Partida Rol por web

Cuando Murasama despertó, lo hizo en un cálido y acogedor futón. Tenía el torso vendado, y aun estaba muy débil.

Lo primero que vio, fue a un samurai cangrejo, de la familia Hiruma. Oteó más la habitación pero no reconoció nada, eso si, el olor a incienso era dulzón.

Cuando el jabalí abrio los ojos, el Hiruma dijo gritando:

-DESPERTÓ-

Al poco tiempo, apareció a quien creia haber visto al final de su combate contra el perdido, y esta vez, pudo comprobar que era un samurai escorpión, con una máscara demoníaca, y no el oni que en principio creyó que era.

Su mon era el de la familia Bayushi, los gobernantes del escorpión, aunque también podía verse el símbolo de la magistratura esmeralda en su obi.

-Bienvenido al mundo de los vivos- Dijo en primera instancia con una voz gélida y desprovista de sentimientos.

-Soy Bayushi Sanosuke, magistrado esmeralda, y este de aquí- dijo señalando al Hiruma

-Es mi principal ayudante, Hiruma Kôkatsu-san del cangrejo-

-Tendras muchas preguntas al respecto, pero ya te las aclararé yo, Murasama-

Se agachó junto al jabalí herido

-Ha sido fruto de la casualidad que te hallamos encontrado a tiempo, hijo  del jabalí, sí, hablabas entre sueños febriles, pero no te preocupes, no te delataremos, pues tus acciones hablan por si solas-

-La suerte quiso que estuviese de camino a Kyuden Doji tras visitar las tierras Hida, donde encontré a Kôkatsu-san, y tras reclutarle, en el camino a tierras Yasuki pudimos comprobar de primera mano, que había signos de corrupción sombría por la zona, así que, tras investigar ciertos asuntos, todo nos llevó a la conclusión siguiente-

-Había un grupo de perdidos rondando por estas tierras, y Kôkatsu-san fue el que me trajo hasta este emplazamiento, donde según el patrón de actividades oscuras, nos decía a gritos que se hallaba su guarida-

-Que te hallamos encontrado justo a tiempo para salvarte...es cosa de los kamis, pero lo que será voluntad del hombre es que a partir de ahora, trabajaras conmigo y para mi, no tienes elección- Volvió a levantarse de nuevo, y tras alejarse un par de pasos de Murasama, continuó hablando.

-Yo necesito gente, y tu necesitas el trabajo y un patrón, aunque mis "quehaceres" no sean del todo normales, ya te pondrá al corriente kôkatsu-san-

-Solo la muerte, el campeón esmeralda  o el propio emperador te librará de la deuda de vida que has contraido conmigo, pero ahora, es momento de que te recuperes-

Tras esto, le dijo unas palabras al oido a Kôkatsu, pero cuando se marchaba de la habitación volvió a hablarles a ambos

-Tengo que partir a la capital imperial, en tres semanas estaré en Kyuden Doji, supervisando un gempukku, allí nos veremos, Kôkatsu-san tiene todos los papeles reglamentarios para asistir a la cita-

Abrió la puerta de la sala

-Allí nos veremos, no quiero retrasos-

Cosas que sabes de Sanosuke:

1-Es un magistrado esmeralda de gran prestigio y reputación

2-Es un amigo de honor del clan del cangrejo, por sus múltiples logros realizados contra las tierras sombrías

3-has escuchado la representación en Kyuden Hida de la trágica obra poética: El daisho del dragón. La historia perteneciente a Kuro, y el grupo del magistrado esmeralda Mirumoto Drakul, quienes lograron devolver la espada perdida al dragón, acabando con un Oni único (Genso no oni). Es una obra verídica al 100% aunque algo adornada, ya sabes lo que pasó en dicha partida.

4-Conoces parte de la historia de "El pueblo de la transgresión", donde supuestamente, según versiones oficiales, el grupo del magistrado esmeralda, Mirumoto Drakul, se adentró para investigar unos sucesos en un pueblo del clan del león, cerca de las montañas del espinazo del mundo, donde descubrieron un complot de las T.S. para acabar con el imperio, el cual lograron desbaratar, aunque todos ellos perecieron, a excepción de Bayushi Sanosuke y de Hida tetsuo (Al hida luego se le encontró corrupto por la mancha y cometió Seppukku para salvaguardar su honor). Ya sabes cousin, que la historia no fue así exactamente, con todos sus matices y eventos, pero es lo que "sabe la gente", suceso el cual fue un gran shock para el imperio.

