Partida Rol por web

Vagabundeas por las zonas del mercado y de la Arena y te vas haciendo una idea de las posiblidades de negocio. Por lo que sabes la milicia contrata de cuanto en cuanto adiestradores para los grifos que forman la escuadra aérea de la ciudad, e igualmente para obtener nuevas monturas aéreas. Sin embargo en las tiendas de la zona del mercado hay pocas especializadas en animales exóticos: úncamente "Bestias de la Tierra Bendita" tiene de forma estable tanto "proveedores" de material exótico, como bestias a la venta. Y contrata tanto para conseguir nuevas piezas como para domarlas.

Sabes también que en la Arena se contratan cazadores para nuevas bestias y animales salvajes, aunque generalmente dichos animales no se venden posteriormente, y tampoco hay contratos para domarlos. Por último has oido rumores sobre la existencia de un noble interesado en bestias salvajes, y también de un mercader, pero aun no has podido localizar sus nombres.

Hay pocos especímenes a la venta, pero en "Bestias de la Tierra Bendita" se ofrece un hipogrifo de buena planta y aspecto por 4128 piezas de oro

Me acerco a ver al animal más detenidamente, aunque mantengo una distancia prudencial para mantenerme a salvo de posibles picotazos mientras dejo que se acostumbre a mi presencia y me permita acercarme un poco más a el.

Parece una buena montura y sería una gran inversión de eso no cabe duda.

Pienso al contemplarlo y me imagino que debo parecer un libro abierto para cualquiera medianamente perspicaz.

El hipogrifo parece, en efecto, una bestia noble, y que puede ser adiestrada con facilidad. De todas maneras es un poco caro, y crees que al no estar adiestrado podrías obtenerlo por unos 3600 piezas de oro, más o menos. Siempre que regatearas bien, porque el precio, aunque caro, no es abusivo

Recompenso la actitud del hipogrifo con algo de la comida de Zeylo para luego volverme en busca de Khaled.

- ¿Qué tiene de especial este hipogrifo para justificar ese precio? - le pregunto en cuanto lo veo - ¿Acaso ya está domado?

- ¿Tal vez que hay pocos? Girac, me alegra verle nuevamente en mi tienda. En cuanto a su pregunta supongo que habrá notado que mi tienda es una de las pocas que se dedican a este tipo de actividades en la ciudad, y no tenemos un gran número de "conseguidores de piezas"... conseguidores de piezas que por lo demás deben recibir una paga justa. Eso, la rareza e indiscutible belleza de la bestia, más mi pequeña comisión, explican el precio que considero totalmente justo, debo añadir

- Resumiendo, que te aprovechas de la poca oferta. - comento con una media sonrisa en el rostro - Supongo que también te asegurarás de que la oferta no aumente demasiado... pero bueno, ¿ya está domado?

Vuelvo a mirar hacia el hipogrifo, imaginando una respuesta negativa.

- Ya sabeis que no - dice el mercader con una sonrisa- Os he visto examinándolo y es evidente que entendeis de bestias

- Del mismo modo que tu sabes de clientes - le adulo un poco - Y para qué nos vamos a engañar Khaled, sabes que me gustaría comprarlo y que no termino de hacerlo por que lo veo demasiado caro a pesar de todas tus magnificas razones para justificar su precio. Lo que nos lleva a qué acuerdo podríamos llegar para abaratarlo. - quedo un tanto pensativo durante un par de segundos - ¿No tendrás alguna otra criatura que necesite doma?

Khaled te observa con curiosidad y se mesa suavemente la barba

- Si tu problema es económico podría solventarlo contratándote, si quiera de forma parcial. La verdad es que necesito tanto suministradores de bestias exóticas como personal que sea capaz de domarlas. Todo sería cuestión de ponernos de acuerdo en el precio. Aunque para comprar algo así... la verdad es que tendrías que trabajar mucho, mucho tiempo, para mi. Años en realidad. Te sería mas rentable salir ahí fuera y traerme animales, la verdad sea dicha

- No creas que ando tan escaso de dinero Khaled, podría consegui unas tres mil monedas más o menos rápido, pero me imagino que tu pagaste eso por el animal. - comento volviendo a mirar al hipogrifo - Entonces, me queda la caza de nuevas especies, para lo cual me vendría muy bien el animal. Podrías mirarlo como una inversión si me dejaras empezar a domarlo ya, dado que cuanto antes disponga de él, antes podría traerte mejores criaturas.

El comerciante se te queda mirando, valorando tus palabras.

- Tal vez tengas razón... Hagamos una cosa. Consiento en que te lleves el hipogrifo, pagándome la mitad del precio ahora, y aplazando el resto para dentro de dos meses. Pero si no me pagas en ese tiempo recuperaré la propiedad, y por supuesto te haces responsable del animal, y aunque muera o lo pierdas, deberás pagarme la totalidad cuando se cumpla el plazo. ¿Qué te parece?

- Bueno, me sigue pareciendo caro - sigo sonriendo - pero como no creo que me reduzcas el precio, me alegra eceptarla. De todas formas tengo otra consulta que acerte ¿aceptarías simplemente criaturas extrañas o huevos? ¿O necesitas que tengan alguna utilidad inmediata?

Hago la pregunta suponiendo que preferirá criaturas "útiles" ya sean animales monstruosos o bestias mágicas antes que una rata infernal o un perro de color azul por poner un ejemplo.

- Acepto huevos, por supuesto. Criaturas extrañas... depende. Normalmente prefiero útiles. - te responde el comerciante

- Estupendo - dejo ya de mantener la sonrisa - Siempre es más fácil desplazarse con algo que aún no sepa morder.

- Iré a buscar un sitio donde entrenarlo y volveré con las monedas.

Termino con Khaled, ahora tendré que encontrar algún sitio amplio y con techo para evitar que el hipogrifo se escape durante su adiestramiento, lo cual me dejaría en muy mal lugar, con una deuda por nada.

¿Quizás pueda encontrar algo cerca de casa?

Me pregunto, aunque también necesitare una silla adecuada cuanto antes para que se acostumbre a llevarla. Debería dar otra vuelta por el mercado en busca de un peletero eficiente.

Al final me paso bastantes horas recorriéndome la ciudad, buscando un lugar donde poder entrenar al hipogrifo. Casi había llegado a olvidar que éramos una punta de lanza en territorio enemigo, lo cual justificaba la falta de lugares aptos donde guardar al animal, pero no me había imaginado tal escased.

Finalmente encuentras un lugar que ofrece sus servicios para guardar una bestia de tal tamaño y dimensiones, y se compromete a alimentarla adecuadamente. Tras arduas negociaciones pactais 15 piezas de oro al mes, lo que te parece un buen precio.

Esa misma tarde compras una silla de combate por 60 piezas de oro.