Partida Rol por web

Escucho las explicaciones de Igni e intento comprender todo, lo que sea que esté en la Mansión yo no sé si es por Halloween por una sesión de espiritismo o lo que fuera. Me acojona en demasía y si debemos cerrar un portal, vaya, eso sí que no sé ni como enfrentarlo. ¡Joder!

Pero antes de siquiera decir algo, es el sonido de la puerta de un coche, Rob que informa junto a Carlo de como están los lugares que revisan y ese grito, ya es lo que termina por espantarme. No sé a que estamos jugando dentro de este lugar lleno de muñecos que cobran vida. Siento sus miradas, siento como están en cada rincón donde estamos y no se me ocurre nada. Tenía que haber leído a King cuando me lo recomendaron, es que las revistas de moda no me sirven para nada. 

—¿De dónde viene ese sonido? ¿Lo escucharon?—pregunto—. Igni, eso de la Ouija creo que es peor y además... ¿Dónde sacaremos una? No sé... ¡Hay que salir de aquí! 

Y comienzo a moverme, posiblemente yendo hacia donde está Rob pero mirando a cada lado previniendo que se me lance un muñeco encima. 

-Vale, me jode tener razón, pero esto tiene que ver con el niño que atropellarón.. Y no tengo ni idea de si estoy diciendo una tontería pero.. ¿Quien coño tiene una maqueta de su propia casa?..¿Una maqueta en forma de casa de muñecas? Y los maniquíes son sus habitantes.. Igual hay que entrar otra vez y hacer añicos esa casita - 

Miro a todo el mundo, esperando que alguien diga "menuda gilipollez" o "que idea tan fantástica". No tengo ni puta idea, nadie parece tener claro nada y hay que hacer algo. 

-Aunque igual si hacemos eso, se cabrea de verdad. ¿No os parece curioso, que necesite un cuerpo artificial para moverse? Un maniquí o un osito de peluche.. cuerpos artificiales igual que la casita de juguete-

El mu-muñeco... cuidado... por-porfavor

El muñeco de trapo no parece ninguna amenaza realmente, aunque me está acojonando. Theresa está lista para cerrarle la puerta en las narices. En cualquier instante saca una tijera de algun lado y te la clava, o se te pega a la cara axfisiandote, o a saber... ,me pongo detrás de ella, bien protegido

De-deberiamos ir a buscar el diario del señor o de la señora-ra Hud-hudson. El cuadro familiar estaba rasgado.... el espejo roto... ¿es el niño que devolvieron a la vida encarnado en algun objeto, algun maniqui... lo devolvieron a estas vida en alguna infernal forma y odio a sus padres por lo que hicieron de ahi que rasgara el cuadro? ¿y no soportó verse y por eso destrozó el espejo?

¿Alguno os acordáis cuando murio el niño atropellado? ¿Y su nombre? ¿habeis oiodo esa gfrenadfa? Nos está haciendo partícipes de esa noche.... creo que nos ha convocado para li-liberarlo.

Y ,mis ojos se clavan en la casa de muñecas

Puede... puede que debamos mirar con atención esa ca-casita... Ja-jade

.

Carlo no escuchaba voces ni columpios, no conocía historias de fantasmas y mucho menos sabía cómo hacer para que los dejaran en paz, pero si de algo sí que conocía a la perfección era de hacer lo menos idóneo en el momento más inoportuno.

Joder, apartaos.- Aquella casa en miniatura tenía que significar algo, aunque fuera para encontrar una salida representada en una escala menor.- Si me pasa algo, quiero que os emborrachéis en mi puto funeral.- Bromeó en voz alta para no admitir que en realidad estaba acojonado pero, sin querer pensárselo demasiado, bordeó el cuerpo de Jade para adentrarse en la habitación del niño.

Su lógica era sencilla: El muñeco no era rápido y él podía saltar a la cama o subirse a una silla para evitar que lo atrapara, eso por no contar que si encontraba cualquier objeto lo suficientemente apartado lo usaría para repudiarlo lo más lejos de su posición que pudiera. Mientras tanto se acercó a la casa, sintiendo que sus pies temblaban y sin dejar de mirar al muñeco. Voy demasiado pedo como para saber que esto es una puta locura.