5-Tambien conoces lo ocurrido en el funeral de los héroes, donde iban a incinerar a los magistrados caidos en el pueblo de la transgresión. Donde criaturas malignas aún escondidas tras la derrota, asaltaron la comitiva fúnebre y a sus asistentes, resultando en una gran matanza solo detenida por la brillantez y rapidez de acciones del magistrado Sanosuke.

6-Tras este evento, Sanosuke fué investigado a fondo por si portaba la mancha o era aliado de los poderes oscuros, siendo declarado inocente y fuera del alcance de la corrupción sombría.

7-Tras conocerlo en Kyuden Hida, y ser puesto bajo su servicio, te ha contado, bastante molesto por el edicto, que ha sido retirado del servicio en la muralla y tierras cangrejo, por orden directa del mismísimo campeón esmeralda, Doji Satsume, "ofreciéndole" una vida de servicio "relajado" en las provincias interiores del imperio, fuera del rango de acción de la muralla.

8-Tembién te ha contado de pasada, que se ha visto "instado a" únicamente tener dos ayudantes/colaboradores. Otra orden expresa de satsume

9-Ha sido invitado, como parte de su  nuevo rango de acción, a ser jurado en el Gempukku de Kyuden Doji, por debajo en prestigio únicamente del campeonato topacio en otosan uchi.

10-Has comprobado en los pocos viajes que has hecho con él, que hay un aumento de actividad de criaturas manchadas dentro del imperio, expandiendose sigilosamente por tierras cangrejo, llegando hasta tierras Yasuki.

11-En la última "Misión" con Sanosuke, fuisteis a por una celula de perdidos (Samurais al servicio de Fu-leng, corruptos) en una plantación de té en tierras Yasuki, donde pudisteis in extremis salvar a Murasama, a la entrada de una cueva.

12-Hay indicios suficientes, para pensar que los perdidos actuaban bajo el liderazgo de alguien o algo poderoso, y tal y como indicaba un patrón de actividades algo confuso y dificil de seguir, se movía hacia el norte, probablemente a tierras león, grulla o escorpión.

pd: si de toda la biblia que te he puesto, sobre todo lo referente a partidas, no te acuerdas de algo, dímelo cousin

Descansa Murasama-san. -dijo Hiruma Kôkatsu- Eres grande y resistente como mis hermanos Hida pero has estado muy cerca de la muerte. No nos hubiera dado tiempo a salvarte de no ser por la velocidad de Bayushi Sanosuke-sama. Sacó el arco y tres flechas volaron directas hacia el perdido justo cuando iba a rematarte.- Continuó con admiración.- Olvida todo lo que hayas oído sobre los Escorpión cuando te dirijas a él. Es un héroe incluso en tierras Cangrejo. Si has oído algo antes sobre lo que piensan los de mi clan de los escorpión entenderás hasta que punto lo valoramos. Has tenido mucha suerte.- la mirada de Kôkatsu pareció perderse en algún recuerdo- Sí... ambos la hemos tenido.

El Hiruma acercó un recipiente de barro- Bebe. Bayushi-sama dijo que te calmaría los dolores y te ayudaría a recuperar fuerzas. Alguna conversación ligera también ayudaría a tu mente a despertar.

  Murasama atendió a su anfitrión algo desconcertado, no esperaba un cambio de lugar tan radical tras haber estado frente a la muerte. Aún así hizo su mejor esfuerzo por escuchar y dar el correcto sentido a las palabras del Bayushi hasta que este saliera de la sala, lo cierto era que no le faltaba razón, antes de que aquellas flechas silbaran en medio de la noche el ya se había dado por muerto pero la suerte pareció sonreírle de nuevo. Pese a lo forzoso del acuerdo que vino después el jabalí no dispuso ninguna palabra en contra, pues no solo le parecía justo si no que además le vino como anillo al dedo, en verdad necesitaba de un patrón más que nunca si dejaba atrás a los Yasuki y al menos aquel escorpión parecía un hombre digno de su respeto y admiración, por desgracia apenas tuvo tiempo de responderle antes de que se retirara de la sala, su cabeza aun estaba tratando de aterrizar y para cuando logro incorporarse ya solo quedaba el cangrejo acompañante que le ofrecía algo de beber.

