Partida Rol por web

La Celada

La Mota del Lobo (Escena II)

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24/06/2017, 01:55
Director

Los viajeros recorrieron la barbacana exterior, la puerta flanqueada por dos pequeñas torres y la puerta en recodo hasta el patio de armas. Allí, habían hecho hasta hace poco, o eso parecía, unos juegos de armas, pues había caballeros que vestían todo el arnés. Uno de ellos, que parecía el capitán de aquella mesnada, les había mandado formar. Eran una tropa de aspecto aguerrido, aún tapibulario, aunque les sorprendió la calidad de las armas y las armaduras.

Hubo un momento de silencio, en el que parecía que nada iba a pasar. Estaban allí, de pie, bajo la mirada de aquellos soldados, unos treinta en el patio, contaron más o menos, y nadie dijo una palabra. Fue entonces cuando las puertas de la gran casa se abrieron y de ellas salieron una docena de criados y doncellas con algo de comer, bebida caliente y mantas muy abrigadas de pieles nobles, que se interesaron por ellos y los trataron bien.

Sin pedir permiso ni parecer, algunos de ellos comenzaron a desempacar sus alforjas y hacerse cargo de los animales para que pernoctaran en su correspondiente establo, donde no había de faltarles el yantar y paja caliente sobre la que retozar y descansar. Los criados se mostraban afables, aunque algo serios, como si estuvieran preocupados por servir a sus señores en aquel menester de la mejor forma posible para evitar un castigo o una reprimenda.

Finalmente, una señora bajó las escaleras, acompañada por dos de sus damas, y un hombre las seguía detrás, vestido con galas muy caras y tocado por uno de esos sombreros de tira que los francos llamaban chaperón. El capitán lo reconoció casi enseguida, a pesar de que los años habían pasado. ¡El joven Wolfegg! El ahora barón había servido durante años como escudero, junto a él, al servicio del viejo conde. En cuanto a la dama, bastaba una mirada suya para que al hombre varón se le cortara el aliento. ¡Cuan mayestático ademán, que proverbial belleza! Sin duda, hacía honor a la fama que tenía, la señora de aquel castillo.

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24/06/2017, 02:09
Rolanda von Wolfegg

La dama se acercó con gesto fluido, elegante y casi propio de una reina, al joven Andel, y ejecutó una graciosa reverencia. El hermano del conde sonrió, algo sobrepesado por aquel protocolo tras lo cruento del viaje. Le pilló con la guardia baja cuando se acercó a tomar su mano y besar su dorso con una devoción tal que parecía estar saludando a un emperador.

-Mi joven señor... -dijo, bajando la mirada.

Obviaba que él no era su señor, si no su hermano, pero quizá con ese gesto ella dejaba claro que no importaba lo que dijera la línea de sucesión, que en su corazón ella sabía que él era el legítimo conde. Todos se quedaron sin habla, fruto de aquel gesto que en las tierras de su hermano podría haberle costado la cabeza, o al menos el destierro. Se acercó luego a su hermana, que estaba junto a él, sentada en otro caballo. Con brazos sorprendentemente fuertes, la ayudó a bajar y le dio un largo abrazo, casi maternal y cariñoso.

-Mi joven Jocelyn. Doy gracias al Cielo de que hayáis podido llegar hasta aquí, sana y salva. No temáis, estáis en vuestra casa, donde hallaréis reposo y consuelo.

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24/06/2017, 02:15
Olaf von Wolfegg

El barón fue menos gentil, pero igual de cálido. Se acercó a su viejo compañero y capitán von Ritter, y le dio un abrazo fuerte. ¡El muchacho había crecido! Hacía años que no había visto al joven barón, pero había madurado bien, mostrando sus músculos que finalmente había conseguido endurecer el cuerpo y algo el carácter.

-Mi buen capitán. ¡Tanto tiempo!

Sonrió, despacio, mirándole de cerca antes de apartarse un paso, todavía con una mano en su hombro.

-Cuando escuchamos lo de vuestra partida no dábamos crédito. Vuestro señor debe quereros mal para mandaros al Burgo con éste tiempo inclemente. Una villanía, si me preguntáis la opinión. Más no temáis, que en ésta mi casa encontraréis reposo, calor y buenas viandas.