Carlo salta sobre el muñeco de trapo, que en vano trata de atraparle. El caballito de madera se mueve de forma frenética. Los llantos del niño y los lamentos de la madre suenan tan alto que suprimen cualquier sonido. Aunque intentéis hablar o gritar, no podéis oír ningún sonido que salga de vuestra gargantas.

Como si un tornado se crease dentro de la habitación, los juguetes de arremolinan en torno al joven. Aún así no impiden que abrace la casa y se la lleve.

Antes de abandonar el dormitorio siente como el muñeco de trapo consigue encaramarse en uno de sus pies y le muerde. Afortunadamente para el estudiante, carece de dientes y se lo quita de encima haciendo con movimiento brusco con su pierna.

Sin más, toda la vorágine de movimiento y de ruido cesa.

No sé que está pasando con Carlo arriba pero ni siquiera puedo gritar y mis ojos se abren de par en par, desesperada mientras sigo buscando a Rob. Hay que irse de aquí, sea como sea y no quiero estar un minuto más en este horrible lugar. No sé como podemos detener esto, ni lo que dice Igni puede ser posible. La casa está endiablada y siento que vamos a morir todos como sigamos aquí. 

Por ello, nerviosa en cuanto pillo a Rob lo abrazo con fuerza sin miras de querer separarme de él. 

Aguantando con una mano situada el tirador de la puerta, preparada para cerrarla, el tiempo pareció sucederse más rápido —o no, según se mire— y no era capaz de escuchar nada más que llantos lastimeros que resonaban en mi mente una y otra vez. Ya no sabía si es que estaba perdiendo parcialmente la cabeza y este lugar me estaba arrastrando consigo a su locura. Lo único de lo que fui consciente es de que Carlo avanzaba a trompicones con la réplica de la mansión entre sus manos y de que finalmente salió indemne de los ataques del muñeco de trapo. A quien le contásemos esto... ni en las películas de serie B (bueno, en algunas sí) se daban escenas tan surrealistas. Cerré con un sonoro portazo.

—Madre mía... Esto es de locos —resoplé, apoyando durante un momento mi mano en el hombro del italiano—. Bueno, ¿qué hacemos? ¿La estampamos contra el suelo y vemos qué pasa? —pregunté enarcando una ceja, pues no tenía ni idea, aunque creo que los demás tampoco sabían muy bien cómo actuar ahora—. ¿O comprobamos si hay algo que se nos escapa a la vista? —e iluminando con la linterna del móvil, fui observando la maqueta con detenimiento, para examinar cómo era y si había algún detalle reflejado que captara mi atención.

Todo ha ido muy rápido, y mejor de lo esperado, aunque quizá no sirva de nada. -el oso de peluche, es significativo que no haya podido hacer nada.. Depende del cuerpo artificial.. El osito no tiene dientes, ni fuerza.. Los maniquíes no sienten dolor, sus articulaciones son más duras que las nuestras.. Puede ser importante-

Observo la casita con atención, sin tocar nada. No se que busco, cuando lo vea me daré cuenta, y mi primer vistazo va al sótano. -Nada de romperlo, tenemos que verlo con calma.. buscar detalles.. A ver si es una copia real de verdad-

Jade abre la casa de muñecas y alumbra con su móvil al sótano de la misma. Su similitud con la mansión real es asombrosa. Tanto, que por un momento espera ver pequeños maniquíes deambulando por ella.

Si se bajasen las escaleras del sótano se entraría en un rellano, que da a una puerta cerrada. Tras ella está una primera sala, parece que es una bodega. Tras uno de los botelleros hay una puerta oculta que da a otra habitación.

En la sala tras la puerta oculta hay algo dibujado en el suelo. Algo borroso, casi imposible de descifrar. Sin duda alguien usó su dedo, manchado de sangre, para pintar un símbolo. Este elemento no corresponde con el diseño original de esta maqueta, fue hecho tiempo después.