-Os estoy agradecido por vuestra ayuda más allá de lo que sean capaces de expresar mis palabras Kôkatsu-san, créeme, pero me gustaría saber cuanto tiempo ha pasado desde que me rescataseis y sobre todo lo que paso con los Yasuki a los que escoltaba, pues di mi palabra de ayudarlos y vengar a los campesinos muertos por aquellos traidores...- Parando unos instantes tomo el recipiente y dio un largo sorbo mientras sentía como la herida del hombro le hacía poner una mueca de dolor, aunque en verdad no era la herida lo que le preocupaba en aquel momento.-Y me temo que ahora he fallado a esas dos promesas para contraer una deuda de sangre con Sanosuke-san.-

Kôkatsu observó al gigantesco ronin y sintió aprobación por preocuparse por sus primos Yasuki y el haberles faltado a su palabra. El brillo febril había desaparecido de los ojos de Murasama y ya no sudaba a mares. Durante los 2 días que el bushi permaneció delirando, el joven cangrejo casi perdió la esperanza de que volviera a levantarse. Afortunadamente la fama del magistrado esmeralda procuraron los mejores cuidados para el ronin.

- Dos noches hace ya que te encontramos. No debes agradecerme nada, ayudabas a mis primos y fue el brazo certero de Bayushi Sanosuke-sama el que te salvó. Yo apenas le hice de guía hasta la cueva. Respecto a los Yasuki no os preocupéis. Tu nuevo patrón se encargó de ellos, en la medida de lo posible- Kôkatsu intentó buscar en su memoria la inspiración de su sensei mientras pasaba un dedo por el pañuelo de su frente. - ¿Acaso preferías haber muerto antes de faltar a tu palabra? Lo hiciste. El hecho de que sobrevivieras ha sido protección de las fortunas. En realidad has muerto. El ronin que protegía caravanas, comerciantes y campesinos para vivir sin deshonrarse, ha muerto. Has renacido como uno de los dos ayudantes de un magistrado esmeralda y héroe imperial.- El entusiasmo casi hizo que el Hiruma se quedase sin resuello.- Además, al lado de Sanosuke-sama, tendrás la oportunidad de cumplir tu segunda promesa.

Servirle es peligroso, sí. -Una oleada de pesar nubló la cara de Kôkatsu, que se llevó instintivamente la mano a la empuñadura de la katana y la apretó hasta que los nudillos le blanquearon. - Pero tú no eres fácil de tumbar, ¿verdad? Creo que por eso te ha elegido.

  Murasama esbozó una sonrisa al escuchar las últimas palabras del Hiruma. Parecía que en verdad la infusión o lo que acababan de darle empezaba a surtir efecto en él pues poco a poco recobraba parte de sus fuerzas. Mirando a su nuevo compañero quiso creer que se trataba de otro ejemplo de hombre honesto en el que poder confiar, apenas había conocido Hirumas en sus andanzas pero hasta ahora nunca le habían fallado llegando  incluso a dar su vida por una causa noble, como su viejo camarada al enfrentarse al samurái corrupto.

-Me alegra saber que pese a las circunstancias haya podido ser salvado por dos auténticos samuráis. Si no te molesta me gustaría tratar de probar como de dañado me encuentro ahora mismo.- Haciendo su mejor esfuerzo por incorporarse algo más de su asiento trato de sentarse completamente y mover un poco las piernas sin ayuda. -No me andaré con rodeos y me gustaría ser honesto contigo, Kôkatsu-san, si es que vamos a ser camaradas de ahora en adelante. No tengo la menor idea de hacia donde conduce esta situación, pero no te dejes engañar por el hecho de que me duela haber fallado en cierto modo a los Yasuki, eso me hace sentir dolido pero ni mucho menos derrotado, en verdad veo lo que me ofrecéis como una oportunidad e independientemente de que esta venga de Sanosuke-sama o de las fortunas te doy mi palabra de que no pienso desaprovecharla. Así que con vuestro permiso, en cuanto mis piernas me permitan viajar y vos tengáis vía libre para actuar me encantaría poder pasar a algo más activo y estimulante que comer y dormir.- Nuevamente una sonrisa se dibujó en el rostro del ronin, aunque en medio del discurso se percató de que empezaba a echar algo de menos. -¿Por cierto, pudisteis rescatar alguna de mis pertenencias en el pantano? Se que no eran gran cosa, pero me sentiría más cómodo cerca de las armas de mi familia, a fin de cuentas qué es un samurái sin su espada.- Y en aquel momento una breve pero poderosa carcajada salió de boca de un Murasama que había recobrado su humor.

