Partida Rol por web

¿Pe-pe-pero  qué Demonios es eso?

Digo templando en un ataque de pánico mientras veo  esa cosa  acercarse   y saliendo de manera desagradable del  cuerpo de ese maldito hombre desagradable... y ahora, eso viene por mi.

SABIA QUE ESE DESGRACIADO TENIA QUE VER CON ESTO.

Grito mientras saco la escopeta que tenia cerca y  disparo

Jhonathan Bishop trata de acercarse con su bastón para golpear a ese ser, pero la reacción de otro de los asistentes por la angustia fue más rápida.

Un disparo en de escopeta retumba en el interior de la vivienda, un arma que por el momento ninguno de los asistentes había notado que Victor escondía. La mesa se  rompe en una parte, pero el ser  como un ciempiés se ve intacto pues ni siquiera por la honda expansiva se vio afectado, lo que posible puede concluir que es realmente duro a pesar de ser como un insecto.

El sonido de la madera rota seguido por el grito de varios es aterrador.

Por poco el impacto del arma rompe o afecta el bastón del profesor cojo con tanta suerte que por un movimiento involuntario pudo alejarse a tiempo del cuerpo.

Sin embargo el ser, que se movia de manera angustiosa, mostraba una caracteristica propia de los animales acorralados y cons sus patas se dirige hacia  la esquina donde estan la mayoria de ustedes...

Al parecer, debe buscar otro huesped...y rápido.

Aquel "bicho" parecía demasiado duro para poder eliminarlo tan fácilmente y ahora...ahora se les encaraba. Parecía que quería tomar otro..."huesped", una vez descartado el que le había servido para tal propósito hasta ahora. Habría que probar otra cosa y rápido. A Jonathan no se le ocurrió otra cosa que arrancar las cortinas de una de las ventanas, próxima a la puerta de salida y echársela encima a aquel ser. Confiaba en que con eso se desorientaría y no podría atacar a su víctima. Y quizá entonces, atacándola entre todos, pudiesen destruírla.

Me quedé paralizada, muerta de miedo y asco ante aquel bicho que me recordaba tanto al que había encontrado en la taza de café. Y lo peor de todo era que venía directo a nosotros. Si esa cosa había ocupado el cuerpo del pobre profesor, seguro que ahora estaba buscando un nuevo alojamiento. Me estremecí sólo de pensar en aquel bicho entrando en mi cuerpo, devorándome por dentro, y me llevé una mano a la boca para evitar empezar a gritar como una histérica.

Era incapaz de reaccionar ante el avance de aquella alimaña pero, por fortuna, el señor Bishop fue lo suficientemente ágil y rápido cogiendo la cortina de la ventana, poniéndola encima del animal, de esa forma, aún sabiendo que se movía allí debajo, por lo menos no veía su asquerosa presencia. Miré a mi alrededor, buscando algún objeto en la habitación de la desafortunada señora Woliski que me sirviera para golpear, y a ser posible matar, al animal.

Mientras un disparo  no certero se dispersa en la pared dejando un hueco, la cortina cubre al ser que  por un momento se le ve escurrirse por el sistema de ventilación, el sonido "taqui- taqui- taqui"  era evidente, hasta que este desapareció dejandolos a todos confundidos.

No encuentras nada... pero, recuerdas la pistola que la mujer tenía en su crisis de nervios, ¿donde habrá quedado?

No es un incepto normal,  otros con ese golpe ya se hubieran muerto, pero este ser  parece  tener una coraza fuerte... es una lástima que los disparos no le hubieran dado.

Escuchas  un poco más de los demás, realmente sientes que  el bicho esta por las paredes llendo hacia  la parte de la cocina. Sin embargo eres conciente que por donde esta, podría aparecer en cualquier

Demonios,  grita el hombre, creo que se ha escapado... escapado, y ahora puede estar en cualquier parte. Dice en estado re real nerviosismo....  Dice el hombre poniendo sus ojos de manera extraña y  siendo muy paranoico.

¿No entienden?, estamos en una casa con un ser que en cualquier momento puede matarnos!... esto ni la policia nos va a creer!!!

Esa maldita cosa, la matare aunque llene de agujeros la maldita casa...
 