Posiblemente sólo hubieran sido cinco segundos, pero para él había estado toda una eternidad a merced de los muñecos, arriesgando su vida y seguridad con tal de conseguir una casa de muñecas que perfectamente podrían comprar en una tienda de juguetes. Sin embargo ahí estaba, abrazando la miniatura como si soltar la presión de sus brazos dependiera de ello, dando grandes zancadas y soltando tal vez algún grito poco varonil para salir de la habitación, dándose cuenta que incluso con las prisas su peluca se había caído.

Cuando salió estaba en el suelo abrazando la casa y jadeando, queriendo recuperar el aire de aquella pequeña aventura.

Creo que me he cagado encima.- Logró articular tras unos segundos de descanso, dejando con cuidado la casa a su lado. Quería despegarse de ella lo máximo posible y dejar que el resto se encargara de curiosear, que bastante había hecho ya.- ¿Y bien? ¿A dónde vamos ahora? – Permaneciendo todavía en el suelo al sentir que sus piernas temblaban, miró al resto esperando indicaciones. Al fin y al cabo, él no formaba parte de los listos del grupo.

Aquello parecía un tonto duelo de miradas entre el maniquí del exterior y Rob. Un Rob que estaba que sí, que no, rompo el cristal de la ventana con el atizador. 

Arriba se escuchaba las conversaciones de sus amigos. Luego llegó el espeluznante grito que le dejó clavado en tierra, la sangre helada, paralizado.

Salió del trance. Siempre enarbolando el arma improvisada, con la linterna iluminó aquí y allá, a las sombras.

-¿Cómo va ahí arriba? ¿Estáis todos bien? ¿Lisa? 

—¡Rob! 

Es lo único que digo y cuando ilumina hacia mi lado camino hacia donde se encuentra para quedarme junto a él. No sé qué estaba pasando más arriba, pero no creo que acabe bien. No veo la forma, aunque tampoco es que soy la más espabilada para ello. 

—No sé que sucede con Carlo... Todo sucedió cuando entró a una de las habitaciones, creo—digo temblorosa—. Tengo miedo. 

Después el nombrado pregunta hacia donde vamos. 

—¿Estás bien? —digo a Carlo—. Dónde digan.

Contemplé junto a Jade la maqueta, comprobando que en el sótano se escondían un par de habitaciones y una de ellas estaba oculta tras unos armarios con una especie de rastro de sangre dibujado en el suelo. Tal vez ese fuera el origen de todos los males de la mansión. 

—Puede que este sea el camino a seguir —manifesté, señalando con el índice la puerta oculta de la bodega—. Tú que has visto muchas películas y te habrás leído muchos cómics, ¿crees que puede ser posible? —inquirí mirando de hito en hito a Ignatius, quien era el que más luz podía arrojar en estos temas. Estaba por llamarle friki, aunque al final contuve la palabra en mis labios—. Pero antes tendríamos que encontrar una llave, porque esa puerta probablemente esté cerrada a cal y canto. Y también está el problema del maniquí que encerramos... —añadí, chascando la lengua.

La voz de Rob desde la planta baja me hizo reaccionar mientras me aproximaba a las escaleras para comunicarles a él y a Lisa lo que habíamos averiguado/intuido.

—¡Sí, estamos bien! ¡Hemos descubierto que en el sótano hay una sala secreta! Buscad por ahí abajo alguna llave si es que la hubiera —voceé antes de darme media vuelta observando a los demás—. Ya veremos luego cómo despistar o entretener al maniquí mientras tratamos de acabar con esta mierda de maleficio de una vez. Venga, a buscar en las habitaciones restantes algo que nos pueda ser útil. Yo voy arriba —les apremié, haciendo yo misma lo propio, dirigiendo mis pasos a la última planta de la mansión, con la navaja firmemente sujeta en mi mano.

-el maniquí vino por mi en cuanto abrí la puerta del sótano, parece que no quieren que vayamos allí. Tenemos que encontrar la manera de reducirlo y no se me ocurre como. Mira las lámparas de aceite del piso de arriba Theresa, a lo mejor el fuego le mantiene a raya, podemos intentar hacer una antorcha o algo-

Seguramente lo que espera abajo sea la cámara de los horrores. Quizá una especie de tumba colectiva, o un altar satánico. Sólo pensarlo hace que me tiemblen las rodillas. 