Kôkatsu no devolvió la sonrisa. Su dolor aún era muy reciente para ello. Demasiado para alguien tan joven si hubiera sido de otra familia. Pero él era un Hiruma, perder seres queridos no era nada nuevo en su vida.

Me alegra que estés de tan buen humor - dijo obviando el hecho de que un samurái se ría sin saber si su katana está a salvo. - Rescatamos tus enseres y los depositamos junto al altar de esta casa. Tranquilo, sólo yo he tocado tu daisho y he sido tan respetuoso con él como si fuera el mío propio. Está limpio y bien engrasado. Seguimos en tierras Yasuki, creo que deberías seguir descansando pero supongo que podemos comenzar nuestro viaje si te encuentras con fuerzas.

La situación nos conducirá inexorablemente a luchar contra el verdadero mal que ha encontrado la manera de colarse en el imperio una vez más. Bayushi Sanosuke-sama está persiguiendo criaturas de las Tierras Sombrías y samuráis perdidos. Supongo que han podido sacarlo de la muralla pero nunca sacarán la muralla de él.

Poniendo cara de contradicción, prosiguió - El propio Campeón Esmeralda le instó a que abandonara la defensa de la Muralla del Carpintero para retirarse al interior del imperio como magistrado esmeralda. Todo un honor para cualquier otro clan pero un gran insulto para un Cangrejo... o para "el Incursor". - Kôkatsu irguió su espalda con orgullo. - Estaba seguro de que Doji Satsume-sama pretendía honrarlo con el nombramiento pero nuestro jefe no se lo tomó así hasta ahora. El Campeón del Emperador sólo quería que siguiera haciendo lo que mejor se le da, pero ahora a sus órdenes y dentro de las fronteras de Rokugan.

  Murasama escuchó con atención el resto de la historia del Hiruma, en verdad era capaz de seguirle pero algunas partes en verdad eran difíciles de entender. Gran parte de su vida la había pasado en tierras cangrejo pero aún con todo le faltaba mucho para conocer todos los detalles de su clan adoptivo. Mientras trataba de digerir toda aquella nueva información acerca de su nuevo patrón, notó que su cuerpo, aunque entumecido y dolorido, respondía bastante bien y pese a sentir que en verdad podría estar forzando la línea empezó a ponerse en pie.

-Gracias a los kami que mi daisho sobrevivió también al combate, si no te molesta a continuación iré a por él.- En pie pudo sentir como la cabeza le daba vueltas después de haber pasado tanto tiempo acostado, así que trato de hacer su mejor esfuerzo por mantener el equilibrio erguido, lo último que deseaba era hacer el ridículo o pasar un día más metido en cama. -Desde luego veo que Sanosuke-sama es digno de admiración por muchos más motivos de los que esperaba, me gustaría conocer más de su historia o de como pudisteis llegar a cruzar vuestros caminos, ya que de momento solo puedo intuir parte gracias a lo que acabáis de relatarme. Aunque bueno, tampoco deseo incomodaros si es que pensáis que no es el momento o poco apropiado.- Murasama no pudo evitar estirarse levemente para despertar a sus músculos del letargo. -Espero no estar siendo indecoroso, pero en verdad odio la idea de pasar tanto tiempo en cama, si no os molesta podríais señalarme hacia donde debo de ir para recuperar mis enseres.- Con un leve movimiento de mano del Hiruma el grandullón recorrió a zancadas el cuarto para recuperar sus armas, en verdad sabía disfrutar de los momento de paz, pero le incomodaba el no tenerlas a mano ni conocer el lugar donde se encontraban.

  Poco después se encontraba arrodillado ante el altar para recoger las armas de su familia, un legado que le hizo viajar por unos instantes muy lejos de aquel lugar, Quizás algún día, pensó para sus adentros. Junto a ellas se encontraba su lanza, por un instante la rodeo con su mano para aferrarla con fuerza, aquello le dio parte del empuje que necesitaba para centrarse.

