Partida Rol por web

Con bastante esfuerzo consiguieron apartar el armario. La puerta estaba ante ellos, con la llave en la cerradura. Alfred alargó la mano y cogió la llave, girándola. Pero entonces, el grito de Coraline le sobresaltó.

¿Qué? ¡Ya voy, Coraline! ¡Joseph, algo le pasa a Melita, voy a ver qué ocurre!

Sin esperar respuesta, Alfred echó a correr hacia la cocina, donde habían dejado a Coraline. Entró apresuradamente en la sala.

¿Qué ocurre, qué pasa?

¡Alfred! ¡Aquí, en la escalera! Melita está en trance y me arrastra hacia arriba... Y con cuánta fuerza lo hace. Ahora me explico lo de anoche.

Coraline guarda la cuchilla en el amplio bolsillo de su mandil para no lastimar a la anciana y forcejea intentando soltarse, pero al mismo tiempo está intrigada de por qué la anciana la arrastra escalones arriba.

Alfred corrrió tan rápido que ni se dio cuenta de que Melita y Coraline estaban en la escalera hasta que oyó la voz de su prometida llamándole. Dio media vuelta y fue hacia ellas. Al ver a Melita en ese estado, se quedó petrificado unos segundos.

¿Melita? ¡Melita! ¿Qué ha pasado, Coraline? ¿A dónde te lleva?

Alfred se puso delante de Melita intentado cerrarle el paso y hacerla reaccionar.

¡Melita! ¡Despierta! ¡Melita!

Coraline suspira aliviada al comprobar que Alfred se hace cargo de la situación. No creo que 'despierte', si mis gritos no lo hicieron... Tiene una fuerza increible, no puedo desasirme de sus manos. Y agrega mientras continua forcejeando, y Melita la arrastra cuesta arriba: No sé por qué, pero intuyo que quiere llevarme a la biblioteca. Mientras no pretenda hacer algo con la espada...

Los esfuerzos de Alfred por detener a Melita no daban resultado. A riesgo de lastimarla, no se atrevía a retenerla por la fuerza.

¿A la biblioteca? ¿Por qué?

Coraline observa de reojo a su nivio y suspira. ¡Hombres! Pues, es allí donde estaba anoche cuando... Ya sabes. La muchacha, resignada, se deja arrastrar por Melita. ¿Y ahora qué?

Como no he oido nada, ver a mi hermano salir corriendo resulta realmente sorprendente.

¿Coraline? ¿Qué ha pasado ahora?

Subo tras él, y observo atónito cómo Melita casi arrastra a Coraline. Alfred ya está junto a ellas. La biblioteca... sus trances tienen que ver con la biblioteca....

- Nunca habia oido de nadie que tuviera tanta fuerza en trance o sonámbula o ...cómo quiera que esté.... Así si que puede haber movido ella sola el armario Alfred. - hablo suavemente para no alterar a Melita.

Alfred miró a Joseph. Estaba tan nervioso que ni se había dado cuenta de su presencia hasta que le oyó hablar.

Tienes razón, Josh. Creo que... deberíamos dejar que nos lleve arriba y ver qué sucede. Coraline, no te resistas y deja que te lleve. Nosotros iremos tras vosotras.

Emmeline comienza a ascender los peldaños de las escaleras, poco a poco, mientras no cesa de repetir una y otra vez la misma frase:

Ph'nglui mglw'nafth Cthulhu R'lyeh wgah'naghl fhtang

Ph'nglui mglw'nafth Cthulhu R'lyeh wgah'naghl fhtang

Ph'nglui mglw'nafth Cthulhu R'lyeh wgah'naghl fhtang

Ph'nglui mglw'nafth Cthulhu R'lyeh wgah'naghl fhtang

Os lleva a la biblioteca, y una vez allí, suelta la mano de Coraline, y retoma su tarea de colocar los libros. Pausadamente, poco a poco, va colocándolos, sin ningún orden aparente.

Echando un vistacillo por alto a los libros que Emmeline coloca mientras está en trance, no es difícil percatarse de que está tomando volúmenes de manera que, ordenados como los está ordenando, la primera letra de cada titulo forma la misma expresión que Melita no deja de repetir:

Phnglui mglwnafh Cthulhu Rlyeh wgah...

y ahí se detiene, aunque veis en la mano que porta un libro que formaría la siguiente letra: n.

¿Qué ha sido eso? ¿No ha sido la puerta de la calle? Parece que alguien la ha cerrado con llave, y ahora se escuchan pasos en el vestíbulo. Alguien ha cerrado por dentro. También parece que se escucha en sonido de muebles siendo arrastrados, y de una puerta oxidada chirriar, también en el piso inferior.

- Un momento... alguien ha entrado... alguien con llave. ¿No oís pasos en el vestíbulo?

A pesar del ruido no puedo dejar de mirar el orden de los libros que Melita coloca, mientras sigue con su letanía.

Tal vez es la señora Cartwright. No me extrañaría que tenga una llave, parecía manejarse con mucha familiaridad, responde Coraline mientras observa aquel extraño acertijo armado por la anciana. Susan parecía inquieta por algo; si es ella sería bueno indagarla.

Coraline contempla la distribución de los libros buscando algo más. Como en algunas ceremonias de vudú o magia negra. No me extrañaría, en estos pueblos se dan cosas así. En algunas culturas se usa para entrar en la misma sintonía. Quizá sirva para que Melita me comunique lo que desea trasmitir. Por Dios, Coraline, mira a lo qué has llegado... Entonces la muchacha se inclina al oído de la anciana y repite las mismas palabras, una y otra vez. Ph'nglui mglw'nafth Cthulhu R'lyeh wgah'naghl fhtang, le susurra al oido de Melita mientras observa el título del libro que Melita lleva en la mano. ¿Por qué se detuvo?

Alfred se sorprende ante el comportamiento de Coraline. Que Melita colocase los libros no era algo nuevo, ya lo había hecho antes auqnue no repitiendo aquellas extrañas palabras.

¿Qué haces, Coraline?...

El sonido de la puerta de abajo le sobresaltó. Se volvió hacia Joseph.

Es cierto, yo también lo he oído. Deberíamos ir a ver quién es. Voy a bajar. ¿Vienes conmigo o te quedas con Coraline, Joseph?

Mientras hablaba se dirigía a la puerta de la biblioteca. No el gustaba dejar a Coraline a solas con Melita en ese estado, pero no quedaba más remedio. Despacio salió al rellano.

Según sales, notas que alguien ha entrado a toda velocidad en el dormitorio de Melita.

Alfred salió corriendo de la biblioteca y bajó las escaleras. Cuando llegó al piso inferior se dio cuenta de que alguien había entrado en la habitación de Melita.

Pero, ¿qué dem...? ¿Hola? ¿Quién está ahí?

Despacio y procurando no hacer ruido se acercó a la habitación, abrió la puerta y entró.

Alfred sale corriendo de la sala, y tira hacia el piso de abajo, bajando las escaleras a la velocidad del rayo. De pronto, le sentís decir lo siguiente:

¿Hola? ¿Quién está ahí?

A continuación, notáis que emite un quejido ahogado y retrocede unos pasos.