-La puerta está detrás de un botellero o estantería, por tanto tiene que ser móvil. Quizá moviéndolo se abre la puerta, pero no está de más buscar una llave por precaución. No parece que quieran salir de sus habitaciones, podrían echar la puerta abajo, pero mejor ir en grupo, necesitamos a Rob aquí arriba-

Joder, dadme un respiro.- Apartó la caseta con tal de tenerla más lejos, dejando que el resto la inspeccionara, quemara, o jugara a las muñecas con ella. Por ahora prefería no estar a metros de distancia. Sin embargo el descanso acabó rápido puesto que el tiempo iba en su contra y Theresa, su compañera de “aventura” por llamarlo de alguna forma, parecía dispuesta en abrir el resto de habitaciones restantes.

Voy, voy.- No le había pedido que la acompañara pero aun así se incorporó de un salto, dándose un par de golpes en la falda del disfraz para quitarse los restos de polvo que se hubieran solapado antes de colocarse a su lado, dispuesto a abrir la siguiente puerta.

-Todos tenemos miedo, Lisa - Reconoció, a pesar de que le dolía afirmar tal cosa- Quien diga otra cosa, se engaña a sí mismo. -Tuvo el impulso de darle un abrazo. -Eh...estooo...- se encogió de hombros con expresión algo avergonzada, nada habitual en él. -Eh...tú mira a ver si encuentras la llave. Yo hago lo que dice Jade, a ver si moviendo la estantería o el botellero...quizás quitando de su lugar alguna botella o libro...

si, es po-po-posible Theresa no quitaba ojo a la habitacion de la maqueta.
hay una coaa que quiero comprobar....
Pruebo a volcar un armario de la maqueta en la habitacion contigua a la que estamos.
¿y si la magia fuera de doble sentido? ¿Y si pudieramos controlar todo lo que sucede en el interior de la casa moviendo las piezas de ka maqueta? No olvidemos que se activo con furia cuando Carlo cogio la casa en sus manos

Increible.habia dejado de tartamudear. Me sentia alguien importante, como cuando exponia un trabajo de quimica en clase.

no os llama la atencion lo facil que resultó encerrar al maniqui?

Y ahora me viene la duda de si realmente ese maniqui puede hacernos daño, o mas bien podemos hacerselo nosotros a el.... con .... fuego. Hay aceite. Hay madera.

Ne sentia excitadisimo. Realmente el maniqui nos asusto pero no pudo hacernos nada, era tan imofensivo e infantil como la muñeca de trapo, solo un poco mas grande y duro

¿Os gustaria portar antorchas? El maniqui se deshara ante nuestro fuego

Ignatius Targaryen... piromante mayor de aubenville y señor de los 7 reinos del Midwest americano

Ignatius trata de hacer que la casa de muñecas funcione como un control remoto, y con la idea de alterar lo que sucede en la mansión mueve puertas y trampillas de la replica. No sucede nada.

Ubicación: B1. Cuarto principal.

Este era el dormitorio de los señores Hudson. El hedor es asqueroso, huele como a los restos en descomposición de un matadero.

A ambos lados de la cama, cuyo cabecero está en la pared semicircular, hay mesitas de noche. Sus cajones están abiertos y junto a ellas se puede ver ropa. Algunas de las prendas son de tiempos pasados y otras más recientes, pero todas están sucias y revueltas.

La cama de matrimonio tiene un dosel, pero al contrario que la de su hijo está toda revuelta. Las sábanas y el colchón están ennegrecidas, sin duda por sangre, y el rastro llega hasta al armario, situado a la izquierda del cama, cuyas puertas están entreabiertas. Hay algo en su interior, entre algunas prendas de ropa gastadas y raídas.

Junto a la ventana se puede ver un tocador con una silla. El mueble está pintarrajeado con trazos gruesos y cargados de ira. El espejo está roto. Sobre el mismo hay cuadro desgarrado. La imagen que representaba era el Arcángel San Gabriel pisando a Lucifer.

El crucifijo que debería estar junto al cuadro yace en un rincón y está partido a la mitad.