Partida Rol por web

A Erdan ya se le han acabado las bravatas; había llegado el momento de pelear en serio, y era mejor ahorrar hasta el último aliento que tuviera.

Venid a por nosotros.

Iniciativas

Tras las palabras de Tormento veis como os han rodeado: ¡es una emboscada!
Vuestro antiguo compañero está en uno de los tejados y aprovechando su ventaja, apunta con su pequeña ballesta al enano que parece estar el primero en su trayectoria y dispara el dispositivo. Por desgracia suya, parece desestabilizarse en el último momento y el virote se pierde por encima del tejado, muy lejos de vosotros.

Los bandidos encapuchados sacan dagas de sus cinturones y se disponen a lanzarlas hacía vosotros, aprovechando la sorpresa. Uno de ellos impacta al fornido kóbold, quien suelta un siseo de dolor.

La segunda daga dirigida hacia Ologeron se clava en un barril cercano al enano. Parece que hoy la diosa de la fortuna está de su parte.

Enseguida se abalanzaron sobre vosotros aquellos humanos tapados con túnicas negras. Por la pinta que tenían eran mercenarios de poca monta e incluso pordioseros que rondaban la ciudad, iban armados con palos y garrotes.

Ologeron estaba bien entrando en el combate y supo esquivarlos sin problema, en cambio Shupo no tuvo tanta fortuna y recibió dos garrotazos.

Me muevo hasta la esquina y utilizo uno de mis conjuros abrasadores.Lo dirijo hacia los bandidos que están cerca de los kobolds,creando una columna vertical de llamas abrasantes.

El conjuro de Quarion empieza a quemar las ropas de aquellos mercenarios, que caen al suelo quemados y abatidos, sin vida. Shupo, que estaba cerca de la explosión se cubrió como pudo pero no sufrió daño alguno. Aun sin entender nada de lo que había pasado con esos dos chamuscados, alzó su katana con ambas manos y empezó a correr como un loco a por el bandido que había atacado de lejos. Pronunciaba unos unas palabras raras en dracónico mientras avanzaba, su carrera era totalmente alocada pero con fuerza.

Al bandido lo pudo esquivar sin demasiados problemas.

Erdan retrocede, pero solamente para conseguir una mejor posición de disparo. Viendo a su compañero Ologeron rodeado, decide quitarle algo de presión de encima, soltándole dos flechazos a uno de los bandidos que le acosan.

¡Espera un segundo, Tormento, que ahora estoy contigo!

Dos rápidos flechazos acaban con los oponentes que rodeaban a Ologeron, quien no ha visto las flechas pero si ha notado cuando sus dos atacantes caían al suelo muertos.

Que buena puntería amigo Eredan, aplaudo su destreza impresionado por el doble disparo.

Ahora me toca a mi chusma, digo corriendo a por el bandido que está frente a mi.

Tormento, tu hora se acerca. La frase se me escapa entre los dientes mientras suelto un golpe con la punta de la alabarda, buscando los órganos vitales del bandido.

Raspit se aleja corriendo del peligro y se esconde tras unos barriles, de vez en cuando echa una mirada para ver como está transcurriendo el combate, pero tiembla de miedo y no se atreve a articular una palabra.

- Ya lo veremos! - responde el tiflin ante las puyas de sus antiguos compañeros. Aun si quitarse la sonrisa de la boca, Tormento recarga otro virote y apunta con cuidado desde su ventajosa posición. Está apuntando a Ologeron y se toma su tiempo para hacer bien su disparo.

El virote sale disparado de la pequeña ballesta y se clava en el hombro del enano que distraído en la lucha contra el bandido no la ve venir.

Los bandidos aprovechando la corta distracción que han ofrecido sus compañeros de menor rango se lanza a la carga. El que esta luchando contra Shupo le propina un buen golpe en la cabeza del desprotegido kóbold. En cambio el bandido que pelea con el enano no consigue penetrar la defensa del aguerrido Ologeron.

Lanzo un proyectil flamígero a Tromento.

¡No seas tonto y únete a nosotros...!,le digo a Tromento,una vez ha hecho efecto el sortilegio.

Shupo atacó torpemente al rival que tenía delante, el cual con una risotada esquivo el potente golpe de la katana del kóbold. Seguramente aún no se había dado cuenta de que estaba luchando contra un kóbold, pues aún tenía puesta la mascara.

Viendo que Shupo y Ologeron se encargan de los dos bandidos que quedan, Erdan apunta hacia Tormento. Pero esta vez no coloca dos flechas en su arco, sino que se toma su tiempo para apuntar.

Bien, Erdan, recuerda las lecciones de anatomía Tiflin; si no recuerdo mal, su punto más vulnerable era... justo aquí.

La flecha sale zumbando de su arco, Clavándose en el muslo del tiflin pero sin llegar a salir por el otro lado.

¡A ver cómo te escapas ahora, bastardo!

La flecha fue disparada con toda la intención del mundo y provocando los efectos que Erdan quería. Tormento hizo un ademán de caerse pero al final aguanto el equilibrio, de todas maneras había perdido mucha movilidad.

Gruño al recibir el impacto del dardo y siento como la sangre caliente empapa mi hombro. Aguantando el dolor levanto la alabarda y golpeo con el filo, busco su carótida con mala uva, cansado de fallar cada envite.