Partida Rol por web

Escuchando la preocupación de Keks, Andrej se mueve hacia la posición de la mujer mientras saca su maza dispuesto a sacudir al primer lobo que se acerque.

Stan da un par de pasos para quedarse junto a Morgana, y luego tensa sus músculos y se queda observando al lobo más cercano para preparar su ataque.

Morgana ve como los dos hombres más ancianos (quitando a Xanfalcon de quién no sabeis realmente la edad) le flanquean uno a cada lado tratando de cubrir los lugares por donde podían atacarla. Podría pensar que era un tema machista, pero la experiencia le decía que los aventureros eran conscientes de que la hechicera era la más débil del grupo precisamente por no portar armadura.

Enseguida todos los lobos se lanzaron sobre sus enemigos, tratando de morder sus piernas con sus rezumantes mandíbulas afiladas. Los ataques fallan, pero uno de ellos consigue morder la pierna del pícaro y después tira hacia atrás de su bota haciendo que Stan caiga al suelo.

Robert observó la llegada de los lobos con la tranquilidad del guerrero experimentado y trató de evaluar la situación.

Se encontraba frente a dos de esas criaturas, y entre ellas y el invocador, por lo que trataría de defenderle utilizando con saña su extraña espada.

Sin embargo, un golpe seco le hizo girar la cabeza a medias mientras esquivaba las mordeduras de los caninos y entrevió la caída de Stan al suelo.

- ¡Cuidado amigo!- Se encontró tentado de lanzarse en su ayuda, pero en ese caso, dejaría indefenso al hechicero, por lo que trató de trazar un plan- ¡Xanfalcon! Utiliza a tu mascota para tratar de ayudar a Stan, yo me encargaré de estas dos criaturas, ¡no temas por mí!

Acto seguido, el fragor de la batalla no le permitió pensar ni decir nada más mientras se concentraba en acabar con aquellos monstruos que trataban de acabar con sus vidas.

Por otro lado, la preocupación por su camarada en el suelo hizo mella en su moral, y el lobo al que atacó no tuvo problema para esquivar su primera cuchillada.

Maldición, tengo que concentrarme o acabaré en el suelo como el pobre Stan, y entonces sí que tendremos problemas...

Robert parecía un hombre sabio y capaz de detener a esos dos lobos, ya habría tiempo para ayudarlo. Ahora Stan era quien necesitaba ayuda. Con solo un gesto de su bastón, el cual apunto directamente hacia el lobo, Umbra se lanzó sobre el animal con un gozo en sus ojos que indicaban que aquel ser disfrutaba de la violencia.

Entre tanto, Xanfalcon comenzó a gesticular y transmitir energía sobre el bastón, el cual luego de volverse de un color verde esmeralda por unos segundos, expulso un orbe de ácido hacía el lobo.

La criatura extraplanaria mientras tanto ya se encontraba sobre el lobo desencadenando una furia de mordiscos, garras y coletazos. Sus ataques eran viciosos y desenfrenados y sus ojos parecían brillar cada vez que asestaba un golpe.

Uno de los lobos cayó bajo las garras y mordiscos del eidolón, mientras que otro de ellos era dañado por Robert que hacía lo que podía contra dos de aquellas criaturas.

Keks apretó los dientes, los lobos no le daban miedo...

Desde luego que no.

Robert vio al lobo que tenía más cerca enseñarle los dientes mientras la saliva caía de su boca y la sangre de la herida recién abierta, y respondió gruñéndole enseñándole los dientes también mientras le miraba fijamente.

Era un antiguo caballero, y como tal, no sentiría otra cosa que valor frente a tales criaturas.

Andrej sabía de los muchos sufrimientos que esconde este mundo y que esperan en el próximo, unos lobos recauchutados no le iban a quitar el sueño...

-Maldita sea... y esto solo acaba de empezar- me repetí mentalmente al ver a tanto enemigo suelto. Las indicaciones de Keks eran las más correctas: atacar a los que parecieran más heridos, para eliminarlos lo más rápido posible.  Apunté con uno de mis rayos a uno de los lobos, el que veía más herido, pero no estaba lo suficientemente concentrada y el rayo salió despedido. 

-Maldición...

La cercanía a esas criaturas causó estragos en los combatientes que sintieron como un miedo extraño les invadía las entrañas.

Apretando los dientes, Keks no se dejó amilanar por la apariencia sobrenatural de los animales. Y aunque hacía mucho tiempo que no se encontraba en primera fila de una batalla, demostró que no se le daba nada mal.

-¡Vamos! ¡Manteneos juntos! ¡Proteged a la maga! ¡Luchaaaaaad!-Y sin dudarlo propinó un tremendo mazazo al animal herido por Andrej, que se estaba comportando de forma increíblemente profesional, peleando en grupo con tesón.

-¡Toma, perrito sobrecrecido! ¡Para que vuelvas!