Partida Rol por web

Guiados por los zapadores O´Connor y Hikawa, el grupo de infantes pertenecientes al escuadrón Heat se adentro en las oscuras profundidades de túneles en los cuales el imperio arácnido hacia su morada.

El trayecto fue largo y húmedo, podía percibirse en el ambiente conforme avanzaban como pequeños rocíos de agua se apilaban en sus armaduras. Si no las llevaran, probablemente en aquellos momentos tendrían varios quilos de escarcha encima.

En su trayecto habían percibido varios pequeños temblores provenientes de diversos puntos de la superficie. En la opinión de la mayoría, habrían de tratarse de explosiones en la lejana batalla que ahora se estaba llevando a cabo. Lo malo de todo aquello era que cada vez que uno de estos temblores se producía, se levantaba una tenue capa de polvo que aunque se disipaba rápido, les paralizaba la maniobra de avance debido a los riesgos a avanzar a ciegas en aquellas cuevas infestadas de arácnidos.

Tras mas de treinta minutos de avance ininterrumpido, el grupo llegó a lo que parecía ser un amplio túnel que descendía. Bumag y Hikawa se habían adelantado por lo que el resto del grupo que avanzaba detrás confiaba en que los zapadores hubieran encontrado algo de importancia. Para su mala suerte no fue así.

Ante ellos el túnel terminaba en lo que parecía ser un precipicio de 4 metros de ancho. Mas adelante se lograba ver a trabes de la visión ultravioleta, que este túnel continuaba, aunque un poco desviado de una línea recta esperada pues estaba un metro mas abajo y a la izquierda con respecto a la posición actual que tenían ellos. El oscuro precipicio implicaba un difícil reto si querían continuar por aquel camino, un reto que le podía costar la vida a cualquiera que cayera a través de las oscuras profundidades.

El capitán se hinco de nuevo en el suelo tal como si meditase. Probablemente intentaba buscar de nuevo al bicho cerebro.

-Bell. Si le es posible aproveche el momento para intentar reparar su sistema de comunicaciones. Espero esté seguro de poder hacerlo con la visión ultravioleta-. Indicó el capitán antes de sumirse en sus pensamientos.

-Le he encontrado!- soltó súbitamente el capitán algo emocionado. -Sin lugar a dudas el bicho cerebro está…-

El capitán estaba hablando y parecía querer señalar el túnel del otro lado del precipicio cuando de la nada surgió un fuerte temblor que lo saco de equilibrio y le arrojó al suelo.

-A la orden señor!- le contesto a Sugufu rápidamente mientras hinco una rodilla al piso y pongo al equipo delante de mi. En la academia había pasado varias jornadas reparando equipos en situaciones adversas para entrenarme y poder hacerlo bajo condiciones de presión. Pero como siempre estaba el factor suerte, no quería ser petulante.

Ni bien estoy por comenzar, un fuerte temblor comienza y con el, los imponderables -Mierda!- maldigo mientras intento reparar el equipo y comenzar a calibrarlo -No puedo fallar ahora, no puedo-

-Señor, El cerebro permanecera en los tuneles superiores para mantener un mejor control de la linea de mando y... 

Entonces se produjo el temblor y Alice cayo de culo estropeando su opinion cientifica sobre el comportamiento sociologico de los cerebros.

Detrás del grupo, tras colocarme la belcher a la espalda y cojer el morita, permanecía atento a cualquier señal de bichos, y mientras tanto iba haciendo memoria sobre lo que había aprendido sobre los bichos cerebros, cuando de repente caí en la cuenta de lo que había dicho el capitán al adentrarnos en los túneles.

¿Bajar? Pero si eso no...- pensé al recordar lo que sabía sobre los cerebros.

Ahora vuelvo, tengo que hablar con el capitán- le dije a Becerra, para luego dirigirme hacia delante, más cuando apenas había dado un par de pasos, todo empezó a temblar de repente, aunque, a duras penas, conseguí permanecer de pie -¿Qué narices ha sido eso?- dije, intentando buscar el origen del temblor e intentando imaginar que lo podía haber causado -¿Estáis todos bien?- pregunté.

- Cabo, no se que pasa hoy, pero el espectro ultravioleta me da dolor de cabeza. Permiso para continuar con infrarrojos. Si llega el momento del "fregao", y veo que es útil, paso a UV de inmediato. Además, igual, que uno del grupo porte el otro espectro, puede que de alguna ventaja al estar vigilando en otro espectro más.

Ya mareado por la visión el temblor le pilló desprevenido. Puso una mano en el muro del túnel, rezando para no caer.

Becerra andaba marcha atrás mientras recordaba sus épocas de escuela y cubría la retraguardia con Hikawa.

Señor, como dice Alice, es muy probable que se encuentre cerca de la superficie en túneles bien comunicados ...

Las palabras de Becerra continuaban cuando sin esperarlo, un tremendo temblor sacude el suelo, haciendo perder pie al soldado cayendo estrepitosamente de espaldas.

Iba tan atento al espacio delante mío que no vi el agujero a mis pies hasta el último momento. Me di cuenta a tiempo y evité caerme por el precipicio, pero entonces llegó el temblor, que me hizo perder el equilibrio...

