Partida Rol por web

Mario te mira extrañado, luego ves que estas decidido, te afirma con la cabeza y se encamina hacia el hogar donde residen.

El señor Lichman le toma del hombro a Randy, le sonrie noblemente, le encamina hacia Anne, a quien le hace una seña para que lo siga, ahora ambos caminan junto a el, mientras se acercan a un hombre de tez cobriza, de gran aspecto físico y belleza singular.

El señor Lichman te mira fijamente y te habla con una ligereza casi paternal.

- Se que ves cosas y que tienes miedo Lunaria, pero por favor, acompáñanos cuando te sientas segura - se aleja de ti y se dirige hacia un muchacho y una chica, para luego ir junto al hombre con quien chocaste no hace mucho.

Notas que todos suben a un gran vehículo de donde bajo anteriormente el señor Lichman y se disponen a marchar, pero aquel hombre te mira desde la ventana y te da una chance para que subas tu también.

Todos son dirigidos por aquel hombre hasta el vehículo de donde bajo, una vez dentro, notan que el rodado es sumamente amplio, cómodo y lujoso, se trataba de una dodge ram, ultimo modelo, trucado de una manera casi obscena y casi sin uso.

Subir al mismo, conlleva un poco de dificultad, pero el anciano sube al mismo con suma facilidad, casi flotando para entrar a el.

El chofer, un hombre sumamente fornido, de aspecto malhumorado, de mirada penetrante y semblante hosco, apenas los mira, cuando todos suben comienza a arrancar el motor, el cual ruge como una terrible bestia.

- Aguarda un rato, tenemos una invitada indecisa aun - el anciano mira hacia la ventana, mientras aun se mantienen con el motor en marcha -

Entro aquel coche, Todo me parecía un poco raro así que pregunte.

Esto es por el caso o por otra cosa...?¿?¿?

Siguió al señor Lichman, y entro al vehículo un tanto confundido, y nervioso. Su pie se movía incesantemente, mostrando lo inquietado que estaba.

Estaba muy intimidado por el chofer de la camioneta, por el hombre mayor, y la chica, con quién no se atrevió a hacer contacto visual. Cuando escucho la palabra caso, pareció entrar en pánico, y levanto las manos para negar con ellas, para responder, hablando exageradamente rapido.

- ¡Si es por el caso, juro que no tuve nada que ver! ¡No he salido de mi casa hoy! -

Abrió bien los ojos, como si estuviere asustado.

- No deberías alterarte- dije entrando al vehiculo sintiendo una enorme curiosidad por lo que aquel anciano sabía sobre mí. ¿Sabría alguna otra cosa?- si realmente nos creyeran culpables de algo no serían tan amables conmigo. Aunque debe ser importante si quien fundó el pueblo nos trajo aquí.

Me acomodo y miro también a la chica pelirroja, sonriendole de inmediato. Una lastima ya no podría volver al hospital a hablar con John.

- Tu viste lo que sucedió?- le pregunté a Ann.

- Nos faltan 2, pero creo que ya podemos partir...en marcha - dijo el señor Harry ignorando todo tipo de palabras dichas en ese momento -.

Tras un corto viaje, llegan hasta un destino insólito para todos, la gran "Casa de la Esquina", cuyo garage se abre lentamente ante la llegada del gran camión; una vez dentro, el señor Harry y el chófer bajan, siendo este ultimo el que se mantiene cerca del gran camión.

- Por favor, se que tienen muchas dudas, pero sean tan amables de seguirme hasta mi despacho...hace mucho frío aquí y allá podremos beber un poco de té o café, solo pidanselo a Tep y el se los preparara, es un excelente barman también - sonríe mientras observa a un joven quien reposaba en el linde de la puerta la cual da acceso a una zona superior de la casa, la cual estaba conectada al garage por una escalera -

Unay, ya dentro del auto, permaneció con semblante serio pero atento a todo lo que sucedía. Por supuesto, no se mostró nada intimidado por el chofer. No le cabía duda de que el señor Harry los había reunido debido al crimen, aunque no tenía idea de qué tenía que ver él en todo esto. Miró a quienes estaban allí junto a él: la chica pelirroja, el muchacho nervioso y la chica de cabello negro. Le parecía haber visto a cada uno de ellos alguna vez en el pueblo, aunque ya que no había tenido la oportunidad de socializar con mucha gente allí, no conocía particularmente a ninguno.

Asintió ante las palabas de aclaración de Lunaria, hablando para nadie en específico.

- Es cierto, la policía estaba investigando, si lo vieron. Serían ellos quienes deberían buscar a posibles culpables.

No abrió la boca hasta que llegaron a la casa, y allí, no fue para decir palabra alguna, sino en un gesto de asombro que no puedo contener. No se esperaba que serían conducidos a aquel lugar con tal mala fama. Al ser invitado al despacho de Harry, está dispuesto a seguirlo, pero esperaba la reacción de los demás. Miró además con interés al tipo que se encontraba en la casa, buscando en su memoria si lo conocía de algo.