-Hiruma-san, prometo que serviré de la mejor manera posible a la que ahora sea nuestra causa, aunque para ello deba de enfrentarme a la muerte de nuevo. Un día y ropa nueva es lo único que necesito para poder partir, pues si ahora soy otra katana... o lanza.-Añadió en una voz más baja.-Debo de mantenerme a punto y ser responsable para saber cuando lo estoy.-

***

  El viaje estaba siendo de lo más educativo para Murasama, jamás había pensado que llegaría a abandonar las tierras del Cangrejo por no decir ya la posibilidad de hacerlo para ir en dirección a la capital. Por el contrario su compañero seguía con cierto tono lúgubre, no estaba seguro de que lo producía y por ello el ronin dudaba sobre si preguntar acerca de ello o no. Finalmente, tratando de romper aquel molesto silencio lanzó una pregunta con su mejor sonrisa.

-Apenas han pasado tres días desde que nos conocimos, pero de ser posible me gustaría saber si podría saber ahora el como conocisteis a Sanosuke-sama, siempre que no os suponga un problema, claro. O de lo contrario no dudéis en preguntar lo que deseéis acerca de mi, supongo que estrechar lazos es algo demasiado trivial para los cangrejo dada la dureza de eses tierras, pero de igual modo no creo que haya que subestimar su utilidad a la hora de poder confiar en alguien cuando tu vida está en juego.-

El día había salido lluvioso y los ayudantes del Magistrado se habían agenciado unos jingasa para no tener que demorar su camino. En los días que llevaban juntos, Kôkatsu había descubierto con admiración que su compañero daba gran importancia al Deber, uno de los preceptos del bushido, el más importante para cualquier Cangrejo. También elucubraba sobre la posible procedencia del ronin. Bayushi Sanosuke-sama le había hecho jurar sobre su daisho que nunca revelaría aquello que Murasama murmuraba en sueños.

Su compañero se recuperaba rápidamente e Hiruma-san pensó que podrían hacer un alto en algún Dojo para probarse a sí mismos cuando estuviera en perfectas condiciones.

-Cuando te conocí estaba un poco alterado y la narración no es lo mío- se llevó la mano al pañuelo de su frente y recordó las enseñanzas de su sensei.- Comenzaré ahora desde el principio para que puedas conectar nuestras historias. Vi la representación de esta historia en Kyuden Hida antes de partir.

-Todo empieza con un Daisho perdido en posesión del temible Genso no Oni. Mirumoto Kuro era el heredero legítimo de esas espadas y no sería merecedor de la mano de su prometida hasta no recuperarlas. Mirumoto Darakuru, un magistrado esmeralda que había regresado con honores de las tierras sombrías, decidió ayudar a su familiar. Le acompañaban el duelista consumado Kakita Meisho y el jovencísimo escorpión que ahora es nuestro patrón. En su primera incursión a las Tierras Sombrías, Kuro perdió una pierna, los dos héroes resultaron malheridos y Bayushi-sama logró sacarlos de allí. En su segunda incursión dejaron a Kuro en Kyuden Hida y partieron. Tras muchos peligros y heridas encontraron al Genso no Oni. No les quedaban fuerzas para enfrentarse a él así que urdieron un plan. Uno, el grulla, lo distraería mientras los otros disparaban con sus arcos y después todos cargarían contra él para una gloriosa muerte. El joven escorpión deshizo el plan cuando atravesó la cabeza del Oni con una watakushi de jade. Volvieron, se purificaron y Kuro pudo casarse.

-El magistrado Mirumoto Darakuru partió con su grupo hacia tierras León llevándose a dos samuráis cangrejo. Uno de ellos era mi hermano mayor Hiruma Kaoichi-Dono. - Kôkatsu aprieta una vez más la empuñadura de la katana con sus duras manos y prosigue su relato.- Ya allí, descubrieron un complot de las tierras sombrías para destruir el imperio desde dentro. Mientras Darakuru y Sanosuke reunían un ejército león, los 2 cangrejos y el duelista se infiltraron en la retaguardia del ejército de las Tierras Sombrías al mando del terrible Oni conocido como “Buscasangre”. Durante la batalla, los infiltrados atacarón al general Oni para dar ventaja a su ejército a costa de su propia vida. Mirumoto Darakuru intentó llegar a tiempo de salvarlos y pereció en una gloriosa carga de caballería. La batalla se ganó y el ejercito enemigo fue destruido. Sólo Bayushi Sanosuke-sama sobrevivió.

-Durante el funeral de los héroes, entre los que se encontraba mi hermano, unos supervivientes del ejército de “Buscasangre” intentaron asesinar a todos los allí presentes y sólo la intervención de Sanosuke-sama pudo salvar a la comitiva.