Calma... digo  preocupado y nervioso por los disparos... esta usted en una crisis nerviosa,  debería tranquilizarse... debemos pensar con cabeza fria... hay que matar esa cosa, pero yo no tengo idea de como hacerlo!... no sé como matar un demonio, es decir, ¿acaso se pueden matar?...

Realmente no sabia nada de eso, yo soy un cientifico, se supone que los demonios no existen.

Johathan se encontraba confundido. Por un lado se alegraba de haber perdido a ese ser de vista. Por otro, el hecho de no saber dónde estaba ni cuándo podría volver a por ellos, lo inquietaba sobre manera.

-No sé cómo funciona el sistema de ventilación de esta casa. Lo único que se me ocurre es intentar asfixiar a ese bicho introduciendo humo pero ni siquiera tengo claro que necesite respirar. No sé lo que hacer, señores, a decir verdad.
 

Sí, parecía que aquel repugnante bicho había escapado, pero yo sabía que estaba cerca, le sentía arrastrándose por las paredes y eso me producía un asco indescriptible, aparte del miedo que me causaba sólo pensar que pudiera entrar en cualquiera de nosotros. Con desesperación miré a mi alrededor, buscando el arma que había visto en manos de la señora Woliski, escuchando al resto de huéspedes sin prestar demasiada atención. Todos estábamos demasiado nerviosos y, por mi parte, no tenía ni idea de qué podíamos hacer, aunque no era la única.

—Quizás... —Carraspeé para aclararme la voz que había sonado demasiado estridente para mi gusto—. Quizás el profesor tenga en su habitación algún libro o anotación que nos pueda dar una pista de como acabar con este... esta cosa.

Pero no hice movimiento alguno en dirección a la segunda planta. Ni se me ocurría apartarme de los hombres para quedar a merced de aquel demonio o bicho o lo que fuera.

El sonido  de la ventilación se perdió, pero el olor fuerte comenzo a inundar  toda la casa, era una especie de  hedor  fuerte,  era dificil de explicar, pero era ese mismo olor que estaba en la casa todo el tiempo y más despues de los asesinatos, solo que ese olor ahora estaba combinado con algo más, la sangre del destripado profesor que estaba cerca a ustedes.

Se quedan quietos por un momento, parecia que  era claro que habia que hacer algo hacia esa criatura, pero ¿qué?

Estan locos,  yo- yo sé lo que vi, esa cosa sobrevivió a un disparo...¿qué piensan que crea?, dice el hombre señalando con su escopeta  el techo de manera paranoica,¿cree que haya algo que se pueda saber acerca de esa cosa que pueda ayudar?, le ruego que lo diga... ¿que sabe...?

Miraba a todos los lados del techo mientras preguntaba a la mujer.

Lo cierto es que todos sus intentos habían resultado inútiles para capturar a ese ser que ahora estaba fuera de su alcance.Nadie parecía tener respuesta a la cuestión que había planteado de modo que lo único que se le ocurría para detenerlo, era del todo inviable.

-Podemos ponernos a revisar los apuntes del profesor, pero eso no va a evitar que ese ser se escape. Y si se escapa, me temo que va a dar igual lo que averigüemos de él. Cogerá otro huésped y la pesadilla volverá a empezar.

Jonathan cogió de nuevo la cortina que había demostrado servir al menos, para evitar ser atacados por el ser y salió al exterior de la casa. La rodeó tan rápidamente como pudo, intentando buscar algún respìradero. Algún lugar por el que el ser pudiera salir al exterior.
 

El comportamiento demente del señor Lusting me preocupaba tanto como el bicho que se había escapado, y para colmo el doctor Saitsef parecía haber quedado en trance. El asqueroso ciempiés ya no estaba en la habitación, pero aún así sentía escalofríos sólo de pensar que, en algún lugar de la casa, se encontraba escondido, esperando la oportunidad para meterse dentro de uno de nosotros.

—Yo... Yo no sé nada... Sólo sé que el hombre tenía un libro en su cuarto que quizás nos dé alguna pista.

Estaba convencida que, si el difunto profesor no había encontrado algo que le indicara que podía acabar con ese ciempiés maldito, nosotro tampoco lo haríamos, pero necesitaba hacer algo o sino el miedo a que esa cosa apareciera de nuevo me consumiría.