Echó un vistazo al resto, reconociendo entre ellos a un sacerdote. Fue entonces cuando su esposa se acercó a fray Emmerich y besó el dorso de una de sus manos, gesto que era debido al sacerdote, pero infrecuente entre gentes de aquella alcurnia. ¡Se sintió obispo por un segundo!

-Venid, venid. No perdáis más tiempo. Vuestros hombres pueden quedarse con los míos, en el cuerpo de guardia. Mandaré que les traigan abrigo, hagan fuego y de comer.

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26/06/2017, 16:40
Fray Emmerich

- Mi señora, mi señor, creo que hablo en nombre de todos cuando os entrego nuestro eterno agradecimiento.- dijo Fray Emmerich realizando una reverencia con la cabeza - La providencia divina sin duda os han enviado en nuestra ayuda, porque aunque nuestro Señor no suele hacer despliegue de ángeles para cosas tan mundanas como las expediciones de nobles en peligro está claro que vos sois sus enviados en la tierra. A punto de morir hemos estado en medio de la tormenta y confieso que nuestras esperanzas eran mínimas hasta que avistamos a vuestros enviados.

No se hizo de rogar para entrar en la protección de la fortaleza pero comprobando si la niña iba con el grupo.

 

Notas de juego

Cuando se refiere a 'sus hombres' entiendo que es a los soldados ¿no? Que la niña entra con nosotros.

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27/06/2017, 23:20
Götz von Ritter

-En efecto, mi señor Olaf, ha pasado mucho tiempo.

No pudo evitar reir de alegría. Una antigua cara conocida siempre es de agradecer. Luego respondió a lo dicho por Olaf.

-No es mi deber juzgar las acciones de mi señor... Aunque realmente ya no lo es, me echó de su servicio.- Dijo con voz amarga- Veo que ya sois el nuevo conde por vuestro ajuar. Siento la pérdida de vuestro padre. Me crió como si fuera su hijo y nunca le agradeceré lo suficiente todo lo que hizo. Si soy el hombre que soy ahora, es por él. Si hay algo que puedo hacer por vos, decidlo. Lo que os debo a esta casa sólo Dios lo sabe.

Le tentó varias veces como haría un hermano mayor orgulloso de cómo había crecido el benjamín. Había crecido bien, aparentemente, y eso le alegraba. Le hizo olvidar el frío y la mala vida de estos días. Se fijó en Rolanda y se dirigió a ella.

-¡Vaya! Esa no puede ser la pequeña Rolanda. Habéis crecido en hermosura, y apuesto que también en discreción. Debería haber venido a visitaros alguna vez en estos años... Pero ya sabéis. Primero aventuras y luego desventuras. Agradezco que las desventuras nos hayan traído aquí, después de todo.

Volvió a dirigirse a Olaf.

-¿Podríais, como favor de buen cristiano, hacer que un buen físico revisara el estado del pequeño señor y de su hermana? Han pasado muchas desventuras que nunca han sufrido y quisiera estar seguro de su salud, si no es mucha molestia. No quiero abusar de vuestra hospitalidad, amigo.

 

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29/06/2017, 12:40
Álderic Duval

Una vez sucedieron las presentaciones quedé a un lado. Ví cómo los miembros de las comitivas intentaban poner en establos y en caliente a las pocas bestias que ya nos acompañaban. Miré alrededor, para ver dónde nos habíamos metido realmente. Y parecía que el baron Olaf de la casa de Wolfegg no escatimaba, según oía, en reparos a la hora de recibirnos. Lo curioso es que no llevábamos regalos ni buenas nuevas, y ello era algo que chocaba en mi cabeza. Por otro lado, no había estado tan al norte en toda mi vida, y cazar por aquí sería algo más que un juego de niños, dada la naturaleza irregular y montañosa del terreno... Tal vez los conejos que solía cazar no abundaran en estos lugares de paso (o sí).

Notas de juego

Una pregunta, ¿Rolanda es hermana del noble Andel DeGoff?

