Partida Rol por web

- Os esperaré durante 10 días. - dijo muy serio. Parecía haber sopesado las cosas y la pregunta de Robert le llegó justo cuando había tomado la decisión de esperar. - Cuando querais que os recoja, debereis encender dos fuegos allí - señaló a su derecha - y allí - después a su izquierda. - No esperaré más y sabeis que soy hombre de palabra. Si la mañana del onceavo día no he visto vuestras marcas. Me iré sin vosotros. - Les dió la mano uno a uno y se despidió - Que toda la suerte de Golarion esté de vuestra parte, chicos. Señorita. - Se levantó un poco el ala del sombrero a modo de saludo mientras Mabon se despedía de vosotros con una sonrisa un tanto funesta.

Ya estabais solos en la isla. El viaje de verdad comenzaba ahora.

El Inquisidor se lanzó un hechizo para hacerse más sigiloso y se internó entre la maleza para acercarse. No era muy dificil esconderse, pero si quería estar cerca tendría que tratar de no hacer mucho ruido. Al acercarse vió a un grupo de aventureros. No portaban símbolos sagrados, al menos a la vista. Desde luego no eran Razimiri.

Habían descendido de la barcaza en un viejo bote pequeño y ahora estaban de pie sobre la arena blanca. Había un humano alto con una gran espada a la espalda. Un hombre mayor con túnica que portaba una maza de armas parecida a la tuya. Una hermosa dama que, por mucho que lo intentaras, no conseguias ubicar allí de ningúna de las maneras, y un hombrecillo huraño un tanto encorvado y de pelo largo por debajo de los hombros. Enfrente, dos hombres se despedían de ellos. Uno era un humano alto y fuerte, con un parche en el ojo y pelo largo y negro. Portaba varias armas a ambos lados de las caderas. El otro, le llegaba a la altura del ombligo. Era un enano pelirrojo de larga barba y sombrero de ala. Parecía estar hablando pero desde donde estabas no conseguias distinguir qué estaba diciendo. Señalaba a un lado y a otro mientras soltaba su discurso.

Para detectar el mal tendrías que acercarte un poco más, y eso significaba tener que salir de la maleza para internarte en la playa.

10 días. Esperemos que ese sea el tiempo suficiente- comenté tratando de estar confiada en que lo lograríamos. Encontrar a alguien en aquella isla que teníamos ahora delante iba a ser difícil, muy difícil. Nos veremos pronto, entonces- asentí levemente al hombre y bajé de aquel bote, esperando a que mis compañeros también lo hicieran. Después, miré hacia el frente -Más nos vale ser precavidos en estas tierras-suspiré y miré hacia todos lados, esperando que no existiera recibimiento alguno a nuestra llegada.

-En diez días habremos triunfado o habremos muerto.-Keks se ciño las correas de su armadura, que acaba de ponerse y despidió al enano con un asentimiento de cabeza.-Ya hemos perdido a un compañero, espero que no tengamos que perder a ninguno más.-se ajustó bien la mochila y tomó el escudo y la maza de armas.

-Estoy listo, busquemos rastros de esos miserables seguidores de Razmir.

A primera vista no parecen razmiranos...

Visto eso, decide seguir oculto pero en una zona más visible.

Si no miran para aquí tendré una oportunidad...

Te parece oir algo entre la maleza. Ya que estabas atenta, puedes percibir cierto movimiento detrás de unos arbustillos. Pero no consigues aclarar qué es.

La chica levantó la cabeza mientras hablaba. Suspiró y se puso a mirar en todas direcciones. Entonces de pronto pareció fijarse en tí. Te dio tiempo a esconderte detrás de unos arbustos, pero no estabas seguro del todo de si te había visto o no.

Vaya...

Mientras se mantiene oculto, trata de concentrarse para ver si hay mal en la zona. Si no lo hubiese lo mejor sería ir de tranquilo, si no...

Después de coger todo el equipaje y subirme al bote, escuché la respuesta de Walren. Después sonreí.

- Tenemos diez días para cumplir nuestro destino... intentaremos estar aquí para entonces, capitán. Hinqué una de mis botas en la orilla y caminé unos pasos hacia adelante, me giré y levanté la mano. Tengan cuidado, les necesitaremos para volver. ¡Rezad por nosotros!

Esperé a que todos se bajaran antes de avanzar. Estaba preocupada por saber qué era lo que nos iba a recibir y no dudé en mirar a todos lados, hasta que noté un movimiento que provenía de la maleza. No quería ponerme nerviosa, puesto que eso no era propio de mí. Discúlpenme, señores... pero me ha parecido ver algo moverse por aquella zona. Señalé levemente con los ojos el lugar, puesto que me daba miedo que lo que fuera pudiera ver que lo habíamos notado.Quizá haya sido solo un animal, pero no creo que en esta isla...- guardé silencio, pensando que ellos entenderían el resto de la frase. Si debíamos actuar, no podíamos esperar demasiado, por si era algún vigía que debía avisar.

Stan se baja del bote de un salto, pero calcula mal la distancia y acaba con el pie derecho hundido en el agua y la arena de la bahía. Su cara, sobre todo iluminada por los rayos de energía negativa, es un poema. -¡Malditos hijos de Algur y su atajo de hienas!

Se deja caer con pesadez sobre el trasero y se saca la bota para sacudir la arena y el agua, mientras masculla imprecaciones por lo bajo. -¡Jodida isla!

-Acabo de llegar y ya estoy hasta los...El aviso de Morgana interrumpe sus positivos pensamientos. Se pone en pie de un salto y desenvaina el estoque. Chasquea la lengua y dice en voz baja. -Me conformo con que sea una criatura de carne y hueso.

La chica dijo algo por lo bajo. Después uno de ellos desenvaino un estoque, sin girarse bruscamente pero lanzando miradas furtivas hacia donde tú te encontrabas. Seguramente te habian visto...

Es inutil mantenerse oculto, si no hay mal en ellos al menos tendré mejor oportunidad si los saludo pacíficamente...

Me levanto lentamente, mientras los saludo en la lengua común.

¡Saludos! No esperaba encontrarme a nadie por esta zona...

Al ver que el pícaro desenvainaba el estoque, aquel que se escondía detrás de los arbustos salió de su escondite, hablando en común. Parecía un aventurero como vosotros. No portaba símbolos sagrados ni mascaras Razimiri.

- ¡Saludos! No esperaba encontrarme a nadie por esta zona...