-El daisho de mi hermano me fue devuelto. Sanosuke-sama llegó a tierras cangrejo a informar sobre la batalla al Daimio de mi clan, Hida Kisada y...- Kôkatsu dudó si continuar con la historia, el dolor era reciente y no conocía tanto al ronin como para cargarlo con el peso que sólo él debía soportar. Se recompuso y prosiguió:

-Sanosuke había pensado instalarse de forma indefinida en la muralla para combatir codo con codo con mis hermanos. Mediante un correo, el Campeón Esmeralda lo nombró Magistrado Esmeralda y le dio la insignia que había pertenecido a su anterior patrón, Mirumoto Darakuru. Le instó a reclutar 2 ayudantes, que somos tú y yo, y a presentarse en Kyuden Doji. Así me encontró, cuando yo volvía de pasar mi gempukku en las Tierras Sombrías. Me llevó a ver la representación de "El Daisho del Dragon" y me informó de todo lo que te he contado. Honrando la muerte de mi hermano y elevándolo a la categoría de héroe imperial.

-Sanosuke no apreció el nombramiento hasta que rescatándote entendió que lo que el Campeón le ofrecía era la libertad para perseguir criaturas y samuráis de la sombra por todo el imperio y que, si lo convocaba a Kyuden Doji era por algo.- Hiruma Kôkatsu resopló fuertemente indicando que había terminado su relato.

Respecto a la trivialidad sobre estrechar lazos... estos son más importantes de lo crees para el cangrejo. Pasa tres días en la muralla y empezarás a considerar como tu hermano de sangre al cangrejo que pelea a tu lado y eso te dará fuerzas y valor para enfrentarte a los horrores del sur.

El cangrejo sonrió por vez primera desde que Murasama lo acompañaba.- Es tu turno, aceptaré tu ofrecimiento de preguntarte. ¿Cómo llegaste a aquella cueva?

  Murasama presto mucha atención a las palabras de Kôkatsu-san, hasta aquel momento tenía la sensación de que apenas habían cruzado palabras desde su partida pero ahora veía que en verdad había motivos para ello. Durante aquel relato era evidente lo marcado que se sentía por aquellos sucesos el Hiruma y cuando relató la parte de su hermano no pudo evitar un pequeño ataque de nostalgia. Cada vez era más consciente de la importancia de su nueva misión y empezaba a plantearse si en verdad el destino le estaba tratando de mostrar si sus ambiciones personales eran algo minúsculo en comparación a lo que se les venía encima. Cuando la historia terminó Murasama no pudo evitar tratar de romper un poco el ambiente de solemnidad que se había formado pues lo último que pretendía era que acabasen siendo víctimas de sus demonios personales ahogando sus penas en sochu en cualquier taberna de mala muerte.

-La versión resumida sería que llegue a aquel inhóspito lugar empujado por mis ganas de ensartar a este amigo contra los miserables que allí se refugiaban.- Hizo una breve pausa mientras lanceaba al viento con su mai-Chong. En verdad quería confiar en aquel hombre y sabía que pese a que lo que diría a continuación podría terminar muy mal, llegando a suponer en el peor de los casos un duelo a muerte, si no tomaba aquel camino todo lo que había dicho hasta aquel momento no serían más que patrañas. Además tenía un buen presentimiento sobre aquel samurái y hasta entonces su intuición no le había fallado.-Dejando a un lado las bromas creo que perteneciendo al clan del que provienes sabes que esta no es una lanza habitual el Rokugan, te presento a Colmillo del valor y en parte ella puede contarte mi historia. Mi nombre completo es Heichi Murasama, aunque jamás sería tan estúpido de decir esto abiertamente ya que esa familia está muerta a ojos del Emperador. Soy uno de los pocos herederos del clan que tiempo atrás se separó de los Cangrejo para pasar a ser conocido como el Jabalí, esto ya te debería servir de referente para asegurarte que yo también tengo una cuenta pendiente con las tierras sombrías, aunque desde luego es algo menos directo que en vuestro caso.- Dio unos segundos para esperar a ver algún tipo de reacción en el Hiruma, lo que acababa de decir podría considerarse un crimen a oídos de un magistrado poco transigente, pero en verdad esperaba que su compañero tuviera más de guerrero y comprendiera el riesgo que asumía al contarle algo así, Colmillo del valor aún estaba en su mano derecha, pero al caer en la cuenta de que aquel gesto podría ser malinterpretado paso a guardarla nuevamente en espera de alguna reacción por parte de Kôkatsu. Contra todo pronostico este parecía simplemente esperar la continuidad de la historia así que el jabalí siguió con su relato atendiendo a cualquier cambio en su compañero.