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06/07/2017, 01:35
Director

El viaje había sido duro, y los viajeros se calentaron a la vera del fuego. Los criados del joven señor, la mayoría demasiado cansados para ayudar en las tareas, se quedaron junto a los soldados y esperaron su plato de sopa y un jergón sobre el que dormir. Se les alojó en dos piezas del cuerpo de guardia, una de ellas un almacén, y la otra un salón donde había armarios de armero. Se calentaron con braseros y mantas, disfrutando de estar bajo techado.

El resto fue invitado a la casa del señor, aunque fuera a la parte donde estaba el servicio, como fue el caso de la joven Karina. Como casa típica de la época, consistía en una serie de estancias o piezas cuya finalidad cambiaba en función de los muebles que se trasladaban para la ocasión. El salón, que en algunas casas era también el dormitorio, sería la pieza donde dormirían los invitados, excepto las damas, pero también el lugar donde se estaban montando las mesas y desplegando las sillas de tijera para que se acomodaran. En él, había una chimenea donde el fuego ardía con viveza, y frente a la cual recuperaron fuerzas. Antes de la cena, les sacaron algo de sopa para acomodar el estómago, y algunos encurtidos para matar el hambre.

En general, los criados fueron correctos, pero algo distantes con ellos. No así el matrimonio anfitrión, que se estaba deshaciendo en halagos hacia ellos.

Notas de juego

Una pregunta, ¿Rolanda es hermana del noble Andel DeGoff?

La hermana es Lady Jocelyn, la jugadora xD

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06/07/2017, 01:57
Anya

En las cocinas, la actividad de los pinches comenzaba a multiplicarse. Sentado en una silla, el fraile partía unas cebollas con los dedos todavía algo entumecidos, vigilando con la mirada a la niña. Había querido Dios que siguiera sanando, y sus pústulas ahora estaban secándose. Se las tapaba como podía con la ropa, aunque las que se veían parecían algún tipo de heridas o golpes que estaban curándose con la formación de una típica costra. Los criados pensaron que la habrían golpeado, atacado o algo similar, por que se mantenía huidiza y algo silenciosa.

La jefa de las cocinas era una mujer. Manejaba con destreza el gran fogón alimentado con buena leña, y daba bastantes órdenes a los presentes. La comida comenzaba a oler bien, y eso que era simplemente una sopa boba para calmar el apetito de los nobles. La cocinera, que era simpática, había dejado que merodearan por allí con el pretexto de tener más manos que la ayudaran.

-La mula -dijo alguien desde una puerta que daba al patio, anunciando que traían el cadáver del animal.

La chica miró a Alderic, que parecía un mozo bien plantado y fuerte. Además, por sus armas y el reclamo de caza que tenía, parecía un pistero. Y necesitaba ahora mismo a alguien así.

-¿Podéis echar una mano? Me vendría bien alguien que supiera como trocearlo y despellejarlo.

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06/07/2017, 02:04
Ulfrida von Wolfegg

El barón contaba viejas historias de caza y recuerdos de cuando sirvió como escudero del conde, a las órdenes del capitán. Se habían quitado las ropas de abrigo y ahora disfrutaban junto al fuego de aquellos relatos, mientras el ama de la casa se retiró unos momentos.

Al cabo de un rato, una silenciosa presencia se acercó, haciendo una reverencia, pero no llegó hasta ellos hasta ser presentada.

-Ah, es cierto. Creo que solo la habíais visto un par de veces, cuando era muy pequeña. Os presento a mi hermana, Ulfrida.

Sus ojos se cruzaron con los del joven Andel y los del capitán, antes de posarse en lady Jocelyn y la dueña que siempre la acompañaba como carabina y factotum.

-Es un placer conocerles finalmente. La señora me ha pedido que acompañe a las damas para que se tomen un baño caliente antes de la cena. El agua puede servir luego para los hombres, si desean calentarse los huesos.

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06/07/2017, 20:56
Álderic Duval

Acostumbrado estoy a despellejar conejos allá donde vivo... no creo que una mula tenga la piel tan suelta, pero creo que podré ayudaros. Por cierto, gracias por vuestra atención -dijo a modo de agradecimiento, pese a quien disponía eran los señores de aquel gran hogar-.