Vi salir al señor Bishop pensando que, quizás, estar en el exterior de la casa era lo mejor que podíamos hacer, pero si no conseguíamos capturarlo y matarlo no nos podríamos pasar fuera toda la noche.

Matarlo...

Sí, eso era lo que teníamos que hacer pero no se me ocurría la manera. Como bien decía Victor, el animal había sido capaz de aguantar el disparo, entonces ¿qué podía matarlo? Me exprimí la cabeza buscando algo en mi memoria que me pudiera ayudar, algún detalle de lo que había leído en todos mis libros que, por disparatada que fuera, consiguiera que ese ser muriera. Y, de pronto, me acordé de la visión que había tenido ante el cuadro y que yo había achacado a los nervios del momento.

—¡Fuego! —Grité nerviosa porque por fin se me había ocurrido algo que, confiaba en ello, pudiera acabar con el insecto—. ¿Y si quemamos a esa... esa cosa? El fuego siempre acaba con todo ¿no creen?

Otra cosa distinta sería planificar la manera de aislar al monstruo y retenerlo el tiempo suficiente para quemarle.

-¡Buena idea!-asintió Jonathan-Lo envolveremos con las cortinas tal como hicimos antes y luego le plantaremos fuego-La propia tela ayudará a que esa alimaña arda ¡Vamos, no hay tiempo que perder!

Creo que buscar en las anotaciones del profesor seria una estupenda idea, podría buscar el libro si usted señor Lusting me acompaña... Dice de manera clara... un asunto, ¿la dueña de casa no tenía un arma?, ¿donde quedaría?

Dice el hombre con temor comenzando a subir las escaleras...

Fuego... si... fuego... podria ser

Dice subiendo las escaleras.

¿Esta usted loco?, ¿subir?

Dice el hombre muy molesto, yo le cuido las espaldas pero, le aseguro que no estoy de humor para esperar a que lea..

El asunto del fuego es maravilloso, si no fuera porque no sabría como  conseguir algo inflamable....y por todo lo santo, Maldita sea, esa cosa es muy rápida.

Victor cada vez estaba más nervioso, y sube detrás del doctor.

Los Hombres suben al segundo piso, uno el más intelectual suben escoltado por el otro que tenia una escopeta. Mientras tanto  Anne y Jonathan se quedan en el primer piso rumeando la idea de quemar a esa cosa... Pasa cosa de cinco minutos y es entonces cuando las dos personas que se encuentran abajo escuchan un gran tiroteo en el segundo piso, unas maldiciones y un quejido.

Al oír los disparos Jonathan cambia de objetivo. Sin soltar las cortinas, sube las escaleras todo lo rápido que puede, que no es mucho. Si algún otro de los presentes decide subir también, le cede el paso pues es consciente de que anda despacio y no quiere ralentizar a nadie.

Al llegar al segundo piso, entra en la habitación de la que provenían los gritos enarbolando su bastón mientras que las cortinas, agarradas con la otra mano y descansando por encima de sus hombros, están preparadas para echárselas al "bicho" si vuelve a aparecer.
 

Ahí me encontraba yo aportando ideas pero siendo excluida con total descaro de su aplicación. Bufé por lo bajo al ver subir tanto al señor Lusting como al doctor Saitsef a curiosear en las anotaciones del difunto. No me hacía demasiada gracia que nos separáramos, más que nada porque estaba aterrorizada porque aquel asqueroso ser volviera a aparecer, pero también era consciente que tendríamos más oportunidades si cada uno se dedicaba a una cosa, e ir de dos en dos era la mejor solución.

Me disponía a preguntarle al señor Bishop que creía que sería mejor hacer a continuación cuando, sin llegar a pronunciar palabra alguna, mi boca se cerró de golpe al oír los disparos en el piso de arriba.

—Dios mío... ¿Qué habrá pasado?

Me quedé unos instantes paralizada por el terror pero, al ver al señor Bishop que se dirigía a la planta superior y sin ninguna intención de quedarme allí sola, me obligué a ponerme en movimiento siguiendo a Jonathan. No hacía falta correr demasiado para alcanzarle ya que el pobre hombre no podía ir demasiado rápido.

Casi pegada a su espalda, entré también en la habitación donde supuestamente había sido el tiroteo.