Partida Rol por web

Abochornado por los sucedido, Stan da unas cuantas zancadas para coger su estoque sin dirigirle la mirada a nadie. Su cara es un poema. Envaina su delicada arma y suspira. Poco a poco, parece recuperar el color y la serenidad que le caracterizan.

-¿Podemos seguir? El hedor de estas criaturas me resulta insoportable.

Con las manos aún temblorosas, hurga en la capa para sacar la pipa y un poco de tabaco. Al cabo de unos insantes, un humo tenue y lechoso le parece rodear como un aura protectora y relajante. A pesar de la luz violeta, de los relámpagos, de las abominaciones supurantes que yacen muertas a pocos pasos de sus botas de piel negra.

-Supongo que deberíamos seguir el rastro de esos razmirianos de mala vida.

 Veamos a donde han ido...

Andrej se pone a mirar la zona buscando huellas y restos que indiquen hacia donde han ido los razmiranos...

Mientras Andrej registra la zona buscando rastros, Keks se vuelve hacia Xanfalcon y Stan.

-No debéis avergonzaros de huir, no lo habéis hecho por vuestra propia voluntad, sino que ha sido un efecto mágico producido por la isla. Una energía sobrenatural que se infiltra por debajo de las defensas mentales y a la que no siempre se puede resistir.

-La próxima vez, podríamos haber huído Andrej y yo mismo, probablemente nos ocurra. La clave es que los que aguantemos defendamos a los más vulnerables y exterminemos a los enemigos.

-Ahora, todos, dejadme ver vuestras heridas, no me fío nada de los mordiscos de esos lobos, podrían infectarse.

Keks rebuscó en su mochila y sacó una varita.

Andrej encuentra el rastro con facilidad. Las huellas de los cultistas avanzan hacia el este. Andan muy rectos y sin ningún pudor de preocuparse por dejar huellas o no. No veis nada en el horizonte, asi pues intuís que el trayecto os llevará bastante tiempo.

Dia 1 de 10:

Se libran de todo... que suertudos...

Robert escuchó las palabras del clérigo y asintió. Esa isla realmente le daba mala espina, y estaba de acuerdo con lo que había dicho. Aunque esperaba que él no sufriese ese hechizo, ya que no se perdonaría el haberles dejado expuestos al peligro.

Con una sonrisa se colocó su mano encima del hombro de Stan.

- No te avergüences, amigo. Ya has demostrado ser un hombre de honor, y eso es lo único importante.- Su sonrisa se ensanchó mientras de reojo echaba una mirada a Keks.-Ahora dejemos que nuestro amigo utilice sus dotes para estar completamente listos para la siguiente batalla que, sin duda, nos espera más adelante.

Los mordiscos de los lobos realmente no le habían causado grandes heridas, pero si el clérigo decía que debía prevenir, él haría caso de su consejo.

Lo hemos hecho bien...todos- dije cuando llegué hasta aquellos que habían salido huyendo. Era normal sentir miedo y más ante unas criaturas tan abominables. Los miré a todos y esperé a que la última incorporación se dedicara a rastrear, mientras el resto mirábamos con curiosidad o nos ayudábamos los unos a los otros. Yo estaba curada, por suerte, ya que había tenido a dos caballeros ayudándome.

Parece que ahora vamos a tener que ocuparnos de otros asuntos, y auguro que serán mucho más complejos que estos. Suspiré. Demasiados enemigos para tan pocos aliados... pero ya me había metido en aquel lío y no podría salir de él. 

-No es buena idea avanzar heridos, sobre todo cuando tengo curación de sobra para todos. Hacerse el duro está bien para novatos, pero los veteranos sabemos que las heridas se infectan y luego son más complicadas de curar.- Keks se acercó a Robert y luego a Stan para utilizar su varita con ellos.

El grupo avanzó. No parecía muy dificil seguir los rastros, pese a que habían pasado ya dos días desde que los razimiri hubieran pasado por allí. Eran un grupo grande y el terreno, cada vez más suelto, quedaba perfectamente marcado con el enorme número de pisadas que andaban la una junto a la otra.

A un lado y a otro, veiais numerosos árboles partidos y caidos en el suelo, rocas hechas pedazos y restos del horrible clima que había en la isla. Seguiais sumidos en la completa oscuridad, salvo por los numerosos rayos de energía violetácea que iluminaban constantemente el camino como si de luces parpadeantes se tratara.

No parece suceder nada extraño y el tiempo pasa. Continuais andando hasta que no os queda aliento en el cuerpo y éste os pide descansar. Tocará dormir a la interperie. ¿Buscariais un lugar donde pasar la noche? ¿O por el contrario preferiríais no alejaros del rastro que tanto os habia conseguido encontrar?

Avanzar de noche puede ser imprudente, si queréis puedo buscar un sitio para descansar. Si preferís podemos seguir...

Tras decir esto, Andrej saca de la mochila un pequeño contenedor cubierto. En cuanto lo destapa, una luz comienza a iluminar los alrededores.