De momento la suerte no nos era adversa, avanzábamos por el túnel como ratas. Esperando ser tan silenciosas y escurridizas como estas, esa sería la clave para poder llegar hasta donde tenían que llegar con las mejores opciones. O'Connor e Hikawa andaban en la punta del escuadrón dirigiendo al resto llegando a parecer que conocían estos túneles desde hace tiempo, hasta llegar a un precipicio - Maldición, tendremos que sortear eso de alguna manera, intuyendo que seguramente tendrían que cruzar al otro lado.

Una vez allí el capitán había encontrado el rastro del maldito bicho, solo esperaba que la dirección no fuera al otro lado del abismo aunque su gesto parecía que esa era la dirección, pero antes de terminar un fuerte temblor, una gran sacudida hizo que se trastabillara y cayera al suelo de bruces como algunos de sus compañeros.

Como pudo recobró la compostura, y se levantó diciendo por el comunicador -Maldita sea, no se que diablos ha sido eso atentos.- empezó a mirar alrededor buscando no sabía exactamente el qué, ayudando a levantarse a los infantes que tenía al lado.

-O'Connor, Hikawa. Mirad por esas paredes y buscad alguna forma de poder pasar - dijo a los zapadores, al resto - El resto estad atentos a cualquier cosa que pueda pasar, y agarraos bien, puede haber otra sacudida.

Junto a Hikawa, el otro zapador del escuadrón, Bumag avanzó analizando el terreno sin mucho éxito. El aire enrarecido se percibe cada vez más húmedo por medio de una condensación creciente y las explosiones lejanas aumentan la angustia de que la estructura del túnel ceda o, peor aún, un tropel de bichos se coma a la avanzadilla.

-Joder, no podemos pasar- Dice al topar de bruces con un precipicio que de caer por la grieta significa una muerte segura. El cabo bien tiene a indicarle encontrar la manera de sortear el obstáculo pero la tarea no parece nada fácil. Por si acaso, se abstiene de sugerir emplear los Lizard Line a modo de cuerda de escalada. –A la orden Cabo, hago todo lo que puedo-

Una vez bien afirmado sobre el suelo empieza a estudiar la estructura del túnel y el precipicio en busca de alguna forma de continuar avanzando. –Bueno, si alguien se anima puede probar de saltar Jajaja-

La marcha por los túneles pareció complicarse tanto como para perder la oportunidad de compartir con el capitán los conocimientos sobre la probable ubicación del cerebro durante una batalla. Estuvo más concentrado en ayudar a O’Connor para seguir el camino adecuado y así fue hasta que se toparon con el acantilado. Estaba convencido que habían seguido el camino correctamente, pero jugando fuera de casa las sorpresas están a la orden del día. No les venía mal un descanso para organizarse cuando la tierra se sacudió con violencia. Sus brazos buscaron rápido un punto de apoyo extendiéndose, procurando evitar que nadie se abalanzara descontrolado al precipicio ¡Mierda, lo que faltaba! ¡Junto a la pared! Comentó por inercia asustado, evitando caer al suelo por muy poco al precipitarse adrede hacia la pared.

Una vez afianzado en la tierra, se tomó un segundo hasta dirigirse al cabo con la frustración que le provocaba la situación, podríamos llegar con los lizards, llevaría tiempo. De todas formas, se haga lo que se haga, con otra como esa, prefiero ni imaginarlo, comentó con temeridad en referencia a las sacudidas, lo que veáis, señor. Culminó con sinceridad, se percibía con claridad que no deseaba arriesgarse más de la cuenta. Claro que entonces no tenía sentido que deambulara por los túneles en primer lugar, con posibles hordas de bichos a cada giro que daban, por lo que sería la valoración del tiempo la que decidiría su destino en la oscuridad.

Sus ojos forzaron la visión del acantilado en busca del mejor lugar para descender, analizando con cuidado cada saliente que pudiera complicarles la bajada.

El sargento se estabilizaba tras el vaiven que sufrio su cuerpo poco a poco

-Oh, maldición- clamó el capitán ante el hecho de ser uno de los que habían caído. Sacudiéndose el polvo tras levantarse, intentó omitir este hecho reiterando lo que había estado por decir momentos antes del temblor.

-El bicho cerebro esta justamente en esa dirección, cruzando ese precipicio-. Indicó con su brazo el capitán. –Tenemos que encontrar la forma de salvar este obstáculo y pronto-.

A pesar de sus palabras, no todos los infantes estaban poniendo una real atención a lo que decía. Algunos por que se habían llevado un fuerte golpe al caer contra el suelo y ahora se estaban rehaciendo y otros por que observaban lo trágico que sucedió con Becerra y Dragostone.

Estos dos infantes, trastabillado en medio del temblor habían dado con el borde del precipicio y habían caído. Todos se esperaban lo peor en ese sentido, pero por suerte, tras disiparse la nube de polvo que se formo tras el temblor, se hizo claro que ambos infantes habían logrado asirse de forma desesperada a algunos peñascos que estaban un metro mas abajo del borde del precipicio.

Colgados en medio de la nada, los infantes necesitaban un pronto auxilio pues de lo contrario tarde o temprano habrían de caer.