Rápidamente me alejé de Fray Emmerich y me dispuse a ir donde estaban trayendo la mula. Aquella pieza daría de comer a muchos, y eso era lo que importaba.

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10/07/2017, 17:41
Lady Jocelyn

Lady Jocelyn estaba tan cansada que se estaba olvidando del protocolo o al menos eso sentia por lo que cuando fueron presentados formalmente, de inmediato respondió con toda la cortesía que sus fuerzas le permitían en aquel momento.

-Muchas gracias por vuestro recibimiento, no es algo que esperábamos pero en realidad lo apreciamos demasiado.

El sólo hecho de pensar en un baño caliente ya era mucho más placentero que pensar en comida caliente así que ni tarea bo perezosa se dispuso a acompañar a la mujer.

-Estamos muy agradecidas y si nadie objeta, iremos ahora mismo.

Lo que hicieran con el agua después la tenía sin cuidado. Miro al capitán con cierta tristeza acrecentada por el cansancio.

-¿Estáis de acuerdo?

Después de todo estaban bajo su cuidado.

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15/07/2017, 19:13
Götz von Ritter

-No veo problema alguno, mi señora.- Dijo con seguridad Götz. -En todo caso soy yo quien debería pediros permiso, mi señora no vos... Estoy a vuestro servicio.

Ciertamente un baño estaría bien para mejorar sus ya casi viejas articulaciones. Resultaba un poco raro, por otra parte, que se ofreciera el baño antes a las mujeres, ya que lo habitual es que los hombres se bañaran primero. En todo caso, no objetaba nada, habida cuenta de que sus jóvenes señores estaban débiles.

-Si hay algún problema, mandad a algún siervo a avisarme. Los nuestros están por ahí correteando por el patio. Enviaré a alguna moza para que os compañe, si lo deseáis.

 

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17/07/2017, 22:18
Lady Jocelyn

Jocelyn no daba màs, no querìa discutir, ni siquiera querìa comer, lo que querìa era sacarse el frìo de adentro y dormir calentita en un colchòn suave con sàbanas de la misma tesitura. Si no estuviera tan frìa, seguramente se habrìa echado a dormir asì sin que nada ni nadie hubieran podido despertarla. Asintiò al capitàn, sabìa que no tenìa que pedirle permiso pero era una cortesìa que le conferìa a aquel hombre que estaba a cargo de sus almas, al menos hasta que otra cosa sucediera.

-No creo que suceda nada pero lo tendrè en cuenta, capitàn.

Se levantò y se dispuso a seguir a quien le ordenaran llevarlas a ese tan ansiado baño, luego ya verìa pero de momento eso era lo primero y estaba en verdad ansiosa de sumergirse en agua muy muy caliente hasta que sintiera que su sangre volvìa a correr por sus venas. Eso era todo lo que la joven lady querìa y necesitaba en realidad.

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21/08/2017, 01:03
Director

Llenar una tina para el baño no era asunto de risa. Había que calentar muchos baldes de agua, en dos o tres fuegos a la vez para evitar que se enfriara. Las ollas grandes que se usaban para cocinar sopas y otros potajes para los soldados tenían buena capacidad. Luego, eso si, había que subirlas a pulso desde las cocinas hasta las cámaras donde iban a alojarse los hombres y mujeres de importancia en aquella visita no programada. No obstante, no escucharon quejarse a los criados del barón.

Para el capitán llenaron una tina pequeña, donde iba a bañarse también el joven señor (no lo harían juntos). Para las mujeres, llenaron otra grande en otra estancia. La nieve seguía cayendo fuera y el viento ululaba tras las contraventanas y los papeles encerados que hacían las veces de cristal. Ciertamente, daban ganas de sumergirse en aquella agua caliente, aunque los sabios aconsejaran más los baños en seco para evitar que pudieran cambiar los humores del cuerpo al abrirse los poros de la piel. Pero en aquel momento, tras el cansancio y la desgracia de un gélido viaje, bien podían hacer una excepción.