-Ya han pasado varios años desde entonces, los pocos que aún quedan organizados de los míos viven ocultos presas de sus miedos y odios por el Imperio que piensan que los abandonó condenándolos a luchar por seguir con vida. Pero yo nunca quise creer que aquello era verdad, así que al alcanzar la mayoría de edad decidí desobedecer las ordenes de nuestros lideres para descubrir que había de cierto en aquellas historias sobre los samuráis que servían aún al Emperador. Mi familia me ayudó a cumplir mi sueño aunque jamás pensé que sería tan duro lo que vino a continuación. Por días vague temiendo morir en aquellas tierras prohibidas pensando que solo había sido un estúpido crio dejándose llevar por un sueño imposible, pero justo cuando llegue al limite de mis fuerzas di con una pequeña granja en la que los campesinos me pudieron dar el auspicio que tanta falta me hacía sin pedir nada a cambio.- Un suspiro se escapo del grandullón sintiendo cierta tristeza recordando lo que vendría a continuación.-Tristemente nunca pude sospechar que mis viejos hermanos de clan no perdonarían mi falta, pues temerosos de que mi huida trajera la caída de nuestro clan enviaron un asesino a limpiar cualquier rastro de mi existencia, en primer lugar acabaron con todos mis salvadores aprovechando que había salido a cazar y cuando volví de aquello trataron de terminar su trabajo acabando conmigo. Por desgracia para ellos no pensaba irme sin dar guerra y acabé con aquel cobarde, aunque soy incapaz de recordar la lucha que lleve a cabo. Desde entonces he vagado como ronin en tierras del Cangrejo, generalmente al servicio de los Yasuki con los que he podido estrechar lazos en los últimos años y gracias a los cuales descubrí el arte que los poetas descubren en los versos en el fuego de la forja de la que nació mi lanza.- Al momento el samurái rompió a reír como si acabará de recordar una broma de la que solo él era consciente.-No deberías dejarme hablar tanto, todo esto comenzó con como llegue a cierta cueva y no he dejado de aburrirte con toda esta paja. Lo cierto es que poco antes de que nos conociéramos los Yasuki me llamaron para un trabajo de escolta a tres de sus magistrados para una inspección sorpresa de la plantación de te que estaba en las cercanías del lugar que nos atañe ahora mismo. Al parecer habían empezado a sucederse varios ataques a los campesinos de la zona a la par que parte de la plantación se perdía víctima de una extraña podredumbre. Nunca esperamos que nuestra llegada desencadenaría el ataque sorpresa que sufrimos a continuación, pero supimos responderles y acabamos con la mayoría de ellos... aunque a un alto costo. Después uno de tus hermanos Hiruma y yo tratamos de dar con la fuente de todo aquello... y el resto ya lo conoces.-

Kôkatsu meditó muy bien las palabras que dijo a continuación. El Jabalí hablaba en sueños mientras la fiebre lo hacía delirar y tanto Sanosuke como él sabían qué secreto se ocultaba tras el apellido del ronin. Si el escorpión había decidido darle una oportunidad no sería él quien lo cuestionara. -Tu secreto está a salvo conmigo. Yo también sé lo que es ser repudiado, juzgado y condenado por los míos por algo que no cometí.- Estaba hecho. Notaba que no era el momento de contar el resto de su historia pero lo más vergonzoso ya estaba expuesto.

-Murasama-san, cuando estés recuperado entrenaremos juntos. Tanta lluvia me entumece los músculos y jamás dirán de mí que descuidé mi entrenamiento.

De todo lo que le había contado Murasama había algo que hizo sonar la alarma en su cabeza. No recordaba cómo había vencido al asesino. Se pasó una vez más el índice por el pañuelo de seda negro con estrías irregulares de color jade buscando inspiración y sabiduría. Eso era una muy mala señal. A ojos del cangrejo el asunto de su procedencia era una nimiedad en comparación con aquello. No era la primera vez que un samurái vencía a un enemigo sin recordar de dónde había sacado las fuerzas o cómo lo había hecho. Y no sería la primera vez que un samurái usase los poderes oscuros sin saberlo. Podrían ser mil otras cosas, intoxicación alcohólica, un golpe en la cabeza, entrar en algún tipo de trance, etc. Sí, seguramente fuera algún tipo de técnica de escuela... atacar ciego por la ira como un jabalí... tenía sentido. El Jabalí había confiado en él y Kôkatsu honraría esa confianza. Si volvía a ver u oír algo raro, informaría a Bayushi Sanosuke-sama y él sabría qué hacer.

