Partida Rol por web

Poco después de amanecida, salís de la residencia de Águeda, visitando cuantas iglesias encontráis a vuestro paso. En muchas de ellas el párroco os deja echar un vistazo rápido a sus libros, pero poca cosa interesante. Nada de utilidad, sólo escrituras, libros de retóricas y algún libro de Filosofía Clásica que no entendéis como pueda estar allí.

No es hasta que llegáis hasta Santa Catalina cuando un párroco de nombre Miguel, bondadoso y extremadamente amable os deja inspeccionar su pequeña biblioteca particular, en un cuarto trasero de la iglesia junto a la sacristía.

Mientras miráis despacio los títulos de los libros , más bien Águeda, quien posee una mayor destreza leyendo que Ignacio, que hace lo suyo leyendo sólo los títulos y a cuyo efecto suda copiosamente por el esfuerzo y el calor insoportable del interior del cuarto.

El Párroco ha sido muy amable, pero os mira con mucha curiosidad, no es muy normal ver a gente tan interesada a la lectura, si bien es verdad que de cuando en cuando algún estudioso no escolástico viene preguntado por algún libro concreto, por supuesto ninguno relacionado con la brujería.

Ni siquiera el bueno de Ignacio con su infinita paciencia logra encontrar nada en la biblioteca de la Iglesia...

El párroco, al ver la decepción en vuestros ojos se acerca y os comenta en un susurro - Quizás lo que busquéis podáis encontrarlo en los archivos de la Inquisición Valenciana, el problema es que no puede entrar cualquiera. Quizás si tenéis algún contacto...

Muchas gracias, padre -digo, entregándole el saquillo con los reales que se le prometieron para su iglesia.

Ojalá la Inquisición fuese tan comprensiva como vos -me despido, alejándome con gesto grabe.

Estamos haciendo su trabajo -pienso, sintiéndome francamente desilusionada-. Sin apoyo y casi sin medios.

¿De qué sirven si, cuando el verdadero mal acecha, ellos sólo ven el pecadodel hombre y no el de Lucifer?