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21/08/2017, 01:16
Andel DeGoff

El joven señor parecía algo atribulado. Había tenido una conversación con los barones, breve pero significativa. Por alguna razón, no se lo había contado todavía al capitán. Pero él sabía que allí estaba pasando algo, por que se le notaba algo inquieto, pensativo. Había visto desnudo al joven señor en más de una ocasión, y aquello se consideraba cosa normal en siervos para con su señor, pues debían atenderle en todo momento, aún cuando saliera de la camisa a cuerpo o a la pelota.

-Parece que el tiempo no da tregua... -dijo, quedándose en calzones antes de meterse en la bañera- Quizá sea menester quedarse unos días, hasta que el tiempo sea más benévolo.

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21/08/2017, 01:20
Ulfrida von Wolfegg

Las damas prepararon el baño, aunque estaba deseando ir detrás de las señoras. Sin embargo, Dios había dispuesto un orden en todas las cosas y los nobles, como siempre, debían ir primero en lo que concernía a solventar las necesidades más terrenas. Gentes más delicadas, criadas entre algodones, necesitaban más de aquel tipo de cosas.

La silenciosa y recatada hermana del barón le ayudó a quedar en camisón, que es como el decoro indicaba que una dama debía bañarse. Ella también lo hizo, y cuando estuvieron de aquella guisa saltó a la vista que ella tenía más curvas de mujer. Era una belleza más rústica, aldeana. La suya era más refinada, y por lo tanto ansiada y celebrada en aquellos tiempos.

Ambas mujeres entraron en la bañera y disfrutaron del agua caliente. No debían descuidar, sin embargo, el aseo. La esponja y la piedra pómez para sacarse de la piel las inmundicias, al estilo de los romanos. Todo aquello tenía en cierta medida un aura de pecaminosidad que aberraba al clero, pero que no solía ser tal (más allá de algunas retorcidas mentes que creían que el pecado se ajustaba a sus desviadas fantasías).

-¿Y qué edad tiene vuestro hermano? -le preguntó de repente.

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21/08/2017, 01:29
Director

Alderic se dió buena malo despiezando al animal. Era tarea sucia y poco agradecida, sobre todo en lo referente a disponer de las mollejas y otras partes que no podían ni debían comerse. No era cerdo, así que las tripas e intestinos tenían poco uso, más allá de poder usarse a modo de vitela barata y para cosas de poca importancia.

Habían muerto varios animales, pero era menester despiezarlos bien para dejarlos a buen recaudo en fresqueras y secaderos para que toda aquella carne se pudiera aprovechar como cecina o para hacer caldos. De momento, y para aquella cena, las mejores partes de la mula iban a bastar.

El fuego de las cocinas hacía mucho humo, y a pesar de la chimenea uno siempre se atufaba. Por eso el fraile, una vez peladas y partidas las verduras que iban a ser la guarnición, se ausentó un momento para pasar por la letrina. Se cruzó con unos soldados del barón, que estaba en el castillo charlando de un asunto con discreción. A su paso, callaron dedicándole una mirada extraña.

Al fondo del pasillo, una figura enlutada se cruzó apenas un segundo, mirándole con curiosidad. El capellán del castillo y posiblemente confesor de los barones, que le evitó la mirada cuando éstas se iban a cruzar, reemprendiendo su camino. Los soldados se pusieron a hablar de mujeres, caza y las típicas tonterías de la milicia. De repente, tuvo una urgencia en lo que a evacuación se refería. El ambiente estaba tenso y eso propiciaba el hacer de vientre. Pero la sospecha ya rondaba por su mente.

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21/08/2017, 01:32
Lady Jocelyn
Sólo para el director

Jocelyn estaba tan cansada que habrìa preferido meterse en un mullido lecho antes que tomar un baño pero estaba segura que asì descansarìa mejor que si no se bañaba, ademàs, no podìa negarse a tan amable invitaciòn. Ya que estaba, mejor que se quitara toda la porquerìa del camino que no era poca dadas las circunstancias y el tiempo que habìan estado en el camino; cuando estuvo lista se metiò con gracia dentro de aquella agua de la cual emanaba vapor y que estaba asì de caliente realmente. Al principio sintiò como un escalofrìo pero poco a poco fue acostumbràndose al calor que habìa en el agua y sì, pronto comenzò a sentirse feliz de tomar aquel baño como se merecìa alguien de su estatus. Estaba concentrada con la piedra pòmez cuando escuchò aquella pregunta, levantò la mirada y fijò los ojos en los de su interlocutora.