 Murasama puso un tono más serió en aquel momento, en verdad sentía que se había librado de una gran carga al poder compartir buena parte de su pasado con su camarada, pero no podía afectar que recordar algunos de esos momentos lo incomodaran desde lo más profundo de su ser, qué habría sido de sus padre tras su huida. En fin eso era otro cantar.

-Gracias de nuevo por tu comprensión. Y en cuanto al entrenamiento, me alegra saber también que tengo a un compañero tan preocupado por no perder la forma, en cuanto sea posible igual me gustaría poder practicar un poco, en verdad empuñar de nuevo un arma, aunque sea solo de entrenamiento, es la mejor medicina disponible para hombres como nosotros ¿No creéis?-

Las últimas palabras del ronin fueron lo que Kôkatsu necesitó oír para confirmar que no se equivocaba confiando en él. Sistemáticamente sus músculos se pusieron en tensión, le dirigió una mueca a su compañero que era a medias una sonrisa y un gesto de impaciencia. -¡Yosh!

***

Los días habían transcurrido y mucho habían avanzado. El tiempo había mejorado y con él las heridas y el ánimo de Murasama-san. Conforme se adentraban en tierras grulla los caminos empezaron a mejorar drásticamente. No cabía duda de cuál era el Clan más rico del imperio. Los heimin los miraban con curiosidad pero siempre desde la lejanía.

Hiruma Kôkatsu se paró en seco junto a un puente solitario, delicadamente construido, deleitándose con el sonido del agua que caía de una pequeña cascada de menos de un metro de altura que era visible río arriba. - Ha llegado el momento Murasama-san. Yo impongo el sitio y el lugar. Lo justo es que tú impongas el arma que usaremos- añadió señalando un bosque del que podrían improvisar algunas armas de bambú.

 Murasama sonrió satisfecho al que ahora sería también su contrincante, en verdad sentía mucho la necesidad de volver a medir sus fuerzas. Mirando al Hiruma trató de analizarlo en cuanto a sus aptitudes para el combate, no sentía vergüenza en aceptar que se sentía mucho más cómodo blandiendo la lanza que la espada, pero a todas vistas sería mucho más entretenido un combate complicado que uno sencillo.

-En verdad esperaba con ansia este momento, no obstante tengo mis dudas con respecto a algo. Creo que lo más sencillo para mi sería la lanza, pero prefiero darle algo de emoción siendo más tradicional.- Al momento una risa nerviosa salió de él mientras se preparaba para el inminente combate.-Por muy malparado que pueda dejarme, así que prefiero usar la esgrima.-

Kôkatsu no quiso hacer sospechar al ronin instándolo a cambiar su elección. Kôkatsu se había especializado con la katana más allá de lo que la mayoría de los estudiantes cangrejo llegan a soñar, descuidando ligeramente el uso del arma primordial de su escuela, el tetsubo.

Ambos se adentraron unos metros en el bosque de bambú, seleccionaron sendas ramas, las recortaron a la medida de sus katanas y las despojaron de las hojas que sobresalían del tronco.

Una vez situados en el camino, Kôkatsu hizo un par de pruebas al aire para acostumbrarse al cambio de peso abismal que existía entre la katana y el tallo de bambú. Cuando creyó que estaba preparado inclinó casi imperceptiblemente la cabeza a modo de saludo y esperó a que su contrincante hiciera otro tanto. Entonces comenzó el duelo.

  Murasama siguió a su compañero a través de la vegetación, en verdad sentía como la sangre volvía a fluir por su cuerpo dándole la fuerza que tanto tiempo había estado dormitando. Quizás el hecho de escoger un combate de kenjutsu había sido una estupidez, pero al menos así tendría que esforzarse en serio para demostrar su valía. Cuando llegaron al improvisado emplazamiento escogido para su duelo siguió los mismos pasos que el Cangrejo, cortando una caña a la que poder blandir cual espada, ya entre sus manos ejecutó un par de arcos que la hicieron silbar en el aire, poco sutiles pero poderosos. Lo curioso vino justo después al ver como su compañero y ahora contrincante adoptaba la posición de combate listo para iniciar el duelo, desde luego no estaba ante un novato y empezó a sospechar de su error.