la magistrada esmeralda se dispuso a hablar con su subordinada

- Vamos a tener problemas con ese Hida; parece que no le agrada colaborar con nosotras a pesar de la gravedad de la situación

¿Busco información para hacerle más favorable a ayudar, o tienes algo más en mente? - pregunta Ranmaru también preocupada por la situación.

- Probablemente tratar de razonar con él de el mismo resultado que tratar de hacerlo con una de las piedras del Muro, pero mientras sus compañeros se muestren dispuestos a colaborar él lo hará también. Aún así habrá que tener cuidado con él; no quiero que se ponga a machacar cabezas hasta que no tengamos una pista clara.

Habrá que andarse con ojo, ciertamente... - contestó Ranmaru.

Habiendo decidido lo primordial ya sólo quedaba reunirnos con la magistrada, pues había conseguido llegar justo al finalizar el desayuno quizás con demasiada casualidad. Pero éso era una mera anotación en toda la página y las últimas intervenciones de los Escorpión habían conseguido que me decidiera a permanecer en el lugar y vigilar al gobernador.

- Al final me quedaré aquí - les hago saber mis intenciones para después argumentarlas - Puedo explicar la ausencia de todos ustedes menos la mía propia. Daichi-san, Hotaru-san, ayuden a las magistradas a resolver éste incidente cuanto antes. Si os preguntan, estáis asesorando a las magistradas como expertos, y dado que ya os habéis enfrentado a los zombis y vencido, nadie debería ponerlo en duda. Y si alguien se pone tonto, siempre podrías ilustrar mejor con una lección práctica.

Señalo para que nadie tengan una excusa para zurrar a cualquiera que ponga en duda los métodos que deban usar aunque, evidentemente, espera que no se llegara a ese extremo salvo al acabar con aquel que había realizado la maligna magia de sangre para alzar a los muertos.

Asiento a las palabras de la Yasuki.

- Así lo haré Yasuki Ashikako-san. - le digo. Mas si vamos los dos con las Magistradas, ¿quién se ocupará de vuestra protección? - le pregunto preocupado por su seguridad.