Lunaria me hablo, parecía mentira a pensar de primaria se acordaba de mi...y Nunca en estos año me ha dirigido una sola palabra, na mas una mirada de un saludo...Cuando me nombro..

No he visto nada...

Todo ya parecía extraño, cuando aun mas, Cuando nos dejo en la casa de la esquina, aquella casa, que Anne estaba tan impaciente por entrar...en muchas ocasiones.

Nos bajamos del coche y hay estaba ya casi a punto de entrar...He impaciente, pero no lo demostraba a los demás...Se espero a que algunos de ellos pasarse antes que ella. Se fijo en aquel chico que estaba arriba en el momento que el otro le saludo con una sonrisa.

Se calmo al ver a Lunaria al entrar al vehículo, y no pudo evitar sonrojarse, ella la chica mas guapa que nunca antes hubiese visto, por lo que su timidez natural, le impidió volver a hablar durante el resto del viaje con la presencia de ella.

Al bajar del vehículo, tras el corto viaje, se quedo un tanto petrificado. Miró la casa, abrazándose a si mismo, un tanto temeroso. No pudo evitar recordar los correos, los artículos y las noticias que había encontrado sobre la misma. Aunque todos parecían ser rumores, no dejaba de estar inquieto. Al escuchar el ofrecimiento de parte del señor Lichman, miro a Tep, y murmuró suavemente. - Para mi algo sin azúcar,  por favor. - Tras ello, siguió a Lichman a su despacho.

La voz de aquel que el señor Harry lo llamo Tep, sonó de manera seductora, sonriente y de mirada magnética para todas las presentes.

- Un té sin azúcar para el caballero - sigue su camino hacia un pasillo, por el cual el señor Harry los dirije.

Se trataba de un pasillo levemente iluminado, con varias ventanas que daban hacia el pueblo, ofreciendo una vista unica, de nieve, arboles secos, hogares pequeños, un mar no muy lejano y cielo sumamente gris que en partes se matizaba con una estela naranja y rosa, efectos unicos de un oleo infinito hecho por la naturaleza.

El pasillo se bifurcaba en algunos dormitorios por una parte y en otra escalera que daba acceso a otro nivel del gran hogar.

El señor Harry sube por las escaleras y rapidamente da a un pequeño despacho, igual de rustico que toda la casa en general.

El señor Harry ofrece asiento a quien desee sentarse y con una mirada noble, característica de aquel anciano, los mira a cada uno, sonríe y comienza a hablar.

- Como lo he dicho con anterioridad, se que cuentan con algunas dudas y no los culpo jóvenes, pero me temo que las cosas en este pueblo se están desequilibrando bastante, hasta el punto de que yo ya no puedo soportar mucho, soy un anciano, con una enfermedad que poco a poco me va separando de este mundo y para serles sincero, llevo demasiado tiempo parado en este plano material, demasiado tiempo observando cosas que no cualquiera soportaría ver, demasiado tiempo luchando con seres que ustedes ni imaginan que existen, demasiado tiempo vivo en verdad...por lo que ya no tengo las fuerzas que ustedes y por ende, ciertas fuerzas aprovechan mi debilidad para ingresar y hacer lo que se les plazca a este mundo, pero es esa una posibilidad que no debo permitir que se haga realidad y por ello debo forzar las cosas, debo despertar en ustedes un don que se que no querrán tener, pero que al fin y al cabo, lo tienen...antes de todo y de cualquier pregunta, extiendan sus manos por favor, deseo conocerlos un poco mas - sonríe apaciguadoramente y extiende una mano hacia ustedes -

Cuando me di cuenta del lugar a donde ibamos, me arrepentí muchisímo de haber subido al auto. Nunca me gustó ese lugar, incluso alejaba a mis amigos de ese sitio, amigos que probablemente ya no me recordaban. Había pasado mucho tiempo aunque eso para alguien como yo no significaba nada. No pedí nada pero me costó apartar los ojos de Tep.

Me quedé de pie notando el nerviosismo de Randy, claro que lo conocía, de vista al menos teníamos la misma edad... bueno la edad que se suponía yo debería tener. Por lo que en la escuela quizás me lo topé, al igual que a Ann aunque ella fuese más pequeña que yo, podía recordar porque lamentablemente no existía el olvido para mi. Aunque jamás llegué a acercarme a ninguno de ellos, demasiado ocupada estaba en mis propios asuntos.

Guiada por mi naturaleza protectora, apoyé mi mano sobre el hombro de Randy y le sonreí afablemente esperando con eso calmarlo. Hubiese estado bien decirle que nada malo pasaría pero la vida me había enseñado a no hacer promesas que no podía cumplir. Fue entonces que puse mi atención en el señor Harry.