-Mi hermano tiene diez años...

Se le hizo un nudo en la garganta, era apenas un niño y sin embargo habìan caìdo sobre sus hombres muchas màs responsabilidades de las que cualquier hombre adulto debiera tener y esas mismas responsabilidades lo habìan llevado al exilio por causa de su hermano mayor. Cuando recordaba todo eso se sentìa furiosa y odiaba no ser hombre para tomar venganza y ayudar a su pequeño hermano pero ella poca cosa podìa hacer màs que acatar las òrdenes que se le daban y tratar de sobrevivir a como diera lugar, aunque cada vez estaba màs segura de que eso no sucederìa y que ambos pasarìan a la historia mucho màs ràpido de lo que habìan tardado en despojarlos de su hogar asì como de sus tìtulos aunque nadie lo dijese.

-Pero nadie podrìa decir que es un niño, tuvo que hacerse hombre antes de saber siquiera què significa realmente.

Siguiò tallando su cuerpo con piedra pòmez como si con eso pudiera deshacerse de todos los males que les aquejaban por ser quienes eran.

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21/08/2017, 02:18
Ulfrida von Wolfegg

La observó con cierta lástima o reserva. Parecía que se apiadaba de ella, del destino de su familia. No la conocía tan bien como podría pero no parecía una mala persona, más bien al contrario.

-Mi padre, que en paz descanse, decía que vuestro hermano y yo... deberíamos haber desposado. Aunque claro, siendo yo mayor que él, no era muy probable que eso pudiera pasar... Yo ya sería una vieja cuando él estuviera en la edad.

Sonrió, despacio. Se apartó el pelo de la frente y suspiró.

-Siempre es política, ¿No os parece? No podemos escoger con quien desposamos. A veces los planes de la familia nos favorecen, otras veces... son una pesada losa. Un deber que no deseamos.

Parecía que hacía referencia a su situación. A la boda con aquel burgués malnacido. ¿Llegaría para desposarse o moriría en el camino? Además, ansiaba secretamente que la plaga que azotaba al Burgo se hubiera cebado con él, liberándola de su compromiso.

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21/08/2017, 02:53
Lady Jocelyn
Sólo para el director

Jocelyn no era una persona muy comunicativa pero mas que nada porque habìa sido educada para callarse todo lo que sentìa si no era adecuado y casi nunca era adecuado por lo que hablar le resultaba algo confuso pero lo hacìa, se esforzaba y lo conseguìa. Bajò la mirada para no tener que cruzarse con esos ojos que esperarìan tal vez alguna respuesta distinta a la que ella podìa dar en aquel momento.

-Estoy segura que de haber sido mi hermano algo mayor, no sòlo habrìa terminado siendo vuestro esposo sino que tambièn, habrìamos evitado toda esta desgracia. Pero la vida es asì, supongo que no nos queda màs que consolarnos con eso, espero que encontrèis un esposo adecuado y por el cual podàis sentir algo màs noble que lo que siento yo por el que serà el mìo...

Se dio cuenta que habìa hablado de màs, que eso no necesitaba saberlo pero siendo ambas jòvenes tal vez no estaba tan mal, ademàs, se habìa sentido màs aliviada al decirlo.

-Yo creo que el amor es algo que no està hecho para todo el mundo, algunas personas no lo merecemos y por eso estoy camino de casarme con un hombre que me resulta cuando menos desagradable pero no creo que vos deseèis escuchar esas cosas tan tristes. Me gustarìa saber que tenèis mejor suerte que yo y tal vez asistir a una hermosa fiesta en compañìa de mi esposo.

Intentò sonreìr, aunque por dentro esperaba asistir como una viuda.