El brujo niega con la cabeza. -Si nos detenemos ahora puede que mañana ya no tengamos el rastro. Podemos soportar un poco más de camino hasta que estemos seguros.-

El tiempo y agotamiento les pasaban factura, pero no podían permitirse perder el rastro.

Después de agradecerle el apoyo a Robert y la ayuda a Keks, Stan aguantó la caminata fumando, tarareando de vez en cuando o simplemente ignorando el horrible paisaje de aquel lugar. A pesar del cansancio, para Stan lo peor era esa abominable luz  que era capaz de ensuciar incluso la sonrisa de un niño inocente.

Entonces, el grupo se detiene para decidir si seguir el rastro o acampar, y Stan lo agradece con un suspiro para recuperar el aliento. Xan parece votar por continuar la marcha para no perder el rastro.

-Un momento. Podríamos acampar en las proximidades para no perder el rastro. No soy un montaraz ni mucho menos, pero si estamos siguiendo a un grupo grande no debería ser muy difícil continuar tras cerrar un poco los ojos.

Se agacha y coge un puñado de tierra reseca con la mano derecha. -Y más en este secarral. ¿No deberíamos mantenernos descansados para lo que pueda venir?

Keks también defendió la opción de pararse. El oráculo tenía ya unos años y la experiencia le decía que lo mejor a la hora de enfrentarse a los peligros era hacerlo descansado y con la mente tranquila. Andrej buscó un lugar donde pasar la noche. Era un lugar en el que una roca sobresalía por encima de otra, dejando un lugar cubierto justo debajo. Tuvieron suerte y este lugar no se hayaba muy lejos del lugar donde estaba el rastro.

Al fin y al cabo, si este había aguantado dos días sin borrarse y se seguía con tanta facilidad, que descansaran unas horas no iba a significar perderlo. Al menos desde el punto de vista de un rastreador experimentado como Andrej.

La noche fue dividida según guardias. Los guerreros harían la mayor parte de las horas, dejando que aquellos que necesitaban descansar la mente de cara a la conjuración pudiesen tener un descanso largo y prolongado. Sin embargo, la noche fue muy tranquila y no hubo más problema que el de la luz violeta intermitente que era intensa y que al principio impidió que agarraran el sueño con facilidad.

A la mañana siguiente, comieron algo y se prepararon para encaminarse de nuevo a seguir el rastro. No fue dificil encontrarlo y pudieron retomarlo sin problemas. Sin embargo, el día acababa de comenzar y muchos peligros les acechaban detrás de cada esquina, en la llamada Isla del Terror.

Si la mayoría había decidido acampar, era quizás porque Xan no estaba razonando las cosas. Probablemente quería compensar lo anterior. Estuvo agradecido a las voces que le devolvieron la razón y pasó la noche descansando.

Nunca se sabía lo que podía pasar, y Keks había preferido acampar y no fracasar más adelante por culpa de un compañero cansado o de no ser capaz de levantar el escudo ante un golpe letal.

Igual Xanfalcon tenía razón y su tiempo se agotaba instante a instante... pero esperaba ser capaz de alcanzar a los cultistas, al final ellos abrían camino, y se enfrentarían a los peligros.

-Avancemos con precaución, deberíamos llevar un orden de batalla...-estaba diciendo cuando...

A la derecha sonaron unos ruidos entre las plantas. Enseguida Keks avisó a los demás y todos se pusieron alerta y entonces, de entre la vegetación, surgió un hombre. Tenía los brazos levantados bien alto y no portaba armas, al menos aparentemente. Es claramente un humano, de unos seis pies de alto, de pelo largo y pelirrojo, enmarañado y sucio; al igual que su larga barba, del mismo color rojizo. Viste ropas hechas jirones y llenas de agujeros, empapadas en barro y manchadas de negro en varios lugares. Antes incluso de acercarse, el olor que desprende ataca vuestros olfatos - y no es sólo el de parecer no haberse bañado en años, sino que parece que ha hecho un esfuerzo especial en cubrirse a sí mismo de los más repugnantes olores que la Isla del Terror pudiera ofrecerle: Una combinación de huevos podridos, desechos humanos y materia orgánica en descomposición. Tenía una flecha alojada en la parte trasera de la pierna derecha, pero no parecía causarle ningún dolor, al menos por su forma de chapotear a medida que se acerca a través de las aguas de un pantanillo superficial. Entonces de pronto se detiene, os mira fijamente y exclama en voz alta

- ¡Os encontré!

Keks se detuvo en seco y señaló al recién llegado con su maza.-¡Eh tú!, Calma amigo, calma. ¿Nos has encontrado? Eso quiere decir que nos estabas buscando. ¿Por qué? ¿Quién eres y qué haces aquí?.

Sus palabras habían quedado bastante bruscas y las suavizó un poco.-Vamos, compréndeme, éste no es el lugar más habitable de Avistán. Sino probablemente uno de los tres más aislados y peligrosos. Y me cuesta pensar uno más mortífero. Estamos con los nervios tirantes y a la que salta. Explica quien eres y todo terminará bien.