- Un don? por como lo describe más parece una maldición y creame que yo se de eso- extendí mis manos acercandome a su persona, aunque no estaba segura de estar haciendo lo correcto.

Sus mejillas enrojecieron al sentir el tacto de Lunaria, pero se esforzó por mantenerse tranquilo. Ya en el despacho, tomo asiento. La mano de Lunaria no hizo mas que ponerle mas nervioso de lo que ya estaba, por lo que apretó los hombros, e inclino ligeramente la cabeza hacía adelante.

Escucho atentamente las palabras de Lichman, a quien miro con los ojos muy abiertos, mientras lentamente una sonrisa empezaba a formarse en su cara. Trago saliva, mientras pensaba en todo el tiempo que había esperado poder conocer a alguien como él, alguien que le confirmara que sus "investigaciones" no eran simple paranoia fruto de las ideas de un abuelo senil y lunático. 

Observó la mano de Lichman, mientras dudaba de si tocarla o no, movió sus dedos, como si la curiosidad que desbordaba de él fuese una sustancia material que se escurriese entre sus dedos. Escuchó las palabras de Lunaria, pero ahora algo más llenaba sus pensamientos: La emoción de que por fin tendría respuestas concretas de lo que el ya suponía que existía, pero más aún que eso, se sentía agradecido, ya que siempre había esperado que alguien le dijese que fuese especial, que alguien depositara su confianza en aquel chico de aspecto esmirriado. Miro al Señor Lichman a los ojos, antes de decidirse a extender su propia mano, para sostener con sus dedos los de aquel hombre.

La casa estaba Bastante Bien, y la decoración me gustaba.
El hombre mayor casi anciano hablaba de cosas extraña que estaba pasando en el pueblo...También de un don que el aportaba dentro de el, pero para el seria una maldición.

Le entiendo perfectamente... Yo también me siento igual que usted. Y por lo que veo todos o casi todo el mundo tiene un don especial no me equivoco verdad, y por eso estamos aquí, no por el caso en si...si no por otra cosa, que tal vez también tenga algo que ver con lo que paso en el supermercado.

Por mi cabeza, rondaba un pensamiento, que tipo de don o maldición tenia el señor Harry, pero esa pregunta también se le rondaba hacia los demás... Pues llevar un don así la verdad es llevar un peso grande encima de ti, pues a veces no se sabe como actuar.

Tep ingresa y deja el té para Randy, habla por el oído al señor Harry quien sonriente le afirma con la cabeza.

Toma la mano de Lunaria y se queda mirándola sin decir nada ante las palabras de aquella muchacha y luego le habla en voz solo audible para ella.

Alguien llama a la puerta, se trataba de Tep, quien contaba esta vez con un gorrito panamá y un chaleco el cual resaltaba sus bien moldeados músculos. Tras el, ingresa un hombre de aspecto misterioso, de piel muy pálida y aire poco social.

El señor Harry, quien aun tenia la mano de Lunaria, lo mira y dice:

- Por favor, siéntate junto a los demás, pronto obtendrás las respuestas que deseas -

El anciano te habla con una voz casi inaudible.

- Cuentas con una naturaleza ajena a este plano muchacha, no te preocupes, no diré nada mas de lo que tu no deseas que se sepa, pero tarde o temprano deberás revelar tu identidad ante estas personas...veo una carga de culpa, una muy pesada la cual combates día a día, pero cuentas con un corazón noble y fuerte, mucho mas de lo que tu crees...buscas suplir espacios vacíos, pero fíjate que eso esta difícil, al menos como tu lo haces es una manera valida, pero incompleta...no es una maldición, es un poder muy grande el que corre a través de tu ser, pero temes por que no te crees apta... -

Suelta a Lunaria y rápidamente toma las manos de Randy, quien aun dudaba.

La toma muy fuertemente y le exclama.

- ¡Se mas seguro de ti muchacho, eres joven, inteligente y fuerte, arriésgate de vez en cuando y no temas de las consecuencias! - sonríe amablemente y luego habla al joven con una voz muy suave -

- Existe un circulo alrededor tuyo, uno que no permite ingresar a nadie, no por que tu lo impidas...simplemente por que nadie lo desea, es así de cruda tu situación, pero de eso no debes preocuparte, lo que debes de cuidar en realidad, es lo que ves mas allá de lo permisible en esos mundos virtuales que tanto te encantan, especialmente uno...muy peligroso muchacho, muy peligroso en verdad, si deseas investigar lo oculto, ten en cuenta que existen fuerzas oscuras que no temen a las barreras y no temen al daño que pueden llegar a causar -

El señor Harry deja de hablar a Randy y se concentra en las palabras de Anne, a quien mira afablemente y le responde.

- Eres astuta muchacha, si...pero sobre ese punto capaz las otras personas tengan otras opiniones, de no ser así, creo que continuare conociéndoles, así que por favor, quien me acerca su mano -